Para esta ocasión, no os habían hecho madrugar, si no más bien que os habían dejado tranquilos y os habían empezado a llevar al lugar después de daros un buen festín para comer. El lugar parecía una especie de casa rural, con un jardín precioso, con fuentes e incluso zona de laberinto. Tenía su propio invernadero con especies de insectos y plantas únicos. Todo un lugar especial y único, para personas especiales y únicas.
Todo desértico y una vez más con todo a vuestra disposición. Esta vez, os dijeron ya el nombre de con quién ibais a quedar, y si habíais accedido ahí en medio del jardín os habían soltado. Nada de caminitos, esta vez, que la necesidad de ver y encontrar a la otra persona os guiase...
En vuestro caso os dieron nombre y foto para que pudierais decidir si ir, y para que si accedíais a ir pudierais identificaros.
Cuando me dijeron que la siguiente cita sería Grace, enloquecí. Por fin Grace. Pensé.
La noche anterior casi no pude dormir, estaba inquieto, nervioso. ¿Nervioso en serio? A estas alturas de la vida...
Después de que la organización me diera un gran desayuno/almuerzo, me llevaron para la casa rural.
Caminé por el jardín, para luego visitar el laberinto, en busca de Grace. Ojalá haya venido.
Me encantaba la naturaleza, las flores, los jardines, me recordaba a mi infancia. Supongo que las raíces, el lugar de donde procedes es muy fuerte. A pesar de pasarme más de los últimos veinte años en la ciudad, prefería y me sentía identificado más con aquellos lugares.
- ¿Esto…es real?
No sabía a dónde mirar. Todo, absolutamente todo a su alrededor era mágico, como recién sacado de un encantador libro de cuentos. Aquello podría haber sido dibujado por la mismísima Beatrix Potter. Casi podía ver a Peter Rabbit hurgando entre los matorrales. ¿O quizás a Alicia hablando con las flores?
La comida había sido estupenda, aunque le daba un poco de apuro descomponer la decoración de los platos y probar tanta, digamos…delicatesen, aquello debía costar una millonada y no estaba para nada acostumbrada. Pero el jardín, ese precioso laberinto por el que se paseaba ahora mismo…ganaba con creces a cualquier plato que pudieran haberle servido. Divisó una casa al fondo con un cierto aire señorial y decadente, un poco victoriano. De pronto algo hizo clic en su cabeza, como cada vez que arremetía contra el papel cuando la imaginación acudía, bulliciosa. En medio de ese precioso jardín tenía ganas de crear…
Caminó despacio, con las mejillas azoradas e incontrolables, observando aquí y allá y recreándose en el bello paisaje, tratando de atesorar en su memoria cada detalle, cada arbusto y pequeña flor.
Se detuvo, dándose cuenta de algo. ¿Dónde estará…Chris? Chris…había visto una foto suya, pero no sabía nada más. Era como una primera cita, sí. Y eso sólo la hizo estar más nerviosa, porque era como empezar de cero…como si volviera al día en el que se asomó a la cristalera del bar, curioseando sin saber qué se iba a encontrar. Sí, siempre le pasaba lo mismo. No saber qué le iba a deparar le asustaba un poco…Recuerda, una nueva experiencia.
Continuó andando hasta que escuchó unos pasos. Torció un arbusto.
- ¿Hola? ¿Chris?- dijo con una fina voz.
Llevaba un rato caminando en los jardines, inmerso en mis pensamientos. ¿Vendrá? ¿Cómo será Grace en persona? ¿Le gustaré?. Demasiadas dudas y preguntas surgían cuando de repente tras un arbusto me saludaban, di un pequeño salto ya que no me lo esperaba y me cogió por sorpresa.
-Sí, soy Chris, usted debe ser la señorita Grace, permíteme decirle que en fotos es guapísima pero debo decirle que en persona lo es aún más. Digo mientras me acerco a ella, saludándola con dos besos si es posible y si no dándole la mano. Ya me preguntaba si al final no acudirías a la cita. Y me alegra muchísimo que hayas venido. Le he traído un regalo señorita Grace. Saco mi brazo izquierdo detrás de la espalda. Y le enseño el ramo de flores.
Estaba más nervioso de la cuenta, espero que no me lo notara ni que yo dijera cosas estúpidas pero seguramente iba a hacer de las mías...
Espero que le guste, no le conozco de nada ni sé sus gustos pero de hoy podemos sacar muchas cosas en claro... Y ojalá algo más. Murmuré.
Grace también dio un pequeño respingo al ver aparecer, casi de la nada, un hombre fornido, ataviado en un traje y gafas. Eso era…inesperado. Lo observó con la cabeza ladeada y, una vez pasado el pequeño susto, sonrió y acortó la distancia entre ellos, dispuesto a saludarlo.
Se detuvo, sin saber qué decir.
- Ah…eh…- sus halagos la dejaron sin palabras, por inesperados y…bueno, porque no estaba acostumbrada. Se ruborizó poco a poco, sintiendo un profuso calor en las mejillas.- Yo…gracias.-dijo, con una risita nerviosa.- Hola, Chris, encantada de conocerte.- le correspondió dándole dos besos.- Yo también me alegro de haber venido…esto es un poco…como el paraíso para mí.-se echó a reír con su risa musical.
De nuevo se quedó un poco congelada, aturdida por aquél precioso ramo de flores. Contuvo una exhalación. Estaba emocionada, pero de pronto se sintió un poco culpable. Se llevó instintivamente las manos a los bolsillos, rebuscando algo…dando sólo con unos caramelos que optó por no enseñar, porque…no…eso era muy infantil. O muy de gente mayor.
- Pero…yo…yo no te he traído nada.-dijo, haciendo un mohín. Sujetó el bouquet entre sus manos y se lo acercó para deleitarse con el aroma de las rosas.- Muchísimas gracias, Chris. Es todo un detalle. Ahora ya puedo hacerle la competencia a este maravilloso jardín.-le enseñó una enorme sonrisa.- Bueno…tenemos unas cuantas horas para conocernos… ¿quieres que paseemos?-le propuso, alzando las cejas y abarcando el paisaje con la mano.
-Espero que yo tenga algo que ver con que estés en el paraíso. Dije jocosamente mientras le sonreía.
-La verdad es que sí, es un lugar espléndido y no se me ocurriría nadie mejor que pasarlo contigo. Dije un poco picarón. Me encantaba que se ruborizara, lo había notado y era algo que me atraía.
-No tenías que traer nada, tú eres un regalo para mis ojos Grace. Con el solo hecho de venir a la cita es más de lo que hubiera imaginado en mis sueños. Era algo raro en mí soltar tantos piropos, pero con ella me salían solos.
Puse el brazo en jarra como si de una boda se tratase para que se enganchara en mí y le dije:
-Porsupuesto Grace, demos un paseo. Querría saberlo todo de ti, ojalá tuviésemos más de 24 horas para conocernos porque seguramente se me hará el día más corto de mi vida. Dije mientras le sonreía. La verdad es que esta chica me encantaba, esperaba ansiosamente saber cosas de ella.
Se detuvo, mirando a Chris con el ceño ligeramente fruncido y cara de no entender. Easy, boy…se dijo para sí, con su característico acento escocés. Desde luego no oía cada día tal ristra de halagos y piropos, si es que la había oído alguna vez, y aquello la incomodó un poco, por desconocido y apabullante. Observó el brazo que le tendía con gesto dubitativo.
Eh…¿siempre eres tan zalamero?-le preguntó suavemente, sin pensarlo mucho. Estiró una pequeña sonrisa conciliadora, ya que no pretendía ser una crítica, pero era verdad, nunca le habían dicho tantas cosas bonitas a la vez y…bueno, ella no era tan especial...- Quiero decir, no es que sea malo…sólo que, no estoy acostumbrada y por eso me sorprende.- aclaró. Se mordió el labio inferior y devolvió la mirada a sus pies, escudriñando el suelo.- Seguro que has tenido la oportunidad de conocer a otras chicas especiales…y más en este programa de citas. ¡Vamos, no seré la primera que causa tal impresión…! Sólo soy una chica normal intentando dar un pequeño paso en sus miedos…-añadió.- Aún así, gracias, eres encantador…vamos a aprovechar este rato al máximo, pero con calma, ¿vale?
Sonrió y se acercó a él lentamente para entrelazar su brazo al suyo. Después echaron a andar, a paso tranquilo, disfrutando de la calidez del sol de la tarde y del aroma de las flores.
- ¿No pudiste ir a las citas rápidas? Supongo que eso…hace un poco más raro esto, ¿no? Porque tienes que empezar de cero. Para mí fue un poco raro al principio, pero me alegro de haberme apuntado. Y bien…¿de dónde vienes? ¿A qué te dedicas?
-Jajajaja. Me eché a reír a carcajadas no sé si por lo simpática que era Grace o por los nervios.
-No no, siempre no. Quizás sea yo que le he puesto demasiadas ganas a esta cita desde que nos dejaron elegir el orden de elección. Y dime una cosa... ¿En serio no estás acostumbrada a eso? Seguramente no seré el único que te lo diga, estoy casi seguro. Hago un breve inciso para continuar contestándole...-Sí, he conocido a más chicas pero por ahora ninguna es mi tipo.
Damos un paseo por los jardines admirando las vistas, contento de la compañía y nos empezamos a conocer.
-Pues solo tuve una cita rápida y sí, fue muy raro. Es la primera vez que vengo a algo así y la verdad es que cuesta habituarse. Bueno, yo soy de Austin pero actualmente vivo en Miami, estoy destinado allí. Soy policía. También estoy terminando con el papeleo para montar mi propio gimnasio, un sueño que tengo desde pequeño.
Paro un poco para coger aire. - Si me preguntas que hago aquí... Pues estoy cansado de las chicas de una noche, de la falsedad de las personas que hacen de la vida una vida más triste y aburrida. Quiero despertarme un día y ver en la cama a la mujer con la que quiero compartir el resto de mis días. Una mujer que no se parezca a mí, sino que me complemente. Quizás algo normal sería lo mejor para mí y quizás no. ¡Quién sabe! Y bueno, cuéntame de ti.
- Bueno…-se humedeció los labios.- La verdad es que no suelen decírmelo de forma tan llana y directa.-ladeó una sonrisa.- Tú también estarás acostumbrado a recibir halagos…-murmuró.- Quiero decir, salta a la vista que eres atractivo…
A cada paso que daba aquello le recordaba más y más a una mezcla entre el País de las Maravillas y Oz. Casi podía ver las baldosas amarillas bajo sus pies y ella luciendo unos encantadores zapatos rojos, como sus zapatillas de ballet favoritas. Mientras admiraba los enrevesados setos observó a su acompañante, recorriendo su perfilada barba, la recta nariz y sus ojos almendrados. Destilaba seguridad por todos sus poros, pero también nervios…y eso le resultaba curioso.
- Te entiendo…a mí me resultó muy raro acudir al bar. Y escuchar el primer cling de la campanita.-sonrió.- Pero luego fue una experiencia…guay. Algo diferente. Me engañó una amiga, ¿sabes?-se echó a reír de nuevo al pensar en Michelle. En el fondo…la había prejuzgado demasiado…
Sonrió ampliamente al escuchar que estaba en vías de cumplir su sueño.
- Guau….eso es fantástico, espero que lo consigas, de verdad..-dijo, achicando los ojos y mirándolo con ternura. Se sentía identificada…puesto que ella también estaba en vías de lograr algún día su sueño.- Vaya…policía. Entonces no pdoemos hacer ninguna ilegalidad, ¿no?-bromeó, riendo.- Pues yo nací en Inverleith, Edimburgo, pero vivo en Londres con mi hermano. Estudié Literatura Inglesa….y bueno, trabajo en una editorial como becaria…básicamente organizo citas, hago muchas fotocopias y de vez en cuando corrijo tediosos textos.- se echó a reír.- Aunque esa es la mejor parte, porque aprendes bastante y localizas tics. Antes había escrito reseñas, artículos de opinión…en un apr de revistas online que acabaron desapareciendo.- hizo una pausa.- Pero…lo que realmente me gusta es escribir.
Se detuvo frente a una estatua de mármol blanco, apreciando los detalles con la cabeza ladeada. A continuación miró a Chris, directamente a los ojos.
- Hm…eso suena a que has tenido alguna mala experiencia.-le dijo, mordiéndose el labio inferior.-Yo…bueno, últimamente sólo tengo encuentros esporádicos de vez en cuando. Tuve una pareja, durante bastante tiempo…pero…no funcionó. Supongo que…si no lo hubiese dejado, hubiese sido para siempre.-meditó, con una sonrisa irónica, extraña. Hizo una pausa, pensando en su propia dependencia. Sacudió la cabeza y volvió a centrarse en Chris.- Yo…no se que busco. Quizás alguien en el que confíe lo suficiente como para abrirme del todo y mostrar lo que siento y quiero hacer. Puede que todos busquemos lo mismo, cuidar y ser cuidados, escuchar y ser escuchados.