Me noto florar y por un momento veo a mi padre moviéndome como cuando era un niño jugando conmigo, Cof...cof padre ¿eres tu? ¿Padre donde estoy?
Después de un rato miro a mi alrededor y empiezo a reconocer el roto y húmedo paisaje que nos envuelve, agua fresca por favor agua fresca amigo...cof...cof
Alcanzandole un cuenco con algo de agua, lo único que sobra en el día de hoy, Heimlich intenta calmarle:
- Aquí tienes amigo, calma. ¿Cómo te encuentras?
cof...cof...mmme dud...dueeele todddo el cuerpo y tengo friiiooo, p...per....pero bien estttoy bbbbien, digo forzando una sonrisa a mi compañero para calmar la preocupación que veo reflejada en su cara, sssoy un cabbba...cab...cof...cof...caballo ya lo ssssabbes.
juas, yo estoy constipado en la vida real tambien.
- Menos mal, descansa ahora. Si necesitas algo dímelo. Voy a adecentar algún refugio debajo de la cabaña en el árbol, para poder dejar el fuego encendido por la noche.
Heimlich se puso a trabajar inmediatamnete en conseguir algo para que su compañero durmiera caliente por la noche.
Mientras Helmich trabajaba en esa construcción, Leffard tendido en el suelo sentía escalofríos recorriéndole el cuerpo, su frente ardía, fiebres.
Cuando Heimlich baja comprobar el estado de su amigo, la peor de sus sospechas se ve confirmada. Las fiebres.
- Tranquilo amigo, estás mejorando, tú descansa y verás como mañana estás bien. Voy a ir un momenot a cazar algo si puedo. Volveré es seguida.
Tras tranquilizar a Leffard, intenta dejarle lo más protegido posible, con el fuego cerca de él en el refugio improvisado y tumbado en el suelo más seco que puede conseguir. Cerca le deja el maloliente aunque caliente caldo, así cómo agua fresca.
Entonces con la idea de lo que vió en la cueva, parte para salvar a su amigo hacia allí.
//salgo de escena hacia la cueva
Heimlich llega al pequeño claro dónde ha dejado a Leffard dormido. Casi ni recuerda las instrucciones de la ancina, pero corre a darle de beber de aquel líquido.
//entro en escena
Helmich le da de beber a su amigo, aunque este llega un punto en que no quiere engullir más, helmich lo fuerza a beber el líquido y finalmente tras vaciar el recipiente Leffard empieza a devolver, y a hechar la papilla aquí y allá.
Heimlich, ayuda a su amigo a vomitar, sujetándole la frente y paliando sus débiles fuerzas, cuando este paece calmarse, le recuesta de nuevo, y espera su mejoría para guiarle hacia la anciana.
Después de haber vomitado me siento por fin algo mejor, las pesadillas han pasado de largo dejándome un poco cansado pero con mejor cara, las mejillas aunque pálidas tienen cierto matiz rojo gracias al fuego y a la temperatura corporal, el sudor frío empieza a desaparecer de mi frente al descender las fiebres que me aprisionan, mientras empiezan a aparecer unas ojeras por falta de descanso adecuado.
- Leffard, duerme un poco, en cuanto hayas descansado algo te llevaré a ver a quién me ha dado este remedio, esas fueron sus palabras. Así nos aseguramos que te recuperes del todo.
Heimlich le acerca algo de agua apr que se quite el amargor de la boca:
- Bebe un poco y descansa amigo.
Leffard poco a poco parecía mejor y se iba recuperando, tumbado descansando. Pasó un buen rato, ya pasada la hora normal de comer cuando este depertó como un zagal, no sentía mal alguno.
- Te veo bien Leffard, eso significa que deberíamos ir a ver a la anciana a la cueva, no queda lejos, y si ella dijo que te curarías y te has curado, entonces si dijo que fueramos deberíamos ir. La dije que cazaría alguna buena pieza para que tú se la cocinaras, creo que sería un buen pago por savarte, pero primero hablemos con ella.
Heimlich está más animado, las cosas comienzan a volver a encauzarse, y le alegra ver a su compañero recuperado.
A lo lejos, no mucho por cierto se oye ruido de cantos, gritos de alegría y risas. Subiendo a la caseta y tal como está el bosque se puede ver que los hombres de Porcco se han reunido, y por lo que aparenta, el mismo porcco está con ellos.
- Oh mierda. Pensé que los hombres de Porcco habían sido asesinados por los guardias tras aquella emboscada del carro. Leffard, ¿qué podemos hacer?. Quizá sean muchos para enfrentarles, quizá deberíamos huir.
Y yo por lo menos debería esconder mi dinero antes de que lleguen, eso seguro.
Tras observarlos mientras recoges bien tu saco con tu tesoro, puedes observar que están más bien preparándose para huir de la zona, y entre medias celebran la vuelta de porco, no están en actitud de pillaje o agresiva, más bien eufórica.
Por ahora Helmich no tiene interés en tratar con Porcco y los suyos, y prefiere verlos pasar. Quizá Leffard tenga interés en ellos, pero cuando se reponga lo que deben hacer es ir a ver a la anciana, no ponerse a planear nada con Porcco.
Acompaño a mi amigo a donde me lleve sin hacer ruidos, mi cara ha mejorado visiblemente y ya casi no sudo ni siento mal estar, aún sin embargo estornudo o toso un poco pero estos se hacen mas rítmicos y menos congestionados.
Vamos donde quieras, si es a ver a la abuela pos nada a ver a la vieja chocha.
Susurrando a su amigo, y con su bolsa bien aferrada a falta de un mejor escondite:
- Vamos, la anciana nos dirá qué hacer para terminar con tus fiebres, y que la debemos por salvarte.
Los dos bandidos se dirigen a buscar a la anciana...
Pasad directamente a la cueva de frogg trees donde está la anciana.