Subir hacia la cuarta planta llevó a los alumnos por un largo tramo de escaleras. El que no haya estado acostumbrado a subir (algo que sería poco usual para ciudadanos de Issaera, tomando en cuenta que es una ciudad que se expande a lo alto de toda una montaña) ahora mismo seguramente tenga las piernas muy cansadas.
Sea como sea, al llegar a la cuarta planta está bien señalizado como llegar a la torre dedicada a los chicos. Allí parecen haber varios alumnos, nuevos y viejos, alistándose para dormir. No parece que hayan habitaciones individuales, es un dormitorio único y amplio, completo con una chimenea encendida, aunque no provee demasiado calor.
Los ventanales de esta amplia torre sí que tienen vidrios, a diferencia de muchos otros del castillo. Parecen poder abrirse, aunque solo dan al tejado (o peor: a una caída libre un tanto fea).
Cada alumno parece tener una cama de plaza y media de calidad buena (aunque no excelsa como la de la posada o la que habrán podido experimentar los más pudientes) y un gran arcón al pie de la misma. Cada uno de los alumnos posee una llave con el símbolo de un cofre y un número, de esa forma pueden identificar cual es la cama y arcón que les corresponde. ¿De donde sacaron esa llave? Estaba junto al resto de lo que Alma les dio el otro día, entre los papeles.
Tan solo queda acostarse y esperar a un nuevo día... Después de todo, todos están cansados.
-Vaya día más intenso, ¿no?- Comenta a la que sube con sus compañeros al dormitorio.
Contempla su cofre. Casi todo lo que tiene para guardar son las cosas que la propia Alma le dio, aun así lo guarda todo ordenadamente y lo cierra. ¿Dónde podía guardar la llave? Tras dudar unos segundos se decide a buscar un poco de cordel entre sus cosas y se la pone al cuello como colgante. ¡Así no la perderé!
Me acomodo en mi cama mientras dejo las pocas pertenencias que tengo en el baul, a continuación comienzo a quitar las mantas y sabanas de la cama.
--- Y que lo digas, digo pensativo- y a continuación comienzo a quitarme la ropa quedandome solo en ropa interior sin ninguna clase de pudor, tras dejarlo todo sobre el baul me acuesto en la cama- Espero que mañana no nos perdamos nada de clase...
Luego de mirar un poco a su alrededor, Kross dejó la llave en su mesita de luz y así como estaba se tiró en la cama que le correspondía. -Buenas noches tengan todoss.- No tardó mucho en dormirse.
Que facilidad para caer dormido -dice cuando la respiración de Kross es ritmica. Él esta mirando al techo inauieto por el giro que ha dado su vida en los ultimos días.
-...mmghh...los ñames salteados... salen mejor con manteca en lugar de aceite...- Murmuraba Kross entre sueños. Luego se le salían algunas otras cosas incomprensibles mientras se rascaba el trasero y se daba vuelta en la cama.
Alesio se incorpora en la cama. No tiene nada de sueño -¿como podía dormir la gente a un día de empezar las clases de magia? ¡clases de magia! ¡de M A G I A!-
Busca con la mirada alguien más que este despierto, quizá si comparte su estrés se tranquilice al ver que no es el único inquieto.
A esas horas, tras tanto movimiento durante el día, pocas personas se encontraban despiertas. Algún que otro alumno, quizás: La sensación de nerviosismo de Alesio definitivamente era compartida entre muchos de quienes pronto serían sus compañeros.
Aún así, poco a poco, los que quedaban despiertos terminan cayendo dormidos. Las luces comienzan a apagarse, la mayoría son velas aunque no falta algún que otro cristal mágico brindando luz en las tinieblas.
Es así que acaba la noche, la primera noche en la academia. Las sombras pronto palidecerán y la mañana se alzará entre las montañas que rodean el valle donde se encuentra Issaera: El dorado matutino bañará los rostros de los alumnos y enredados en movimiento y nuevas convivencias deberán asearse, prepararse y dirigirse a desayunar y prontamente a su primer día de clases.
Comienza algo nuevo, más de un engranaje están en movimiento.
Ups, ¡olvidé poner un último post aquí! Mejor tarde que nunca, supongo.