Partida Rol por web

El viejo señor Bangs no había podido hacer nada más que seguir a sus compañeros mientras arrastraban a Dillinger hasta una de celdas.

El corazón le bombeaba por la adrenalina y el ejercicio al que no estaba acostumbrado retumbando en su cabeza cuando la vio. No sabía como había podido llegar hasta allí la vieja sin que la detectarán, tal vez él estuviera medio sordo, pero Summers era un tipo joven y debía haberla escuchado.

En ese momento se quitó las ropas dejando a la vista un ser humanoide que parecía salido de una novela de terror, pero verlo no afectó lo más mínimo al viejo. La criatura enseño sus garras y el anticuario le quitó el seguro a su escopeta, y sin dejar de apuntarle dijo.- Si nos quieres vas a tener que venir a buscarnos.

Más criaturas asquerosas. La visión debería haber espantado a Konrad, pero no lo hizo. En realidad, solo le puso más furioso. Ya había tenido suficiente con aquellas asquerosas gambas voladoras; la nueva criatura no le impresionaba lo más mínimo. Tendría que haberla oído venir, si, pero no pensaba en ello. Simplemente apuntó con su revólver a la criatura, y disparó. Al Infierno con todo aquello; si querían matarlo, primero tendrían que tragar plomo.

Parpadeo y abro poco a poco los ojos. Me duele. Noto que alguien me arrastra y al cabo de unos segundos soy consciente más o menos de dónde me encuentro. Esas manos fuertes que tiran de mí deben ser de Konrad.

El maldito bastardo que salió del corredor tuvo buena puntería. Espero que le hayan dado lo suyo a ese hijo de mala madre.

Joder, cómo me duele. Escucho de fondo la voz de Bangs y un par de tiros... No estoy seguro de qué está pasando cuando distingo a unos diez metros de nosotros a un ser salido de una pesadilla.
 

No sé si estoy soñando o no, pero no me importa. Sea lo que sea eso, no me cogerá vivo. Ningún hijo de mi madre es presa fácil de nadie. No sé dónde está mi escopeta, pero noto el revólver en el bolsillo de mi gabardina así que introduzco la mano en el bolsillo y aferro el arma con toda la fuerza que me queda mientras la saco y apunto a ese ser.

Con las manos llenas de la sangre de Dillinger y sudando como un pollo por la tensión del momento sonrío al comprobar que logro revivir a nuestro compañero y Dillinger al final recobra la consciencia aunque sea ligeramente. Me relajo y me incorporo con ganas de salir de este atolladero. No sé muy bien qué ha ocurrido pero en breve y ya afuera Konrad nos lo explicará... es entonces cuando lo veo, un monstruo salido de la nada nos cierra el paso a la libertad. Me paralizo y me quedo mirando fijamente sus zarpas amenazantes incapaz de actuar ni de articular palabra.

Por sorprendente que parezca, aquella criatura que no debería existir, cuya presencia iba en contra de toda lógica, no pudo hacer nada cuando el más diestro del grupo con las armas de fuego, Konrad Summers, el tipo duro, le asestó un balazo en plena frente en un disparo cuasi perfecto que detuvo a la criatura cuando ésta tomó impulso doblando las piernas hacia detrás en un gesto antinatural para ir a daros muerte. Un reguero de sangre se vertió del agujerito rosado que se le abrió en el cráneo. Incluso aquella cosa pareció sorprendida mientras se daba cuenta de que aquello significaba su muerte y cayó desplomada muy despacio hacia detrás con un rictus de sorpresa.

Apenas tuvísteis tiempo de asimilar aquello, Harper aún no se había repuesto del todo y el cuerpo acababa de caer cuando escuchásteis voces y pasos de gente que se acercaba. El resto venía, a por vosotros.

- Vamos -apremió Konrad sin apenas inmutarse tras haber matado a aquella cosa- Salgamos de aquí y que la policía se encargue de ellos. Tenemos que alcanzar el sótano.

Hizo gestos a los otros tres para que se pusieran en movimiento; él cerraría la comitiva, para disparar a los cultistas si se pusieran a tiro.

El viejo anticuario no necesitó que el señor Summers repitiera sus palabras y con la escopeta nuevamente con el seguro puesto en la mano se lanzó todo lo rápido que su tobillo dolorido le permitió hacia la salida.

No estoy muy seguro de lo que pasa, y el pecho me duele horrores. Lanzo un rápido vistazo y veo la herida y sangre empapando toda mi ropa, pero al menos parece que ha parado de sangrar. Maldita sea, tiene que verme un médico. Con algo de esfuerzo me pongo en pie y salgo corriendo en pos de mis compañeros revólver en mano. Esta vez volaré los sesos al primero que vea. No dejaré que me vuelvan a disparar... ha sido un error de novato y no soy precisamente eso.

Joe estaba tan jodido que los dos eruditos, estando como estaban en un deplorable estado físico, tenían que esperar constantemente a Dillinger para que siguiese avanzando y de cuando en cuando darle un emujoncito mientras Konrad avanzaba muy despacio de espaldas cubriendo la retirada como el profesional que era. Desanduvisteis el camino de ida muy muy muy despacio, pero incluso así, Harper - que iba en cabeza en ese momento - se dio el susto de su vida al chocar (sin más consecuencias) con un agente vestido de uniforme. Éste iba seguido por otros tres más y luego por el patrullero George Packard, quien reconoció a los dos investigadores.

- ¡CASI LE DESCERRAJO UN TIRO! -exclamó el primero de los agentes, el que choca contra la mole que es Harper Welles.
 

Al fin, la policía. Ahora cambiaban las tornas. Konrad se colocó junto a los agentes y apuntó con el revólver hacia la entrada del pasillo

- Son cuatro o cinco, y armados. Estaban realizando algún tipo de rito o ceremonia cuando nos han descubierto y atacado.

El joven agente se adelanta... -¿mi tío...?- mientras el resto de agentes se afanan en cargar los revólveres mientras habláis. Desde detrás a poca distancia, en el corredor, se escuchan los pasos de vuestros perseguidores.

- Creo que va con ellos; hemos dejado a uno medio muerto o muerto del todo, pero no sé si era él. Ha ido todo muy rápido.

Eso sin contar a la adorable señora mayor -pensó para sus adentros

Miro incrédulo a los agentes de policía y sobretodo al joven Packard. Señalo mi herida en el pecho:

- Pues más les vale que tengan cuidado y disparen a matar... Esos cabrones no se andan con chiquitas. Necesito un médico. -

Me hago a un lado para dejar pasar a los agentes. Ahora debo preocuparme por salir de ahí cuanto antes y que alguien me atienda la herida en condiciones. Ya pensaré en venganza más tarde. Me apoyo en Harper y Konrad para continuar el camino hacia fuera, hacia la salvación.

Todo lo que ocurrió a continuación fue narrado por Konrad aquella misma madrugada. El Investigador partió en pos de los policías que tras haber amartillado las armas se internaron por el pasillo para descubrir el cuerpo de la anciana convertido en aquella criatura horripilante. El que iba en cabeza no pudo soportarlo y vomitó, retrasando al resto, por cierto aquello estuvo apunto de costarle la vida al que iba inmediatamente detrás de él. Pues al final del corredor asomó una mujer con un revólver y le disparó en pleno pecho.

El resto de agentes dejaron a la mujer con más agujeros que un colador. Siguieron avanzando todos menos uno que quedóse con el herido, avanzaron hasta la cámara de piedra pero no había nadie, siguieron por el siguiente corredor hasta encontrar al tipo que habían dejado medio muerto. Era en efecto Morris Packard, el detective, pero ahora estaba muerto del todo.

Llegaron casi hasta la sala de las túnicas y fueron recibidos por dos figuras vestidas con los hábitos que se habían atrincherado tras un banco de madera, produciéndose un intenso tiroteo que costó la vida de un policía, quedando herido de gravedad otro más hasta matar a las dos figuras que resultaron ser dos hombres.