Partida Rol por web

Petrus decide ir a misa hoy hace tiempo que no voy a misa, deberia ir mas a menudo

sin ningun problema Petrus entra en la iglesia

El joven caballero entra en el camino montado en su corcel a paso lento, con porte erquido y altivo, avanza tranquilamente hacia la iglesia.

La marcha había comenzado y, sin duda, sería bastante más dura de lo habitual. Siempre era peligroso atravesar los bosques, la presencia de bandidos y proscritos tenían dificil esquiva pero más aún en estas condiciones...Parecía como si estuvieran caminando sobre las aguas de un lago, con el handicap añadido del terreno fangoso que se hundía bajos sus pies hasta llegar a cubrirles incluso un poco más arriba de la rodilla en algunos pasos. Sería una caminata penosa y lenta...

- ¿ y su marido, señora? está bien?- le preguntó el alquimista a fin de mantener ocupada su mente con alguna discusión trivial- Imagino que se habrá quedado al cargo de su negocio, no es así? no se puede uno fiar de los saqueadores que hacen de estas ocasiones su agosto

Al escuchar las palabras del hombre, río abiertamente, como quien acaba de oir uno de los mejores chascarrillos de su vida. La jovial expresión de mi rostro y la divertida sorpresa que se ve en mis ojos, parecen demostrar que no hay ninguna maldad ni doblez tras mi reacción.

Perdone, perdone, cof, cof toso con las mejillas enrojecidas y alguna lagrima a punto de escapar de mis parpados no vaya a pensar que me río de usted, dios no lo permita.

Un poco más relajada, miro al hombre con una sonrisa.

Supongo que habrá pensado que aquí, el bicho este alargo una mano para revolver el pelo a Will es hijo mío. Bueno, la verdad es que, como si lo fuera, pero no es el caso. Ahí donde le ve, el es el hombre de la taberna sonrío mirando al niño verdad que si? Empezó trabajando para mi pero, con el tiempo, supongo que nos hemos convertido en familia.

Vuelvo a mirar de nuevo al anciano.

La taberna se ha quedado sin perro que la guarde, señor. De todos modos me encojo de hombros tampoco es que quedara mucho que robar. Lo poco que nos parecía importante, lo llevamos encima.

Al decir esto, apoyo una mano sobre mi pecho, al que llevo cruzado un pañuelo, igual que hacen algunas mujeres para cargar a sus bebes mientras trabajan, pero el mío parece servir para llevar mis pocas pertenencias.

Y a usted señor, le ha quedado algo después del aguacero?

hake mira a la mujer a mi na de na! y encima dos días antes unos ladrones me asaltaron y robaron 5 feudados y mi jabalina, y por la noche entraron en mi casa y me dieron con una piedra en la cabeza ¿ve? y les muestra la herida a los dos y ahí me robaron todo lo que tenía, por suete dejaron la comida que ya había conseguido pero luego viene esta tormenta y se lo lleva to de to cachis en la mar.

El viejo alquimista miraba confuso a través de sus sucias lentes redondas el ataque de risa que había sobrevenido en aquella mujer de repente, haciendo una rara mueca, intentando imitar haberse contagiado de esa risa, sin conseguirlo...

- Vaya!- exclamó Machorys ahora sí sonriendo de verdad al haber entendido la historia- permitame que le diga que incluso les había encontrado un cierto parecido, jejeje!
Sin embargo, esa risa que por fin había aflorado en él, quedo sofocada por las calamidades por las que Hake había pasado...
- Sabila- le dijo al cazador cuando vió la herida que tenía en la cabeza- debes cortar una penca de esa planta y con la especie de baba que desprende cubrir esa herida. Agilizará la cicatrización y evitara que se infecte- Tras dar aquel consejo pudo ver como la mujer lo miraba extrañado- Es que...- dijo rascándose la cabeza- soy alquimista, sabe? De hecho, ahora que lo pregunta, lo que más me ha dolido perder son todos los libros donde amontonaba tantos y tantos conocimientos- contaba el alquimista visiblemente afectado- Ya vé usted, ahora solo me quedan los que conseguí almacenar aquí- dijo señalandose la cabeza mientras un brillo de alegría volvía a su mirada- Al menos, he conseguido mantener a salvo los instrumentos de laboratorio y mi casa no ha quedado tan mal, solo un pequeño agujero en el techo y todos los muros empapados...nada que no pueda arreglarse en unos dias

No, no si yo no me meto en como se gana cada uno la vida. Digo al hombre con una sonrisa. Pero no vaya a comentarlo en la iglesia, no está la cosa como para hablar de curanderos.

Antes de tener tiempo a empezar a divagar sobre el extraño trabajo de nuestro acompañante, el infierno se desata de nuevo a nuestro alrededor. Al ver el inmenso granizo, mi primera reacción es abrazar a Will, intentando cubrirle.

Me abrazo a Agnies cuando el granizo comienza a caer sobre mí de forma que apenas noto ningún impacto, aunque por el temblor de los brazos que me abrazan parece ser que mi querida amiga está sufriendo mucho.

Parece que la furia del cielo os ha caído encima, causando incluso daño a cada uno de vosotros. Corréis hacia la iglesia que ya la veis cerca.

La furia de los elementos se había desatado...

Había alzado la cabeza hacía el cielo viendo el color rojo que éste había adquirido en un momento, presagiando lo que iba a acontecer.

Era como sí, en un instante, el cielo hubiera intercambiado su posición con el mismísimo infierno...un infierno que había convertido sus llamas en lenguas de agua que se precipitaban convertidas en grueso granizo sobre sus cabezas...

No tenían cobijo alguno...la falsa seguridad que les ofrecían los árboles que flanqueaban el camino no eran sino trampas que los truenos que se escuchaban, justo encima de sus cabezas, esperaban para tocar tierra...la única solución era correr...correr tán rápdo les permitieran sus piernas...tan rápido como les permitiera el camino...tan rápido como les permitieran sus fuerzas...Unas fuerzas que declinaban en lo agotador del esfuerzo, que apenas si llegaban para intentar entrever a lo lejos una silueta...unas torres que se recortaban sobre el azul eléctrico de un relampago...la iglesia...sólo les quedaba un pequeño trecho...debían esforzarse sólo un poco más para obtener el resguardo de sus muros...

- VAMOS!!! YA FALTA POCO!!!.- gritaba el alquimista a sus compañeros intentando hacer que su voz pudiera ser oída sobre el rugir de la tormenta. Había mirado hacía atras, viendo como la pobre mujer ponía todo el empeño del mundo en proteger a aquel chaval...aquel chaval que, sin ser su hijo, ocupaba su corazón seguramente como si así lo fuera...No pudo ver a Hake...la lluvia dificultaba la visión, más aún cuando sus gotas bañaban por completo los cristales de sus gafas...

Un poco más...un poco más...