Para esta cuarta cita, los organizadores habían pensado en algo más de movimiento y habían reservado un enorme parque de atracciones solo para vosotros.
Para los más tranquilos y a los que no les gustaba el movimiento también habían sitios donde comprar palomitas, y atracciones en barquitos y túneles del terror.
El escenario para la siguiente cita parecía simplemente espectacular. Se trataba de un parque de atracciones de toda clase: había algunas de lo más trepidantes, mientras que otras eran más relajadas y tranquilas.
Detallista como era, había pensado en comprar a mi cita unas nubes de azúcar o unas palomitas, aunque como no sabía si le gustarían, decidí simplemente aguardar en la entrada del parque de atracciones a que la chica llegara.
A Grace se le iluminaron los ojos al divisar la enorme montaña rusa retorciéndose y girando con sus loopings y sus caídas libres, augurando una buena dosis de adrenalina. Hacía muchísimos años que no pisaba un parque de atracciones y, si bien había buscado la tranquilidad de un parque o un lago, aquello era otra opción igual de divertida. Sonrió con ternura, achicando los ojos, al recordar aquella vez que fue con su hermano y sus tíos…consiguió un osito en una tómbola, se hartó de manzanas de caramelo y algodón de azúcar y se montó en todas las atracciones que pudo y más hasta acabar…sí, efectivamente, vomitando. En casa sus padres la riñeron, pero fue un día esplendido.
Empezó a fantasear en salchichas fritas y caramelos cuando vio la entrada frente a ella y a lo lejos una figura. Acortó los pocos metros que le quedaban llegando al trote, casi corriendo, con una enorme sonrisa dibujada en sus labios.
- ¡Ey!-dijo, resollando, una vez hubo llegado junto a Eric. Le dio dos besos.- ¿Qué tal? Siento llegar tarde…
Perdón por la tardanza....he estado hasta los topes de trabajo ^^'
-¿Tarde? No, tranquila, acabo de llegar. Solo llevaba unos minutos esperando -declaré, con una sonrisa, dando dos besos en las mejillas a Grace.
En nuestra primera cita, de apenas diez minutos, no habíamos podido conversar demasiado, aunque me había llevado un buen sabor de boca aquella simpática joven escocesa.
-Parece que tenemos todo el parque de atracciones para nosotros -comenté, animado-. ¿Qué te apetece hacer? Había pensado en esperarte con palomitas o algodón de azúcar, aunque no sé si te gustan...
- Me encantan.- aseveró, asintiendo y echándose a reír.- Pero puestos a elegir…prefiero algodón de azúcar. Y podemos ir compartiendo mientras paseamos.- añadió, con una sonrisa cálida.
El hecho de que tener todo un parque de atracciones para ellos solos le daba a la cita un cierto aire…fantasmagórico. Probablemente no era la palabra adecuada, pero dada su experiencia con libros y películas de miedo no podía dejar de imaginarse a Freddie Kruger, Jason o el tipo del impermeable amarillo de Se lo que hicisteis el último verano, saliendo de la casa del terror para matarlos. Sacudió la cabeza, riendo internamente por tal ocurrencia. El parque de atracciones no era de ese tipo, seguro.
- Pues propongo pasear y…-en su rostro e dibujó una sonrisa traviesa.-…montarnos en todas las atracciones que podamos. ¿Tienes alguna preferencia o hay alguna que no te guste?-preguntó, alzando las cejas.- Ah, y se me da de fábula conseguir peluches, así que avísame si quieres uno.-añadió, riendo.
A continuación señaló hacia la entrada con la mirada y antes de que pudiera replicar, alcanzó su mano, entrelazándola, y tiró de él hacia el interior.
- Y bien…¿cómo estás?
-Algodón de azúcar entonces -confirmé, con una sonrisa-. A mí también me encanta. -Escucho que Grace propone pasear y hago un gesto de asentimiento-. Creo que me gusta bastante ese plan. En principio, no tengo ninguna preferencia con las atracciones ni hay alguna que me disguste. ¿Hay alguna que te llame especialmente la atención? Podríamos empezar por ahí. -Cuando menciona que se le da bien conseguir peluches, dejo escapar una carcajada-. ¡Ouch, y yo que pensaba que tendría que ser yo el que te los consiguiera!
Grace tomó entonces mi mano, entrelanzándola, y empezó a tirar de mí hacia el parque de atracciones mientras seguíamos conversación.
-Bueno, estoy bien. La verdad es que alguna cita me ha resultado interesante, y creo que esta también lo va a ser -reconocí, dirigiendo una sonrisa a Grace. Aunque no nos había dado mucho tiempo a conversar en la primera cita, me sentía muy cómodo con aquella chica escocesa-. ¿Y tú qué tal estás?
Se llevó un par de dedos a la barbilla y empezó a golpeársela, pensativa
- Hm…¿la montaña rusa?-le contestó con una sonrisa traviesa y señalándola.- ¿Te apetece empezar por ahí o nos la reservamos para el final, así, como emoción fuerte?-rió.- Pero antes…
Lo llevó hasta un puestecito de comida. Mordiéndose el labio inferior como una chiquilla que justo antes de zamparse un gran helado, Grace cogió un algodón de azúcar ya preparado, enorme y rosado y se lo tendió a Eric, sonriendo.
- Algo dulce para un chico dulce.- le dijo cariñosamente, a modo de broma.- Y un poco para mí también.-añadió, robándole un buen pedazo y llevándoselo a la boca y relamiéndose.
Volvió a su lado para continuar paseando tranquilamente mientras picoteaba de la grandiosa nube azucarada. A su alrededor todo era música, colores y luces brillantes que invitaban a acercarse. Seguía resultándole raro estar solos en ese enorme parque, no tener que hacer colas...
- Yo también estoy bien.- contestó. Sonrió con su comentario.- Oh, bueno…seguro que nos lo pasamos bien, es difícil no hacerlo en un lugar como este. Y las citas…me han ido bien. Por lo menos han sido una grata experiencia, algo nuevo.
Un autómata antiguo en su caja acristalada les observaba desde una esquina. Era algo así como una gitana que predecía la fortuna. Se acercó lentamente.
- Siempre me han dado un poco de yuyu estas cosas…-miró mejor.- Oh, esta predice algo de…¿tu futuro en el amor?-se echó a reír.- ¿Quieres probar?
-¿La montaña rusa? -Arqueé una ceja, mientras sonreía-. Vaya, parece que eres del tipo de chica que le gustan las emociones fuertes. -reí, divertido y añadí-: Ok, pero dejémoslo para el final.
Cogido de la mano de Grace, me dirigí hasta el puestecito de comida y tomé el algodón de azúcar que me ofrecía la chica. Me agradaba ver que parecía bastante animada.
Paseamos por el parque de atracciones, mientras compartíamos aquella nube azucarada. No tardamos en divisar un antiguo autómata dentro de una caja de cristal. Era la típica atracción de la que se decía que era capaz de predecir el futuro, como si se tratase de un vidente. Por lo que Grace había leído en el letrero, parecía que aquel autómata en concreto era capaz de predecir el futuro.
-Me encantaría probar, tengo curiosidad de ver cuál es mi futuro -reconocí, sonriendo-. ¿Qué crees que nos dirá?