4º día del Herrero. Mes del Doncel. Año 242 D.D.
Cuarta hora de la tarde.
Lugar: Aposentos de Ser Clarinthe.
Los guardias que vigilaban ante la puerta de Ser Clarinthe tardaron un momento en dar el paso a Lady Gianna. Antes de eso uno de ellos llamó a la puerta y entró, probablemente para pedir permiso en su nombre.
Una vez que pasó al interior de la estancia, la mujer pudo ver a Ser Clarinthe vestida con ropa más cómoda de la que le había visto vestir hasta el momento en público. Llevaba simplemente unos pantalones y una camisa, combinando los colores de su Casa. Por lo demás, estaba descalza. Se encontraba ante una mesa, leyendo un pergamino. Cuando ella entró, se puso en pie.
—Lady Gianna... Me preguntaba si vendríais en algún momento a saludarme. —dijo formando una media sonrisa. Ya apenas parecía herida por los golpes del combate—. Aunque pensé que tal vez después de lidiar con Debian tendríais suficiente de mi Casa por una temporada.
Mientras hablaba sirvió un par de copas de vino y le acercó una a la mujer. La contempló con un brillo curioso en la mirada e hizo un gesto con la mano hacia la mesa.
—Sentaos, por favor. Poneos cómoda. Creo que habéis tenido un día interesante.
Lady Gianna pasó en cuanto se lo permitieron. Saludó a Clarinthe con un gesto de cabeza.
- lady Tully, mi señora .- dijo acompañando sus palabras con una leve reverencia. No pudo evitar reir con el comentario que hizo la caballera. - Oh, no, más bien al revés, creo que vuestro maestre ha tenido suficiente compañía de nobles ajenos a su casa por una temporada - comentó recordando la conversación anterior con Debian. - Un hombre muy inteligente, me recordaba en parte al viejo maestre que tuve yo cuando era más joven - comentó.
Gianna aceptó la copa de vino que le ofrecía Clarinthe y se sentó donde esta le indicó.
- Sí ha sido.. interesante e intensa.- dijo con una sonrisa en sus labios.- Seguro que vos tambien os lo habéis pasado muy bien en la cacería.
Trató de ponerse cómoda en la silla pero se dio cuenta de que estaba nerviosa. Bastante más nerviosa de lo que había previsto antes de entrar por la puerta.
- No quise molestaros, por eso no he venido antes .- le dijo.- A penas he tenido noticias de vuestra madre hasta hoy. No sabía si presencia sería una molestia o incómoda para vos, así que preferí no arriesgar. - dio un sorbo a la copa de vino.- He de reconocer que disfruté mucho viendoos ganar la justa, además, un buen caballo recibistéis como premio, seguro que lo necesitabais en vuestra colección de Aguasdulces.- dijo recordando cómo se había dado cuenta de que Morna pertenecía a la cofradía del puño cerrado.
—Y tiene mucha paciencia —respondió la joven con ligereza, sobre el maestre—. Mucha más que mi madre, desde luego. Creo que en ocasiones Debian sabe mejor lo que quiere ella que ella misma.
Se sentó ella también, en la misma silla que había ocupado antes, y apartó el pergamino hacia un lado. La escuchó hablar y cuando mencionó el premio del torneo su sonrisa ladeada se afiló.
—Un buen caballo nunca viene mal. —Dejó ir una risa cantarina y se encogió de hombros—. Supongo. Por suerte no participaba por el premio, sino por el placer de pisar la arena.
El gesto con los hombros hizo que se tensase un instante y luego moviese uno de ellos en círculos, el que había sido herido en el combate cuerpo a cuerpo, delatando que aún le incomodaba.
—Nunca consideraré una molestia la visita de una de mis futuras vasallas, me agrada poder conoceros mejor —dijo entonces, con una leve inclinación de cabeza—. Así que considerad que podéis venir a verme siempre que queráis, ya sea por necesidad o por placer.
»Y en cuanto a la cacería... No ha estado mal. Pude charlar un poco con vuestro consejero, lord Mawney. —Esbozó una sonrisa de disculpa—. Me temo que le di más preocupaciones que alegrías.
Lady Gianna asintió a las palabras de Ser Clarinthe sobre el mastre Debian. Sin duda era un hombre inteligente y buen gobernador. Había conseguido que la reunión a tres de los nobles casi acabara a tortazo limpio sin apenas despeinarse. Sintió que había acertado con su comentario cuando la vio sonreir hablando del caballo y lo buen regalo que era.
Viendo su respuesta Lady Gianna se dio cuenta de que podía haber ido a hablar antes con ella. Pero estaba segura también de que haber esperado y hacerlo después de tener la información que tenía, habían generado en Ser Clarinthe cierta intriga y curiosidad, Gianna no iba a desaprovechar esa oportunidad.
- Tal vez debí venir antes siendo ese el caso, mis disculpas - dijo inclinando la cabeza.- La negociación de esta mañana me ha quitado el sueño desde hace semanas. Desde que me llegó la invitación a la boda y supe que se produciría. Como sabéis, mi hijo Ser Guileon ha sido rehén de los Hawick desde hace catorce años, mi principal objetivo era conseguir que viniera de vuelta a casa. Y gracias a vuestro maestre y a vuestra madre lo he conseguido, así que muchas gracias debo daros. Si bien es verdad que Lady Morna cree que ha sido ella la que ha cedido - alzó las manos como si aquello no fuera con ella - Es a vuestra familia a quienes debo mi gratitud por la liberación de Guileon.
Asintió cuando Ser Clarinthe dijo que podía ir a visitarla cuando quisiera.
- Oh, lord Mawney si. Es un hombre estupendo. Muy joven para ser consejero de una casa como la nuestra, los Vance, pero yo miro al futuro. Tiene que aprender conmigo para poder aconsejar a mi hijo cuando yo ya no esté - dijo repitiendo la explicación que había dado a Lyonell el día anterior.- Me ha dicho que ha estado hablando con vos, me ha dicho que ha sido una conversación muy educada y cortés... - hizo una pausa para beber.- Y también me ha dicho que vuestra madre contemplaba una alianza con nuestra casa. Vuestro maestre así lo ha expresado también en la negociación de esta mañana y en la conversación que he tenido esta tarde con él. Evidentemente para los Vance cualquier alianza con los Tully es un honor que no podemos ni queremos rechazar.
La miró. Quería ver cada reacción, cada movimiento.
—No os disculpéis, habéis venido ahora —señaló, haciendo un leve gesto de la mano que quitaba importancia a ese detalle, y luego se echó hacia delante para escucharla con atención—. Vuestro hijo debería haber sido liberado hace años, en cuanto se convirtió en un hombre adulto. Tiene responsabilidades como heredero que estaba dejando de lado para estar aquí mirándose el ombligo. —Chasqueó la lengua y negó con la cabeza—. Mi madre fue paciente, esperando que Lady Morna lo liberase por sí misma, pero ya veis. Al final ha tenido que intervenir. Y mucho esperó, si me preguntáis a mí. Yo lo habría hecho antes.
Se llevó la copa a los labios para beber un pequeño sorbo. Sus ojos se paseaban por el rostro de Lady Gianna, inquisitivos, rozando el descaro sin caer en él del todo. No hubo ninguna reacción resañable en ella al hablar sobre su posible matrimonio, ni sorpresa, ni disgusto, ni placer. Sólo su mirada curiosa y un deje de diversión en su sonrisa.
—Si tiene la cabeza bien amueblada será un buen consejero. Eso es más importante que la edad. La experiencia se gana, pero el ingenio —Se tocó la sien dos veces—, eso o se tiene o no se tiene. Si lord Mawney lo tiene, hacéis bien en tenerlo a vuestro lado, por joven que sea.
»Y sí, sé que es posible que pronto seáis mi suegra. —Alzó las cejas con cierta expectación—. ¿Por eso habéis venido? ¿Necesitáis darme el visto bueno antes de aceptar?
Gianna iba a disculparse por estar nerviosa pero entonces se dio cuenta y decidió callar. Ser Clarinthe estaba desconcertándola demasiado y eso era algo que no gustaba a Gianna. Ella están acostumbrada a llevar el control y las riendas de la situación. No pudo sino sentir algo de orgullo por Lady Harriet y Ser Clarinthe. Resultaba una mujer única, decidida y bien educada, al menos en lo que a ser heredera se refiere.
- No sabéis lo que agradezco escucharos. Asumí el castigo de perder a mi hijo, tal y como le dije a vuestro maestre, pero me estaba resultando excesivo el tiempo... lejos de él. No conoce sus tierras, no conoce las gentes de los Vance, a nuestros soldados y capitanes. Necesita ponerse al día rápido. Lo único que deseo es que herede una casa Vance libre de las cargas que yo he soportado. Y veo en él a un joven que hace catorce años que no veo. Tengo... mucho trabajo que hacer con él cuando lleguemos a Nueva Esperanza .- le dijo con sinceridad aunque modulando un poco lo que pensaba sobre la educación que había recibido de Lady Morna.
Lady Gianna llegó a sentirse algo intimidada por Ser Clarinthe pero trató de no mostrarlo. La anterior persona de similar rango y linaje con la que había hablado era su madre, y de eso hacía ya muchos años. Bebió de la copa para intentar relajarse y fue en ese momento cuando Ser Clarinthe dijo la palabra suegra y preguntó si había acudido ahí a darle el visto bueno. Algo que desde luego no esperaba.
-Eh... Oh no mi señora - dijo tratando de aguantarse la tos por el atragantamiento pero solo resultó peor y tuvo que tomarse unos segundos para respirar mejor.- Yo... yo ya he aceptado la propuesta de vuestra madre. Bueno, le he dicho que la aceptaría, ha sido muy claro el maestre al decirme que no era un asunto decidido .- se corrigió y explicó.- Sois la heredera de la casa Tully, mi señora, el mayor honor al que puede aspirar un Vance es que vuestra madre quiera casaros con mi heredero. - se tomó unos segundos para pensar.- Yo creo que en todo caso debéis de ser vos quien nos dé el visto bueno a nosotros.
Saliera como saliera aquello Lady Gianna estaba convencida de que con una mujer como Ser Clarinthe al frente de las tierras de los ríos.. el resto de grandes casas temblarían.
La joven asintió cuando Gianna habló del trabajo que tenía por delante en cuanto a Guileon, como si comprendiese perfectamente a qué se refería. Sin embargo, su sonrisa seguía ahí, sin tambalearse ante esa perspectiva.
Y al ver cómo la mujer se atragantaba tras su pregunta, Ser Clarinthe soltó una carcajada, divertida con su reacción.
—Disculpadme, mi Lady —dijo, con un brillo travieso en la mirada—. No pretendía incomodaros con mis preguntas. Supongo que ya habréis notado que no tengo pelos en la lengua. Y vos podéis hablar también con libertad, eso me gustaría.
Bebió un sorbo ella también, tomándose un instante antes de responder.
—Mi madre se alegrará al saber que os interesa su propuesta. No está muy contenta con todo este asunto de la boda entre los Haffer y los Hawick, por muchas razones. Así que está bien que reciba una buena noticia. Me consta que los Blackwood también están interesados, y los Mallister, pero creo que ella prefiere a vuestro hijo. —Se echó un poquito hacia atrás en la silla, apoyando la espalda en el respaldo para contemplar a la Vance—. Yo voy a hacer lo que sea mejor para mi Casa y para la Tierra de los Ríos. Tengo mi posición y mis deberes bien presentes, aunque a veces parezca una deslenguada. ¿Queréis saber si me agrada vuestro hijo, vuestra Casa? ¿Lo que pienso de él? —preguntó, analizando los ojos de Lady Gianna antes de seguir hablando—. Tened en cuenta que si decís que sí voy a ser sincera y eso tal vez os duela, como madre.
Al principio se sintió un poco abochornada pero al ver la reacción de Clarinthe estuvo a punto de ser contagiada por su risa y volver a atragantarse con el vino o peor, escupirlo todo. Así que decidió apartar un poco la copa hasta que los sobresaltos estuvieran fuera de la mesa. Aunque teniendo a Ser Clarinthe en la conversación empezaba a estar segura de que los sobresaltos nunca estarían fuera de la mesa.
- No, no me incomodáis, Ser Clarinthe, es tal vez que una está acostumbrada a escuchar acertijos, dobles sentidos o mentiras directamente.- dijo intentando restarle importancia al hecho.- Ejerceré esa libertad que me ofrecéis. - asintió.
Escuchó las palabras de Ser Clarinthe muy interesada y a medida que fue mencionando los Blackwood y los Mallister iba haciendo una lista en su cabeza.
- Ayer estuve hablando con Lord Haffer y le pregunté si no habría algún problema con la unión que planteaban. Porque.. a mi entender podría no estar alineada con los intereses de vuestra madre. Son dos grandes casas que al fusionarse dan luz a una casa todavía más grande.. con más tropas y bueno, si yo estuviera en su lugar no es algo que me agradaría. - se encogió de hombros y miró la copa para atraerla de nuevo hacia si misma. - Me dijo que no, que él no creía que fuera a haber ningún problema. Supuse que estaría todo hablado entonces pero... en la reunión se ha visto que no, que no habían hablado nada de los términos ni de la unión ni.. bueno, de nada.- dijo. La verdad es que habían pasado unas horas pero no podía creer todavía que en aquella reunión hubieran estado a punto de acabar a golpes, que los Hawick hubieran estado a punto de absorver gratis a los Haffer... - Imagino que vuestro maestre os lo habrá contado. - a Gianna le habría gustado conocer la opinión del maestre según estaban sucediendo las cosas en la negociación.
Tomó la copa y dio un trago cauteloso.
- Ejerciendo esa libertad... os diré que pensaba que Lady Morna retenía tanto a mi hijo porque quería un matrimonio entre él y Bessa y que... vos, bueno, lord Urther podría ser una opción para vuestra madre. - dijo diciendo en voz alta lo que había estado pensando todo el día.- Pero entiendo que hay cosas que no tengo que saber o que desconozco y por eso lo que yo pensaba poco se asemejaba a lo que ha acabado siendo.
La segunda parte de la intervención de Clarinthe ya la veía venir que las formas y las palabras que utilizó para expresarla volvieron a sorprender a Gianna, mucho más acostumbrada a otro tipo de conversaciones.
- Por supuesto que quiero saber vuestra opinión. De mi casa, de mi.. de mi hijo - dijo y empezó a temerse lo peor. Pero si quería una alianza matrimonial con los Tully era algo que debía abordar tarde o temprano. Las palabras de Mawney contándole lo que había hecho Guileon en presencia de Clarinthe todavía retumbaban en su cabeza y una sensación de vergüenza ajena empezó a recorrer su cuerpo. Miraba la copa fijamente y tras unos segundos en los que sacó valor miró a Ser Clarinthe.- Me gustaría poder enmendar los errores o facilitar la situación. Que mi hijo sea una buena opción para vos y que lo veáis con buenos ojos. No os preocupéis por mi, sabré reconducirlo, una madre nunca cesa en su empeño por su hijo.
A Gianna no se le escapó el modo en que la joven que tenía ante ella frunció la nariz al escucharla nombrar a Lord Haffer. Por un momento bajó la mirada hacia la mesa y una sombra pasó por sus ojos. Tomó aire lentamente y volvió a subirlos tras ese instante, haciendo un gesto a la mención del maestre que confirmaba que sí, que estaba al tanto de lo sucedido por la mañana.
—Mi madre pensaba lo mismo —dijo entonces, haciendo un gesto hacia la mujer—. Lord Urthen fue el primer nombre que ella pensó para mí. Aunque, si os digo la verdad, creo que era en gran parte para darme una lección, pues sabe que lo aborrezco. Pero Lady Morna y Lord Lyonell anunciaron el compromiso directamente, sin preguntar ni avisar a los Tully. Y todo para luego plantear el despropósito de reunión de esta mañana. No seré yo quien se queje, lo último que quería era desposarme con ese crío insípido, pero mi madre tiene motivos para estar enfadada, como Lady y como madre.
Luego sonrió de medio lado, recuperando esa sonrisa afilada que tanto solían lucir sus labios.
—Vuestro hijo es, a día de hoy, un niño indiscreto, mi Lady, un patán sediento de halagos con la lengua muy larga y las miras muy cortas. Pero tengo presente que ha sido criado en una cárcel. Una cárcel florida e intoxicante, llena de bellos aromas... pero una cárcel. —Bebió un sorbo de su copa y continuó—. Desconozco qué le han enseñado durante sus años en Fuerte Floresta, si es que le han enseñado algo, pero desde luego el arte de la discreción le queda muy lejos. Al minuto de conocerme ya me estaba declarando su amor por otra mujer y tratando de aliarse conmigo para perjudicar al prometido de esa mujer.
»Sin embargo, os reconozco que me cayó en gracia. Durante el rato que compartí con él no fui capaz de decidir si me gustaba o deseaba matarlo y eso ya es más de lo que suele provocarme la gente. Me hizo reír y dijo alguna cosa con algo de ingenio. Es atractivo y sospecho que no me aburriría con él. Creo que puede tener un potencial interesante, pero sin duda también requiere que alguien le quite los pájaros de la cabeza y lo espabile con urgencia. No sé si vais a tener tiempo de enderezarlo, yo no quiero esperar a ser vieja para casarme. —Sonrió al decir aquello, un leve atisbo de humor en la seriedad de sus palabras.
»Si queréis mi opinión, ese chico ahora mismo es un peligro. Por ello advertí a vuestro consejero esta mañana. Si yo fuera vos, no le permitiría asistir a la ceremonia, es capaz de levantarse y desafiar al novio ante los ojos de los dioses y los hombres. Siento ser cruda, mi Lady, pero vuestro hijo necesita que lo atéis en corto y más pronto que tarde.
Hizo una pausa, estudiando la expresión de Lady Gianna después de sus palabras.
—Vos sois su madre y me parecéis una mujer fuerte, que ha resistido los envites de una guerra y ha sabido hacer de la derrota una ganancia. Vuestra Casa va a recuperar su gloria y entiendo la política detrás de las intenciones de mi madre. Pero en mi opinión, la realidad es que los Tully no pueden permitirse un Lord indiscreto, o capaz de encapricharse por alguien de ese modo. Sin embargo, la decisión no es mía y apenas lo conozco de dos días. ¿Vos creéis que llegado el momento estará a la altura de las circunstancias?
Con esa pregunta clavó sus pupilas en las de Gianna, esperando su respuesta.
Gianna enarcó las cejas cuando Ser Clarinthe le dijo que ni Lyonell ni Morna habían avisado del enlace a los Tully. Ella tenía entendido que había que avisar siempre de los matrimonios entre nobles. No entendía la torpeza que podía haber tras aquella maniobra o tal vez algún plan clarividente que ella no llegaba a entender.
- Vuestra madre tiene motivos sin duda. - dijo, ella misma se habría enfadado mucho muchísimo de haber vivido esa situación. - El despropósito de reunión lo ha sido por muchos motivos.- dijo y le vino a la cabeza el momento del pedo de Hazzea y sus intervenciones dignas de una señora muy pasada de rosca. Se llevó la mano a la cara, como si estuviera abochornada pero estaba intentando contener la risa al recordar el pedo, al recordar las intervenciones de Lord Esthal, al recordar todo lo sucedido. - Y debo agradeceros a vos y a vuestro maestre.. que pusiera en mi conocimiento la conversación que Lord Haffer tuvo con vos. Más que nada porque era el propio Lord Haffer el que estaba proponiendo a Guileon en matrimonio para vos como garantía de que no habría una alianza a tres entre Haffer-Hawick-Vance - dijo y según lo dijo se dio cuenta de que no tenía sentido. Nada tenía sentido. - Agradezco que vuestro maestre pusiera cierta claridad encima de la mesa.
Cogió la copa de vino y bebió antes de que Ser Clarinthe hablara sobre Guileon. Dejó la copa en la mesa y se puso cómoda para escucharla. Trató de no hacer gestos o impresiones, pero no podía evitar... estar totalmente de acuerdo con ella en lo que decía. Incluso sintió que Clarinthe estaba siendo algo indulgente con Guileon. Posiblemente ella no lo habría sido tanto.
- Sí. Mi hijo es un poco... lo he percibido un poco.. idiota. - dijo sincerándose. Llevaba con un nudo en la garganta desde que había visto actuar a Guileon ya en el propio baile de bienvenida. Tenía miedo de que su legado, el legado de toda su familia se fuera al garete porque Lady Morna había tenido a su hijo cautivo sin hacer nada mientras se bebía las reservas de vino dorniense.- No puedo hablar de su educación pues no he podido dársela. Pero creo que en Fuerte Floresta se le han permitido, tal vez consentido unas actitudes y formas que no habría que haber hecho. Quiero pensar que todo ha sido con la intención de que Guileon se sintiera un rey aquí en vez de un prisionero. Pero la realidad es la que es. - dijo y sintió que la presión del pecho desaparecía. Llevaba horas con angustia y ansiedad y por fin sabía lo que era. Su hijo no estaba preparado para ser Lord Vance, no en aquellos momentos... no hablemos ya de ser Lord Tully.- Quiero daros gracia por ser sincera conmigo. Sobre lo que desconozco no puedo actuar. - explicó.
Se sintió mal. Lady Gianna debía estar defendiendo a su hijo como haría cualquier otra madre. ¿Por qué actuaba así? Respiró varias veces y se tranquilizó al escuchar a Ser Clarinthe alabar algunas virtudes de Guileon.
- Es un buen chico. Divertido, natural. Seguro que tiene mimbres de ser un buen hombre, un buen Lord... mi heredero - dijo algo compungida. El dolor volvía a aparecer en el pecho de Lady Gianna. Guileon era todo su futuro, el de ella y el de su casa.- Cuando vivía en Nueva Esperanza era un muchacho espabilado, respondía bien a la educación. He visto el rastro de ese muchacho hoy en él. Después de hablar con Mawney, he hablado con él y creo que ha entendido la importancia que tienen sus palabras y sus actos. Tienen consecuencias. Todo lo que hacemos, todo lo que decimos. - le dijo a Ser Clarinthe.- Y voy a ser sincera, estamos valorando la posibilidad de mandarlo de vuelta a Nueva Esperanza atado y amordazado antes de la ceremonia.- le dijo y negó con la cabeza.- Pero eso sería un escándalo. - dijo y no pudo evitar sentirse decepcionada consigo misma. No tenía claro que Guileon fuera a comportarse pero quería darle una oportunidad, aunque eso significara tirar el futuro y el prestigio de su casa a la basura.
Cuando escuchó la pregunta de Ser Clarinthe mil respuestas pasaron por su cabeza. Mil posibilidades. Su cerebro se convirtió en una tabla de cálculo. Y pronto cayó en la cuenta. No había respuesta buena, sólo podía confiar en acertar en la menos mala. Y se puso en la posición de Lady Harriet. ¿Qué le gustaría a Gianna si fuera Lady Tully?
- Voy a hacer todo lo que esté en mi mano para que Guileon esté a la altura de vos y de vuestro apellido. Se que tiene mimbres, yo lo parí, pasó sus primeros nueve años en mi casa aunque se hizo un hombre en otra. - le miró a los ojos.- Si llegado el momento no creo que vaya a estar a la altura, os lo haré saber. Y buscaremos otro matrimonio para él que no... os ponga en un compromiso. Yo tampoco querría para las tierras de los ríos un Lord adolescente y chismoso. No lo querría ni para mi casa. Y por eso estoy preocupada, pero no voy a desistir, mi señora, me emplearé a fondo, aunque para ello deba prescindir de dormir - le dijo convencida.
De nuevo esa sombra que ya había visto antes pasó por la mirada de Ser Clarinthe cuando Lady Gianna nombró a Lord Haffer. Había algo en la mención de ese hombre que molestaba a la chica, que asintió con la cabeza, aceptando el agradecimiento por el trabajo de su maestre.
—Si Debian decidió que debía sacar ese tema en la reunión, sin duda debió tener buenos motivos —declaró, mostrando total confianza hacia el maestre—. Me alegro de que fuese para bien y nos sirviese a todos para desenmascarar a Lord Haffer.
Y luego guardó silencio, escuchando con expectación lo que la mujer tenía que decir sobre su hijo. No pudo evitar un acceso de risa cuando lo declaró directamente idiota, pero después recuperó la seriedad debida al tema que trataban. Sacudió la cabeza, con el agradecimiento por su sinceridad.
—Sinceridad sobre vuestro hijo es lo mínimo que os debo si existe la posibilidad de que os convirtáis en mi suegra. Si ese día llega no tendréis en mí una rival en cuanto a él se trate, sino una aliada.
Mostró atención cuando le confió que estaban pensando en devolverlo atado a su casa y dudó un instante, pero luego asintió con la cabeza.
—Mi Lady. Si me lo permitís... mayor escándalo será si trata de reventar la boda o se lanza encima del novio. Yo no lo enviaría a casa, pero si fuera vos, no le permitiría asistir a la ceremonia —repitió—. Diría que está indispuesto, que le sentó mal la cena, o que bebió tanto que no es capaz de tenerse en pie. —Se encogió de hombros y sus labios se crisparon al hacerlo por el tirón de dolor al que no se acostumbraba—. Vos sabréis qué hacer, sois su madre y Lady Vance. Pero ese es mi consejo.
Finalmente, el compromiso que adquiría Lady Gianna pareció satisfacer a la joven heredera.
—Confío entonces en vuestro criterio para valorar a vuestro hijo, aunque los plazos y todos los detalles tendréis que acordarlos con Debian o con mi madre. No está entre mis poderes tomar ese tipo de decisiones por ahora. Aunque me agradará si me advertís a mí personalmente, sea en un sentido o en el otro.
Sonrió, franca, y alzó un poco su copa en brindis antes de beber un trago.
—Me alegro de que hayáis venido, Lady Gianna. Seamos o no familia a la postre seréis algún día mi vasalla y ahora que he podido conoceros en persona puedo decir que siento orgullo por ese hecho.
Lady Gianna empezó a sospechar que el problema de Ser Clarinthe con Urthen, no era solo con él sino con su padre también. Empezó a tener curiosidad por lo que habría pasado entre ellos. Según Lyonell eran cosas de niños pero Gianna empezaba a sospechar que aquello podría ser algo más. Aunque tampoco sería demasiado problemático si Lady Harriet tenía en mente casar a Clarinthe con lord Urthen.
A medida que escuchaba hablar a Ser Clarinthe, más le caía en gracia aquella mujer. Su madre era una mujer excepcional, Lady Gianna bien lo sabía, ella habría alzado sus tronos y sus banderizaos por ella sin haber dudado ni un segundo. Pero su hermana no era muy inteligente y decidió mal ignorándola. Ser Clarinthe era digna heredera de su madre y Gianna no pudo evitar imaginarse convocando a sus banderizos por ella.
- No creo que pudiera sentiros como una rival respecto a Guileon, si llegado el momento fuéramos familia, evidentemente .- dijo temiéndose que más que envidia tendría que acabar compadeciéndose de ella. Pero esperaba poder reeducar a su hijo para ese momento y que estuviera a la altura de su cargo y sus obligaciones. No podía evitar sonreír cada vez que Clarinthe mencionaba la palabra -suegra-. Llegado el momento, no se me ocurría inmiscuirme o atreverme a decir nada, sería una.. suegra - dijo atreviéndose a mencionar la palabra.- Servil y cercana. Una aliada también - le dijo.
Gianna tomó buena nota de los consejos de Clarinthe. Tendría que hablar con Mawney para ir preparando la cuerda y la mordaza para Guileon. Revisaría sus apuntes por si podía provocarle una diarrea. En otras circunstancias hablaría con la maestre Hazzea pero mucho se temía Gianna que Guileon podría acabar envenenado.
- Tal vez... perdonadme por lo que os voy a pedir. Pero tal vez vuestro maestre Debian podría proporcionarme algún tipo de.. de ungüento o brebaje para que el propio Guileon se sintiera indispuesto y no empezara una relación conmigo odiándome por encerrarle .- dijo expresando otro miedo en voz alta.- Llevamos separados catorce años y.. no quiero que me vea como una amenaza, pues no lo soy, pero si le impido acudir a la boda podría resentirse conmigo de una forma irremediable... sabéis como es. Poco reflexivo .- dijo evitando utilizar la palabra idiota de nuevo.
Asintio a las palabras de Clarinthe.
- Si, vuestro maestre ya me ha explicado que negocian entre maestres los detalles y también yo con vuestra madre tendría que hablar algunas cuestiones. - dijo recordando que el apellido de los Vance se mantendría.- No tengo problema en trasladar a vuestra madre esto mismo que os digo. - comentó.- Con ella también seré sincera respecto a mis impresiones sobre mi hijo.
Asintió orgullosa a las palabras de Clarinthe.
- Podríais venir a Nueva Esperanza. Cuando pase la boda. Uno de vuestros comandantes, Ser Bargor viajará a nuestra casa para supervisar nuestro ejército. Vuestra madre y yo hemos acordado levantar las restricciones militares que teñí nuestra casa a cambio de que sean supervisadas por vosotros. Tal ves sería un buen momento para que aceptéis una invitación y así podríamos hablar con más tranquilidad. Estoy convencida de que en cuanto Guileon se aleje de esta casa empezará a mejorar su actitud. - carraspeó, no estaba tan convencida de ello pero lo intentaría.- y aunque finalmente vuestra madre no optara por los Vance, también me gustaría invitaros a nuestra casa, para mí y para mi marido sería un honor.- dijo muy agradecida por las palabras de Clarinthe.- Es un honor ser vasalla de vuestra madre y vuestra en el futuro. - dijo aunque teniendo en cuenta que su madre y ella tenían más o menos la misma edad era muy posible que Gianna muriera sin que Lady Harriet hubiera cedido Aguasdulces a su hija.
La chica escuchó con atención la petición de Lady Gianna y se rió por lo bajo cuando la mujer explicó de qué se trataba. Luego asintió.
—Seguro que Debian tiene algo que os pueda servir. Siempre viaja preparado para eventualidades y, si no, podría conseguiros algo a través de alguno de los otros maestres que hay en el castillo. Tiene buena relación con el de los Hawick, pero también con los que han venido en los séquitos de otras Casas. —En ese punto hizo una pausa y pensó un instante, reflexiva, antes de seguir—. Pero, si me permitís, creo que a vuestro hijo no le vendría mal una muestra de fuerza por vuestra parte. Si en Fuerte Floresta lo han acostumbrado a vivir acolchado, quizá sea un buen momento para que lo pongáis en su lugar y empecéis a mostrarle que no vais a tolerar ninguna tontería. Que vea en vos no solo la blandura de una madre, sino también la dureza de una Lady. —Hizo un gesto con la mano—. Claro que es vuestro hijo y vos lo conocéis mejor que yo. Disculpadme si creéis que me he sobrepasado al dar mi opinión, os aseguro que mi madre no se andaría con tantas sutilezas si se tratase de mí.
Bebió un sorbo de su copa y sonrió, agradada por la invitación.
—Estaré encantada de visitar Nueva Esperanza en el futuro y pasar allí algunas semanas. Eso me gustaría, conocer la zona, sus gentes, vuestras tierras. Creo que a mi madre le gustará la idea también. Os tomaré la palabra, Lady Gianna, y si mis obligaciones no me lo impiden, acompañaré a Ser Bardor en ese viaje. Del mismo modo, las puertas de Aguasdulces siempre están abiertas para recibir las visitas de nuestros vasallos, así que sentíos libre de visitarnos cuando lo deseéis.
Lady Gianna escuchó con atención las indicaciones que le daba Clarinthe y asintió al final. Creyó entender que prefería que fuera la propia Gianna la que le impidiera acudir a la ceremonia pero Lady Vance no las tenía todas consigo misma.
- Hablaré con vuestro maestre para solicitarle ayuda... y luego valoraré qué es lo mejor. Si simplemente retenerle o si hacer que realmente esté indispuesto. Sea lo que sea lo haré esta noche, para asegurarme de que no hace ninguna tonería que pueda avergonzarnos y avergonzarle a él mismo - explicó. Gianna tenía miedo pues sabía que las cosas podían torcerse en cualquier momento pero tenía que intentarlo.
Inclinó la cabeza con respeto cuando recibió la aceptación de la invitación y la invitación de Ser Clarinthe a Aguasdulces.
- Será para mi un honor - dijo respondiendo a ambas cuestiones.
Miró a lady Tully para ver si quería comentar con ella algo más o si por el contrario debía irse ya. Pero entonces recordó una cosa.
- Es posible que Guileon quiera hablar contigo... para disculparse por su compartamiento, espero. - dijo algo nerviosa pues sospechaba que su hijo no querría solamente disculparse con ella.
La chica asintió con la cabeza, aceptando las palabras de Lady Gianna. Y cuando notó que la mujer tenía intención de terminar la conversación se puso ella también en disposición para ello. Pero con sus últimas palabras detuvo cualquier movimiento y una sonrisa se afiló, ladeada, en sus labios.
—Por supuesto. Estaré encantada de hablar con él cuando guste. Podéis decirle que venga a verme, estaré aquí toda la tarde.
Después de aquello se puso en pie para acompañarla a la puerta.
—Ha sido un placer hablar con vos, Lady Gianna. Espero que podamos hablar de nuevo antes de que me marche de regreso a Aguasdulces.
Gianna siguió hasta la puerta a Ser Clarinthe y asintió a sus palabras.
- Mañana marcharemos en cuanto acabe la ceremonia.- le dijo. Gianna no tenía intención de quedarse ni un segundo más de lo necesario en aquel castillo. Se dio cuenta de que sus palabras pudieron sonar algo bruscas.- Me refería que dadas las circunstancias, ardo en deseos de llevar a mi hijo de vuelta a Nueva Esperanza en cuanto sea protocolariamente adecuado. Estaré encantada de hablar con vos mañana. - dijo y rezó a los siete para que todo saliera bien.
Tras una reverencia salió de los aposentos de Ser Clarinthe si ella no tenía más que añadir.
Aquí se acaban las conversaciones.
Pasamos a: Capítulo 6: Enlace.