4º día del Doncel. Mes del Doncel. Año 242 D.D.
Lugar: Despacho.
Apenas habían pasado unos instantes desde que Lady Morna había dejado la estancia cuando la puerta volvió a abrirse. Se trataba de Valder precedido por un guardia Tully. Los ojos del chico miraron tanto a su hermano como a su maestre. Tenía aspecto de haber llorado, aunque poco a poco su ánimo parecía estar volviendo.
—Por fin os encuentro —dijo antes de mirar sobre todo a su hermano—. Ella está hablando con Bessa y con Guileon. Sincerándose.
Después de eso miró a la maestre.
—¿Entonces, maestre? ¿Seguirás sufriendo nuestros incordios en Puño del Río?
¿Ahora? - preguntó ligeramente boquiabierto ante la noticia. Respirando profundo, cerró la boca y frunció el ceño - Guileon puede ser un problema, Valder. No es de fiar. A lady Bessa lo entiendo, ¿pero a Guileon? - le comunicó su preocupación.
Si, lo hará. O aquí, si las casas se unen en una. Es posible que la boda aún siga en pie - informó a su hermano, comunicando también de esta forma su decisión a la maestre de mantenerla a su lado.
La maestre acompañó a sus niños Haffer, reuniéndose con ellos de nuevo, fijándose en Valder y sintiendo dolor por las lágrimas derramadas -...Aunque generalmente no estoy de acuerdo, las penas se pueden quitar con un poquito de vino..., pero solo un poquito... - le dijo al muchacho acariciándole la mejilla -...¿Quién habla con Bessa y con Guileon?.... ¿Thaena?.... - le miró significativamente antes de responder al más polémico Haffer, su dolor de cabeza -... Sufrir vuestra presencia para mí siempre ha sido un placer, pero la opción de servir a vuestra casa y más sabiendo ya absolutamente todo de mi, le corresponde a Lord Haffer... - miró a Urthen con seriedad -...ya conoces mi mayor secreto y he querido ser yo quien os lo dijera, las decisiones sobre mi continuidad os pertenece ahora....- y con un comentario de parte del milord, quedaba claro donde estaría posicionada la maestre.
Siguió escuchando los comentarios de los jóvenes Haffer - Lord Urthen, debo deciros que el arreglo que habéis propuesto a Lady Morna, os engrandece... pero considero como vos que Ser Guileon no es de fiar, quiere a Bessa y no parará hasta conseguirla, ya os he dicho que ha intentado que me una a él para ayudarle en sus pesquisas... No es nítido, conforme más lejos se encuentre, mejor para vuestra casa y el de vuestra futura familia.
Valder asintió ante la inmediata pregunta de su hermano y luego, con la siguiente, se encogió de hombros, como si aquello no fuera realmente cosa suya. Y con lo que dijo la maestre sobre el vino el muchacho sonrió un poco, acercándose adonde Morna tenía la jarra y las copas y poniéndolas delante de ellos.
—Sí, mejor beberé sólo un poco, maestre —le dijo—. Que tan poco acostumbrado como estoy, seguro que con sólo probar media copa de más acabo tambaleándome.
Y a pesar de sus palabras el muchacho vació una copa de un trago antes de empezar a servirse otra.
—Yo también creo que el cantamañanas no es de fiar —dijo entonces—. Pero el primer paso para un buen matrimonio seguro que es respetar a una esposa, así que si es lo que ella necesita, por mí está bien. Además, por algún motivo ella confía en él, creo que son amigos. Y si se va demasiado de la lengua, se la cortaremos —aseguró con naturalidad mientras tomaba asiento.
—Yo he estado rezando por padre —comentó—. ¿Y vosotros? ¿Cuál es ese secreto, maestre? ¿Y ese acuerdo con la bruja?
Pasándose una mano por el cabello como gesto de nerviosismo, aunque en postura se mantenía tan erguido y tranquilo como siempre, Urthen miró a su alrededor mientras dos de las personas que más quería en el mundo conversaban frente a él sobre vinos. Ahora mismo, él también necesitaría una botella entera para bajar el nivel de sus múltiples preocupaciones.
Modera, Valder. - le advirtió con una mirada seria. Normalmente dejaba que su hermano se bebiera tres barriles si quería, pero hasta no concluir ese día, no estaría tranquilo y necesitaba que mantuviera sus cinco sentidos alerta.
Os agradezco, maestre. Y estoy de acuerdo con vos y con Valder, Ser Guileon no es de fiar. Sin embargo, si todo lo que quiere es amar a lady Bessa y hacer lo mejor para ella, hará bien en dejar las cosas como están. Le prometí el día de la cacería que, si ella también lo amaba y quería estar con él, les dejaría verse mientras fueran discretos. Si me traiciona, podría perder incluso esa posibilidad, y tiene muy pocas de ganar en nuestra contra si no cuenta con el apoyo directo de los Tully para ello. Además, casar a lady Bessa con Ser Guileon sería una vergüenza para los Hawick - informó tanto a su hermano como a la maestre, pues ninguno de los dos estaba al tanto de la oferta que Urthen había hecho al heredero Vance.
El acuerdo, Valder - miró ahora al chico - Fue que desposaría a Bessa, tal cual está, con todo lo que conlleva. Si se retractan, los Hawick me darán el dinero de los gastos de la boda, y un tercio aproximado de sus tierras. - respiró profundo - Y en cuanto al secreto... - miró a Hazzea - Eso os pertenece a vos para contarlo.
La maestre fue práctica y se levantó con bastante más energía que en los últimos meses para retirarle la jarra de vino a Valder -... No debéis beber más, a no ser que celebremos una boda o lleguemos a casa... Un poco ayuda, gran cantidad, aturde y te necesitamos en plenas facultades, hijo mío.... - le dijo Hazzea a su Haffer desastroso
- Urthen..., sois noble de corazón y sé que deseáis la felicidad de Bessa, pero a la larga debéis cuidar que Ser Guileon no sea quien os elimine a vos del camino... - advirtió la maestre, la cual podía haber callado esa posibilidad, pero no deseaba que a su niñito le pasara nada -...Ser Guileon podía haber tratado con los Tully que le devolviesen las tierras a cambio de impedir la boda o haceros caer... Me dijo con mucha seguridad que recuperaría lo que era suyo y buscaba por eso mi ayuda... Quizás fuera una forma de engañarme o puede que no, en cualquier caso, conforme más lejos esté, más seguro estaréis vos.... - indicó la anciana -...O todos estaremos con los ojos más abiertos, a ti nada malo debe pasarte, mi niño....
- Mi secreto Valder, y esto es algo que vuestro padre supo de labios de Lady Morna, y ahora lo sabéis vosotros por mi propia persona, es que soy hermana de Lady Hawick... Es algo que mejor sería no tratar fuera de aquí y menos en grandes espacios públicos, de lo contrario, podrían buscar las maneras de dañar a una u otra casa, si Haffer y Hawick se mantienen unidas, los Tully seguirán teniendo motivos para respetarnos... Esta unión nos hace poderosos... debemos luchar por ella, o de lo contrario, recibir la compensación, pero socialmente las casas se burlaran de la Haffer, y no hay riqueza en el mundo que pueda cubrir la vergüenza de ambas familias.... Sería el peor de los arreglos....
Valder hizo un gesto con la copa al oír la petición —¿o era una orden?— de su hermano de que moderase. Podría parecer que esperaba ignorar su advertencia, pero dejó la copa sobre la mesa. Y más aún con las palabras de la maestre.
Después el chico siguió escuchando, aunque su ceño se frunció al escuchar un detalle. Y para cuando ambos terminaron de hablar, asintió.
—Entendido —dijo antes de dirigirse a la maestre—. Así que la bruja te vendió a ti también, y nuestro padre empezó a desconfiar entonces, ¿no? —preguntó de manera retórica, bastante convencido de que eso era lo que había sucedido—. En fin... Supongo que es una buena casualidad que acabarás sirviendo en donde creciste. Seguro que eso nos ayuda más.
Luego habló a Urthen.
—Es un buen trato ese —comentó—. Aunque hay algo que no he entendido. ¿Por qué dices que casar a Bessa con Guileon sería una vergüenza para los Hawick?
Urthen sonrió levemente al ver que su hermano le hacía caso y dejaba la copa de lado un momento. Si todo iba bien, ya lo compensaría luego dejándole beber hasta la saciedad en el banquete posterior a su boda. Si no, entonces habría hecho bien en no permitírselo ahora.
Lo sé, maestre. Ahora lo entiendo más que nunca. - reconoció con pesar. Había intentado buscar una opción que le permitiera la felicidad a esos dos que él mismo se negaba, pero cabía la posibilidad de que no hubieran sabido apreciarlo y que, contra sus mejores deseos, lo forzaran a tener que cambiar de opinión.
Si bien Urthen no aprobaba que su hermano llamara bruja a Lady Morna con tanta soltura, tampoco se dio el trabajo de corregirlo. Podía tener sus consideraciones hacia la mujer, pero no todas eran impresiones positivas frente a sus actos.
Me refería a lo que menciona la maestre. En caso de que Guileon no recuperara sus tierras, por ejemplo. - pues si lo hiciera, ciertamente sería hasta mejor matrimonio que él mismo - Aunque siendo del todo justos, y si bien preferiría que la boda se llevara a cabo, no me preocupa la burla de otras Casas sobre la nuestra en caso de tomar la compensación. Podemos probar, en actos, lo que valemos. Aún si me toma unos años más conseguir un buen matrimonio. Los Haffer somos suficientemente fuertes y persistentes para salir adelante, y nos recuperaremos más temprano que tarde. Tened fe en ello. - le pidió a ambos, aunque sabía que era demasiado pedir.
Había pasado un rato desde que Lady Morna se había ido de aquel despacho cuando la puerta volvió a abrirse y un guardia Tully se dirigió directamente a la maestre.
—Maestre Hazzea, se os requiere en la sala de audiencias ahora —informó, con tono neutro—. Acompañadme.
Y esperó hasta que la mujer estuvo en pie antes de regresar hacia el pasillo esperando que lo siguiese.
Edit para corregir una erratilla. No os volváis locas buscando el cambio.
La maestre escuchó las palabras de Valder con un suspiro, tampoco se permitió el corregirle, al fin y al cabo, ¿cómo explicar que en ese evento los intereses de unos y otros se confundían en una entramada red que hacía de los amigos enemigos casi al caer la noche?... ¿Cómo contarle que había mucha más complejidad en ello?
- Soy de la opinión que el tiempo y las circunstancias pone a cada uno en su lugar.... Pero hay algo que ninguno de los dos puede olvidar, y es que os he querido siempre.... - dijo a los muchachos fijándose en las palabras de su niñito Haffer -...Las burlas de otras casas siempre deben importaros, querido mío, porque aunque sepamos que somos intrépidos como los ríos, las aguas pueden estancarse, pudrirse y oler mal... No queremos que eso pase con vuestro legado, una compensación es un dulce para que un niño se calle, una negociación llevada a término es un pastel entero... - le dijo a su pupilo, al más calmado de los dos
La llegada del guardia sorprendió a Hazzea que elevó las cejas sorprendida, asintiendo casi a continuación, no sin antes mirar a sus dos jóvenes aprendices, aquellos que una vez crió entre sus brazos, con todo el amor que su madre fallecida no pudo otorgarles.
- Nos veremos más tarde... No es buena cosa hacer esperar a los señores, y menos en este momento... - y dicho esto se marchó en pos del seco guardia, que tenía un trasero más que aceptable, todo debía ser dicho.
El ceño de Urthen se frunció ligeramente al escuchar que llamaban a la maestre. Se preguntaba qué querrían con ella, y aunque entendía que no necesitaran su permiso para hacerla llamar, hubiese apreciado algo de información previa al respecto. Aún así, la dejó ir, planteándose aprovechar los momentos que tuviera junto a su hermano.
Oye Valder - dijo cuando estuvieron solos - Necesito pedirte algo, y es muy importante - habló con seriedad, mirándolo a los ojos - Quiero que estés alerta. Si puedes, intenta esconder una daga bajo tu ropa, y guardarte algunas joyas en el bolsillo por si fueran necesarias. - apretó los labios - Probablemente no sea nada, solo mi propia preocupación haciéndome una jugarreta y el resto de la boda suceda como debería, pero no he visto soldados de otra casa que no sean los Tully, y está plagado de ellos. Además, prefiero que estemos preparado para algo que no ocurra, a que no lo estemos para algo que sí.
Poniéndole una mano en el brazo, le apretó con cariño.
Si algo pasa, no quiero que te separes de Lisette, ¿entiendes? - le pidió - Yo puedo cuidarme solo, pero ella no. Si en algún momento algo malo ocurre, quiero que te quedes junto a ella hasta que ambos estén a salvo. Es tu esposa, y debes protegerla, pase lo que pase.
Valder siguió con la mirada a la maestre mientras abandonaba la estancia. Y estaba a punto de coger de nuevo la copa de vino, ya a solas con su hermano, cuando llegaron las palabras de Urthen. El chico lo miró con atención y poco a poco su rostro fue tiñéndose de preocupación.
—Está bien —le dijo—. Si consigo una daga, o aunque sea un cuchillo de cocina, me lo guardo. Aunque creo que me servirá más para amenazar que para combatir contra soldados entrenados. Si no, como el combate no sea a ver quién pela mejor una naranja... —comentó, visiblemente nervioso.
»Pero si pasa algo, como dices, lo mejor es que no nos separemos ninguno de los tres. Ella conoce este castillo mejor que nosotros, a lo mejor nos puede llevar a alguna salida secreta. Y tú aún estás herido, sólo hay que verte. —Entonces sonrió de medio lado—. Si llega el momento, seremos intrépidos como el río.
Entonces desvió la mirada hacia la puerta.
—¿Salimos? Tendríamos que ir también a por tu espada.
Sabía que lo estaba alterando, y hubiese querido evitárselo, pero también era consciente de que esta vez sobreprotegerlo podría ser contraproducente. Valder era mucho más astuto que él, y mil veces más perceptivo cuando se trataba de analizar a las otras personas, o al menos así le parecía a él. Tenía que serlo para ser tan bueno persuadiendo a todo el mundo de cada locura que se le pasaba por la cabeza.
¿Esta que llevo colgada, dices? - preguntó al chico con una sonrisa de medio lado. Tomándolo de los hombros, lo miró a los ojos, esperando tranquilizarlo un poco - Estaré justo al lado de ustedes si depende de mí, Valder. Sabes que siempre puedes contar con que esté ahí para cuidarte. Siempre lo he hecho. El cuchillo, si lo encuentras, solo es para darte ventaja de sorpresa si fuera necesario - le sonrió con cariño. Por otro lado, aquel mismo día, se había hecho más patente que nunca que había de cosas de las que no podría protegerlo, como lo había sido el juicio de su padre - Es solo un plan b, por si nos pilla separados, o por si tengo que quedarme atrás. - soltándolo de un hombro y llevando esa mano a la mejilla de su hermano, continuó - No olvides nunca, Valder, que antes de ser intrépidos como el río, debemos ser tranquilos como el estanque. Lo segundo sin lo primero solo lleva a errores y tragedias. - su expresión se volvió un poco más seria, esperando que le diera el peso necesario a esas palabras. Lo segundo, sin lo primero, era lo que había llevado a su padre al final que había tenido.
Quitándole la mano de la mejilla, la bajó hasta el hombro - Quizás no sea nada, hermano. Acabo de jurar lealtad a Lady Harriet, debería no ser nada más que ideas mías. Solo quiero que nada nos tome por sorpresa.