Partida Rol por web

Bien pues, Gazo, esta vez sí acabamos

Cindaquil repite llamarada sobre Murkrow

La facilidad de Cindaquil para derrotar a Murkrow empezó a sembrar ciertas inquietudes sobre Jian, sus combates habían sido desastrosos, tal vez Bulbasaur no estaba hecha para combatir

El fuego brotó de la espalda y boca de Cindaquil contra el pokemon de la cocinera, esta vez, con ayuda de Spheal, sí acabaría su primer combate exitoso.

Gazo miró a Jian con una sonrisa. Se alegraba de que le estuviera cogiendo el gusto, pues se le veía bastante más suelto en el combate. Eso está hecho. Contestó a su amigo.

El pintor pensó por un momento si cambiar de ataque, pero dadas las circunstancias no le encontró el sentido, debía jugársela a la potencia de ventisca, a pesar de tener que correr el riesgo de poder fallar de nuevo.

Bien Kiba. Esta vez si. ¡Ventisca! El muchacho animó a su nuevo compañero con la convicción de que lo lograría. Su compenetración no era la mejor todavía, pero poco a poco mejorarían. 

El chico saluda a Bruno con la mano. Realmente tenía hambre y prefería comer primero. Pero ya había explicado que más que un entrenador, era amigo de su pokemon, y los amigos se esfuerzan para que los demás sean felices, ¿No? Así que dejó libre al hiperactivo Rookidee que empezó a correr en círculos al rededor de el

- Está bien ¿Estás listo Rookidee? - el pájaro soltó un chillido animado en respuesta - ¡Ataque furia!

A pesar de ver caer a uno de sus Murkrow, la cocinera no rechazó el combate y siguió dándolo todo contra sus dos oponente, aunque en el fondo sabía que no iba a ser capaz de ganarlo. ¡Venga, Dos, solo quedas tú! ¡Acaba con Cyndaquill! Gritó ordenándole que terminara una vez más con el pulso umbrío. 

Jian vio como Cyndaquill caía derrotado, pero aún confiaba en Gazo y su compañero en que ambos fueran suficientemente capaces de acabar con ella. 

Y así fue, Gazo volvió a lanzar una fuerte ventisca sombre el campo de batalla, que enfrió gran parte del restaurante pero que dejó fuera de combate al Murkrow de Samantha que con una amplia sonrisa, devolvió a ambos pokémon a su pokéball y después se acercó hasta los pokémon de Jian y Gazo para darles algún tipo de alimento pokémon.

Enhorabuena. ¡Me habéis ganado! Podéis terminar de comer, y no os preocupéis por vuestros compañeros, con esta comida seguro que se sienten perfectamente y no hace falta que lo llevéis al Centro Pokémon. 

¡Me alegro que al final te hayas decidido a combatir contra mi! ¡Vamos, Murkrow! Dijo sacando a su pokémon al combate que ya estaba totalmente recuperado del anterior. 

Si lo suelto ahora, seguro irá corriendo a pegarse por su cuenta con los dos pokemons que están luchando. Luchar es parte del espíritu de los pokemons, es su forma de ser competitivos ¿Crees que algunos estarían felices o tan ansiosos por hacerlo si no lo disfrutaran?

Ardsen escuchó a aquel chico de pelo castaño que ya antes había visto peleándose en otro lugar. No le contestó y prefirió seguir disfrutando de su comida para evitar más conflictos.
 

Sin embargo, en menos de lo que canta un Torchic, ya estaba el chico enfrascado en otra pelea. Vaya, este muchacho no rehuye una batalla. Pero le llamó la atención aquellas palabras que le dijo al observar la actitud también competitiva de su pokemon Rookidee. Instintivamente miró a su amigo Seedot dentro del macuto. ¿Estaría cohibíendole su comportamiento? ¿Sería su seedot un pokémon violento, amante de las peleas y él desde su poder superior estaba oprimiéndole?.

Continuó mirándolo con la esperanza de encontrar una respuesta, pero aquellos pensamientos le estaban causando dolor de cabeza.

Su barriga estaba llena. Creo que me marcho compañero. Le dijo a Ren, con la esperanza de que le acompañase. ¿Tú qué tienes pensado hacer ahora? Intentaba ignorar las batallas que se sucedían a su alrededor

Jian recogió a Cindaquil, que estaba con la llama apagada pero al sentir las manos de Jian se encendió levemente para volver a apagarse. Se encogió entre las manos del muchacho y buscó a través de éstas el resultado del combate. Al ver la victoria se arrastró hasta Bulbasaur, orgulloso de su papel y mostrándose orgulloso tras haberse cerciorado que los Murkrow volvían a sus pokeball - Sí Cindaquil, lo has hecho genial - Cogió un poco de comida de su plato y la mezcló con el alimento pokemon - Tomad lo que os guste chicos. Ha sido difícil pero lo hemos conseguido Gazo

Encima todo está buenísimo

A la conclusión del combate la pose de Gazo se relajó y su semblante taciturno regresó de inmediato. Sacó a Supun de la pokéball para que también comiera la milagrosa comida pokémon del restaurante. Acarició a los dos mientras comían y los felicitó por su esfuerzo. Habéis estado geniales chicos, gracias por vuestro esfuerzo. Les dijo con verdadera gratitud. No fue tu culpa Supun, el fallo fue mío. Lo tranquilizó, pues parecía más apagado aún que de normal. Comed tranquilos y reponeros. Una leve sonrisa apareció en su boca al tratar con sus pokémon, aunque se apagó un segundo después.

Gazo se sentó junto a Jian para degustar la famosa y deliciosa comida del restaurante y vaya si se merecía la fama. Es deliciosa. Dijo sin demostrar ninguna expresión, lo cual contrastaba con lo que hablaba. Ha sido un gran combate si. Contestó al pequeño. La aparición de Cyndaquil nos salvó, habéis conectado genial. Una pena que hayamos sido tan inocentes con nuestra primera elección, pues tanto Bulbasur como Supun no tenían opciones contra esos Murkrows. Gazo sabía de la inexperiencia de su amigo y por ello había decidido analizar un poco el combate, tenía mucho que aprender, pero con Cyndaquil había demostrado que podía ser un buen entrenador.

Con la charla, el plato de comida se terminó. El chico se levantó y se acercó a la cocinera. Muchas gracias, el combate ha sido excelente y la comida era deliciosa. A pesar de su expresividad, su educación era de primera, por lo que acompañó sus palabras con una leve reverencia. También abonó su parte de la cuenta. 

¿Vamos Jian? Preguntó mientras guardaba en sus pokéball a un Supun y un Kiba totalmente recuperados. Debo ir al hotel de nuevo. Le explicó sobre donde quería dirigirse.

Jian había acabado su plato y asintió a Gazo - Sí claro Gazo -san

Bulbasaur, Cindaquil, a las pokeball que nos vamos, ya tomaremos el sol mañana

Sintió algunas miradas y se giró a Wilhelm quien había comentado el combate infundiéndoles ánimos, o eso creía Jian, sonriéndole y despidiéndose con la mano y en especial de la cocinera que les había servido - Muchas gracias a todos, nos tenemos que ir.

Se colocó la abultada mochila y se puso en marcha junto a Gazo, mientras bajaban la calle no pudo evitar preguntar - ¿Para qué vamos otra vez al hotel Gazo-san? Ya es muy tarde, y no creo que podamos dormir, ¿No deberíamos ir a ese campamento donde duermen los entrenadores?

Gazo se despidió con un gesto frío alzando la mano y sin más salió del restaurante junto a Jian.

El muchacho se resignó con un suspiro al ver la hora. Quizás tengas razón. Iré mañana entonces. Guardó la pokéball de Spheal, que llevaba en la mano todavía. Vayamos al campamento entonces.

-"¡Vaya! Perdona Ardsen esto estaba tan bueno que me perdía en el mundo de los sabores, pena que ya se haya acabado... Pues ibas hacia la torre verdad? Ahí es donde te habían asaltado, iré contigo si no te importa, me gustaría conocer ese lugar ademas parece peligroso y siendo dos estaremos mas protegidos, ¿Que te parece? " Este fue el momento en el que Ren observó que Ardsen estaba distraído o preocupado, quizás nos hubiésemos pasado de la raya diciendo que los pokemon luchaban por su propia voluntad -" Por cierto, perdona si fui muy duro con lo de hacer luchar a los pokemon, en caso de ser necesario, si las cosas se ponen feas dejanoslo a nosotros" Ren le lanzó una sonrisa tratando de tranquilizar y animar a su amigo antes de emprender el viaje juntos. 

Antes de irse Ren se giró un momento viendo al fletching del hijo de la dueña luchar, tenia mucho potencial y se veía que estaban muy bien coordinados, tras esto Ren miro a su pokeball -Te prometo que mejoraremos flet, seremos los mejores ya verás 

Pues ibas hacia la torre verdad? Ahí es donde te habían asaltado, iré contigo si no te importa, me gustaría conocer ese lugar ademas parece peligroso y siendo dos estaremos mas protegidos, ¿Que te parece?

Ardsen miró la hora del reloj que colgaba del restaurante. Es un poco tarde, pero quizás nos de tiempo a dar un pequeño vistazo, sí. No era muy temeroso y tenía ganas de volver a ver aquella zona, quizás por la noche hubiese menos humanos y por tanto, menos agresividad.

Por cierto, perdona si fui muy duro con lo de hacer luchar a los pokemon, en caso de ser necesario, si las cosas se ponen feas dejanoslo a nosotros

Gracias. Se limitó a decir. Desgraciadamente siguen sin entender nada, pero por lo menos la gente comienza a escucharme. Pronto seré todo un referente y así empezaremos a cambiar las cosas. Dijo esto último mirando a su Seedot al que sonrió.

Pues no se hable más, rumbo a la torre.

El pokémon de Bruno lanzó un rayo de oscuridad sobre Rokidee. El golpe no fue muy demoledor, pero sí que logró causarle algo de daño. Mientras tanto, Rokidee golpeó repetidamente a su rival, hasta un total de tres, pero los golpes fueron bastante débiles como para que Murkrow considerase una seria amenaza a su oponente. Si Wilhelm no se ponía las pilas en el próximo asalto, no aguantaría mucho más. 

Al chico suspiro aliviado cuando vio como Rookidee aguantó el impacto del golpe del Murkrow de Bruno. No podía ganarle solo con ataque furia, podía ganar con su as bajo la manga, pero dudaba de que fuera a ganar con eso. Si podía reducir la salud de Murkrow un poco más...

- ¿Puedes aguantar otro Rookidee? - el pájaro pareció asentir convencido - ¡Muy bien, ataque furia nuevamente!

El pokémon de Bruno volvió a lanzar un haz de oscuridad sobre Rokidee, pero el pokémon volvió a aguantar estoicamente el golpe, pero se quedó gravemente herido. Casi debilitado, asintió ante las palabras de Wilhelm para descargar una nueva serie de movimientos encadenados. El pokémon era bastante orgulloso y quería que su compañero también lo estuviera, el problema es que aquellos ataques no habían sido suficientes para derrotarle y Rokidee ya no aguantaría un golpe más...

El chico sabía que el Murkrow de Bruno era un oponente muy difícil para Rookidee, pero su pokemon estaba dispuesto a intentarlo hasta el final por lo que era el momento de ejecutar todo su plan. Murkrow debía estar lo suficientemente débil para no poder resistir otro pájaro osado, aunque eso también terminaría con la poca resistencia que le quedaba a Rookidee. El problema radicaba en ¿Quién sería más rápido?

- ¡Rookidee, pájaro osado ahora!

Murkrow había sido todo el rato más rápido que Rokidee y eso no cambió ahora. Así que, una vez más el pokémon del camarero descargó un rayo de oscuridad sobre él y lo dejó fuera de combate. 

Después de ganar el combate Bruno se acercó hasta ellos y le tendió una medicina a Rokidee que lo recuperó por completo. Creo que esto le sentará bien. Después pasó la mano por el cabello del muchacho, has estado muy bien, pero trata de realizar ataques más efectivos la próxima vez. Supongo que a medida que vayas siendo mejor entrenador encontrarás una mejor táctica de combate. Por último sirvió la comida que le quedaba al joven. Creo que va ir siendo hora de cerrar, se está haciendo tarde y tenemos que limpiar y recogerlo todo ya. 

El joven comenzó a comer cuando comprobó que Rookidee estaba en perfecto estado nuevamente. A Rookidee le faltaba un poco de velocidad, quizá. No tenía ataques más efectivos contra un Murkrow. Quizá le hacía falta otro pokemón. Pero bueno, lo hecho, hecho estaba. En la mañana iría al dojo de sus amigos a entrenar un poco y vería si los convencía de ir a la torre pokemon, quería ver que estaba pasando ahí.

Cuando terminó de comer apartó el plato y dándole las gracias a Bruno se despidió para volver a casa. Tocaba una noche de sueño y ya en casa podría enseñarle mejor su nuevo compañero a su madre.