4º día del Herrero. Mes del Doncel. Año 242 D.D.
Tercera hora de la tarde.
Lugar: Jardines.
Al final no había podido unirse al grupo de la cacería, por lo que no había podido acompañar a su amiga durante esas horas matutinas. Había terminado de intercambiar palabras que la habían dejado con un aire distinto, difícil de descifrar. Paseando de camino al interior vislumbró a lady Bessa en los jardines, y no tardó en llegar hasta su lado. -Bessa.- Murmuró con dulzura, acercándose a abrazarla.
-Siento haberme desaparecido toda la mañana, sé que tengo mucho que contarte y te pido perdón por no haber hecho tiempo para ello.- Dijo lady Thaena con un tono realmente apenado. -¿Cómo puedo compensarte? ¿Al menos disfrutaste de la actividad? Parece que no fue Ser Clarinthe sino la otra joven arquera quien consiguió el preciado animal.- Preguntó con curiosidad, mientras le ofrecía el brazo para que pasearan una junto a la otra.
Bessa se encontraba con la vista perdida en los jardines. Llevaba un vestido largo de color verde oscuro, de tela fina y manga larga, era una prenda sencilla sin ningún motivo más allá de una pequeña cenefa que adornaba el final de la falda. Su pelo volvía a lucir suelto y libre, cayendo de nuevo por debajo de sus hombros.
―Thaena ―respondió, mirando hacia ella y mostrándole una tierna sonrisa. Negó con la cabeza―. No, ese había sido nuestro plan, que tuvieras algo de tiempo para hablar con lord Valder. Espero que disfrutaras del paseo. De verdad que no tienes que disculparte.
Tomó su brazo y empezó a pasear junto a ella.
―Supongo que sí disfrute, a mí manera ―contestó, dejando ver una mueca en su rostro―. No, Ser Clarinthe le propinó un buen golpe al jabalí, aunque tengo que confesar que cayó bajo mi flecha cuando huía. Lord Mawney también realizó un buen tiro, fue un trabajo en equipo.
»Ahora cuéntame lo que quiero oír, hazme feliz ―anunció, sonriente―. Quiero saber de que habéis hablado y si de verdad te gusta lord Valder. ―Luego, su rostro tomó un matiz más travieso y tiró de su brazo para acercarla a ella―. También qué paso anoche, si es que pasó algo ―murmuró cerca de su oído, siguiendo a sus palabras una risita divertida.
Lady Thaena atendía no sólo las palabras sino también los gestos de su amiga, quien no parecía haber pasado tan mala mañana después de todo. Siempre se admiraba de la humildad con que la joven señorita procuraba dar poca importancia a su habilidad, pues estaba segura que ella había jugado un papel muy importante en la cacería.
Una sonrisa suave se dibujó en los labios de la joven, pues no se había equivocado al pensar que podría estar más interesada en el cotilleo de la doncella que en su propio cotilleo, cansada seguramente de ser continuamente el centro de atención. -Creo que mejor sería empezar entonces por anoche...- Dijo, bajando también la voz, una pequeña sonrisa nerviosa como respuesta a la risa traviesa de Bessa. -Cuando ya he apagado las luces, lo escucho tocar la puerta de mis aposentos. Lo dejo pasar, había estado bebiendo con su padre. Bueno, hablamos, e... e hicimos algo más que hablar.- Se ruborizó por el recuerdo. -En un momento se empezó a reír muy fuerte, creí que lo escucharías.- Admitió, esta vez cubriéndose los labios con una risita apenada.
-Y esta mañana tuve que recordarle un poco de qué habíamos hablado.- Continuó, ya sin bajar la voz. Se mordió un momento los labios, antes de girarse a mirar a su amiga a los ojos. -Me he enamorado, Bessa. No creí que ocurriría, pero ha pasado.- Había una mezcla extraña en su mirada, era alegría... y era miedo.
Al ver como su doncella se preparaba para contar su historia la novia se acercó a ella, para crear ese pequeño espacio en el que se escucharía aquello que tantas ganas había tenido de saber. Necesitaba momentos de alegría y la expectación que le creaba este se podía sentir con claridad en el lenguaje corporal de Bessa.
Asintió sonriente cuando dijo que empezaría por lo ocurrido anoche, y no se equivocaba, por eso esta se amplió aun más cuando escuchó lo que había sucedido.
―No, me quedé dormida pensando en mis cosas… ―admitió, negando con el rostro―. La verdad es que ayer no me enteré que hora era cuando me dormí. Supongo que estaría cansada.
La expresión de Bessa se ensombreció al saber que había tenido que recordarle de lo que habían hablado, aunque aquello quedó totalmente eclipsado por la confesión que le hizo Thaena. No se lo pensó, la abrazó con alegría y energía, feliz de que ella pudiera tener esos sentimientos.
―No sabes lo feliz que me haces ―confesó la evidencia―. Es lo que quería para ti.
Bessa se separó de ella, recogiendo un mechón de su pelo tras su oreja, sin perder la preciosa sonrisa que ahora adornaba su rostro con intensidad y hacía que estuviera mucho más bella de lo que había estado en todo el día.
―Necesitaba escuchar esto, Thaena ―admitió, ladeando su rostro―. No quería preocuparte, pero esta mañana he estado un poco triste… No quise molestarte, pues tu felicidad me alegra y creo que ahora es lo que necesito. Disculpa por haberte mentido antes ―terminó, dando un profundo suspiro y tomando su mando—. ¿Y hoy que habéis hecho?
Había momentos en la conversación donde Thaena se preguntaba qué podría estar pasando en la mente de Bessa, curiosa por saber que pensamientos habían tenido distraída a su amiga. Al ver como el rostro de la heredera se iluminaba de alegría por ella hubo un instante en que la joven dama de compañía cerró los ojos, como si hiciera una plegaria al cielo y a los Dioses, y luego volvió a mostrar una sonrisa suave, los ojos ligeramente más brillantes. Se dejó abrazar y devolvió el abrazo del mismo modo, con fuerza, manteniéndolo por unos instantes de más, hasta dejar que ella se alejara.
-Gracias.- Dijo, la voz tintada de emoción. Escuchar sin embargo que Bessa había estado triste la llevó a apretar su mano. -Sabes que puedes contarme cualquier cosa...- Le recordó, mirándola con dulzura e intensidad unos segundos. -Pero no insistiré. No quiero que estés triste, Bessa querida.- Le reconfortó. Volvió entonces al tema que había logrado poner una sonrisa en el rostro de su amiga. -Estuvimos hablando, haciendo planes para el futuro.- Admitió, la sonrisa suave bailando en sus labios, sus ojos inundados de recuerdos. -Valder quiere que vaya con él a Puño del Río. Le da igual la aprobación y el permiso de su padre, creo que hasta preferiría que se lo prohibiera.- Admitió, teniendo que reír. -Será una doble alegría, pues estaría contigo y también con él. Oh, Bessa, seremos tan felices allá.- Dijo, sin dejar de mirarla.
Bessa asintió apretando los labios cuando su doncella le dijo que podría contarle cualquier cosa, pero primero quería escucharla a ella, deseaba saber lo que había ocurrido entre ellos cuando paseaban por el bosque. La novia la escuchó con atención, los gestos de su rostro intentaban ser alegres, pero le costaba evitar que se vieran ensombrecidos por algunos de sus pensamientos.
―Me alegro que los dos estéis de acuerdo en eso, Thaena ―dijo con un deje de tristeza―. Pero creo que a mí me costaría ser feliz en Puño del Río. ―Bajó los ojos avergonzada, pues sabía de la importancia de todo aquello―. Sé que no es lo que quería escuchar…
La joven dio un largo suspiró antes de levantar la vista hacia ella, con los ojos enrojecidos.
―Thaena, no quiero ir a Puño del Río.
Thaena notaba como la alegría que había embellecido las facciones de Bessa se desvanecía poco a poco, haciendo que la doncella soltara un suspiro suave. Cuando vio sus ojos enrojecidos, se abrazó a ella con fuerza. -Oh, querida...- Murmuró, pasando sus manos por su espalda, queriendo reconfortala. -No lo comprendo, en verdad. ¿Es por Guileon?- Preguntó en un susurro. Se apartó para mirarla de nuevo a los ojos. -Sé que este es el sitio donde has vivido toda tu vida, pero viajar a Puño del Río te permitiría ver otros bosques, otros lugares. ¿No te gustaría ver que hay más allá de Fuerte Floresta? Al menos una temporada, algunos meses y luego regresaré contigo aquí, te acompañaré hasta el final como lo he prometido...-
La doncella se mordió el labio inferior. -¿Qué es lo que te tiene tan triste, mi querida amiga? ¿Qué puedo hacer por ti para que la sonrisa que te luce como la más hermosa joya no desaparezca?
Al escuchar la discreta pregunta que susurró su doncella a su oído, la heredera de los Hawick negó con la cabeza.
―No es por eso ―murmuró, antes de separarse de su abrazo―. Sí, sé que iré y conoceré Puño del Río, iré por sus bosques y conoceré nuevos lugares, pero siento que aún no es ese momento. O quizás sí, no lo sé... ―añadió, mirándola a los ojos, entristecida.
Volvió a negar moviendo su rostro.
―No, Thaena, no hace falta. Me gusta verte feliz y por eso deseo que estés junto a lord Valder si eso es lo que quieres, nunca te podría pedir otra cosa ―dijo, estrechando su mano―. Eso terminaría haciéndome más infeliz. Si tuviéramos que separarnos un tiempo lo entendería, te lo prometo.
Levantó la vista hacia ella, y sonrió al escuchar la última pregunta de su doncella, intentando cumplir con lo mismo que había preguntado.
―No sabría decirte ―respondió―. Estoy triste por lo que ha sucedido hoy, y también por lo que me han contado que hacia Guileon a mis espaldas. Cuando ayer le pregunté por la conversación que había mantenido con Ser Clarinthe, me contó lo que quiso, sin decirme todo lo que habían hablado. Si me hubiera dicho la verdad, lo habría entendido… pero ahora siento que no puedo confiar en él.
»Por eso estoy triste, y también por muchas otras cosas que se han ido juntando ―dijo, dando un sonoro suspiro―. No queda nada para la ceremonia, y no dejan de decirme cosas y siento que no puedo controlarlo todo...
La joven había preguntado por si acaso, pero al ver la negación de Bessa terminó por asentir. No pudo evitar que la sonrisa se dibujara por unos momentos en sus labios, parecía que cada una quería asegurar la felicidad de la otra, aún si eso significaba momentos complicados en el futuro. -Sé que en parte es mi egoísmo quererte conmigo a donde vaya, pero de verdad creo que un viaje te hará bien, te permitirá distraerte en otras cosas...-
Cuando escuchó sobre la razón de la tristeza de Bessa, comenzó a asentir. -¿Crees que te está ocultando cosas?- Preguntó, mordiéndose un momento el labio. -Puedo hablar con él si gustas...- Sugirió, intentando encontrar alguna razón para la manera de actuar que tenía Ser Guileon con su señora y amiga. -Valder y yo llegamos a la carpa luego del incidente, no sé por qué motivo fue que pudo haberse alterado, puesto que no escuché la canción que haya cantado la barda. Sólo recuerdo que había una niña silbando, más...- Intentó hacer memoria, tratando de repetir el sonido del silbido, negando suavemente con la cabeza. Recordó entonces los rumores sobre una versión más picante de la canción cantada por el bardo del torneo, y se mordió los labios.
Sus últimas palabras la hicieron sonreír con dulzura. -No tienes que controlarlo, querida. Eres la novia, lo menos que deberías hacer es preocuparte. Si puedo aliviarte cualquier carga, sólo dímelo y lo haré.- Sonrió. -Vayámonos, vayamos juntas y nos alejamos de los problemas de Fuerte Floresta, ya lidiaremos con todo después. Te aseguro que con Valder estando con nosotras podremos pensar en todo menos las responsabilidades, e incluso lord Urthen será más amable estando junto a su hermano.- Thaena incitó a Bessa con una sonrisa, animándola a ver el lado positivo, el mundo más brillante y más hermoso.
La joven Hawick sonrió al escuchar las primeras frases de su doncella, pensando sobre si realmente era únicamente su miedo a salir de la protección de su hogar e ir a otro que estaría bajo el amparo de Lord Haffer, o si quizás aquello venía por otros motivos que aun no era capaz de comprender.
―Quizás sí, no lo sé ―volvió a decir―. A mí también me gusta estar contigo, y más ahora que veo que eres feliz.
Al escuchar la pregunta de su amiga, torció el gesto.
―Diría que sí, hay cosas que no me dice ―respondió, terminando con un sonoro suspiro. Luego, negó con la cabeza y añadió―: No hace falta, volveré a hablar con él. Espero que esta vez sea más claro. Sí. ―Asintió―. Hablé con esa niña y me contó lo ocurrido. Cantaban la canción de Ser Cantamañanas y eso provocó que Guileon se comportara de forma reprobable, y si hacemos caso a lo que dicen, parece que era una versión más desagradable.
Miró a su doncella y sacudió la cabeza, mostrando una negativa.
―Pero quiero hacerlo, deseo que todo salga bien y por eso no puedo dejar de pensar e intentar que todo sea así ―dijo, devolviéndole la sonrisa―. Gracias, sé que siempre puedo contar contigo, Thaena.
»Me lo pensaré… ―añadió dudosa, en respuesta a lo de marchar de Fuerte Floresta―. Pero no sé si será tan fácil escapar de todo, y quizás prefiera enfrentarme a ellos. Eso no quita que podría hacerlo en Puño del Río, pues las habladurías viajan más rápidamente que los caballos, pero ahí no estaría bajo el amparo de mi Casa. Tengo que pensarlo, te prometo que volveré a hacerlo.
Lady Thaena vio que su suposición sobre lo ocurrido con Ser Guileon no había sido incorrecta, por lo que asintió. Cuando Bessa le prometió volver a pensar lo del viaje, la joven le tomó ambas manos y besó el dorso de cada una. -Gracias. Gracias por darle una oportunidad a la idea una vez más.- Dijo con sinceridad.
Luego meditó un poco más sobre las otras palabras, antes de dar su opinión. -Respecto a las habladurías, no creo que la manera en que Ser Guileon está actuando sea la más adecuada. Al haber reaccionado de la manera en que lo hizo, le da más veracidad a las palabras, mientras si en cambio hiciera oídos sordos a ello o se lo tomara con gracia, la gente del pueblo le irían restando importancia e incluso veracidad al asunto. Al mostrarse enojado y enviar a la barda a las mazmorras, al igual que hizo tu padre con el otro bardo, sólo harán más y más popular la canción. El respeto conseguido a través del miedo no es verdadero respeto.- Expresó la doncella.
-Quizás debas hablar con Ser Guileon sobre eso, sobre intentar no ser tan transparente con sus sentimientos. Al igual que con tu padre, que pareciera no querer desprenderse de ti de modo alguno.- Miró con leve discresión a su amiga. -¿Te comento algo curioso que me preguntó la maestre Hazzea?- Bajó la voz con una sonrisa divertida. Aquella mujer era sin duda alguien extraño. -Me dijo que había rumores de que yo estaba durmiendo con Lord Esthal y que deseaba la muerte de Lady Morna.- Río muy suavemente. -Vaya tontería. Valder me ha dicho que la maestre tiende inventarse historias así, para intentar sacar confesiones a otros que, o bien confirman sus historias, o revelan lo que de verdad ocultan. La pobre salió de la habitación confundida cuando le dije que ninguna de las dos cosas era verdad.-
Bessa no podía estar más de acuerdo con lo dicho por su doncella, pues ella también pensaba lo mismo, las reacciones que habían tenido su padre y, más tarde, Guileon, no le parecían para nada adecuadas, pues ahora esa canción se conocería más por la ira que consiguió desatar en algunos de los nobles a los que iba dirigida que por lo buena que era realmente.
Asintió cuando Thaena terminó de exponer su punto de vista.
―Sí, pienso lo mismo que tú ―dijo, sin tener mucho más que añadir a sus palabras―. Hablaré con ellos, espero conseguir que sean más… discretos ―añadió, en respuesta a la sugerencia hecha por ella.
La pregunta sobre la maestre le pilló sin saber que decir, pues apenas sabía algo de ella, conocía la canción con la que había ganado el concurso de bardos y poco más. Sacudió la cabeza afirmativamente, pues siempre quería escuchar lo que tenía que decir Thaena. Los ojos de la joven se abrieron al escuchar aquello, pues ella nunca había tenido constancia de aquel rumor. Enseguida llegó la explicación del por qué, parecía una mujer interesante, o tal vez ya había empezado a sufrir los delirios de la edad. No tenía ni idea.
―Menos mal que me lo has contado, si llega a decirme algo así me hubiera dejado bastante confundida, al principio, pues sé que nunca desearías algo así ―comentó divertida―. ¿Con qué historia me vendría a mí si me la encontrara? ―le preguntó a su doncella.
―Si fuera parecida a esa, me haría la indignada ―dijo, pensando en voz alta―. Gracias, por contármelo. Es mucho más entretenida que todo lo que ha ocurrido hoy y me viene bien reír un poco —terminó, mostrándole una sonrisa.
Thaena se encogió levemente de hombros. -Al final parece que fue sólo una treta para ver qué podía sacar de mi, aunque luego acusó a lord Mawney como el creador de tal rumor. Por lo que me explicó Valder, pareciera que la maestre Hazzea quiere hacerme creer que los Vance tienen algo en mi contra, tal vez para que me mantenga alejados de ellos, aunque no sé por cual razón. Hubieras visto como lo decía, como si se previera alguna tragedia a punto de suceder.-
Cuando Bessa preguntó de forma retórica sobre qué palabras podría la mujer dedicarle a su amiga para sacarle algún secreto, la chica se lo pensó un poco. -Supongo que usaría el rumor sobre Guileon para ver si le correspondes en sentimientos. O tal vez diría que intentas acercarte a Valder a través de mi para que averigüe sus secretos.- Agregó con una risita. -No lo sé, creo que es una mujer muy ingeligente y que no dice las cosas por decir, pero es también muy astuta para esconder verdades entre mentiras y descubrir donde acierta y donde se equivoca.-
Bessa frunció el ceño al escuchar a su doncella comentar aquello sobre los Vance.
―¿Eso dijo la maestre? ―preguntó, no solo extrañada sino con una brizna de miedo en su mirada―. ¿Y no has podido preguntarle por qué piensa eso? ¿O es alguna de esas cosas que se inventa?
Asintió al rumor sobre Guileon, pues ella también creía que iría por ahí. La segunda opción que dio su doncella no se la había planteado, y por eso le sacó una sonrisa, pues ahora quería saber si de verdad había algún secreto.
―¿Y hay algún secreto? ―preguntó, repitiendo en voz alta lo que había pensado. Lo hizo después de que Thaena se riera, sintiendo que aquello podía llegar a ser realmente entretenido―. Pues no sé, quizás no debería hablar con ella, aunque tampoco hay nada de lo que deba temer ―añadió, sonriendo mientras se llevaba una mano a su vientre.
Thaena notó el leve temor en la mirada de Bessa. -No estoy segura de si sólo se lo ha inventado para dar más teatralidad, en un momento se tiró al suelo pretendiendo que había sido envenenada sólo para demostrarme que era algo que podría pasar.- Se encogió de hombros, recordando aquella muy extraña escena. -Como te comento, tiene una forma extraña de hablar. Sólo decía "pobrecita, pobrecita" mientras se alejaba.- Intentó reconfortar a su amiga con una sonrisa y pasando su mano sobre su brazo, como para darle calor. -Estoy segura que irá todo bien, ya verás.-
Cuando preguntó si había secretos, Thaena se rió. -Es la persona más impertinente y honesta que he conocido en mi vida. No creo que tenga un sólo secreto propio...- Se mordió un momento los labios, bajando la mirada. Luego se acercó. -Bueno, confesó que al principio, durante el baile, sólo quería llevarme a la cama... Pero, bueno, las cosas han cambiado, y muy rápido.- Admitió la doncella, ruborizada. -Aunque eso tampoco creo que fuera un secreto, en el baile se veía que se habría encamado a cualquier chica. ¡Creo que hasta tú hubieras estado en la lista de no ser la prometida de su hermano!- Dijo, riendo por lo bajo.
Al ver el gesto de Bessa de cubrir su vientre con las manos, Thaena sonrió con dulzura. -No, no tienes nada que temer.- Le aseguró, colocando las manos en las mejillas de su amiga. -Bessa, no importa lo que ocurra, no importa lo que oigas, no importa lo que pase mañana, siempre podrás contar conmigo, ¿de acuerdo? No quiero que dudes jamás de eso.- Le dijo con vehemencia. -Mi cariño por ti es verdadero. Te lo juro por los Dioses Antiguos y Nuevos.-
Bessa se hubiera reído ante la situación que le explicaba su amiga, pues aquello no parecía tener mucho sentido, era como si se hubiera inventado una historia. La verdad era que no era así, y al igual que aquello podía parecer inverosímil, también podía ser algo preocupante y eso es lo que creyó la joven, pues ella seguía sintiendo eso en su interior.
―Puede que esa vieja esté loca, pero prefiero ir con cuidado y que no sea nada, a cualquier otra cosa —dijo, tomando su mano y acercándola a ella—. La verdad es que no creo que lo esté, eso es lo que siento, Thaena.
A pesar de cambiar de tema, la novia seguía intranquila, pues le costaba dejar algo así de lado. Sonrió al verla reír y alzó una ceja cuando comentó que cualquier chica le hubiera valido.
―Me alegra saber que ha cambiado de parecer. Eso está bien, pues si es motivo de tu alegría, también lo es de la mía.
La cariñosa reacción de su doncella hizo que ladear la cabeza antes que Thaena tomara su rostro entre su manos.
―No lo dudo ―respondió, volviendo a tomar sus manos―. Nunca lo he hecho.
Thaena se limitó a sostener con fuerza las manos de su amiga y pasar un brazo tras su espalda. -Bueno, lo que tenga que ocurrir, lidiaremos con ello juntas, ¿de acuerdo?- Le prometió, sonriendo. -No voy a dejarte sola en esto, tienes mi palabra.-
Suspiró fuertemente al escuchar las palabras de confianza que le dedicaba la hermosa rubia, y sonrió. -Gracias por todo, Bessa. Eres la persona más importante para mi en Fuerte Floresta, has sido muy buena conmigo desde que he llegado aquí. Respeto a Lady y Lord Hawick por como me han cuidado y tratado como a una hija, pero es tu amistad lo que más me ha fortalecido como persona. Gracias.- Repitió, y mientras estuvieron por los jardines le pidió que le ayudara a recoger algunas flores silvestres, pequeñas, colocándole algunas a ella en el cabello antes de dejarla continuar con sus asuntos para volverse a sus aposentos.
Pongo este como el último post de Thaena en este capítulo. ¡Gracias por el rol! ¡Nos vemos el día de la boda!
Aquí se acaban las conversaciones.
Pasamos a: Capítulo 6: Enlace.