- ¡Jajaja! Claro como si no me hubieses dejado ganar - dije mientras Eric me apartaba el pelo de la cara -. Uhmmmm, ¿ves esa boya ahí adentro? - le pregunté - Vamos hasta ahí, ¿estás bien de fondo?
Me apetecía estirar un poco los brazos unas buenas brazadas hasta un punto alejado de la orilla y volver sería algo que mi cuerpo agradecería y era divertido, al menos me lo parecía a mí.
-¿Dejarte ganar yo? -pregunté, fingiendo estar extrañado-. En absoluto. Eso es que soy muy lento. -Me dijo en la boya que está señalando Aila y asiento-. Sí, la veo. Vamos para allá. Espero que en esta playa no haya tiburones, ¡je, je!
Veo que Aila comienza a nadar y decido hacer lo mismo, dando largas brazadas en dirección a la boya.
Finalmente llegué a ella, después de unos minutos de nado. Me detuve al tocarla y levanté los brazos en señal de victoria.
- Ueeeeee, he vuelto a ganar - dije -. Eres un poco lento, ¿eh? - añadí guiñándole un ojo a Eric cuando llegó.
Me mantuve un rato flotando en el agua e incluso me tumbé a disfrutar del cielo y del suave movimiento del mar a esa distancia de la orilla.
- Este es uno de los placeres de la vida, echarte sobre el agua a mirar el cielo, casi nadie suele llegar hasta esta altura, y no oyes a nadie, cuanto más cerca de la orilla estás menos tranquilidad hay - dije.
-Pues sí, la verdad -admití a la reflexión que acababa de hacer Aila-. Realmente es muy placer poder estar aquí tumbados en el agua, relajados, sin nada que te moleste. Creo que eso sería difícil de conseguir tumbado en la playa. Eso, en cambio..., incluso resulta inspirador.
Al igual que había hecho la pelirroja, me tendí sobre las aguas, con la mirada en el azulado cielo y los brazos extendidos, dejando que la brisa me meciera mientras flotaba en pleno mar.
-Creo que es la primera vez que estoy tan relajado en... no sé, quizá años...
- ¿La primera vez en años? - pregunté sorprendida - Si que es duro el trabajo de periodista.
Yo tenía cierta suerte mi trabajo me permitía visitar lugares tranquilos, no siempre, pero a veces podía olvidarme de todo y sentarme a descansar en un lugar sin ruido, y sino, tenía la casa de mis padres lejos de la ciudad.
- ¿No tienes tiempo o crees no tener tiempo para estos momentos? - le pregunté, directamente mientras miraba al cielo.
-Buena pregunta -comenté, sorprendido-. Diría que creo no tener tiempo para estos momentos, o quizá se deba a que no los he buscado bien. -Reí, aún dándole vueltas al tema-. Teniendo en cuenta que la mayoría de mis ex-parejas fueron compañeras de trabajo, es posible que la falta de tiempo para mí mismo haya afectado en muchos aspectos de mi vida.