Incluso Yoru Nori parecía sorprendido a causa del mensaje repentino. A fin de cuentas, él había sido el que había cometido el asesinato en primer lugar, o al menos eso era lo que él creía. Pero pese a todo, aún así, esto no era lo que estaba pasando, ni mucho menos, ni de lejos. Pues, tanto su expresión como sus pocas palabras indicaban lo contrario.

-¿Pero qué?... ¿A donde ha ido su acento Mexicano estereotípico que, por algún motivo,  ponía modismos chilenos, uruguayos, colombianos, venezolanos y argentinos?... No, Bolivianos no, nadie quiere Bolivia, ni incluso él...

Era evidente que algo se nos había pasado por alto y ya no había forma alguna de remediarlo, me sentía muy dolida y cansada por toda la lucha que habíamos hecho para llegar finalmente a la absoluta nada. Un dolor que sentía en mi interior y que sabía que nada podía curar... pero... había algo que me carcomía.

-Co... ¿Como?.. -Traté de preguntar- ¿Cómo lo hiciste?. Si Yoru Nori aceptó su culpabilidad y el fue el que montó todo el asesinato... el conejo... el cuchillo... las botellas de zumo... la cuerda...

La duda que Akira Kimura, como probablemente todos los demás presentes tenían en este mismo momento acerca del porqué la culpabilidad había pasado de ser de manos de Yoru Nori (y su conejo caníbal) a las de Dolp Pio, fueron reveladas por este mismo individuo ennegrecido.

-Sencillo. -Comentó el muchacho como si nada- Simplemente la maté usando veneno. Envenené todas las botellas de zumo, esperando a que alguien bebiera de alguna de ellas. No me imaginé que Yoru las usaría para matar... pero aún así, el resultado fue válido. Si murió por el veneno, gano yo. Si la mató Yoru, ganamos todos... y a volverlo a intentar con otro plan.

Ante aquella respuesta de Yoru Nori, todo aquello se hizo más confuso, a fin de cuentas, en ningún momento de este juicio, para nada scripteado, había salido a la luz aquel tema de conversación o ninguna pista relacionada con los venenos. De hecho, incluso se podría decir que había una bala de verdad en contra de esa declaración.

-Eso es imposible. -Dijo Iñigo Nills O'Hara cruzándose de brazos- En el Informe Monokuma ponía que "No se encontraron venenos en su sistema". ¡Estáis mintiendo!.

El joven mostró una sonrisa de oreja a oreja mientras sacaba su Monopad e iba navegando por el hasta la escena del informe monokuma de aquel asesinato. Al parecer este estaba completamente convencido de que podía usar dicha bala de verdad en contra de Iñigo Nills O'Hara, y la iba a usar.

-¿Estás seguro de eso?. -Preguntó mientras hacía zoom hacia aquella frase en particular- Yo que tu le echaba un vistazo más de cerca a lo que lees... Y pensar que eres el Ultimate Library Curator... bueno, uno de mentira...

- Archivo Monokuma -

La víctima es Himitsu Joho.
La hora de la muerte fue a las 2:30 a.m. Su cuerpo fue encontrado en la Sala de Audio Visual (AV).
La herida fatal es una puñalada en la espalda. Su cuerpo parece relativamente ileso aparte de la herida.
No^_, se encontraron venenos en su sistema.

Aquella revelación había sido sorpresiva, pero pese a que el resto de los presentes podían sentirse ligeramente engañados, la que se sintió más traicionada sin lugar a dudas había sido Tsumiko Komachi que, desde el principio de todo, ella ya sabía acerca de que Dolp había trasteado con los venenos.

-Espera... ¡ESPERA!. -Exclamó Tsumiko Komachi completamente confundida, alargando su brazo hacia su katana- ¡EL SECRETO QUE ME DIJISTE CUANDO TE PILLÉ CON EL VENENO!. ¡ME DIJISTE QUE NO ERA NADA!. ¿¡CÓMO PUDE PROTEGER TU SECRETO?!. ¿¡CÓMO PUDE CONFIAR EN TI SI EN VERDAD ERAS...!?

El muchacho se giró hacia donde Tsumiko Komachi se encontraba preparada para atacarle y, sin perder aquella sonrisa característica que Akemi Eiji siempre portaba cuando los planes le salían bien, este pequeño y escuálido Dolp Pio le respondió sin demasiados miramientos.

-¡Cuanto lo siento!. -Exclamó el joven asesino- Quizás a la próxima te lo piensas dos veces antes de ocultar pistas importantes a los demás compañeros en pos de "un secreto" entre "amigos"... Y pensar que eres una tercera repetidora con plenas facultades para este juego...

Por su parte, Monokuma estaba bastante alegre con este resultado, aunque quizás eso era lo que estaba programado de antemano, sea como sea, se le podía ver ahí, en su trono, bastante contento con que todos los presentes hayan fallado a la hora de realizar aquella votación.

¡Upupupupupupu!

¡Habéis perdido todos! ¡Enhorabuena al Ennegrecido!

¡Se acaba de graduar y con honores!

Unas cuantas cadenas cayeron encima de todos los presentes, con una única excepción, Dolp Pio. Agarrando del cuello a Akira Kimura, Iñigo Nills O'Hara, Yoru Nori y finalmente a Tsumiko Komachi. Todos ellos iban a recibir su propia ejecución completamente personalizada por haber fallado.

A medida que las cadenas iban subiendo, todos los presentes comenzaron a perder el aliento, así como sus pies del suelo, todos y cada uno de los presentes trataron de patalear en busca de un suelo firme y así poder conseguir algo de aire para respirar, una última bocanada de aire con tal de llenar sus pulmones.

-¡El próximo juego será más divertido!. -Exclamó el muchacho despidiéndoles con la mano- ¡Lo prometo!. Aunque habrá un par de ustedes que no merecéis jugar... os usaré como ejemplo... una y otra vez... hasta que me aburra...

Akira Kimura se encontraba en un mundo completamente nuevo, con grandes prados, nubes, algunos que otros árboles cercanos y ante ella un cofre. De la nada, con una explosión a su alrededor aparecieron un puñado de Monokumas con apariencia de Slimes (o Slimes con apariencia de Monokuma) por lo que sin pensarlo dos veces la joven salió corriendo atravesándolos hasta llegar a por el cofre y del interior sacar el arma que había en el.

Armada con un florete, Akira Kimura luchaba contra aquella pequeña horda de Monokumas Slime que aparecían por doquier, y tras una lucha que la dejó herida, hubo terminado con todos. Tan solo para que el suelo temblara bajo sus pies y enfrente de ella apareciera un Monokuma Slime gigante que con un rugido dio inicio el combate contra el jefe.

La muchacha saltó a atacarle pero a la hora de impactar el medidor de daño marcó 0000000. Y por muchos golpes que trataba de darle, no le hacía absolutamente nada, esto la confundió y pensó que era un bug, uno de los muchos que los Beta Testers se encontraban pero, ensimismada en sus pensamientos pre-juego mortal, no le dio tiempo a esquivar el ataque de esta criatura que, abriendo sus fauces la devoró... y...

Nada pasó, ella también estaba bugueada al respecto de este boss; por desgracia el clip de distintos objetos en la misma zona dio un error y de su mano desapareció el arma, así como el contacto con el suelo, por lo que la joven cayó hacia una infinidad de vacío en donde, a lo lejos, podía ver una mazmorra que lentamente se iba acercando hacia ella -o ella hacia la mazmorra-

Por desgracia para la joven, todo el vacío estaba recubierto de una capa de lava... y ella iba a caer directamente contra ella. Lo que en todo videojuego era una muerte asegurada.

Iñigo Nills O'Hara se encontraba en mitad de una biblioteca gigantesca, apenas era capaz de ver el techo de aquellas altas estanterías, aunque tampoco tenía demasiado tiempo para hacerlo, pues con un gran estruendo, estas estanterías empezaron a tambalearse dejando caer libros de las estanterías.

El muchacho trató de evitar que los libros cayeran sobre el, pero no era capaz de esquivarlos todos mientras recorría aquella enorme y laberíntica biblioteca. A pesar de todo, el sabía que toda biblioteca tendría una entrada y una salida, y lo mejor aún, un libro donde hallarla, por lo que mientras avanzaba y era golpeado por pesados libros, este tenía en mente encontrar el que tanto ansiaba.

Pasando por estanterías ordenadas por el método Dewey, este hombre finalmente encontró la zona adecuada para encontrar el libro de "Salir de Trampas Mortales en Bibliotecas", el problema estaba en que este se encontraba en lo alto de la estantería, por lo que le tocaba escalar, poniéndose en marcha el muchacho empezó a subir.

A medida que subía, el joven notaba como los libros de las estanterías intermedias y superiores estaban volteados, impidiendo al joven encontrarlo con rapidez, y peor aún, aquellas hojas estaban filosas como cuchillas, y varios cortes en sus manos recibió a medida que buscaba por el libro. Y si eso era peor, olía a humo, y mirando abajo pudo ver unas llamas que empezaban a subir que lo cubrían todo.

Sin perder las esperanzas el muchacho siguió buscando, dañándose cada vez más y más; y para cuando finalmente lo encontró, este lo abrió para encontrarse con... el rostro de Monokuma en un recorte de papel que saltaba hacia su rostro a modo de un jumpscare papirofléxico, haciendo que este finalmente perdiera el equilibrio y cayera de espaldas hacia el suelo en llamas.

El destino de Yoru Nori era un clásico, este se encontraba atado de pies y una mano a una silla frente a una mesa de Poker, y desde su brazo atado había varios tubos que caían hacia una máquina que se encontraba a sus pies. Ante el, había varios Monokumas, todos ellos con fichas de Poker con su rostro, así como alicates y sierras de mano.

Sin mayor dilación el croupier dio inicio al juego de Poker, en donde repartieron las cartas a cada uno, revelado dos sobre la mesa central; la mano que tenía Yoru Nori era buena, por lo que tenía que apostar por su libertad, pero el no tenía ninguna ficha hasta que, la máquina empezó a funcionar, extrayéndole sangre al joven por la fuerza y convirtiéndolo e fichas en las que podía apostar.

La ronda la ganó, así como la siguiente y la siguiente a esa, pero al igual que la racha de buena suerte llegó, la de la mala también, y aquella máquina se negaba a extraerle más sangre, por lo que empezó apostando otras cosas, sus dientes, un ojo, su nariz, las orejas, los dedos...

Tras unas cuantas horas de un juego rápido e intenso, el cuerpo de Yoru Nori apenas era reconocible como un amasijo sangrante y amoratado en donde le faltaban extremidades, metros de intestino, partes del cuerpo... y aún así, a pesar de tener la mano ganadora, no tenía sufiientes fichas para alcanzar la apuesta mínima.

Y el juego le pedía su cabeza a modo de pago, algo que el aceptó... por lo que el Monokuma se le acercó y...

La situación con Tsumiko Komachi no iba a ser mucho mejor que la de los anteriores, aunque a decir verdad... sí, sí que lo era. Ella simplemente se encontraba sentada en una silla mirando a Monokuma dar una lección, en este caso era una lección sobre amistad, confianza y noviazgo, mostrando imágenes de aquellos amigos de la Clase 78-B que Tsumiko Komachi tenía y había perdido.

Pero no solo eso, este encerado era moderno, y podía reproducir como todos y cada uno de ellos fueron muriendo, desde el primero de todos hasta finalmente Tafuna Iwa sacrificándose por todos ellos... y en efecto, el especial de las dos muertes que en su mano estuvo de su amado Katsumoto Obinata.

A medida que veía esto, una pasarela iba empujando el pupitre en donde estaba atrapada hacia una máquina apisonadora que, de vez en cuando, con un sonido sordo, aplastaba todo lo que había detrás de ella. Y con el fina del último vídeo múltiple en donde pudo ver el destino de los otros tres como el suyo mismo, aquel pesado mecanismo comenzó a bajar a toda prisa.