A ver... si - comentaba con ligero deje de vergüenza tras el comentario de Shita - p-pero es que tampoco soy de acero y con la chica aquí que apenas a podido tener una situación en donde demostrar su punto mas brillantes, pues.... cierta necesidad nace en mi, intentado enfatizar sus demás talentos como lo son el senderismo, las caminatas... e incluso creo que la e visto correr... - dando una rápida mirada a mi compañera del carro - luego una cosa llevo a la otra, y bueno, sin medicamentos o un psicólogo de confianza... tener siempre alguien al lado me ayuda a calmar mis pequeños casos de Solipsismo...
¿De dónde sacas todos esos apodos? En fin y si empezamos a trabajar juntos de verdad e intentamos salir de aquí. Algo me dice que el maldito oso trama algo.
Monokuma obligó a los rebeldes a subirse al tren, sin haber opción de negarse. A la jinete le tocó junto al "virus" del lugar, Tsumiko. La relación entre las dos chicas estaba en un impasse, habiendo dejado atrás las burlas y las peleas al entender que no llevaban a nada. E intentando llevarse mejor en un mundo que buscaba que todos se matasen.
La morena estaba intentando extender una mano comprensiva a la rubia, y se podía notar que Uma estaba conflictuada con cada nueva frase que decía la compañera. Desviaba la mirada y se cruzaba de manos y pies.
- ¡No voy acep...! Uma Yugana no necesita disculpas... pero yo si tendría que... disculparme por... estar detrás de ti todo este tiempo. Y llamarte "virus" todo este tiempo. Creía que tu presencia aquí era el fin de todo, que ponías en peligro nuestros plan-... que ponías en peligros nuestras vidas. Pero... ahora veo que no...
Por un pequeño momento, tragándose todo posible orgullo y mirando a la cara a su compañera, Uma dice las palabras necesarias.
- Perdón, Tsumiko-san...
Durante el resto del recorrido, Tsumiko puede notar que Uma tomó su mano, aunque mantenía la mirada perdida en las exhibiciones y el rostro serio y altivo. La mano de la jinete era suave, incluso detrás del guante blanco, pero temblaba mucho.
Las más retrasadas ya habían subido al tren algo que me hizo esbozar una leve sonrisa, pues pese a que me hubiera gustado ver como Monokuma las castigaba, ahora lo que parecía ser evidente es que ibamos a tener que pasar una velada en el parque de atracciones todos juntos... ¡Y lo íbamos a disfrutar!. O al menso eso decía el oso.
-No te disculpes con ella... si al final nos va a traicionar y matar... ¿Es que no lo ves?... En cualquier momento sacará su espada y te cortará una oreja o la nariz o por donde vaya...
¡TODOS FUERA DEL TREN DE UNA VEZ!
¡NO QUIERO PERDER MÁS EL TIEMPO ESPERANDO A QUE OS DEN VIDILLA!
Y con esto dicho, los alumnos, obligados por la normativa del oso a participar en todo aquel evento, finalmente llegaron a su destino, o mejor dicho a mitad del mismo, en la zona más cercana estos pudieron encontrarse con justo enfrente con la noria, en donde, se elevaba por los cielos. Al parecer esa iba a ser la próxima atracción.