Partida Rol por web

La señora Hemmens entró en una habitación junto a la cocina y el sonido de un cerrojo resonó a través de la puerta. Inmediatamente un vendaval de caos se desató en la habitación. Sonido de cristal haciéndose añicos, de objetos golpeando las paredes unidos a gemidos ininteligibles que bien podían ser señal de llanto como de una risa enloquecida.

Pudieron entender que la señora Hemmens decía entre aquellos extraños sollozos

"La muy puta. Le enseñaré a respetar... Zorra sin clase.... yo le enseñaré, puta tarada de mierda, mató a sus padres.... está loca y todos confían en ella. Temo más a esa loca que a Irving...."

- Creo que deberíamos dejarla tranquila - le dijo a Nadia - que se desfogue... está alterada. Es normal, no esperaba una agresión física. - Y luego le susurró... - No olvidemos que hay gente que intenta mantener siempre un aspecto de frialdad, y quizas la tensión de la pérdida de Dark la tenga desubicada. 

- Tranquila Señora Hemmens... la dejaremos un rato tranquila... - mientras la oía gritar, no pudo evitar mover su dedo indice en la sien para hacerle una mueca a Nadia de la locura de aquella señora.

Por un momento, pensó si habría alguna forma de bloquear aquella puerta.

Aquella mujer estaba generando tanto escándalo que no se atrevía a acercarse mucho a la puerta. Se agarró al brazo de Nate asustada de lo que aquella mujer podía hacer y se dirigió a él en susurros

- Seguro que la casa está domotizada. Puede hacernos la vida imposible, si no estamos ya bastante... - se ruborizó al darse cuenta de la palabra que iba soltar - Sé que Vanessa se ha pasado, pero... - titubeó antes de acercarse un poco más, pero sin soltar el brazo del ex-policia

- Señora Hemmens. Comprendo su enfado - había alzado la voz para hacerse oir, dejando en evidencia que le temblaba ligeramente - Pero entienda que todo esto es muy fuerte y nos está afectando. Solo pedimos un poco de comprensión por su parte. No nos castigue más de lo que el señor Dark nos está castigando ya - se le escapó un sollozo al sentir una patada de Andrea - Por favor, mi hija no se merece esto. Porfavor, ayudenos a averiguar como salir de esta isla.-

Los ruidos de la habitación cesaron en cuanto Nadia terminó de hablar y al poco rato la señora Hemmens salió de la habitación con una mirada extraña y enfebrecida en sus ojos y las marcas de la bofetada de Vanessa en la mejilla. Los miró sin verlos durante unos segundos, como si intentara reconocer algo cotidiano pero que estaba totalmente fuera de lugar, pero acabó centrando la mirada en los ojos de Nadia y desde allí los fue bajando hasta el abdomen de la mujer. Entonces carraspeó y en tono monocorde dijo

"No debe preocuparse querida, seguro que hay una explicación para esto. El señor Relish debe haber muerto de muerte natural y lo que hemos oído ha sido una broma, o tal vez ni siquiera esté muerto, tal vez es parte de la broma del señor Dark... no se preocupe por su hija. Pero le daré un consejo querida, no permita que nadie le haga daño, no se distraiga nunca, sino le pasará como a mi y será usted una vieja urraca por lo que le queda de vida. Si me disculpan, tengo que arreglar el asunto de la señora Townsend antes de que empeore."

En el momento en que la señora Hemmens abrió la puerta y la cerró algo les llamó la atención. La única decoración de la habitación parecía la foto de un niño en blanco y negro que estaba en la mesita de noche junto a su cama.

Nadia miró el color rojo de la cara de la señora Hemmens y por una vez notó que sus palabras no eran tan desagradables, no amables, pero al menos no cargadas de tanta amargura. Una cosa estaba clara, debía haber querido mucho a Irving y a su hermano y, probablemente, la pérdida del niño había sumido su vida en la amargura.

El pensar que pudiera pasarle eso a ella la hizo estremecer pero, como intentando insuflarle ánimos, Andrea empezó a patear insistentemente castigándola por pensar en esas tonterías.

Mientras Nate y Nadia intentaban hablar con la señora Hemmens un sonido de  metal contra hueso y el de un cuerpo cayendo por las escaleras vinieron de la cocina.

Instantes después los gritos de la cocinera llegaron desde la bodega

"NOOOO, CE N'EST PAS POSSIBLE.... MADEMOISELLE, ESTÁ BIEN?? ME OYE?? SOCORRO!!"

- Tranquila Nadia... saldremos de la isla... permanezca conmigo y no tendrá nada que temer - a Nate le apeteció abrazarla en aquel momento, pero no era su estilo. La frialdad le podía. También amagó con tocarle la barriga... pero en ese momento, de nuevo la pequeña ama de llaves, salía de la habitación, aparentemente más serena.

Nate vio la foto de aquel niño... y su malsana curiosidad... aquella rémora infantil que le había llevado a ser investigador... le hizo avanzar poco a poco dentro de la habitación, aun sabiendo que aquello no estaba bien.

Sin embargo, los gritos le sacaron de su ensimismamiento investigatorio, para volver sobre sus cortos pasos... - !¿QUE PASA!? - Gritó sin poder observar que pasaba mientras corría camino a los gritos.

Nate esperaba encontrarse una habitación austera pero aquello le golpeó con fuerza. Una cama de metro ochenta por 90, un pequeño escritorio con distintos archivadores, una silla plegable de mala calidad y un pequeño armario eran las únicas cosas que parecían haber sobrevivido al huracán Hemmens. En el suelo los cristales de lo que debía haber sido un jarrón estaban esparcidos por la habitación junto a varios tipos de flores, dalias y lirios principalmente, una caja de zapatos, una biblia y un televisor de pantalla plana de 22 pulgadas que reposaba en el suelo con un agujero en el vidrio del aparato.

Al salir Hemmens estaba mucho más tranquila pero entonces llegó ese ruido de la cocina. Nate corrió hacia allá pero la señora Hemmens siguió su camino, algo muy extraño para alguien como Nate que sabía que en estos casos la curiosidad humana empujaba a la gente hacia el origen de un ruido.

Al llegar a la cocina Nate se encontró con que varios de los compañeros estaban cogiendo cuchillos antes de bajar por las escaleras.

Nate subió los escalones de dos en dos sin volver la vista atrás ignorando los sentimientos de sus compañeros que lo miraban marchar sin entender nada, pero ellos no tenían la información que él tenía y deseaba la pistola, se sentía desnudo sin ella, falto de algo tan vital como el aire, o el corazón, aquel trozo de metal se había convertido en parte de su cuerpo y su ausencia le dolía como decían los amputados que le dolían los miembros aunque los hubieran perdido hace mucho tiempo.

Al llegar a la planta baja giró hacia la derecha y entró en la habitación de la señora Hemmens donde el desorden causado por la rabieta, causada por la bofetada de Vanessa, seguía patente. Papeles en una letra apretada y apenas ininteligible se mezclaban con papel de periódico y ropa pero eso en ese momento no interesaba, la pistola, el cuadro, solo eso importaba.

El cuadro del joven señor Black y su mirada triste seguía allí pero ahora sabía que había algo atrás, algo que iba a descubrir. Con gesto decidido apartó el cuadro y vio la caja fuerte. Como le había dicho la señora Hemmens era un modelo de combinación y solo había una rueda para girar y abrirla, una rueda que apuntaba al 0, lista para girar y revelar su contenido.

La habitación de Hemmens era un reflejo de su personallidad. Irascible... pero también metódica y perfeccionista. Allí estaba la caja fuerte tal y como le había dicho, tras el imponente cuadro del joven Dark.

Metí la combinación... atento a que no fuera otro de los juegos de aquel sádico hijo de perra...

- 17 derecha, 4 izquierda, 37 derecha...

El dial de la caja fuerte giró con precisión bajo la mano de Nate. Había visto varias cajas de ese estilo pero nunca había abierto una y menos en una situación como aquella, en una mansión donde todo podía ser una trampa mortal, donde nada era lo que parecía. 

La rueda se desplazó hasta el 17, luego al 4 para finalmente llegar al 37. Un click de mecanismo abierto sonó débilmente anunciando que la caja estaba abierta y Nate giró de la manecilla hacia abajo dejando al descubierto su arma. Estaba intacta y sin desmontar y al tomarla entre las manos la reconoció inmediatamente porque tenía una muesca que solo él conocía donde estaba.

Fuera los pasos de alguien a la carrera subiendo por las escaleras le anunciaba que podría tener visita en breves. Pasos apresurados pero no demasiado pesados ni ostentosos, una mujer tal vez? Era posible, aunque Wallace tampoco era muy grande.

Automáticamente Nate se coloca en un lateral de la puerta, de modo que quede escondido en que caso de que esta se abra, mientras abre el tambor del revólver y reza para que esten las balas cargadas.

El familiar click de la pistola al quitarle el seguro y al cargar la primera bala de la recámara le tranquiliza. La pistola tiene balas aunque podrían no ser necesarias. Desde el vestíbulo y acercándose a donde está él escucha la voz de Nadia llamándole

"¿Nate?" mientras los pasos se acercan temerosos hacia la habitación de la señora Hemmens y Nadia murmura algo que Nate no puede entender a través de la puerta. En breves segundos estaría allí, que podría hacer el policía?

Nate salió cuidadosamente del cuarto, para no asustarla. Solo pensaba en la pobre criatura y como estaria viviendo todo aquello... 

- Nadia, maldita sea... te dije que te quedaras con los demás... te pones en riesgo innecesariamente, muñeca - le dijo mientras le enseñaba la pistola sin ningún pudor - Bueno... ahora me siento un poco más protegido... volvamos con el resto a la bodega.

Los pasos de Nadia se oían al lado de la puerta pero no se atrevía a abrirla, temiendo que el que pudiera estar detrás de ella no fuera otro que el mismísimo señor Dark. A través de la puerta Nate pudo escuchar como lo llamaban de forma lastimera.

- ¿Nate? ¿Estas ahí? -pero solo el silencio le respondió así que siguió murmurando a la puerta de forma asustada - Intenté defenderte antes, pero estas empecinado en recuperar la pistola... - suspiró y dijo las palabras que esperaba escuchar Nate al otro lado de la puerta - Así que... te ayudaré a recuperarla. Pero no me dejes aquí sola

El policia salió cuidadosamente intentando no asustarla y le dijo mientras le enseñaba la pistola sin ningún tipo de pudor.
- Nadia, maldita sea... te dije que te quedaras con los demás... te pones en riesgo innecesariamente, muñeca. Bueno... ahora me siento un poco más protegido... volvamos con el resto a la bodega.

En ese momento salió Sir Cavanough de la cocina y por su expresión supieron que lo había visto y oído todo.

Buenas tardes pareja. No os molestaré, solo vengo a comprobar algo. Estaría bien que alguien venga conmigo.

Dijo sin apartar la mirada de la pistola (si la llevaba expuesta) o de Nate (si la llevaba oculta) con un claro mensaje no verbal de tensión disociado de su mensaje verbal relajado.

Según dice la señorita Rennard, en esta habitación la arpía tiene un cuadro del señor Dark. Estoy buscando algún tipo de pista que me de la combinación de acceso a su habitación. Creo que seis ojos ven más que dos. ¿Me ayudan?

No le gustaba el tema de la pistola, pero ver dos personas compinchadas era un argumento de inocencia considerable para ambas. Si Nate estaba dispuesto a colaborar pese a sus roces, él aceptaría gustoso esa ayuda.

Por cierto, me alegra ver que no ha sido ninguno de ustedes la última víctima de este macabro juego.

Y, por lo menos en uno de los casos, hablaba con sinceridad.

El rostro de Nadia se iluminó al ver salir a Nate como si hubiera encontrado un bote salvavidas que la sacara de allí. - Si, volvamos - musitó más calmada, pero en cuanto se dio la vuelta pegó un respingo al encontrarse por sorpresa al escritor.

- Señor Cavanough, no sabía que estaba ahí - dijo pasado el susto inicial. - ¿Una foto? La única que vi allí dentro era la de un niño pequeño - miró un momento hacia la puerta de la habitación.

- Pero si aún así quiere mirar no me importa ayudarle, aunque la señora Hemmens sospechará si tardamos mucho en volver... - jugueteó nerviosa con una de las solapas de su rebeca.