Partida Rol por web

La voz que le respondió al otro lado del teléfono era la de su marido, pero su calidez habitual estaba velada por la inquietud. Con algo parecido a un graznido acelerado, parecía obvio que había ido corriendo para saltar sobre el teléfono, contestó

"DIGA?, NADIA, ERES TÚ?"

Al fondo del pasillo vio una figura masculina familiar que se llevaba el dedo a los labios pidiéndole silencio con una sonrisa cínica. Era una versión más joven de Greg, era el señor Dark y en sus manos parecía tener algo parecido a un walkman del que salían unos auriculares hacia sus oídos. Sonreía, mientras le hacía un ademán de que empezará a hablar llevándose la mano al reloj. El tiempo era limitado y podía ser su único oportunidad.

Se le cortó la respiración al llegar arriba y mientras escuchaba la voz de su marido apretaba el auricular con fuerza mientras miraba al suelo con ojos asustados, sin atreverse apenas a moverse. La voz no le salia y solo sentia ganas de llorar de puro miedo, pues le parecia que cualquier movimiento o palabra podria acelerar su muerte.

- Amor mio - logró articular en voz baja con la voz cargada de emoción - Si. Soy yo. - un sollozo se le escapó aunque intentó contenerlo con su mano libre - Te quiero. Te quiero sobre todas las cosas. Solo lamento no haber sabido hacerlo mejor, hacerte más feliz. Lamento haber dejado que sucediera lo de aquella joven y llenar nuestra vida de remordimientos, culpa y dias tristes. Yo... - se mordió el labio y miró hacia el pasillo que se extendia al lado - lo siento -

En cuanto llegó la última disculpa de Nadia y sus ojos se anegaron de lágrimas un fuerte sonido llegó desde el sótano. El sonido de una deflagración que hizo temblar las lágrimas de las arañas de cristal del comedor, una explosión que salvo la caída de un jarrón no afecto el resto de la casa.

Esperaban notar el olor de quemado, que la voz de Dark anunciara el triste destino de Sir Gustave pero lo único que se podía oír eran los gimotéos apenas contenidos de Nadia. Estaban solas, solas con un asesino.
 

Nadia gimoteaba, compungida por un dolor tan intenso que llegaba a lo físico. Su marido, no solo iba a perder a su mujer sino también a su hijita, una hija en la que había volcado toda su ilusión. Se había empeñado en preparar su habitación con sus propias manos trabajando los fines de semana, y todo eso mientras la cuidaba mejor que nunca, como si fuera la depositaria del mayor tesoro habido, y ella, ella iba a morir si no conseguía hacer algo.

Tras la explosión vio como Dark se encogía de hombros y hacía un gesto con las manos como si enmarcara el hongo de una explosión nuclear, al menos no se movía, al menos no iba a por ella, pero por que? y por que la había salvado? por que su marido no le contestaba?? Su marido no contestaba, ella le llamó pero salvo su voz al descolgar el teléfono no lo había vuelto a oír. Miró a Dark  y Dark la miró a ella mientras notaba algo extraño, una especie de entumecimiento, un olor que había olido antes, cloroformo? en el teléfono? no podía ser... tenía que decidir rápido, soltar el teléfono?, huir?, esperar a que su marido hablara? algo tenía que hacer, hasta su hijita nonata se daba cuenta, aquellas patadas en aquel momento no podían ser una casualidad.

-"Coño"-murmura la mujer mientras coge aire.Si había alguien en aquella casa que deseara que viviese era ese hombre.Le hubiera gustado tirárselo antes de matarle,porque sí,era tan arrogante que Vanessa había deseado arrancarle la ropa,follárselo y luego rebanarle el pescuezo desde el mismo instante en el que se habían visto pero el cabrón de Dark le había quitado el placer de bañarse en su sangre.

Vanessa se encogió de hombros mientras clavaba los ojos en la espalda de la preñada rubia ¿estaría con Dark o realmente era una víctima como ella?Esperó a que la mujer terminase de hablar para ver qué hacían

Vanessa se sobresaltó al escuchar la explosión y movió la cabeza con gesto apesadumbrado pues al ver los cables lo había supuesto y le extrañaba que Gustave no lo hubiera pensado pero así eran las cosas y ahora el escritor estaba muerto

-"Nadia,dese prisa"-casi susurra la pelirroja con voz temerosa-"Ese hombre va a venir a por nosotras ya"-

Nadia soltó el auricular como si le quemara en las manos, mientras retrocedia un par de pasos mirando entre asustada, dolida e incrédula al teléfono, luego al lugar de donde había venido la explosión y después al pasillo.

Aunque las lágrimas empañaban sus ojos claros dejaban ver que se sentia traicionada y atrapada. Se habia reido de ella, de su inocencia, de su buena fe. No solo no le habia dejado despedirse, sino que la tenia donde él queria. Quería correr, salvar a su pequeña, pero sentia que ningún lugar era seguro ya. Todos los dormitorios tendrian trampa, las escaleras eran una bomba de relojeria y estaba en una planta alta. No podia arriesgarse a lanzarse por una ventana como el traidor de Wallace y dañar a Andrea en la caida. No, no , no.

Se sacó las llaves del canalillo con manos temblorosas y se acercó a la barandilla para lanzarselas a Vanessa. Eran las llaves con un llavero en forma de ancla

- CORRE!! SAL DE AQUI!! - gritó con furia, con rabia, como nunca lo habia hecho, como si asi pudiera vaciar todo lo que sentia  - Tú aún lo puedes conseguir -

Luego se giró hacia un lado y habló bajo mientras avanzaba despacio, con su vestido manchado de sangre cubierto en gran parte por la enorme chaqueta de Butler

Su tono de voz habia bajado de intensidad mientras miraba a Dark a los ojos - Por favor, antes de matarme... dejame pedirte algo -

Vanessa miró sorprendida a Nadia mientras recogía las llaves que ésta le había lanzado.Entendía que al otro lado del teléfono estaba Dark aunque eso era previsible así que alzó una ceja.La inocencia de la rubia no tenía parangón

-"¿Dónde vas,Nadia?¿Baja!¿De qué son estas llaves?"-exclamó mientras la veía alejarse-"¡Escucha,si no quieres bajar hay un balcón con una cuerda que da al jardín,intenta bajar por ella,te espero allí!"-le dice a la mujer

Nadia apartó el teléfono de su boca como si quemara mientras miraba con pánico en dirección al pasillo, como si la misma parca hubiera decidido venir a por ella. Con un gesto rápido metió la mano en su escote y sacó una llave, una llave unida a un llavero con forma de ancla que voló por encima del pasamanos de la escalera para aterrizar en la planta baja ante la atónita mirada de Vanessa que no entendía lo que estaba pasando.

Saliendo de su ensoñación Vanessa recogió la llave y la animó a buscar una salida, bajar por la escalera o por la cuerda, pero salir de allí pero las fuerzas parecieron abandonar a Nadia. Sus ojos rolaron al blanco y sus rodillas se doblaron mientras apenas tenía fuerza para llorar y musitar algo en voz baja, algo que desde su posición Vanessa no podía oír. En cambio si oía los pasos en el pasillo, acercándose hacia la posición de Nadia, los pasos y una risita entre dientes, una risita de hombre.

La tensión, la tensión siempre había sido peligrosa para Nadia. Tenía tendencia a desmayarse cada vez que pasaba algo malo o se sentía estresada, como aquella maldita noche en la que atropelló a aquella mujer, como le estaba pasando en aquel momento. Notó que las fuerzas le abandonaban y como su rodilla se acomodaba en el suelo, intentando mantener el equilibrio con las manos y luchando por mantener la consciencia.

Al ver el gesto Dark se empezó a acercar a ella, lentamente, con una risita entre dientes que haría estremecer a los nervios mejor templados.

"Shhhhht, tranquila Nadia" dijo en apenas un susurro insinuado, casi tierno y cálido, como el que dedica una madre a una hija a la que la fiebre no le baja  "Shhhhht, esto habrá acabado enseguida. Duerme, no te haré daño"

Palabras que no encajaban con su sonrisa, ni su forma de caminar ni el brillo enfermizo de sus ojos.

Vanessa observó a Nadia sin entender muy bien por qué aquella mujer se arrodillaba en vez de correr hacia la planta baja donde ella estaba.El loco aquel se estaba acercando a ella y Vanessa sabía que si las escaleras tenían alguna trampa él la activaría en cuanto ella quisiera ascender por lo que no le quedaba más remedio que quedarse allí

-"¡Nadia!"-llamó nuevamente-"Venga,baja y salva a tu hija,tú puedes hacerlo ¡Baja!"-intenta llamar su atención así mientras mira un segundo hacia atrás y hacia la entrada antes de mirar nuevamente hacia donde se encontraba la rubia-"¿Vas a dejar que ese cobarde asesino acabe con tu hija?"-

Un día demasiado largo, el haber comido menos de lo que debería y la tensión de la jornada fueron más de lo que Nadia pudo soportar. Su cuerpo cayó en el suelo como una muñeca de trapo rota, con lágrimas en los ojos y una expresión aterrorizada, su cabeza rebotó sobre la mullida alfombra y el único gesto que pudo hacer antes de sumirse en la oscuridad fue el de proteger a su hija poniendo los brazos sobre su vientre e intentando adoptar una postura fetal, como si eso fuera suficiente para protegerse de los pasos que venían desde uno de los pasillos.

Eran los pasos de un hombre que reía entre dientes como un niño, un hombre que se parecía a Greg y que tenía el aspecto de no haber trabajado bajo el sol en su vida. Un traje caro, zapatos italianos y la sonrisa arrogante del que lo ha conseguido todo en la vida. El hombre miró a Nadia y le dio un par de pataditas para comprobar si estaba despierta o no mientras la miraba divertido, estudiando su rostro e intentando descubrir si todo aquello era una trampa. Al no moverse la mujer se encogió de hombros y miró hacia abajo, donde Vanessa intentaba animar a Nadia para que escapara, y sonrió con una pose estudiada de seguridad, irradiando un magnetismo que habría hecho caer a cualquier mujer en sus cabales, aunque, afortunadamente Vanessa no casaba del todo con aquella descripción.

"Buenas noches señorita Townsend, tenía ganas de conocerla." dijo con una sonrisa mientras la miraba de arriba abajo sonriendo satisfecho de lo que veía "Que sepa que la he investigado durante mucho tiempo y que estoy feliz de ver que no me ha decepcionado, usted es como yo, disfruta con esto, verdad?. Oh, sí, yo lo disfruto mucho, son las ventajas del dinero ya sabe, puedes comprar muchas cosas, las voluntades de otras personas o sus vidas, aunque desgraciadamente no se puede comprar todo con dinero" dijo encogiéndose de hombros y quitándole importancia "Ha matado alguna vez a una embarazada?. Estoy seguro que Nadia la ha estado sacando de quicio con sus lloriquéos de santurrona. Quiere que le deje matarla? Lo desea? Si lo desea le dejaré hacerlo a su modo y cuando ella muera será usted contra mi, depredador contra depredador, y a partir de ahí que gane el más fuerte. Que me dice? Hace los honores?"

Se apartó de Nadia dando 5 pasos hacia atrás. Vanessa podía verle como levantaba las manos beatíficamente como si nunca hubiera roto un plato. Tenía la llave en la mano, al igual que las vidas de Nadia y su hijita, era su decisión.

Vanessa miró al hombre pensando que era Greg hasta que se dio cuenta de que no era así,podían ser hermanos pero desde luego no eran la misma persona

Vio cómo Nadia caía al suelo y supuso que de algún modo aquel hombre le había hecho algo y poco podía hacer ella por la vida de aquella mujer

Escuchó al hombre con interés escuchando lo que éste tenía que decirle y a medida que oía sus palabras una sonrisa apareció en el rostro de la escritora.Una sonrisa que podía significar cualquier cosa pero que era realmente una sonrisa divertida

-"Así que crees conocerme ¿eh?"-le dice con cierta sorna-"¿Sabes el problema,chico guapo?Que la naturaleza humana es cambiante y a veces las peores personas pueden tener conciencia"-sus ojos le miran con desdén mientras con la cabeza hace un gesto hacia Nadia-"Dime,queridísimo Irving ¿te crees un justiciero?Por lo que esas carpetas ponían todos hemos matado a alguien en un momento de nuestra vida.Tu error,tu gran error ha sido que has elegido a la gente equivocada y te has convertido en un asesino más porque quien ha matado por placer podía haber incurrido en tu ira aunque no te conocíamos por lo tampoco lo entendería ¿pero aquellos que por error o accidente como ella provocaron la muerte de alguien?Oh,no Irving,eso no es justicia,eso es venganza.Así que sí,ambos somos lo que somos,no lo voy a negar,el placer de hacer ciertas cosas es indescriptible pero yo no me he escondido como tú ni he creado una ratonera.Eres un sádico y estás loco así que en eso me ganas.Respecto a tu propuesta la respuesta es no,no voy a matar a Nadia,no me ha hecho nada y no tengo por qué hacerlo así que hazlo tú ya que eres quien lo ha dispuesto"-

Irving la miraba divertido, como si cada cosa que le dijera le resultara más graciosa que la anterior, con la paciencia de un viejo maestro ante un discípulo díscolo. Si todo lo dicho por Vanessa le había hecho mella no lo parecía, la misma pose estudiada y mirada arrogante, inmóvil, sopesando a Vanessa con la mirada mientras miraba a Nadia de reojo. El señor Dark se encogió de hombros y sin perder la sonrisa le replicó

"Sabe señorita Townsend? La conozco más de lo que usted piensa. Ya que no desea mi regalo yo mismo me encargaré de la señorita y la abominación que lleva en las tripas. Tal vez empiece por la pequeña, nunca he matado nada que no está oficialmente vivo, ya sabe, hasta que no lloran, no se les da como vivos... En fin, le dejo. Pronto vendré a por usted, viva como si fuera su último momento entre los vivos, nunca se sabe cuando nos va a llegar la hora. "

Dio la espalda a Vanessa y cogió a Nadia de los pies para arrastrala en dirección al pasillo, de camino a lo que le tuviera preparado para la buena de Nadia.

Cayó al suelo sumida en una seminconsciencia como castigo final. Tuvo que escuchar como Dark regalaba su vida y como Vanessa la dejaba a su suerte, pero no sentia enfado o rabia pues sabia que merecía morir. Una vida por otra vida.

Lo que si la embargaba era una pena infinita que le encogía y estrujaba el corazón.

Andrea, su pequeño rayo de luz, la que logró sacarla del pozo sin fondo en el que se sumió tras el accidente. Ella iba a pagar por las dos y no era justo. No conocería a su padre ni a sus abuelos. No reiría ni jugaría con sus amigos. No haría el amor. No crecería. Allá donde fueran al morir siempre seria su bebé.

Ese último pensamiento logró que se zambullera en la inconsciencia mas tranquila, sin llegar a escuchar la última amenaza de Dark ni sentir como la arrastraba por el suelo