Y ya para la última cita, los organizadores habían tirado la casa por la ventana y habían alquilado un barco solo para vosotros.
Para los que se marearan, el barco podía estar en el muelle sin tanto oleaje, pero para los más aventureros, el oceano entero se les abría por delante.
En la parte trasera del coche que la llevaba a su última cita, Grace miraba a través de la ventana haciendo suaves círculos sobre la superficie empañada mientras, a su vez, meditaba, pensando en cada uno de los fantásticos sitios a los que había ido gracias a aquél programa. La experiencia ya tocaba a su fin y podía escuchar su corazón, ya no un gorrión, si no un ave con grandes y poderosas alas, batiéndolas dentro de su pecho. Ilusión, diversión, cariño, cansancio y esperanza, todo a la vez. Pasara lo que pasara al final, tenía clara una cosa; que había sido una buenísima idea participar.
Acurrucó la cabeza. El suave movimiento del coche empezó a adormecerla, tanto que ni siquiera se dio cuenta cuando el motor se apagó y se detuvieron. El conductor le hizo señas, indicándole que bajara.
- Hmpf…-se limpió suavemente la comisura de los labios.- ¿Dónde estamos?
Abrió la puerta tímidamente, asomando las piernas y reposando las sencillas bailarinas plateadas sobre la superficie. ¿Madera? Salió y una sonrisa nerviosa se adueñó de su rostro.
- ¿Es…ahí?- le preguntó al conductor señalando, incrédula, hacía el lujoso yate que aguardaba en el muelle.- ¿Pero de verdad?- el conductor asintió y se rió una última vez ante la cara de estupefacción de Grace.
En la vida había subido a un barco, mucho menos en un yate como ese, que parecía sacado de un vídeo de raperos. La brisa nocturna removió su pelo, ya de por sí revuelto, y el bajo de la vaporosa falda oscura que lucía. Caminó sobre los tablones, repiqueteando sobre ellos y avanzó hasta lo que parecía unas pequeña rampita para subir. ¿William habría venido, estaría dentro? Decidió esperar e la rampa, disfrutando del paisaje.
La última cita, un último día en aquel programa que tantas sensaciones le habían procurado al joven boxeador. Había sido casi una semana llena de emociones, William había visitado parajes insólitos y había disfrutado de cada uno de ellos de una forma incomparable, sin duda alguna, llevaría consigo muchos recuerdos que, de otra manera, no podría haber logrado y era por ello que estaba muy agradecido de haber participado en aquel show.
Apoyado en el reposabrazos del asiento trasero, William miraba el paisaje pensativo, su último destino se acercaba y cavilaba en su cabeza con todo lo acontecido hasta ahora. El joven inglés se había vestido con un traje bastante formal, americana negra con una fina camisa azulada ataviada con un chaleco gris que lo cubría así como una corbata negra, algo no demasiado formal pero elegante para la ocasión.
Apenas tuvo tiempo de reparar en la vista de la costa que tenía frente a sí cuando el coche comenzó a detenerse. William pudo ver por la ventanilla como un yate aguardaba su llegada. Respirando profundamente, bajó del coche y se sonrió ante la idea de volver a ver a Grace.
Salvo por el barco, aquel paisaje le recordaba bastante a los muelles de su hogar en las isla británicas y eso le reconfortó. Caminando por los tablones que formaban el camino hasta la rampa de subida, vio a Grace aguardando. La luz del atardecer hacía que Grace resplandeciera de una forma tenue, como si su piel tuviera una luz delicada sobre ella. Al acercarse a ella, William sonrió y exclamó con voz calida:
-Espero no haberte hecho esperar mucho.- ,dijo mientras llegaba hasta ella y besaba su mejilla a modo de saludo, -Me alegro de verte Grace.-
Dio un respingo al escuchar una voz a sus espaldas. Se giró y sonrió al comprobar de quién se trataba. Alcanzó las mejillas de William para corresponder a su saludo, un poco más tímidamente.
- Acabo de llegar…-murmuró, guiñándole un ojo divertido. Después lo observó, admirando su bonito atuendo. - Qué elegante. Estás muy guapo.- le dijo, con las mejillas un poco sonrosadas. Pero era verdad y no había motivo para no decirlo.
Miró el yate, preguntándose qué aguardaría para ellos. Sus ojos vivarachos volvieron a William. En su primera cita rápida el tiempo se le había pasado volando, dejándola casi con la palabra en la boca en el último momento, justo cuando sonó la campanilla. Así que pensaba aprovechar al máximo aquél encuentro.
- ¿Subimos?-le dijo, mordiéndose el labio inferior.- ¿Cómo has estado? ¿Qué tal las citas en general?
William sonrió ante el comentario de Grace y observó como se sonrojaba levemente, aquello le encantó y no pudo sino asentir con la cabeza agradecido y le contesto:
-Gracias Grace, tú simplemente estás espectacular. ,al decir esto le sonrió de nuevo con dulzura y alargó la mano para apartar un cabello rebelde que tapaba su rostro.
William asintió y alzó la mano indicando el camino a seguir, invitando a Grace a caminar con él hacia la cubierta del yate. Ante su pregunta de cómo habían ido el resto de citas, William se encogió de hombros divertido y contestó en tono alegre:
-Pues un poco de todo, algunas mejor que otras pero todas ellas han tenido algo en común, han sido unos paisajes incomparables. ,William se quitó la americana y se la colgó sobre el brazo izquierdo para estar más cómodo, -Quién sabe, quizá como se suele decir lo mejor queda para el final.
William le lanzó un guiño divertido de complicidad, en esta ocasión tenían más tiempo para compartir que en la speed date y aquel yate prometía ser algo inolvidable.
Una vez en cubierta, pudieron ver un verdadero despliegue de medios con bebida y comida tan cara como sólo podía ser para una última cita en semejante show. El sol cada vez iba cayendo más y el atardecer pasaba a ser una hermosa noche, con una brisa suave aromatizada con las pinceladas del mar.
William se adelantó un poco y, tras dejar la americana aparcada, abrió una botella de champagne al tiempo que decia:
-Quiero hacer un brindis contigo Grace, por una noche inolvidable, por que esta última cita sea la que nos deje un recuerdo imborrable y brindo por ti, por tu hermosa timidez que hace que cada vez que te muerdes el labio sonrojada tenga ganas de besarte.
Grace se quedó muy quieta cuando notó la cálida mano de William cerca de su rostro. Contuvo la respiración y, mirándolo desde abajo, lo atravesó con sus ojos oscuros; unos ojos tímidos e interrogantes, pero vivarachos y cariñosos a la vez. Carraspeó y se llevó la mano al pelo para alisarlo con un deje torpe.
- Eres un cielo…-murmuró por lo bajo, sonriéndose y recogiéndose tímidamente otro par de mechones rebeldes detrás de la oreja. A continuación se acercó y le plisó cuidadosamente la solapa de la chaqueta. Le dirigió una sonrisa cálida y se separó, dispuesta a seguirle.
Subió por la pequeña pasarela que les daba acceso al yate, caminando detrás de William y agarrándose a su brazo para no caerse. Hacía unos graciosos equilibrismos dignos de una gimnasta venida a menos.
- La verdad es que todos los sitios han sido espectaculares. Se lo han currado mucho.- contestó, una vez volvió a pisar un terreno más firme.- Personalmente me encantó el precioso jardín con aquél palacete victoriano, como salido de un libro…-dijo, pensando en todas las citas.- Y tienes razón. Quién sabe…-lo miró con cara de traviesa, alzando y bajando las cejas y echándose a reír.
Caminó tímidamente por la cubierta, haciendo un suave ruido con los zapatos, hasta que llegaron a los sofás. La luz era tenue y tanto los sofás como la mesa estaban decorados con pequeños farolillos y velas, invitando a acurrucarse. Grace empezó a inspeccionar la zona, en busca de algo.
- Oh...ahí está.-se detuvo y se agachó, recogiéndose delicadamente el vestido. Se sujetó las piernas por las rodillas y apretó el botón del “play” de una pequeña mini-cadena.- Veamos que tienes por aquí...-empezó a sonar una canción “chill out”. Grace negó con la cabeza y apretó el botón insistentemente, cambiando varias pistas hasta dar con una más animada, de su estilo.
Se paró a mirar el horizonte, llevándose una mano a la frente ahuecándola a modo de visera. El viento vespertino le causó un escalofrío.
- ¿Crees que…podemos ponerlo en marcha?-preguntó con un dedo sobre sus labios, girando sobre sus pies.- Me refiero al yate…
Se encontró con un diestro William descorchando una botella de champagne sin ningún tipo de dificultad. Sonrió, ya que eso le recordó a su primera cita… y se acercó tranquilamente. Antes de coger la copa le acarició cariñosamente la mano a modo de agradecimiento. Mientras la alzaba y lo miraba con aire distraído y alegre empezó a escuchar su brindis…hasta que llegó a la parte final. Notó como un intenso rubor se apoderaba de sus mejillas…y una pequeña sonrisa empezó a aparecer por la comisura de sus labios, adueñándose de su rostro. ¿Qué podía decir? Ella...ella también tenía ganas. Agachó la cabeza, sin dejar de sonreír y se humedeció los labios.
- Brindemos…-dijo, después de unos segundos de silencio.- también por tu fantástica sinceridad tan directa que me deja siempre sin palabras...pero que me gusta.-sentenció, riendo. Alzó la copa y la chocó con la suya.
Después de beber un poco, dio un par de pasitos, acortando la distancia entre ellos y se acercó a su mejilla para besarla. Un beso corto, pero tierno. Lo observó, sonriendo con dulzura y después se rió por la tontería.
- Seguro que la noche será especial…todo a su debido tiempo.-dejó la copa en la mesa y lo miró con picardía.- ¿Te apetece bailar? A ver cómo te mueves fuera del ring…-dijo a modo de broma, invitándole a que dejara la copa y cogiendo su mano para hacerle girar sobre sí, sin dejar de reír.
William contempló el rostro de Grace cuando pronunció aquellas palabras, no sabía cómo reaccionaría pero lo que había dicho era cierto, aquella chica le parecía tan dulce que no podía evitar querer estrecharla entre sus brazos y besarla, cada vez que ella agachaba la mirada y se ruborizaba, William sentía un impulso tremendo por alzar su rostro y llevar sus labios a los suyos en un cálido beso.
Cuando Grace se sonrojó al escuchar su brindis, una sonrisa se dibujó en el rostro de Will. Las palabras que dijo a continuación, no hicieron sino reconfortale y, con el sonido de las copas al encontrarse, William dijo con voz suave:
-Salud-
Tras tomar un sorbo de champagne, a guardó expectante cuando vio como Grace se acercaba a él y besaba su mejilla. Por un instante el corazón de William latió con fuerza, al sentir el contacto de los suaves labios de Grace, cerró los ojos un instante para deleitarse en aquel momento. Luego asintió a aquellas palabras pues tenía razón, la noche no hacía más que comenzar.
El joven inglés se remangó los puños de la camisa mientras Grace soltaba la copa mesa y tiraba de él hacia ella para comenzar a bailar:
-Ay dios.- ,dijo en tono divertido con una expresión de falso horror.
William sonreía y se dejó llevar acompañando el movimiento y girando sobre si mismo bajo su brazo. Sin dejar de sonreírle, Will comenzó a moverse y bailar junto a ella. Adoraba la música, entrenaba siempre con música de fondo y, si bien no era un gran bailarín, le gustaba la elección de Grace e intentó mantener el tipo haciendo un par de pasos al más puro estilo fiebre del sábado noche atrayendo hacia si a Grace y girando con ella riendo.
Cuando la pista terminó, William no podía evitar reírse y abrazó a Grace por el momento:
-Me defiendo mejor en el ring sin duda, jajaja.-,Will se llevó la mano al mentón pensativo y dijo, -Pero...espera, a ver si tienen una que siempre he bailado genial.-
Chasqueando la lengua, se fue lanzado al equipo de música y comenzó a buscar en el navegador del equipo:
-Jojo, la tengo...-,tras darle al play, Will regresó junto a Grace y, pasando ambos brazos por su cintura dijo sonriendo nada más empezar la canción, -You broke my heart...coss I can't dance...-
No sé por qué no me deja en el mensaje normal TT
Se echó a reír ante el quejido de William y una vez giraron se lo quedó mirando un momento, observando sus graciosos pasos. Tenía que admitir que no se le daba nada mal, pero independientemente de cómo lo hubiera hecho…a Grace le fascinaba su desparpajo y ese entusiasmo innato, sencillo, que la hacía sentirse muy cómoda.
Cerró los ojos y empezó a menear la cabeza y los hombros al ritmo de la música, jugando con su pelo, sin borrar la sonrisa de sus labios. Al volver a abrirlos se encontró con el mismísimo Travolta, más joven y más guapo, por supuesto, atrayéndola hacía sí. Intentó contener una sonora carcajada, tapándose la boca con dos dedos, pero le fue absolutamente imposible. Rió, exultante y le siguió, moviendo las manos delante de su cara como si fuera Uma Thurman en Pulp Fiction.
- Oh, vamos…se te da mejor de lo que piensas, no vamos a ponernos puristas ahora.-le dijo, sacándole la lengua, divertida.- Sólo hay que dejarse llevar…-ese siempre era su lema en el baile. Tenía ganas de improvisar unos pasos de ballet, aunque la música no pegara nada.
Lo miró mordiéndose el labio inferior, intrigada con su siguiente elección. Empezaron a sonar los primeros acordes…y sólo pudo alzar las cejas, sorprendida.
- You didn’t even want me around…and now I’m back to let you know I can really shake’ em down!- cantó ella también para, a continuación, empezar a mover las caderas rítmicamente al más puro estilo rockabilly, notando las manos de William en su cintura. Buscó sus manos y las acarició cariñosamente, aferrándolas para bailar.- Me encanta.-le confirmó, alegre, susurrándole cerca, muy cerca.- ¡Y cantas bien!
Alargó el brazo para que el chico diera otra vuelta y la dio ella después, entre risas. En medio de la pirueta trastabilló un poco, cayendo sobre sus brazos. Se sujetó con fuerza y lo miró con una sonrisa nerviosa, al tiempo que la música volvía a cambiar a otra más lenta. Se acercó a él y rodeó su cuello con ambos brazos, dejando que la abrazara. Empezaron a bailar pausadamente y Grace acurrucó la cabeza en su pecho, sintiendo el aroma de su camisa.
Menuda sesión de temazos :P
La música los llevaba en volandas entre risas. William se movía con Grace disfrutando de ella, de su risa y dulzura.
Cuando cambió la música y comenzaron a bailar, Will demostró que había crecido con películas como Dirty Dancing y Grease, bailando suavemente moviendo las caderas con su pareja de baile. La escuchó y le sonrió encantado porque estuviera disfrutando tanto como él. Con aquellas vueltas él también perdió un poco el equilibrio pero recibió a Grace en su pecho, sintió como su mirada le hacia sentir una calidez especial. La estrechó entre sus brazos cuando ella pasó los suyos por su cuello, respirando profundamente reconfortado cuando ella se reclinó sobre él:
-No sé cómo lo haces Grace, pero eres especial, cuando me miras así...-,dijo en un cálido susurro.
William se movía lentamente abrazando a Grace, como si ambos se mecieran con la suave brisa. La música lentamente se fue apagando y William agachó la mirada para contemplar a la hermosa chica que tenía entre sus brazos, volvió a respirar profundamente para luego sonreír y separarse unos centímetros de ella:
-Creo que sí, que deberíamos ver como navega esta preciosidad.-,Will ofreció su mano y concluyó, -¿Confías en mí?- ,dijo emulando a Aladdin sin dejar de sonreír ampliamente.
Y esta como canción lenta, estoy con el móvil y no puedo subirla:
Pero sí, tema os xD
Suspiró apaciblemente, dejándose llevar por el suave movimiento de William. Era un contacto cálido y se sentía tan segura entre aquellos brazos…Cerró los ojos unos segundos y escuchó; la canción, una muy bonita que la hizo sonrojarse al entender su significado, los latidos y su respiración. Se asemejaba a la suya y eso le gustó.
Su corazón latió deprisa, muy deprisa, cuando escuchó sus palabras. ¿Especial? No…no lo tenía muy claro, pero no dijo nada. Se separó y le respondió con una sonrisa tierna.
- Yo…estoy muy cómoda contigo…-le susurró. No supo que más decir, sólo supo que algo aleteaba en su interior, pero por primera vez no lo sabía definir en palabras aunque se muriera de ganas de hacerlo.
El chico se alejó y Grace arrugó los labios, intrigada. Cuando comprendió lo que quería hacer rompió a reír.
- ¿En serio? Pero…¿sabes ponerlo en marcha? ¿sabes navegar?-la emoción y las ganas de hacer algo distinto se peleaban con su propio miedo a ese algo nuevo que no había hecho nunca, en la vida y que además era potencialmente peligroso. Vamos, no pasa nada…te prometiste dar una oportunidad a todo. Sacudió la cabeza, volviendo a recuperar su habitual sonrisa. Se aferró a su mano y entrelazó los dedos, uno por uno.- ¡Sí!-le dijo, más convencida que la propia Yasmin. ¡Pero ellos no tenían al genio!- Sí, confío en ti.- le siguió hasta la cubierta de mandos.- ¿Te…puedo ayudar en algo?
Se encogió de hombros y realizó una mueca de inocencia:
-Me crié junto a un puerto, he cogido alguna que otra lancha, no debe ser muy diferente...eso espero.-,dijo riéndose.
Con su mano entrelazada, ambos llegaron al puesto de mandos. Will se llevó la mano al mentón pensativo mientras miraba con detalle lo que tenía frente a él:
-A ver...esto es el timón, esto el contacto, palanca de velocidad, por aquí los frenos... Más que eso Grace.-,comentó girandose hacia en respuesta a su pregunta, -Vas a llevarlo tú.-
Al decir esto la cogió de la mano y la puso al mando del timón, mientras él se colocaba tras ella y puso sus manos sobre las de Grace sujetando el timón:
-Esto es como llevar un coche, ¿vale? Esta palanca de aquí sirve para acelerar, haremos esto, voy a ponerlo en marcha y tu le darás velocidad cuando desate los cabos, ¿de acuerdo?-
Una sonrisa se dibujó en la cara del joven inglés mientras acariciaba las manos de ella alejándose unos pasos:
-Confío en ti, ¿eh?-
Al decir esto le lanzó un guiño sonriendo y, tras poner en marcha aquel magnífico yate, se fue directo a quitar los cabos y soltar el barco del muelle.
- Eso espero.-lo picó un poco, sacándole la lengua.
Le llamó la atención que se hubiera criado cerca del mar y del puerto. Ella había crecido entre verde y asfalto. Era un curioso contraste. No veía a menudo el mar; sólo de vez en cuando había paseado por el puerto de Leith, pero no era lo mismo. Se preguntó dónde y cómo había vivido y quiso saber más de él.
Observó como el chico se hacía con el puesto de mandos con una media sonrisa dibujada en los labios. Sí que parece que más o menos lo domina…Qué mono, pensó mientras trataba de enterarse de todo lo que le enseñaba. Entonces dijo aquello.
- ¿Qué, QUÉ?- dijo con una voz muy aguda, estupefacta.- Pero, pero, pero…¡si yo no tengo ni idea! ¿Y si encallamos? ¿Y si me cargo el yate? A ver, esto debe costar un ojo de la cara. Los del programa nos matan. Si no nos mato yo primero.-todo aquello lo dijo de corrido, sin casi coger aire.- Y si…-de pronto se detuvo al sentirlo en su espalda, sujetando cariñosamente su mano y conduciéndola hacia el timón donde la dejó con cuidado y firmeza a la vez, como transmitiéndole confianza.- Y si…-giró la cabeza y lo miró dubitativa, mordiéndose el labio.- Will…esta me la pagas…-dijo por fin, con una pequeña sonrisa.
Lo escuchó con atención y asintió.
- Vale…creo que lo tengo.
Se giró una última vez, mirándolo con un mezcla de miedo, nervios y excitación mientras se auto convencía de que lo tenían más o menos controlado.
- El problema es que yo no confío en mi misma…-musitó para sí, justo antes de que el chico desapareciera.
Aferrándose con fuerza a la palanca, miró de soslayo y esperó a que diera la señal.