Partida Rol por web

4º día del Herrero. Mes del Doncel. Año 242 D.D.

Segunda hora de la tarde.

Lugar: Aposentos de Lady Gianna.

El muchacho estaba visiblemente ansioso por las noticias que traería su madre. Había escuchado los rumores, pero lo que podría calificarse como negociaciones desastrosas en Fuerte Floresta bien podrían ser oportunidades auspiciosas para los Vance.

Estrujándose las manos con fruición, Guileon contempló el semblante de Lady Gianna al ingresar a sus aposentos.

—Madre —la saludó con un beso en cada mejilla— Decidme... ¿Cómo han ido las negociaciones?

Cuando Lady Gianna vio a Guileon entrar no pudo sino sonreir. Se levantó y fue a su encuentro. Aceptó su beso en la mejilla y tomó con sus manos su rostro.

- Eres libre hijo. Sin condiciones. Un hombre libre. Un Vance libre - le dijo sin poder contener la emoción. Sus ojos se volvieron algo llorosos, estaba tremendamente feliz, llevaba catorce años esperando ese momento. - Volvemos a casa juntos.

Abrazó a su hijo con fuerza durante unos segundos.

- El resto de las negociaciones salieron más o menos bien. Pero antes de entrar en eso.. cuentame, qué tal ha ido la cacería.. he oído rumores hijo, estás bien? ha pasado algo? - preguntó algo preocupada.- Por favor, recuerda que soy tu madre y solo velaré por tu bien. Si ha pasado algo que necesite de maniobras, que necesite de mi intervención para reconducirlo, no te lo calles hijo, y así podré ayudarte - le dijo respirando tranquila. Quería escucharle, quería saber qué tal estaba... y quería ver su reacción al saber que era libre.

Si bien Lady Gianna estaba algo preocupada por lo que pudiera haber pasado en la cacería, el éxito en la negociación de Guileon era algo que la hacía inmensamente feliz.

El rostro de Guileon se iluminó cuando su madre le tomo entre sus manos. ¡Era libre! No sólo eso, sino que los Vance no deberían aceptar compromiso alguno por aquella libertad. Pero una sombra de preocupación asomó en el rostro del joven mientras su madre le abrazaba. Un año atrás tal vez hubiera podido dejarse embriagar por la felicidad de las noticias. Era libre, había sido nombrado caballero, volvía a reunirse con su familia...

—Son excelentes noticias, madre. Veo que sois una hábil negociadora. Pero decidme... ¿Se ha dicho algo más sobre el enlace entre lady Bessa y lord Urthen? —preguntó de la manera más casual posible antes de proporcionar a su vez las respuestas requeridas.

—Otra barda insolente —explicó escuetamente, encogiéndose de hombros— Me encontraba del otro lado de la carpa cuando escuche las risas... y la nueva tonada —arrugó el entrecejo, antes de añadir— Así que cuando interrumpí la alegre reunión, y la barda ofreció que acompañara en el estribillo, incliné mi copa de vino sobre su cabeza —sonrió como un chiquillo al que le descubren una travesura— Después le estampé una botella en el rostro a uno de los idiotas que se estaba riendo. Entonces llegaron los guardias y se llevaron a la barda siguiendo mis órdenes.

Era la misma explicación que había proporcionado horas atrás a otras personas, pero en esta oportunidad el rostro de Guileon no mostraba señales de desafío, sino muestras de arrepentimiento.

—Lo siento... —añadió bajando la vista— Sé que has trabajado duro para esto, madre, y no quiero arruinarlo con mi comportamiento impulsivo.

Procurando cambiar rápidamente de tema, el joven insistió.

—¿Ha ocurrido algo más de importancia durante la reunión?

Abrazó feliz a su hijo hasta que su pregunta fue como un jarro de agua fría para Gianna. Intentó disimularlo pero no lo consiguió. Era obvio que más que su libertad, su hijo prefería haber escuchado otras noticias. Respiró varias veces intentando recomponerse de aquel varapalo.

- Hijo... ha sido una negociación difícil. He salido victoriosa, eres libre. Los Tully pagarán una compensación a Lady Morna por todos estos años en los que te ha cuidado y ya. No hay más. Mañana volvemos a casa, podrás volver a ver a tu padre... que está muy enfermo. Aprovechar el tiempo que nos queda a los tres juntos, podrás conocer nuestras tierras, nuestra gente. Prepararos para ser Lord Vance... hijo, era lo que siempre he deseado desde que marchastéis. Pensaba, quería pensar que tú también pero... veo que tu corazón tiene otras prioridades. - le dijo y le volvió a tomar la cara.

- No os avergoncéis de amar, amor mío. No hay nada malo en ello. Pero la boda de Urthen y Bessa no puede impedirse. Sus padres están empeñados en llevarla a cabo. Sea lo que sea. Y no tenemos pruebas de nada inmoral hijo mío, solo nuestra palabra y creedme, con eso no vale, solo nos pondríamos en ridículo. - acarició su pelo.- El amor no correspondido puede ser terrible, pero debéis aceptar que Bessa ha elegido su deber como futura señora y esposa de Urthen. Quien sabe qué pasará en el futuro hijo mio, tal vez podáis ser amantes, tal vez... cuando seáis mayores, muy mayores podáis reuniros* de nuevo - le dijo con un tono suave.- Se que es duro pero debéis dejarla marchar. - puso la mano en su corazón - Sois mi heredero, mi hijo, el futuro Lord Vance... vuestro deber está lejos de lo que vuestro corazón os pide. Debéis entenderlo, debéis... entenderme - le dijo casi con tono de súplica.

Cuando le contó el incidente con la juglar sonrió y le agarró de los hombros.

- Si os sentís insultado por alguien de menor estatus responded con contundencia. Pero valorad siempre las consecuencias de vuestros actos. Siempre hijo. Los actos tienen consecuencias y un buen señor debe preverlas para saber si le conviene o no actuar. A veces, lo más difícil es no hacer nada, dejar que las cosas pasen. - se acercó a él.- Sentarse en la orilla del río hijo... ya verás los cadáveres pasar, sin hacer nada. Que la vida da muchas vueltas, que sois muy joven, no os hipotequéis de por vida por una mala decisión - le miró a los ojos - O por un mal comentario delante de unos oídos desafortunados hijo mio.

Lady Gianna se secó las lágrimas de sus ojos.

- Hemos, hijo. Tu también has trabajado duro. Has vivido en casa ajena sin el amor de una madre. Te puedo asegurar que cada dia a cada hora he soñado con el día que volvieras a casa. Todo lo que he hecho y todo lo que haré será para que tengas un futuro mejor que el tuve yo, una casa mejor, una situación mejor. Hijo mio, necesito que seas el hombre y abandones al niño. Ser Vance, Ser Guileon Vance, heredero de Nueva Esperanza  dijo mirandole a los ojos y observando cada uno de sus gestos.

El muchacho intentó componer una sonrisa ante las últimas palabras de Lady Gianna, aunque la sombra de sus ojos no le abandonaba por completo.

—Me siento orgulloso de ser vuestro hijo, madre. Habéis logrado lo mejor para la Casa Vance, para vuestro hijo, y bajo unas condiciones más que favorables. No sé cómo lo has conseguido —añadió meneando la cabeza con incredulidad— pero en verdad Lady Morna ha de temeros para haber aceptado mi partida sin perjuicio para nuestra casa.

Le limpió las lágrimas del rostro y volvió a besar su mejilla con ternura.

—No hay nada por lo que llorar. Mañana nos vamos a casa, a Nueva Esperanza —Guileon pronunció el nombre como si se tratase de una profecía—Tal vez todo lo que necesite es poner distancia entre mi y Fuerte Floresta —admitió con la cabeza baja.

Suspiró y logró que su sonrisa se ensanchara un tanto más.

—Para haber sido una negociación difícil, habéis obtenido un resultado asombroso, madre. ¿Cómo habéis persuadido a Lady Morna de mi partida?

Las palabras de su hijo la hicieron sonreir pero no estaba del todo feliz porque sabía que él no lo era.

- La distancia ayuda hijo mío, tanto física como temporal .- le dijo, además era necesaria pues posiblemente Bessa y Urthen vivieran en Fuerte Floresta.- Ya verás como con el paso de los días lo ves todo de otra forma, te lo prometo hijo mío. - acarició su mejilla. - Mañana volveremos a casa y podrás abrazar a tu padre, podremos abrazarnos los tres. Después de tantos años...

Cuando sintió la mano de Guileon calmándola, limpiando su mejilla no pudo evitar volver años atrás, cuando era un niño y ella quería protegerlo a toda costa. Ahora era él el que la protegía a ella, en cierta manera. Sonrió con algo de tristeza todavía, sabía que quedaban días muy duros por delante, pero ella iba a estar a su lado.

Cuando le preguntó por Morna y cómo había hecho cambiarla de parecer suspiró.

- Fue difícil, tuve que emplear todas las técnicas de negociación que he aprendido en mis años de vida. Primero Lady Morna tuvo que entender que tu no odias a los Hawick como piensa que hago yo, la generación después de la nuestra gobernará sin rencores. Luego tuvo que aceptar que negociabamos tu libertad, no un régimen de semilibertad. Cuando aceptó eso, he de reconocer que Lord Esthal ayudó un poco, fue todo más fácil. No hay muchas condiciones que se le puedan poner a un hombre libre así que pidió dinero en compensación. Habría pagado hijo, habría pagado todo lo que tengo pero no hizo falta. Lady Harriet asumirá esa deuda a cambio de nada... - dijo a sabiendas de que había algo que debía hablar con Guileon pero dudaba si fuera el momento. Respiró varias veces y acarició su rostro.

- Hijo mio. Te he dicho que necesito que abandones al niño y aparezca el hombre. Lord Vance. Mi heredero. Y necesito que sea hoy, no mañana. Hay una posibilidad encima de la mesa para ti. Lady Harriet te contempla como una posibilidad muy importante para Ser Clarinthe. Serías el señor de las tierras de los ríos, un consorte si, pero Lord Tully al fin y al cabo. - le dijo y le dio tiempo para analizarlo y para que reposara la información.- Es un honor para mi y para la casa que Lady Harriet considere para ti ese destino, teniendo en cuenta el pasado de nuestra casa. Pero hijo, necesito saber si lo harías por nosotros, si es una responsabilidad que asumirías. Se que no es habitual que los padres pregunten a los hijos antes de comprometerlos, pero antes de tomar la decisión quiero saber si quieres estar a la altura de ese honor... y de esa responsabilidad - le dijo remarcando la palabra responsabilidad con énfasis.- Todo por lo que hemos pasado, sufrido y trabajado puede verse recomensado... recuperaríamos el prestigio. Sin embargo, un rechazo o una decepción puede devolvernos al pozo, tenemos una fina delgada por la que caminar.  Todo hijo mio, todo el futuro está por escribir y está en tus manos.- le dijo apretando con fuerza sus manos.

No debería haberse sorprendido. No era la primera vez en esos días en la que alguien le había sugerido aquella posibilidad. Pero Guileon contempló a su madre con los ojos como platos, al tiempo que sus labios se entreabrían. Iba a decir algo, pero se contuvo, permitiéndose unos instantes de reflexión mientras acariciaba su barbilla.

—Asumiré mi destino —dijo finalmente, bajando la cabeza— Pero... ¿lo sabe Ser Clarinthe?

De nuevo la imagen de aquella mujer, de su piel blanca y firme bajo un manto de pecas acudió en su mente. Tal vez ella también le ayudara a olvidar.

—No quiero comprometer la fortuna de nuestra Casa, ni tu bienestar, madre. Haré lo que haga falta, ya que el Doncel ha decidido darme la espalda.

Si ser un hombre significaba dar la espalda a sus sentimientos y abrazar el deber antes que el honor, antes que el propio amor, Guileon prefería continuar siendo un niño. Lo había decidido hace mucho tiempo, aunque nunca sintió como entonces la certidumbre de su voluntad.

La pregunta de Guileon eclipsó un poco el consentimiento de este al matrimonio con lady Tully. Gianna enarcó una ceja.

- Hasta donde yo sé, Ser Clarinthe sabe de los planes de su madre para con nuestra familia y en concreto con vos. Vamos, que sí que está al corriente de la psobilidad de matrimonio - le contestó y examinó su rostro.- ¿Hay algo que quieras contarme hijo mio? - preguntó tomando sus manos de nuevo.- Si hay algo que deba arreglar, debo saberlo. Si no conozco las cartas que tenemos, no puedo jugar la partida. - comentó intentando que Guileon entendiera la importancia de ser sinceros el uno con el otro.

Lady Gianna sonrió a Guileon. Ella no esperaba menos de él, de su hijo.

- ¿El doncel? - preguntó algo divertida.- Hijo mio esta alianza con los Tully es una oportunidad para nosotros. Saldremos victoriosos y beneficiados. No me vas a decepcionar, lo se. Y espero no decepcionarte a ti tampoco nunca. Voy a cuidarte los años que me queden, velar por tu bienestar y el de tus descendientes. Hijo, voy a ser la madre que esperas.

Guileon sonrió divertido ante el entusiasmo de su madre. La verdad es que, si bien no sería como cuando los Vance se unieron con los Targaryen, una alianza matrimonial con los Tully de Aguasdulces pondría a la casa Vance en una posición de renovado privilegio, por delante incluso de los Hawick y los Haffer. Sin embargo, el muchacho atisbaba un pequeño inconveniente, una sospecha aún no formulada.

—No sé nada con certeza, madre —comenzó— Pero Ser Clarinthe es terca como una mula. Si ella llegara a tener reparos en nuestra unión, no estoy seguro que exista progenitor alguno capaz de dominarla.

Pero había algo más. La forma en que el muchacho se revolvió incómodo en el asiento denotaba la falta de confianza en las palabras que vendrían.

—No estoy seguro... —insistió, frunciendo el entrecejo— Aunque hicimos buenas migas durante el torneo, creo que Ser Clarinthe desea a alguien más. Es sólo una corazonada, madre, no tengo fundamentos. Pero entonces, ¿por qué tanta inquina hacia lord Urthen? Al principio creí que estaba despechada y amaba al heredero de los Haffer. He hablado con el, madre, durante la cacería, y sé de buena fe que Urthen ignora el motivo de la furia de la Tully hacia él, quien por lo demás parece ser un muchacho correcto y cortés, incapaz por de suscitar tal ira por si mismo. Entonces algo sucedió, y me he puesto a reflexionar... ¿Y si Ser Clarinthe está enamorada de lady Bessa? Aquello explicaría las burlas y desafíos constantes hacia el mayor de los Haffer.

- Ser Clarinthe es la heredera de Aguasdulces. Se casará con quien su madre estime oportuno - dijo bastante convencida, sin embargo hubo algo en las palabras de Guileon que le hicieron reflexionar.- Salvo.. que tenga algo en contra de vos, claro, algún motivo que yo pueda desconocer.- le dijo interrogándolo con la mirada.

Lo siguiente que dijo su hijo la hizo suspirar.

- Voy a acabar pensando que Bessa tiene algo irremediable si tantos corazones ha cautivado.. - miró a Guileon escudriñando su rostro.- Independedientemente de si Ser Clarinthe os acepta o no como marido, es imposible que valore la posibilidad de casarse con Bessa hijo, tu mismo lo dijiste, Aguasdulces se quedaría sin herederos. - negó con la cabeza.- Es posible que esté enamorada de ella, ya lo vi en el torneo.- puso una mano en el hombro de Guileon y le acarició .- Igual eso puede uniros hijo mio.

Lady Gianna dio otro beso a su hijo en la mejilla.

- Hijo mio, si tenéis temores sobre si os aceptará o no, podéis intentar cortejarla, al menos un poco .- dijo como sugerencia.- Dime hijo mio, ¿Hay algo que te atormenta? ¿Cómo puedo ayudarte? - preguntó.

Guileon tomó la mano de su madre antes de replicar.

—No creo que Ser Clarinthe tenga nada en mi contra —dijo, intentando calmar a su madre— a menos que nuestro posible mutuo interés en... Bessa, le predisponga en mi contra. Como tal vez ocurra con lord Urthen.

Al notar como Lady Gianna confirmaba haber notado algo durante el torneo, el joven caballero reflexionó que sus sospechas no estaban tan desencaminadas.

—¿Qué os ha hecho pensar en lo mismo? Y no madre... —añadió mirándole a los ojos— nada me atormenta, ahora que sé que regresaré contigo y con padre a Nueva Esperanza.

El joven compuso la mejor sonrisa que podía regalar dadas las circunstancias, pero estaba claro que la sombra que se había posado sobre su mirada no le abandonaba.

Gianna se tranquilizó un poco cuando Guileon le dijo que Clarinthe no parecía tener nada en su contra.

- Hablaré con ella después de mi reunión con el maestre Debian. Tal vez pueda predisponerla a una unión contigo, con nosotros. Parece una mujer de convicciones fuertes y determinadas.- explicó a su hijo.- También tal vez consiga información sobre lo que quiere o lo que desea y de esa forma puedas estar más preparado.

Escuchó con atención a Guileon. Sonrió.

- Hijo mio no temas mis reacciones por los siete. Volveremos a casa, estaremos los tres juntos pero no debes temer si una parte de tu corazón se queda aquí. Es lógico. No me parece nada extraño. Me dolería que no quisieras volver a casa, no que asumas tus sentimientos - le dijo acariciando de nuevo su mejilla.

- Cuando Ser Clarinthe desafió a lord Urthen pensé que era por él por quien tenía sentimientos, no por Bessa. Habría sido muy obvio que se refiriera a Bessa, luego hizo un comentario sobre que lord Urthen había estado espiando a Clarinthe y Lyonell me hizo también algún comentario que me hizo pensar que el idilio estaba entre Urthen y Clarinthe - negó varias veces con la cabeza.- Pero imagino que la razón la tienes tu y es a lady Bessa a la que desea.- le dijo.

Guileon atajó a su madre antes de que continuara.

—De Ser Clarinthe me encargo yo, madre. He hecho buenas migas y creo que sé por donde acometerle.

No lo había dicho con doble intención, pero al concluir la frase el trasero firme de la chica se dibujó de inmediato en su imaginación. El joven caballero se levantó con parsimonia, tomando nuevamente las manos de su madre entre las suyas, y regalándole un nuevo beso, pero en aquella ocasión en la frente.

—Sois la mejor madre que podría haber pedido y si bien nos han robado largos años, ya nada de eso importa. Apenas puedo esperar para retornar a Nueva Esperanza.

Retrocedió unos pasos, antes de solicitar la venia de su madre para partir.

—Y ahora debes descansar, madre. Estoy seguro que las negociaciones han sido arduas y tediosas... y mañana nos aguarda un largo día.

- Hijo mio ten mucho cuidado por favor. Nos jugamos nuestro presente y nuestro futuro - dijo al escucharle que quería reunirse con lady Tully.

Cuando escuchó el resto de palabras de Guileon no pudo sino abrazarle.

- Te quiero. Eres lo que más quiero en este mundo, no lo olvides nunca hijo mio. - le dijo dando un beso en su mejilla.

- Descansaré, pero antes de ir a dormir volveremos a hablar, tal vez tenga novedades que contarte pues en un rato me reuno con el maestre de los Tully, el maestre Debian - le dijo a modo de despedida.