Partida Rol por web

Despues de un día movido, el borracho llego a su casa en su estado habitual, bebido. Antes que nada se ocupó de sus prioridades. Tragando el resto de vino que le quedaba en su bota en un buche apurado, procedió a "recargarla" en el barril que tenía para sus emergencias

- No queda demasiado - comentó a nadie en particular - Debería comprar uno nuevo, pero... como conseguir los fondos? - En su voz se marcaba la tristeza ante la injusticia que sería que no pudiera seguir con su ocupación habitual.

La comida no fue nada abundante. Un caldo sin mucha carne pero con bastante grasa y unas verduras ya no muy frescas. Sin embargo fueron suficientes para que bebier un par de vasos adicionales, para "entrar en calor".

- Mañana será otro día - murmuró cariacontecido, mientras su mente, obnubilada por el alcohol comenzaba su descanso aún antes de que su cuerpo se recostara.

Probablemente el borrachín fue de los pocos que durmió tranquilamente la noche de la hecatombe. Empapado en vapores etílicos su sueño fue como el de un niño. Suave y sin sobresaltos.

Sin embargo cuando por fin la lluvia cedió y el sol, o por lo menos la claridad de la mañana, entró en su cabaña abrió los ojos y automaticamente su mano buscó la cantimplora que colgaba a los pies de su cama. EL primer trago le permitió ponerse en pie. Y el segundo le dio fuerzas para abrir la puerta y comenzar el día.

- Veamos que nos trae el día - murmuró para si mismo mientras salía de su casa y se dirigía a la plaza principal.

Tras un día complicado, pero extrañamente productivo, Wessel acomoda sus rotosos muebles de forma que ninguna gotera caiga sobre su lecho. Ha llegado el momento de dormir y, sin preocuparse de la furia de la naturaleza, el borrachín, tras un último "beso" a su bota de vino, se acomoda en la cama y se dispone a dormir placidamente, sin pensar siquiera en la tormenta, ni en el clima ni de nada que no sea sus sueños etílicos.

- Zzzzz - a los pocos segundos sus ronquidos resuenan en el lugar mientras con una poco creible paz inetrior Wessel deja que el sueño lo acune.

Al despertar notas que tu casa se mueve un poco.

Poco a poco, lentamente, el borrachín se despierta y mira a su alrededor, asombrado de ver, con la luz que entra por la ventana, como su propiedad se mantiene en pie a duras penas.

Incoscientemente, sin analizar si era riegoso o no, ha dormido en lo que ya no es una pocilga... sino algo peor. Sin embargo, con su habitual manejo de las prioridades, lo primero que hace es verificar que "su" barril se encuentre entero. Casi vacío, eso si, pero entero.

Tras verificarlo desayuna... como solo el sabe. Los pocos restos de verdura que encuentra en la casa aconmpañados por un par de vasos de vino. Al descubrir que su barril ya casi está vacio, llena hasta el tope su bota, bebe los últimos sorbos que puede rescatar y se prepara a enfrentar al mundo.

No tiene sentido pensar en volver se dice a si mismo. Se acabó el vino, así que lo mejor será que busque un nuevo sitio. Tras verificar que no haya nada util en la casa se prepara a salir... para no volver.