Catherine volvió a aparecer a través del pequeño ventanuco de cristal para observar lo que pasaba al otro lado de la puerta, intentando comprobar si lo que le contaba Wallace era falso o podía haber algún indicio de trampa, como si su vida pudiera correr riesgo a manos de cualquiera de los hombres que habían entrado en sus dominios, uno gritando y provocando a un Dark que no se acababa de materializar, el otro luchando entre la aprensión por la sangre derramada y la curiosidad y el morbo de ver una herida de ese tipo.
La discusión interna, entre la razón y el deseo de ayudar, no fue corta pero finalmente la cocinera abrió la puerta lentamente y dijo
"No hay ningún botiquín en el baño, lo guajdamos en la despensá" con cara de aprensión se acercó a Nate y le pidió la mano mientras el policía cogía una botella de chateaûx Borguignon del 63 y la bebía como si fuera vino de mesa. "Dejemmé veg su mano monsieug....He visto algunos cogtes así pego nunca algo así, debegía veglo un medicó pego no hay.... " Miró entonces a Wallace y le dijo con una pequeña sonrisa "No pagece que el señog Bullocks sepa de medicina pog la caga blanca que tiene...pego cgreo que lo unicó que podemos haceg es quemaj la hegida con un soplete de cociná o haceg un togniquete...lo malo del togniquete es que solo se puede manteneg pog poco tiempo o podría mogigle el brazo entego....y quemaj...solo lo he visto en las películas y no se si funcionaga...."
Un crujido de madera sonó en las escaleras y el rostro asustado de Catherine tomó una nueva dimensión en lo que miedo se refiere. Miró de reojo la puerta de la despensa y susurró en voz baja
"El mayogdomo quiege matagme.......yo he visto como le cambiaba el vasó a Glogiá....quiege culpagme pero sé que fue él y quiege matagme paga echagme el muegto encimá..... es muy peliggroso y aggresivó...señog Wallace, pog favog...no deje que me haga dañó"
La idea de quemar la herida de Nate hizo que Wallace, por el simple hecho de imaginarse el humo y el olor a carne humana quemada, se pusiera tan blanco como el suelo que pisaba. Creyó que iba a desmayarse, quitándole unos segundos la botella de chateaûx al policía y dándole un trago para despertarse, pero al no estar acostumbrado al fuerte sabor del alcohol tardó un microsegundo en escupir el contenido en el fregadero.
Ya estoy despierto.
Espero que encontremos una solución menos drástica.- Miraba de un lado a otro sin saber qué hacer, decir o ir, completamente perdido en mitad de sangre y salmón posiblemente pasado, girándose sólo cuando escuchó el sonido por las escaleras.
Alzó una ceja extrañado por la versión que daba, sabiendo que le faltaban piezas para entender el puzle.- ¿Él la mató? – Recordaba perfectamente verle llorar con la sirvienta pelirroja entre sus brazos, completamente destrozado. No sentía que estuviera mintiendo, ya que podía notar el dolor que emitía.- No tiene sentido…- Se acercó un paso a la escalera antes de dirigirse a la cocinera.- Voy a ir a ver. No salgan de aquí, cierren la puerta nada más me marche. No dejen entrar a nadie.- Miró al herido Nate, pasando por su herida primero.- Si puede intente ayudarle.
Si nadie tenía nada más que decirle, abrió la puerta y se marchó, buscando al mayordomo.
Catherine le miró y asintió mientras le miraba con una expresión aterrorizada y preocupada, como si no se pudiera creer que aquel chico tan escuálido tuviera el valor de meterse en la boca del lobo y enfrentarse a un hombre tan peligroso como el señor Butler, un monstruo asesino según la versión de la mujer, una versión que Wallace no acababa de creer aunque no podía negarse que la preocupación de Catherine parecía tan genuina como la de Butler.
Mientras la mirada preocupada de Catherine se cruzaba con la de Wallace, Nate aprovechaba para descorchar su segunda botella, una que probablemente costaba más de lo que ganaba después de tener en cuenta las horas extras, mientras seguía diciendo locuras sobre castigar a Dark, meterle su pie en el culo y patearle hasta reventarle el cráneo. Con una suspiro de resignación la afamada cocinera dijo "Intentage haceg lo que pueda, si es que no se mata a si mismo bebiendo vinó. Tenga mucho cuidado señog, pog favog, no haga ninguna tontegía y ustéd compogtese señog Nate, puede mogigse de esto, entiende..mogigse.Vuelva pgrontó Wallacé, cuidesé"
Y se acerco a Wallace y se puso de puntillas para besarle, un beso dudoso, entre la mejilla y los labios, uno de esos que te hacen dudar de si ha habido un accidente o ha sido intencionado.
"Magchese, tengo que cugag a este boggacho"
Nate seguía bebiendo y riendo como un loco al calcular que llevaba bebido el sueldo de 3 años con aquellas botellas. Mientras Nate iba ya por la tercera botella y empezaba a sentir la necesidad de vaciar la vejiga, Catherine entró en la despensa y se pudo oír como cacharreaba dentro de la despensa moviendo varias de las estanterías con ruedas para llegar al botiquín. Al salir Nate miró al botiquín y se le escapó la risa al ver el tamaño, poco más de una caja de zapatos, por lo que las posibilidades que tenía de ser curado con eso eran minúsculas.
La cocinera le miró y le dijo "De momentó intentagemos un togniqueté a veg si la sanggre paga pog si sola pego necesitá un medicó señog, lo entiende?. Mogiga si no me hace casó. Pogtese bien y extienda la mano"
Nate obedeció y extendió la mano mientras Catherine echaba mano al cinturón de sus pantalones y se lo desabrochaba haciendo que la imaginación de Nate se desbordara. El sabor de aquella cocinera debía ser tan sublime como sus platos pero la muy estrecha se limitó a enrollar el cinturón alrededor del antebrazo de Nate, dándole vueltas con una cuchara de madera, haciendo que la presión en el brazo fuera tan molesta como dolorosa pero era una presión que impedía que saliera más sangre.
La cocinera se sentó y le quitó la botella y le dio un trago largo mientras le decía
"Tgres hogas, solo tiene tres hogas....después o abgrimos el togniqueté o bon voyage brazó. Entiendé?"
Nate debería entender, pero 3 botellas eran demasiadas hasta para él. Se había quedado dormido pesadamente en la silla.
De momento así estás seguro :)
Catherine vio que por el momento Nate estaba a salvo y le dijo antes de salir
"Señog Wallace...si me oye voy a ig al cuagto de baño.... no hay nadie, estagá segugo....no sale sanggre, todo estagá bien..."
Con un gesto decidido volvió a coger el rodillo de cocina y salió de la misma mirando a Wallace otra vez antes de salir.
Allí no había lugar al dolor, para el fracaso ni para la culpa. Flotaba, flotaba en nubes de alcohol que le embotaban los sentidos y que le impedían recordar, recordar cuando su carrera se torció, cuando perdió la ilusión y se convirtió en un policía torturado, alcohólico y solitario. Lo que vino antes de caer inconsciente le perseguía ahora en esos sueños sin dolor, el sentimiento, triste pero a la vez liberador de saber que ya no podría ser policía, que no volvería a empuñar un arma y que jamás desempeñaría esos trabajos que daban a los oficiales tullidos en el departamento, como meros proveedores de beneficiencia, obviando que una vez erradicado el orgullo de ser un agente de la ley lo único que quedaba es un trabajo de secretaria, un trabajo indigno para cualquier hombre.
En sus sueños escuchó el estruendo de un arma en el piso superior. Carabina, de caza, gran calibre. Aun sin estar consciente pudo identificar el arma por el estruendo, no era la primera vez que le disparaban con una de esas, y sabiendo la potencia del arma se compadeció de la víctima. Seguramente ahora debía lucir un agujero del tamaño de un puño y estaba de camino a enfrentarse al juicio final.
En cuanto estés operativo me avisas :)
Un vómito corrosivo llegó repentinamente desde el estómago, saliendo con gran impulso por sus fauces. Aquel licor tan caro estaba siendo devuelto con un aspecto mucho más horroroso. Su barriga había dicho basta. Su visión doble, su lengua torpe y su total mareo, le decían que ya estaba totalmente borracho. Lo suficiente para levantarse y caer nuevamente sobre su propio vómito.
Quiso disponer de su revóvler y acabar con su mísera vida allí mismo. Su carácter agrío no era sino un fiel reflejo de las malas decisiones que había tomado en su vida. Le gustaría morir allí mismo... pero como un puto héroe. Una acción que restableciera su honor, y pudiera ser despedido con la barras y estrellas sobre su féretro, mientras su hija y su ex-mujer lloraran lágrimas de orgullo... Tenía que acabar con Dark...
Las palabras de la maciza cocinera corrían en su mente... Butler, el mayordomo. La había intentado envenenar... tal vez sea cómplice de ese morboso juego del tarado.
Se levantó agarrándose a los asideros de los cajones, y vagabundeó hasta el fregadero. Metió la cabeza bajo el grifo intentando que el líquido vital le espabilara lo mínimo...
Rebuscó en la cocina en busca de lo más parecido a un arma. - Dark... Dark... - susurró mientras pensaba en la sincronía del apellido del villano con su propia y cada vez. más efímera existencia.
De vuelta. Gracias por la paciencia.
Cuando las violentas arcadas despertaron el cuerpo del policía, y de lo poco que quedaba de su mente torturada, descubrió que estaba solo en la habitación. El torniquete practicado en su mano derecha había acabado con el escape de sangre pero no por ello con el dolor, un dolor que le llegaba amortiguado, de ninguna parte y de todas a la vez, solo la visión borrosa de sus ojos le permitían establecer que era la mano del revolver lo que estaba roto como su carrera.
Moriría si debía morir pero no se iría solo, se llevaría al cabrón de Dark con él aunque fuera lo último que hiciera. Desde hacía tiempo estaba preparado para morir, con esa profesión sabías que era más probable eso que recibir el reloj chapado en oro que se le daba a los jubilados, pero lo haría con sus condiciones, haciendo un último servicio al mundo y llevándose a aquella alimaña con él.
Se levantó de la silla y resbaló haciendo que su muñón tocara una de las encimeras de la cocina y provocándole un grito apenas sofocado dolor. Trastabillando y sin saber muy bien como llegó al grifo y giró la llave para que el agua saliera lo más fría posible para hundir la cabeza para aclarar sus pensamientos, fría como tantas duchas que se había dando antes de ir a trabajar, duchas y chicles de menta para intentar ocultar su realidad.
Tras un tiempo que se antojó eterno sacó la cabeza de debajo del grifo y con los ojos y el pensamiento más claro barrió con la mirada la cocina en busca de algo que le pudiera servir como arma. En el cuchillero los cuchillos más grandes habían desaparecido hacía tiempo pero aún quedaba alguno de 15 centímetros que podía ser útil, había un extintor, sartenes pesadas y cacerolas que podría usar como armas contundentes, un pequeño soplete para realizar el caramelizado, tantos utensilios de cocina y de uso tan dispar que Nate se preguntó como era posible necesitar tantos trastos para hacer de comer.
Bienvenido!
Básicamente la cocina es una cocina de restaurante donde han cogido los cuchillos grandes. Si se te ocurre alguna idea creativa nada más decirlo y te diré si hay lo que buscas o no. Básicamente hay de todo, quieres un escurridor de ensaladas? está, un pelador de patatas? también....
Por un momento, ideas flamígeras lo hicieron sentir como un pirómano. Ver a Dark arder, sería un placer supremo. El soplete, y seguro que había algún spray anti-insectos bajo el fregadero, que le hiciera las veces de improvisado lanzallamas.
Pero un doloro latigazo en el muñón, le recordó que solo disponía de una mano. El momento fue cómico a la vez que amargo, y una risa casi de locura, recorrió su cara...
El cuchillo valdría... así lo mataría de cerca... sintiendo su respiración apagarse... suplicando un perdón con voz tenue... chillando como un cerdo en un matadero... siendo testigo del último estertor de aquel hijo de mil hienas.
Cogió el único cuchillo que quedaba de un cajón. Ni siquiera parecía muy bien afilado. Pero valdría para abrir en canal a aquel bastardo... salió de la cocina, en busca de su víctima. Porque ahora él, era el cazador y Oscuro era la presa.
- Daaaaaark...
El tacto del cuchillo era extraño, o tal vez lo extraño era empuñarlo con la mano izquierda, pero sería suficiente, tenía que serlo. Quince centímetros de hoja podían ser tan mortales como 25 si se apuñalaba en el lugar correcto o se hacía en múltiples ocasiones, en ese caso el tamaño no importaba demasiado si se tenía el tiempo de dejar a tu víctima con un colador, y aquella hoja le estaba pidiendo la oportunidad de derramar la sangre de un auténtico monstruo.
Pero donde lo encontraría? donde se escondía esa sucia sabandija?
Estaba solo y del piso de abajo llegaban gritos pero ninguno comparable con el grito de mujer que escuchó en el otro ala de la casa, un grito de intensa agonía que solo hacía que crecer, transformado en un aullido enloquecido de quien muere presa del más intenso de los dolores.
Con los ojos en sangre, como un lobo hambriento tras una presa; con una cara más propia de Jack Nicholson en el Resplandor, salió corriendo hacía los gritos de la mujer, esperando con todas sus fuerzas que no se tratara de Nadia. Había jurado protegerla a ella y a su criatura y ya había roto bastantes juramentos aquel día...
Wallace subió por la escalera del vestíbulo hasta la planta baja y corrió en dirección a la cocina, la tan amada cocina de Catherine estaba manchada de sangre por todas partes y varios paños de cocina daban muestra de los intentos en tapar la hemorragia de Nate. Habían varias botellas de vino vacías tiradas encima del granito de la oficina pero no había rastro ni de Nate ni de Catherine.
Wallace no entendía nada, intentando averiguar si la sangre era de la herida del detective o había pasado algo más. Pero Dark estaba conmigo, ¿no? – Era imposible que el mayordomo hubiera sido el causante de sus desapariciones, estaba ocupado estrangulando a Wallace en mitad del pasillo y, que recordara, no vio a nadie pasar.
Tosió un par de veces al notar que el aire que había retenido se iba por otro sitio, pasándose una mano por el pelo antes de volver sobre sus pasos, buscando donde quiera que se hubieran podido ir.