Los Baskerville no han hecho mucho jaleo sobre la admisión de Victor a la Academia. Después de todo, eso es lo mínimo que se espera para un joven de su calaña... Esas presiones nunca le han afectado en demasía, pero es imposible ser inmune a ellas: Siempre hubo alguna parte de él a la que le hubiese gustado que festejen aunque sea un poco más sus logros, pero Victor seguramente tiene cosas más importantes en las que pensar.
Ahora mismo Victor ya ha salido de su casa, acompañado de su fiel sabueso negro. Las despedidas ya están hechas: No volverá a pisar su hogar por como mínimo una semana; la última carta que llegó de la academia estipulaba que él pasaría una noche en una lujosa posada cercana (que más bien podría ser definida como un hotel de gran calidad) para luego, el domingo por la mañana, asistir a la ceremonia de apertura de la Academia y finalmente mudarse a una habitación allí. Cenar y dormir en un hostal cercano a la Academia el día antes de la ceremonia es una tradición nacida de la gran cantidad de estudiantes que vienen desde muy lejos a educarse en Issaera. Es el atardecer, pero el Circulo Alto siempre es el último en notar la noche caer, mientras que el resto de la ciudad usualmente se esconde pronto entre las sombras. Tampoco es que importe mucho, lamparás arcanas emiten luz mágica de diversos colores y en varios patrones a lo largo de las calles de toda Issaera.
Él ha vivido siempre por la zona de El Gran Parque, en el Circulo Alto: Es una zona bastante adinerada, principalmente poblada de grandes casonas, bastantes arboles y un precioso lago completo con una tranquila catarata. El edificio más importante de la zona es la Estación de Arcanonaves, vehículos muy similares a las Aeronaves que se pueden encontrar en el Circulo Medio: La mayor diferencia es que mientras que mientras que las Aeronaves son de madera y utilizan hélices, globos aerostáticos y a veces magos especializados en el uso del viento para viajar (junto con algunos dispositivos mecánicos para aprovechar las corrientes de viento naturales), las Arcanonaves son vehículos metálicos que vuelan utilizando tanto cristales mágicos como hechicería avanzada. Son mucho más veloces, sí, pero también bastante más caros de mantener y manejar. Se suelen utilizar tan solo para emergencias o usos oficiales.
Mientras se desplaza por el Circulo Superior, se encuentra con un desfile de carrozas ornamentadas con múltiples motivos, desde dragones hasta figuras de héroes e incluso alguna del actual Archimago de la ciudad (o en otras palabras, el rey). Hoy hay un festival que adorna toda la ciudad, dedicado al inicio de un nuevo año.
Entre la muchedumbre que observa el desfile, una extraña figura alta y rubia vestida con una capa violeta se gira lentamente: Tiene una mascara veneciana de oro que le cubre la parte superior del rostro.
La figura clava sus ojos en el sabueso de Victor durante largos instantes para luego desviar su mirada hacia Victor antes de comenzar a caminar, poco a poco, hacia él.
-Sir Baskerville.-, dice la alta figura, frotándose con suavidad el mentón con la mano derecha.
Victor no le ha visto en toda su vida ni ha escuchado de alguien de su apariencia, sin embargo la forma en la que este individuo se refiere a él, o quizás a su familia, es como si supiese exactamente con quien está hablando.
Las despedidas habian sido poco efusivas y bastante cortas en la Mansion Baskerville, exceptuando a su madre y padre, que se tomaron su tiempo para despedir a su discolo hijo. Sus tios y primos, por otro lado, lo trataban con una mezcla de envidia, orgullo y, mas que nada, recelo: Ellos sabian mejor que nadie que los mitos e historias sobre los Baskerville eran ciertos.
Camino tranquilamente por aquellas calles que tanto conocia. De el dependia el estatus y la fortuna de su familia: Si fallaba, podia ser la ultima vez que caminara por el Gran Parque.
Sus pasos lo llevaron distraidamente hasta aquel desfile que tanto habia disfrutado en los años anteriores. Ahora, con aquel sabueso como su nueva sombra, lo veia casi como un extranjero: Sabiendo que ya no era parte de aquella celebracion, sin importar que pasara o que haya pasado.
El saludo de aquel sujeto tan particular lo saco de sus cavilaciones. Aparentemente lo conocia, quizas de alguna de las tertulias dadas por su familia o de vista.
-Buenas noches, mi señor saludo correctamente Lo siento mucho, pero creo no he tenido el placer de conoceros.
-No teníais por qué, de todos modos.-, pronuncia él, dedicando una muy leve reverencia ante el Victor. -Podéis llamarme Reynolds.-, el apellido no le suena a Victor: Definitivamente no ha escuchado de él.
Detrás de este pequeño grupo, el festival prosigue. Pronto la pequeña multitud que se había formado se dispersa para seguir a las carrozas, dejando detrás tan solo una sucia y abandonada calle. Poco a poco, todo el ruido y vida del lugar se va escapando hacia otras zonas.
-Estabais de camino hacia la Academia. Tendría cuidado, si fuese usted.-, nuevamente sentenciando más que preguntando.
Victor entrecerro los ojos ante las ultimas palabras del desconocido. Era una prueba? O lo estaba amenazando? O quizas solo habia pasado algo mas adelante...?
-Por que deberia? pregunto con tono neutro, tanteando el terreno, mientras le dio unas palmaditas a la nueva forma fisica del Sabueso Tengo a mi leal mastin conmigo para protegerme...
El hombre sonríe un poco, su brazo izquierdo a la par que aparta la capa con ese mismo movimiento: Está mostrando las torres de la Academia con el dorso de su mano.
-Tan solo sería preferible que no permitas que tiren de tus cuerdas como un títere.-
Antes de que prosiga, una figura algo baja gira la esquina y se acerca al hombre enmascarado.
-Estamos llegando tarde.-, dice el jovenzuelo con una pequeña sonrisa. No hay nada en él que indique extrañeza, sin embargo la sensación que le da a Victor observarlo es similar a la que tenía hace mucho, cuando empezó a aparecer su sabueso: Incomodidad, nervios; intranquilidad.
El hombre enmascarado se gira a observarle unos instantes y asiente para luego girarse ante Victor y reverenciarse con educación, diciendole lo siguiente: "Ya nos volveremos a ver, Sir Baskerville.", para así proceder retirarse hacia el Barrio Altocon el joven recién llegado, dirección opuesta a donde se encuentra el hotel donde Victor debe ir a cenar.
Se está acercando poco a poco la noche...
Victor no pudo mas que arquear una ceja ante la advertencia del enmascarado. Sin embargo, antes de que pudiera replicar, un joven se aparecio. No sabia por que, pero aquel chico le ponia los pelos de punta al Baskerville. Hasta a su sabueso se le erizo los pelos y mostro los dientes, y hasta ese momento, el perro se habia mostrado espeluznantemente impertubable ante todo.
Se despidio con un "Hasta luego, mi señor" del enmascarado, y con un asentamiento de cabeza del joven que no habia llegado a presentarse. Los vio alejarse unos momentos antes de retomar camino, pensando en lo que le habia dicho y en lo extraña de la situacion.
"Todos somos titeres" penso mientras miraba de reojo al Sabueso "La diferencia es que yo veo los hilos..."
La luz del sol se va volviendo cada vez más anaranjada, señalizando la cercanía del anochecer.
Pronto se pierden de vista los dos extraños individuos, pero para ese entonces Victor ya está de camino hacia su objetivo, sin demasiado tiempo de sobra pero tampoco bajo demasiado apuro.
Saliendo del distrito donde nació y creció, llega al conocido como Las Torres de Marfil. Allí se suelten encontrar las familias ricas que no cuentan con sangre noble, al menos en su mayoría: Está en el Circulo Superior, sí, pero no es muy diferente a las zonas más pudientes del Circulo Medio. De cierta forma, es una transición, lo cual es bastante adecuado considerando que también actúa como el tramo final de La Gran Escalera.
Siguiendo por una de las calles entre las altas torres de color blanco impoluto, Victor se encuentra con la posada: No es la primera vez que la ve, pero nunca tuvo la necesidad de entrar; es un lugar bonito y no demasiado caro, pero definitivamente lujoso. Claro, el hogar de Victor cuenta con más lujos y comodidades que esta posada de múltiples pisos (que podría ser considerada un pequeño hotel), pero eso no es lo importante.
Entrando, se encuentra en una gran recepción. Al final de una larga alfombra carmesí con retoques negros y dorados, un amplio escritorio de roble viejo y fina artesanía cubre la mitad inferior del cuerpo de una mujer de mediana edad, vestida en elegantes ropas negras que delatan su posición de recepcionista.
-Vaya, como van llegando... Imagino que usted será uno de los invitados, los nuevos alumnos de la Academia. ¿Verdad? ¿Sería tan amable de proporcionarme su nombre y apellido?-, dice ella.
Victor apenas presto atencion a las Torres: El lujo de la Mansion Baskerville lo habia curado de espanto de los "milagros de la arquitectura", como le decian los que sabian del tema. Apuro el paso cuando el crepusculo empezo a ceder terreno a la noche, y llego al fin a la mal llamada Posada.
Entro como quien no quiere la cosa, no del todo seguro: El enorme perro no lo esperaria afuera seguramente, querria entrar.
En efecto, cuando traspaso la puerta, el Sabueso, rapido como un rapido, entro despues de el sin ser invitado. Solo espero que los dueños se lo permitieran...
-Buenas noches saludo, mientras su familiar se sentaba sobre sus cuartos traseros a su lado Asi es, soy uno de los estudiantes. Victor Baskerville.
-Sí, sí, aquí está usted.-, dice, tachando un nombre de una lista que se encuentra en un cuadernillo que ella posee sobre su escritorio. -Su habitación es la número diez del segundo piso.-, le comunica, tomando una llave y ofreciendosela. -La cena será servida en alrededor de diez minutos, a mi izquierda, tras el umbral, puede encontrarse con el comedor. Ya hay algunos jovenes allí. A mi derecha están las escaleras.-
Tras eso, se fija unos momentos en el canino. Lo ha estado ojeando antes, pero no se decidía a decir algo. Finalmente habla: -Va contra las normas de la posada el tener mascotas en el comedor o las habitaciones, por las alfombras... Pero supongo que la Academia pagará cualquier desperfecto.-
-Muchas gracias le dijo a la posadera mientras tomaba la llave No se preocupe por el perro. Fue criado para ser un compañero educado.
Subio hasta su habitacion, con el sabueso pisandole los talones. Era una habitacion no muy grande, aunque si muy cuidada y con un cierto lujo que no se esperaria de una posada. Dejo sobre uno de los sillones la unica maleta que llevaba y se lavo un poco la cara antes de disponerse a bajar a la cena. Solo esperaba que, rodeado de tantos usuarios de magia, nadie se diera cuenta lo que realmente era aquel perro negro tan silencioso que lo seguia a todos lados...