Las pantallas de la estancia se iluminaron para mostrar la figura de un pequeño oso con dos colores, este parecía estar mirando con interés a la cámara, y detrás de este había una gran cantidad de pantallas mostrando distintas estancias de aquella academia que parecía estar cerrada a cal y canto.
¡Reunión urgente en la Cafetería!
¡Ya sabéis como va la cosa, no me hagáis perder el tiempo!
Aquel adolescente solitario que se encontraba dentro de aquella misteriosa Academia continuó caminando por la Enfermería de aquella Academia y con un claro objetivo en mente, aunque en esta ocasión parecía ser una obligación más o menos clara, este avanzó hacia la Cafetería.
Tiene estantes con medicinas, sangre para transfusiones y equipamiento médico. También hay cámaras, una tele y amplificadores como en todas las habitaciones vigiladas.
Akira Kimura se marchó de la Biblioteca y llegó a la enfermería, a fin de cuentas dormir en una biblioteca no estaba permitido, al menos no lo estaba en el mundo de fuera en donde una bibliotecaria con malas pulgas llegaría y te dispararía con una pistola -con silenciador- por aquella afrenta.
Me acerqué a una de las camas y me acosté en ella, estaba totalmente agotada. El día había sido realmente agitado y apenas tenía energía. Así que me acosté dispuesta a dormir y descansar un poco.