Partida Rol por web

La pequeña Nanako Kanai caminó decidida al ascensor desde su propio Atril, a fin de cuentas, aquel juicio escolar ya había terminado, de forma extraña, pero finiquitado, por lo que era cuestión de irse de un momento a otro.

-¡Vamos! ¡Vamos! -Exclamó con una amplia sonrisa en su rostro- ¡Es hora de irnos ya!. ¡Me pregunto cómo habrá sido capaz el asesino de matar a esa chica tan grande y forzuda!. ¡Supongo que eso seguirá siendo un misterio que jamás obtendrá respuesta!. ¡Qué horror!. ¡Bueno!. ¡Yo también estoy cansada así que iré a dormir un rato más!.

Y cuando una pensaba que no podían sorprenderla, Akemi Eiji lo hizo otra vez. Sacándose del trasero la acusación sobre quién sin duda sería el asesino más estúpida que había oído en mucho tiempo. Y como ninguno nos tragábamos sus majaderías necias no tuvo más remedio que sacar esas marionetas, y obligarnos a votar otra vez, manipulando nuestros cuerpos como si de verdad estuvieramos conectados con hilos. ¿Cómo lo hacía? ¡¿Cómo demonios lo hacía?!

A la votación unánime le siguió, al menos durante los primeros segundos previos a la ejecución, un silencio unánime. Después, volvió el ruído. Y la confusión. ¿Dónde estaba Akemi? ¿De verdad se lo había llevado un monstruo desconocido? Para mi que sencillamente era un paripé, me resultaba demasiado obvio, demasiado fácil. Además, tenía sus estúpidas marionetas. Me irás a decir que no funcionan en un ascensor. Suigin tuvo mucha razón con lo que dijo de Akemi, no podría estar más de acuerdo con ella. Incluso con Uma Yagana. ¿Qué diantres estaba pasando aqui?

En fin, la loca de la comida rápida por su parte se guardó el guante-oso de Akemi como un recuerdo. Y... ¿acababa de insinuar que iba a cocinar a la muerta? Anda ya, ninguno de estos pringados llegaría tan lejos como para cocinar a un muerto ¿verdad? De todas formas, me importaba bien poco. No es como si yo fuese a ir. No sé qué tontería andaban diciendo de que no se podían negar. ¿Era algún tipo de código de conducta de grupo o qué? Qué estupidez...

No dije nada. Ni me moví. Me mantuve de brazos cruzados, observando y pensando mientras que el resto se iba marchando ascensor arriba. Planeaba ser la última en subir.

Finalmente las puertas del ascensor se cerraron definitivamente, impidiendo el paso a Shiro Arakawa y a Tsumiko "Virus" Komachi de entrar al mismo; al parecer la gran mayoría de los alumnos habían decidido aprovechar el día en la superficie, y tan solo uno se lamentó de la muerte de Ízan Pasternak, quizás debido a lo esquivo que era el muchacho... o porque era atractivo. Sea cual sea el motivo, lo que era evidente es que ahora tan solo quedaban 13 con vida... o 12 si lo que le pasó al Mastermind fue algo más letal de lo que en un primer momento se apreciaría.

Barbara Custik, Uma Yugana, Yoshimatsu Arai, Shishio Uke, Yuki Aimi

Akira Kimura, Joshua Josef, Suigin Shita, B-Rabbit, Nanako Kanai

Ya habían pasado cierto tiempo desde que los otros compañeros se habían ido, y ahí tan solo se encontraba Tsumiko Komachi "el virus" junto con Shiro Arakawa. Ambos los dos en silencio, esperando a algo que quizás no fuera a llegar, o quizás fueran previsores y ya se encontraban en la única estancia en donde, por seguro, que iban a tener que volver si el juego continuara.

Shiro se quedó parado frente a la puerta del ascensor, ladeando ligeramente la cabeza. Después del juicio, había quedado prácticamente catatónico, sumido en sus pensamientos, sin ganas de intención de moverse. Solo al final había reflexionado en que, si se quedaba ahí abajo, era posible que el director de aquel juego decidiera matarlo. Y si moría, quizá despertaba de aquella ilusión. Pero no había ocurrido. Seguía vivo. Atrapado en un lugar lúgubre y sin ninguna comodidad, pero vivo.

Y no estaba solo.

Se giró en dirección a Tsumiko justo cuando el Monopad mostró una notificación.

—Es una lástima que la regla no se aplique ahora, ¿verdad? —ironizó a la vez que se sentaba justo junto a la puerta del ascensor, todavía mirando la pantalla.

El ascensor volvió a bajar y cuando las puertas se abrieron, apareció un peluche similar a Monokuma, aunque de conejo.

¡Peluche-profesora...
...Magical Miracle Girl ★ Monomi al rescate!

¿¡Pero qué hacéis todavía aquí!?

¡Hace un día espléndido ahí fuera!
¡Todos tenéis que seguir mirando al futuro!

¡No se consigue nada quedándose estancados en el pasado!
¡P-por eso mismo... mantened los ojos en el futuro!

¡Al ascensor!
¡Disfrutemos del esperanzador abrazo del sol!

Shiro alzó la mirada de la pantalla para fijarse en el robot-oso-conejo-X, y suspiró, dejando caer los hombros.

—Me imaginaba que llegarías hasta aquí para buscarnos —comentó en voz alta, mirando un momento a Tsumiko—. No es que fuera las cosas sean mucho mejores que dentro, pero casi que prefiero sentir el aire libre. Si es que el ascensor funciona, claro.

Y dicho eso, se apresuraría a comprobarlo. Si había bajado, con un poco de suerte volvería a subir. Y si no... bueno, seguramente estaba donde tendría que estar eventualmente, de todas formas.

Así, mientras esperaba a que todos se fueran, apoyé los brazos sobre el atril y me puse a pensar. Seguía opinando que aquello no había sido más que un ardid más, pero... ¿y si Akemi Eiji sí que hubiera sido atacado? Me puse a pensar las razones por las que una u otra opción podría o no darse... Supongo que debí enfrascarme en ello demasiado tiempo. De repente una voz me sacó de mis pensamientos. El tal Shiro Arakawa, the Ultimate Hacker, tampoco había abandonado la sala al parecer. Me miró y soltó una frase de las buenas.

—Es una lástima que la regla no se aplique ahora, ¿verdad? —

En mi rostro se esbozó una sonrisa amarga. "Sí, es una lástima."

Mis manos se movieron hacia la katana. No porque temiera un ataque de él o de nadie (de hecho, mi contestación fue bastante sincera) sino porque aquella katana y mi abrigo desaparecido me recordaban por qué estaba allí. Me recordaban lo estúpida que fui al venir aquí, y al dejar que Katsumoto viniera.

No pasó ni medio minuto tras lo que apareció aquella... Cosa. Era otro peluche robótico de esos, del mismo tamaño que Monokuma y también dividido, o dividida, en dos colores: blanco y rosa... "...¿Qué... diantres es eso? ¿Un Monokub? ¿Qué se supone que representa? ¿Un perro?" hice caso omiso de lo que decía el perro ese con lazo, tan repugnada que estaba con él, o ella. "Ugh, ¿eso son... pañales? ¿Se supone que tiene que ser tierno o algo?" Al que sí que presté atención fue al Ultimate Hacker. Suspiré. "Supongo que tienes razón." por mucho que no me apeteciera salir y ver a más de esos locos, tendría que hacerlo tarde o temprano. Entré en el ascensor con él y volví a cruzarme de brazos, esperando a que subiera de nuevo. No pude evitar mirar de reojo de cuando en cuando al... perro rosa ese, con evidente desconfianza. ¿Qué diantres era esa cosa?

Finalmente las puertas del ascensor se cerraron definitivamente, impidiendo el paso y la salida del mismo; al parecer aquellos dos alumnos rezagados fueron tocados por aquel peluche para que disfrutaran al igual que la gran mayoría de los otros alumnos de aprovechar el día en la superficie. Sea cual sea el motivo, lo que era evidente es que ahora tan solo quedaban 13 con vida... o 12 si lo que le pasó al Mastermind fue algo más letal de lo que en un primer momento se apreciaría... o menos aún si cabe.

Shiro Arakawa, Tsumiko Komachi y Magical Miracle Girl ★ Monomi