Partida Rol por web

La casa Torrealta, 

Después de la muerte del abuelo del Wilhelm, la familia Torrealta se mudó a un lugar más pequeño y pacifico. Antes vivían en un complejo de apartamentos.

De lejos, la casa se observa sencilla. Pintada de blanco con tejados rojos y una segunda planta algo más ajustada. Si bien no era una vivienda tradicional, desencajaba al lado de las más modernas.

A medida que el espectador se acerca, puede notar arboles que sobresalen por la valla, tanto a la izquierda de la casa como al frente. Si el espectador es conocedor, reconocerá varias especies de bayas picantes, incluso algunas de otras regiones.  En el lateral derecho hay un techo de madera sostenido por unas vigas de acero, ambos pintados de blanco, que proporciona el espacio justo para un automóvil pequeño 

La valla se extiende por el frente, esta formada en su mayoría por arbustos podados al ras con unas columnas de ladrillo que le llegarían a una persona de estatura promedio por la cintura. La entrada de la cerca es un sencillo portillo de madera sin pintar que compagina con el resto de la casa.

Desde abajo se puede calcular fácilmente el tamaño de la casa, si se nota el espacio que falta atrás. Posiblemente otro jardín, también se puede intuir el tamaño de la segunda planta. Por el balcón se podía saber que tiene una habitación y un baño en la parte superior.

Will se despertó con los gritos de su mamá provenientes de abajo, en la cocina. Abrió las cortinas con pereza mientras su mente luchaba por terminar de despertarse. Abrió la puerta que daba al balcón para que entrar aire fresco y notó que era de madrugada todavía. Hoy no había escuela, de hecho. Ya no tenía que ir a la escuela. 

Su cuarto era sencillo, tenía: una mesita de noche, una cama pequeña, una mesa para la computadora, una taburete largo donde podían sentarse cómodamente dos personas y una colección de revistas de arquitectura de Kanto. No es que le apasionara hacer cálculos, pero le encantaba dibujar edificios.

En la mesita de noche, había una pokeball un poco más grande de lo normal, con un centro de más tamaño. En el centro tenía un reloj que marcaba las 6:29 

Wilhelm lo miró por un rato, hasta que el reloj cambió a las 6:30, la parte superior de la pokeball se abrió y revelo un Pikachu increiblemente amarillo - PIKAAAAA PIKAAAAA CHUUUUUUUUUU!!!  - se escuchó la alarma. Y el chico se sobresaltó antes de que su mente volviera a la tierra y entendiera lo que estaba pasando.

- ¡Voy a llegar tarde! ¡Ya debe haber una fila enorme! - dijo en voz alta mientras cerraba la pokeball y el Pikachu dentro se callaba. Se metió lo más rápido que pudo al baño y salió listo en un abrir y cerrar de ojos. Siempre usaba cosas similares, así que la mayoría de su ropa combinaba, por lo que no le costaba mucho escoger. 

Intentó tomar su mochila al salir, pero la tela de la tira se desgarró. Después de decidir que iba a hacer, vació el contenido en la cama y tiró la mochila a la basura. Con la promesa a sí mismo de que volvería temprano a arreglarlo todo. Sí las cosas de la habitación tuvieran alma para juzgar a las personas, sin duda habrían juzgado a Wilhelm por su mentira.

El chico recogió su dinero a toda prisa y bajó corriendo - ¡Adios má! Regreso pronto. Compraré una mochila nueva - Se despidió mientras corría a la puerta. Tenía que llegar antes de que se acabaran los Pokémon

La casa Torrealta, 

Después de la muerte del abuelo del Wilhelm, la familia Torrealta se mudó a un lugar más pequeño y pacifico. Antes vivían en un complejo de apartamentos.

De lejos, la casa se observa sencilla. Pintada de blanco con tejados rojos y una segunda planta algo más ajustada. Si bien no era una vivienda tradicional, desencajaba al lado de las más modernas.

A medida que el espectador se acerca, puede notar arboles que sobresalen por la valla, tanto a la izquierda de la casa como al frente. Si el espectador es conocedor, reconocerá varias especies de bayas picantes, incluso algunas de otras regiones.  En el lateral derecho hay un techo de madera sostenido por unas vigas de acero, ambos pintados de blanco, que proporciona el espacio justo para un automóvil pequeño 

La valla se extiende por el frente, esta formada en su mayoría por arbustos podados al ras con unas columnas de ladrillo que le llegarían a una persona de estatura promedio por la cintura. La entrada de la cerca es un sencillo portillo de madera sin pintar que compagina con el resto de la casa.

Desde abajo se puede calcular fácilmente el tamaño de la casa, si se nota el espacio que falta atrás. Posiblemente otro jardín, también se puede intuir el tamaño de la segunda planta. Por el balcón se podía saber que tiene una habitación y un baño en la parte superior.

Wilhelm sacó las llaves de su mochila y abrió la puerta —Este es tu nuevo hogar —le presentó la casa a Rookidee - tenemos muchas bayas en el patio, aunque ya es muy tarde, mañana te daré a probar alguna antes de irnos. En su cabeza estaba planeando el día siguiente. Perder contra Bruno no le daba vergüenza porque era un entrenador más experimentado, pero si es verdad que ganar se sentía tan bien y perder en comparación era bastante decepcionante.

—Iremos mañana nuevamente al dojo, a buscar a mis amigos para que los conozcas, y quizá entrenar un poco. Aún nos falta pulir nuestras habilidades y creo que tenemos buenas oportunidades ahí —le comentaba el chico al pokemon que observaba atentamente todo.

Al entrar en la sala de estar alzó la voz un poco —¡Ya estoy aquí mamá! ¿Viste a mi nuevo amigo? —preguntó, ya que pudo haberlo visto de reojo en el restaurante.