La joven miró hacia la caballera, negando con el rostro.
―Ser Clarinthe, sois una mujer a la que respeto, pero creo que os equivocáis ―dijo pausadamente―. Sí, quería gobernar mi Casa y hacerla más grande, al igual que había hecho mi madre, pero también había otra cosa que quería, y era que mis hijos crecieran en Fuerte Floresta como hice yo, poder enseñarles a tirar con arco en estos bosques y que vivieran la misma infancia que yo. Un sueño pequeño entre otros mucho más grandes, Ser Clarinthe, pero cada vez que pensaba en él, más lo deseaba.
»Sé que en Aguasdulces estarían bien, pues vuestra madre y vos os encargaríais de ello. Sé que será así, incluso si les enseñarais a luchar, aprenderían mejor que en ningún otro sitio, y vuestra invitación para que pueda vivir junto a ellos es muy generosa. ―Suspiró―. Soy consciente de lo bondadosa que estáis siendo conmigo, Ser Clarinthe. Solo que aun estoy algo confundida, sin saber bien que es lo que deseo, pues hace unos días lo tenía todo más claro y ahora parece que todo ha cambiado demasiado repentinamente.
Le sonrió a la pelirroja, pero aquella sonrisa era una cargada de tristeza e incertidumbre, pues no tenía claro que debía hacer.
—Gracias, Ser Clarinthe —añadió al final. Luego hizo una pausa en la que pensó si decir algo más, pero no creía que le interesara y tampoco tenía ya interés. Solo era que si se hubieran conocido de niñas, creía que habrían sido buenas amigas, sin embargo eso ya no tenía importancia para Bessa.
Aquí se acaban las conversaciones.
Pasamos a: Capítulo 6: Enlace.