Partida Rol por web

Después de que aquellos tres terminaran de comer la deliciosa oreja, algunos siendo mucho más proactivos en el acto que otros, el trio se marchó en dirección hacia la Biblioteca, a fin de cuentas, aún quedaba algo por hacer en el lugar según lo que había indicado Tsumiko Komachi.

La primera y única que llegaría al Restaurante de Carretera no sería otra que Uma Yugana, la "Mastermind" auto-reconocida en el juicio escolar. El hecho de decir esto aunque fuera una aparente mentira, podría causarle algún que otro problema en un futuro más cercano que otra cosa... ¿Qué le depararía el futuro?.

 La jinete, que había mostrado una actitud completamente villanezca y bravucona en frente de sus asustados y confundidos compañeros, había vuelto a su estado nervioso y preocupado una vez que los mismos dejaron de estar frente a ella. Había elegido un camino extraño y peligroso al proclamarse como la mastermind detrás de todo aquel juego. Pero a diferencia de lo que muchos dirían, no estaba loca. Había razones detrás de ello.

- Vamos, vamos... ¿dónde estaba? ¡Aja!

 Acercándose a uno de los arbustos que había en los alrededores del restaurante, Uma hace una expresión de éxito con el puño mientras se oculta detrás del mismo. Aquel arbusto era, en efecto, el que Akemi Eiji y ella habían utilizado días atrás para espiar a sus compañeros. Aún cuando el titiritero estaba presente entre ellos.

- ¡AKEMI! ¡¿Estás por aquí?! ¡Contéstame! Tengo... tengo un...

 Por un momento a la jinete le tembló la voz, sabiendo que tenía algo en mente para ofrecer muy loco. Sin embargo, estaba segura de que la situación del titiritero, fuera donde fuera que estuviese escondido, tampoco debía ser muy buena.

- Quiero ofrecerte un trato. A ti y a Monokuma... por favor, muéstrate y habla conmigo... ya me dejaron sola por bastante tiempo...

Si Akemi Eiji estaba ahí, era algo que Uma Yugana no podía saber con claridad, o quizás el problema fuera ese, que era tan claro que el joven mente maestra era translúcido. Sea como fuera, Uma Yugana no logró ver a nadie, ni a Akemi Eiji ni a Monokuma, simplemente nadie había ido a su encuentro.

 Uma estaba conflictuada, pensando que alguien iba a salir a su encuentro. Quizá Akemi estaba escuchándola y riéndose a la distancia pensando: "¿Quién se cree esta rubia para pedir tratos?", o quizá realmente el titritero estaba pasando un mal momento en algún lugar de la isla y todos los demás se olvidaron completamente de él. Lo cual es justificable, pensando que no era... la mejor persona del mundo.

 Pero la jinete quería encontrarse con él. O con quien fuera que estuviese a cargo de toda la operación actualmente. Pero si no era Akemi... ¿quién estaría llevando la batuta?

- Argh... ¡piensa, Uma! ¿A qué lugar poría ir para que no me puedan ignorar? Tiene que haber alguna forma de...

 La jinete tuvo una idea, pero no parecía muy prometedora. De todas formas, eran pocas las cartas que tenía en su baraja.

- No creo que vaya a funcionar, pero... ni modo.

Después de que tanto Monokuma como Akemi Eiji no aparecieran en su encuentro, probablemente porque la estuvieran ignorando en estos momentos o porque no podían siquiera escucharla, Uma Yugana decidió salir del restaurante de carretera y dirigirse directamente a otro lugar de aquel pequeño archipiélago.