Partida Rol por web

Cuando aquella pareja se disponía a ir a la piscina, algo los interrumpió, o más bien alguien, en concreto ese alguien no era otro que el propio Monokuma, cargando consigo un arma de fuego de alto calibre y cadencia de disparo, y a juzgar por el rostro sudoroso del Director, estaba teniendo serios problemas para portarla, aunque no dudó en apuntar a aquellos dos con el arma.

¡Alto Ahí Basura Criminal!

¡La Fiesta de la Piscina es solo para los Invitados!

¡Vosotros no estáis en la lista!

¡Atravesar el terreno al Hotel está estrictamente prohibido!

¡Y ya es de noche!

Aquellos dos no tenían mucho más que hacer más allá de salir de ahí si no querían ser atacados por aquel oso, el cual se estaba tomando muchas molestias para impedir que ninguno de ellos pudiera participar en la fiesta. De hecho, si ellos querían ver, mas o menos, la fiesta, sabían de cierto lugar en donde podían ver desde la distancia.

De hecho, para que no pudieran girarse y volver por donde han venido, mientras se dirigían hacia el Aeropuerto; una criatura un tanto extraña -aún más- apareció detrás de ellos, bloqueando ese camino de regreso en aquella isla, lo que podría considerarse como cierta desconfianza de parte del director hacia ellos.

La hora había llegado, y poco a poco los alumnos fueron llegando a la piscina, algunos provenían del interior de la cabaña, otros del interior del hotel, otros de los dormitorios y finalmente otros del exterior del hotel. Ya había un buen grupo de alumnos, en los que se contaban con: Uma, Akira, B-Rabbit, Barbara, Ízan, Kaori, Nanako, Ryoko, Shiro, Suigin, Yoshimatsu y Yuki.

- A fin de cuentas, ya era de noche -

El lugar se encontraba igual que como lo habían visto la primera vez, pues al parecer, nadie había usado el tiempo que tenían para adecentarlo, aunque fuera levemente. Pero por fortuna para ellos, allí se encontraba no otro que Monokuma para burlarse de aquellos adolescentes.

Upupupupupu...

¿Y a esto se le puede llamar fiesta?

¡Pero si ya estamos en el Periodo Nocturno!

¡Si es más aburrido que un viaje del IMSERSO!

Antes de que nadie pudiera decir nada, Monokuma se les adelantó.

¡Pero por suerte me tenéis a mi!

¡Vamos a adecentar esto un poco!

Y tras decir esto, comenzó a dar una lista de tareas a cada uno.

Uma Yugana y Suigin Shita: Vosotras id a los Establos en busca de paja. ¡Hay que hacer gorros temáticos!

Barbara Custik y Nanako Kanai: Vosotras id a cocinar a preparar algo más de comida. 

Yoshimatsu Arai y B-Rabbit: Traed lamparas de los cuartos. ¡Que cuando caiga la noche no se verá nada!

Akira Kimura y Kaori Hamasaki: Vosotros comenzad a traer las mesas, fogones portátiles... ¡Llenad esto!

Ízan Pasternak y Shiro Arakawa: Vosotros id a los Almacenes para traed bolsas de comida y refrescos.

Ryoko Minami y Yuki Aimi: Vosotros id al despacho a preparar confeti con los documentos. ¡Es una fiesta!

Uma empuja la silla de Suigin hacia la salida del recinto del hotel cuando de repente, se detiene y dejando ahí a Suigin, vuelve hacia las habitaciones. Al cabo de apenas un minuto, Uma regresa sin mayores problemas y ambas salen juntas hacia la Granja.

Mientras Uma estaba empujando la silla de ruedas de Suigin, una pequeña bola de papel impacta en la cabeza de Uma, haciendo que esta se gire hacia atrás; en donde pudo ver a no otra que B-Rabbit con una pequeña bandeja de galletas con forma de caballos.

Uma, ni se lo piensa dos veces, campante como ella sola, se acerca a B-Rabbit y cogiendo una galleta de aquella bandeja, se la come, para luego y de forma muy poco sutil, tirar la bandeja al suelo, y pisando algunas de las galletas mientras se iba, destrozando así, el trabajo de B-Rabbit de llevarlas a la mesa.

Uma y Suigin llegan sin mayor problema hacia la Granja, en donde pese a que trataron de llegar al edificio principal, la puerta estaba bloqueada; dejando a Suigin en la puerta principal mirando hacia la entrada al recinto, Uma se propuso a si misma como voluntaria para revisar la parte trasera en busca de una entrada nueva.

Todo estaba relativamente bien, hasta que comenzó a ir relativamente mal; mientras Uma estaba empujando la silla con Suigin, esta comenzó a sentir un dolor en su estómago y en su vientre; dolor que claramente enmascaró, a fin de cuentas, era la grandiosa Uma Yugana y un simple retortijón no iba a poder con ella.

El caso es que era que sí, pero pese a ello, seguía siendo la grandiosa Uma Yugana, por lo que con un pensamiento rápido, dejó a Suigin en la puerta, y corrió -con disimulo- a la parte trasera del granero en busca, más de una puerta, un inodoro; y si no, lo haría en el campo mismo... si no fuera por las cámaras...

Rápida cual corcel, fue hacia la valla limítrofe y la saltó, como medianamente pudo, a fin de cuentas, eran sus caballos los que saltaban, no ella, y volvió corriendo hacia el baño más cercano, el de las habitaciones.

El plan había funcionado, más o menos, Uma se había metido entre pecho y espalda una galleta; por lo que eso significaba que en breves sus efectos adversos iban a aparecer, tarde o temprano; con cierta picardía y teniendo en cuenta que Yoshimatsu estaba más a su bola que otra cosa, B-Rabbit decidió seguir, con precaución y a cierta distancia a Uma.

Vio como dejó a Suigin de perrito guardián enfrente de los establos mientras esta huía huía hacia la parte trasera a hacer a saber qué cosa, pues la chica de la silla de ruedas estaba atenta a sus alrededores, impidiendo así a B-Rabbir reposicionarse para ver qué era lo que estaba pasando allá atrás.

Sea como sea, habían pasado los minutos y desde el camino, se pudieron escuchar a la gente regresando de la Tienda, por lo que tenía que dejar atrás sus deseos de ver qué era lo que pasaba al final con la chica y volver a su puesto.

Aún viva, pero más que dolorida y en ciertos aprietos, -literalmente- Uma Yugana, había llegado a las habitaciones; pero antes de que pudiera respirar aliviada, escuchó el claro sonido de una puerta abriéndose, lo que implicaba que alguien iba a salir de una de las habitaciones y verla sudando la gota gorda.

Con un rápido vistazo comprobó cómo la Piscina estaba libre, y fue corriendo a salir de la zona de las habitaciones, pues abrir la puerta de su cabaña era tiempo que ella no tenía si quería pasar desapercibida en un momento como este.

Por suerte para ella, la grandiosa Uma Yugana no se encontró a nadie por el camino, pese a que pudo ver a aquellos dos en el despacho cortando papeles de colores, y escuchar los quejidos de los otros dos luchando por mover las mesas; esta al final llegó a su destino, el baño.

En donde se sentó y cerró la puerta con llave para así, al final poder aliviarse en paz, sin cámaras, sin testigos.

Por algún extraño motivo, la piscina estaba vacía; la compañera de Yoshimatsu había desaparecido de la faz de la tierra, o quizás este no vio hacia donde se dirigía; sea como fuera, el caso era más que evidente. Yoshimatsu estaba solo y tenía que comerse él el marrón de arreglar todo.

Por suerte para el, pasados unos minutos, B-Rabbit hizo acto de presencia, y una vez los dos juntos, pudieron terminar sin problemas el trabajo que había que hacer. En donde, ninguno de los dos encaró al otro acerca de porqué nada se había hecho hasta demasiado tarde.

Lo que parecía ser una cosa de tan solo unos segundos se fue alargando, pasando minutos sin escuchar nada de Uma Yugana, por su parte Suigin estaba algo nerviosa, no solo por lo que quizás eso pudiera significar, sino por el hecho de que sus ruedas estaban en una tierra arenosa y ella no podía usar sus brazos para mover la silla del lugar. ¿Acaso Monokuma quería torturarla?.

Por parte de ambas, estas continuaron trabajando; al menos Barbara Custik quien era una experta entre los fogones, pues por parte de Nanako, esta tan solo se limitaba a sacar fotos de la joven mientras cocinaba y creaba montañas de comida aparentemente de la nada, y lo que es mejor, en un abrir y cerrar de ojos. Aunque todo era cortado por el mismo patrón: Comida rápida y para llevar: Patatas Fritas, Hamburguesas, Pollo Frito...

De hecho, lo único que pudo hacer Nanako en la cocina, es llenar una ponchera de agua para que la gente pudiera servirse, pues en el lugar no había botellas de agua por ningún lugar o líquido que no fuera alcohólico, como el champagne, que, por otro lado, también llevaron consigo cuando terminaron de cocinar.

Por parte de Ryoko y Yuki, estos dos tenían el que quizás fuera el trabajo más sencillo; probablemente a causa del talento del segundo o quizás para burlarse de la primera; sea como fuere, ahí se encontraban ambos, en la oficina, recortando papeles de colores usando tijeras de punta redonda... Pues, pese a estar en un juego de matanza mutua, la seguridad es lo primero.

Iban de documento en documento hasta que uno de ellos resaltó:

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Por parte de ambos, Ízan Pasternak y Shiro Arakawa, tardaron bastante en llegar a los Almacenes, pues el camino directo a ellos estaba cortado a causa, de lo que parecía ser un Monokuma gigante con forma de bola que ocupaba gran parte del camino; por lo que tuvieron que dar un rodeo, pasando por delante de la granja, de la playa, del aeropuerto hasta, finalmente, llegar hasta la tienda.

Aunque en la tienda todo fue mucho más sencillo; pues se pudieron llenar los carros con refrescos de marca blanca así como otros entrantes de bolsas, las cuales, parecían llevar más aire que contenido, pero eso era otra historia. - Habiendo terminado de llenar los carros, volvieron por el camino largo.

Por parte de Akira Kimura y Kaori Hamasaki, se vieron envueltos en trastos, chismes y cachivaches; algunos elementos decorativos para fiestas raidos y carcomidos, y otras tantas sillas y mesas plegables y portables. Por desgracia para ambos, sus físicos estaban acostumbrados a estar frente a una pantalla, no a hacer ejercicios manuales, por lo que cada gramo contaba.

Dividiéndose el trabajo, como si de un juego se tratara; Akira sacaba los elementos necesarios y los ponía a disposición de Kaori, el cual era el encargado de sacarlos al exterior y colocarlos. - En un abrir y cerrar de ojos... apenas se había avanzado nada. Y los cargos se rotaron, y tampoco había cambiado nada. ¡Incluso las chicas de la cocina habían comenzado a mover bandejas!.

Por suerte, tras un último esfuerzo, Akira salió con cuatro sillas a la vez, mientras que Kaori, con las manos vacías, decidía no quedarse atrás, ir a la cocina y aparecer en la Piscina, -con esfuerzo- llevando lo que parecía ser un puré de color crema gigante en una ponchera.

Con un poco de ayuda por parte de todos, aquella deprimente fiesta en la piscina se había convertido en una fiesta en la piscina algo menos deprimente, pero no por mucho; pues pese a que había comida más que de sobra, e incluso había un espacio apartado y algo oscuro con fogones y sartenes para hacer más comida; el problema residía en que había sillas más que de sobra, y eso contando los estándares del inicio de la fiesta.

Puesto que en ningún lugar se encontraban Suigin Shita ni Uma Yugana, y eso que ellas habían estado a la hora de repartir las labores, lo cual era quizás preocupante. Pero por suerte para todos, apareció la mayor preocupación, o quizás la segunda en la pantalla asociada en la piscina.

Mmm... ¡Lo he intentado! ¡Es culpa vuestra que sois unos muermos!

¡Ea! ¡La fiesta en la piscina no termina hasta que hayais dado un poco de marcha a esto!

¡Y salir del establecimiento designado como piscina incurre en delito!

Pues si que somos pocos... - comentó Yoshimatsu al ver que cada vez quedaba menos gente. - Bueno, tanto da ¡estamos los importantes! - se acercó un poco a Nanako y le preguntó. - Mi pequeña cabra loca ¿encontraste lo que te pedí? ¡No podemos hacer una buena fiesta sin aperitivos!

Miró el decorado de la piscina. Era ciertamente... Triste. - Menos mal que al menos las luces molan. De nada de mi parte y la de B-Rabbit.

Tras la aparición de Monokuma, pensó que era un poco injusta esa norma. Ellos no podían salir, pero si podía entrar gente ¡encima de que lo habían preparado ellos, iban a disfrutarlo otros! Pero bueno, todo fuere en pos de la paz y la convivencia en la isla. Ese pensamiento, le llevó a pensar algo. Había estado acusando todo el rato a una persona de ser la culpable desde que llegaron aquí, por lo que decidió acercarse e intentar hacer las paces. - Kimura-san... La verdad es que te he acusado de ser la segunda mastermind... Pero has ayudado bastante hasta ahora... Lo siento. - abrió los brazos y se ofreció a la chica.

¿Un abrazo a modo de perdón?

Voy caminando como me había dicho Monokuma, llevando las lámparas para la fiesta, porque como bien dijo aquel oso, sino llevamos algo de iluminación, era probable que no pudieramos ver nada más que nuestros pies.. Pero éramos poca gente aquí, era extraño, me giré hacia Arai y le dije gracias por ayudarme con las luces, muy amable. Tras ello esbozó una sonrisa de mi cara, algo amable y cariñosa, a fin de cuentas, tampoco le caía tan mal Arai, tras ello, miró a los alrededores y preguntó así como a la nada pero a todos a la vez, ¿nos podemos bañar en la piscina? ¡Quizás sea divertido! 

A regañadientes obedezco a monokuma y llevo las mesas allí. Me quedo un poco apartada ya que no me sentía muy comoda aun. Por el rabillo del ojo veo acercarse a Arai y no puedo evitar tensarme un poco, espero que no venga a acusarme otra vez. Le miro con un poco de desconfianza hasta que empieza a hablarme y a disculparse conmigo. Me pongo en pie y me pongo frente a el y le doy el abrazo.

No pasa nada, lo entiendo es un momento tenso, agradezco la disculpa, vamos a olvidarlo. Bueno y ahora que hacemos lo de la idea de la piscina es buena, hace calor.