-No, no. Hay habitaciones destinadas a los alumnos. Encontrarán en el Cuarto Piso dos puentes, uno lleva a una torre destinada a las chicas y el otro lleva a una destinada a los chicos. No hay habitaciones individuales pero tendrá una cama asignada y un cofre donde guardar vuestras cosas.-, ella esboza una pequeña mueca de incomodidad, como si no le gustase mucho algo, -Me gustaría poder ofreceros mejores acomodaciones a cada uno pero hay muchos alumnos, son necesarias algunas concesiones...
-Sobre las clases: Ustedes dos, si deciden quedarse, tendrán que participar de tres asignaturas obligatorias los primeros tres días de la semana. Las clases serán por la Mañana y tendrán la tarde y noche libres, aunque a partir de las doce de la noche no pueden estar fuera de sus habitaciones.
-Las mañanas de los jueves, viernes y sábados estarán disponibles para tomar asignaturas optativas. Les recomiendo que tomen al menos una o dos pero si quieren también pueden tomar tres.
-Los sábados y domingos podrán salir de la Academia y recorrer la ciudad libremente pero no podrán salir de ella sin permiso expreso o sin la compañía de un alumno de cursos superiores o un profesor.
-Ah, y por cierto... Les recomendaría participar de algún Taller. Hay varios alumnos de Segundo o Tercer Curso que están buscando integrantes para formar los suyos: Alumnos de cursos superiores pueden 'apadrinar' a los más nuevos para formar grupos. Cada Taller tiene, bueno...-, sonríe un poco, -Un taller donde pueden reunirse, trabajar, estudiar... En mi experiencia, los alumnos que participan de alguno suelen sacarle bastante más provecho a las clases.
Una vez ha terminado de darles la lata durante un largo rato de explicaciones, sorbe un poco de su té y suspira. -Creo que con eso he cubierto la gran mayoría de las cosas importantes...
Empiecé a sentirme nerviosa por la nueva vida que me esperaba. Roth me miró preocupado y se restregó contra mis piernas dándome ánimos. Le acaricié y con una voz un poco resulta, me volví a la directora.
- ¿Podemos ir a ver las habitaciones?- quería conocer a la hija de la directora, que según me había dicho era más o menos de mi edad, y a los demás alumnos.
La mueca de la directora no pasa inadvertida, ¿que era lo que le había sentado mal? ¿algo que había dicho? No sabría decirlo con certeza, el caso es que ella sigue y sigue hablando. Aprovecho para dar cuenta del té que me había servido. Puede que fuera el hecho de no tener que responder, o puede que realmente el té hiciera algo, pero me estaba empezando a relajar. No estaba tan nervioso como cuando crucé esas puertas.
-No tengo inconveniente por compartir habitación con el resto -y no lo tenía, siempre que pudiera dormir toda la noche de un tirón. Puede que escuchar eso le sentara mejor a la directora-.
Asiento con la cabeza a la pregunta de Ami, apoyando la iniciativa. Puede que después de todo, ésto no esté tan mal.
La Directora sonrió con suavidad, poniéndose de pie.
-Gracias, Tao. Puedes volver a tus cosas si quieres.-, le dice con amabilidad. La chica gato sonríe y asiente, despidiendose amablemente de ambos antes de alejarse. Cuando está cerca de la puerta, se gira y mira a Wen para decirle: "Suelo estar por el Gimnasio cuando tengo tiempo libre. Si necesitas algo puedes venir a buscarme.", y finalmente retirarse.
Poco después la Directora también acompañaría hacia afuera a Wen y Ami. Los dos monjes que esperaban sentados en unos bancos en la antesala del despacho se ponen de pie.
-Ruego me esperéis media hora más. Podéis permanecer en la Biblioteca si así lo preferís.-, la mujer de cabellos rojos se reverencia con suavidad ante ellos. Los monjes agradecen cordialmente y se retiran también.
-Bueno, bajemos. Es en la Planta Cuatro. No se preocupen, no los volveré a hacer subir luego, imagino que estarán cansados ya de tanto ascender.-, con una cálida sonrisa intentó tranquilizarlos y los dirigió escaleras abajo.
Uno de los pasillos de dicha planta da a dos puentes colgantes de piedra, parecen conectar cada uno con una torre diferente. Las torres son bastante amplias, el tipo de edificación donde uno esperaría encontrar a un mago viviendo o algo por el estilo. La directora les acompaña camino a la destinada a las chicas. -No creo que haya nadie a estas horas aquí.-, les dice mientras llegan a una puerta de madera. Tras tocar dos veces y entrar, les muestra la zona: ¡Efectivamente está casi vacía! Hay tan solo dos alumnas, una perece una niña de cabellos rosados y otra es una chica de pelo azulado. La primera está dibujando, tirada sobre una cómoda cama de una plaza. La segunda está organizando cosas en un baúl.
La sala es circular, hay camas contra la pared. A los pies de cada cama hay un cofre con un número inscrito. Hay varios ventanales y en el centro una chimenea y una escalera en caracol, parece que hay más de la torre hacia arriba y hacia abajo.
-Estas son las habitaciones. La de las chicas es igual. Hola, Sabri.-, dice con una sonrisa, mirando a la chica de cabellos rosados.
Cuando escucha la voz de su madre, levanta la mirada con una amplia sonrisa. Deja aparte sus dibujos y salta de la cama, yendo a abrazarla inmediatamente. Se le cuelga de la pierna. -¡Mami, mami, hola!-, parece una chica muy alegre.
Abrazada a la pierna de su madre, mira a los otros dos. ¡Parece bastante jovencita! No los conoce, no, pero es a hija de la Directora: Está acostumbrada a ver caras nuevas seguido. Parece que también duerme con las demás chicas.
-¡Hola, soy Sabrina!
Asiento con al cabeza, agradecido a Tao, cuando antes de irse me comenta que puedo encontrarla en el gimnasio por si necesitaba algo. No es que el resto se hubiera portado mal, al contrario, pero la pequeña me había acompañado durante todo el camino y habíamos tenido algo más de contacto que con el resto.
Con al directora descendimos hasta la planta donde se encontraban las dos altas torres que servían como dormitorio para la mayoría de alumnos. Cuanto más veía de este sitio más grande me parecía, podría perderme con facilidad así que intentaría hacerme con algunos sitios clave para poder guiarme los primeros días, al menos.
Tenía cierto reparo a adentrarme en el dormitorio de las chicas no era porque sintiera vergüenza, sino porque a lo mejor llegábamos en un mal momento o estaban ocupadas con algo. Nunca se sabe con las chicas.
A darnos la bienvenida se acercó correteando una pequeña de cabellos rosas, que llamó a la directora "mamá", bueno, "mami" para ser más correctos. No habría dicho que era su hija, no es que se parecieran mucho. Así que dedico una breve mirada a la pequeña para luego pasar a la directora.
-Encantado, yo soy Wen -respondo a la pequeña-.
Sino fuera porque ya había visto a algún que otro alumno que podría rondar mi edad, hubiera pensado que sólo admitían a niños, aunque puede que en el primer curso si fueran todos pequeños... eso me dejaría en muy mal lugar, me temo.
Cuando vi a la niña me entusiasmé. Una niña más o menos de mi edad significaba juegos y diversión. Tal como había dicho la directora. Podríamos hacer un montón de cosas juntas, ir a clase juntas, cocinar galletas y hacer travesuras a los niños más mayores que nos molestaran o no quisieran darnos dulces. Sería de lo más divertido.
Me acerqué corriendo a la niña, que por lo visto era la hija de la directora y me presenté formalmente.
- Hola Sabrina, Soy Ami, encantada - le sonreí de oreja a oreja y le di amablemente la mano - seamos buenas amigas y juguemos mucho juntas. Bueno, aprendamos mucho también. Y vayamos a comer dulces todos los días al pueblo.
Me temo, señora directora, que voy a meter a tu hija en muchos problemas con mis travesuras ^^
La chica de cabellos azules que estaba organizando el baúl finalmente alza la mirada ante tanto ruido, notando que en la habitación hay tres personas: La directora y dos que no conoce, ¡Uno de ellos es un chico!
Con curiosidad se acerca, saludando con la mano suavemente. -Hola. Soy Sora. ¿No hay espacio en las habitaciones de los chicos y va a dormir uno con nosotras?-, intuye con intriga, un tanto sorprendida quizás.
La chica de cabellos rosas ríe contenta, asintiendo. -¡Que bueno! No tenía ninguna amiga de mi edad... ¡Mira mami, ahora tengo una!-, parece que la pequeña está muy feliz.
-Waaala...-, junta sus manitas, los ojos brillando mientras oberva el zorro de Ami, -¡Que bonito! ¿Como se llama? ¡Yo tengo una mascotita también! Pero mamá no me deja llamarla porque la gente de la ciudad se asusta...
La directora niega ante Sora. -No, solo estoy mostrandoles como son las habitaciones. Ella, Ami, se quedará aquí si permanece en la Academia. Wen, el chico, iría a la otra Torre, por supuesto.
Cuando Sabrina explica lo de su mascotita, la directora esboza una cálida sonrisa. -El Familiar de Sabrina es un enorme dragón etéreo negro...-, explica, juntando sus manos tras su espalda en lo que es una mezcla de orgullo por su pequeña y ligera preocupación, -Sabrina sabe que no debe invocarlo a menos que esté en problemas, causaría pánico incluso si es inofensivo cuando está tranquilo.
Al menos la chica del pelo azul que se acerca a saludar, Sora según se presenta, si parece estar más cerca de mi edad que la hija de la directora o Ami. Algo que relaja un poco las cosas, aunque la pregunta que hace, con toda la inocencia del mundo, no es algo que me alegre. ¿Dormir rodeado de un montón de chicas? Eso haría mis noches bastante más difíciles. Por suerte, la acertada respuesta de la directora hace que respire más tranquilo.
-Un placer Sora, confío en que podamos vernos por los pasillos y demás -quizás mi saludo a Sora había sido algo más extendido que con respecto a la hija de la directora, pero Ami se ha centrado más en ella, tenía cierto sentido que yo tratara con mis semejantes-.
Me quedo mirando a la pequeña cuando su madre habla sobre la "mascotita". Un enorme dragón etéreo negro no es lo que yo definiría como una mascotita, el zorro de Ami se adaptaba más a esa descripción.
-Sabrina y su familiar... -arranco- quiero decir, ¿cómo llegaron a esa unión? -algo así no sería muy normal, por mucho que la directoria quiera amparar a su hija-.
La chica asintió con curiosidad ante la respuesta de la profesora, también intrigada por lo que explicó sobre Sabrina e interesada en escuchar la explicación de eso.
-Seguro que sí, si ambos vamos a primer año nos veremos seguido.-, asiente a Wen.
Los ojos se me iluminaron cuando oí hablar de la mascotita de Sabrina.
- Un dragón... Vayamos algún día a volar con él. Quiero conocerlo. Mi zorrito se llama Roth y es mi mejor amigo, siempre estamos juntos - luego miré a la directora y le sonreí - por supuesto, iremos fuera de la ciudad para ver al dragón, no quiero que la gente se asuste.
- Por cierto, cual es mi cama? Quiero firme cerca de Sabrina - abrace a la niña y luego, miré con pena a Web - aunque es una pena que Web ni duerma aquí. Nos veremos en clase, verdad?
Pongo los ojos en blanco ante la mala idea de Ami de querer ver al dragón. No todos los días se puede ver un dragón, pero eso era algo que prefería reservar para el futuro y, si por casualidades de la vida, no conseguía ver ninguno, pues tampoco me iba a dar pena ese detalle.
-Si, claro -respondo a Sora-. ¿Tu no vas a ver el pueblo como el resto? Cuando subíamos pude ver a varios grupos alrededor de los jardines -probablemente sería por eso de que a los de primero no les dejaban andar a sus anchas-.
-No te preocupes por mí, pequeña -respondo a Ami poniéndole la mano en la cabeza-. Para cualquier cosa que necesites, estaré al otro lado del pasillo -quito la mano de su cabeza y señalo a la puerta por la que habíamos entrado-.
Eso me lleva a mirar a la directora. No tenía demasiado claro si después de ver el dormitorio de las chicas haría lo mismo con el de los chicos para indicarme cuál sería mi cama durante el próximo año, o tendría que quedarme con cualquiera de las que estuvieran libres.
-¿Al pueblo?-, pregunta ella con curiosidad. Niega con la cabeza. -Los de Primer Curso solo podemos salir de la Academia el fin de semana... Eso nos explicó la Directora esta tarde, a la hora del almuerzo. Pero... Supongo que ustedes no estaban aquí a esa hora.-, sonríe suavemente, asintiendo.
-Iré mañana por la tarde, quizás, tras mis clases de la mañana.
-Sobre lo que has preguntado, sobre la unión de Sabrina y el Dragón... Bueno, es un tanto complicado de explicar, hacen alta algunas bases teóricas para entenderlo mejor.
-Por ponerlo simple, es algo así como parte un espíritu guardián que la acompaña, casi todos tenemos algo como eso.
-Toma.-, la directora le ofrece una llave a Ami. Es bonita, está hecha de plata y tiene grabado un número.
-Los cofres también tienen números. La cama que tenga delante el cofre con este número es la tuya.
Tras eso se dirige a Wen y le ofrece una. -Y esta es para tí. Puedes ir cuando quieras.
-¡Que bonito es Ruth!-, la niña parece muy contenta con su nueva amiga~ -¡Seguro que nos vemos en clase, sí! ¡Y aquí también!-, salta en el lugar con gran entusiasmo.
Le sonreí a Wen cuando me acarició la cabeza. Era un chico muy simpático y quería volver a coincidir con él por el colegio. Igual estábamos en la misma clase o al menos en clases optativas.
Justo entonces la directora me dio una preciosa llave y me dijo que era la llave de mi cofre para guardar mis cosas. Si era grande podría meterse ella misma jugando al escondite con Sabrina, o guardaría los dulces de todo tipo. Contenta empecé a dar saltos - Mira, Sabrina - le enseñé la llave y Roth se puso a saltar a mi alrededor.
El zorrito se subió a la cabeza de Sabrina y chilló contento desde allí, viendo que se había echo una nueva amiga.
- Voy a ver donde está mi cama y mi cofre, ¿vienes Sabrina? - eché a correr no sin antes despedirme de los demás - Gracias por todo, señora directora. Sora, espero que juguemos mucho juntas también, encantada de conocerte. Wen, te veré por el colegio y vamos a comer dulces al pueblo.
-Pero hoy es viernes, se supone que sólo podéis salir los fines de semana, ¿no? -algo no encajaba aquí, o yo estaba confundido o los viernes no forman parte del fin de semana-.
Bueno, ya me terminaría acostumbrando a éste tipo de cosas. Las pequeñas van a revolucionar este dormitorio, una suerte que el mío se encuentre en la otra dirección. Aunque todavía no sabía lo que me iba a tocar a mí allí.
-Gracias -respondo a la directora cuando me entrega la llave-. Pues voy a ver dónde voy a dormir. Supongo que ya nos veremos -eso último es para todos los presentes-.
Tras despedirme, vuelvo a tomar el camino por el que vinimos, en la dirección del dormitorio de los chicos.
¡Lamento no haber llegado a postear! Ha sido una semana complicada.
Como puse en el offtopic, hasta el martes más o menos no creo poder postear... Si quieren, interactúen entre ustedes y cuando vuelva procuraré ponerme al día lo antes posible.
¡Mil disculpas!
Mientras el ocaso cae sobre el castillo, negras nubes se abalanzan sobre toda Issaera y sus alrededores, la cordillera que la rodea poco a poco va volviéndose más y más negra.
Poco a poco el nublado cielo comienza su llanto y una tenue lluvia de fin de verano se abalanza sobre la zona. La tarde ha llegado a su conclusión y tan solo quedan pocas horas para que el día termine finalmente.
Antes de que empiecen a llegar los alumnos, sin embargo, comenzó el final de la conversación que actúo de preámbulo para la nueva vida de los dos jóvenes recién llegados a la ciudad, recién llegados a la academia, recién llegados a un camino lleno de nuevas experiencias:
-Técnicamente, hay clases el Sábado por la mañana, pero son optativas.
-Por motivos de coordinación, no dejamos que los alumnos de Primero salgan el Viernes, pero sí Sábado y Domingo.
-Ven, te acompañaré hasta tu habitación.-, le dijo a Wen tras terminar la explicación.
-Ah... Uh... No lo sabía, lo siento. No pretendía desinformar...-, junta sus manos con preocupación. La Directora niega un poco con la cabeza, manteniendo una suave sonrisa: Está claro que no le da mucha importancia, hecho que relaja a la joven de cabellos azules.
-Ha sido un placer conocerle.-, dijo a Wen, -Nos vemos en clase.
Sabrina mira la llave que Ami le ofrece.
-¡Que guay! Yo tengo una, pero no guardo nada porque mis cosas me las guarda mi mami...-, asiente varias veces con felicidad.
-¡Vamos, vamos!-, entusiasmada~
Finalmente las pertenencias de todos fueron guardadas: Las de Wen en la habitación de los chicos, que resultó ser idéntica en diseño; las de Ami en el cofre que ya había encontrado.
Cuando se acercó la noche llegaron más alumnos, la mayoría demasiado vagos o cansados como para entablar conversación con los nuevos, pero tampoco fueron pocos los que los reconocieron como nuevos y le dieron la bienvenida.
Alrededor de las ocho de la tarde fueron convocados a la cena en el Comedor, en la Planta 0. Tras bajar las cuatro plantas por las escaleras, los dos se encontraron con una gran sala con varias largas mesas donde cada alumno tomaba asiento tras ir a buscar una bandeja.
Ami y Wen se encontraron con comida bastante adecuada: No es una delicia, no, pero está bastante bien, mejor de lo que uno esperaría para un comedor tan popular, ¡Principalmente considerando que es todo gratis! Al menos para ellos, que fueron invitados.
Tras una cena apetitosa y durante una suave tormenta, Ami y Wen pasaron su primera noche en la Academia, un plácido sueño les acompañó tras tanto caminar: Todo ese ejercicio físico se tradujo en sueño y todo ese sueño se encontró recompensado ante los suaves colchones de las habitaciones. Dormir entre tantos desconocidos quizás fue un poco extraño para ellos pero con el cansancio casi ni se enteraron de que no estaban solos.
Así empieza una nueva etapa, entre el cantar del viento y el caer de la lluvia... ¿Y mañana? ¡Un nuevo día!
Y hablando de mañana, mañana mismo abro la próxima escena. Nuevamente me disculpo por semejante tardanza, ¡Cosas de pascuas!
No pasa nada, master, todo el mundo anda así. Espero que te lo este pasando muy bien ^^