Mientras permanecemos a las puertas de la capilla, resuena de nuevo la llamada de la corneta en el patio del castillo. Esta vez no tengo ninguna duda. Y, girandome hacia Sir Otto, digo. Sir, debeis disculparme. Otro momento habra para que sepa cuales son mis nuevos aposentos. Creo yo, que este es un asunto, quizas, mas importante. Dicho esto, me vuelvo a encaminar al patio del castillo.
Salgo de escena. Ya se, ya se. Ya habia salido. Pero eso es algo que no terminaba de tener seguro yo.