Partida Rol por web

El departamento en donde vivían los hermanos Moon se encontraba ubicada en una de las zonas residenciales de Shakonya. El edificio pertenecía a la Anna Jordan, la propietaria del popular bar que se encontraba en el centro de la ciudad. Era una edificación de fachada un tanto desgastada, de tres pisos y un aire clásico que se adecuaba en armonía a la estructura de los otros edificios que se encontraban en esa misma calle.

La planta baja pertenecía a la dueña del bar, allí vivía junto a su hijo. Era un recinto muy típico y sin nada de especial, al cual Axl había visitado en unas pocas ocasiones y normalmente pasaba por allí solo para subir por las estrechas escaleras que llevaban a su departamento.

Axl y Charlie vivían arrendados en los últimos pisos del edificio, una especie de mini penthouse que en realidad no parecía la gran cosa. Se dividía en dos plantas y no disponía más que con una sala de estar, la cocina, el lavabo y un par de habitaciones.

La sala de estar era lo primero que te encontrabas al cruzas por la puerta principal, un espacio que aparentaba ser bastante amplio a falta de amueblado, con grandes ventanales que brindaban una agradable vista. Solo disponía de un sofá negro algo anticuado en el medio de la sala, acompañado de una pequeña mesa de vidrio que solía estar repleta de latas de sodas o cervezas, y algunos recipientes de comida rápida; en la pared justo al frente del mueble había un televisor colgado, y junto a él, en un rincón a la izquierda, una guitarra posaba junto a un amplificador. Una estantería ocupaba un espacio a la derecha del televisor, en esta estantería se podía ver varias fotos de la madre de los chicos Moon, unos cuantos trofeos y medallas, varios libros y discos de todo tipo de música. Por sobre las paredes de ladrillo colgaban alguno que otro cuadro de diseño abstracto que les había regalado la arrendadora.

La cocina no estaba muy apartada y se podía ver desde el sofá de la sala, si volteaba la mirada a la derecha, estaba divida no más que por una barra con un par de sillas altas. No era la gran cosa, una cocina pequeña, casi nueva por el poco uso, la nevera repleta de comida chatarra y latas de bebidas, el lava trastos y una fila de encimeras y estantes.

Las habitaciones de ambos hermanos se encontraba en una planta superior dentro del mismo departamento, unas escaleras cercanas a la salida llevaban a los cuartos que se encontraban contiguos a un pasillo en donde se veía la puerta al lavabo y que acababa en una enorme ventana de cristal.

Eran tempranas horas de la madrugada y los primeros rayos de sol atravesaban los ventanales de aquella edificación, con ello, unas fantasmagóricas presencias que habitaban allí habían buscado cobijo en los rincones más oscuros del lugar. 

Solo el ligero silbido de la brisa veraniega se podía escuchar al resoplar por entre el pasillo que dividía las habitaciones y el típico ajetreo mañanero de la gente madrugadora que recorría la calle a esas horas, pero en el interior del edificio parecía mantenerse tranquilo y una única alma de todas las que allí habitaban amenazaba con irrumpir en aquella casi perfecta quietud. 

Axl Moon se asomaba desde el umbral de su habitación, vistiendo una indumentaria a la que él había bautizado como su carta de presentación, el mismo chaleco y la misma bufanda que usaba en cada uno de los desafíos que había llegado a tener como líder de gimnasio, o por lo menos hasta ese verano, ahora el puesto recaería en su hermano menor.

Bajaba por las escalera para ir a la sala principal esperando cruzarse con Charlie aunque sin muchas esperanzas, seguramente aún seguiría durmiendo, trasnochado al igual que sus pokémon que deambulaban libres por el departamento, en realidad no era nada raro pues su rutina diaria solía comenzar mucho más tarde que la de Axl... - Que chico más vago - Dijo a la nada, reprendiendo en su mente al otro chico que aún se encontraba roncando en la habitación contigua a la de él, igual no quiso darse la molestia de ir a despertarlo y luego de haber tomado un rápido refrigerio, se dirigía hacia la salida del departamento.

Bajaba por las escaleras del edificio y recordaba la conversación que había tenido por correo con el profesor del laboratorio pokémon. Habían pactado reunirse ese mismo día, el profesor había mencionado que tenía algo para Axl, algo que le serviría de ahí en adelante.

El recorrido de vuelta hasta su departamento no había sido tan agobiante como lo fue a primeras horas de la mañana, Axl se sentía algo motivado sobre todo porque al final el haber madrugado aquel día no había sido del todo una pérdida de tiempo. Eso sí, había regresado un poco más temprano de lo que tenía planeado, la charla que había tenido con el profesor Fir fue más breve de lo que esperaba, el anciano parecía la mar de ocupado con los nuevos entrenadores y para Axl tener que esperar no le parecía nada gracioso. Un pequeño recorrido a las orillas del canal de la ciudad había sido suficiente para despejar su mente, era algo que solía hacer cuando tenía tiempo libre, la refrescante caricia de la brisa veraniega y el chapoteo de los pokémon en el agua era algo reponedor para él. Había  hecho que se olvidara totalmente de que el tiempo seguía transcurriendo, sin detenerse, ni siquiera por él. No tardó nada en volver en si sino cuando las calles comenzaron a revivir debido a la ajetreada actividad de la hora pico. *Soltó un suspiro* – Menuda pereza tener que aguantar a ese montón de críos, pff… ya volveré luego para hablar con el profesor de ese tema  - se había dicho a sí mismo en ese momento, había perdido las ganas de volver al laboratorio.

Edificio número 7 de uno de los callejones en la zona residencial de la ciudad de Shakonja.

La puerta desgastada del edificio en el cual se había detenido marcaba en letras y números metálicos  “Nro. 7”, la única residencia de toda la ciudad que ambos hermanos se podían costear, no era la gran cosa, pero peor era dormir en la calle. Exploraba con su mano en el interior de uno de los bolsillos de su chaqueta para dar con las llaves del edificio, hasta que finalmente se topó con ellas y se adentró a través el umbral, subiendo las escaleras y evitando toparse con la casera. Finalmente se encontraba en su departamento, tal cual lo había dejado.

No sentía por ninguna parte la presencia de su hermano, ¿seguiría dormido?... da igual, le importaba poco lo que hiciera Charlie con su vida y pasó del tema sin más. Se dirigió al refrigerador y cogió una de las latas de refresco, se deshizo de la chaqueta y se dejó caer en el sofá de la sala - A ver… – reviso en otro de los bolsillos de su chaqueta buscando la pokeball que había recibido del profesor… “Un Dreepy, me extraña que tuvieran tal ejemplar en el laboratorio” pensaba mientras jugueteaba con la pokeball en la palma de su mano, cacheándola curioso, era la primera vez que tendría un pokémon propiamente de él. Los que había usado cuando era líder de gimnasio habían sido de su madre, heredados a él y que ahora pertenecían a su hermano menor.

Presiona con su pulgar el botón del centro de la pokeball y en un rápido ademan la deja caer en medio de la sala, liberando la draconica y espectral forma del pokémon.

- Acércate, no tengas miedo pequeña – Le hacía señas con la manos, demostrándole confianza, esperaba que el pokémon se adecuara al nuevo ambiente y se sintiera en su hogar. Le hizo una seña para que se acercase – Te llamaré Katapuldra, ¿Qué te parece? –. El pequeño dragón vaciló por un segundo el seguirle el juego al chico de aspecto gótico, era algo intimidante su expresión pero su vos trataba de ser lo más apacigua y calmada con su nuevo compañero – Ahora esta será tu casa, vivirás conmigo y con mi hermano – Un instante después aparece una pequeña puppet acompañada de un sableye y otro par de pokémon fantasma flotando desde la otra habitación. La dreepy por un segundo se sintió incomoda, revoloteando y evitando a los pokémon que se acercaban, soltó un gruñido agudo. – Eh! Calma, calma. No te harán ningún daño, estos serán ahora tus nuevos amigos – El chico se levanta del sofá para acariciarle el morro al dreepy, pero el pokémon aún seguía un tanto nerviosa. Recogió la pokeball del suelo y enseguida le hizo entrar en ella - Supongo que no estará acostumbrada a tratar con otros pokemón fuera del laboratorio. No se preocupen chicos, denle un poco más de tiempo – dijo finalmente a los fantasmagóricos pokémon que le rodeaban.

*Soltaba un suspiro* “Debería de entrenar un poco al dreepy quizás así coja más confianza, luego me pasaré por el bar un rato” Cogió la chaqueta y guardó la pokeball en uno de sus bolsillos – Nos vemos en un rato chicos - Sin más, salió del departamento dejando atrás los gruñidos tétricos de sus compañeros de piso y finalmente dirigiéndose a la calle.