La chica seguía como ida, a pesar de los gritos de Ardsen no reaccionó en ningún momento y se limitó a esperar a que Joy terminase de curar a su pokémon. Cuando ya estaba recuperado, lo agarró con delicadeza, lo colocó en su mochila y se marchó de allí ignorando al muchacho con el que antes había combatido y también las palabras amables de Ren.
Tu pokémon ya está cien por cien recuperado. Les comunicó alegremente a Ardsen. Está como nuevo. Así que no temas en hacerles luchar de nuevo, pues con cada combate se fortalecen más, mejoran y crecen. ¡Así que no dudéis en seguir entrenándoles! ¡Muchas gracias! Dijo con una sonrisa.
Gazo se acercó al mostrador y se quitó el casco de la oreja del lado en el que no iba Jian. Necesito que curen a mis pokémon. Dijo el chico a la enfermera entregándole las dos pokéball. En cuanto la enfermera las tomó, el muchacho hizo una sutil reverencia con la cabeza y dijo un leve. Gracias.
El chico se retiró al banco a esperar como la otra vez, estaba deseando volver a tener sus pokémon a tope para ir a hablar con el hombre del hotel. Necesitaba ingresos urgentemente, pues estaba empezando a estar hambriento.
Jian se puso de puntillas para poder levantar la mano por encima del mostrador - ¡Enfermera Joy! - En su mano izquieda llevaba dos pokeball - ¿Podría curar también a mis pokemon por favor? - Jian todavía llevaba el chubasquero, y cuando la enfermera hubo recogido sus pokemon, se dirigió al banco junto a Gazo, se retiró el chubasquero y empezó a doblarlo con cuidado pero sin habilidad con tal de que entrara de nuevo en la mochila. El estómago de Jian rugió con furia. - Madre mía pero que hambre tengo
Jian miró a Gazo reiterando- Tengo mucha hambre, he visto un restaurante, podríamos pedir algo para comer
Ardsen siguió con una fulminante mirada a esa fantasmagórica chica hasta que se hubo marchado.
Mejor así. Refunfuñó en voz baja mientras la veía salir.
Tu pokémon ya está cien por cien recuperado
Al escuchar la dulce voz de la enfermera, se giró entusiasmado y volvió a abrazar con fuerza a Seedot. Amigo, no te preocupes, ahora toca descansar y llenar la barriga.
Miró a Ren. Pues ya estoy listo. Mientras metía a su pokémon en el macuto dejándolo a la vista. Por cierto, me llamo Ardsen, creo que no nos hemos presentado. ¿Vamos a comer a ese restaurante que decías?
Observó a los nuevos que entraron en la sala pero sin mucha curiosidad.
Me dirijo a Restaurante (20)
-"Vamos antes de que se llene, parece ser que no somos los únicos hambrientos" Con una sonrisa en su cara Ren contestaba a su pregunta -"Es cierto con todo este tema no nos presentamos, yo soy Ren, encantado".
Antes de salir Ren echo un vistazo, tenía curiosidad por los entrenadores que estaban en el centro pokemon pero en ese momento la comida era su prioridad total.
Me dirijo a Restaurante (20)
La enfermera tomó los pokémon de los recién llegados y les respondió: Pues calculo que a las 18.30 lo tendrás listo. Tardamos siempre una media hora en curar a todos los pokémon. Le comunicó al chico.
La enfermera le entregó las pokéball a Blissey y se los llevó al interior del centro pokémon. Podéis esperar en esas sillas de ahí.
Si, yo estaba pensando en lo mismo. Contestó el pintor a su pequeño amigo tocándose la tripa, que le rugía constantemente. Después tendré que pasar por el hotel de nuevo para ver si les sirve Spheal. Si consigo algún ingreso, pronto podré acompañarte a la zona Safari.
A pesar de que todo parecía emocionante, Gazo no cambiaba el gesto neutro de su cara. Verlo como lo había visto Jian durante los combates, no era fácil fuera de esos momentos.
¿Vamos a esperar hasta las seis? Que hambre, vamos a morir - Jian parecía ajeno a las preocupaciones de Gazo. Observaba la puerta de salida pensando en que deberían aprovechar más la tarde que esperar a la enfermera Joy, por otro lado, también quería compartir su primera comida en Shakonya con sus dos nuevos amigos.
Así que se quedó junto a Gazo, sacando una libreta de su mochila, y empezando a hacer anotaciones sobre la fábrica que habían visitado, y los pokemon que habían capturado. - Esta noche escribiré una carta a mamá, que sepa que he llegado a Shakonya, que tengo mi primer pokemon, y que hice a mi primer amigo - Sonrió a Gazo, volviendo a mirar a la enfermera Joy, deseando que volviera con sus pokemon lo antes posible, para irse a comer.
¡Bienvenido al centro pokémon! Dijo la enfermera Joy en cuanto entraron por la puerta. Soy la enfermera Joy de Shakonya y estoy aquí para echaros una mano con vuestros pokémon. ¿Qué necesitais?
El centro pokémon de Shakonya nada tenía que ver con la ciudad, era sumamente pequeño con tan solo un mostrados con dos bandejas para dejar seis pokémon en cada una. Junto a Joy había una Blissey y también estaba otra mujer que parecía ser algún tipo de ayudante o enfermera.
En la sala solo había un banco con cuatro asientos y no había absolutamente nada más. En otras regiones parecía que había tienda, o había zona de descanso para los entrenadores. Allí no.
En cuanto había cuatro personas más, el local estaba en su aforo máximo y el quinto ya estaba francamente incómodo. Lo mejor sin duda, sería esperar fuera.
¡Por favor! Dijo la chica que recién entraba en el centro pokémon. Acabo de librar un combate y necesito que recupere a mi pokémon. Esperaré ahí. Dijo señalando las sillas mientras esperaba a que la enfermera atendiese a su compañera.
Vuestros pokémon ya están cien por cien recuperado. Les comunicó alegremente a Jian y Gazo. Están como nuevo. Así que no temáis en hacerles luchar de nuevo, pues con cada combate se fortalecen más, mejoran y crecen. ¡Así que no dudéis en seguir entrenándoles! ¡Muchas gracias! Dijo con una sonrisa.
Que buen hijo. Contestó Gazo al pequeño, que le había despertado un halo de ternura.
En no mucho más tiempo de espera, la ayudante de la enfermera les trajo sus pokéball. Muchas gracias. Le dijo el muchacho peliazul a la alegre joven, dedicándole una leve inclinación de cabeza.
El pintor se levantó del banco como un resorte y se guardó sus pokéball. Vamos Jian. Me muero de hambre. Dijo acariciándose la tripa. Sin perder ni un segundo más puso rumbo al restaurante.
Al restaurante.
Ga... - La llamada de Jian se entrecortó al ver las prisas de Gazo, había recogido sus pokeball y una entrenadora solitaria había llegado al centro pokemon con tanta premura como ellos mismos, pero estaba sola. Estaba seria y se fue directamente a las sillas, siendo la única en el centro pokemon que quedaba por atender. Jian le hubiera avisado si quería unirse a ellos en el restaurante, pero el hambre de Gazo y la suya propia tiraba de ambos entrenadores con una cuerda invisible de forma violenta y furiosa, alcanzó a ver como su mirada posaba una mirada sobre ellos y se despidió con la mano
Sí vamos, tengo muchísima hambre. Gazo-kun, ¿tendríamos que entrenar también a nuestros pokemon? ¿Como pensamos hacerlo?
Al restaurante!
Vuestros pokémon ya están cien por cien recuperado. Les comunicó alegremente a Wilhelm y Perséfone. Están como nuevo. Así que no temáis en hacerles luchar de nuevo, pues con cada combate se fortalecen más, mejoran y crecen. ¡Así que no dudéis en seguir entrenándoles! ¡Muchas gracias! Dijo con una sonrisa.
Wilhelm tomó la pokebola de la bandeja y liberó a su amigo inmediatamente ¿Mucho mejor Rookidee?
El chico toma a su pokemon en brazos y con la mano se despide de Persefone y la asistente de la enfermera.
- ¡Deberíamos volver a esa torre? - Rookidee se preparaba para responder, pero el estómago de ambos gruño al unísono - Mejor vamos a comer. Sé dé un lugar que te gustará. Además, a madre le encantará verte.
Voy al Restaurante (20)
¡Bienvenido al centro pokémon! Dijo la enfermera Joy en cuanto entraron por la puerta. Soy la enfermera Joy de Shakonya y estoy aquí para echaros una mano con vuestros pokémon. ¿Qué necesitais?
El centro pokémon de Shakonya nada tenía que ver con la ciudad, era sumamente pequeño con tan solo un mostrados con dos bandejas para dejar seis pokémon en cada una. Junto a Joy había una Blissey y también estaba otra mujer que parecía ser algún tipo de ayudante o enfermera.
En la sala solo había un banco con cuatro asientos y no había absolutamente nada más. En otras regiones parecía que había tienda, o había zona de descanso para los entrenadores. Allí no.
En cuanto había cuatro personas más, el local estaba en su aforo máximo y el quinto ya estaba francamente incómodo. Lo mejor sin duda, sería esperar fuera.
Tras haber llegado al Centro Pokemon ya de noche, Nate es bien recibido por la enfermera Joy como de costumbre, esta siempre tenía la mejor cara y disposición para atender a todo el que llegaba. Nate sacó su pokebola con la pequeña Ralts allí adentro que había caído victima de un extremadamente fuerte golpe de un Slowpoke, realmente nunca espero tal impacto o de tal magnitud, fue un solo golpe y fue lo necesario.
Por favor enfermera puedes curar a mi pequeña Safina? recibió un muy fuerte golpe, te la confió por favor.
Tras esas palabras fue a sentarse pensando en como podía mejorar su estrategia, pues si un pokemon salvaje era capaz de hacer tanto daño no quería ni imaginarse como sería un combate contra otro entrenador.
En fin solo se quedo allí esperando a que le devolvieran a su compañera.
Kami me gustaría de ser posible elevar la defensa de 88 a 95 y evolucionarla por favor.
Vuestros pokémon ya están cien por cien recuperado. Les comunicó alegremente a Jian y Gazo. Están como nuevo. Así que no temáis en hacerles luchar de nuevo, pues con cada combate se fortalecen más, mejoran y crecen. ¡Así que no dudéis en seguir entrenándoles! ¡Muchas gracias! Dijo con una sonrisa.
Safina saltó de los brazos de Selena para abrazar a Nate y justo en ese momento el pokémon empezó a brillar con un resplandor entre rosado y morado
¡Oh! ¡Ha sido espectacular! Gritó Selena emocionada por lo que acababa de vivir. Me encantaría quedarme a ver a ese Kirlia, pero me temo que es muy tarde y vamos a cerrar ya.
Pues aquí te dejo la nueva ficha para Kirlia. Puedes cambiar los movimientos por cualquiera que pueda aprender Kirlia (pero solo movimientos que aprenda por nivel).
Nombre: Kirlia Apodo: Safina Naturaleza: Modesta Sexo: Hembra |
Tipo: Psíquico Hada |
Habilidad: Rastro: Copia la habilidad del oponente |
Objeto: |
P.salud () | Ataque (1-) | Defensa (2) | At Especial(5+) | Def. Especial(4) | Velocidad(3) |
217 | 95 | 95 | 149 | 131 | 122 |
Evo: 149 | Evo: 149 | Evo: 257 | Evo: 239 | Evo: 176 |
Movimiento | Tipo | Potencia | Precisión | Categoría | Efecto |
Psíquico | Psíquico | 90 | 100% | E | 10% - 1 nv def esp. |
Beso drenaje | Hada | 50 | 100% | E | + 75% de los PS causados |
Hoja mágica | Planta | 60 | No falla | E | - |
Teletransporte | Psíquico | - | - | O | Permite huir de combates contra pokémon salvajes y te lleva al Centro Pokémon más cercano. Permite el cambio de pokémon contra otro entrenador |
Nate se alegro mucho al ver cuando su compañero regresaba integro después de la asistencia médica de las enfermeras del Centro Pokemon, al parecer la alegría era compartida pues en ese momento Ralts salio corriendo de emoción y en medio de esta empezó a resplandecer rayos entre rosado y morado lo cual indicaba su evolución.
Nate la abrazo en el momento que cayó en sus brazos mientras hacía su evolución y cuando esta termino dio 2 vueltas para celebrar el sorprendente acontecimiento, Safina, quien dijo que la felicidad no nos hace crecer? dijo en voz baja.
De allí vio a las enfermeras y les dijo muchas gracias, mañana vendré y les contaré que tal todo! Hasta entonces.
Luego de ello salió del Centro Pokemon rumbo a la Torre Shakonya, quería hacer un último intento antes de ir a dormir para atrapar a un pokemon psíquico solo que esta ves se fue a la segunda planta con el objetivo claro de un Inkay.
Torre Shakonya (7)
Segunda Planta.