4º día de la Vieja. Mes del Doncel. Año 242 D.D.
Primera hora de la noche.
Lugar: Estanque.
Bessa se paró a contemplar el estanque mientras se dejaba llevar por la suave caricia del viento que movía sus rubios cabellos que aquella noche ya no llevaba recogidos, sino que caían libres sobre su espalda. Igual que aquella mañana en el torneo, la joven vestía el mismo vestido blanco con una franja verde alrededor de su cintura. La joven tenía la mirada perdida en las tranquilas aguas del estanque y era difícil saber si estaba mirando a los peces que nadaban bajo sus nenúfares o las flores que florecían en la superficie. Quizás por eso no notó la presencia de Lady Gianna hasta que estuvo demasiado cerca y por eso se sobresaltó.
La joven se giró hacia ella, entrelazando las manos y mirándola fijamente, intentando buscar algún parecido con su hijo.
—Buenas noches, Lady Gianna —saludó, realizando una pequeña inclinación en su dirección para volver a mirar en dirección al estanque—. A veces por la noche se acercan ranas a cantar por ahí —dijo, señalando a una de las esquinas de este.
—De niña me gustaban mucho, y hoy me ha apetecido venir a verlas.
Guardó silencio durante un rato más por si al fin veía uno de aquellos anfibios, pero al final volvió a mirar a la Señora de la Casa Vance.
—Me alegra que hayáis venido y haberos conocido al fin, Ser Guileon me ha contado historias del palacio de Nueva Esperanza, de vuestras gentes y por supuesto de vos. —Dio unos pasos, acercándose a ella—. Ahora que tenemos un momento a solas me gustaría expresaros mi pésame por la muerte de vuestro maestro de armas. Fue un hombre muy valiente y honorable, a él le debo que la boda siga en pie y nunca podré decírselo —terminó, volviendo a realizar una inclinación hacia ella—. Ya se lo agradecí a vuestro hijo, y ahora quería agradecéroslo a vos.
Lady Gianna salió de sus aposentos para dar un paseo por el estanque de los Hawick. Estaban siendo unos días muy estresantes, desde que había recibido la invitación a la boda apenas había podido dormir. Para ella significaba mucho poder reafirmar a la casa Vance delante del resto de casas y sobretodo... ver a Guileon después de catorce años. En los jardines divisó a lady Bessa a lo lejos y decidió acercarse a ella.
Alzó las manos para tranquilizar a la muchacha cuando se sobresaltó.
- Disculpadme, no era mi intención asustaros, os he visto aquí y quería saludaros - le dijo haciendo una pequeña reverencia.
Cuando la mujer hizo referencia a las ranas se giró para buscarlas y verlas, pero no vio nada. Luego volvió a mirar a Bessa y sonrió a medida que hablaba hasta que mencionó a Umber y su muerte. Eso le hizo suspirar.
- Era un hombre de honor. Decidió interponerse entre el destino y vuestro prometido al considerar injusto el ataque... lo pagó con su vida - recordó - Pero él era un guerrero y un maestro de armas, no hay muerte mejor para alguien así que en un combate y defendiendo a un lord de una injusticia - añadió. No le gustaba recordarlo, pero era un hecho que Umber había salvado la boda. - Agradezco vuestro pésame, mi lady, pero prefiero pensar en vuestro feliz enlace que en su feliz desenlace - dijo.
Se complació cuando mencionó a Guileon.
- Espero que las historias que os haya contado sean buenas historias.. - sonrió consciente de que no sería del todo así. Guileon siempre había sido un niño travieso e inquieto y ella un tanto exigente como madre - A mi también me alegra veros, y conoceros. Debo reconocer que lo que más feliz me ha hecho en los últimos años ha sido vuestra invitación a la boda... y así poder reencontrarme con mi hijo - le dijo con sinceridad.
Lady Gianna suspiró.
- Debo... preguntaros algo. Habéis pasado años con Ser Guileon, él os quiere.. - hizo una pausa de apenas dos segundos - como una hermana, ¿qué tal ha vivido estos años? ¿vos sentís el mismo aprecio que él por vos? Los Hawick sois su familia para él.. - preguntó con curiosidad. Saber más de su hijo era importante para ella. Tragó saliva. No se atrevía pero quería hacerlo. Debía saberlo, como madre estaba preocupada - Ese bardo... deslenguado, me ha arruinado el día - terminó por decir y chasqueó la lengua. Esperaba que recibiera su merecido - Espero que a vos os haya afectado menos que a mi.
Bessa atendió con sumo respeto a todas las palabras que dedicaba Lady Gianna a su maestro de armas para finalmente asentir conforme cuando dijo que prefería centrarse en la boda en la que ella misma sería la novia. Por eso sabía por lo que le había dicho Guileon que hablar de él sería mucho más agradable, y más después de sentir como varió su tono y expresión al empezar a hablar de su hijo, ahí ya no tuvo dudas.
—Sí, a mí me gustaron, aunque no estoy segura de si todas eran veraces, pues algunas me las contó cuando era muy pequeña y quizás he añadido yo misma cosas que me gustaban a esas historias —respondió, dejando ver una pequeña sonrisa en su rostro—. Me alegra que la invitación os hiciera feliz, y yo también aprecio que hayáis venido y que podáis así estar con vuestro hijo. Aunque no os conozca, y disculpadme si os resulta muy atrevido por mi parte, siento que también vos sois mi familia.
Al mostrar la necesidad de hacerle unas preguntas Bessa asintió, haciendo un pequeño gesto animándole a ello. La escuchó con atención, sin apartar la vista de sus ojos, los cuales le resultaban muy parecidos a los de Guileon.
—Espero que bien, los últimos meses he sentido que era feliz y eso supongo que dice mucho, de pequeña pues no me daba cuenta de esos detalles, así que no sabría deciros. —Luego se detuvo a pensar la segunda pregunta que le hizo unos segundos—. Sí, lo aprecio y confío en él. Si tuviera que elegir a mi mejor amigo, él sería el único nombre que vendría a mi cabeza y como ha dicho él, es como un hermano para mí pues como sabéis ha sido mi compañero de juegos desde que llegó aquí, apenas recuerdo Fuerte Floresta sin él. Lo voy a echar mucho de menos.
La expresión de la joven cambió cuando mencionó la canción que tanto revuelo había causado, ella recordaba con claridad el enfado de su padre y eso le resultaba sumamente desagradable, mucho más que la letra de la canción.
—Lo comprendo, pues esa canción daba a entender que no era un Vance por compartir ese aprecio mutuo conmigo, pero no es así, él siempre será un Vance y aunque quizás en esa canción se puedan notar viejas rencillas que pudierais tener en el pasado mi madre y vos. Ahora, está claro que eso cambiará, pues el heredero de la Casa Vance y la heredera de la Casa Hawick se tienen un gran aprecio entre ellos y en el futuro nunca volverá a ocurrir algo así. —Miró hacia Lady Gianna, esperando algún gesto en su rostro que le ayudara a entender un poco más todo aquello—. Creo que alguien tiene mucha envidia de nuestra amistad, pues sé que siempre podré contar con el apoyo de vuestro hijo al igual que él contará con el mío.
Tras sus palabras hizo una pausa.
—Si hay algo que pueda hacer por vos, no dudéis en perdírmelo pues sé que estos momentos no deben ser fáciles para vos —dijo, juntando sus manos y sin apartar la mirada de ella—. Y me encantaría poder hacéroslos más sencillos.
Lady Gianna sonrió a Bessa. No esperaba tanta amabilidad por su parte así que se sintió halagada por la muchacha. Empezó a sentirse más cómoda con ella. Rió ligeramente imaginando qué historias podría haberle contado Guileon y asintió cuando le dijo que sentía que era como de su familia.
- Gracias.. lady Bessa, vuestras palabras son muy importantes para mi. Me demuestran que mi hijo tiene en vos una amiga muy especial. En estos tiempos, alguien en quien confiar es un tesoro que debe cuidarse - le dijo agradecida.
Lady Gianna escuchó las palabras de Bessa y ensanchó un poco su sonrisa.
- Nueva Esperanza es su hogar. Algún día lo gobernará, pero yo se que una parte de él se quedará aquí con vos, en Fuerte Floresta - le dijo con sinceridad - Y eso me alegra mucho. Saber que ha sido feliz, que tiene una amiga... el pasado quedó atrás. Yo ahora solo miro hacia el futuro. Es bueno que los jóvenes no carguéis con las losas que soportamos los mayores.
Escuchó con calma las palabras de lady Bessa sobre el incidente del bardo y asintió, estaba muy de acuerdo con ella.
- Me tranquiliza escucharos, mi lady. - se llevó una mano al pecho - Para vuestra madre y para mi es tarde ya, el pasado nos pesa mucho. Pero Guileon y vos tenéis por delante muchos años para tejer y fortalecer la alianza entre nuestras casas. Estoy segura de que eso será así.
Cuando le dijo si podía ayudarla en algo Lady Gianna se resistió al principio pero no pudo mantenerse firme. Suspiró.
- Creo que vuestra madre tiene mucho miedo a dejar que Guileon vuelva a casa. Si pudierais hablarle de vuestra amistad, de las alianzas entre los Vance y los Hawick gracias a vuestra amistad... tal vez reconsidere... dejarme volver con Guileon a Nueva Esperanza. Han pasado catorce años... mi corazón me dice que es ya mucho tiempo sin él.. - añadió dolida. Recordar que llevaba catorce años sin ver a su hijo le dolía, le dolía haberse perdido su infancia, su crecimiento... verle convertirse en un hombre, todo era muy doloroso. Lady Gianna solo quería que terminara y que pudieran volver a casa juntos.- Disculpad mi tono, no habla la señora Vance, habla la madre de Guileon.
Bessa realizó una pequeña inclinación cuando Lady Gianna le agradeció sus palabras. Luego siguió escuchándola con atención, y asintió cuando dijo que una parte de su hijo quedaría aquí, junto a ella. No pudo evitar sonreír, pero en aquel gesto había también tristeza por algunas de las palabras que había dicho Lady Gianna.
—Espero que recuerde con cariño Fuerte Floresta, para mí no hubiera sido igual sin él —dijo, al hablar ella del hogar donde se habían criado Guileon y Bessa—. En el futuro será así como dice, yo también lo creo.
Una sonrisa afloró en los labios de Bessa al escuchar la petición que tenía para ella, aunque al final tuvo que ocultar ese gesto por la tristeza que notó en Lady Gianna y sus palabras. Avergonzada por su propia reacción, se acercó a ella.
—No tenéis que disculparos, Lady Gianna —dijo rápidamente después de escucharla hacerlo—. No conmigo, por favor. Pues cuando os ofrecí mi ayuda, lo hice de corazón.
Hizo una pausa, esperando un momento antes de darle la noticia, ya que esta había sido el motivo de su alegría inicial.
—Ya lo he hecho —le confesó—. He hablado con mi madre sobre ello para que Ser Guileon pueda volver con vos. Aunque me entristecerá su marcha, sé que eso os hará más felices a ambos. También sé que aún queda mucho por hablar, pero mi madre ya sabe que ese es mi deseo, además del vuestro, y si eso ayuda a que podáis estar juntos, continuaré pidiéndoselo todas las noches y hablándole de esa alianza que mantendremos ambos.
- No olvidará ni Fuerte Floresta ni a vos - le dijo devolviendo la reverencia - Hay cosas en la vida que no se olvidan.
Sonrió cuando Bessa le dijo que ya había hablado con su madre.
- Gracias. Muchas gracias. Hablaré yo también con ella dentro de un rato, a ver si de alguna forma.. podemos acercar posturas. Cualquier tipo de ayuda que puedas... será bien recibida, lady Bessa, os prometo que no la olvidaré - le dijo convencida a la muchacha.
Aquí se acaban las conversaciones.
Pasamos a: Capítulo 4: Cacería y Negocios.