4º día del Doncel. Mes del Doncel. Año 242 D.D.
Lugar: Estanque.
La vio salir de la Sala de Audiencias, y llegar hasta el borde del estanque, donde se detuvo pensativa.
Gianna.
Apresuró el paso hacia ella, tenían que hablar, y aunque para Mawney el momento quizá no era el mejor, puesto que apareció congestionado e inusualmente desarreglado, como si hubiera estado entrenando o corriendo, se acercó.
-Gianna, mi Lady. Quería hablarte antes que nadie más lo hiciera. -Jadeaba ligeramente, pero se repuso.- ¿Cómo estás...?
Gianna observaba el estanque. Incluso quiso tocarlo con sus manos. Luego se le ocurrió la idea de meter ahí la cabeza y no sacarla. Pero no lo hizo. Estaba un poco ida, después de todo lo que había pasado, le costaba encontrar formas de mantenerse de pie.
Cuando escuchó la voz de Mawney se dio cuenta de que era música para sus oídos. No pudo evitar sonreír con tristeza a su consejero y alzó la mirada para encontrarla con la suya. Se fijó en lo desaliñado que estaba y enarcó una ceja algo confusa. Los pensamientos se arremolinaron en su cabeza y un par de lágrimas cayeron por sus mejillas.
- Mawney... - le dijo sin saber muy bien cómo empezar la conversación.- Siento.. siento como ha acabado todo esto. No he sabido hacerlo mejor - fue lo único que consiguió decir y con un gesto de su mano le invitó a hablar.
La abrazó, con una fuerza y un cariño poco habitual. Le necesitaba, pues ahí estaba. Intentó transmitirle todo su calor, su entereza. Después se separó de ella, con una mirada casi de disculpa.
-Gianna, ¿qué te ha dicho Lady Harriet? ¿A qué te refieres con lo del cómo ha acabado todo? Debería.... debería haber acabado bien para ti, para la Casa Vance. ¿Qué ha ocurrido allí dentro?
Gianna disfrutó del abrazo de Mawney. Cuando se separaron sonrió.
- Bueno.. deben verme sufrir. Eso me ha dicho. - explicó a su consejero.- Regresaré a Nueva Esperanza a gobernar hasta el fin de mis días. Si mi marido muere me deberé casar con quien ella me diga.. y Guileon no heredará mis tierras, se casará con quien ella diga.- negó varias veces con la cabeza.
- Ella sabía lo de mi hermana Mawney, sabía que la maté hace catorce años. Puedo dar gracias de no haber acabado atada a un árbol.- le dijo diciendo en voz alta por segunda vez en su vida lo que nunca quiso pronunciar.- Por lo demás... teniendo en cuenta que Guileon está completamente perdido, no considero que esté mal. Pero deben verme sufrir, que parezca un castigo de verdad. - le dijo sincerándose. En el fondo Gianna sabía que más que castigo era un alivio todo lo que Lady Harriet había determinado, bueno, todo no. Se sentía irremediablemente sola.
Gianna puso las manos en los hombros de su consejero.
- Te va a llevar a Aguasdulces. - dijo imaginando que eso él ya lo sabía y revelando lo que realmente afligía su corazón.- Un blasón y un apellido propios, Mawney. Te.. va a quitar de mi lado para ponerte al suyo. Es una mujer inteligente, no lo niego, cualquiera querría tenerte como consejero. Pero para mi.. ha sido una estocada más. Eres la unica persona en la que puedo confiar. Sin Umber, sin Guileon, solo me quedabas tú.. - suspiró.
Respiró varias veces.
- ¿Cómo te ha ido con Lady Harriet a ti?
Asintió mientras la escuchaba, todo lo que ella iba diciendo encajaba.
-No vas a sufrir, Gianna, no va a ser tan malo. No vas a pagar por la muerte de tu hermana, vas a seguir siendo Señora de Nueva Esperanza, con todos tus derechos y tierras, sólo decidirá con quién te cases cuando enviudes... no, no va a ser tan malo. Guileon se casará también, y aunque no llegue a ser Lord Vance, tampoco llevará una mala vida. Y, según con quién le case, quizá hasta llegues a sentir orgullo.
Apretó los labios, no, no iba a ser tan malo.
-Yo iré como Consejero de Aguasdulces, no me ha dado elección. Es astuta además de inteligente, me da un apellido, y un cargo. Pero a su lado, o eso, o la muerte. Sin embargo, seguiré con mi vida, y mi trabajo será el mismo. Seguiré contando con la Hermandad. Y contigo. Podremos vernos libremente, contar con la ayuda mutua.
Asintió de nuevo, y una sonrisa ligeramente triste iluminó su cara.
-Vamos a estar bien... los tres. No hemos ganado, Gianna. Pero tampoco hemos perdido... tanto como otras Casas.
Gianna sonrió a Mawney.
- Ya se que no voy a sufrir.. pero ella quiere que parezca un castigo - le explicó. En efecto, Gianna también pensaba que Lady Harriet era muy lista y astuta.
Asintió a las palabras de Mawney, estaba totalmente de acuerdo con lo que había dicho. Cuando mencionó que se volverían a ver no puedo evitar sonreir. Se había hecho a la idea de que no volvería a verle, pero aquello era una buena noticia.
- En Nueva Esperanza siempre tendrás un hogar. - le dijo con la mano en el corazón y volvió a abrazarle.
Asintió a las palabras de Mawney. Era verdad lo que decía, ganar no habían ganado pero perder.. lo que era perder tampoco.
- Hay algo.. ¿Que querías decirme?
-¡Oh! Comprendo... la sutil diferencia del disfraz... esta mujer es realmente astuta, ya te digo. Así que todo el mundo ha de creer que estás sufriendo, enormemente. ¿Y Guileon? ¿Qué sabe de esto? ¿Para Guileon también debe constar que estás sufriendo? Ya imagino que Lady Tully te habrá dado instrucciones de qué decir... yo no podía hablarte de su decisión conmigo hasta que ella no hubiera hablado contigo.
No, sólo quería confirmarte lo que Lay Harriet te ha dicho, y hablar de nuestra peor enemiga, Morna. Tengo claro que esa serpiente prepara su veneno para inocularlo en algún momento del futuro. Debes estar preparada para evitarlo.
Asintió, él tenía sus propias garras, pero Gianna no las tenía. Y ahora él no estaría para protegerla. Y Guileon... no se podía contar con él, para nada.
Quería ver a Guileon, quizá fuera buena idea hacerlo junto a Gianna. Ya no había secretos entre ellos. En realidad no los había habido nunca, porque aunque Mawney no le dijo a ella que desde siempre había estado enamorado de Guileon, con toda probabilidad ella lo había intuido.
-Y antes de que todo acabe y nos separemos, quiero compartir sentimientos, hablar de Guileon... aunque quizá lo que debamos es hablar con él. Juntos, si tú quieres.
- Guileon no sabe nada.. y Lady Harriet solo me ha dejado claro que es un castigo y que así debe verse para el resto sobretodo Guileon, con lo bocazas que es... no podemos arriesgarnos. - dijo Gianna que todavía no había decidido cómo iba a afrontar con Guileon la conversación.
Miró a Mawney y no pudo evitar sonreir cuando habló de Morna.
- Esa mujer... esa mujer. - dijo alzando los brazos sin saber muy bien qué decir. No pudo evitar reirse. Se llevó la mano a la boca para contenerse. - Esa mujer ha venido a mi después de hablar con Harriet. Sus guardias me han llevado ante ella antes de poder salir de la sala de audiencias. Pensaba que me iba a matar, pero no ha sido tan tonta. Me ha confesado el problema que tiene. - no podía evitar reir.- Bessa no quiere casarse con Urthen... al parecer está embarazada de Guileon. Quería que casáramos a Guileon con Bessa para taparlo todo pero... - alzó las manos.- Ya no tengo ningún derecho sobre Guileon, no soy yo la que decidirá, deberá hablarlo con Lady Harriet, que le cuente, que le cuente que no solo ella se metió en la cama del pupilo sino también su hija y que está embarazada. Los dioses le han dado a Morna un castigo en forma de bastardo. - no podía evitar sonreir. La desgracia de Morna le aliviaba.- Si quiere venir a por mi, estaré atenta, no te preocupes.
Miró a Mawney y llevó una mano a su cara para acariciarle. Ella imaginaba que Mawney estaba enamorado de Guileon desde que mencionó el tatuaje y por la forma en la que hablaba de él. Imaginaba que la noticia del embarazo de Bessa podía haberle hecho algo de daño.
- Habla con libertad Mawney. Sabes que puedes confiar en mi como yo lo he hecho en ti. Eres mejor hombre de lo que Guileon será nunca. Guileon, él solo ha fastidiado su futuro. Nos tenía a los dos para salir de aquí victoriosos pero es idiota y no tiene remedio. Hablemos primero entre nosotros y luego vayamos a buscarle antes de despedirnos.
El rostro serio de Mawney fue cambiando a medida que Gianna hablaba, mostrando sorpresa y diversión a partes iguales. Algunas cosas de las que dijo, como el embarazo de Bessa que él había sugerido como rumor, las había intuido. Pero confirmarlo, y aún más, saber la reacción de Morna...
Soltó una ruidosa y sincera risotada, a la que siguieron varias más.
-¡Siete Infiernos! No te contengas, Gianna, querida mía. Estamos solos, aún no debes fingir que estás sufriendo mucho, y, ¡demonios! lo que dices es para celebrarlo. Morna besando el suelo. Como le corresponde siendo la víbora que es... jajajaja!! En fin...
Se limpió las lágrimas con el dorso de la mano, y se calmó.
-No, veré yo sólo a Guileon, si le encuentro. Y me despediré de él, sin comentar nada de esto. Soy un sentimental, ¿sabes?, a pesar de todo. Ya me he divertido bastante sabiéndolo. Quiero dejarle atrás, pero con... estilo. Eso es lo que quería decirte, que le amé. Pero ya no, aunque nunca dejaré de querer a ese chico. Es tu hijo.
Sonrió, travieso, y luego volvió a abrazar a Gianna.
-También me despido de ti ahora, mi Lady Vance. Te doy las gracias por hacer de mi lo que soy, lo bueno y lo malo, por tu confianza, por tu cariño. Mi Señora, mi dulce Gianna. No lo haré así cuando nos vayamos de Fuerte Floresta y me despida delante de los demás, porque no sería bien visto. Pero ahora...
Tomando su rostro entre las manos, la besó por última vez en mucho tiempo, la besó como el mejor amante, el más apasionado hombre que estuviera besando a la más fantástica mujer.
Gianna rió. Rió con Mawney y se sintió muchísimo mejor. Tenía razón su consejero, debían celebrarlo. Se permitió reir con libertad. Se permitió sonreir. Era la primera vez en muchos años que se liberaba de esa forma. Todo había terminado. Guileon se había perdido, pero viendo lo que había visto, era mejor así. Volvería a Nueva Esperanza a gobernar y seguramente acabara casada de nuevo, tendría que tener un nuevo heredero, eso sería una tarea pendiente.
Abrazó a Mawney al escucharle.
- Lo sé. Se que le amabas. Yo también lo hacía. Me parece lógico que quieras una despedida a solas, luego iré yo a hablar con él. Imagino que el amor de una madre nunca termina de desaparecer, no le deseo ningún mal, pero ha dado demasiados malos pasos y ya no será responsabilidad mía.- dijo con una sonrisa. - Si has pasado página, serás feliz sin estar atado al pasado. Siempre nos tendremos el uno al otro, tu y yo - concretó.
El beso de Mawney la pillo de sorpresa pero se dejó llevar y le correspondió al que había sido su amante. Al final había resultado la única persona en la que podía confiar y Lady Gianna sabía que podría contar con él en el futuro.
- Mawney.. - dijo separándose un poco de él tras alargar el beso durante varios segundos.- Te voy a echar de menos. Pero nos volveremos a ver. Tal vez más pronto de lo que creemos. - sonrió.
Se iban a despedir pero hubo una cosa que le vino a la mente.
- Dime.. ¿Te ha dicho Lady Harriet cual será tu nuevo apellido? - preguntó.
Sí, sin duda se volverían a ver, sin duda uno iría al otro, y viceversa.
-Mi apellido lo ha dejado a mi criterio. Y el Lema y el Blasón. Quiere ser ella la que lo comunique, por lo que ahora que he jurado servirla no puedo revelártelo ni siquiera a ti. Pero ya te adelanto que he elegido uno que refleja mi esencia, soy un asesino, no puedo evitarlo, lo seré el resto de mi vida. Sin embargo, si alguien se extraña y pregunta por su origen, especificaré que nació de un trágico suceso en una noche funesta... adivina tú cual...