Partida Rol por web

Mis palabras le han afectado, que duda cabe, pero se ha resistido a darnos más información. Mi apetito va en aumento y es proporcional a mi mal humor. Algo no cuadra y nos vamos a ir de aquí sin saberlo.

- Por mi parte señores, he terminado. No quiero seguir importunando en esta casa. Además, tenemos que seguir nuestra investigación hasta hallar la verdad.

Clavando la mirada en Julian.

- No permitiré que la muerte de su hermano quede sin esclarecer, caiga quien caiga... dejo morir las últimas palabras como una advertencia.

- La letra desde luego que es la suya, de eso no me cabe ninguna duda. A lo que me refiero básicamente es que no estoy seguro de si ese mapa lo dibujó a drede o lo copió de un mapa real.

-De acuerdo. – Guardé nuevamente el mapa, suponía que si no le había contado nada acerca de él no había necesidad de seguir por ese camino.

-En ese caso, como bien dice mi amigo, continuaremos en nuestra búsqueda. Que tenga un buen día...

Me dispuse a marchar de aquella casa tras la despedida, pero al hacerlo me tope intencionadamente con aquella mancha en la alfombra. Con fingida sorpresa me agaché y palpé sobre la superficie.

-¡Vaya! ¿Qué le ha pasado a esta alfombra? – Pregunté con curiosidad...

Tira Elocuencia a ver.

- Bien caballeros, si quieren y encuentran algo más, puedo ayudarles con los sueños y ese tipo de cosas. Recuerden que soy psquiatra... - al ser preguntado por la alfombra, en la que hay una evidente mancha roja reseca contesta -es una larga historia, pero descuiden no he matado a nadie -dice con una sonrisa forzada.

—Bueno, crreo que no tenemos mucho que hacerr en lo que queda de día —contesto al párroco al decir que es una larga historia.

Puede que mis formas sean algo secas, pero cada vez tengo más claro que este hombre no es lo que parece, además de que nos oculta algo importante en todo esto.

Julián hace un gesto a Mathew para que os acompañe a la puerta, el hombre os guía hasta la salida y con un ademán os da los buenos días y cierra la puerta. Camináis hasta el coche y os metéis en su interior, pero como no sabéis a dónde váis exactamente, empezáis a hablar entre vosotros del próximo destino. Es ya la hora de cenar y está empezando a oscurecer...

- En mi opinión deberíamos ir a ver a Emmott, el hijo del profesor. Así estaríamos más informados y preparados para le entrevista con Silas, que me temo será un hueso más duro de roer que Julian.

Es en estos momentos cuando más echo de menos a Konrad. Él iría directo al grano.

-Perfecto. – Exclamé ante la lógica exposición de Harper.

-¿Qué os parece si quedamos a primera hora de la mañana? – Mi propuesta no era otra que dejarlo para otro día. Se había hecho de noche y necesitaba entre otras cosas una buena cena y una merecida ducha.

Si accedían podíamos concretar más detalladamente el lugar y la hora exactos.

El cura había esquivado su pregunta, o no la había entendido. Sin duda, sería algún fallo del idioma. No obstante, ya daba igual.

Los dos hombres están diciendo de ir a hablar con el hijo de Baxter. No obstante, tengo algo que añadir—. Es una buena idea, perro crreo que estamos dando palos de ciego. Yo optarría por irr a la Biblioteca, a aprrenderr más sobrre todo este asunto.

—Si no quierren ir mañana, yo irré esta noche. Hay que averriguarr más cosas sobrre esa drroga, igual que sobrre los que hablarron del mundo onírrico que Baxterr describió. Y la biblioteca puede serr la solución —termino diciendo, a la espera de la respuesta del resto.

Considerando el asunto de la droga y sus implicaciones sobre el pobre Konrad sopeso la información del doctor acariciándome la barbilla.

- Lo cierto es que si adelantáramos la recuperación de Konrad con más información y le tuvieramos en el grupo gente como este Julian no se nos hubiera escapado tan ufano. Quizá sea deseable pasar un rato por la biblioteca antes de seguir con las entrevistas. ¿Qué opina usted señor Hall?

-Está bien. – expresa con resignación ante las nuevas alternativas.

-Supongo que no tardaremos demasiado en echar un vistazo... – añade mientras pone en marcha el automóvil con dirección a la biblioteca.