Gracias por vuestra confianza y buenos deseos, maestre. - agradeció con una sonrisa en la comisura de los labios, aunque preocupado como estaba por su padre, no pudo llegar a expresar su absoluta felicidad dada la especificación de su querida maestre.
Tras aquel beso en su frente, el primogénito Haffer se puso de pie, sabiendo incluso antes de que la maestre lo dijera que con eso ya daba por acabada la conversación. Ya la había detenido una vez, y no quería seguir retrasándola más, aunque si de él dependiera se habría quedado conversando con ella durante horas. Los Siete sabían que lo necesitaba.
Claro, lo entiendo. Me disculpo por deteneros, debéis estar agotada. - se excusó. - Creedme, maestre, lo sé. Conozco el riesgo, quizás mejor de lo que lo que parece conocerlo el Lord. - para su absoluta decepción, cabía decir - Seguiré vuestro consejo. Y así, quizás, vos podáis ver crecer de cerca a mis hijos también. - expresó con el más sincero deseo de su corazón, asegurándose de acompañarla del brazo para luego dejarla marchar.
Aquí se acaban las conversaciones.
Pasamos a: Capítulo 6: Enlace.