Y ahí estaba: el último ¡Cling! que oiríais esa noche. Quizá lo llegaríais a echar de menos y todo. La última cita estaba por comenzar y esta fase acabaría. Aunque aún quedaba mucho por delante, mejor aprovechar esta última speed date al máximo.
Recordad: hasta el jueves a las 23.59
Se acabó la bebida al tiempo que escuchaba el característico cling anunciando la última cita. Y tenía que admitir que había sido una experiencia la mar de agradable. Oh, no, tendría que darle la razón a Michelle y no había nada peor que darle la razón a Chelle. Se lo restregaría durante días.
- Hola.-saludó, tendiéndole la mano para que la estrechara.- Soy Grace, encantada. ¿Qué tal?
La última speed date comenzaba con el sonido de aquella campana. Hasta ahora la experiencia había sido estupenda, algo nuevo que William había disfrutado mucho y que aún restaba una cita más.
Cuando contempló la mesa donde debía sentarse, Will observó una chica menuda que lo miró cuando se acercaba y le ofrecía la mano a modo de bienvenida. El joven inglés se fijó en su agradable sonrisa y sonrió igualmente al tiempo que tomaba su mano cortésmente y exclamo:
-Encantado Grace, soy William, un placer conocerte.- ,al decir esto tomó asiento mientras mantenía una sonrisa en el rostro, -Bueno Grace, creo que me corresponde comenzar, por eso del protocolo, ¿no crees?- ,dijo en tono divertido, -Espero que por ser nuestra última speed date la hagamos especial, así pues, lo primero es lo primero, vamos a pedir algo de champagne y comencemos con un brindis por nosotros, ¿qué te parece?-
Disculpa por no poner negrita en los diálogos, desde el móvil no me deja hacerlo :(
Lo primero que le llamó la atención de aquél chico fue su característico acento inglés, tan fácilmente reconocible si estabas acostumbrada a oírlo. Estiró una pequeña sonrisa, sorprendida por la cantidad de británicos que habían acabado en el mismo lugar. Era una casualidad bonita y no había cosa que le gustara más que las pequeñas coincidencias. Lo segundo que le llamó la atención fue su increíble desparpajo. Se ruborizó un poco. ¿Champagne? La última vez que la habían invitado a brindar con champagne de esa forma había sido como…tropecientos años atrás. No, no hacía tanto, pero vaya…no era algo habitual.
- Eh…claro, sí.- contestó, recuperando su particular sonrisa, todavía con las mejillas sonrojadas y calientes. Le hizo una señal al camarero y dejó que pidiera por los dos. Mientras tanto se dedicó a mirarlo, fijándose en sus gestos, sin dejar de sonreír.- Has tenido muy buena idea. La verdad es que nos merecemos ese brindis, por haber llegado hasta aquí sin huir algo así, por lo menos en mi caso. Es increíble que haya llegado a la última cita sin meter la pata. ¡Hurra por mí!-alzó la copa y la chocó con él.- Eres muy efusivo y alegre, eso es genial.- se echó a reír.- Y…eres inglés, ¿verdad?-apuntó, señalándolo con el dedo índice.- Por el acento….yo vivo en Londres, con mi hermano, pero soy escocesa.
Dejó la copa en la mesa y lo miró, ladeando la cabeza y mordiéndose el labio inferior.
- ¿Y qué haces? A parte de invitar a brindis con champagne en speed dates.-bromeó.- ¿Es tu primera vez, por cierto? En mi caso…sí, seguramente se nota.
El lenguaje corporal de Grace era intrigante, ver cómo se ruborizaba era algo que encantó a Will y el joven la miraba con una sonrisa de medio lado muy agradecido con esa respuesta, con esa amalgama de gestos con la que la chica que le contestaba. Sin duda alguna William admiraba esa capacidad para mostrar sentimientos con un simple gesto, detalles insignificantes como sonrojarse o morderse el labio hacían que el joven inglés se sintiera muy a gusto con alguien y encontrarlo en Grace era una sorpresa muy agradable:
-¡Salud!- ,dijo con el tintineo de las copas al tiempo que tomaba un sorbo del líquido dorado y sonreía mientras escuchaba a Grace, -La ocasión lo merece entonces.- ,bromeó con el mismo tono alegre que ella, -Vaya, yo nací en Sunderland así es, hace tiempo que me fui del Reino Unido. Pero, ¿sabes? Siempre he querido visitar tu tierra natal, aún no he visto Edimburgo, ni Glasgow, imperdonable....lo sé.- ,dijo al tiempo que le dedicaba una sonrisa a Grace.
Al ver como ella dejaba la copa en la mesa, William la dejó igualmente y se apoyó en ambos brazos cruzados y se reclinó hacia delante para acercarse a ella y conversar tranquilamente mientras la miraba a los ojos:
-Si te refieres a qué me dedico soy...bueno, soy boxeador profesional.- ,dijo al tiempo que mostraba el anverso de su mano derecha y mostraba algunas heridas en los nudillos, -Esto es sólo de un entrenamiento, no te asustes, y he de decir que jamás he levantado la mano a nadie fuera de un ring, aunque parezca lo contrario, soy un chico pacífico.- ,exclamó sonriendo y poniendo la mano como un boyscout, -No, nunca he estado en un sitio como este, supongo que ambos nos estrenamos aquí,¿no crees? Y dime Grace, ¿a qué te dedicas en Londres?-
- Oh, tienes que ir a Edimburgo, por supuesto y darte un paseo por el puerto de Leith….aunque te recomiendo que por la noche vayas con un poquitín de cuidado. Pero de día es precioso.- dio un nuevo trago a la copa y se humedeció los labios.- Entonces…si ya no estás en Sunderland… ¿dónde vives?
Cuando le dijo que era boxeador, Grace alzó las cejas y lo miró con una mezcla de curiosidad y sorpresa, algo vacilante. Al ver las heridas en sus manos su gesto se arrugó un poco. Eso tenía que doler…y sólo de imaginarse cómo podría habérselas hecho se estremeció más si cabe; el chasquido de los huesos chocándose y rompiéndose…uff, era demasiado empática, desde luego. Estuvo tentada de acercar su mano para asegurarse de su estado, tal y como había hecho siempre cada vez que su hermano se caía o hacía daño. Se contuvo, no obstante, apretando las manos sobre su regazo, refrenando así su lado maternal.
- Vaya, eso es…nuevo. Creo que el único contacto que he tenido con el mundo de la lucha ha sido en un combate de wrestling, en Edimburgo. Fui con unos amigos…pero vaya, eso era más como un show. El wrestling no deja de ser…algo así como fingido, aunque impresiona igual. Boxear es otra cosa. ¿Y qué te llevó a ser boxeador?- preguntó, con interés. Quizás demasiado...no quería incomodarlo.- Eh…oh…perdona, es que es algo que se sale de mi elemento y bueno...-murmuró, rascándose la nuca en un ademán nervioso.- O sea, quiero decir…no es algo malo, solo que eso, me ha llamado la atención.- aclaró, moviendo las manos.- Agh, no me hagas mucho caso.-finalizó, con una sonrisa torpe.- Yo estoy de becaria en una editorial…básicamente de ayudante. Antes trabajé para revistas online, escribiendo algunas reseñas y artículos que no llegaron a publicarse…lo cierto es que lo que me gusta es escribir. Poemas…principalmente.-añadió, clavando sus ojos en la mesa, un poco avergonzada.
William contemplaba a Grace exultante, le encantaba ver las reacciones de la chica mientras él le comentaba sus orígenes y sus planes de visitar su tierra. Se sonrió cuando comentó la visita al puerto de Leith, después de todo él había nacido y crecido en una ciudad portuaria como Sunderland y desde luego en una zona poco recomendable, así que sabía perfectamente lo que describía ella acerca de Leith.
Luego contempló su expresión cuando reaccionó ante su mano algo maltrecha, tuvo ganas de alargar la mano y acariciar las suyas para tranquilizarla, para transmitirle que era algo normal y que él se encontraba perfectamente; Grace le generaba un sentimiento de protección enternecedor y Will tan sólo podía sonreír a la joven y contemplar su rostro:
-Es muy interesante Grace, de veras, siempre he admirado los talentos que tienen que ver con el arte; transmitir sentimientos a través de la escritura es algo mágico y que seas capaz de hacerlo es algo maravilloso. Lo más cerca que he estado de la poesía es el teatro en realidad, me gusta muchísimo y lo visito con asiduidad...eso me hace contestar tu primera pregunta, vivo en Nueva York, en South Manhattan cerca de Wall Street, me trasladé allí hace años para seguir con mi carrera profesional; y Broadway es uno de mis destinos favoritos.-
Al decir esto Will contempló como Grace había bajado la mirada algo avergonzada, el rubor de sus mejillas era visible y la sonrisa del joven boxeador se suavizó volviéndose más tierna. En esta ocasión William se acercó a ella y alzó su rostro con suavidad con la mano izquierda:
-Son nuestras pasiones las que nos hace ser lo que somos Grace, no te avergüences de nada y menos aún de lo que te apasiona.- ,con estas palabras Will le sonrió y contestó con voz suave su segunda pregunta, -Puedes preguntarme lo que quieras Grace. Desde pequeño me crié en un barrio algo conflictivo y además tengo un problemilla de hiperactividad...- ,dijo riéndose y rascándose la nuca divertido, -...fue mi padre el que me llevó por primera vez un gimnasio de boxeo donde comencé a desconectar de mis problemas saltando, golpeando y sudando, jajaja... Al final resulté que se me daba realmente bien, ¿sabes? Incluso representé al Reino Unido en dos olimpiadas. Pero sí, confieso que es un deporte muy exigente y muy peligroso, no sabes lo agradecido que estoy de no haber tenido ninguna lesión grave o perder demasiadas neuronas.-
Al decir esto William sonrió ampliamente esperando que Grace se relajara y sonriera con aquella broma:
-Eso sí, mi camino en este deporte me ha demostrado que la perseverancia y la fuerza de voluntad son indispensables en la vida, así que, sigue persiguiendo tus sueños Grace, estoy seguro de que algún día lograrás alcanzarlos. Pero bueno, no nos pongamos demasiado sentimentales, dime, ¿qué te gusta hacer en tus ratos libres cuando no haces que te mire así?-