Para esta cuarta cita, los organizadores habían pensado en algo más de movimiento y habían reservado un enorme parque de atracciones solo para vosotros.
Para los más tranquilos y a los que no les gustaba el movimiento también habían sitios donde comprar palomitas, y atracciones en barquitos y túneles del terror.
Graham llegó y mantuvo su boca abierta gran parte del tiempo. ¡Un parque de atracciones solo para ellos dos! Era un sueño. En verdad quería subirse a cada juego que pudiera, incluso los que dieran miedo. Claro que mucho dependía de su acompañante. Graham intentó moderar su entusiasmo, después de todo estaba allí para conocer a alguien, no para disfrutar de una alocada noche en un parque de diversiones con infinidad de atracciones a las que subir.
En este caso, iba vestido con una camisa mangas largas blanca, remangada hasta los codos. Ahora se notaba sus gruesos y velludos brazos, a los cuales les vendría bien un poco de sol. Llevaba un pantalón largo color negro y unas zapatillas del mismo color. La única cosa friki que tenía no podía ser mostrada: unos calzoncillos de Scooby-Doo* que fueron elegidos ante un impulso repentino.
*que tristeza al poner esa palabra en el buscador y salga como primera opcion un video de la "cancion" scoobydoopapa...
Me vestí para la ocasión con una camiseta cómoda de manga corta y unos tejanos cortos, cuando llegué al parque de atracciones sin duda pensé que había hecho una gran elección. El acierto extra venía con las zapatillas de tela fina, que mantendrían mi pie bien agarrado para los trotes que iban a sufrir en algunas atracciones.
Cuando yo llegué, Graham ya estaba ahí, vestía muy normal, sin nada friki.
- ¡Hola! - le saludé añadiendo dos besos poniéndome un poco de puntillas - ¿Donde has dejado tu estilo de ropa? - pregunté refiriéndome a su camiseta friki de la cita exprés.
Se alegró mucho de ver llegar a Aila, con quien había compartido una pequeña cita y quería saber más sobre ella. Tanto los besos como su pregunta le hicieron ponerse bastante colorado y a sonreír tratando de buscar una respuesta a su pregunta.
-Lo llevo en mi alma- dijo apoyando una mano en su pecho, luego agregó con una sonrisa amplia-. Y mi cabello le da un toque épico a todo lo que llevo. Tu te ves muy hermosa.
Estaba fascinado con su cabello rojizo, el cual parecía brillar con fuerza, como si fuera una muestra de su personalidad o la medida de su poder. Si esto fuera un animé claro esta. Sus ojos recorrieron todo el a su alrededor, como si buscara un objetivo. Luego se detuvo en su pelirroja compañera y preguntó.
-A dónde quieres ir primero- había variedad de lugares para diferentes gustos, por lo que esperaba que la pasaran muy bien.
- Muchas gracias - contesté a su comentario sobre mi belleza.
Miré a mi alrededor observando las atracciones cuando Graham me pregunto por mi preferencia. El catálogo era muy amplio, y pensé que quizá estaría interesante relajar el cuerpo con un poco de liberación de adrenalina.
- ¿Qué te parece si empezamos por esta? - dije señalando una estructura de color blando con raíles rojos llena de loopings y curvas vertiginosas que teníamos más cerca [B]- Luego ya tendremos tiempo de tomarlo con más calma.
-Se ve vertiginoso- dijo Graham mirando la atracción con la boca abierta, luego sus ojos se enfocaron en Aila y esta pudo notar el brillo de entusiasmo en ellos-. Vamos.
Sabia que le daría mucho miedo cuando el aparato comenzara a moverse, ahora mismo sentía hormigueos en el estomago, pero nunca le detuvo algo así. Al menos nunca lo detuvo para subirse a cuanta atracción hubiera, aunque siempre había sido de niño. De grande nunca tuvo la oportunidad de volver a vivir algo así. Por suerte no había comido nada, lo que le prevenía de cualquier situación embarazosa.
-¿Habías subido alguna vez a un juego como este?- preguntó mientras caminaba a su lado hacia la montaña rusa, mientras miraba los carriles no pudo evitar calcular la velocidad que tendrían a juzgar por la masa del carro. Sacudió la cabeza para quitar esos datos de su mente, pues no le tranquilizaban para nada. Una vez sentados y con todos los dispositivos de seguridad en su lugar, Graham lanzó un largo suspiro. Eso seria interesante.
- Sí, ¡me encantan! - dije con entusiasmo mientras nos acercábamos a la gran estructura.
Cuando nos sentamos en el primero de los vagones el operario de la montaña rusa apareció para asegurarnos en los asientos y se acercó a la cabina para poner en marcha nuestro primer viaje en aquella primera atracción.
- Ya vamos allí... - dije canturreante cuando la vagoneta comenzó a avanzar hasta encontrarse con la cadena de la primera subida.
La vagoneta comenzó a ascender por los raíles tirada por el mecanismo directa al pico para afrontar la primera bajada, y la que iba a dar comienzo a la parte divertida de todo.
La alegría de Aila era contagiosa, por lo que el entusiasmo de Graham estaba por las nubes. Se relajó bastante pensando más en una salida con una amiga que una cita amorosa, lo cual creía que se le daba un poco mejor. Cuando el artilugio comenzó a moverse, no pudo evitar aplaudir con entusiasmo, para luego carraspear tratando de parecer más serio.
Se rio, grito, alzó los brazos y volvió a gritar mientras daban vueltas de un lado a otro y sentía como su cuerpo se movía de un lado a otro. No podía parar de reír como un maniático mientras luchaba para que su cabello no se le metiera en la boca.
No oír al resto de gente en la atracción me motivaba a gritar más, la sensación del griterío en estas situaciones de liberación completa de la adrenalina me gustaba, y si no había posibilidad de que se generase, por lo menos intentaría hacerla yo.
A mi lado Graham se reía y gritaba, la montaña rusa era una auténtica gozada.
Al cabo de un par de minutos llegamos al final y la atracción se detuvo, las barrera se levantaron y me puse de pie en el vagón.
- ¡UHHHH! ¡QUE PASADA! - exclamé mientras me echaba hacia atrás los rizos que se me habían quedado delante de la cara - Supongo que ahora te toca elegir a ti - le dije a mi acompañante con una sonrisa.
El viaje terminó rápidamente, sintiendo como su corazón retumbaba con fuerza en su amplio pecho. Su cabello era un pequeño desastre, por lo que mientras baja se lo acomodó sin dejar de reír un segundo. Le agradó mucho que Aila compartiera su entusiasmo.
-Wow, hacia mucho que no me subía a una montaña rusa- dijo con una amplia sonrisa, intentando que su cabello quedara como quería-. Déjame pensar... Algo tranquilo estaría bien- aunque podría dar una vuelta mas en la montaña rusa-. Pero que sea divertido... la rueda de la fortuna- era bastante lento, pero llegaba alto y podrían tener una vision de todo el parque y los alrededores. También le gustaría subir a los autos chocadores, pero siendo solo dos, no era tan emocionante. Extendió su mano para que Aila la tomara, para conducirle hasta la próxima atracción.
Graham parecía un poco menos tímido que en su breve encuentro anterior. Estaba mas dispuesto a disfrutar del momento y no pensar en como se veía o que pensarían los demás. Y al actitud de Aila le facilitaba todo.
-Todavía me late el corazón- dijo apoyando su mano en el pecho-. Soy miedoso, pero me gustan esas cosas. Lo mismo que con las películas de terror. Las miro, me muero de miedo, pero lo disfruto... aunque luego mire los rincones oscuros de mi casa con temor jajaja.
- ¿A la noria? - pregunté - Perfecto - añadí tomando su mano.
Vi a Graham más entusiasmado que en la cita rápida, quizá también fuera por la explosión de adrenalina. Hizo entonces un comentario que me hizo reír.
- Malo sería si ya no te latiera el corazón - dije entre risas -. Perdón perdón, era una broma. A mi me encantan estas cosas, las historias de miedo, y me encantaría poder tener un monstruo bajo mi cama, pero creo que se acabaría cansando de mí, los sustos me provocan más risa que susto, casi parecen cosquillas - confesé mientras nos dirigíamos a la noria.
Graham también se rio con la broma, pues sabia apreciar ese humor que muchas veces tenia el mismo. Su idea fue bien acogida por lo que pronto llegaron hasta la noria. Era bastante alta, pero al ser lenta no creía sentirse especialmente asustado... solo tenia que evitar mirar hacia abajo.
-¿Un monstruo bajo la cama?- la idea le provocó un fuerte escalofrío-. No me entusiasma la idea. Luego de ver una película de terror o leer algo tétrico, dejar una mierda fuera de la protección de las sabanas se me antoja peligroso- como si algo pudiera tomarle su regordete pie y arrastrarlo hacia algún oscuro lugar-. En esa película de terror, donde una mujer es arrastrada por un ser invisible... fue terrible- arrugó el ceño y los labios formaron una pequeña trompa-. Mi hermano aprovechó para tirarme de los pies. Pegué un gran grito y le estampé todos las palomitas de maíz en la cabeza.