Partida Rol por web

Otto abrió la puerta de la pequeña cabaña y enseguida supo que no había nadie dentro, Katerine y Merwyn seguramente habrían ido a misa agregandose a algún grupo de vecinos que salían del pueblo en dirección a Saint George. El hecho que no hubieran esperado dice mucho de lo que habían tardado en venir.

-Enanos, poeis descansá, sus lo mereceis. Cuando venga vuestra mae le diré que os preparé un buen estofao pa reponé fuersa.-

Otto también se sentó, incluso él notaba el peso de la fátiga. Sin embargo su trabajo no acababa por hoy, sabía que en cuando la gente volviera de la iglesia debería ir a la plaza a intentar vender la madera.

El solo pensamiento de eso le cansaba aun más.

Los niños se habian echado, agotados, en sus catres. Otto por su parte habá respuesto fuerzas comiendo pan y un trozo del queso amargo de oveja que tenían guardado en la despensa curandose. Katerine por su parte tardaba mucho en volver de la misa.

Considerando que había esperado ya bastante y ya más descansado, Otto se fue afuera a recoger las diferentes mochilas improvisads de ramas atadas con cuerdas, las dispuso en la carretilla que guardaban en el cobertizo y se dispuso a dirigirse al pueblo buscando vender el trabajo del día.

Cuando llegó, nadie estaba levantado, pero pudo atisbar el buen olor del guiso de su mujer en la olla. Rápidamente entró, se armó de un cucharón y comenzó a vaciarlo. En apenas unos momentos se lo acabó, tal era su hambre.

Con la panza llena, Otto comenzó a verse asediado por el sueño, con que se fue a la habitación y, sin desvestirse, se tumbó junto a su mujer, quedandose instantaneamente dormido.

El fragor de la tormenta despertó a toda la familia de madrugada, parecía que se iba a acabar el mundo aquella noche y la choza parecía irse bajo a pesar de la solida construcción.

-¡No salgas!- Gritaba aterrorizada Katerine acunando a su asustada chiquilla. Otto hizo caso omiso y dio un vistazo por la ventana, luchando para mantenerla abierta en contra del fuerte viento. Lo que vio no le gustó nada.

-¡Cagonlaostiaya! ¡La ardea esta ardiendu!- Otto se dio cuenta del acierto de construir a cierta distancia de la plaza del pueblo retirado de las casas, solo lo había hecho así para estar más cerca del bosque y así hacer menos camino cada día para ir a trabajar. Se vanaglorió de no haber hecho caso a Katerine, que quería la casa más cerca del centro de la aldea y de sus cotilleos.

Cerró la ventana y guió a su familia hacia un rincón de la choza:
-¡No se pue salí, no se pue! Lo único que poemos hacé es quearnos aquí y rezar al Buen Dió para que no eche la casa abaho.-

Y así acurrucados, los cinco miembros de la familia Frostweel envueltos en una gruesa manta y rezando temerosamente a Dios en el mal latín que recordaban, pasaron lo que quedaba de tormenta.

La lluvia parece parar aunque aún se oye de lejos algún trueno, pero nada comparado con aquella noche. Suerte de aquella casa hecha con las mejores maderas del bosque de Rinerwood en el feudado de Wersltminster que la familia había salvado la vida. La casa, eso si, estaba dañada, había algunos rotos en algunas maderas y eso junto con las múltiples goteras que se habían formado, hacían parecer que la lluvia no se hubiera detenido dentro de la misma casa.

La familia pesar de los sollozos y el miedo se quedaron dormidos acurrucados en la manta, la primera en despertarse es Katerine la cual comienza a levantar al resto uno por uno. A Otto le cuesta muchisimo despertar, ayer fue un día duro y la noche no lo fue menos.

-Gracia al Buen Dió estamos vivos... - alza la vista y ve el estado del tejado y exclama- O Dió mio!- Viendo todo el trabajo que le queda por delante.

Después de un generoso desayuno (tostadas de pan negro con mantequilla de oveja aderezado con agua y unos pocos frutos secos), Otto estaba en el tejado reparándolo. Su sobrino y su hijo ayudaban a subir tablones como material y el allí mismo serraba, encajaba y clavaba en los huecos que la tormenta había abierto. Tras horas de trabajo, estaba casi terminado.

-¡Ahora necesitamos tejas!- Dijo Otto mirando los parches desiguales del tejado sin tejas, como leñador sabía algo de carpintería básica, pero el crear tejas partir de barro cocido estaba fuera de sus competencias. Tenía la opción de usar paja para el tejado, pero tras ver la noche pasada a vecinos suyos con la casa en llamas apartó la mera idea.

En tu despensa tienes madera mojada suficiente, aunque está toda esparcida por el área, ya que la casita que tenéis como despensa de troncos ha sido arrasada. Por otra parte te sientes muy afortunado, el tiempo que has pasado reparando el tejado has podido ver escenas realmente conmovedoras, desde reencuentros y abrazos; pero también has visto muchas que te han sobrecogido como cuando la vieja Ferrin ha encontrado el cadáver de su hijo ahogado en el barro.

Tus hijos están con su madre y parece que quieran pasar la mañana dentro de casa cerca de ella.

Ves en la plaza a Rether Blyick el ganadero que parece haber perdido todo el ganado, al lado su hijo, hablan con Wessel, el borracho del pueblo.

Baja del tejado y se dirije a ver a los vecinos, viene acompañado de Katerine que encabeza la marcha, ya que ella es curiosa de por si y no hacia flta ningun tipo de orden para que fuera a preguntr a los vecinos.