Ahí te encontrabas, nervioso o no, puntual o no, pero estabas finalmente ahí. Ya os habían explicado el método de funcionamiento. Llegaríais y habría una sala con mesas y sillas, una vez todos sentados en las sillas con vuestros nombres, sonaría una campana que daría el comienzo de los 10 minutos con esa persona. Podíais hablar de lo que quisierais, tomar lo que quisierais pues los camareros pasaban continuamente por allí y cuando la campana volviese a sonar, los chicos se moverían una silla al lado. Fácil y sencillo. Cuando llegáis es tal y como os lo han descrito.
Una vez todos sentados, da el comienzo de la cita un sonido que oiríais bastante. ¡Cling!
Había llegado el momento, la espera se había hecho interminable para William, al fin y al cabo le encantaba hacer cosas nuevas y las esperas siempre se le hacían cuesta arriba. Sin embargo, ahí estaba al fin, algo nervioso y dispuesto a enfrentarse a eso de las "speed datings".
Will se había vestido de forma elegante, un traje clásico de color azul oscuro y chaleco champagne, adornado con una corbata plateada sobre una camisa de sobrio color blanco. Lo cierto era que esperaba no ir demasiado formal pero le gustaba vestir de traje y, en el peor de los casos, siempre podía quitarse la chaqueta y dejar el look más informal tan sólo con chaleco y camisa.
El joven boxeador había llegado muy puntual, tanta espera no era para menos, y tomó asiento donde le indicaron. Echando un vistazo a la tarjeta que tenía frente a él, observó que su primera "cita" era una chica llamada Rachel a lo que Will se sonrió pensando en algo que tenía en mente preguntarle cuando la conociera.
Mientras esperaba la llegada de su acompañante, pidió a un camarero dos copas de vino tinto, algo suave y afrutado para la velada aunque fuera rápida, pero el vino siempre era un acierto seguro. Algo nervioso aún, Will miró a su alrededor por si veía llegar a Rachel, aunque cayó en la cuenta de que no tenía la menor idea de cómo era y no pudo evitar reírse de sus propios nervios:
-Venga Kelly, relájate anda...- ,se dijo a sí mismo mientras suspiraba algo avergonzado.
Dos detalles:
1.- Rachel, cuando llegues, puedes "metarolear" que me levanto del asiento y te recibo cuando llegas, lo demás ya lo que surja xD
2.- He posteado en 3ª persona, pero me da igual cambiar a 1ª, me adapto a lo que te sea más cómodo.
Espero que lo pasemos bien ;)
Rachel apareció con su habitual desparpajo. Pisaba fuerte e iba con la cabeza bien alta. A simple vista, parecía una mujer segura, sin complejos y con las cosas claras. Observa el lugar asintiendo y los gestos de su cara eran transparentes como el agua cristalina. Su ropa era algo formal, pero especial a su manera.
Por fin encuentra su nombre, y el chico que había delante de ella se levanta y la recibe. Oh. Dice simplemente sorprendida. ¿No eres muy joven para ser tan caballeroso? Dice empezando con una broma, pues le parecía más joven que ella. ¿Y no eres demasiado joven para estar en peligro de extinción? Dice de nuevo sonriendo y dejándose acoger para sentarse delante de él.
Soy Rachel. Se presenta finalmente esperando que él lo hiciera luego, pues no quería saber su nombre leyéndolo escrito en un papel. ¡Camarero! Una copa de vino blanco cuando pueda y lo que aquí mi acompañante quiera, por favor. Dice con educación y desparpajo guiñándole un ojo al chico.
Yo también roleo en 3a persona ;)
Si había alguna manera de que Will se fijara en Rachel, sin duda esa era una de ellas. La hermosa acompañante llegaba como una brisa de aire fresco hasta la mesa, su sonrisa y sus comentarios hicieron que el joven boxeador se sonriera reconfortado por semejante entrada, la "cita" comenzaba de forma espectacular.
Ante aquel guiño de complicidad, Will tan sólo siguió sonriendo pues, con la copa de vino blanco, llegaron también las dos copas de vino tinto que él mismo había pedido. Haciendo un gesto al camarero se llevó una de ellas dejando en la mesa un colorido acompañamiento entre ambas copas de vino, dorado y rojo:
-Encantado Rachel, William para servirte...- ,dijo alzando la copa de vino para brindar con ella al tiempo que le sonreía y dijo con algo más de alegría, -Bueno, con Will es suficiente, soy inglés pero no tan formal como parece, jajaja.-
No pudo evitar sonreírse de nuevo y tomar un poco del delicioso vino tinto que habían servido esperando que ella lo acompañara:
-Por nosotros y por que no meta la pata.- ,diciendo esto y tras tomar un sorbo del vino, comenzó, -Y ahora de veras, ¿tan joven te parezco? Ten en cuenta que yo vi películas disney en VHS...-
Rachel asiente y brinda por él. Por muchas meteduras de pata más. Le dice de forma cómplice y guiñándole un ojo. No puede evitar reír ante su comentario de las películas disney. ¿Tú también? ¿Cuántos años tienes? Pregunta extrañada. Porque como tengas más de 22 voy a empezar a beber vino tinto desde ya. Debe ser tu fuente de la juventud eterna. Parecía acomplejada por verse mayor, pero lo cierto era que no. Ella era así, y aceptaba que había gente que aparentaba más y gente que aparentaba menos. Sin más.
Y dime joven Will... ¿a qué se dedica cuando no roba el alma de jóvenes doncellas? Pregunta de nuevo sonriendo.
-¿Más de 22?- ,Will sonrió de medio lado y exclamó mirando a los ojos a Rachel, -Tengo 28, de hecho estoy a un mes de los 29, así que, aquí tienes...-
Al decir esto Will dejó su copa en la mesa y se la acercó a Rachel, a tenor de la broma que le había hecho de su secreto para mantenerse quizá tan joven. El joven inglés se deshizo de la chaqueta, se encontraba muy a gusto con ella y relajó el cuerpo reconfortado con tan increíble compañía:
-Lo cierto es que cuando no estoy conquistando corazones...- ,dijo con una sonrisa, -...me dedico a correr, saltar y golpear; luego pongo a prueba mi cuerpo en un ring. Soy boxeador profesional...-
Al decir esto William mostró el dorso de su mano derecha la cual presentaba algunas heridas en nudillos y articulaciones. El joven suspiró con cierta vergüenza pues no era una profesión muy estimada, aunque él realmente se sentía orgulloso de sus logros:
-Gracias a dios no tengo ninguna cicatriz en la cara, que se vea al menos ninguna; y, de momento, creo que no he perdido muchas neuronas...- ,al decir esto sonrió de nuevo y tomó un poco de vino, -Pero ahora dime, ¿a qué se dedica usted señorita Rachel? Cuando no hace que me ruborice con su mirada claro.-
Rachel torció el gesto. Vaya con el cara de niño que en realidad era un mes mayor que ella. Tenía sus ases bajo la manga y los sabía usar. Sonrió de medio lado divertida, y cogió aire y fuerzas para contestarle.
Pues soy la vespa de una editorial. Ves pa-ra allí y tráeme esto, tráeme lo otro. Se encoge de hombros y se ríe de su mal chiste. Pero ya lo había soltado. Su mirada se desvía hacia la esquina de una mesa y por primera vez, parece hablar en serio. Intento labrarme mi propio camino y ver quién soy poco a poco. Cuando se da cuenta de que ha viajado a otro mundo durante un segundo, se apresura a dar otro trago y volver al ambiente cómodo y divertido. ¡Pero quiero ser dibujante! Dice con ilusión y alegría.
Así que boxeador... dice interesada y mirando al resto de asistentes. Así que si le escupo a ese grandullón de allí, ¿tú me defenderás? Broma de nuevo riendo.
Cuando Will escuchó aquel chiste tan malo no pudo evitar soltar una carcajada, sin duda aquello le había roto los esquemas pues no esperaba una respuesta como aquella. Le encantaba que Rachel fuera así de espontánea, era encantadora:
-Labrarte tu propio futuro, esa es una filosofía genial Rachel, yo lo hice a golpes ya ves, pero me parece una idea fantástica que quieras conseguirlo a golpe de pincel, brindo por ello.- ,al decir esto acompañó la alegría que mostraba Rachel con su copa y tomó un poco de vino.
Mientras lo hacía, ella señaló a un tipo que había en la sala, un grandote con pinta de leñador y ante su broma, Will respondió con total seriedad:
-De ninguna manera, estoy seguro de que contra ese mastodonte podrías tú sola.- ,al decir esto le lanzó un guiño de complicidad y le devolvía la sonrisa, -Eso sí, me encantaría ver cómo te acercas allí y le escupes, me dejarías infartado de la risa, pero si hay que defenderte....cuenta conmigo...-
-Tienes que disculpar mis modales Rachel, ni siquiera te he preguntado de donde eres y, deberíamos seguir el protocolo, ¿no te parece? Aunque, con sinceridad, me encanta que seas así de alocada, nos conocemos de apenas un par de minutos y ya estamos planeando escupirle a un grandullón...a tomar viento el protocolo...- ,Will tuvo que sonreír encantado por aquella cita, no podría haber deseado que comenzase mejor.
Rachel hace una muestra de desagrado. ¿Protocolo? Lo normal es aburrido. Esa es otra de mis filosofías. Y hace gesto de brindar.
Uy... escupir dice... podría haber dicho algo peor y me he contenido porque soy una señorita... Dice de nuevo intentando aparentar modales con la cabeza bien alta, pero explota a reír rápidamente.
Se le ocurre otra pregunta y se lleva las dos manos cruzadas delante de la cara, apoyando los codos en la mesa, poniendo cara de suspense. ¿Qué es lo que más te llena de tu profesión?
William tenía que reírse con Rachel, la chica era encantadora y divertida, no podía sino acompañar su sonrisa con la suya y dejarse llevar por el ambiente que había generado.
Ante aquella pregunta, Will cogió la copa y se reclinó en la silla interesado por semejante cuestión, no se lo preguntaban a menudo y le pareció una excelente pregunta para hablar de él mismo:
-La competición, sin duda...- ,contestó sin pensarlo un instante, -Verás, está muy bien todo eso de entrenar, viajar y tal, pero subir a un ring, ponerte frente a alguien que quiere machacarte y llevar tu cuerpo al límite es algo....bufff...no hay palabras, la adrenalina se dispara y todo lo que tienes lo entregas en ese cuadrilátero, es algo abrumador.-
El joven boxeador se dio cuenta de que hablaba a toda prisa, suspiró y se relajó un poco para seguir hablando:
-Te pido disculpas si me disparo un poco, soy algo hiperactivo y a veces me olvido de mantener la calma.- ,comentó sonriendo, -Aún recuerdo la primera vez que me subí a un ring, estaba muerto de miedo, pero fue lanzar el brazo y todo lo que tenía que ver con nervios o algo así se desvaneció, sólo tuve que dejarme llevar.-
William se sonrojó un poco, no solía hablar tan apasionadamente de su profesión, sentía como si se estuviera sincerando y aquello le hizo sentirse un poco vulnerable frente a Rachel. Mirándola a los ojos le pregunte él:
-Y qué me dices tú, ¿que te motiva tanto para querer ser dibujante?-
Rachel le miró sorprendida y divertida cuando el chico mostró tanta pasión por su profesión.
No te disculpes. La pasión es buena. Dice guiñando un ojo. Y si no hablas así por la profesión a la que te dedicas, no sé por qué otro motivo podrías hacerlo. Dice satisfecha con la respuesta de Will.
Ahora es ella, la que coge su copa de vino y la eleva un poco, a la altura de la vista, y se la queda mirando, como las luces la atraviesan y hacen formas dentro de ella. El simple hecho de poder traer al mundo real lo que alguien ha tenido en la cabeza. La presión de hacer sentir a la persona que está viendo tu dibujo, lo mismo que has sentido tú al crearlo, es... mágico. Dice suspirando. Pero no todo el mundo lo ve como una profesión en sí, y es un lugar difícil de alcanzar. Así que voy haciendo. Dice encogiéndose de hombros.
Supongo que como con tu profesión. Seguro que te has encontrado a alguien que te ha preguntado que qué sientes al pegar a alguien que no te ha hecho nada. Dice entrecerrando un poco la vista, arriesgándose a que quizá nadie se lo hubiese preguntado, o al menos, no con esas palabras tan directas.
William se sonrió ante la respuesta de Rachel, la contempló admirando la forma de hablar de su pasión, su profundidad cuando miraba la copa de vino blanco y cómo transmitía ese amor a lo que hacía, a su deseo de llegar tan lejos en algo que amaba. Luego parpadeó un par de veces para salir del ensimismamiento cuando ella le hizo aquella pregunta:
-Pues sí, algo así, somos unos incomprendidos, ¿no te parece?-
Al decir esto alzó la copa en señal de complicidad y le sonrió a Rachel. El joven inglés sintió por un instante que el tiempo había volado, recordó que era un bis a bis que apenas duraba 10 minutos y sintió la necesidad de expresar lo que pensaba, pues quizá no habría otra ocasión de hacerlo:
-Estoy disfrutando muchísimo Rachel.- ,dijo con una sonrisa dulce en los labios, -Eres una mujer encantadora y además tienes esa mezcla de carácter duro y dulzura que se me hace irresistible.- ,Will la miraba a los ojos mientras hablaba, -Eres una mujer hermosa por fuera, no hace falta que yo te lo diga, pero sospecho que conocerte debe ser una auténtica aventura y eso es algo más hermoso aún, escucharte hablar de tu pasión, escucharte bromear y tomarte la vida así....es simplemente...mágico.-
Por un instante William se quedó en silencio, tan sólo contemplando la mujer que tenía frente a él. Realmente tenía la extraña necesidad de conocerla más, de pasar con ella más tiempo que apenas unos minutos, sin embargo, allí estaban:
-Dime una cosa, ¿qué locura harías antes de terminar nuestro tiempo? ¿antes de que suene la campana?-
Cuando el chico se sinceró, Rachel se quedó algo perpleja. Había recibido halagos muchas veces en su vida por el estilo de vida que llevaba su familia, pero ella siempre había sentido que era por cumplir y hacerle la pelota, lo que la repateaba. Pero aquel chico, con poco menos de 10 minutos de conocerle le había confesado cosas, que muchos hombres por puro orgullo no habían podido decirle o no habían sentido nunca.
Bueno, si hablamos con sinceridad... yo también lo estoy pasando muy bien. Dijo mirándole a los ojos y sonriendo. Y realmente creo que me sobrestimas, es mucha presión esa de afirmar que conocerme es una aventura. Soy una chica normal y corriente. Algo loca, pero normal. Dice mirando hacia arriba y luego volviendo a reír.
En cuanto a las locuras... me gusta disfrutarlas poco a poco y sin prisas, ¿no crees? No es como si no nos fuésemos a ver nunca más. Te quedan muchas citas por delante y quien sabe si cuando nos volvamos a encontrar nuestros corazones ya han sido ocupados. Dice con sinceridad y encogiéndose de hombros. O no. Añade guiñando un ojo. Me gusta creer en el destino y en que si tiene que pasar algo pasará. ¿Qué te parece? Pregunta en son de paz.
El joven boxeador se mantenía sonriendo mientras Rachel le hablaba, cruzó ambos brazos sobre la mesa y se reclinó hacia delante para escuchar a su acompañante mientras le decía que la sobrestimaba, que tan sólo era una chica normal. William, soltó una pequeña risa a modo de suspiro y, negando con la cabeza, asintió dándose por vencido ante ella.
Lo cierto era que Rachel estaba en lo cierto, la cita con ella estaba siendo increíble y William había perdido la noción de donde estaba. Sin embargo, aprovecharía cada segundo de su acompañante:
-Está bien...- ,dijo alzando su mano derecha dándole la victoria a Rachel, -...trato hecho, dejaremos que el destino trabaje y que pase lo que tenga que pasar.- ,exclamó devolviendo el guiño, -Eso sí, creo que no podría soportar quedarme sin disfrutar de tus locuras una vez más, no todos los días conoce uno a una chica que quiera escupirle a un grandullón como ese.-
Will se echó hacia atrás de nuevo con una sonrisa y se relajó en el respaldo de su silla, al menos había logrado que Rachel se quedara perpleja por un instante y eso le había encantado. En un tono tranquilo y divertido, concluyó:
-¿Sabes una cosa? No puedo evitar seguir algo nervioso contigo, subirme a un ring con alguien que quiere asesinarme me parece ahora mismo más sencillo.-
Rachel se echa a reír sin cortarse ni un pelo. Nada de taparse la boca ni aparentar ser femenina. Una carcajada a pleno pulmón. Cuando se detiene, se le queda mirando.
¿Así que me vas a recordar como "la chica que quería escupirle a un grandullón"? Me gusta. Le dice guiñándole un ojo. Cuando le confiesa que se siente más nervioso con ella que a la hora de subir a un ring, parpadea incrédula.
¿En serio? Igual has exagerado con lo de que el otro tío quiere matarte... ¡pero si precisamente lo que quiero transmitirte es tranquilidad y comodidad! O eso es lo que suelo transmitir... dice un poco para ella misma adoptando una pose de pensamiento. Luego vuelve a la tierra y se encoge de hombros. ¿Qué puedo o podemos hacer para quitarte los nervios? Le dice acercándose a él y susurrándoselo a modo de secreto. Igual si le quitaba los nervios ahora, le ayudaría para las siguientes citas.
William abrió los ojos ampliamente satisfecho de contemplar como Rachel reía de aquella forma. Con una sonrisa en los labios, Will vio como ella se le acercaba y susurraba aquella pregunta, entrecerrando los ojos pensativo, apretó los labios y exclamó igualmente en un susurro acercándose aún más a ella y mirándola a los ojos:
-Me gustaría...- ,dijo suavemente, -...que me quitaras la corbata y te la quedaras el resto de la noche...- ,al decir esto se quedó en silencio un instante y concluyó, -...el destino decidirá si me la devuelves...o no.-
Con estas palabras, William se quedó contemplando los ojos de Rachel a modo de reto. Tan sólo era un juego lo que le había propuesto y, aunque hubiera preferido hacerle otra petición, no quería romper la magia de la velada:
-¿Tenemos un trato?- ,dijo ofreciéndole la mano y una sonrisa de complicidad.
Rachel apretó los labios y los llevó a un lado, pensándose la propuesta. No le parecía mal, le parecía hasta original, pero había una parte de ella que le decía que parecía una forma de marcarla como suya el resto de la noche. Se le quedó mirando a los ojos un rato más. Nah.. no parecía de esos chicos.
Está bien. Accede finalmente. ¿Y el toque de quitártela yo, a qué viene? Pregunta divertida, pero no tarda ni medio segundo en cogerle de la corbata y acercarle un poco más a ella en modo juguetón a la vez que ella se incorpora un poco más. Aunque solo se dedica a hacer el trabajo pedido que era quitarle la corbata. Le afloja el nudo y se lo pasa por encima de la cabeza, volviendo a su sitio y quedándose con la prenda en las manos.
¿Y bien? ¿Más tranquilo? Pregunta con una amplia sonrisa, pues era la finalidad de la petición.
El joven boxeador se estremeció cuando Rachel lo acercó hacia ella y le quitó la corbata, agradeció tener los brazos cubiertos y que no pudiera ver cómo se le erizaba la piel. Ella había hecho lo que le había pedido y ahora aguardaba su respuesta con una amplia sonrisa, con el rostro iluminado, sin duda la primera impresión de Will era acertada, era encantadora:
-Mucho más...- ,exclamó sonriendo ampliamente y con una mirada tierna en los ojos.
William cogió su copa de vino y echó un vistazo de soslayo, apenas le quedaba tiempo y quería que los últimos instantes fueran tan buenos como había sido toda la cita con Rachel:
-Bueno Rachel, no podría perdonarme nunca el terminar esta primera cita sin un brindis adecuado para el momento, así pues...- ,al decir esto, alzó la copa de vino y la acercó a Rachel para brindar con ella, -¿Que te parece si brindamos por tu encantadora sonrisa? Vale, vale...- ,dijo sonriendo, -...nada de protocolo....que tal si brindamos....ya lo tengo, brindo por el grandullón y por que se irá de aquí sin tener que limpiarse.-
Esta tarde trabajo, de ahí que haya "programado" un poco el final de la cita xD Aunque 2-3 posts más creo que podría poner antes de las 00:00 ;)
¿Encantadora sonrisa? Le dice con la copa en alto y brindando por lo último que había dicho, pero esas palabras que había dicho antes resonaban en su cabeza. Rectifico lo que he dicho al conocerte. ¿No eres demasiado mayor para ser tan moñas? Dice brutalmente sincera. Ríe pues ni siquiera iba con mala intención. Igual es que no estaba acostumbrada a ese tipo de empalague o no era lo suyo.
Brindar por el grandullón me parece mucho mejor. Dice chocando sus copas. Y por ver si esta corbata se une a mi armario o vuelve con su dueño. Dice chocándolas de nuevo sonriendo de medio lado.
Non problemo. Vamos viendo. Sin presiones ;)