-Podrías.- dice él mientras entra al despacho, habiendo escuchado lo último que preguntó Adel.
-Quizás, pero ahora mismo es demasiado pronto para hechizos avanzados como esos. No sabrías ni como comenzar a conjurarlos.
El profesor camina hasta estar junto a su esposa, poniendole una mano al hombro y mirando a Adel.
-Sí, eso mismo. Pero... Tomatelo con calma. Todos somos principiantes alguna vez, y a todos nos ha costado empezar.
Le sonríe con amabilidad.
Adel se desconcierta tanto ante la entrada repentina de Aminé que se olvida por unos momentos de lo que ha preguntado , toda roja. Como si fuese un acto reflejo, cruza las piernas y saca pecho con cierto disimulo, como si se estuviese colocando bien en la silla.
-Ah, ya veo... ya veo... -pero qué hombre tan guapo. ¡Y poderoso! El director de la academia... Ella se imaginaba a un viejales con la barba hasta los pies y hablando siempre de cosas aburridas que no entendería sobre magia... Pero él, él... Es diferente. Todo lo opuesto! ... Pero está casado. Chasquea la lengua e intenta recuperar el hilo de la conversación-. Suena bien. Bueno, me esforzaré por aprender todo cuanto pueda, ya lo creo... -intenta buscar otro tema de conversación para permanecer ahí más tiempo ahora que él se encuentra presente, pero no se le ocurre algo apropiado...-. ...Tienen una hija preciosa. Y muy lista, por lo que vi en clase... ¿La han enseñado ustedes a usar la magia desde muy temprano?
-Sí, claro.- sonríe ella, asintiendo. -Ella tenía el talento, y nosotros la hemos ayudado a desarrollarlo. Ahora toma clases como los demás para seguir aprendiendo.
-Oye, necesito hablar de algo contigo. ¿Te tomará mucho más esto?- le pregunta a su esposa, refiriéndose seguramente a que está hablando con Adel.
-Es sobre ese alumno que ha causado problemas en el laboratorio el otro día.
-Bueno...- , ella mira a Adel, -Si tienes alguna otra duda, puedes venir a hablar conmigo o con cualquier otro profesor. Para eso estamos.
-Está bien... No, yo mejor me voy, no tengo nada más interesante que preguntar... -dice, algo decepcionada por tener que irse y dejar de ver a ese pedazo de hombre-. Nos veremos en la próxima clase y eso. Gracias, directora. Director.
Y tras despedirse se iría. Al salir del despacho se abanica la cara con la mano, algo sudadita por la tensión del momento. Se pregunta qué estará haciendo su novio y si la hecha de menos... Espera que no se termine aburriendo de ella por las distancias, ¿quién le pagaría la escancia en esa academia si la deja? Tendrá que buscar la forma de que siga interesado... Sin tener que acostarse con él. Hasta ahora ha funcionado... Verá cómo sigue la cosa. Se pasea por la academia a ver si encuentra algo interesante que hacer.