Partida Rol por web

Al escuchar que el plazo que le pedía era de apenas unos días, Urthen volvió a sonreír con la comisura de los labios, asintiendo dócilmente, y al escuchar cuanto le habría gustado ayudarlo, aquella mueca se amplió con un cariño que no habría esperado sentir tan rápidamente por alguien de la que hacía un día sospechaba. Urthen era por naturaleza afectuoso, sí, pero hasta ayer ni siquiera sabía el nombre de quien ahora sabía era Lisette. La vida daba muchas sorpresas, y esta era una de las buenas.

Ya me ayudas bastante al mantener cerca de vuestro corazón mi mayor tesoro. Te podría confiar mi vida, lady Thaena, y no significaría tanto como lo que estoy poniendo en tus manos. No podría pedirte más ayuda que mantenerlo a salvo. - sonrió con cálidez, cargadas sus palabras de sinceridad. Valder era, con diferencia, lo mejor en su vida, y no solo se había esforzado toda ella por mantenerlo feliz y a salvo, sino que pretendía hacerlo hasta el día de su muerte. Saber que el corazón de su hermano estaba en buenas manos, que alguien lo querría tanto como merecía, era una alegría que jamás llegaría a poder poner en palabras.

Le harás bien - aseguró, mirándola a los ojos - Valder necesita alguien que sepa concentrarse en las cosas que él no. Es fuerte y astuto, te querrá más que nadie y sabrá lidiar con los momentos difíciles, tanto entre ustedes como los que les de el resto del mundo, pero el día a día... - suspiró, con una sonrisa - En el día a día tendrás que lucirte tú. Valder es un caos. Te va a necesitar para darle algo de estabilidad, para darle algo de guía a su vida. El te dará ese poquito de liberación, y tú ese poquito de control, y serán felices, estoy seguro.

Por un momento, se imaginó enterándose de que Valder había escapado para contraer matrimonio y vivir una vida lejos. Supo, inmediatamente, que se habría muerto de la preocupación. No porque se casara y viviera donde quisiera, sino porque tendría que arreglárselas solo, y por mucho que compartiera con Lisette la creencia de que el ingenio de su hermano menor era incomparable, su instinto sobreprotector le dificultaba la idea de dejarlo así a su suerte. Quería creer al menos que, cuando necesitara algo de ayuda, Valder le escribiría o volvería, aunque fuera a espaldas de su padre.

Por suerte, nada de eso había pasado. - Valder sensato, quien lo diría. Debes estar siendo buena influencia para él desde ya. - sonrió divertido - Aunque pienso como tú. Habrían sobrevivido, y en el peor de los casos, me tendrían a mi para tenderles una mano. Eso sí, me habría perdido la boda, y eso ya es otra cosa. - alzó una ceja, bromeando.

Espero que podamos irnos todos a Puño del Río - sonrió, mirando la doncella antes de posar sus ojos en el estanque frente a ellos. Ayer habría buscado el sol con la mirada, pero hoy no. Hoy entendía que tenía que despojarse de su brillo. - Pero si no es así, deberían ir ustedes. - suspiró - Quiero tenerlos aquí, a ti y a Valder, pero les hará bien pasar un tiempo juntos como pareja, y a ti te hará mejor aún el poder vivir siendo tú misma. -  llevó su mirada a ella con una sonrisa. La envidiaba un poco por poder darse ese lujo, no podía negarlo, pero lo hacía desde el sincero afecto que pronto la doncella se había ganado en él - Iré a visitarlos cuantas veces pueda, y quizás, pueda convencer a lady Bessa de ir conmigo alguna vez. - dijo esperanzado.