Alma dejó a Kross frente a una posada por la zona de El Mirador. Si bien la lluvia incrementó en intensidad, la mayoría de las calles y edificios en esta zona de la ciudad están protegidos por las partes superiores de la montaña.
Parece que es la zona menos acomodada de todo el Círculo Superior pero aún así está repleto de ciudadanos de clase media. Es principalmente una zona residencial pero tiene también algunas tiendas de bienes generales, posadas y tiendas de comida. No es demasiado comercial y no parece tener nada de industria.
-Yo vuelvo al castillo. Venga, no te metas en muchos líos.
La chica de cabellos blancos le saluda con la mano antes de montarse de nuevo en su vehículo.
-¡Ya nos veremos!-, y así se va, volando en su vehículo aero-deslizante... El cual parece que está echando algunas chispas. Cada vez parece menos estable.
La posada no es nada del otro mundo. Quizás un poco más amplia que una típica taverna, pero eso es solo porque también alberga personas en su segundo piso y subsuelo.
Fuera hay algunos postes para atar caballos, se pueden ver unos tres o cuatro allí mismo.
Dentro casi no da la luz de fuera, no hay ventanas: Todo está iluminado con velas. Parece que no se dan el lujo de usar esos cristales iluminantes.
Hay bastantes personas dentro. Bueno, "bastantes": Deben ser unos diez u once clientes en total, pero es suficiente para que la posada esté alborotada. Hay humo en el aire, posiblemente de alguien fumando de pipas o proveniente de los vapores de calientes bebidas.
Hay tres encapuchados sentados en una pequeña mesa redonda, no parecen estar bebiendo ni hablando, de hecho no parecen estar haciendo nada. Dos de ellos tienen el mismo uniforme, uno parece hombre y otra parece mujer, aunque no se notan muchos atributos por lo holgado del traje.
Kross no sabe mucho de geografía, pero sabe que seguramente sean de un reino algo lejano que tiene colonias en una de las islas cercanas a Corazón, la isla en cuyo centro está Issaera. Le suena el nombre de "Reino Lunar", tenía algo que ver con la forma del pequeño continente donde está radicado el reino... ¿O era porque su líder tenía un lunar muy grande entre las cejas? Una de esas dos.
Un tío rubio vestido con una amplia gabardina de cuero está sentado en la barra. Parece estar bebiendo de una jarra grandota, tiene las mejillas coloradas. Parece algo bebido... Debe rondar por sus treinta y tantos.
Junto a él, a su izquierda, hay un hombre canoso, definitivamente está sino cerca de sus cuarenta, pasandolos.
Ambos parecen armados, aunque tampoco es tan raro ver personas con dagas u armas similares por esas zonas...
Cada tanto intercambian algunas palabras, parecen entablar una pausada conversación, ¿O estarán quizás discutiendo observaciones?
Rubiales: -... ¿Donde cojones se ha metido...?-
Canoso: -Baja el tono.-, declara tras mirar de reojo al grupo de encapuchados. Tras eso, siguen hablando entre susurros.
-Tú también pórtate bien.- Le responde Kross de espaldas, caminando hacia el interior de la taberna.
Parpadea un par de veces con su habitual cara de palurdo al encontrarse con todo ese gentío. Decidido se acerca a la barra y se sienta a la derecha del hombre de la gabardina. -Un vaso de leche de fresa, por favor.- Le pide al barman así como quien no quiere la cosa, y se queda callado oyendo la conversación de esos dos señores.
Hmm me gustaría poder hacerle el favor de la diana a Alma, pero supuestamente no me entero de que lo necesita hasta que regrese y mire el tablón. Tendré que hacer dos viajes.
El posadero se lo queda mirando cuando pide un vaso de leche. Este sería el típico momento en el que el rudo posadero le diría que 'no sirven bebidas a niños' o algo así, sin embargo ese hombre parece tan bonachón y alegre que tras soltar un amable 'Hohoho!', se dedica a preparar el vaso.
Posadero: -¡Leche de fresa! Ah, hace tanto que no pasa un jovenzuelo por aquí... No tenemos fresas así que tendrá que ser un vaso de leche normal. Está en la casa, pequeño.-, dice el barbudo hombre mayor, contento.
De mientras, los dos hombres siguen hablando por lo bajo... Kross consigue escucharles de todos modos.
-¿Estarán aquí por nosotros...?
-Posiblemente. Asegurate de que no te lo roben de los bolsillos.
-Lo tengo, lo tengo... Agh, esto es riesgoso...
-Sabes que la misión es importante.
-Ya, ya, estoy consciente de ello, pero...
-No te preocupes. Ya llegará. Acompañale y si os atacan... La prioridad es vuestra seguridad.
-¿Y el paquete?
-Es más importante no perder agentes. Pero intenta no perder el paquete...
Los encapuchados siguen actuando como si nada, pero está claro que no están ahí para comer...
Seguramente eso quede para la escena de la Noche, o para la mañana/tarde/noche del Domingo!
-Creo que me he metido en donde mi mamá siempre me dijo que no me metiera...- Piensa Kross mientras hecha abundante azúcar en su leche y revuelve con un tenedor. Escucha por arriba la conversación de los dos sujetos que están junto a él.
-Qué más da... Ahora habrá que acabar lo empezado... Oye Constantine.- Le dice al rubio de la gabardina, en forma de susurro para que solo él le oiga. -No sé tú, pero los azules encapuchados de ahí te están mirando feo. Te comiste sus budines?
El hombre de la pipa y el rubio se giraron un poco al notar que el jovenzuelo les estaba dirigiendo la palabra. Tras intercambiar una mirada y que el canoso se encoja de hombros, el rubiales se inclina ligeramente hacia Kross y le susurra mientras mira en otra dirección, como si intentase que no se note que habla con él.
-Ya, ya, pero no van a ponérse a tirar shurikens o cosas en medio de la taverna. ¿Que haces tú aquí, no eres muy pequeño para meterte en bares?
-No, no te preocupes, no pedí alcohol. Sigo siendo un buen ejemplo para los niños.- Le responde Kross también con disimulo. -Pero fuera de ese tema, me envió otro chico de mi edad a buscar un paquete, que buscara a un tipo de gabardina.
-Aparentemente él sí se siente muy menor como para entrar en tabernas, porque no quiso venir él mismo a buscarlo. Todo esto tiene una pinta tan turbia que hasta le puedo sentir el olor.
-Ah, ¿Hielo te envía...? Hm... Pues... No sé, muy sospechoso, ¿Que dices?-, murmura, mirando al hombre canoso de la pipa, el cual le da una calada a la suya y luego asiente un poco.
-Mira. Te daré el paquete. Te estaré acompañando medio a escondidas, por si los pesados estos deciden hacer el tonto. Oye, Guía, ¿Vienes?
Pregunta de nuevo al canoso, a lo que este niega ligeramente con la cabeza, parece estar pensando en algún tema serio.
-Pues venga. Dejaré el paquete detrás de esa cosa donde atan los caballos aquí fuera, junto a la taberna... Como se llame.
Y sin esperar que Kross acepte, se pone de pie y se encamina hasta la salida.
El canoso, tras una segunda calada a su pipa y expulsar el humo hacia arriba, murmura algo entre dientes, disimulando:
-Saluda a Hielo de mi parte.-, tras lo que se pone en pie y también se dispone a retirarse del lugar. Los encapuchados se levantan poco después de que esos dos salgan, parece que les siguen.
-Hielo...? Ok, no voy a hacer preguntas.- Y Kross espera un momento y luego se levanta también, sin volver a dirigirle la palabra al rubio, y va hasta afuera donde se supone que aquél deja el paquete. Mira de lado a lado y lo retira de ahí. -Debí haberle dicho a la pirata que me enviara a alguien... No sé si podré solo con estos.
Kross encuentra el paquete sin problemas, estaba tras un arbusto cerca del poste donde ataban los caballos. Está envuelto en papel marrón y atado con una cuerda simple, debe ser algún tipo de caja o libro pues no hace ruido al agitarse.
Al principio todo parece bastante tranquilo mientras va de regreso, sin embargo (como no) empieza a sentir que le persiguen... Y lo peor es que por la zona donde está no hay demasiados guardias. Algo huele mal...
De momento está por callejuelas que eventualmente terminarían desembocando en La Gran Escalera, pero hasta entonces no está particularmente a salvo. Hay varias tiendas por el camino, la mayoría de insumos para aventureros (armas, escudos, armaduras, pócimas básicas, equipos de viaje...) pero alguna que otra posada, taberna o almacén hay también.
Podría arriesgarse por las callejuelas para buscar un atajo y llegar a una zona segura más rápido, o quizás meterse en las alcantarillas, no parece que sea difícil quitar la tapa pero a saber a qué huele ahí abajo... También podria meterse en una tienda o simplemente seguir por donde está yendo.
También cabe la posibilidad de que sea solo paranoia suya y que nadie le esté siguiendo.
A medida que va caminando Kross se pone a mirar en todas direcciones, con una fea sensación en la espalda y la nuca. Cuando llega a la callejuela comienza a acelerar el paso. -Hmm, me vendría bien una de éstas.- Piensa mientras pasa por enfrente a las espadas expuestas en una tienda de armas para aventureros. -Ahora que he decidido no usar esa habilidad rara.
No se puede quitar de la mente el pensamiento de que lo siguen. Sabe perfectamente que no es buena idea que lo pillen, si son esos tres raritos de la taberna es muy probable que sean más fuertes que él, y tal vez sean más de tres. -De verdad... Por qué el rubio ese no fue él mismo a la academia a darle el paquete? O es que no admiten gabardinas? A mí me gustan. Acaso si pienso usar una ya no me dejarían entrar?
-Diablos, debí haberle pedido a la pirata que me acompañara.- Pensar en ella le recordó algo. -Ah.- Se lleva la mano a la espalda. -Pero si tengo esto!- Y toma la ballesta-rifle. -Me explicó como funciona? Lo hizo, verdad?- Se pone a mirarlo, pero al nunca haberlo visto en acción es poco lo que sabe del artefacto. -Mejor corro o estoy molido.- Y se echa a correr hasta La Gran Escalera, con el rifle en una mano y el paquete en otra.
Kross acelera el paso efectivamente, sosteniendo el arma en mano. Alma le explicó más o menos qué hacer para que esa cosa dispare, pero no fue muy específica ni tampoco le enseñó a apuntar ni nada. Kross tiene suerte de saber de qué lado salen las balas, si es que eso va por balas.
Mientras avanza corriendo, se percata de que se acerca un grupo por delante, cortándole el camino. Y no puede evitar sentir que le observan por detrás... ¡Le rodean! Parece que por delante vienen cuatro personas, no llega a ver bien que tan armadas están. Por detrás, de momento, tan solo escucha pasos lentos, como si alguien intentase ser sigiloso.
Parece que la cosa empeora...
-Ya sabía yo que me iban a corretear los ninjas.- Piensa Kross mientras corre con el paquete bajo el brazo, pero se vuelve a colocar el rifle a la espalda. -Veremos si son tan ninjas.
De un salto sube al techo más próximo, y allí comienza a saltar de techo en techo, intentando perder a sus perseguidores. -El tipo de la gabardina sabía que esto iba a pasar!! Por qué no me ayuda? Cuando lo vea de nuevo le diré un par de cosas. Y me quedaré con su ropa, que se veía muy chulo.
De un salto, Kross consigue llegar a un balcón, a la altura de una primera planta. De un segundo salto llega al tejado, el terreno no es muy plano ni muy estable pero luego de entrenar tanto con un gato samurai, moverse por tejados no es precisamente imposible.
Tras avanzar un poco por un tejado y saltar al siguiente, ve que uno de los ninjas raros salta desde un callejón, delante suyo, obligándole a reducir la marcha si no quiere chocar y caer con él. Un edificio detrás parecen estar subiendo los otros dos. Ninguno parece tener sus armas desenfundadas, pero están alerta.
Por uno de los laterales asciende uno con un traje algo diferente, más simple. Su mascara le cubre menos también. Ese empieza a desenfundar lo que parece una espada corta simple, sin embargo se detiene cuando parece percatarse de algún sonido. Mira hacia los lados, Kross no ha notado nada.
Con dos dedos le hace una señal al encapuchado que le bloquea el paso a Kross, quien se asoma un poco a mirar el camino por el cual se dirigía Kross antes de saltar. Tras eso, devuelve las señales: Una parece un cuatro, la otra parece una V hacia abajo, quizás como dos piernas.
Poco a poco, los otros dos que estaban algo resagados parece que están esparciendose para bloquear más escapatorias. Ninguno parece estar preparándose para atacar a Kross, más bien están siendo precavidos y cortando rutas de escape antes de lanzarse al ataque, puede que al no estar conscientes de las capacidades de Kross, no estén dispuestos a lanzarse a un ataque a ciegas. Tampoco parecen estar negociando con él por ahora, se comunican con rápidos mensajes basados en señas.
El que vigila la calle por la que subió Kross no para de mirar hacia abajo, las cuatro figuras que Kross pensó que eran parte de estos puede que no estén asociados después de todo. Si se mueve un poco para ver (lo cual podría hacer sin problemas considerando que los ninjas están manteniendo sus distancias aunque haya uno en cada dirección), nota que se tratan de alumnos de la Academia. A esa distancia y con la ligera niebla producto de un clima lluvioso en una montaña alta, no se ve tan bien quienes son. No parecen estar apurados, seguramente no están al tanto de lo que está sucediendo.
-Pero serán raritos...- Kross no tiene tiempo de pensar mucho, las vías de escape son cada vez menos, y no tiene intención de quedarse a que seguramente le quiten el paquete.
-Y eso?- Es cuando ve que hay compañeros suyos ahí abajo. Viendo que puede necesitar ayuda salta hacia abajo para caer delante de ellos.