Partida Rol por web

- Ya le dije que me pareció correcta su forma de actuar, Smith... no sea condescendiente - dijo el detective esperando su turno para las llaves. El sitio le parecía idílico. Ideal para vivir una vida de mierda. Consumirte cada día como una colilla que se apaga. En fin, un fango demasiado apetecible para un cerdo depresivo como él. Si le prometieran un sitio como aquel, con la bodega llena, con la opción de que llegara una fulana de vez en cuando, y sin necesidad de interactuar con ningún ser humano durante el resto de sus días, aquello sería sin duda, lo más cerca que estaría del paraíso.

- Buenos días - le dijo en un tono seco a la mujer - Yo he sido el del comportamiento violento - asumió su culpa.- Si el señor Dark tiene a gusto atenderme, se lo explicaré con detalle, o a usted si así lo desea. Pueden revisar mi equipaje, no hay nada de interés. Salvo mis expedientes, que son confidenciales, y que no deberán tocar - amenazó serio pero tranquilo.

El helicóptero iba llegando a su destino y al otro lado, alguien conocido y de confianza para Smith. Antes de tomar tierra aviso por radiofrecuencia de el encuentro. Seguía diciendo que eramos dos personajes violentos. Yo sólo lo llamaba defensa. La mano en garra grabada por la erosión en mi nuca hacía cuena de que no había sido un simple toque de advertencia.

Un acto reflejo para toda persona coherente sería la defensa.

El piloto me lanzó las llaves y a su manera pidió disculpas por estar esposados, aunque aún recordaba que al policía le habían tendido agua y preocupado por su bienestar mientras yo estaba a dos pasos sin más.

Ante sus palabras agaché la cabeza y abrí la compuerta para descender del helicóptero. La brisa me molestaba en esa erosión en el pescuezo y un gesto de tirantez por un segundo en mi cara denoto que me dolía. Luego miré a la mujer y al hombre que tanto respetaba su jardín. Levanté una mano tímida con gesto de pesadumbre y luego la agaché tocando mi muñeca relajando la zona de las esposas.

El megapolicía seguía interpretando su papel de persona honorable y fiel a las normas, aunque a mi no me la daba, mi cuello tenía la seña de que ese tipo no se controlaba, y sólo por hacer una gracia porque el mismo se había delatado.

A pesar de lo sucedido en el helicóptero cuando aterrizó estaba de mejor humor. Pilotar el aparato había sido una experiencia sorprendentemente gratificante y para que negarlo, le había subido el ego.

Tendió la mano a modo de saludo a quienes les habían recibido y esperó a que le indicaran donde dirigirse mientras admiraba todo a su alrededor

Una mujer de aspecto diminuto pero de la que emanaba una severidad y autoridad casi palpable les dio la bienvenida a la isla sin la menor de las sonrisas. En cambio, tras ella un gigantón que se acercaba a los 2 metros de altura no perdía la sonrisa mientras evaluaba con la mirada al hombre que se las daba de agresivo. La mujer tomó la palabra, su voz acerada como una sierra de calar y sin el menor atisbo de hospitalidad, y les dijo.

"Buenos días señores y señora, soy Miss Hemmens, ama de llaves de Dark Island y responsable de la isla en ausencia del señor Dark. Desgraciadamente el señor todavía no ha regresado de un viaje de negocios y espera regresar para poder compartir la comida con ustedes dentro de una hora y media. Y ahora si no les importa, siganme , Greg se ocupará de su equipaje" Le lanzó una mirada significativa a Greg, que dio un paso hacia las maletas, y otra hacia Nate "No se preocupe por sus jodidos expedientes, pero no quiero a ningún jodido loco en esta casa empuñando una pistola. El señor Dark detesta las armas y los locos... " 

El gigantón se acercó a la maleta mirando con una sonrisa tranquila y de confianza a Nate. La sonrisa del que está acostumbrado a que la gente no quiera meterse en líos desafiando a alguien que te podría aplastar la cabeza con las manos desnudas.

Por fin, por fin podía bajarme de aquel maldito cacharro y estirar las piernas. Aunque al final el viaje había sido divertido, tenía ya ganas de ver lo que nos esperaba allí abajo. El maldito Dark debía cagar oro, ¿una isla para él? ¿y encima un paraíso fiscal?, tenían que estar de coña...

- Gracias por el viajecito Smith, nos vemos a la vuelta supongo.

Y de un salto me bajo del helicóptero, me estiro y lanzo un silbido al aire, era realmente impresionante aquel sitio.

- ¿Es para hoy? ¿O pensáis quedaros ahí?

Nate no se dejó amedrentar por la presencia del gigantón. Si asi fuera no hubiese valido para su antigua profesión. Cualquier persona tenía flaquezas. Puntos que bien golpeados serían capaces de hacer caer al mismísimo Golliat. Dos centímetros sobre el esternón, la cara interna de las rodillas, o la clásica patada en los huevos, que podía conseguir que Wallace pareciera Hulk Hogan si asi se lo propusiese.

Simplemente,  no dijo ni mu ante las malsonantes palabras de la diminuta señora. Estuvo a punto de saltar y decirle que porque el señor Dark hubiese ofrecido una desorbitada cantidad de dinero por sus servicios, no significaba que tuviese que aguantar desmanes y faltas de respeto. Pero prefirió callar ante la cagada del helicóptero y la tensión del momento.

Pero permanecer callado, también implicaba no decir nada sobre el revolver del 38 que llevaba en su sobaquera. Si al final revisaban la maleta, ya encontrarían las cajas con munición y ya vendrían las preguntas. Pero mientras tanto, su "borrado" revólver permanecía bajo su axila con las seis balas del tambor. De todas formas, él no se daba por aludido, pues no se correspondía con la otra premisa de la Señora Hemmens. Él no estaba loco. Simplemente tenía una percepción gris de la vida que le había tocado vivir. Un costante estado de decepción y pesimismo, que sólo el alcohol y el trabajo, eran capaces de apartar, aunque fueran momentáneamente.

El gigantón miró a la diminuta mujer pidiendo su consentimiento a lo que la mujer respondió con un leve asentimiento. Greg, que así se llamaba el jardinero, tomó la maleta y la abrió. Dejando al descubierto ropa, un ordenador y alguna carpeta de antiguos casos, además de una caja de munición de pistola. Greg la tomó en las manos y se la mostró a la mujer diciendo con voz alegre

"Está limpio Miss Hemmens, hay balas pero no hay arma. Se le habrá olvidado en casa"

Y con gesto cuidadoso empezó a doblar la ropa hasta que el contenido de la maleta quedó más ordenado que cuando se abrió.

La menuda mujer puso los ojos en blanco al escuchar al jardinero mientras que entrecerraba los ojos para mirar al policía, de esa manera en que solo miran los sargentos instructores o las institutrices severas cuando uno de sus alumnos están haciendo una travesura.

"Señor Wallace, será tan amable de darme la pistola?. Si quiere conservarla me basta con que me entregue el cargador o el tambor de la misma. Le será devuelto todo a su salida de la isla."

La mirada minuciosa de esa mujer, y las dimensiones del jardinero me dejaron un poco metidando sobre el desarrollo de aquel invento de campamento como terapia para el que mis padres me veían la persona perfecta.

Cuando la mujer se presentó y dijo mirándonos que no quería a un loco llevando una pistola, pensé en que de alguna manera, todos teníamos la mente un poco distorsionada. A mí por el hecho de la muerte de mi amigo, por mi maldita culpa... el resto quien sabe, aunque por parte del policía había que decir que su trastorno era muy notable, un ego que lo superaba incluso cuando estábamos a tres mil metros del agua o el suelo

La Ama de llaves, nos pidió el equipaje, y siguiendo las normas, dejé mi mochila con el saco de dormir y esterilla, junto a la maleta en el suelo. Y me alejé de ella.

Pero entonces algo me hizo sacarme de mi mutismo, el policía traía balas en la maleta, y por la lógica y deductiva de todos, a excepción del jardinero, el arma estaba cerca, incluso encima de él. Enarqué una ceja y lo miré de arriba a abajo.- ¿A qué clase de campamento venía éste?... ¿A Jara y Sedal?... ¿A la caza del Venado de Invierno?.

Miré a Nadia corriendo que estaba cerca de nosotros con cierta cara de "¿Estás flipando cómo yo?". Y sin poder remediarlo comenté mi duda en voz alta aunque pudiera tener consecuencias como mi nuca delataba por la herida.- ¿Para que mierda se trae uno un arma y munición a un campamento de terapia de grupo?.

Miré al Ama de llaves y dije bajando la mirada sabiendo que volvía a meter la pata.- Perdón... tengo la mala manía de hablar conmigo mismo en voz alta...

Wallace sacó el revolver de su sobaquera. No le hacía ninguna gracia, desprenderse de él. Le daba una sensación de seguridad, que ahora, en un entorno desconocido no tendría. Pero no era manco, y sabía defenderse con sus propias manos. Bufó a regañadientes, y pensó en protestar, pero recordó la cantidad de ceros de la oferta, y pensó que valdría la pena.

Abrió el tambor, y sacó una a una las seis balas, mirando con especial atención al niñato tocapelotas, con una sonrisa casi sádica. Aquella mirada podía transmitirle, que el incidente del helicóptero no había quedado allí, y encima su nuevo comentario, lejos de querer pasar página, avivaba más la llama. 

- ¿Y tú para que cojones sabes a lo que he venido yo aquí, niñato?... ¿Es que no has tenido suficiente...? ¿Vas a seguir con esa insolencia durante toda la estancia?... Hazme el favor y no me dirijas la palabras o vamos a tener problemas... ¿me entiendes?... - Nate hizo incluso un amago de volver a arremeter físicamente contra él. No fue ni un puño en alto ni nada por el estilo, sino más bien un paso alante y una postura física agresiva. Estaba seguro de que aquel muchacho lo que necesitaba era un buen par de hostias que lo pusieran en su sitio. Una terapia de las de toda la vida. Estaba empezando a convencerse de que era por su propio bien... eso o el crío era un masoca del tres al cuarto, o un chivatillo que se parapetaba en la supuesta protección que le daba la isla, el señor Dark o el tal Greg. Andaba muy equivocado. Nate podía hacer su vida un infierno... más le valía al poli encontrar un nexo de empatía con aquel bobalicón, o iba a empezar a afectar a su investigación.

Cogió el revolver por el cañon y se lo acercó a la ama de llaves mostrándole la empuñadura: - La próxima vez, el señor Dark debería tratar todos los términos del contrato... ya mantendré una charla con el, y le haré llegar mi sugerencia. - Le dijo mientras soltaba sin miramientos el arma y le ponía las balas en la otra. 

Luego se acercó a su maleta y la cogió por el asa y se dirigió al gigantón. - Gracias.

A Nadia no le dió tiempo a componer ningún gesto cuando el joven la miró, pero si que se puso en tensión cuando empezaron el "intercambio de palabras". Colocó su maleta de ruedas delante de ella como si fuera un escudo protector mientras daba un paso atrás. Sentía a su bebé removerse inquieta en su interior e intuia que estaba percibiendo su estado de ánimo.

Se estaba enfadando. Y mucho. Dió un pisotón en el suelo antes de alzar la voz - Vaya viajecito!!! Y ahora otra vez?? No habeis tenido suficiente?? Es que no teneis respeto por nada??!! - su voz comenzaba a temblar. Era lo que tenían las hormonas. Sus estados de ánimo subían y bajaban como una montaña rusa - Gracias por hacer de este viaje un martirio! - se enjuagó una lágrima mientras comenzaba a andar, sin percatarse de que no sabía donde tenía que dirigirse, pero la furia y el llanto no le permitian pensar con claridad.

La mujer cogió el tambor del arma y lo sacó de la pistola con gesto experto. No era la primera pistola que tocaba, eso saltaba a la vista, y algo dentro de los visitantes les decía que debía ser una tiradora temible. Una vez sacado el tambor se detuvo un segundo a examinar la culata del arma y se la devolvió a Nate

"Aquí tiene señor Wallace. Le agradezco que no lo haya puesto difícil. El señor Dark llegará en un par de horas y le podrá presentar las quejas que estime pertinentes, mientras tanto seguiré cumpliendo con sus directrices a rajatabla. " Dijo la mujer sin relajar su tono severo ni un instante "Por lo demás, les pediría que se comportaran a los dos, no soy tan paciente como el señor Smith" 

En cuanto oyó a Dylan hablar de un campamento la voz de la señora se volvió a acerar, como si perdiera la paciencia y se controlara todo a la vez

"Señor O'Brien, esto no es un campamento. Se le ha citado a una entrevista con el señor Dark, como al resto de los invitados. Desconozco los términos exactos pero en la comida el señor Dark responderá a todas sus preguntas."

Dirigió una mirada dura a Greg que seguía mirando a la pistola como si no fuera posible que la estuviera viendo

"Señor Carter por favor, encárguese del equipaje y de la protección de la señora Stinson. Por favor, síganme"