Nos han sugerido la creación de una escena para dejar las «citas célebres» de la partida, o fragmentos que os hayan llamado la atención, al jugar o al leer después. Para recordar esos momentos en los que os partisteis de risa o también aquellos más emotivos.
Así que aquí la tenéis, para que compilemos entre todos lo más memorable del último mes.
Mi adorada Bessa, mi sol, mi vida...
Espero que algún día sepas perdonar a tu madre, por lo que te revelo aquí, en tinta y alma.
Te dije, hace dos noches, que el matrimonio no siempre era feliz. Que no siempre había amor, y que las dificultades eran frecuentes. Pues bien, Bessa, debes saber que mi matrimonio no fue tampoco fácil, en un inicio. Llegué a entregarle al final mi amor a Esthal, tu padre, a efectos prácticos, pero los primeros años fueron años de incertidumbre.
No me casé con él por amor. Me casé por el bien de nuestra Casa. Y durante ese periodo no tan certero, yací con Lord Lyonell. La última noche que pasamos juntos, antes de que tú nacieras, fue hace diecinueve años. Poco después, supe que estaba encinta. Y no fui capaz de determinar si mi embarazo era fruto de su semilla, o de la de Esthal. Nunca me atreví a decírselo. Ni a decírtelo. Y he cometido un pecado horrible al querer casarte con Urthen, sabiendo que era harto probable que ambos fuérais hermanos.
La culpa me asola, y debo enfrentar las consecuencias de mis actos. Debo irme lejos, Bessa, y no puedo despedirme, porque no lo merezco.
He procurado darte el mejor futuro posible, pero jamás voy a poder perdonarme el haberte metido en esto. El haberte dejado sola. Lady Harriet ha sido justa al permitirme escribirte esta última carta, y con este último sacrificio, intento que nuestra Casa, que tu nombre y que tu hijo, queden en buen lugar.
No deberás casarte con Urthen, pero ahora tendrás que demostrar cuánto has aprendido, cuánto has crecido. Serás Lady Hawick. Y tendrás que jurar lealtad y agachar la cabeza y obedecer. No hagas ninguna estupidez, Bessa. Esto es lo mejor que he podido hacer por ti. Honra la memoria de Esthal. Él era un hombre bueno y honorable. Lleves o no su sangre, te pareces más a él de lo que te pudiste parecer a mí jamás, y nada me consuela más en este momento aciago.
Y si tan sólo puedo pedirte una concesión, a pesar de mi descaro y de mi pecado, me gustaría que plantaras rosas rojas en ese lugar, en el que el suelo ha quedado manchado por la sangre derramada a causa de este cúmulo de mentiras y medias verdades. Obsérvalas, cuando crezcan, y recuérdate a ti misma que no debes dejar que te suceda lo mismo. Que no debes caer en los mismos vicios.
Te quiero, hija mia. Me voy dejando un pedazo de mi alma atrás. Pensaré siempre en ti. Rezaré a los Siete para que me perdonen. Para que me perdones.
Te recordaré siempre.
Había hablado mucho aquella tarde, y había tomado la decisión de al menos interceder en la liberación de Guileon. Le había gustado hablar con él, no lo podía negar, lo sentía mucho más cercano que al resto, y más sincero, creía firmemente en que podía confiar en él. Además, sabía que la amaba y aunque quizás sus sentimientos no fueran tan intensos, sí los tenía, le apreciaba mucho.
Bessa pensando sobre Guileon, cuan equivocada estaba.
Estadios de alarma en Gianna:
- Fase I - Empieza la alerta amarilla -
Mawney a Gianna:
-¿Estás segura de que quiere regresar a Nueva Esperanza? Desde luego Morna le ha puesto delante de las narices demasiados platos jugosos para que no se marche. Pero, y ahí es dónde me pierdo, ¿qué papel interpreta Bessa en este juego? Si lo que me dijo Guileon después de forzarlo bastante a que hablara es cierto, ama a la novia, y ésta a él, no. Aunque creo que ha jugado con él. ¡Guileon me pidió que matara a Urthen y achacáramos la muerte a Valder, o a otro, a quien fuera! .
- Fase II - Pasamos a alerta naranja -
Mawney a Gianna:
-Gianna, es tu hijo. No voy a decirte cómo manejarlo, pero va por libre. A lady Tully la abordó, a horas de conocerla, conspirando contra Urthen y aireando su amor por Bessa. Y es así, al parecer va por ahí buscando aliados para quitar de en medio al novio, incluso siendo que Bessa ya no sabe qué hacer para darle calabazas en toda la cara. Sí que fueron amantes, estoy convencido de ello, apostaría mi melena...
- Fase III - Alerta naranja intensa -
Mawney a Gianna:
yo regresaría a Nueva Esperanza con Guileon atado y amordazado.
- Fase IV - Nos acercamos a zona volcánica peligrosa -
Guileon a Gianna con Mawney presente:
—Lo lamento madre, si no cumplo con vuestras expectativas —dijo en un tono contrito y la mirada baja, acercándose a la mesa de madera donde las copas de vino se acumulaban por doquier— Pero habéis llegado tarde... ¡Un año antes, y nada hubiera opacado la felicidad de ver vuestro rostro, el de Mawney...! Huir de las sonrisas condescendientes de este condenado lugar para finalmente forjar mi destino... Y ahora cuando por fin soy feliz aquí, habéis regresado, y todo me es arrebatado...
- Fase V - ALERTA ROJA, YO TE JURO QUE TE ENCIERRO,
Guileon a Gianna con Mawney presente:
Pero no puedo responder por mis actos. Si queréis honestidad, os digo ahora: dejad a esos guardias apostados en la entrada de mi habitación. Ahorradme la ceremonia en el septo, el banquete, o tan siquiera el encamamiento. Si me encuentro presente cuando se lleven a Bessa al lecho junto a Urthen, juro por el Desconocido... —agregó temblando de furia— que la cabeza del Haffer rodará por las alfombras de Myr incluso antes de que este pueda posar su mirada extraviada sobre mi amada.
LAS POLEMICAS CARTAS A GUILEON (PRE-PARTIDA)
Querido Guileon,
Espero que al recibir esta carta os encontréis bien, disfrutando de un día soleado y una brisa ligera, como la que reciben en estos momentos las tierras de mi padre. Días como estos son mis favoritos, pues el césped parece más verde, el cielo más azul, y el sol me llena de vitalidad, acelerando mi pulso en anticipación expectante a lo que me deparara el destino. Me parecen días perfectos para entrenar arduamente el uso de la espada, aunque mi hermano de seguro estaría en desacuerdo con tales esfuerzos bajo el brillo del sol. Quizás vos también lo estariais. Muchos prefieren, de forma quizás más sensata, entrenar cuando el clima ayuda a sosegar el cansancio, sin embargo a mí el sol golpeando mi piel me resulta increíblemente estimulante, y la brisa que me acaricia es el único bálsamo que necesito. Además, quiero creer que vos entenderiáis la fantástica excusa que eso proporciona para luego ir a refrescarse al río y disfrutar de las últimas horas de la jornada nadando libre de cualquier preocupación, un panorama ideal especialmente si se lleva a cabo en la compañía adecuada.
Pero basta de mis planes soñados. Lo cierto es que el único momento libre que tendré el día de hoy lo estoy invirtiendo en escribir la carta que ahora os dirijo, que a falta de vos es la mejor inversión de mi tiempo de ocio que podría imaginar. Espero que no considereis lo que os confesaré un atrevimiento, pues ni en mis peores pesadillas soportaría el ofenderos, pero desde mi regreso a Puño del Río no he dejado de añorar vuestra presencia a mi lado, o de preguntarme si vos me añorais también desde que nuestros caminos se separaron. No temáis ser sincero conmigo, sé que mi presenia en las tierras de los Hawick no fue muy extensa, y no pretendo haberos deslumbrado como me habéis hecho vos a mí. Vuestra luz sería capaz de encandilar a cualquiera, compitiendo con el mismísimo sol que hoy me baña con sus rayos, y en su fuerza única e irresistible no podría encontrar comparación en otro hombre, incluyéndome. He de conformarme con imaginar ser entonces la brisa que os aliviara o las aguas que calmaran vuestro calor.
Sé que os pongo en una situación complicada al confesaros mis sentimientos, mas me gustaría que entendierais que guardarlos en secreto me quemaba por dentro. No espero de vos más que una amistad, pues comprendo que vuestra lealtad se encuentra con los Hawick y yo mismo sería incapaz de causarle daño alguno a la dulce Bessa, con quien no tardaré en desposarme y a quien pretendo darle una vida plena y llena de felicidad, como tan noble dama merece. Sin embargo, aún con el respeto y cariño que siento por ella, me traicionaría a mí mismo si no os escribiera esta carta para haceros saber que, cuando cierro los ojos, es vuestra imagen la que veo frente a mí.
Expuesto y abierto mi corazón ante vos, os ruego la máxima discreción en estos asuntos, que me comprometo a no volver a mencionar siquiera si así lo deseais. Me haría profundamente infeliz molestaros de alguna manera, y nada me causaría más dolor que causar vuestro distanciamiento de mi persona, así que os pido encarecidamente que si vuestro corazón no late a la par que el mío no consideréis la pureza de mis sentimientos una ofensa para nuestra relación de amistad a futuro y me hagáis saber de cualquier malestar que os causara para disculparme si mi sinceridad os ha hecho sentir incómodo.
Vuestra brisa ligera y aguas calmadas,
Urthen Haffer.
Querido Guileon,
¿Habéis recibido mi anterior misiva? He esperado pacientemente por vuestra respuesta, pero vuestro silencio me obliga a preguntarme si acaso os he ofendido con algo de lo que os dije en mi primera carta. No negaré que esta es una posibilidad ante la cual la ansiedad me carcome. ¿He hablado de más? ¿He sobrestimado, quizás, la confianza que había entre nosotros? Si ha sido así, os ruego me disculpéis.
Por favor, os ruego respondáis en esta ocasión, aunque sea tan solo para hacerme saber de la profundidad de mi ofensa. Os prometo que todo lo que dije fue desde el afecto que siento por vos, y bajo ningún concepto hubiese querido que os sintieráis nada menos que halagado por lo que eran palabras puras y sinceras.
Atentamente,
Urthen Haffer.
El momento épico en el que la mierda empezó a volar por los aires en todas direcciones:
Mawney había estado grave y serio presenciando la ejecución. Y cuando terminó, y Lady Harriet reclamó la explicación que él hubiera querido dar antes de la muerte de Ser Lyonell y no después, hizo un leve, levísimo gesto de encogerse de hombros. Aún dudaba si tenía sentido explicarse.
Pero aún así, dio una mirada al cuerpo que se llevaban, y después a los presentes, para acabar fijando sus ojos en la única pupila de Lady Harriet.
- Mi Señora Tully. - Se inclinó, y cerró los ojos ordenando sus pensamientos, tenía mucho que decir. Y prosiguió- Antes Ser Guileon ha insinuado que su acusación provenía de algo que yo le había dicho. Después el propio Ser Lyonell se ha condenado con sus palabras, pero antes no podíamos estar seguros de que quien hubiera detrás del asesinato de Lord Hawick fuera Ser Lyonell. Y eso es porque lo que le conté al heredero de la Casa Vance fue, como él mismo ha admitido, un rumor.
Os ruego que toméis lo que voy a decir ahora como lo que son: rumores. No soy juez, no compruebo. No sé qué es cierto y qué no, no me tengáis a mal mis palabras, no matéis a quien repite aunque lo que repite sea infame.
Veréis, soy consejero. Uno joven, además, no tengo a mis espaldas la experiencia de los Maestres, o de la edad por sí sola. Y debo buscar herramientas para poder ejercer mi misión. Aconsejar. ¿Cómo puedo emitir un consejo con un mínimo de solidez? Tengo mi propia red de informadores. Son fuentes múltiples, variadas, muchas ni siquiera saben que lo son. La gente habla, comenta, critica. La gente intenta ocultarse cuando dice o hace cosas, pero siempre hay uno, u otro que le ve, o le escucha. Y es en eso en lo que me baso, es en esas fuentes en las que bebo, me nutro. En el ¿Qué se dice...?
Se dice. -El tono de su voz remarcó las dos palabras.-
Se dice que Ser Lyonell, y no estoy diciendo Lord Haffer, contrató a una Hermandad de asesinos para matar a Lord Esthal. Su declaración le ha señalado inequívocamente, el rumor era cierto. Curioso, porque, ¿qué razón movía a Ser Lyonell a eso? Pues, se dice, que en el pasado tuvo un tórrido romance con la esposa de su objetivo, Lady Morna. En ese caso, quizá quisiera esposarse con ella cuando enviudara, es posible. Y también se dice que de ese romance nació lady Bessa. O sea, que es posible que ella haya cometido parricidio, puesto que acaba de matar a su padre. Y, se dice, que la joven dama lo sabía. Y se dice que Ser Lyonell se lo confesó a Lady Morna, de la que se dice es la hambrienta amante de todos y todas.
¿Y porqué no he dicho Lord Haffer, sino Ser Lyonell? Pues porque se dice que su hijo primogénito, lord Urthen, le hizo firmar la renuncia a su Señorío, y que ahora él es Lord Haffer. Con vuestro Maestre Debian como testigo. Si eso fuera cierto, entonces posiblemente a quién esposara su hermano, lord Valder, tomaría importancia relevante. Y se dice, que éste está muy enfermo y que ante la proximidad de su muerte... se dice que ha contraído matrimonio en secreto con lady Thaena. De la que, por cierto, se dice que es la hija bastarda de Lord Hawick. Todo quedaría en casa, si Lord Urthen y lady Bessa se casan, porque, además, si lo que se dice es cierto, ambos contrayentes serían hermanos. Lo que no es tan inusual si recordamos la historia antigua. Muy antigua, ciertamente.
Se dice también que Lord Urthen es impotente, a menos que se encame con su amor secreto, a quien se dice ha estado enviando cartas de amor que el interesado no ha llegado a recibir, interceptadas y escondidas por su Señora Morna, de la que es rehén y pupilo. Lady Morna pidió que se dejaran dedicatorias durante el Torneo, y se dice que fue para asegurarse de quién era el autor de las cartas comparando las escrituras.
De ese rehén, del que se dice que ha tenido que sufrir las incontables sesiones de cama y asedio de Lady Morna, insaciable con el muchacho, se dice que ama a lady Bessa, y ésta le ha correspondido, o lo ha aparentado. Sin embargo, también se dice que si la boda se realiza, lady Bessa tendrá un retoño incluso antes de los nueve meses de rigor, porque, se dice, está ya embarazada. Y que el padre, según se dice, podría ser el rehén, Ser Guileon, sí, pero, y aún se complica más la cosa, hay otros que aseguran que se dice que el padre sería el difunto Lord Hawick, que no habría cometido incesto puesto que Bessa no sería hija suya, y que ella le amaba con un amor mucho más que filial.
Como veis todos estos rumores son variopintos y extraños, muchos desde luego serán mentira, ¿Y otros? ¿Alguno? ¿Ninguno? Si los analizamos todos se entretejen alrededor de los Hawick y los Haffer, con los Vance como simples víctimas o incluso espectadores si pensamos en Lady Gianna, y con la Casa Tully al margen. ¿Sí?
Quizá no. Se dice que la Maestre Hazzea, con su dominio de las artes del veneno y las pociones, tenía el encargo por parte de su amor secreto, Ser Lyonell, de quitar de enmedio a Ser Clarinthe, ya que es más que difícil hacerlo por las armas, y se dice que eso es porque sin Ser Clarinthe como vuestra heredera, Ser Lyonell hubiera podido cortejaros y esposaros a vos, Lady Harriet, para daros un retoño que llegara a ser el Lord de vuestras tierras. Se dice también que lord Emmon Blackwood pagó a un tatuado luchador mercenario para que acabase en la arena del Torneo con Ser Guileon, con la intención de quedar como único candidato a la mano de vuestra hija, y que en esa misma arena el maestro de armas de los Vance, Umber, se dice que murió por causa del mandoble de una mujer extranjera que había sido pagada por lord Petryl Mallister con la intención de impedir la boda de Lady Bessa, de la que está, se dice, perdidamente enamorado.
Había hablado rápido y casi sin aliento, como si destapara un enorme odre de vino y el contenido se derramara en el suelo imparable e incontenible, salpicando a unos y otros sin distinción.
Bien, MiLady, con todos estos rumores recopilados estos breves días os daréis cuenta de lo complicada que es la vida de un consejero. Puede que algo de lo que he dicho sea cierto, y es muy probable que por ello esté mi cabeza ahora mismo casi rodando. Lo sé. Pero me debo a los Vance, y si hay algo que valoro por encima de cualquier otra cosa, es la lealtad. Y como leal a mi Señora y a su heredero, por ellos, prefiero que sepáis a que ignoréis...
Tuvimos que homenajearlo en el epílogo, porque ese «se dice» se ha quedado para el recuerdo.
El momento en el que definitivamente, Morna se convierte en Jenny de Piedrasviejas
Lady Harriet, a Lady Morna:
—Me trae sin cuidado que tu hija esté encinta. Nacen bastardos cada día en Poniente. Pero no me trae sin cuidado lo que has hecho aquí, en las tierras en las que juraste servirme. Pero yo también soy madre —señaló—, y entiendo que te preocupes por tu hija. De modo que te daré a escoger.
»Podéis seguir adelante tal y como habéis hecho hasta ahora, pero sin la boda que ibais a celebrar hoy. Y sin nuestro apoyo. No habrá acuerdos comerciales con vosotros. No habrá protección por nuestra parte. No tendrás nada de la Tierra de los Ríos. Puedes buscar matrimonio para tu hija, pero no lo encontrarás entre mis vasallos, y el bastardo que lleva en su vientre crecerá sin padre. Se sabrá lo que has intentado. Los Hawick serán repudiados, y ningún comerciante pasará por vuestras tierras. —Hizo una pausa—. Me equivoqué un día aceptando tu juramento y tu vasallaje, eso es evidente. No voy a arrebatarte tu título ni tus tierras, pero tampoco voy a ayudarte. Tu lascivia y no tu lealtad te ha traído hasta aquí. Que sea ella la que te saque de esta situación entonces.
Durante unos segundos se quedó callada, dejando que Morna asumiera todo lo que significaba aquello.
—O puedo ayudaros. Tu hija se casará con mi hijo Edmure. Yo asumiré la compensación para con los Haffer por la cancelación de este enlace. El bastardo será educado, y se le buscará un puesto de responsabilidad cuando pueda asumirla. Los hijos del matrimonio llevarán el apellido de tu hija, y Fuerte Floresta será esplendoroso. —Dicho de aquella forma era evidente que había algo que matizar aún—. Pero hay una condición.
»Te marcharás hoy mismo. No volverás a hablar con tu hija, ni le escribirás, sólo una carta antes de abandonar esta sala contándole la verdad. Dejarás Poniente y no volverás nunca. Puedes coger todo lo que puedas cargar de las arcas de tu Casa: yo lo repondré. Suficiente para coger un barco a Essos y convertirte en cortesana1, estoy segura de que tienes un buen futuro allí. Tu hija gobernará Fuerte Floresta tan bien como le hayas enseñado, asesorada por los suyos y por la familia de su marido. Y los Hawick pervivirán.
Lady Morna, a Lady Harriet:
Morna aguantó cada palabra, cada acusación, en pie, inmóvil, y con los ojos cerrados. Escuchó aquella primera opción que se desdibujaba ante sus pupilas claras y ardientes, aquel posible destino, para ella, para su hija, para su Casa, incapaz de hablar, queriendo conservar aún la entereza. Diciéndose que no debía flaquear, que no debía ceder ante la congoja que oprimía su corazón, con ahínco.
Y si bien aquel primer esbozo la acongojaba profundamente, fue la mención, la explicación del segundo, la que terminó por quebrar su voluntad de mantenerse firme, en aquel día aciago, en el que lo había perdido todo. Todo, menos a su hija, pensó, mientras, finalmente, unas lágrimas silenciosas e inevitables, anegaban sus mejillas, adelantando el sabor amargo de una despedida que sería tan dolorosa como arrancar de su misma un pedazo de su alma.
- Me iré.- dijo, con voz rota, sintiendo el peso ominoso de sus propias palabras sobre la espalda. No hubo arrepentimientos ante su propia confesión en su fuero interno, pues sabía que no había tenido opción. La verdad, al final, acababa asomando, de algún modo. Y la mirada que Lady Tully le dedicaba a su maestre terminaba de confirmar que lo único que necesitaba era sacarle aquellas palabras para confirmar lo que de seguro sabía de antemano. Su presencia en la boda, acompañada de todos aquellos soldados, lo atestiguaba. Su sentencia firme sobre Lyonell, castigándola con la visión de una hija derramando la sangre de un padre, también. Su propio repudio o exilio, que la alejaba de la posibilidad de repetir lo que había dicho ante otros oídos, terminaba de reforzarlo.
Pero cualquier orgullo, cualquier sospecha, y cualquier afrenta, quedaba subyugada bajo la única certeza que había guiado su vida, desde que tuviese por primera vez a Bessa en brazos. Y aquella certeza era, que Morna haría cualquier cosa por proteger lo único que de verdad había amado profundamente. Que haría cualquier cosa, por salvaguardar el futuro de su hija. Que daría la propia vida, por evitarle la desgracia que amenazaba con caer sobre ella, sobre su futuro, sobre el fruto de su vientre.
Acción:
—¿Ha sido con el brazo bueno, Ser? Mi madre golpea más duro que vos —mintió el muchacho mientras se llevaba la mano a la mejilla.
Reacción:
Una mancha entre negra y verde comenzaba a ganar terreno donde su nariz había estado. Unos pocos centímetros para el costado se encontraba su nueva nariz, digna de quien ha salido recientemente de un combate cuerpo a cuerpo.
Lady Gianna viendo como sus intenciones de alinear a su familia con los Tullyvolaban por la ventana - la película - :
FASE I - Las evidencias estaban ahí
Clarinthe a Guileon
Hizo una pausa, midiendo al Vance con la mirada.
—Decidme —instó, señalándolo con la barbilla—. ¿Os ha enviado vuestra madre a cortejarme? ¿Estáis aquí intentando cazar a la heredera de la Tierra de los Ríos o queréis aprender de la caballera?
FASE II - Demasiado bonito para ser verdad
Debian a Gianna
Hizo una pausa en la que con un gesto pidió permiso para servirse un vaso de agua, de la jarra que Lady Gianna tenía sobre la mesa.
—Para terminar, Lady Harriet quiere saber si existe disposición por vuestra parte para negociar un compromiso entre vuestro heredero y la suya. Como dije esta mañana, no es la única opción que estamos valorando, pero sí es una de las que más interés despiertan en vuestra Señora. Supongo que comprendéis el alcance de esta oferta. Vuestro hijo se convertiría en el futuro en Lord Tully y Señor de todas las Tierras de los Ríos. —Escrutó el rostro de Lady Gianna durante algunos segundos antes de continuar—. La líder de la Casa sería Ser Clarinthe, por supuesto, pero él ocuparía la posición de su consorte.
FASE III - En efecto, demasiado bonito para ser verdad
Guileon a Gianna
—No sé nada con certeza, madre —comenzó— Pero Ser Clarinthe es terca como una mula. Si ella llegara a tener reparos en nuestra unión, no estoy seguro que exista progenitor alguno capaz de dominarla.
SE TRASCA LA MAGEDIA
Guileon atajó a su madre antes de que continuara.
—De Ser Clarinthe me encargo yo, madre. He hecho buenas migas y creo que sé por donde acometerle.
FASE IV - Gianna empieza a sospechar que no va a salir bien
Clarinthe a Gianna
Luego sonrió de medio lado, recuperando esa sonrisa afilada que tanto solían lucir sus labios.
—Vuestro hijo es, a día de hoy, un niño indiscreto, mi Lady, un patán sediento de halagos con la lengua muy larga y las miras muy cortas. Pero tengo presente que ha sido criado en una cárcel. Una cárcel florida e intoxicante, llena de bellos aromas... pero una cárcel. —Bebió un sorbo de su copa y continuó—. Desconozco qué le han enseñado durante sus años en Fuerte Floresta, si es que le han enseñado algo, pero desde luego el arte de la discreción le queda muy lejos. Al minuto de conocerme ya me estaba declarando su amor por otra mujer y tratando de aliarse conmigo para perjudicar al prometido de esa mujer.
FASE V - Ni de coña va a salir bien
Mawney a Gianna
Miniinfarto I
-Gianna, es tu hijo. No voy a decirte cómo manejarlo, pero va por libre. A lady Tully la abordó, a horas de conocerla, conspirando contra Urthen y aireando su amor por Bessa.
Miniinfarto II
-Deberás tomar cartas en el asunto, cartas drásticas. Me ha pedido que esté a su disposición si realmente le quiero. Ha ofrecido complacer mis deseos sexuales a cambio de que mate a quien me diga, y que aún no sabe a quién. Siento decírtelo así, pero prefiero que sepas quién es Guileon hoy. Está fuera de sí, consumido por la rabia. Hará cualquier tontería. Yo le he seguido la corriente, claro, como él esperaba de mí. Pero sinceramente, Gianna, él va a echar a perder tus planes, y su futuro. Y el de los Vance. Habrá que encerrarlo, quizá podamos justificar una dolencia, quizá alguna excusa convincente. Yo puedo engañarlo un tiempo, pero no durante todo el evento. Esa es la verdad.
FASE VI - Oh, no... señora yo lo había encerrado por algo!
Lady Harriet a Guileon
Tras esas palabras se echó hacia atrás, apoyando la espalda, y clavó su mirada en el último que había llegado.
—Ser Guileon Vance —lo llamó—. Me han hablado mucho de ti. —El tono de la voz era más firme que amistoso—. Da un paso al frente y explica a todos lo que le has dicho a Ser Clarinthe.
FASE VII - NO NO NO NO NO
Guileon a Mawney y Gianna
Se cuadró a un lado de Mawney, pero con la mirada también abarcaba a su madre.
—Escucha... sólo diles la verdad respecto a Lord Lyonell, y todo saldrá bien. Tengo un acuerdo con Ser Clarinthe —bajó la voz antes de añadir— Ellos no saben lo que tú eres. Esa parte resérvala para ti mismo. Procura demostrar que el conocimiento que poseías no era más que un rumor y no una certeza, pero di toda la verdad o estaremos en problemas.
NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO
El muchacho desvió la mirada hasta entonces clavada en los ojos de su amigo para contemplar a su madre. Era una mirada triste, pero determinada.
—Por vuestra propia seguridad, madre, es mejor que no lo sepas. Confía en mí.
FASE VIII - Si no te hubiera desheredado ya, te juro que te mataba hijo mio
Guileon a Gianna
Guileon tardó en comprender el alcance de las palabras de Lady Gianna. Se quedó mirando al vacío unos momentos, con el rostro desencajado.
—No... —dijo primero suavemente, negando con la cabeza— No. ¿Habéis hablado con Ser Clarinthe? Tengo un pacto con ella. Si yo entregaba a Lord Lyonell, ella se encargaría de romper nuestra unión, y así sería yo libre de volver a Nueva Esperanza contigo como soltero. ¿Estaba Ser Clarinthe presente en las conversaciones?
Todo este post se puede resumir en este meme...
⋩ Capítulo 5: Festejos II (Guileon + Morna) ⋨ - El Gran Fallo de Guileon
Guileon negó con la cabeza, apretando los labios en un claro gesto de desdén.
—No. No es necesario hablar de eso. Los rumores de la chusma no deben afectarnos —concedió con una media sonrisa. Lady Morna le había enseñado aquello.
Sintió el contacto suave de las manos de la mujer sobre las suyas como una sutil insinuación.
—Un hombre libre —repitió con solemnidad— Toda mi vida me he sentido acorralado. Por los fantasmas de mi pasado, que ahora han vuelto. Y por los fantasmas del mañana, que ahora contemplo extasiado. Yo también os voy a extrañar, mi Lady. Todo lo que se os lo debo a vos.
Atrapó uno de los dedos de Lady Morna entre dos de los suyos, y comenzó a recorrerlo, con delicadeza.
—Un hombre libre —insistió— Pero, ¿qué es la libertad? En el sitrang de los Siete Reinos, no todas las piezas tienen el mismo valor. Hay elefantes, poderosos pero lentos, que sólo pueden moverse hacia lo inmediato —las caricias se volvieron más bruscas, urgentes— Hay catapultas, capaces de pasar de un lado al otro del tablero, pero no por las casillas intermedias —la otra de sus manos se deslizó hacia la estrecha cintura de la dama, apretándola con firmeza— Finalmente está la Reina, para quien ningún movimiento está vetado —acercó su rostro aún más, confundiendo sus alientos, ahogándose en aquellos ojos claros en busca de una señal. El muchacho se erigió cuan alto era, su cuerpo esbelto a escasos centímetros del de la mujer.
—Para la Reina —repitió humedeciéndose los labios— Nada está vetado.
Morna mantiene el control
[...]
- Ni las reinas, ni los príncipes, consiguen siempre lo que desean...-dijo, estirando sus palabras, acercándose a su oído, mientras su mano volvía al mismo lugar, afianzandose en torno al miembro duro y desnudo- Creía que me encontraba frente al pupilo de Lady Morna, y no frente a un desvergonzado mozo de taberna ... Asumiré que los humores no circulan ahora por tu cuerpo como debieran- dijo, apretando poco a poco, hasta rozar tímidamente la fina línea entre el dolor y el placer.
- Debe ser así, de hecho, porque has olvidado un detalle muy importante. - susurró, exhalando, despacio, tirando suavemente de su miembro para acercarlo un poco más a ella, como si con ello, fuese a oírla mejor- Las Reinas... No se arrodillan. Jamás.- sentenció- Y sin embargo... Sí que tienden una mano a sus vasallos, de ser buenas regentes, en momentos de necesidad... -añadió, rozando con los labios, el lóbulo de su oreja, suave, cadenciosa-- Y eso te daré... Mi mano, ni más... Ni menos... -concluyó, deslizando su palma, con desquiciante lentitud, a lo largo del falo enhiesto.
Todo tiene sus versiones, incluídas las conversaciones sobre Reinas y sitrag, en las que se omite la desvergüenza de algunos XD
Ésta conversación fue apodada entre bambalinas como "El discurso de la Reina"
El fin de una amistad.
»La primera es sobre lady Thaena Blanetree. Os ruego que seáis justa con ella, pues la afrenta que cometió al mentirme se la he perdonado. También le dije que no hablaría de ello, pero mi lealtad es con vos, y hoy ha sido un día demasiado confuso para mí. ―A medida que hablaba Bessa sentía el dolor por informar de aquello, ya que ella le deseaba lo mejor a su amiga―. Ella tenía miedo de dar a conocer quien era, pues lady Thaena murió hace tiempo y la que vino aquí como doncella es una mujer conocida como Lisette, una joven que la acompañaba; ella tenía miedo de quedar sola y sin nada después de aquel ataque.
Suspiró dolida.
―Ella cumplió con el deber que había sido asignado a lady Thaena, y la he perdonado, porque hoy mismo he sentido un temor similar, y si no fuera por vosotros, ahora me sentiría sola, al igual que ella. ―Cerró los ojos―. Ahora quiere informar de la muerte de lady Thaena, fingiendo que ella se habría desposado con lord Valder para luego morir, y luego que este se volviera a casa con Lisette.
La amabilidad de Lady Harriet.
—En cuanto a tu amiga, no me estás pidiendo que sea justa, me estás pidiendo que sea permisiva —señaló—. Es una plebeya que se ha hecho pasar durante años por una noble —afirmó con dureza—. Fuera cual fuera su circunstancia, se aprovechó de ti y de vuestra familia. De vuestra confianza. No puedo permitir algo así.
A pesar de la dureza de sus palabras, era evidente que Lady Harriet no había terminado de hablar.
—Sin embargo, es cierto que a día de hoy es una noble de pleno derecho por matrimonio. Mientras su marido no se haya casado sumergido en el engaño, sólo tendrán que pagar por los años que ella ha cometido su crimen. —Por la forma que tenía su madre de hablar, Ser Clarinthe dibujó el atisbo de una sonrisa. Quizá anticipaba lo que estaba por venir—. Supongo que un buen pago por parte de los Haffer podría ser suficiente penitencia. Un pago igual a la compensación que esperan tomar de tu Casa, por ejemplo —explicó, sin hacer mayor hincapié o dar más relevancia a la argucia que eso suponía.
Hay que reconocer que el castigo que le impuso le pareció bien ya que Bessa no creyó en ningún momento que debía compensar a los Haffer. Solo tuvo que callarse y agachar la cabeza después de quejarse. Fue el siguiente fragmento:
No fui yo quien rompió el acuerdo, pues este fue llevado por nuestros padres y una de las partes asesinó a la otra, con lo que viéndolo como yo lo veo, fue ese hombre quien lo rompió, y aunque yo había albergado dudas antes de la muerte de mi padre, al final me había decidido a cumplir con el compromiso. Solo quería que supierais mi opinión sobre ello, aun así aceptaré lo que digáis, pero os pediría por favor que no me pidáis que me disculpe con los Haffer por ello.
Respuesta amable de Lady Harriet:
—En primer lugar —dijo con seriedad—. Los acuerdos se cumplen. No me importa todo lo que suceda alrededor. Si una de mis familias vasallas firma un acuerdo, lo cumple. Sin excepción. El acuerdo de matrimonio estaba claro, negociado y firmado. Tu madre, con sus muchos defectos, lo sabía, y por eso llegó aquí anunciando que habría boda —afirmó antes de echarse hacia adelante en el asiento—. El único motivo por el que ahora no estás casándote con Lord Urthen es que no voy a permitir que en la Tierra de los Ríos haya un matrimonio entre dos hermanos. Eso sería un pecado ante los Siete. Un crimen.
Lady Harriet volvió a guardar silencio durante unos segundos.
—Ten eso claro. No aceptaré como vasalla a una persona que no cumpla su palabra, o que no respalde la mía, como tú pretendías no respaldar la de tu familia —afirmó con severidad—. Aunque ahora lo tendrás más fácil. Antes tu madre decidía por ti. Ahora tú serás la señora de Fuerte Floresta, y decidirás por todos.
»En segundo lugar —prosiguió—. No debes a los Haffer ningún tipo de disculpa. Ya van a tener su compensación. No voy a vaciar mis arcas para que iniciéis una relación donde tú les debas algo. Pero del mismo modo, ellos tampoco te deben nada a ti. El asesino ha pagado por su crimen, tú misma lo has ejecutado. Sus hijos pueden parecerte detestables, pero no toleraré rencillas entre mis vasallos. —Hizo una pausa—. No les escribas. No los visites. No comercies con ellos. Hay Casas suficientes con las que parlamentar. Pero si tú los juzgas por el crimen de su padre, tendrás que aceptar que te juzguen a ti por las faltas de tu madre.
Torneo de Bardos - Ser Cantamañanas (polite version)
Esta es una historia
que acaba en una boda,
no hablaremos del novio
aunque sí de la novia.
Si juntamos una rosa
y un hacha con corona
tenemos un rehén
y una futura señora.
La quiere como su hermana,
la quiere como su hermana,
nadie sabe si es un Vance
o sólo un cantamañanas.
En Fuerte Florido
se oye que el pupilo
ha estado confundiendo
amigos y enemigos.
Se dice que el chiquillo
está más que perdido.
Ya no sabe quién es,
no recuerda su apellido.
La quiere como su hermana,
la quiere como su hermana,
nadie sabe si es un Vance
o sólo un cantamañanas.
La quiere como su hermana,
la quiere como su hermana,
nadie sabe si es un Vance
o sólo un cantamañanas.
La quiere como su hermana,
la quiere como su hermana,
nadie sabe si es un Vance
o sólo un cantamañanas.
Torneo de Bardos - Los Gases de Hazzea
Viajando al Norte por el Camino Real
la noche me alcanzó sin previo aviso.
Viajaba yo sola y temí acampar.
Por suerte había cerca un castillo.
Conforme me acercaba me di cuenta
de que quizá estaba en peligro:
caminaba, caminaba y caminaba
pero me perseguían esos ruidos.
Pensé que era tormenta,
que el cielo me caería en la cabeza,
pensé que el suelo se abriría
y no vería la luz del día.
Ni siquiera creí estar a salvo
cuando llegué a la muralla del castillo,
aunque allí todos actuaban
como si eso fuese normal, anodino.
Yo notaba todo el suelo temblar,
creía que ninguno acabaría vivo.
Hasta me agarré a un árbol
mientras todos reían con brío.
Pensé que era tormenta,
que el cielo me caería en la cabeza,
pensé que el suelo se abriría
y no vería la luz del día.
Al final me llevaron a descubrir
cuál era de todo eso el motivo.
Pensé que sería una maldición,
magia antigua o maleficio.
Pero la verdad era otra
y la descubrí como os la digo:
ahí había una maestre
liberando gases en el pasillo.
Torneo de Bardos - La Canción de Mawney
¿Era hombre, era dragón?
Decía él que de fuego era su aliento, que sería Rey de Siete,
que traería de vuelta el fulgor a Poniente...
...pero llevó la perdición.
Fuego, invierno, la tristeza consumiendo la razón,
el destino de mi tierra, amargura y desazón.
No era dragón, era terror,
era el miedo la garganta atenazando, no había réplica posible,
se acallaba la voz que llegaba a ser audible...
...ahogada en el pavor.
Fuego, invierno, la tristeza consumiendo la razón,
el destino de mi tierra, amargura y desazón.
Y en la mayor desesperanza,
un hombre valiente a su pesar, fuego y hielo unidos en sus venas,
prendió de la guerra por fin las llamas fieras ...
...iniciando así la danza.
Fuego, invierno, la tristeza consumiendo la razón,
el destino de mi tierra, amargura y desazón.
En dos días Desembarco cayó,
el Aliento de Dragón tuvo su baza, dejar Poniente para siempre,
pero él buscó de Jon Fuegoscuro la muerte...
...y la Doncella de Tarth le mató.
Fuego, invierno, la tristeza consumiendo la razón,
el destino de mi tierra, amargura y desazón...