Sangre y arena
Llegó un momento en que el combate se detuvo, las armas dejaron de vomitar plomo porque ya no había enemigos que abatir. Miré en derredor cerciorándome de que no quedaba ningún bicho vivo y eso que me hubiera gustado tener alguno que hubiera sobrevivido, aunque lisiado, pero vivo; pero quizás por ser el primer encuentro con aquellas bestias, no nos habíamos dejado ninguno. Miré a los demás y vi de todo: rostros apesadumbrados, satisfechos, envueltos en ira, dolor, lágrimas. Me fijé aún más y vi a René sorprendido, a Einar apesadumbrado; presté más atención y vi que Sarah había caído, al parecer por un disparo del piloto. Cerca ocurría algo similar con Lizza, Billy estaba sobre su cuerpo... unos metros más allá el cuerpo de Kurik inmóvil. A priori parecían las bajas del combate.
Escuché gritos de dolor, vi gente corriendo, otros arrodillándose, llevándose las manos a la cabeza, llorando. Duncan iba de un lado para otro, al parecer había sido una carnicería para algunos.
La ex-sargento estaba junto a Eylo, besándolo. Aquella escena rompía con todo lo que acontecía a su alrededor. No muy lejos estaba Keira totalmente tumbada sobre la arena, ensangrentada y asistida por el médico, sus heridas parecían graves. Sue a la que le había reventado el skull, también parecía necesitar ayuda sanitaria urgente, así otros como Emory, René o el propio Eylo parecían tocados.
No di dos pasos y me encontré con Vera, estaba erigida como una auténtica marine espacial, aún mantenía sobre sus manos el rifle, me acerqué a ella y bajó el arma. Nos abrazamos, nos besamos; sentí una gran paz - estás bien, no sabes lo mucho que me alegro, temí por ti - sabía que era dura y buena con las armas, pero después de lo de Kurik podría haberle ocurrido cualquier cosa, además que los bichos no discriminaban sexo. Me separé y la conminé a seguirme - ven, acompáñame, hay que ayudar a los heridos.
Me acerqué a Donner, estaba limpiando su arma y recogiendo el equipo, le choqué su puño y me dio las gracias por librarle de uno de los bichos que le había atacado - fuerza y honor - ¿Por qué ese lema? Me había surgido así de repente, tras asociar los valores de Kurik y Sarah, era una buena combinación.
Saludé con la mirada a Anne, con aquella mujer aún no había intercambiado palabra alguna y seguí avanzando hasta el epicentro del caos en que se habían convertido mis compañeros del domo 12. Le puse una mano en el hombro en señal de compañerismo a Carl Bristom y repetí el lema, avancé hasta Becky la chica que junto a Kalina había identificado para el proyecto de conocer el lenguaje secreto del enemigo, estaba bastante nerviosa y traté de calmarla con unas palabras de ánimo - lo has hecho muy bien, tranquila, ya ha acabado - Igual aquello de animar a la gente era usurpación de funciones según la legislación pero, siempre había visto en las películas que alguien tenía que dar ánimos y fortalecer a la gente y como allí la empatía brillaba por su ausencia, simplemente lo hice yo.
Y por fin llegué hasta Sue, estaba mal y aquella herida no tenía buena pinta - tranquila, ya estamos aquí - le dije a Vera que buscara a alguien que controlara de primeros auxilios, yo sabía algo pero tampoco quería exponerme a una mala decisión. También estaba Martin a su lado, supongo que dándole ánimos - oye, le saqué un ojo a ese bicho y tras caerse, vi que de nuevo se volvía a poner en pie... ¿Qué colonia usas? Fue tu fragancia, estoy segura - no era momento de chistes, pero tampoco era plan centrarse en conversaciones tristes y serias, había que banalizar el mal, hacerlo digerible - son la mar de resistentes - esperaba que Sue dijera algo, así dejaría de pensar en su herida - para tumbarte tendrían que haber venido cuatro o seis, Sue, tú eres mucha mujer para sólo dos - me quité el cinturón, que no tuviera material para curar aquella herida no implicaba que no supiera cortar una hemorragia - Martin ayúdame, sujeta ahí - en breve seguro que vendría alguien con más conocimiento a tratarla pero por lo pronto era lo que había - Sue, chócala... por sobrevivir, claro... "Fuerza y Honor"
Todo el mundo tratando a los heridos y el cuerpo de Kurik desahuciado allí sobre la tierra arenosa de Protect, me revolvió un poco aquella imagen de desolación y me acerqué a su cuerpo, le liberé las manos y le bajé los párpados. Aún seguía teniendo un porte terrible, el ruso era enorme. Me fijé que había dos charcos de sangre fruto de las heridas que tenía, una era previsible que fuera la del disparo de Billy pero ¿Y la otra? Quizás algún skull le hubiera alcanzado, sin embargo no tenía cortes ni ningún skull estaba lo suficientemente cerca, movida por la curiosidad lo desplacé lateralmente buscando la solución a aquel misterio y fue así como descubrí la herida de bala en su espalda. Aquello me dejó un tanto helada porque Billy lo había disparado de frente, así que, otro le había disparado por la espalda. Allí, en cuclillas miré alrededor quién había y empecé a atar cabos: Lizza estaba caída, tenía mucha gente a su alrededor; luego estaba Billy que lo había disparado y ahora mismo estaba retenido por la sargento Quest. ¿Por qué habría disparado Billy a Kurik? ¿Y quién habría disparado por la espalda a Kurik? Motivos para hacerlo tenía Lizza pero... me era difícil de creer que en pleno combate contra los skulls, Lizza por muy dolida que estuviera, hubiera preferido disparar a Kurik y generar una situación de peligro... Matar a un compañero en pleno combate defensivo habría sido un despropósito tremendo, aparte que Kurik era muy buen tirador, o eso decía él. Habría sido muy insensato hacer eso, me costaba creer que Lizza hubiera podido hacer algo así PERO, es que tampoco había más gente en el domo con la suficiente motivación para aprovechar el momento y disparar al ruso, además por la espalda.
Así que, la hipótesis de que Lizza había intentado matar a Kurik cobró fuerza en mi mente. Luego seguramente Kurik se volviera y disparase con acierto a Lizza, la habría matado o dejado mal y finalmente Billy se había cobrado la venganza tras verlo todo. Aunque de manera provisional, las piezas de aquel puzzle encajaban.
Y allí estaba yo, delante del cuerpo sin vida del ruso. No tenía cuentas pendientes con él, quizás por eso estaba allí, a su lado; en el fondo me dio pena, para el arte de la guerra era un gran activo del domo; también lo era Sarah, otra baja importante. Y Lizza, aunque ella estaba lejos de estar en un buen momento, no sólo porque ahora parecía debatirse entre la vida y la muerte sino porque desde el oscuro incidente con Kurik había perdido mucho. Y para más inri, Mikh se llevaría el secreto a la tumba de lo sucedido en las duchas. Suspiré. Le cogí su mano derecha, inerte, y la choqué con la mía - fuerza y honor, Mikh, Fuerza y honor - te cojo el relevo, tranky, haré del domo algo de lo que puedas sentirte orgulloso, donde quiera que estés, gusano.
Pasaba cerca John y lo llamé - ¿Me ayudas para llevarlo adentro? No lo podemos dejar aquí, es uno de los nuestros - el hijo de puta pesaba como si se hubiera comido un oso polar. Al final también se sumó Donner - ya lo estoy oyendo llamarnos "gusanos" por no ser capaces de llevarlo en línea recta hasta la puerta - pese al humor negro parecieron encajarlo bien, recondujeron la marcha y fuimos directos.
- Fuerza y honor.
Me sentía triste pese a que había sido un gran día en el terreno individual, por un lado creía que podía haber causado buena impresión a la sargento Quest, pues se me había dado bien el combate, había matado a unos cuantos skulls, probablemente habría sido la mejor tiradora de todo el domo pero por otro, había visto a Billy matar a Kurik. Además que con respecto a lo primero nadie me había felicitado ni se había acordado de mí, como si no existiera, salvo Vera y Donner claro. Pero los demás estaban a sus cosas, aunque "esas cosas" eran tan importantes como besar a Grey, atender a Lizza, curar a Sue y Keira y los demás que habían resultado heridos.
Pero por otro lado también sufría una sensación agridulce, no sólo por el hecho de haber visto a Billy matando a un compañero sino también porque Einar había matado a otra compañera, a Sarah. Al final, empecé a pensar en las acusaciones de Vera el primer mes, diciendo que "no nos podíamos fiar de los hombres" y es que las circunstancias habían venido a indicar precisamente eso, que no eran fiables. No es que fueran todos, por supuesto, pero tanto que la gente había focalizado en Kurik como el eje del mal y luego en el primer combate serio que teníamos resulta que el gran francotirador natgrewiano había sido un torpe, el piloto por error había matado a una compañera y entre Lizza, Mikh y Billy se había desatado un infierno. Y no, no había olvidado el discurso de Eylo en referencia a que "éramos una familia y que él, nos protegería". Pues no lo había hecho, es más, yo había sido la que le había liberado de los dos skulls que tenía y que podían haberlo matado.
Podría haber seguido comiéndome la cabeza pero llegó hasta mi posición Vera y me cambió el gesto - estoy bien, estoy bien, un poco cansada. Sí, lo sé... ha dicho la sargento que apilemos los cuerpos de los bichos y los quememos... vamos - me levanté y fui a recoger mi premio, sacar la basura del domo.
es el mensaje nº1 (habrá alguno más).
isparó y siguió disparando, no supo durante cuanto tiempo, solo que la mano del gatillo se accionaba una y otra vez como si se estuviera ahogando y la única manera de mantenerse a flote fuera el seguir disparando contra esa oleada de skullreps que amenazaba con engullirlos. Disparó, tratando de localizar los blancos en el vientre de las criaturas, despanzurrándolos sin piedad mientras avanzaba hacia donde estaba Keira para librarla de una muerte casi segura. Vio un disparo a su izquierda y como la inmensa Sarah caía desplomada como un muñeco de trapo. Una punzada de dolor, como si le hubieran clavado un puñal al rojo vivo, le recorrió el vientre mientras corría hacia Keira, la enferma que peor estaba, al menos de las que había visto. Tenía que elegir, como le había dicho William, Sarah era su amiga, pero tenía menos posibilidades, si no estaba muerta ya.
Duke señalaba la starliner mientras gritaba... - AN!!! AN!!! - pero parecía que nadie le estaba entendiendo, así que tecleó rápido - Traed a Frank de una puta vez. Moveos!!!.
Llegó junto a Keira y se arrodilló, la muchacha chillaba, chillaba que se iba a morir y que le trajeran a Einar, que se quería despedir, lloraba, llamaba a Einar, a su madre, y estúpidamente gritaba que le iba a quedar una cicatriz. Duke la miró a los ojos, la sonrió con infinita dulzura y le acarició el rostro. Sus ojos se cruzaron. Sabía que su mirada era tranquilizadora, como dos profundos lagos de aguas en calma, pero no podía hacer algo como lo que tenía hacer con su mirada, así que se quitó la mochila y empezó a trabajar. Lo primero era suministrarle morfina, pero había demasiados heridos y él solo tenía dos manos. Miró alrededor y empezó a gritar
AAAAAAAAAAiiiiiAAAAA, AAAAAAiiiiiAAAAAA. - La frustración iba a más, sus cuerdas vocales se resistían en emitir sonidos coherentes, así que subiendo el volumen al máximo de su intercomunicador escribió
- DAYA
Espero que se acercara y le hizo un gesto, abre los ojos, mira lo que hago, lo vas a tener que repetir. Sacó una jeringuilla, le puso una aguja, y la metió en un frasco de morfina. Puso la dosis justa para el peso de una mujer, Keira debía estar en 50 -55 kilos, así que bajó el émbolo de su jeringuilla hasta marcar el 3. Señaló a Sue y marcó con los dedos un 4, Sue era más pesada, e iba a necesitar mucho más. Miró a Daya, para ver si lo seguía y sacó una venda hemostática. Eran un gran invento, tenían una solución que coagulaba la sangre en 30 segundos, algo muy útil en aquel momento. Sacó unas tijeras y sin mayor ceremonial rasgó el uniforme de Keira para ver el alcance. Feo, era feo, pero probablemente saliera de esta. Parecía que había perforación de intestino, pero si era rápido saldría. Abrió un sobre de sulfamidas y se lo puso en la herida. Miró a Daya y le escribió - Antibiótico, no infección. Asintió para ver si le seguía y luego sacó la venda y se la enrolló en el vientre lo más tensa que pudo mientras apretaba y empezaba a contar para él, 30, 29.......2, 1...0... La venda se había teñido de rojo, pero el producto cicatrizante debía haber actuado, relajó la presión y escribió rápido a Daya - 30 segundos, apretar, no sangre... Sue, ves, ahora.... si problemas ven a buscarme. Morfina, sulfamidas, venda. Sí?
Miró a su alrededor, siempre se arremolinaba alguien junto a los enfermos. Señaló el edificio y escribió - Camilla, Keira, enfermería. Ya. - Se levantó de un salto y cogió su material y se acercó hacia Sarah. Estaba inmóvil y René estaba junto a ella. Parecía muy afectado y esa era una mala señal. Se arrodilló junto a Sarah, le dio un toque en el hombro a René y lo empujó amablemente para que pudiera hacer su trabajo, aunque temía que nada podía hacer. Bastaba con ver el charco de sangre para saber que con esa pérdida no podía seguir viva, era imposible, pero aun así le intentó buscar el pulso en la carótida. No tenía pulso. Se lo buscó en las muñecas y no se lo encontró. Trató de hacerle RCP durante 30 segundos, por si acaso, pero lo único que conseguía es que su sangre saliera más rápido. Estaba muerta, no había podido hacer nada. Le acarició el rostro y le cerró los ojos con ternura. Parecía que dormía, incluso el rictus de los labios asemejaba una sonrisa y, en su fuero interno, Duke sabía que Sarah estaba orgullosa de haber dado su vida por sus amigos. Era una mujer maravillosa, siempre pensando en los demás y ya no estaba. No era justo, no lo era... pero ya no podía hacer más que salvar a la gente que había protegido, por ella sería fuerte. Miró a René y le puso la mano en el hombro, le miró a los ojos con ojos vidriosos y esbozó una negación con la cabeza mientras le daba un golpecito en el hombro. Entonces reparó que estaba herido, pero no de gravedad. Iba a necesitar puntos, de eso estaba seguro, y debía controlar esa hemorragia. Le dio una venda homeostática y le escribió - Aprieta fuerte sobre herida. 1 minuto. Tú. Enfermería.
Le volvió a dar un toque en el hombro y Duncan empezó a recorrer el campo de batalla. Daya se encargaba de Sue, Benedict lo hacía de Eylo, así que el se acercó a Emory. Herida punzante, moderada, sobreviviría, le curó la herida, le puso una venda para detener la hemorragia y lo emplazó hacia la enfermería para que le dieran puntos y le pusieran el vendaje definitivo.
Volvió a mirar. Todos estaban atendidos, solo una víctima, pero entonces empezó a buscar alarmado a alguien en el campo de batalla y suspiró aliviado cuando la vio. Sonrió, estaba bien, quería saltar sobre ella y besarla como lo habían hecho así que se acercó a Jim, totalmente ensangrentado con la sangre de Sarah y tantos otros. Entonces vio como la mujer besaba a Vera, por segunda vez. Aquello quería decir muchas cosas, entre otras que había sido un estúpido por no darse cuenta de aquello. Suspiró, no había tiempo para sentimientos ni dramas sentimentales, así que se acercó a ella de todos modos y le dijo
-- immm ien? - Le sonrió, compartiendo una broma privada, tenía ganas de besarla pero se contuvo, esos labios no eran suyos, así que en cuanto le contestó señaló el edificio y se despidió con la mano sin mirar atrás. Tenía trabajo pero se alegraba de que estuviera viva, se alegraba mucho de ello. Entonces vio el resto de la película, lo que había pasado en retaguardia y corrió hacia allá. Lizza sangraba por la cabeza, le habían disparado, de eso no cabía duda, y estaba muy grave. Se arrodilló junto a ella y le tomó el pulso, irregular, la iban a perder, si no hacía algo la perderían con seguridad. Señaló la enfermería y escribió - Camilla, cabeza no mueve, despacio, no brusco.
No había nada que vendar, ni mucho que hacer, a partir de ahí dependía de ella, de su fortaleza de sus ganas de vivir. No era el único cadáver en el suelo, Kurik estaba allí, en medio de un charco de sangre, rictus enfadado y los ojos muy abiertos. No necesitaba comprobarlo para saberlo, aun así se agachó y le tomó las constantes. Nada. Ni siquiera intentó reanimarlo, había perdido demasiada sangre y sus tripas estaban destrozadas, aunque saliera de aquella moriría de sepsis. Se miró el reloj, necesitaría la hora de la muerte para el informe. Todos estaban atendidos, las camillas empezaban a llegar al lugar y él salió corriendo hacia la enfermería.
Durante los primeros pasos se acordó de Noor, pero después dejó de sentir dolor, de hecho estaba seguro que Noor no podría alcanzarle. Corría como nunca había corrido, lo hacía para ganar segundos. Debía limpiarse, cambiarse la ropa, preparar el material, muchas cosas, poco tiempo. Al llegar a la enfermería se tomó unos segundos para recuperar el aliento, cogió un carrito y empezó a llenarlo como si fuera un supermercado: Bolsas de plasma, suero, seda para coser, vendas, bisturís, cogió un poco de todo sabiendo que lo que le venía no era una broma, 2 vidas al menos estaban comprometidas, 3 con la de Sue aunque su estado era menos grave. Se echó la mano al bolsillo, solo para comprobar que no estaba, su amuleto, el que siempre le acompañaba en las operaciones estaba encerrado en una caja, su mechero con la cruz de San Andrés... rezó para que no le abandonara y que guiara sus manos.
La primera en llegar fue Keira. Pidió que la subieran a una de las camas y le tomó una vía mientras la muchacha decía que iba a morir. Duncan le escribió - No te vas a morir, vas a vivir y te casarás con Einar... pero tienes que luchar. Sí? Tendréis unos hijos muy guapos. - La vía estaba puesta, le puso anestesia y limpió la zona con yodo mientras llegaba Frank, Daya y Lizza. Escribió con premura - Daya, Frank, radiografía y TAC de Lizza, plasma 0+, quiero constantes vitales cada 5 minutos.
No podía operar sin saber donde estaba la bala, así que mientras podía empezar con Keira que ya empezaba a dormirse. Le puso una bolsa de plasma, A+, y limpió la herida. El mordisco había sido salvaje, pero solo le había rozado los intestinos. Recorrió con sus manos el intestino delgado buscando perforaciones pero salvo una, pequeña, no parecía haber más. No se fiaba, demasiada sangre, así que con el bisturí abrió un poco más para poder acceder a otras zonas y allí lo vio, una sección del intestino tenía un agujero mayor. Había que cauterizar, cauterizar y rezar porque aguantara, no podía dedicarle más tiempo pero estaba contento, no sangraba. Aspiró el campo de operaciones y se dispuso a coser. Le iba a quedar una cicatriz, pero no tenía porque ser fea, así que unió los trozos de carne con la intención de que le quedara lo más bajo posible, como si fuera la marca de una cesárea. Quedó bien, suficiente, el resto dependía de ella.
Los resultados de Lizza eran preocupantes. La bala estaba alojada en el cerebro, así que tendría que ir a un cirugía cerebral de resultados difíciles de prever. Le pidió a Frank que la mantuviera estable mientras se quitaba las cosas menores de encima. La operación de Lizza podía llevar horas, el resto se podía sacar de encima en minutos. No podía hacer esperar demasiado a Lizza, pero era su responsabilidad. La primera sería Sue, se acercó a ella y le pidió a Daya que viniera con él. Las heridas eran punzantes, no muy profundas, así que era cuestión de limpiar, coser y vendar. Ella lo podría hacer bien. Sonrió cansado a la piloto y le escribió
- Fíjate bien, el siguiente lo harás tú. Frank, encárgate de Emory y prepara a Lizza para la operación. Contacta con el PEC por si hay algún neurólogo, no es mi especialidad. - Se centró en Sue y le tocó la naricilla de duendecilla mientras le sonreía tranquilizador - Tú otra vez? Vaya, no sabía que te gustaba tanto que te cuidara. Basta con que lo pidas, no necesitas dejarte casi matar, soy un chico fácil. - Le sonrió y le escribió - He matado 3, no he fallado ningún disparo, tenías razón, mucha razón....el miedo agudiza la puntería. Te voy a pinchar anestesia local, es lo más rápido, si el dolor es insoportable te pincharé más. - Miró a Daya y le empezó a contar - Lo primero es limpiar la herida y comprobar que no se ha quedado nada dentro, algo que pueda infectar la herida, una uña, tierra, lo que sea - Pinchó la anestesia y abrió las heridas con la mano, buscando atentamente y sin encontrar nada. Limpió la zona con suero, luego le puso yodo y empezó a coser, despacio, para que viera la técnica, acercar los pliegues de la piel y pasar la aguja, que cogiera carne y no solo la piel, tensar el punto. Miró a Daya y le preguntó con la mirada si lo estaba entendiendo, una vez que le contestó cosió más deprisa la otra incisión y luego la vendó con una venda toda la zona abdominal. Le revolvió el cabello y pidió a René que se acercara, y a Eylo que se pusiera bajo el cuidado de Daya, junto a él, para poder supervisarla.
Lo hacía bien. Él se encargó de la anestesia y asegurarse que la herida estuviera limpia, mientras Daya cosía. Solo le tuvo que decir una vez que juntara las puntadas, mientras él se encargaba de René. Heridas no demasiado graves, otras más a las que ya tenía antes, una simple cuestión de coser y vendar, no debía preocuparse mucho por él, al menos la parte física, porque había heridas que estaban allí, aunque no se viesen, y que el no podía curar. Le volvió a poner la mano en el hombro y le escribió
- Nada de ejercicio durante una semana, si sangras vuelve.
Los tres heridos leves estaban despachados. Keira dormía plácidamente, soñando con Einar probablemente, Sue la acompañaría en cuanto el calmante le hiciera efecto y quedaba el premio gordo, Lizza, la buena de Lizza. No lo había visto pero se lo habían contado, ella había disparado a Kurik y Kurik a ella y finalmente William a Kurik. Todo aquello era culpa suya. Debió haberlo denunciado, no hacer caso a Lizza, o haber falsificado el informe, pero no, por su culpa había un muerto, alguien camino de serlo y una mujer en una camilla, con más números de morir que otra cosa. Iba a ser una operación larga, llamó a Daya y le escribió
- La operación no va a ser agradable y hay otra cosa que puedes hacer. Sal ahí fuera y mira como están los ánimos, cuida de ellos. Eso se te da bien, todos te tienen estima... Si necesitas algo para los nervios o para que puedan dormir dame un toque.... No me esperes despierta, esto va a ser largo.... - Le sonrió y cuando se marchaba le escribió - Eh, Daya... Buen trabajo.
Se quedó a solas con Frank. Era el momento, el problema es que los problemas de comunicaciones hacían imposible la comunicación con otros médicos. Estaban solos, ninguno era experto en aquello, pero haría lo mejor que pudiera. La bala no podía ser accedida desde abajo, así que iba a tener que abrirle la cabeza. La tensión subía, debía tener el cerebro inflamado, no tenía tiempo, le pidió a Frank la sierra y empezó a cortar el cráneo con el máximo de los cuidados. El sonido, era algo aterrador, aun siendo médico hacer eso era algo que no dejaba indiferente, era como abrir una caja fuerte con un soplete, un trabajo de precisión, uno para el que no estaba entrenado. Finalmente el cráneo cedió y la materia gris del cerebro la tenía a vista. Flexionó las manos, se notaba cansado, pero no cedería, se lo debía a aquella mujer. Para sanarla debía dañarla, debía cortar el cerebro con precisión, afectando la menor parte posible. Miró a Frank, buscando una mirada de ánimo, una mirada reprobadora, pero solo había una mirada expectante, estaba esperando que hiciera uno de sus milagros, era el precio de la fama, así que le pidió el bisturí y se puso la lupa y empezó a cortar la duramadre.
Aquello era como jugar al operación nivel experto, requería un nivel de precisión increíble, estaba cansado, estaba implicado emocionalmente en aquello, aun así era la mejor opción que tenía, Frank tampoco era neurólogo y aquel era su domo. Cortó hasta que vio la bala, ahora solo había que sacarla con las pinzas y controlar el sangrado, que no sangrara mucho, un imposible. Tenía que cauterizar, dañarla para que viviera, y una tras otra fue cauterizando las venas, dejando pequeñas zonas de su cerebro sin riego, algo con resultados difícilmente adivinables. Seguramente le afectaría en la inteligencia, probablemente pudiera perder visión, o audición, el habla, pero viviría, si salía de aquella noche viviría. Cinco horas después estaban cosiendo el hueso y Frank le ordenó, la primera vez que tiraba de rango para que comiera y fuera al servicio. Alguien le había traído algo de comer, y dio tres bocados, con el estómago cerrado por la tensión. Fue al baño, se limpió las manos y se miró. Estaba totalmente ensangrentado, tal y como había entrado en la Space Force, se hubiera reído, si aquello no hubiera pasado, si Sarah no hubiera muerto. Se tumbó en una de las camas de la enfermería y durmió, 30 minutos, como cuando hacía guardias en el hospital y en cuanto salió hizo una ronda.
Revisó las constantes de Sue, que se había despertado y pedía comida, y de Keira. Todo estaba en orden. Regañó con dulzura a Sue prometiéndole que al día siguiente comería y entonces se acercó a la cama de Lizza. Frank estaba allí, le informó de todo y le dijo que había hecho una grandísima operación. Le preguntó por su diagnóstico, las posibilidades, y básicamente coincidían. No volvería a ser la misma Lizza, probablemente pudiera tener una buena vida, lejos de la Space Force, eso si no la ajusticiaban. Frank le pidió que descansara pero Duncan tenía algo que hacer todavía. En una cama, en una zona con cortinas, descansaban los cadáveres de Kurik y Sarah. Tenía que hacer un informe previo, sacar las balas, ponerlas en custodia. Con Kurik no perdió demasiado tiempo, tampoco lo merecía, sacó las balas y las etiquetó, bala 1, bala 2. Empezó a escribir el informe, muerte por disparo de bala, 2 orificios de entrada, sin orificios de salida. Se detuvo. Podía ayudar a William, pero, debía hacerlo?. Era buen chico, pero se tomaba la justicia por su mano, y tan malo era ser un matón como Kurik como un justiciero, era malo para el domo, un domo donde todos debían remar en la misma dirección y que nadie se creyera mejor que nadie, por ideales, por contactos, todos debían ser parte de la familia. Solo escribiría la verdad, había sido su decisión, y así lo hizo. La bala que provocó la muerte de Kurik era la segunda, la disparada por William.
Se acercó a Sarah, le acarició la cara y le besó la frente. Parecía dormida, casi feliz, orgullosa y bondadosa, como había sido en vida. No podía hacer mucho por ella, salvo lavarla, coserle las heridas, y hacer un informe. Muerte por incisiones del ataque de los skullreps, la bala solo aceleró lo inevitable, pero ya estaba muriéndose, la mujer lo sabía. Se quedó mirándola, empezó a llorar. Era tan joven, tan buena y llena de vida.. Aquello no era justo, no lo era, le acarició el pelo y se lo intentó poner de tal forma que no estuviera despeinada. Era grande, pero era coqueta, no querría que nadie la viera así, se merecía que la vieran guapa. Le dedicó una última sonrisa mientras las lágrimas lo cegaban y le dijo
- Aio ArA, Ento.... ÓAE - Adios Sarah, Lo siento, perdóname....
Se dirigió hacia el almacén de la enfermería, un sitio tranquilo donde podría llorar en silencio antes de la siguiente ronda. Abrió la puerta y entró, cerrando tras él. Empezó a sollozar cuando vio un bulto echado en el suelo, tembloroso. Era Daya, estaba llorando, tanto como él, puede que más. La entendía, la primera vez que había mirado a la muerte a los ojos había llorado durante toda una noche. Se agachó y le susurró bajo
- AiA... - No le dijo nada más, la abrazó con fuerza y le besó la frente, dándole palmaditas en la espalda. Dolía, mucho, pero compartir su dolor hacía que todo fuera más llevadero. No sería la última vez, podía ser que el siguiente fuera él, ella, cualquiera, pero allí estaría para ella, siempre, solo esperaba que con ese abrazo lo supiera.
Bautizo de fuego y sangre.
Todo parecía suceder a cámara rápida a su alrededor mientras ella sentía que el cuerpo no le respondía, que estaba inmovilizada en mitad de una obra de teatro macabra en la que todos danzaban y caían y ella solo podía mirar y esperar que el corazón no le explotase al no poder más.
Vio que los skullreps que rodeaban a Eylo caían destrozados, no por sus balas, esas que había sido incapaz de disparar por su enorme inseguridad después de su primera experiencia con el arma, sino por la de cualquier otro compañero que había ido en su ayuda, o quizás por las del arma del mismo Eylo, y se volvió hacia el resto de sus compañeros, intentando adivinar donde podía ser de utilidad, buscando con la mirada a Keira y a Sue, temiendo lo que podían ver sus ojos.
Y sus ojos le enseñaron imágenes que nunca olvidaría, que recordaría noche tras noche a partir de aquel día.
La danza terminó en ese momento con el disparo al último skullrep que seguía encabezonado en matarlos aún cuando se sabía solo. Verlo caer, dejar de moverse envuelto en un charco de sangre y vísceras, fue cuestión de segundos. El ruido de disparos cesó en ese momento, como el final de una traca de fin de fiestas, dejando al descubierto otro sonido, uno que había permanecido atenuado hasta entonces pero que ahora alcanzó cotas que se incrustaban en el alma. Gritos. Sollozos. Quejas.
Sin darse cuenta apenas de lo que hacía, Daya dejó en el suelo su arma. No era parte de ella, no la quería, no la necesitaba ya. Junto a ella pasó corriendo en ese momento Grey, a quien siguió con la mirada sabiendo a quien buscaba, comprobando su destino, Eylo, con quien cruzó su mirada un instante, intuyendo la preocupación de la mujer pero sabiéndolo a él bien. Preocupación que se iba anclando en su propio estómago y que la obligó a volverse a mirar a los demás, buscando a alguien en concreto, lentamente al principio, pero cada vez con mayor ansiedad. Aceleró el paso caminando entre todos, buscando. Vio rostros cansados, estupefactos, incrédulos y asustados, llenos de sangre, sudor y vísceras ajenas como si se moviera a través de las brumas de una pesadilla. Pasó junto Yum, que miraba orgullosa a un skull cerca de ella. Le tocó levemente el brazo y sus miradas se encontraron y se entendieron. Estaba bien. Siguió andando hasta que se encontró con la imagen de Vera y Jim, estaban bien, más allá de ellas, vio a Becky y a Noor también de pie y volviendo en sí poco a poco después del horror. Evan y Martin más allá, Alvin, John, Zack… todos, de pie, parecían enteros.
¿Dónde estas? ¿Dónde estas?
Sus ojos detectaron una figura estática, rígida, delante de ella. Einar. Llegó a su altura y le tocó el brazo para llamar su atención, pero no le respondió, su mirada perdida en un punto más allá de ellos dos. Siguió aquella mirada perdida y descubrió el cuerpo de Sarah en mitad de un charco de sangre, tomó aire bruscamente ante la visión y se puso delante de Einar, dejando ella de mirar a Sarah y evitando que Einar siguiera mirando de aquella forma a su compañera-¿Einar...?-El no respondió. Levantó sus manos y las posó en sus mejillas, haciendo que él la mirase. Nunca lo había visto así y le asustó lo que veía. El siempre correcto y firme Einar. No podía decirle nada, ella misma estaba sin palabras pero era como si no fuera capaz de sentir más aparte de miedo. Lo abrazó fuertemente, como nunca había hecho con él aún a pesar de tantas horas que habían pasado juntos desde que se subieron a la Starliner. Uno de los compañeros más cercanos a nivel laboral y tan lejano a nivel personal, ahora se daba cuenta. Por encima del hombro del piloto vio lo que estaba buscando. Se quedó inmóvil, atrapada en el abrazo a Einar, no sabiendo si estaba mirando a un cadáver como el de Sarah o no. Cuando lo vio moverse, su cuerpo reaccionó a la misma vez, soltando el abrazo al piloto a quien le dejó un suave beso en su mejilla, antes de correr hacia William.
Se arrodilló junto al muchacho que estaba abrazando a alguien en el suelo junto a un skullrep demasiado cerca de ambos, demasiado cerca-¿Billy?-lo llamó, intentando ver cómo estaba. Sintió que lloraba a la misma vez que sintió la calidez de algo en sus rodillas. Bajó la mirada y vio sangre, sangre de quien el muchacho estaba abrazando. Tiró de él con cariño para retirarlo del cuerpo que abrazaba y se quedó sin respiración al ver quien era la que estaba en el suelo, clavándose su mirada en la herida-¡Dios mío…!-exclamó, atrayendo hacia su pecho al muchacho al que se abrazó con fuerza sin poder retirar la mirada de Lizza. Lo atrajo hacia ella, con fuerza y determinación, abrazándolo ella ahora como él lo había hecho con anterioridad, sintiendo que debía protegerlo, que estaba a punto de perderlo, que estaba en el filo de un terrible abismo y que ahora no podía soltar su mano.
Sintió pasos apresurados junto a ellos, alguien llegaba para ayudar a Lizza. ¿Duncan? ¿Dónde estaba Duncan? Levantó la mirada y se encontró con el rostro adusto de Quest y con el cañón de su arma apuntándoles. Los miró a ambos sin entender las palabras que la mujer comenzó a pronunciar en voz alta y marcial. Lentamente se volvió a mirar a Lizza y fue cuando se dio cuenta de que la herida no era de un skullrep. La sangre se heló en sus venas cuando aquella certeza se abrió paso en su entendimiento embotado por la situación. Más allá de Quest vio venir a los mandos, alguien desconocido entre ellos, aunque sabía quien debía ser. Apretó más aún a William entre sus brazos protegiéndolo de la mirada del piloto de la Starliner-¿Qué ha pasado Billy? ¿Qué ha pasado….? -le susurró a Billy mientras lo dejaba deshacer su abrazo para que él se uniera a Narel que acababa de llegar junto a ellos y que lloraba desconsolada buscándolo. El movimiento de Quest la hizo ponerse en alerta y se levantó rápidamente, ayudando a Billy a ponerse en pie. La mirada que le lanzó la mujer, a punto de golpear a Dotter si Buck no hubiera sido lo suficientemente rápido para apartarla de William, hizo que reculase un par de pasos, alejándose de Billy por su bien y el del muchacho, ya que no dudaba de que la mujer usara su rifle. Su mirada se desvió más allá de ella, hacia los mandos que alcanzaron en ese momento su posición. Espero que alguien aclarara la situación de William, pero nada de eso sucedió. Las órdenes del brigada Lee Joe eran claras y abrumadoras para ella. Su mirada se perdió en los ojos de uno de los mandos mientras retiraban a William de su lado, alcanzando a rozar la mano del muchacho antes de que se lo llevaran detenido.
Y entonces escuchó su nombre. Se volvió buscando a Duncan y algo dentro de ella despertó. Corrió hacia él mientras sentía que la sangre volvía a correr por sus venas con la fuerza que creía perdida. Recordó la propuesta del médico y supo lo que iba a pedirle. Y mientras corría hacia él, supo que lo haría. Había sido incapaz de proteger a sus compañeros con su rifle, pero ahora no podía fallarles con sus manos. Se dejó caer de rodillas enfrente de él, al otro lado del cuerpo destrozado de Keira. Lo miró y asintió, entendía lo que quería, así que atendió a los pasos, el material, las dosis, viendo como Duncan trataba a Keira mientras ella sujetaba la mano de su amiga y aprendía bajo la presión del momento. Se volvió a mirar a Sue cuando Duncan se lo indicó-Entendido, me encargo de las dos, ve-las palabras debían ser las mínimas, tenían que ganar tiempo. Vio como él se levantaba dejándole el material necesario, sintió el vértigo de la soledad pero la fuerza de que se sabía capaz de hacerlo. Levantó la mirada y llamó a los dos compañeros que estaban más cerca, Alvin y Buck-Buscad camillas, hay en la enfermería. Necesito después dos personas por camilla, por favor, organizar eso mientras voy con Sue. Cariño, estoy aquí cerca, no me voy-le dijo a Keira apretándole la mano-enseguida te dejará de doler. Llámame si me necesitas...
Se arrastró por el suelo hasta Sue. No hacía falta romperle mucho el uniforme, podía ver perfectamente sus heridas a través de la ropa destrozada. Cogió la jeringuilla y el frasco de morfina con manos temblorosas y la llenó hasta donde Duncan le había indicado. Tuvo que coger aire para inyectarle a Sue aquello, pero sabía que, aunque lo hiciera mal, aquello no la mataría-Esto es para el dolor…- Siguió los pasos, pinchar, desinfectar, vendar-Listo…treinta segundos y se acabó el perder sangre, preciosa.
Alvin y Buck llegaron con las camillas y Frank se unió a ellos en aquel momento, les indicó cómo subir a los heridos a las camillas con seguridad, como llevarlas hasta la enfermería portando a los heridos. Para Lizza tardaron más que con Keira y Sue. Frank inmovilizó su cabeza a la camilla para evitar movimientos accidentales que empeoraran la lesión de la muchacha aunque ver la herida no hacía presagiar nada bueno. Ellos dos la llevaron a la enfermería con todo el cuidado del que eran capaces. Duncan ya estaba preparado para su llegada y enseguida les dijo qué hacer, se volvió hacia Frank esperando sus indicaciones. Llevaron a Lizza hasta el TAC y vio como Frank manipulaba el aparato que comenzó a funcionar con un característico zumbido-Voy a por el plasma, se donde está…-sí, lo había visto la otra vez que estuvo ayudando en la enfermería. Volvió junto a Frank rápidamente, terminaron el TAC e hicieron la radiografía donde la bala brillaba intensamente dentro de la cabeza de su compañera. Daya no sabía donde exactamente estaba alojada si la miraba a ella, pero sabía que era el cerebro lo que rodeaba al metal. Negó sin darse cuenta, Duncan y Frank lo iban a tener muy difícil.
Duncan la reclamó junto a Sue y Daya lo miró sorprendida. ¿Quería que ella cosiese? Limpiar una herida era una cosa, lo había hecho antes, para eso tenía ocho hermanos y era la mayor junto a su hermano mellizo, pero coser era otra cosa. Aún a pesar de eso, asintió. No iba a fallarle a Duncan ni a nadie de aquella enfermería. Apretó la mandíbula cuando vio como el doctor abría la herida de Sue y metía sus manos en ella, rebuscando todo aquello que no fuera de la misma muchacha, curaba, cosía y vendaba la herida. Asintió a Duncan, era capaz de ayudarle con eso también. Solo tenía que pensar que con anestesia aquello no dolía. Miró a Eylo a los ojos cuando estuvo delante de él y tomó aire. Justo Eylo. El iba a ser el conejillo de indias para sus prácticas de sutura, hubiera preferido a cualquier otro con el que tuviera menos confianza. Esperó a que Duncan anestesiara y desinfectara, con neviosismo, sabiendo que después le tocaría a ella. Cosió con tranquilidad, cogiendo aire cada vez que sentía a sus manos temblar, doliéndole a ella pinchar la aguja más que al propio Eylo. Más de una vez buscó sus ojos, buscando la afirmación de que no le estaba haciendo daño, corrigió lo que hacía al recibir el comentario de Duncan, intentaba aprender lo más rápidamente que podía mientras el olor de la sangre lo impregnaba todo y a todos. Cuando terminó, vendó la herida y le sonrió a Eylo-Listo…-lo miró un largo rato queriendo quizás hablar con él pero sabiendo que no era el momento oportuno-Siempre podrás presumir que te lo hizo una becaria y que saliste vivo de la experiencia…Gracias por aguantar sin quejarte…-vio que iba a levantarse e intentó detenerlo-Eylo, necesitas descansar, aquí estarás bien, no necesitas estar para nadie hoy, los mandos están aquí y no te tienes que fiar mucho de esa costura-quería retenerlo allí para que descansara, pero también entendía que quisiera irse, así que, como él insistió en bajarse de la camilla, lo ayudó y vio como abandonaba la enfermería en silencio.
Miró entonces a las otras camillas de la enfermería, todo estaba controlado y ahora tocaba Lizza. Asintió a Duncan y a Frank por enésima vez aquella noche-Déjame algo, estoy segura de que más de uno necesitará algo para dormir, no quiero tener que entrar y molestaros, vais a necesitar concentración y…-los miró a ambos largamente, sintiendo no poder ayudar allí-…estáis cansados ya.
Antes de que se perdieran en el quirófano, Duncan le dejó medicación para quien ella considerase que lo necesitaba para dormir. Cuando la puerta se cerró tras los dos cirujanos, se acercó lentamente a la camilla de Keira. Estaba pálida y con enormes ojeras, pero la expresión era tranquila y relajada, respiraba con normalidad y el aparato que controlaba las constantes daba datos correctos según le habían explicado los médicos. Se acercó a Sue, quien ya se había quedado dormida también. Su pecho bajaba y subía pesadamente. Intuyó que cuando pasara el efecto de la morfina las heridas le dolerían lo suyo y quizás Duncan tuviera que dejarla dormida un tiempo hasta que respirar no fuera un problema para ella. El último en visitar fue a René también dormido y con similares valores en sus constantes.
Cogió la medicación que le había dejado Duncan y lanzando una mirada a la puerta cerrada de otra de las habitaciones de la enfermería, que ahora estaba con la luz apagada y en la que no se había atrevido a entrar aún, abandonó la sala para seguir con los encargos de Duncan. Ya en el pasillo se dio cuenta de una cosa. Volvió sobre sus pasos a la enfermería, quitándose la bata llena de sangre que se había puesto al llegar a la enfermería. Un espejo le devolvió un uniforme lleno igualmente de sangre. Fue de la enfermería directa a su taquilla, tuvo suerte y no se cruzó con nadie, cambiándose de camiseta y tirando la sucia dentro de la taquilla de cualquier forma, ya se ocuparía de ella más tarde. Cerró la puerta y apoyó la frente en el frio metal. Sentía el cansancio abrirse paso en sus músculos, en su cabeza, era la adrenalina que se retiraba de sus venas. Pero aún no podía ceder al cansancio. Se impulsó a continuar y se dirigió directamente a la zona de esparcimiento.
Era la primera vez que entraba allí y, aún a pesar de haber gente, el silencio imponía. Las miradas se levantaron y la buscaron cuando entró, le preguntaron por los heridos, sobre los que contestó, sobre Lizza, de quien no podía decir aún nada, seguía en quirófano. Nadie le preguntó por los dos compañeros que ahora reposaban en aquella habitación oscura de la enfermería, era demasiado dura aquella realidad para hablar de ella, demasiado pronto aún. Buscaba miradas preocupadas, doloridas, perdidas. Todos parecían estar bien medianamente bien. Kalina escuchaba desde la distancia y ella le hizo un gesto para que se acercase-René esta bien, dormido ahora mismo, pero bien. ¿Cómo te encuentras?-Yum, Evan, Martin, Jim, Vera, Alvin, Benedict, Zack, John, Buck… todos los que estaban en aquella habitación recibieron unas palabras de Daya, una mirada, una sonrisa. Alguno una pastilla para relajarse y poder dormir, porque incluso ahora, horas después de que todo terminase, se veían alterados. Daya confió en su criterio, esperaba no equivocarse. Pero aún le faltaba gente, allí no estaban todos.
Conforme pudo, abandonó la zona de esparcimiento y se dirigió a las cocinas. Narel estaba allí, sentada en una de las mesas. Se sentó enfrente de ella y le tendió la mano en silencio-Todo saldrá bien con Billy, confiemos…
Mientras que atendía a Sue había escuchado comentarios, mientras ponían a los heridos en las camillas, mientras los llevaban a la enfermería. Pequeños comentarios que había ido uniendo en su mente conformando lo que había pasado durante el enfrentamiento con los skullreps. Sabía por qué había Billy reaccionado así, solo sentía no haber estado a su lado para detener el disparo y haberle hecho reflexionar. Si es que eso hubiera tenido la mínima oportunidad de suceder en mitad de aquella lucha. Sentía no haber estado junto a él, le había fallado, pero no podía aún abarcar las consecuencias de aquel acto, su mente se negaba a trabajar en aquel sentido aún.
Le dio una pastilla a la joven y se esperó a que se la tomara junto con un trozo de bizcocho que encontró en una de las repisas de la cocina. Estuvieron hablando un rato las dos solas, por primera vez desde que llegaron al domo, hasta que el medicamento comenzó a hacer a efecto. La acompañó al dormitorio y la metió en la cama, esperando hasta que se quedó dormida y un rato más, hasta que se aseguró que la respiración era rítmica y profunda y no se volvía ligera bajo las pesadillas o el malestar.
Se dirigió entonces al gimnasio, le faltaban aún dos personas y sabía que quizás por allí las encontraría. Justo antes de entrar, una Anne aún afectada por lo ocurrido, salía. Hablaron un poco por primera vez sin que la muchacha atacara verbalmente a Daya y la enviase bien lejos con la mirada. Ella también había tenido un problema con su arma y se arrepentía de ello, pero Daya le dejó clara una cosa. Tenían que aprender de lo ocurrido, tenían que ser positivos, aunque ahora todo les pareciera muy cuesta arriba. Daya se atrevió a darle un abrazo y le dejó caer una de las pastillas en su mano-Con un vaso de agua y algo de comer, hay bizcocho en la cocina. Y después a la cama-Sabía que estaba tocada, de otra forma, se hubiera llevado un bufido de su parte. Entró en el gimnasio y lo descubrió vacio. Cogió aire y suspiró, cruzándose de brazos apoyada en el marco de la puerta. Sabía que, si no encontraba allí a Einar, no lo haría por ahora porque querría estar solo y así había sido. Cerró la puerta del gimnasio tras ella y se encaminó a la enfermería.
Pasó delante de la puerta del aula, cerrada a cal y canto, pero no se atrevió a llamar, no quería empeorar las cosas allí. Sabiendo que Billy estaba detenido dentro entendía que no podía acceder a él, no lo ayudaría así esa noche. Se fue rápidamente a la cocina para coger algo de comer para los dos médicos antes de volver a la enfermería donde, al llegar, descubrió que René estaba despierto. Sus heridas eran menos importantes y por tanto la sedación había sido menor. Dejó la comida sobre una mesa, no sin antes cerciorarse de que los médicos seguían en el quirófano, y se acercó a él, sonriéndole aún a pesar de sentirse tremendamente cansada. También tendría tiempo para él. Se sentó en el borde de su cama con cuidado para no moverlo bruscamente-¿Qué tal estas? He tenido que salir un momento, tenía que ver como estaban los demás…-alargó su mano para mover la pantalla del aparato de las constantes. Algunos valores habían cambiado, pero supuso que no era problema pues René estaba consciente y no pitaba nada, como había pasado con Lizza en un momento dado antes de entrar a quirófano.
Estuvieron un buen rato hablando antes de que él se quedara dormido de nuevo y solo entonces Daya caminó lentamente a la habitación oscura. Entró, encendió la luz y sintió cómo el frio le calaba los huesos. Frio físico y frio emocional. Sarah, la genial Sarah. Miró su rostro, las ropas rasgadas y llenas de sangre donde las garras del skullrep habían roto la carne y los huesos. El agujero perfecto del disparo de Einar. Se sintió caer y tuvo que agarrarse a la camilla donde descansaba su amiga. Cuando se recompuso, se acercó a ella lentamente y le dio un beso en la frente, fría ya. Se volvió hacia Kurik y apretó la mandíbula al mirar su rostro, sus heridas. Negó en silencio, no se merecía terminar así, iba a tener una oportunidad de cambiar pero ya nunca podrían saber si el Kurik que habían conocido era capaz de convivir en el domo como uno más. ¿Había sido consciente antes de morir el daño que dejaba atrás? Lizza, luchando por su vida en la habitación de al lado. Billy en el aula vigilado por Quest. Y todos en el domo marcados por lo sucedido aquel día de por vida, aquello iba a ser un antes y un después en todos y cada uno.
Se volvió lentamente, apagó la luz y salió de la habitación cerrando la puerta tras ella, sin mirar atrás. Todos dormían, ella ya no era necesaria, pero tampoco quería retirarse de allí por si alguno de aquellos aparatos volvía a pitar o si alguno de los heridos se despertaba y necesitaba algo. Pero necesitaba un poco de espacio. Entró en el almacén y se sentó en el suelo, apoyando su cabeza entre sus manos. Las imágenes volvieron entonces. Todo lo que recordaba. Los heridos, los muertos, los skullreps, los sonidos retumbaron de nuevo en su cabeza y, por primera vez, se dio cuenta de donde estaba realmente. Aquel mes había sido un puro teatro. Estudiar legislación, adecentar un hangar y unas naves que, desde el primer momento, sabían que no eran aptas para el vuelo, que no serían las definitivas. Nadie les había preparado para la realidad después de un mes allí y la realidad les había explotado sin avisar en las narices. Su mente iba una y otra vez a Sarah, sabiendo que ella podía ser la siguiente que estuviera en esa camilla. Y si ella acababa así, nada tendría sentido, no podría ayudar a su familia y su decisión de estar allí solo les habría traído dolor y angustia a todos. Quizás aquella no era la mejor opción, quizás se había equivocado en su decisión…
Sentía las lágrimas correr por su rostro, lentamente, mientras pensaba en su familia. Podía volver, simplemente tenía que renunciar y todo aquello acabaría, nunca más tendría que ver a otra Sarah y a otro Kurik tumbados así en una camilla de hospital. Pero pensar en aquella opción, en pedir largarse de allí al día siguiente, la llevó a darse cuenta de algo más. No podía irse. Tenía allí otra familia, muy grande y diferente a la suya propia, pero familia al fin y al cabo, y no podía separarse de ellos, no podía dejarlos a su suerte, no podía dejar de saber de ellos así, sin más. La suerte la correrían ellos juntos, todos.
Sintió, además, que no podía dejar atrás la Space Force aunque quisiera. Había robado su corazón. Ahora era polvo de estrella. De una que le había guiñado en la oscuridad de la noche de Protect reclamándola como su guia.
Gracias...abuela... sonrió para si misma.
Intentó limpiarse las lágrimas y dejar de llorar cuando alguien entró en el almacén, pero era misión imposible, ya no le quedaban fuerzas ni para detener las lágrimas. Duncan también venía llorando, así que le dio igual que él la viera. Respondió a su abrazo hundiendo la cabeza en su pecho.
-¿Lizza? -preguntó con voz queda, temiendo la respuesta.
Billy estaba tendido sobre el cuerpo de Lizza tratando de protegerla de más dolor, acaso no había sufrido ya bastante, ni siquiera era consciente de todo cuanto ocurría a su alrededor, no entendía nada de lo que se decía a su alrededor pues nada tenía sentido. Lo primero que escuchó con claridad fue su nombre... era Daya, ella lo arrastraba para abrazarle, al principio se resistió como si alejarse del cuerpo de Lizza pudiera dejarla desprotegida, pero finalmente cedió derrumbándose en el abrazo de la piloto, llorando desconsoladamente por todo lo que acababa de ocurrir... Quest decía algo, aunque le costaba entenderlo, era como alguien que hablará debajo del agua, incapaz de entender las palabras, sólo deseaba que todo fuera una pesadilla, pero sabía que no era así, pues su mente no hubiera podido crear una tortura tan grande. Banerjee le preguntaba que había pasado, pero la única respuesta que podía obtener era una mirada desconsolada, unos ojos enrojecidos y una mirada vacía, incapaz de reaccionar ante todo cuanto allí ocurría... incapaz de entender como funcionaba el mundo, pues nada parecía tener sentido. Narel también le abrazó, corroborando lo que muchos ya deberían saber, pero no había reacción alguna, la mirada perdida y vacía de Thompson estaba desenfocada mientras su mente trataba de encontrar algún sentido a todo cuanto ocurría.
Al notar como le apuntaban con un arma, entendió lo que tenía que hacer ya que no había sido capaz de escuchar las palabras de Quest, al menos aquello tenía sentido, cuando te apuntan con un arma pones las manos en la cabeza, mientras el último contacto con Daya le transmitía un cariño que había perdido hacía mucho... era un alivio tenerla allí, pero poco alivio podía sentir en aquel momento... Su mirada se fijó en su hermano, durante los últimos diez años era la única persona que se había preocupado por él, quería ir hacía él, quería explicarle lo que había pasado, quería que entendiera, quería... quería volver a ser el niño que una vez fue, ahora sólo había lagrimas y un mundo sin corazón... Una vez de pie la mirada de Thompson vagaba por lo que había sido el campo de batalla, su mirada se cruzó con la de Eylo, aunque no era capaz de entender nada, su mente parecía haberse desconectado ante lo ocurrido, al menos esperaba que ahora él cuidaría de los compañeros... Billy lo había intentado y claramente no había sido capaz de hacerlo... Jim estaba caminando por el campo de batalla, al final había sido la conductora la que había llevado el mayor peso de la lucha, desenvolviéndose como toda una soldado, de haber recordado como se hacía quizás le hubiera sonreído, a fin de cuentas eran quienes menos encajaban en aquel lugar, con la diferencia de que ella había mostrado lo que valía... Duncan estaba moviéndose por el campo de batalla, confiaba en que el médico pudiera salvarlos a todos y a Lizza, pues él bien sabía cuanto había sufrido... Einar estaba sufriendo, hasta en su situación William entendía que así era, al final el piloto tenía mucho más corazón de lo que había mostrado generalmente en público, bien lo sabía Thompson, le hubiera gustado ir a darle apoyo, aunque el cañón del arma que le apuntaba mientras le arrastraban al aula se lo impediría... Evan había mostrado una actitud capaz en la lucha, guiado por una motivación que no comprendía... Martín, sería un buen soldado, había tratado de mantener el orden, aunque el caos al final siempre se apodera de algo así... Keira estaba herida, al parecer de gravedad, quizás este mundo no era para ella, quizás nunca llegue a saber porque había venido aquí... Alvin había luchado con valor, otro soldado que llegaría lejos... Benedict tratando de ayudar a Eylo que también estaba herido... Buck, cuidando de Narel... Narel sufriendo por todos, era demasiado buena para este mundo en el que había entrado... Carl y Zack, dos buenos chicos que habían llegado tarde, ¿Sentirían culpa por ello?... Yum, demostrando que aunque los estudios no fueran lo suyo, sería valiosísima para la Space Force... Donner, herido, un gran tipo o eso pensaba, dispuesto a cuidar de los suyos... Mott, un cerebrito que había conseguido salvar la vida de algunos de sus compañeros... Harold, el otro experto en telecomunicaciones que posiblemente se hubiera sentido totalmente fuera de lugar en aquella batalla... Jean, un chico de reflejos rápidos que había aportado lo suyo, también era joven, ¿Qué sentiría después de esto, cuando la adrenalina bajase y se viese todo?... John Stealer, el callado tipo duro del Domo... Anne, la luchadora a la que se había acercado durante el último mes, intentando conocerla más... Becky, la dulce Becky, una suerte que hubiera salido con bien, posiblemente nadie esperase mucho de ella en esta situación, pero había sido fuerte... Noor, la deportista, demostrando que la voluntad era lo más importante, había aguantado... Sue, herida, al parecer gravemente, apreciaba mucho a aquella mujer... Vera, recibiendo un beso de Foster, a ojos de William, Vera tenía mejor fondo del que aparentaba, quizás otra persona a la que le hubiera gustado conocer mejor... Kurik, con una dura mirada hacía el ruso, no había podido comprenderlo, si sólo hubiera buscado proteger en vez de dañar, todos se hubieran ahorrado esto, al final se convirtió en peor enemigo que los propios Skulls para la inocente Lizza y varios iban a pagar las consecuencias, Billy entre ellos... René, el solitario explorador, demasiado preocupado por no acercarse a nadie pero que había estado dispuesto a luchar con el resto llegado el momento, estaba sobre el inerte cuerpo de Sarah... ¡Sarah! ¡No! No podía ser ella...
Aquella imagen hizo recuperar a William la capacidad de hablar, se giró con desesperación hacía Quest, pero sus ojos mostraban un gesto inmisericorde que le hicieron replanteárselo y volvió su rostro hacía Lee Joe... con la desolación visible en su rostro - ¿Puedo... Me permite despedirme? - Quizás Joe vio que Billy no era un peligro o comprendía el dolor que sentía, pero asintió con una breve cabezada aunque posiblemente no le gustara a Quest... Thompson se acercó a Sarah, al cuerpo de Sarah y sintió un profundo dolor que traía dolorosos recuerdos... Hacía diez años en el entierro de su madre, aunque aquel día llovía... dos mujeres demasiado buenas para este mundo. Recordaba a su padre recriminándole las lagrimas, pues eso no era propio de hombres, pero si no lloraba por ellas para que existían las lagrimas. ¿Quién más merecía lagrimas que aquella bondadosa mujer?. Se arrodilló junto a ella, recordaba aún la conversación que tuvieron... recordaba aquel abrazo cargado de sudor, no había persona más buena en el domo que Castle... que esperanza quedaba sin ella allí, se inclinó para volver a abrazarla y besarle en la frente... le dijo algo que sólo ella entendería, pero era suficiente... - Estoy en el sitio más seguro del mundo... Lo siento... Ojalá pudiera cambiarme por ti - En todo momento había querido proteger a sus compañeros pero había fallado estrepitosamente, las lagrimas caían sin control por el rostro del muchacho, no era posible que perdieran a Sarah... era con mucho la mejor de todos ellos, la más buena, la que más se esforzaba, la que más valoraba todo... sólo podía pensar en lo bueno que sería el mundo con más gente como ella en él y darse cuenta que ya no la vería más, era un mundo muy frío el que venía. Su mirada se desvió hacía uno de los Skulls que estaban junto a ella, le empezó a pegar puñetazos, sabía que estaba muerto, sabía que no valdría para nada, pero ya que su corazón sentía un dolor que no podía abarcar ni describir, que no había lagrimas suficientes en el mundo para transmitir lo que merecía aquella mujer, al menos necesitaba sentir ese dolor físicamente, continuó pegándole al Skull hasta despellejarse los nudillos... sangre... por fin, había derramado sangre sólo para darse cuenta que el dolor físico no aliviaba ni un ápice su destrozado corazón. No podía sacar fuerzas para ponerse en pie... Finalmente Quest, harta, lo obligó a ponerse en pie y William, sin capacidad de reacción simplemente se dejaba llevar, caminaba como autómata hacía donde le indicaban... El mundo era un lugar horrible, lleno de gente horrible y de criaturas horribles... Y él no era más que un crío que no sabía nada del mundo... no era capaz de proteger a quien lo merecía... ¿En qué beneficiaba su existencia al universo?...
Llegó al aula, sin reacción, aún no era capaz de asimilar todo lo que había ocurrido... la realidad había dejado KO al joven.
Objetivo: Daño Billy
Tirada: 1d6
Tirada: 1
Total: 1 = 1
II. Niebla
Un toque en el hombro devolvió a René al mundo exterior. Era el médico, quien le hizo a un lado suavemente para inspeccionar a Sarah. René no opuso resistencia alguna al gesto de McCarthy, en cuyos ojos también notó un brillo de lágrimas incipientes. Lo vio maniobrar con el cuerpo de Sarah sin decir nada y, después, recibió en su mano la venda que el médico le daba, pero no entendió sus instrucciones y se quedó mirándolo como un pasmarote, mientras Duncan le daba un comprensivo toque en el hombro, tratando de transmitirle algún consuelo.
Alguien, no supo quién, lo levantó y se lo llevó de allí. Mientras lo separaban del cuerpo de Sarah, vio a Thompson acercarse y abrazar el cadáver, lo vio llorar, lo vio golpear a un skullrep con rabia.
Todo aquello sucedía como detrás de una niebla a través de la cual René apenas llegaba a ver bien. En ese momento, buscó algún rostro que lo anclara a tierra, un rostro amigo que lo sacara de aquella niebla, que le pudiera dar alguna esperanza o, al menos, consuelo. Buscó con la mirada a Kalina. Pero no la encontró. A su alrededor había mucho frenesí, movimiento, órdenes, acción, abrazos, besos. Pero él estaba solo. Sólo sentía alguien que lo sostenía y lo hacía caminar hacia algún lugar, mientras él avanzaba cojeando. ¿Quién era la persona que lo estaba llevando? No lo sabía, todo transcurría como detrás de una niebla.
Cuando quiso darse cuenta, estaba en la enfermería y el médico le estaba cosiendo la herida de la pierna. No sabía cómo había llegado hasta allí, pero volvió a sentir la mano consoladora del médico en su hombro, dándole nuevas instrucciones que tampoco llegó a registrar. Alguien, detrás de la mampara, gritaba, diciendo que le dolía. Se escuchaba una sinfonía de bips electrónicos, máquinas que posiblemente cuidaban de que aquellos hombres y mujeres se mantuvieran estables.
En su mano, René todavía apretaba la camiseta de su uniforme, que había quedado empapada por la sangre de Sarah. La miró. Y entonces, por fin, dijo algo. Como si fuera un espasmo nervioso, agarró al médico del brazo con la mano que tenía libre, una mano enrojecida por la sangre. Lo agarró con fuerza y, mientras lo miraba fijamente a los ojos, le dijo en voz baja, pero con un tono firme que oscilaba entre la orden perentoria y la súplica:
—¡Que no la laven! ¡Que no la tiren! Mi camiseta. Quiero conservar su sangre. ¡Que no la laven!
No soltó el brazo del doctor hasta que este le hizo un gesto de asentimiento. Después, le dijeron algo sobre dormir. Él no quería dormir. Por qué dormir. Para qué. Durante un breve segundo, sintió miedo de dormir, no supo por qué. Sin embargo, el efecto del sedante lo venció, mientras sus labios murmuraban:
—No quiero dormir... no quiero dormir... no quiero dormir...
Cuando despertó, se habían detenido los ruidos, sólo quedaba algún esporádico bip. Había una luz tenue. Durante un par de minutos, no supo dónde estaba, pero no se movió. Después, giró su cabeza y comprendió que estaba en la enfermería. Le pareció que estaba solo, pero imaginó que detrás de esas mamparas había otros heridos durmiendo. Miró al techo en silencio durante un rato. No supo cuánto tiempo pasó con su mirada fija en alguna mancha del techo. Pudieron ser minutos, pero quizá también horas.
Escuchó ruidos amortiguados que procedían del pasillo, una puerta que se abrió y se volvió a cerrar y luego una sombra que se movía por la enfermería. Esa sombra se sentó en el borde de su cama mientras lo miraba. La sombra le habló y le preguntó cómo estaba. Era Daya Banerjee. No entendió muy bien por qué estaba allí aquella mujer, pero de la boca de René empezaron a salir sonidos articulados; «palabras», podría decirse. Conversó con aquella mujer un rato, antes de volver a quedarse dormido, antes de volver a caer en la niebla.
Y todavía me falta la recapitulación XD
En su imperiosa necesidad de sentirse útil, de tratar de ayudar a quién en más apuros se encontrase acabó dando con Sarah.
El cuerpo de aqulla giganta bondadosa estaba tendido en el suelo, siendo protegido por René, quien parecía estar dispuesto a llegar al mano a mano cno los Skulls con tal de protejerla de varias criaturas que parecían haberse cebado con Castle.
Los primeros disparos ejecutados por Einar en aquella escaramuza habían sido sencillos. El enemigo se encontraba lejos y si bien la adrenalina ya corría por su sangre y su respiración y pulso estaban alterados, tuvo la tranquilidad suficiente como para pararse, apuntar y disparar dos veces de forma bastante certera.
Pero todo cambió cuando el combate se convirtió en un cuerpo a cuerpo para el que no estaba preparado lo más mínimo.
Sus pupilas temblaban tanto como su pulso. Su cerebro trabajaba a toda velocidad buscando un objetivo facil, pero a su vez su corazón tenía otros planes. De nada servía abatir a un Skullrep alejado si mientras lo hacía los que estaban más cerca descuartizaban a alguno de sus compañeros.
Para desgracia del piloto, el corazón ganó aquella partida. Pese a los temblores de sus manos decidió encarar el arma hacia una de las criaturas que atosiganban a Carracci y a Sarah.
El rubio muchacho tenía la teoría del manejo de armas más que leída, pero estaba a punto de descubrir de la forma más cruel que muchas veces la teoría no sirve para nada. Él sabía que a la hora de disparar uno debía relajar los músculos para que la rigidez no afectase a la manera de empuñar el rifle y desviar así la bala. Aquello lo pudo comprobar en el primer disparo. Agarraba con tanta fuerza la empuñadura que, sin darse cuenta, estiró hacia abajo la culata, levantando el cañón y haciendo que la bala se perdiese en el horizonte.
Con su segundo disparo, el que más lamentó de toda su vida, aprendió el por qué jamás se debe mantener el índice dentro del guardamonte.
Tratando de relajar su postura volvió a apuntar al mismo Skullrep, inspiró y fué a disparar en el momento en que alguien se le cruzó. No tuvo tiempo de identificar quién. Simplemente una silueta humana. Por puro instinto desvió de un tirón su arma hacia abajo, tensando tanto los músculos de la mano que aguantaba la empuñadura que el índice se cerró sobre el gatillo.
Y la detonación escupió el proyectil.
El mundo pareció detenerse para el pobre muchacho que, de forma instantánea quedó blanco como una pared de cal. Pese a que no estaba mirando su arma si que notó y escuchó el disparo y, de forma simultanea vió el impacto de la bala en el cuerpo de Sarah Castle.
Con expresión aún incrédula miró el cañón aún humeante de su arma, para luego devolver la vista sobre el cuerpo inerte de su compañera. De golpe le había dejado de importar el mundo que le rodeaba. Ni los Skullreps, ni el resto de sus compañeros, ni su carrera como soldado, ni la Humanidad. El efecto túnel había hecho presa de él, por lo que sus ojos únicamente podían enfocar a su compañera muerta.
Pese a que su expresión de sorpresa no varió lo más mínimo, la superficie de sus ojos se volvió vidriosa, provocando que su visión se tornase borrosa por un instante.
Sin saber cuanto tiempo había pasado desde su desafortunado disparo, tal vez 10 segundos, tal vez 10 minutos, un abrazo desprevenido le sacó de aquella aparente parálisis, obligándole a parpadear varias veces situarse.
La dulce voz de daya pronunciando su nombre le devolvió de golpe a la realidad. Pese al shock el piloto no dejaba de ser alguien lo suficientemente inteligente como para comprender las cosas con rapidez por lo que un rápido vistazo a su alrededor le relató lo que había pasado mientras el "no estaba". La batalla había terminado a favor de los humanos. Varios de sus compañeros estaban grávemente heridos. Sarah estaba muerta. Por su mano. Kurik parecía haber muerto también fruto de un disparo esta vez sí intencionado. William se abrazaba a una grávemente herida Lizza...
Einar tragó saliva y, con las manos temblorosas apartó a Daya con suavidad-Estoy bien-mintió descaradamente en un tono de lo más artificial, tratando de contener el temblor de su labio inferior.
-Hay que ayudar a los heridos-sentenció, dirigiéndose a la carrera hacia aquella orgía de sangre y vísceras humanas y alienígenas mezcladas.
Dejándose caer de rodillas junto a Keira, empezó a sacar de su petat eel kit de primeros auxilios, si bien los temblores de sus manos hicieron que se de desparramase su contenido sobre la arena del suelo.
-Tengo... Tengo morfina. El botiquín reglamentario trae morfina. Y apósitos de gasa para cerrar heridas, antisépticos...-Hablaba en voz alta y temblorosa sin saber muy bien a quién, puesto que ni siquiera era capaz de reconocer a quién estaba asistiendo en ayudar a Keira. Únicamente veía sus temblorosas manos y la sangre que iba manando del cuerpo de la rubia.
Pese a que su expresión se mantenía artificialmente neutra, algúnas lágrimas se deslizaron por sus mejillas, escapando del charco en que se habían convertido sus ojos mientras trataba tórpemente de ayudar en lo que podía.
Tras ayudar en lo que pudo a Keira descubrió que Emory también había sufrido heridas severas si bién ya le estaban asistiendo por lo que se acercó a la carrera y simplemente le agarró la mano apretando con fuerza. Quería darle ánimos pero su garganta parecía cerrada a emitir la más mínima palbra.
De tanto en cuanto su mirada se sentía atraída hacia el lugar donde reposaba Sarah. Y cada lamento de alguno de los reclutas dedicado a la guerrera caída se le clavaba a él como una bala, pero aquellas balas no parecían matar, para su desesperación.
Yum, su más cercana amiga no parecía haber sido testigo de lo ocurrido a juzgar por la primera mirada que le dedicó una vez ella hubo asistido a los heridos cercanos. Una mirada que inicialmente estaba teñída de genuína preocupación pero que se llenó de alivio al verle. Sin embargo la recluta oriental comprendió enseguida que algo muy grave había pasado cuando al cruzar miradas se encontró con alguien complétamente ignoto. Un auténtico desconocido.
La mecánico hizo el ademán de salir corriendo en su dirección pero aquellos ojos extraños,se cargaron de súplica de súplica y le rogaron sin palabras y con un simple gesto de cabeza que no lo hiciese, siendo el único momento en que el piloto estuvo a punto de romperse, logrando que la chica se parase en seco.
Una vez no hubo más heridos a los que asistir, Einar no se unió al grupo que ayudó a entrarlos a las instalaciones. Llegado el momento de asistir a los que iban a entrar los cuerpos de Kurik y de Sarah quiso acercarse a ayudar, pero sus piernas no quisieron obedecerle. Eso o que quizá no se sentía merecedor si quiera de tocar el cuerpo de la soldado.
En vez de eso, se unió a los que estaban arrastrando los cuerpos de los Skullreps a un mismo punto para poder quemarlos. Sin mediar palabra con nadie.
Una vez completada aquella ingrata tarea, simplemente se dirigió hacia el superior presente, en este caso el brigada Joe. Cuadrándose frente a él con la poca dignidad militar que aún retenía, tragó saliva y se llevó su temblorosa mano derecha a la sién a modo de saludo.
-Señor, debo informar que la recluta Sarah Castle ha sido abatida por un disparo de mi arma debido a mi impericia-anunció manteniendo la posición de firmes con la mirada perdida en algún punto elevado, mientras una nueva lágrima corría por su inexpresivo rostro.
Entre chapa y pintura
Me sentí un tanto avergonzada de llevar dos meses en el domo y no conocer a Sarah Castle, habíamos hablado alguna vez pero de nada trascendente, ni siquiera había entrenado con ella. Y ahora estaba muerta. Cuando vi que tanta gente se sentía apenada por ella intenté aparentar que yo también estaba muy compungida por su pérdida pero no era así, no porque deseara su muerte sino porque no la conocía.
Por contra, al rarito de Kurik lo tenía más fichado, aunque también es verdad que el ruso muy sociable no era, pero aquel comportamiento suyo como de niño grande, se me había hecho familiar. Tampoco es que me doliera mucho su muerte, aunque la forma en que se produjo sí que me afectó, no esperaba que Billy tuviera tanta sangre fría para acabar con un compañero, y mucho menos durante un combate contra el enemigo y de un disparo; así no era la forma, vamos me hubiera puesto yo en su lugar y habría optado por enterrarlo hasta el cuello cerca de un hormiguero caníbal, o atarlo al parachoques trasero del vehículo y darle unas cuantas vueltas hasta que no quedara ni la cuerda, o incluso descuartizarlo con un hacha pero no acabar con él de un disparo; qué poca imaginación, además a la vista de todos. Estaba claro que Billy no cuidaba los detalles.
Aún así, había sido una suerte que aquella aquella muerte no hubiera condicionado a los demás porque... ¿Y si lo hubiera hecho, y si por culpa de una bronca interna hubiéramos perdido la batalla? Aquello me hizo reflexionar sobre el papel del grupo. No éramos una familia, tampoco un grupo de amigos, ni siquiera un equipo bien avenido; allí había odio, miedo, celos, envidia... Estábamos lejos de encarnar los valores del ejército y por muy bien que hubieran salido los exámenes de legislación, una cosa era la teoría y otra muy distinta la práctica.
Fui a ver en qué situación de destrozo se encontraba el hangar: un par de naves y vehículos afectados y poco más, pero tampoco era un siniestro total. Sí que se habían concentrado en destruir los avances que habíamos hecho con la futura cabina del Mech - como si lo hubierais olido, fuisteis a por el futuro ángel exterminador, cabrones - Espera un momento, aquellos bichos ¿Olían, oían, veían... qué sentidos serían los más sensibles que manejaban? Se me hizo interesante conocer más datos del enemigo. Reflexionando todo aquello se me ocurrió una idea que puse en práctica al momento.
Opté por separar los cadáveres de dos skullreps de la pira en donde íbamos a quemar al resto ¿La razón? Había que estudiar al enemigo, les pedí ayuda a Jhon, Donner, Anne y Vera - vamos a hacer una especie de maqueta con ellos, les meteremos un cable de acero por* todo su esqueleto para conocer sus puntos débiles - iban a parecer dos marionetas gigantes, pero de eso se trataba, de tener una representación del enemigo lo más fidedigna posible para mejorar las prácticas de combate - habrá que diseñar armaduras y blindajes que resistan esas garras - tanto el proyecto del Mech como mejorar los blindajes de los vehículos pasaban por diseñar estructuras que pudieran resistir los ataques de los skulls - Vera, ¿Podrías avisar a Yum, Martin, Evan o alguien habilidoso para que nos eche una mano? - sabía que era un momento duro para cualquiera del domo, pero hacer algo productivo podía constituir la mejor forma de ayudar a los demás.
Muertos Kurik y Sarah, el vacío a cubrir era enorme y yo no era precisamente la mejor para tratar de hacerlo, es más, creo que nunca seríamos capaces de sustituirlos del todo, aunque algo habría que hacer. Podría haberme pasado por la enfermería pero me producía bastante miedo encontrarme el cadáver de Keira o el de Lizza, así que opté por seguir trabajando en el hangar con los esqueletos de los bichos. Donner y Vera eran bastante fuertes y aguantaban por medio de poleas y cuerdas aquellos apestosos cadáveres hasta que conseguí fijarlos verticalmente - joder, ésto parece el museo de los horrores - una pena que no tuviéramos ninguno vivo, habría sido hasta divertido meterle el cable de acero por medio del hueso así, perforándoselo sin anestesia ni nada. Mientras lo hacía me acordé de Duncan, seguramente estaba sobrepasado tratando de salvar vidas rodeado de voluntarios y yo allí, metiendo cables y tornillos por los cuerpos de los skulls, "operando" cada cual a su manera.
- Marionetas gigantes para entrenar, lo más realistas posibles - así se lo había justificado al brigada cuando se sorprendió de lo que estábamos montando allí. La verdad es que parecía la doctora Frankenstein, un apodo que en plan de broma me había dicho Vera. Aunque aquel mote me dio más ideas aún - oye ¿Y si consiguiéramos meterle un dispositivo eléctrico a cada uno y pudiéramos dirigirlos como si fueran robots? ¿Os imagináis... skulls enfrentándose a skulls? - Tampoco se trataba de copar todos los proyectos del domo, pero una vez que tuviéramos los Mech podríamos estudiar otros diseños.
Pasaron las horas y finalmente aparecí por enfermería. Traspasé la puerta sin ningún problema y vi a unos cuantos compañeros sobre las camillas, todos dormidos, igual los habían drogado para evitar los dolores. Algunos tenían más cables encima que los bichos del hangar, aunque ninguno olía tan mal. Busqué a Duncan en la sala pero igual se había ido a comer porque por allí no vi su bata blanca, igual la tenía tan manchada de sangre como cuando lo vi por primera vez en la oficina de reclutamiento de La Tierra; esperaba que no hubiera ido así al comedor, habría quitado las ganas de comer a más de uno, aunque siempre había escuchado que la carne más jugosa es la que aún sangra. Me acerqué a ver a Keira, tenía mejor cara que cuando la vi en el exterior, con aquellos intestinos saliéndole de la tripa. Luego pasé a la camilla de René, el natgrewiano dormía como si hubiera salido de marcha por su planeta, aunque pensé que no era mucho de salir, seguro que era de los que se sentía solo rodeado de una multitud; en la otra Sue también dormía. Parecía que había llegado como Papá Noel, en mitad de la noche, porque allí todo el mundo estaba durmiendo. Vi a otros tumbados pero fui a la zona detrás de las cortinas a ver a los muertos, tanto Sarah como Kurik imponían; habían caído precisamente los mayores guerreros del domo, igual en otra época les habríamos puesto monedas en los ojos y pintado con colores de guerra sus rostros y colocado plumas, pero allí les habían limpiado la cara y parecían otra cosa. Era tan artificial el rostro de Kurik que hasta se me volvió ridículo, por suerte tenía allí unas gafas de sol y se las puse, así al menos no daba tanta grima.
Por último fui a la cama de Lizza, tenía una especie de ensaladera en la cabeza y muchos cables, al final la mecánica no tenía mucho que envidiar a la medicina, miré incluso debajo de la cama por si Duncan finalmente había utilizado las pinzas con la batería como le había aconsejado, pero no, había allí otro equipo, aunque seguro que el uso era muy parecido: mantener con energía el motor de su vida.
Cuando me iba a ir se abrió la puerta y apareció Duke, casi me mata del susto, allí con las luces apagadas y entrando con el mismo sigilo con el que Keira se levantaba cada noche a ver cómo dormía Einar en calzones debajo de las sábanas - ¿Sigues sin poder hablar? Pero si te escuché antes, hablabas bien... - no entendía cómo podía haber vuelto a necesitar el comunicador, igual le había cogido adicción. Los pacientes estaban dormidos, así que, hablé bajito para no despertarlos - oye, lo has hecho, enhorabuena, están todos vivos... eres un campeón. Nunca lo dudé - saqué de mi bolsillo dos cositas y se las enseñé. Eran dos piedritas, una negra que ponía "Jiuke" y otra blanca "Dukim" - es mi regalo, como sé que te gustan las piedras... - le di la blanca y me quedé la negra - te lo iba a dar durante la excursión de Quest pero ya viste cómo salió todo - no había tenido ningún momento para entregárselo, todo había ocurrido tan de repente que se me habían echado encima los acontecimientos.
- Veo que vuelves a los orígenes - tenía la bata ensangrentada, me fijé por si aquello que reptaba hacia el pantalón era un trozo de cerebro de Lizza o de espagueti - cámbiate de bata, anda, ya te la llevo yo a la lavadora - también recogí una camiseta ensangrentada que había en el suelo junto a la cama donde estaba durmiendo René. Estaba claro que se habían centrado en los pacientes pero habían descuidado lo demás, habría que pasar una fregona y limpiar todo aquello o las bacterias acabarían comiéndose a la gente.
- Te vi en el campo de batalla, cuando acabó todo, yo - Alguien se movió en su cama y empezó a pitar todo. La conversación se cortó y no hubo manera de continuarla porque Duke se fue a atender al paciente. Me acerqué pero ya vi que no era el momento para explicar las cosas - bueno, estás ocupado, en otro momento hablamos - cogí la ropa sucia y me fui hasta la puerta, me giré, allí estaba el verdadero héroe del domo haciendo su trabajo.
Pasé por el comedor para llevarles a los compañeros que me estaban ayudando la comida, cargué la bandeja como si estuviera en el McDonald´s con una docena de niños y me lo llevé para recompensarles el esfuerzo.
Aún creo que me falta un mensaje para rematar
* originariamente iba a ser "por el culo" pero luego suavicé xD
Estaba allí, parado con un cuchillo en mi mano y agitando los brazos con desesperación mientras los disparos salían de todos lados. Cuando vi a mi alrededor, quedaba claro que los Skullreps habían fijado su atención en mi, pero era demasiado tarde para algo como eso de sacrificarme de esa forma, ya que cuando justo me preparaba para cuando alguno se me lanzara, los pocos que quedaron se desplomaron uno tras otro en el suelo.
Mi respiración era acelerada, mi corazón latiendo mil por hora y apretando el cuchillo con tanta fuerza que mis nudillos estaban completamente blancos... Y así estuve, parado varios segundos mientras miraba a mi alrededor, y a pesar de que vi que no quedaban ninguno ese estado de Alerta seguía activo, mirando a os lados por alguna segunda ola, pero nunca llegó. Mi respiración iba tomando su ritmo normal, y cuando finalmente vi a los que habían sido atacados por os Skullreps, mi vista se fijó en Sarah. Mi boca pareció secarse en un segundo, luego sentí un vacío en mi pecho y estómago, mientras miraba aquel charco de sangre debajo de ella, expandiéndose antes de que René se acercara y empezara a llorar encima de ella.
Despacio me quité los lentes de sol que tenía puestos, mostrando así una expresión de pura sorpresa y tristeza, sin poder creer que Sarah había muerto. De todas las personas que habían sido atacadas, ella fue la única que murió, de todos los que tuvieron los Skullreps encima, ella fue la única que moriría a manos de esas plagas, y no se lo merecía. Mis ojos se empezaron a llenar de lágrimas, lágrimas que caían lenta y silenciosamente mientras miraba incrédulo el cuerpo inerte de la mujer, llevándome el dorso de mi mano contra mi boca, tratando de retener un poco los sentimientos que iban reptando debajo de mi ser y querían explotar hasta el exterior, pero este no era un momento para eso.
Duncan ya se movía de un lado a otro, y mientras trataba de ver a todos los demás pude ver varias cosas: Keila seguía con vida, Sue también, Lizza parecía estar muerta, y finalmente aquel beso entre Grey y Eylo. Y no fue el único beso, ya que luego se les unió el de Jim y Vera -Pues claro, por eso es que la defendió la otra vez...- Pensé con una ligera sonrisa que se asomaba en mis labios, antes de volver al panorama general. Las personas estaban quejándose del dolor, otros directamente aullaban, algunos guardaban silencio y otros pocos se regodeaban con sus victorias obtenidas en aquella batalla improvisada, mientras yo solo estaba allí, un cuchillo en la mano y en la otra mis lentes de sol, con unas lágrimas que ya eran difíciles de detener. Ya un poco calmado por la situación coloco el cuchillo en su funda y cuelgo los lentes por el cuello de mi uniforme, dándome cuenta que me había parado cerca de Sue, a la que me acerqué. -joder Sue, te ves del asco.- Dije en una clara broma, antes de volver a llevarme el dorso de la mano hasta la boca para ocultar un poco mi risa. -Perdón, perdón... Tranquila linda, ya te vienen a atender, ¿Sí?- Dije, tratando de darle algo de apoyo. Incluso contemplé la idea de hacerle un torniquete justo cuando llegó Jim, empezando gracias a Dios con uno que otro chiste. -¿Tú crees? Capaz si le hago ojitos a uno de esos hijos de puta pueda ser una distracción de puta madre a todos los Skullreps.- Reí divertido, aún con algunas lágrimas cayendo, aunque para este punto ya eran pocas así que traté de secarlas un poco. Cuando vi a Jim sacarse el cinturón sabía lo que iba a hacer, así que casi al instante me acerqué y la ayudé, antes de que Jim se fuera a otro lado y me quedara de nuevo con Sue, a la que le tomé la mano con una mientras que con la otra acariciaba su mano, tratando de tranquilizarla. -Calma, ¿Sí? Se que ese torniquete puede doler un montón pero es por tu bien. Mira, ahí está Duncan.- Y rápidamente me hice a un lado, dejando trabajar al médico para atender a Sue, de la que recogí el cinturón de Jim una vez este se la quitó de la herida. Desde detrás del médico me despedí con la mano de Sue y le hice unas señas de que más ahorita volvía. Caminé por aquel campo de batalla, yendo en dirección hacia Sarah antes de ver un poco a la distancia el cuerpo de Kurik, con los ojos abiertos y con un gran charco de sangre debajo de él. Sentí un tremendo asco antes de verlo, de enojo, antes de escupir al suelo y mascullar -Cosechas lo que siembras, maldito animal.-
Y así fui hasta el cuerpo, hasta donde estaba tirada Sarah con René acostado a su lado, bastante afectado por lo sucedido. Yo solo me quedé a unos pasos de distancia desde el otro lado de Sarah, mirándola con mucha pena y tristeza que acabara así. Me arrodillé, tomé su mano y le di un suabe beso en el dorso de esta, antes de acariciarla con cariño. -Te voy a extrañar muchísimo Sarah... Que Dios te tenga en su Gloria.- Y así, con toda la delicadeza del mundo con la que se debería tratar a una mujer como ella, coloqué su mano a su lado. Y entonces finalmente veo lo que estaba sucediendo a cierta distancia de nosotros, donde estaban Billy, Daya y Noor, junto al cuerpo de Lizza y todo lo que se revolvía a su alrededor, justo para encontrarme con la mirada de Billy mientras era escoltado por Quest. Le di una mirada significativa, una de fuerza, una que dejaba claro que de no haber sido él, probablemente hubiera sido yo el que le había disparado, pero lastimosamente las cosas resultaron como lo hicieron.
Me levanté justo cuando este fue a ver el cuerpo de Sarah, dándole su espacio con la mujer antes de ofrecerme para mover las camillas, yendo de adentro afuera del Domo para llevar a los heridos, aunque luego de ayudar dos veces decidí hacer algo más. Salí de la enfermería, fui hasta la cocina, y saqué una de las cervezas que había preparado Alvin, y de un solo trago bebí esta por completo. Entonces volví a ayudar al resto, moviendo a los heridos hasta que entonces solo quedaba Sarah tendida en el suelo, aún con René al lado. Con algo de pena me acerqué detrás de él y le di un par de palmadas gentiles en la espalda, antes de moverlo con delicadeza para que se levantara y así hacer que se moviera, despacio a un ritmo tranquilo hasta la enfermería, donde lo dejé en una camilla antes de ir al baño y quitarme así algo de la sangre que tenía en las manos y lavarme la cara, preparándome para volver a la Sala de Esparcimiento.
Allí ya habían varias personas, obviamente todas esperando noticias de los que eran Sue, Keira y Lizza y algún que otro herido. Sin pensarlo mucho, volví a la Cocina y tomé varias cervezas de Alvin, empezando a repartirla entre todos, y cuando no estaban del todo nerviosos por las noticias, cuando nos tocó esperar fue cuando traté de aligerar un poco las cosas con algunos chistes o anécdotas, y al parecer era bueno en ellas ya que lograba que la mayoría se empezara a reír. -Entonces vengo y le digo a Josué "Broder, pero ven acá. Me dijiste hace como una hora que estábamos cerca de la casa del pana este y aún nada, había gente que parecía que nos iban a robar que nos vieron feo y tuvimos que subir que jode. ¿Donde coño está la casa?" Y el me dice "Conchale, está ahí mismo, ve". Y justo cuando me volteo a ver ahí está la casa... La cosa es que estaba todo apagado y no se escuchaba un coño. Y uno ahí cagadísimo del susto Josué y yo nos acercamos y empezamos a llamar, pegar gritos, y en una de esas salió una señora todo molesta y nos grita "No hay nadie ahí, webones!" Y nada, eran las 2 de la madrugada, estábamos en un barrio peligroso de Caracas y estábamos con una paranoia de que nos iban a robar, y resulta que la casa donde era la fiesta no había pero nadie! Nadie nadie nadie, no se escuchaba música ni nada, entonces nosotros llamamos al pana, y nos dice "Miren mariscos, ¿Donde estaban ustedes? Llevamos aquí tiempo esperándolos y nada". Le empezamos a decir de todo y de que se iba a morir, y cuando le explicamos todo lo que hicimos el viene y dice "Aaaaah, ¿Pero ustedes no vieron el chat? Al final eso lo cambiamos a otro lugar, al final hicimos esto en el centro, ya les mando la dirección". Y nada... Al final salimos casi que corriendo del barrio ese, justo conseguimos llamar a un contacto que nos podía dar la cola a esa hora de la noche, y llegamos a la fiesta como a las 3:20 de la madrugada arrechos, con hambre y sin casi nada para beber, y entonces digo "Nojoda, para eso me hubiera quedado en casa de mi abuela para no andar en ese corre corre a esta hora".- Y entonces todos se rieron con ganas, hasta Stealer que parecía intentar muy fuerte eso de seguir serio pero no pudo. Yo estaba de pie con la cuarta cerveza, ya algo ebrio y de pie mientras los demás estaban sentados escuchando la historia, mientras yo solo podía también reírme de mis desgracias en aquella historia de como traté de ir al cumpleaños de un amigo allá en la Tierra.
Y allí estuve, entreteniendo a todos los demás reclutas con varias cosas, por suerte entre la enfermería y la sala de esparcimiento había cierta distancia, ya que de no ser así de seguro se escucharían todo el escándalo que estabámos haciendo. Con el tiempo que pasaba y con Daya tratando de animar a algunos y avisándonos de como ya poco a poco se iban mejorando las personas hasta estar estables, ya se empezaron a ir varios reclutas, otros se quedaron, pero cuando ya era tarde finalmente fui al resto hacia los barracones, con la última cerveza de la noche. En silencio caminé entre las camas, con todo el silencio del mundo hasta llegar finalmente a la cama que le pertenecía a Sarah Castle. Con cuidado me senté en el filo de esta, como si la mujer estuviera acostada sobre la cama, y así abrí la lata de cerveza con cuidado antes de quedarme allí sentado, en silencio, mirando hacia el suelo mientras tomaba aquella última cerveza en su honor, recordando esos 2 meses en los pocos encuentros y conversaciones que tuve con ella, dándome cuenta de que, lastimosamente, no la llegaría a conocer tanto como habría querido. Cuando terminé de beber la última gota, pasé mi mano por encima de su cama, sintiendo la tela de la sábana con una gran nostalgia y vacío, antes de levantarme, tirar la lata de cerveza a la basura e irme a acostar, sabiendo que ahora había una persona menos que vería en aquel domo, al menos una persona que de verdad me importaba para lo poco que la conocía.
Post de resumen
Era la primera vez que salía a ver las estrellas desde que había llegado a Protect. Era curioso, siempre había estado atareado, estudiando, cuidando pacientes, tratando de establecer vínculos con todos los que allí estaban pero sin conseguir profundizar en muchos de ellos. Era su culpa, la maldición del médico, siempre demandado, nunca permaneciendo mucho tiempo en el mismo sitio, independientemente de haber sacrificado parte de sus horas de sueño u ocio, las tareas se acumulaban. Esa noche no, esa noche las tareas tendrían que esperar, al menos hasta la siguiente ronda en la enfermería. Necesitaba un momento para él, un momento para hacer balance y ver cual iba a ser su siguiente paso. Se metió la mano en el bolsillo y sacó un cigarrillo que le había pedido antes a Grey y lo encendió. Hacía años que no fumaba, pero lo necesitaba, solo uno, no se iba a enganchar, lo había prometido. Sonrió, la cantidad de cosas que había hecho por Heather, y ni aun así había conseguido hacerse amar. Que equivocada estaba Noor, que equivocada, pero seguía siendo su mejor amiga, y la necesitaba, así que le escribió, tal vez estaba a tiempo para hacerla renunciar. La Space Force no estaba hecha para ella, y fuera su motivación la que fuera, le gustaría que no se arriesgara. Empezó a escribir en su comunicador algo para enviar después por email, uno del que tal vez no tuviera respuesta, pero escribir le ayudaba a poner en orden sus pensamientos.
Ey Heat, me estás ignorando o es que todavía no has acabado de aterrizar?
Por aquí las cosas están siendo una locura, bueno, lo fueron ya desde el primer día. La operación que estaba haciendo se alargó, al tipo que estaba operando no se le ocurrió otra cosa que empezar a sangrar cuando estaba a punto de coser. Ya sabes, cosas de aneurismas y de la ley de Murphy, pero conseguí sacarlo pero un poco más y no puedo hacer la prueba. Tuve que dejar el lamborghini en medio de un atasco y correr con la bata ensangrentada para llegar al edificio y allí un poco más y me disparan. Espero que no fueras vestida de faena y que no te hayan disparado a ti, porque la verdad es que no tengo noticias tuyas, me dijo Sam que te alistabas, pero si lo conseguiste o no lo desconozco, aunque, conociéndote, seguro que sí. A ti también te preguntaron esas cosas? si matarías a alguien? si encubrirías un crimen? Daba miedo, verdad? Ya te digo que a mi sí, pero ya sabes, contesté con honestidad, y la verdad es que me sorprendió pasar, aunque pasó gente tan distinta que igual un médico bajito se les pasó. También tu tuviste que pasar ese proceso? Recuerdo que un tipo drogado lo intentó y casi lo sacan a base de golpes. No se andaban con bromas, de eso estoy seguro. De ahí nos metieron en una sala para que hablásemos, no sé si había cámaras, pero fue bastante raro, muchos desconocidos, gente nerviosa, y todos mirando al mudo, menos mal que habían por ahí un par eridianos, ya sabes como son. Después de eso vino la revisión médica y la vacuna... No sé si el doctor de tu domo intentaría hacerte lo mismo, pero en el mío el tipo intentó abusar, sin la menor cortesía profesional, intentando negociar por mi comunicador a cambio de aceptar que me expidieran recetas. Algo muy feo, tráfico de drogas, pero el tipo es Teniente, así que cortésmente lo mandé a tomar por donde no llueve y me quedé sin comunicador, al menos durante una temporada. Keller, el cabrón se llama Keller, bajo, calvo y cabrón... Solo espero que no se le levante ni con receta médica y que tarde o temprano le pillen.
Nos pusieron una vacuna para lo de los virus de Protect, y la verdad que el vuelo hacia el planeta fue movidito. No solo tuve que encargarme de vomitones y cagones, más los primeros que los segundos, pero no fue lo más grave que pasó, además de los dos casos más graves, afectación renal, muy grave, y con un botiquín de broma. Me sentí como McGyver, intentando curar a la gente con tiritas, una navaja suiza y un chicle, pero conseguí estabilizarlos gracias a la acetilcisteina. Recordé que se daba para dolencias hepáticas y no solo para el resfriado, no era el mejor medicamento pero era lo que había mano y Sue y Billy aguantaron como jabatos. Sue te caería bien, es un poco, como decirlo, explícita en su forma de hablar pero es todo corazón, y la mano más firme que he visto nunca en torno a un rifle. Es mi sensei, pero sobre todo es mi amiga.
Pero no es lo peor, no, el viaje iba a ser algo más que atenciones médicas menores. Resultó que el piloto de la nave, mejor no te digo su nombre por si acaso, estaba borracho, borracho como una cuba y se montó el dos de mayo. La sargento me ordenó que lo "arreglara", y no arreglarlo en horas, hacerle un lavado de estómago, hidratarlo, no, ya, para que despegara la nave. Le tuve que dar cafeína, en vena, y estaba preocupado, ya sabes, una dosis puede ser peligrosa, pero reaccionó más o menos bien, hasta que se fue al piso de abajo y uno de los reclutas le dio un puñetazo. Te imaginas? uno de los reclutas... Kurik, un cabrón, un verdadero cabrón que está donde se merece, en el puto infierno. Ya te contaré.... Pues eso, un puñetazo y lo dejó ko, y el starliner? Lo pilotaron dos reclutas. Yo pensaba que de esa no salíamos vivos, pero salimos, sí, gracias a dos de los mejores pilotos que he conocido, aunque a decir verdad, no he conocido muchos. Einar es de esos tipos que parece que llevan un palo de escoba en el culo, caminar erguido, hombros hacia atrás, barbilla en alto y uniforme impoluto. Es nuestro experto en legislación, y bueno, a pesar de ser algo estricto en su aplicación es buen tipo. La verdad es que le he ido cogiendo cariño y comprendiéndole un poco más según han pasado los días, pero eso te lo cuento después. Luego está Daya, Daya es genial, es una de mis mejores amigas, la mejor no, ya sabes que ese es tu puesto Heat y de ahí no te desbancará nadie. Siempre está pendiente de todos y se está convirtiendo en algo así como mi enfermera de campaña. Siempre tiene una sonrisa, siempre está dispuesta, siempre es amable, y encima es preciosa, tiene unos ojazos que deban hacer suspirar a más de uno en el domo. No, no me lo estoy haciendo con ella, es solo eso, confío en ella...es de esas personas, un poco ser de luz, como tú....
Me desvío, siempre me desvío, pero ya me conoces, mi cerebro salta de un sitio a otro, adelante y atrás, como si estar en un solo sitio a la vez fuera poco, en plan gato de Schrödinger. Lo que te decía, los pilotos volaron la nave, falseando el Id del piloto en la torre, y el piloto se dio cuenta, o se cabreó, no sé, yo estaba trabajando, y entonces Grey, la sargento que ya no es sargento, le achicharró con una pistola táser, y yo no sabía donde meterme. Cafeína, táser, casi se lo carga... y lo peor de todo es que el tipo olía a torrezno, con lo que me gustan.
Llegamos al domo y rápidamente se hicieron grupitos. Los fuertes con mala leche por un lado, los cerebritos por otro, los mecánicos, y, bueno, yo? No tenía comunicador, así que fue bastante difícil aunque me dejé los higadillos en intentar hacer lazos con la gente, ya sabes que adoro estar cerca de la gente. No fue fácil, me sentí muy solo, y eché de menos la tierra muchas veces. Es muy curioso, como en un domo con tan poco espacio y sin apenas intimidad te puedes sentir solo. Los primeros días me ayudó el tener a los pacientes a mano, tenía un ordenador y me podía defender, pero fuera de allí... ya lo hemos hablado varias veces, ya sabes como me siento... Lo sabes todo sobre mi...
Los primeros días pasaron así, sacando pacientes de la enfermería, tratando diarreas, vómitos y demás molestias y recuperando a Sue. En algún momento temí que pudiera sufrir secuelas pero es dura como una piedra, y lo que pasó después fue mucha más duro que cualquiera de las cosas que hubiera podido vivir antes, y creo que es el motivo por el que todo se ha ido a la mierda en el domo. Una de las chicas que más caso me hicieron, Lizza, junto a un chaval llamado William, la verdad es que ahora mismo tengo sentimientos encontrados con él, me contaron algo terrible. Kurik, el ruso cabrón, había abusado sexualmente de Lizza. Nos lo contó a varios y no conseguimos ponernos de acuerdo, yo insistí en denunciar, pero Lizza no quería, otros quisieron tomarse la justicia por su mano. Sabes que odio la violencia, pero te juro por mi vida que es de las pocas decisiones de las que me he arrepentido. Lo hice mal, debí denunciar, no ser respetuoso con el paciente, puede que ser expulsado del ejército o perder la licencia, pero si lo hubiera hecho, si hubiera falsificado el informe, ella seguiría viva, todos lo seguirían, pero no, mi jodida honestidad lo tuvo que joder todo..... tengo las manos manchadas de sangre Heat, y por mucho que me las lavo no se van.... por muchas personas que cure no podré traerla de vuelta....
Me adelanto, perdóname, abrir el corazón de esta manera no es fácil. Se me saltan las lágrimas mientras escribo y no es algo que me pueda permitir, soy el doc, soy Pon, así me llaman por mi gran tamaño, y ahora mismo buscan en mi consuelo, uno que ofrezco para los demás pero del que carezco para mi mismo. El tema es que, finalmente, una gran mujer, la más grande que he conocido, Sarah Castle, enfrentó a Kurik en el ring, el único sitio "legal" para ajustarle las cuentas. Sarah era una luchadora experta, de las mejores, de esas mujeres que te dices, como me pille me hace un cuatro, pero Kurik fue mejor, estuvo en la enfermería varios días y perdió algún diente, nunca protestó, nunca se quejó, encima pedía perdón por no haber logrado pegarle... era una gran mujer, su pérdida me pesa como una losa en el corazón. No es justo. Ella.... no es justo.
Perdona Heat, he tenido que parar y encender otro cigarro. Sí, ya sé que odias que fume, pero estoy hecho mierda, al menos dame eso ya que no me quisiste dar nada más. Como te iba diciendo, atendí a Lizza en la consulta y le hice un reconocimiento vaginal, y hay cosas que no se pueden fingir. El suelo pélvico estaba totalmente contraído, tuve que entrar con muchísimo cuidado, no lo puso fácil, pero pude hacer la revisión. Una mujer que no ha sido tocada no está tan tensa, pero no había semen, no había penetración, se había duchado, solo podía demostrar que había recibido una paliza. Debí haber presionado, haber insistido, o directamente haber falsificado el informe.... Intenté hablar con ella, le ofrecí ir al psicólogo, pero siempre me decía que estaba bien, que quería olvidar, y yo la creí, tenía tanto trabajo que la creí, y poco a poco se iba sintiendo más y más abandonada por todos, como si aquello no hubiera existido. Yo no lo olvidé, pero tampoco hice más...creyendo que obrando así seguía sus deseos. Imbécil. Soy un necio Heat.
Más cosas? Ah sí, la sargento que ahora es una ex-sargento fue degradada por todo el lío del starliner por el teniente Townhall, un buen tipo, me devolvió el comunicador y me hizo las cosas mucho más fáciles. Me felicitó por el cuidado de todos, pero visto lo visto, mejor me hubiera devuelto a la tierra y traído un médico competente. Townhall me cae bien, es un gran hombre, pero tiene como perro a un tal Malbone, que habla a base de guantazos, a mi me soltó dos por ser mudo, no había probado esa terapia, pero tampoco funcionó. La sargento, por cierto, llamada Grey, es algo así como una espía, o una ninja del espacio, porque se coló en mi ordenador para borrar su historial médico y no he conseguido sacarle sangre todavía, de todos modos tengo ciertos planes al respecto: esperar a que tenga la regla o algún corte, drogarla y sacarle una muestra o darle con un táser y sacarle la muestra. Estoy pensando en involucrar a Eylo, que es eridiano y a la vez nuestro jefe, y el tipo de las comunicaciones... es muchas cosas, también te caería bien, pero es que además es el novio, el amante, el flirt, lo que sea de la ex-sargento Grey, así que igual me ayuda a entender porque una mujer adulta reniega de cualquier tipo de atención médica. Es un misterio, pero me da curiosidad de saber lo que oculta.... Yo no tengo tu sonrisa como para dejar alelados a los pacientes difíciles, así que tendré que improvisar. Solo espero que en tu domo no te toque a nadie así, te saldrían canas.
Ah!!! Probablemente te preguntarás porque Grey ya no es sargento. Pues porque el señor del palo en el culo, Einar, se chivó a Townhall. La degradaron, delante de todos, pero la mujer aguantó. Lo hablé con él, entendí su motivación, yo no estaba de acuerdo, pero después de lo de Lizza, me pregunto si el que lo hizo mal fui yo. Es un buen muchacho, que tuvo la desgracia de matar a una compañera con un disparo accidental. Le estaré encima, no fue su culpa, Sarah ya estaba muerta cuando disparó, solo el amor que nos tenía, un amor que no merecíamos, la mantenía en pie.... con sus heridas no habría sobrevivido, pero aun así luchaba por nosotros. Sabes? Si alguna vez tengo una hija la llamaré Sarah, tendría que haber más como ella....
No sé si lo sabrás, pero para quedarte aquí hay que superar una serie de exámenes. Uno es el de primeros auxilios, pero hay más, y nos dedicamos durante casi todo el mes a estudiar legislación. Einar y Emory, la doble E del aburrimiento, hicieron todo lo posible para que lo aprendiéramos pero en el domo hay gente que no es buena leyendo, ni estudiando, pero sí que es buena en otras cosas. Yum es la mejor mecánica, pero tiene que aprender a dosificarse, René un gran cazador, todos son útiles, y por eso el sistema te permite fallar tres pruebas. Yo pasé el examen, nada que fuera difícil de imaginar, pero si que hubo otras notas algo sospechosas. Yo creo que nuestro jovencito particular, William, el hijo del mandamás del 15, tuvo algo que ver. Le gustaba saltarse las reglas, y lo hizo hasta el final.... Ya te cuento, que si no pierdo el hilo.
También tuve una gran relación con Evan. Te encantaría Evan, es un genio, pero de los de verdad, aunque luego socialmente es un poco torpe, pero no por malicia, simplemente creo que su cerebro va demasiado rápido para los demás. Entre los dos desarrollamos una férula de mano para permitir a un lesionado en los nudillos poder disparar. Anne, la lesionada, es una tipa borde, arrogante, pero estar en el ejército le importa. Yo creo que es una persona en la que confiar, pero no es de las que ponen las cosas fáciles, probablemente porque ella no las tuvo en su infancia. Puede que tengamos cosas en común pero no es de las que se dejan acercar, ella respeta lo físico, así que para ella debo ser un 0 a la izquierda, un inútil, un bulto, pero desde que la curé me mira un poco mejor... quien sabe, nos queda un año y 11 meses para ser amigos.
Otra chica, esta te va a encantar, con la que he tenido relación ha sido Noor. Noor es atleta profesional, y por San Andrés que no he visto curvas más peligrosas que las suyas. Lo siento, ya sabes que he suspirado por ti y he babeado hasta deshidratarme pero Jesús, que mujer.... Tiene 22 años, y mantuve con ella la conversación más divertida desde que llegue al domo. No sé si me desea o se burla de mi, pero de momento me está entrenando para sacar al león que hay en mi. El león de momento parece tener una pata rota y estar afónico porque no me da ni para rugir, que velocidad, no se cansa... y ni siquiera puede uno mirarle el culo en condiciones, porque cuando te falta el aire lo demás da igual. Según ella estás loquísimamente enamorada de mi y por eso te alistas. Yo creo que si me contestas a este correo y le dices que está loca podré meterme con ella, el cachorrito se piensa saber mucho, hasta la graduación. Es una persona que tengo seguro que lo va a conseguir, pondría la mano en el fuego por ella.
Y, bueno, hay otra persona, una muy especial. Se llama Jim, y por desgracia parece haber atraído la atención de medio domo, pero es normal, es preciosa, y bueno, más cosas, es caótica, imaginativa, irreverente... es como un parque de atracciones, no sabes por donde va a salir nunca. Es la piloto de coches del domo y entre sus misiones en la vida es la de hacerme hablar, te imaginas? Pues el hecho es que Jim y yo hemos mantenido ciertos encuentros en un coche, bueno, en realidad es más como un vehículo espacial que se llama PICADER-0, bueno, le llamamos así, el nombre de verdad no lo sé. El primero fue cuando casi me mata del infarto, haciendo que el vehículo saltara por las dunas, algo que debe pesar como un camión de 16 ejes, pero es una conductora magnífica...y Dios, nació para ser besada, una y mil veces, además, es una buena manera para contener algo sus ganas de hablar, pero es lo que más me gusta de ella, la vitalidad que tiene, lo expresiva, justo lo contrario que yo, un mudo y una habladora, parece de cuento, verdad? La segunda excursión fue mejor, yo ya había conseguido pedir preservativos al PEC, si, se pueden pedir, y los decidió probar conmigo. La sonrisa no se me quitó en dos días aunque me llevé un susto al encontrar huellas de skullrep, aun así nos dio para escribir nuestros nombres en la arena, nombres que igual perduran para siempre "Jiuke", "Dukim". Ya, ya sé que esto no se le cuenta a la persona de la que has estado enamorado tantos años, pero tú siempre dijiste que éramos amigos, y a los amigos sí se les puede contar. Poder hablar, que ibas a salir cuando pudiera hablar, eso fue cruel, si supieras la de horas que perdí delante del espejo, todo por ti, pero como ves hay otras mujeres en el universo que me puedan interesar porque a veces si no puedes alcanzar el sol puedes llegar hasta la luna, o una estrella, o un agujero negro. Me gusta, de verdad, podría decir que la quiero, pero saldría por pies. Sé que no va a durar, no paro de cagarla cerca de ella, salvo en la cama, o en el coche, ahí parece que somos dos piezas del mismo mecanismo, pero fuera de eso..... Jim es atractiva, por ejemplo Evan está loco por ella, pero es caótica, es de esas mujeres a las que no te puedes resistir, pero que sabes que al final te harán daño, no porque quieran, sino porque es su naturaleza... Jim ha besado un par de veces a Vera, la feminazi del domo, y sé que no lo hace por dañarme, pero para ella...es un impulso... y yo no sé cuanto lo podré aguantar. Sé que soy estúpido, que lo mejor sería mirar hacia otro lado y disfrutar de ella, con ella, pero sabes que no puedo, sabes que soy jugador de todo o nada, y que suelo perder más veces de las que gano. Es mi sino, enamorarme de imposibles, mujeres demasiado buenas para mi, un hijo de granjero que apenas pasa del metro y medio. Ayer me regaló una piedra con su nombre, en el fondo es muy mona, pero no sé, igual es el momento de ser sensato, apartarme, pero es que cada vez que pone esa sonrisa de "este es tonto, pero me gusta" se me acelera el corazón.
Amores, amistades, exámenes y pacientes. Todo eso queda en nada cuando me pongo a pensar en lo que pasó hace unos días. Fuimos atacados, un grupo de skullreps, unos cincuenta, cerca de la base, Quest, la sargento que parece no haber tomado nunca en su vida fibra y desayuna vinagre, nos llevó a practicar tiro, y nos encontramos con una partida de skullreps. Éramos muchos, pero ellos eran más, no sabíamos que hacer con nuestras armas, y aunque Quest y Grey se adelantaron parecía que acabarían cayendo sobre nosotros. Lizza, la muchacha que sufrió el abuso, ventajas de saber de legislación, sin penetración no se considera violación y si abusos o agresión sexual, disparó a su agresor, Kurik. De esto me enteré después, al igual de que Kurik le disparó a la cabeza y que Willy disparó a Kurik en el vientre para matarlo. Yo estaba disparando, como un loco, y al ver a los skullreps me puse a gritar, pero no te emociones, necesito logopedia, no puedo hablar, así que esa petición de cita tendrá que esperar meses, o vidas, porque ya me rendí de intentar volar detrás tuyo. Maté 3, o 4, pocos para lo que me deben, pero no pude evitar el drama. Un disparo de Einar mató a Sarah, una colosal luchadora y mejor persona. Kurik, Sarah, no los pude salvar, ojalá hubiera podido pero no, no pude. En el campo de batalla se desató la locura, me puse a dar órdenes, Daya, la buena de Daya, se volcó en cuidar a los heridos y ayudarme, aunque Frank, el médico del 15 también lo hizo muy bien. Frank es una pasada, la verdad es que me hace plantear mi sexualidad, pero creo que a Frank le gusta Daya, no me extraña, a mi también, es muy especial, pero ahora mismo Jim lo ocupa todo, y eso que me ha regalado una piedra, si me llega a regalar un rolex.....
Sue cayó herida, Keira, la presumida y eterna pretendiente de Einar, René, Emory, Eylo, los sané como pude antes de dedicarme a Lizza. La bala estaba en mal lugar, no tenía entrada por el orificio, mandíbula, y tuve que abrir el cráneo, sin apoyo de neurólogos por problemas de telecomunicaciones. Frank tampoco lo tenía claro, abogaba por esperar, pero yo sabía que teníamos que hacerlo, se lo debía, y la operé lo mejor que pude. Estuve cerca de 8 horas operando. Conseguí salvarle la vida, pero no sé si será suficiente. Tuve que cauterizar zonas del cerebro del módulo frontal, tuve que cortar, ya sabes lo que significa, si se despierta puede haber perdido visión, el oído, las emociones, inteligencia, básicamente es un misterio. De momento está en coma inducido, pendiente de evolución, y las próximas 24 horas serán críticas. Voy a dormir en la enfermería, de hecho, según te escribo he dejado mi posición de mirón de estrellas para mirar pacientes. Duermen. No se con que sueñan, no sé si lo conseguirán, solo estoy aquí, velando sus sueños, pendiente del menor cambio, haciendo el máximo... pero aun así siento que les he fallado, cada uno de los que cae es como si cayera un hermano, un primo, mi madre..... Somos una familia, una mal avenida, pero somos lo único que hay entre los skulls y casa.
Espero que todo te vaya bien y que nos veamos algún día, si lees el correo y me aprecias un poco vuelve a casa Heat, esto no es para ti, no sé porque me has seguido pero esto no es para ti. Sabes que te voy a querer siempre, por todo, por tu sonrisa, por tu amabilidad y vale, lo admito, joder, por ese pedazo de cuerpo que parece esculpido en mármol... No, es broma, lo mejor que tienes lo tienes muy dentro, ojalá algún día encuentres a alguien con quien compartirlo.
Yo seguiré aquí, de vez en cuando miraré la tierra y pensaré en ti, y cuando me sienta triste y perdido, como hoy, te escribiré, aunque nunca llegues a recibir esta carta....
Con amor
DukePS: Bueno, con amor, la verdad es que no sé si te sigo queriendo de esa manera, compréndelo, Jim me ha dado, a su manera, lo que tu me has negado, pero nos entendemos, siempre nos entendimos con solo mirarnos.
Duke levantó la cabeza y vio todos los monitores en verde. Todo estaba bien, todo el mundo estaba a salvo. Se sentó en una silla junto a la cama de Sue para ver como su pecho subía armónicamente con su respiración. Ya había pasado lo peor, se iba a poner bien. Miró el correo y pulsó el botón de borrar. Era una carta que jamás recibiría, los sentimientos de frustración, el dolor, la ansiedad quedaban dentro de Duncan, que los recubriría con su mejor sonrisa, no podía darle menos que eso a sus pacientes. Cogió de la mano a Sue y se dejó ir, quedándose dormido casi inmediatamente. Había sido negligente, no había profundizado en sus relaciones, pero lo arreglaría, se esforzaría, no perdería a nadie más, se lo debía a Sarah, se lo debía a Lizza.
Resumen del Capítulo 1: Una nueva promoción
A pesar de que apenas han pasado un par de meses después de su llegada a Protect, Eylo había cambiado mucho. O quizá siempre había sido así y, ahora, se estaba redescubriendo a si mismo. Entrar en la Space Force nunca había sido su sueño, y aunque le habían preparado durante toda la adolescencia para ello, lo había rehuido hasta que, finalmente, ocho años después algo hizo que cambiara en él para dar el paso.
Después de sufrir en la Tierra por la gravedad e ir conociendo a sus nuevos compañeros, pronto se demostró la enorme afinidad que sentía por Narel. Quizá alguno aventuraría que los dos eridianos acabarían juntos, pero la relación que se cristalizó con el paso de las semanas era más propia de dos hermanos que el de una pareja. Eylo se tenía por observador, dedicó tiempo a conocer a sus nuevos compañeros en la distancia, aunque se sentía bastante ortopédico y ajeno a personas tan distintas a él. Para él fue difícil, bastante difícil, ya que pesaba sobre él una forma de convivir y conocer a la gente que quedaba eclipsada por los cientos, miles, de formas de vivir la vida que había en la civilización humana.
Quien atrajo enseguida la atención de Eylo fue la sargento Grey y, a pesar de las habladurías que podrían generarse, no lo hizo por otra razón que lo que vio en ella, lo que subyacía en su forma de ser. Quizá por eso se acercó a la mujer antes de la revisión médica, aunque lo cierto fue que era para pedirle un favor: guardar el colgante donde guardaba las cenizas de su familia. Algo lo suficientemente importante como para atesorarlo, que no se perdiera en medio del papeleo burocrático.
Hay que ser francos, en el viaje a Protect, Eylo estaba hecho una mierda y apenas se enteró de toda la trifulca. Entre la gravedad y los efectos secundarios de la vacuna, el eridiano apenas fue consciente de lo sucedido, pero al hacerlo, pudo expresar verdadera extrañeza por aquel acontecimiento. Pero saber que Mikhail y René habían agredido a un superior hizo que arrugara un tanto la nariz, puesto que no llegaba a comprender porque se había resuelto de ese modo. Una vez más, Eylo eligió la distancia y la observación, costumbre que se fue deshaciendo con el paso de los días.
La relación de Eylo con la gente del Domo 12 intentó ser natural, sin demasiada implicación inicial. El eridiano era cauto, muy cauto, con lo que decía y con quien hablaba. No por falta de verbo, no, sino por sentir una permanente sensación de añoranza del hogar, y también sentirse fuera de lugar. A pesar de ello intentó acostumbrarse a las personas, conocerlas y, en algunos momentos, congeniar con ellas. Eylo era tranquilo, correcto, pero a pesar de ello sabía reír y divertirse con la gente cuando la situación se prestaba. Pero, ciertamente, la sensación que transmitía era la de un muro sólido y alto que era difícilmente franqueable. Eylo tenía mucha facilidad en entender el ánimo de la gente, pero, a pesar de que era fácil ver el estado de ánimo de él mismo, ya que solía ser transparente en sus relaciones, llegar a la persona que subyacía en él era otro cantar.
Quizá la que más se acercó, dicen, fue Daya, la que Eylo acabaría viendo como el corazón del Domo 12, la voz amable y certera que sabía encontrar el camino correcto al ánimo de las personas. Quien prestara atención a Eylo descubriría que tras alguna de sus escapadas nocturnas para observar las estrellas, Eylo regresaría menos tenso y más accesible, ¿quizá un embrujo de innumita? ¿algo más? Fuera cual fuera la respuesta, la rigidez personal de Eylo con la gente se suavizó tornándose más cercano en sus relaciones. O, para decirlo de mejor manera, Eylo se adaptó mejor a la realidad de un mundo que ya no era el suyo, pero que debería acabar siéndolo. Por esa razón intentó generar comunidad, fomentar lazos entre sus compañeros, intentando que todos, con sus más y sus menos, pudieran ver a la persona que tenían al lado como un potencial compañero.
Con la llegada de los mandos, Eylo enfrentó la furia de Malbone con desagrado inicial, pero el paso de las horas le hizo comprender el objetivo que residía en todo aquello. El eridiano no se enojó con Malbone, y aunque sentía rechazo en sus formas, parecía entender que él cumplía un papel en todo aquello. Pero había una rémora de la que no podía liberarse, la imagen terrible que tenía de los soldados espaciales, y contra la que luchaba diariamente. Conocer a Townhall le hizo suavizar esa tensa visión de las cosas, aquel hombre inspiraba confianza en Eylo y se le notaba al mirarle y tratar con él. Con la asignación a la sala de telecomunicaciones, sintió bastante alivio, pero también quería seguir comprometido con el resto de sus compañeros. En la mentalidad grupal del eridiano, por mucho que se fuera a encargar de las telecomunicaciones junto a Dickens y Cook, también quería seguir acompañando al resto de sus compañeros en los ejercicios diarios. Pero algo se torció, algo que le dejaría marcado mucho más allá de lo que hubiera previsto.
El testimonio de Lizza dejó descompuesto a Eylo. Sintió como esa confianza que había estado intentando forjar entre todos se había derrumbado. Escuchar de los labios de Lizza cómo Mikhail había abusado de ella, le había dado una paliza y, encima, amenazado con matarla a ella y a Narel hizo que para el eridiano la máscara de irreal concordia se viniera abajo. Sabía que el ruso era un mal elemento, ¿pero que llegara a tanto? No, ni de coña. Eylo quedó consternado, pero aun se opuso al plan original de William de actuar de madrugada como matones. El eridiano veía esto como un gravísimo error, uno que podía quebrar la frágil unidad del Domo 12, y aunque abogaría por informar a los mandos, tuvo que acabar cediendo a un punto intermedio. Acogiéndose a las premisas de Malbone, retarían a Kurik a un combate y Sarah se había propuesto a hacerlo, y es que la paladina del Domo 12 lo hubiera aun sin reto formal de por medio, algo que Eylo apreció enormemente.
El duelo entre Sarah y Kurik fue duro, desagradable y brutal. La incomodidad de Eylo no quedaba oculta y, ni siquiera viendo como Kurik mentía para proteger su patética fachada de valiente, le permitió sentir que estaban haciendo lo correcto. Estaba furioso consigo mismo, cosa que trasladó a Jim y a su frívola actitud ante todo aquello. A Jim no le faltaba razón, Eylo pensaba como ella en algunos puntos, pero la forma en cómo lo hizo y la superioridad moral que esgrimió creyéndose en posesión de la verdad absoluta hizo que Eylo reaccionara con firmeza. No, las cosas no se estaban haciendo bien, pero Eylo se había comprometido con eso para evitar un mal mayor o, al menos, eso intentó decirse internamente. Cuando todo terminó y William apareció con la guinda de todo aquel desastre, el eridiano se retiró sombrío tras asegurarse de que Sarah fuera atendida.
Todo aquello consternó a Eylo. Ahora, más que nunca, se sentía absolutamente alienado de aquel sitio. Se sentía injusto, que había actuado mal, quizá por eso acudió a Townhall para contarle lo que había pasado. Temía que de no hacerlo, lo que le había pasado a Lizza quedaría como una anécdota mal contada y no, no pretendía aceptar que eso pasara. Es complicado hacer lo que uno cree correcto cuando ni siquiera uno está seguro de estar haciéndolo, y aquello era una constante en la cabeza del eridiano. Y es que aquel dicho que el camino al infierno está pavimentado de buenas acciones era un sentimiento muy presente en él, y quizá la máxima de su significado empezó a forjarse esa noche, cuando Townhall lo expuso públicamente en la cena y Eylo, sin querer esconderse, dio la cara como el autor de la confesión. Se sentiría muy amargado al ver que todo aquello no sirvió para nada, y una pesada sensación de culpa empezó a colarse en él y su ánimo.
Volver a ver a Grey causó, por contra, otra clase de revolución en Eylo. La sargento llevaba consigo el colgante de los restos de su familia, y es que la mujer había tomado personalmente la responsabilidad de guardarlo, cosa que agradeció profundamente. Para un eridiano existe una espiritualidad, un alma, inherente a las cosas, una energía que se les dota y merece un respeto. Huelga decir que aquel colgante, para Eylo, poseía un poder e importancia capitales. Cuando fue degradada delante de todo el mundo sintió la frustración y rabia por Grey, no entró a valorar si era merecida, apropiada o injusta, simplemente empatizó con la ya exsargento al verla en ese estado. Aunque de todo aquello sacó algo interesante, por llamarlo de algún modo, la conversación entre Townhall y Malbone revelaba algo importante en muchos aspectos. Algo que Eylo guardó buena nota para el futuro.
Las semanas siguientes fueron intensas para Eylo. Con la amenaza de un implacable examen de legislación, el Domo 12 se puso en marcha. Se debía autogestionar y la reunión del primer día intentó eso, pero había una tensión casi tóxica en el ambiente. Volaron cuchillos, pullas y acusaciones cruzadas, algo que acabó de ensombrecer el ánimo ya tocado de Eylo, pero en las sombras acaba brillando con mayor intensidad la luz. Quedarse en un rincón lamentándose no iba a solucionar nada, no era lo que le habían enseñado, no era lo que esperaba de si mismo, así que tomó las riendas de lo que podía y quería ofrecer a sus compañeros. Fue señalado como candidato para convertirse en el líder del Domo y, en ese momento, rehusó con sinceridad que aquel rol debía ganarse con el apoyo de sus compañeros. Pero, en su fuero interno, sin que él fuera consciente de ello, sí quería aspirar a ese papel. Era un pensamiento arrogante del que Eylo no quería saber nada, pues creía en la importancia de la concordia y la comunidad entre todos y, desde luego, aquel papel lo aceptaría de quien fuera. Para huir de sus propias inseguridades, se volcó en sus compañeros e intentó reforzar la idea de unión, comunidad, compañerismo. Algo en lo que Eylo insistiría y reforzaría durante esas semanas.
Pero pasaron otras cosas, charlas con compañeros que le permitieron hacerse a la idea de las personas que le rodeaban. Poco a poco, Eylo se fue sintiendo más cómodo y menos ajeno, pudiendo pensar, por primera vez, que quizá podía hacer algo bueno en aquel sitio. Su relación con Grey fue creciendo, sin nada que esconder y, casi, a la vista de todos, ya que jamás hubo una conversación directa salvo una comprensión mutua basada en miradas y gestos. Fue en su viaje de dos días fuera del Domo, que Eylo regresó cambiado y no, no es por lo que estás pensando, estimado lector, sino porque el eridiano se sentía liberado a un nivel como nunca antes se hubiera podido sentir. Puede sonar naif, tópico, pero Eylo actuaba con una seguridad y firmeza poco vistas antes en él, era como si hubiera aceptado algo que llevaba tiempo sin haberlo hecho.
Esto se notó el día del examen, más bien después de este. Cuando Grey acudió a él, a Daya, Jim y Martín para urdir un complot para aprobar a todos los compañeros del Domo 12 permitiendo que William se colara en el Starliner y modificara las pruebas. Eylo no aprobaba esto, pero aceptó ayudar y, tras intercambiar posibilidades y pareceres en el corrillo conspirador, el eridiano tomó la iniciativa de organizar toda la operación inspirando confianza y seguridad en aquella empresa. No era la mejor forma de empezar para el recién nombrado líder del Domo, pero, como mínimo, fue curiosa. Hay algo que Eylo jamás admitirá a nadie, o puede que sí, pero él se voto a si mismo cuando se elegía. Fue arrogante, pero también intentó analizar y pensar en todos sus compañeros, acerca de las posibilidades y enfoques posibles, y aunque para él la opción siempre fue Lizza, después de lo que le pasó ya no era la misma. Aquel sentimiento y determinación había florecido, pero acabaría por eclosionar por la noche, en su charla con Townhall, y tras la colección de experiencias extrañas que había estado viviendo desde hacia días: fantasmas en las comunicaciones, la Anomalía en Protect, apariciones inexplicables de familiares desaparecidos de compañeros.. fueron pasos de un camino que aseguraban los pasos de Eylo hacia lo que creía que debía hacer.
Aquella noche habló con Lizza, quería ayudarla a afrontar lo que le había pasado. Fue torpe a pesar de sus intenciones, y hacerlo le recordó sus propia flaqueza y lo enfrentó a su fracaso. No podía, no había podido ayudarla como debiera, como quisiera. La veía pervertida por el dolor, la ira, el odio.. y Eylo se sentía inútil frente a todo aquello. Pero nunca llegó a imaginarse que las últimas palabras que Lizza le dijo serían proyectarían la tragedia del día siguiente. Después de hablar con Lizza lo haría con Townhall, compartiéndole lo hablado con Lizza con frustración y recibiendo las instrucciones acorde a su nuevo cargo. Debía ser eso, una reunión formal, pero entonces el eridiano lo vio claro. Pensó en la injusticia de Lizza, en la permisividad con Kurik fuera de la decisión del teniente y en un niño de doce años atrapado en el fuego cruzado entre fanáticos y soldados. Ahora sabía qué hacia allí, porque volvió a la Space Force, quería ascender, quería ser comandante, general.. cambiar las cosas, hacerlas mejores.. y que casos como el de Lizza, el Incidente Luceriano o las decenas de desgracias que solían asociarse a la Space Force y a la Comandancia no pasaran. Si la Space Force debía representar lo mejor de la humanidad, aun no lo había visto, pero Eylo.. él.. quería hacerlo realidad.
El día de la tragedia, Eylo miró las notas sin sentirse del todo conforme. Había dado instrucciones expresas de que las suyas no fueran tocadas, pero probablemente eso sería algo que nunca sabría. Era un pensamiento estúpido, pensando en lo que estaba a punto de suceder. Realmente estúpido.
Los skullrep atacaron y Eylo sintió miedo, un pavor preternatural enfrentándose a esos monstruos que jamás antes había visto. Intentó plantar cara, y aun logró acertar disparos, pero dos de ellos se abalanzaron sobre él prestos a destriparlo. Tuvo suerte, apenas una herida superficial, pero el shock fue grande ya que despertó recuerdos que tenía por superados. Fue tras la revelación al resto del Domo de su relación con Grey que Eylo volvió en si, había percibido por el rabillo del ojos parte de lo que había pasado. Como Lizza atacó a Kurik, como éste había respondido y como William había reaccionado defendiéndola matando al ruso, como Sarah había caído también y algunos de los compañeros estaban en estado crítico. Eylo rememoró aquel día en la estación Políxene, el horror de la pérdida que había enterrado en lo más profundo de su ser, ahora afloraba descubierta para demostrarle lo frágiles que son los recuerdos.
Para muchos eso significó la rotura de algo en su interior. Para Eylo no fue distinto. El eridiano absorbió todo ese dolor como una esponja, le costaba gestionar todo aquello y en algunos momentos quedó saturado. Buscó a Narel para abrazarla, compartir aquella incapacidad de gestionar el horror y, tras separarse de ella, se sintió con las fuerzas necesarias para luchar contra aquel sentimiento terrible. Se acercó a Grey, reconociendo con alivio que estaba bien, y se puso a su disposición para ayudar. La mirada de Eylo no era lánguida ni triste, se había enmascarado tras una sólida resolución. Sus compañeros habían confiado en él y quizá apenas había contribuido a la victoria militar, pero ahora.. ahora podía hacer algo y, arrastrado por la voluntad de hacer lo mejor por los demás, por los suyos, apenas duró unos instantes en la enfermería y volvió para ayudar en lo que pudiera.
Se sentía culpable por lo de Lizza, responsable incluso. Sabía que no había apretado el gatillo, sabía que no era responsable de las acciones de Kurik, pero ninguna respuesta racional era capaz de quitarle de la cabeza que había podido hacer más por ella. Que habría podido disparar mejor, que podría haber organizado mejor, que las comunicaciones habrían tenido que funcionar mejor.. losa tras losa, Eylo se fue cargando la espalda hasta hundirle.. aplastándole emocionalmente hasta diluirlo en un silencio muy peligroso.. esa noche no se supo nada de Eylo, pero al amanecer del siguiente día.. la actitud de Eylo había sufrido una transformación. Había una frialdad solidificada en su gesto, pero no la suficiente como para que no transmitiera su habitual calidez y cercanía. ¿Qué había pasado? ¿Quién lo sabe? Pero en la mente de Eylo había un objetivo, el mismo que había declarado al propio Townhall, ascendería, subiría en la jerarquía militar, y cambiaría las cosas. Porque había contraído una deuda, una deuda que le definiría de ahora en adelante..
La noche del ataque. El final de un nuevo comienzo
—Sé que estás ahí —dijo Eylo por el comunicador de la sala. Había un silencio ominoso, depredador, en la estancia —. Sé que estás ahí. Que me escuchas, que estás.. de algún modo.. pendiente de lo que hago —repitió carente de emoción en la voz, aséptico, porque sabía que si se permitía la menor tregua volvería a llorar.
—¿Por qué me salvaste entonces? ¿Por qué me llevaste a Políxene? —exigió apretando los dientes —. Tienes un plan. Joder, sé que lo tienes. Y jamás he dudado de él. He creído en ti. Y cuando supe que me habías seguido hasta aquí.. ¿por qué? Has puesto en peligro a mis compañeros, has asustado a la pobre Kalina y yo.. no te entiendo.. no entiendo porque lo haces, lo que persigues —respiró hondo, hacerlo hacía que le doliera la herida del costado —. Quiero respuestas. Nunca te las he exigido. Pero ahora las necesito.. porque veo lo que veo. Porque vi aquello en el Eagle junto a Dunne.. dame una pista de algo, joder, para no creer que me estoy volviendo loco.
Se quedó en silencio mirando a las ondas de frecuencia vibrar indiferentes a él, se centró en ellas para no pensar en lo que había pasado. No quería ceder a los disparos, ni a los gritos, ni a la pérdida, su cabeza proyectaba una nociva mezcla de Políxene asaltada, de su rescate y, ahora, de la escaramuza contra los skullreps. Revivió el miedo en esos tres capítulos de su vida, y del miedo a morir pasó al miedo, real y palpable, a perder a los que quería. Unió su cabeza a la consola, apretó los dientes y sollozó.
—¡Respóndeme, joder! —exigió dando un golpe en la mesa, la tensión amenazaba con abrirle la herida de nuevo, pero no le disuadió y repitió con la voz febril, temblorosa.. —. Respóndeme.. maldita sea.. siento que quieres algo de mi y no sé lo que es. Yo.. si querías que viniera aquí.. lo has logrado. ¿Pero qué he logrado, joder? Lizza está crítica, William preso por defenderla y al único culpable de esta mierda.. aun lo van a convertir en un puto martir.. —sentía la boca pastosa, desagradable, las lágrimas atoraban su rostro y volvió a mirar aquella frecuencia que ya formaba parte de su ser y su comprensión —. No merezco esto. Yo debí morir en Políxene, con mi familia.. con mis padres.. y pasan cosas, pasan cosas a la gente que aprecio.. y yo sigo adelante. Sigo vivo, ¿por qué? ¿A cuántas personas más debo perder? ¿A cuántas?
Eylo sintió un arrebato que le zarandeó el cuerpo, se levantó ignorando el dolor de la herida. Pensó en Grey en ese instante, en el terror que tenía de perderla, pero también pensó en Narel, en Daya, en Lizza, en William, en Sarah, en Duncan, en Benedict, en Einar, en Martín, en Alvin, en da rostro de sus compañeros.. joder.. hasta pensó en Vera o en Jim, y rememorando sus rostros como una película cámara rápida acabó viendo el rostro de Kimball mirándole con calidez, en Kawalski con su severidad templada y paternal, en la sonrisa de Diana cuando perdió la virginidad con ella, en Carter riendo con él aun después de haber perdido una pierna, sabiéndose perdonado por él y en la decepción de Eugene cuando ella se marchó para unirse a la Space Force y él no lo hizo. Recordar a los suyos le rompió un poco más, sin ser consciente que estaba frente a la esclusa de salida del Domo 12. Agarró torpemente un respirador y salió sin ninguna protección tambaleante.
La cabeza de Eylo era un caos constante y, frente a todas estas, se encontró ante las caras de sus padres. Hacia tiempo que le costaba verlas, a veces se sentía culpable por no ser capaz de recordarlas con nitidez. A menudo se aferraba al recuerdo de sus sonrisas, que las sentía cálidas e importantes para él, pero incluso ahora estas parecían lejanas. El eridiano sentía el frío implacable de Protect asaetearlo, y gustoso se hubiera derrumbado pronto, ya que toda esa presión rabiosa que sentía sobre él casi parecían obligarle a rendirse.
—Ni de coña.. No me sale de los cojones.. —murmuró como si conversara con esa parte de él que quería ver cómo se rendía.
Era su culpa, era mi responsabilidad. Lo de Lizza debió haberlo previsto, debió haberlo hecho mejor.. debió anticiparse.. evitarlo.. ser más duro.. debió ayudar a sus padres a salvarse.. debió ser valiente.. debió.. debió.. tuvo.. debí..
¿Y quién te dio esa responsabilidad?
Yo, yo mismo, debí..
No. No eres el responsable de lo que otros hacen, sino de cómo actúas frente a ello. ¿Y qué harás? ¿Lloriquear?
No lo entiendes, que Lizza..
Lizza fue víctima de un monstruo, de la inacción de quienes debieron hacer algo y de su propio odio. Tú no decidiste hacer lo que ella hizo. Deja de excusarte, deja de justificar tu maldita inseguridad y tu maldito complejo proyectándolo en los demás..
...
Eres Eylo Yilmaz, no eres Lizza Jacobs, no eres William Thomposon, no eres Mikhail Kurik, no eres ninguna de las decenas de personas de las que te sientes responsable. Porque nadie te ha pedido que asumas la responsabilidad de sus actos ni tampoco se espera que lo hagas.
Debí hacer más..
Entonces, con el timbre y la voz de Kimball, su subconsciente, respondió con aquella severidad tan propia de él.
"Si crees que debiste hacer más, entonces aprende, Eylo. Aprende y hazlo mejor. Te equivocarás más veces, tropezarás más veces, pero puedes levantarte. Yo no te enseñé a rendirte, te enseñé a superarte. A ser mejor de lo que crees que puedes ser."
Eylo miró a su alrededor, buscó a Kimball junto a él, pero estaba claro que no estaba allí. La viveza de aquel recuerdo le centró de nuevo. Miró al cielo buscando Eridani sabiendo que no estaba allí, pero aun así lo vio, bajó la cabeza aturdido, con las lágrimas rugiendo por sus mejillas y algo llamó su atención en la colina. Vio algo, vio a alguien, y sus pupilas se dilataron entregándose a esa.. ¿alucinación? Parpadeó, y fuera lo que fuera lo que había visto, ya no estaba allí.
—Está bien.. está bien...
Volvió al Domo 12. Aun tenía el desgarro y la duda con él, liberarse de la culpa no era fácil, pero aquella sombra oscura que aun lo ahogaba cedió un poco su presa dejándole respirar. Eylo tenia muy claro quien había sido el culpable de aquello, y su mirada no se dirigía hacia los skullreps, sino a casa, a la fachada de ignonimia que alimentaba un sistema podrido. Sí, había que salvar a la humanidad, ¿pero a qué precio? ¿a cuál coste? ¿al de su alma? La gente buena y válida moría, sufría.. mientras que los monstruos perseveraban solo por haber nacido en el lugar adecuado. Y no, eso no debía ser así. Quizá era el sueño tonto e idealista de alguien estúpido, pero si Eylo debía ser estúpido por perseguir ese ideal.. sería el más estúpido de todos.
Recapitulación del capítulo 1
Los Perdidos
Según las leyendas de Hydria, cuando un hydriano muere y no recibe las exequias requeridas, su espíritu queda vagando por los bosques de la región. Esos espíritus no son malignos ni perniciosos, sino que viven en la confusión de no estar vivos ni muertos, lo cual les produce una pena sin fin. Se llaman los Perdidos. No hay nada que se pueda hacer por ellos, pues —al no estar vivos— ningún vivo puede comunicarse con ellos, pero tampoco se reunirán con los espíritus de sus allegados muertos. Lo único que se puede hacer es compadecerlos por su estado de eterna confusión, por su constante permanencia en un umbral de extravío y desorientación.
En Protect, René era un Perdido.
Había salido de Natgrew huyendo; huyendo de sus sentimientos, de su decepción espiritual, pensando que en Protect encontraría un buen lugar para olvidar y, quizá, volver a empezar. Y, sin embargo, después de poco más de un mes en ese planeta maldito, sus «fantasmas» —como los había llamado Narel— no habían hecho sino acrecentarse, al igual que sus dudas y preguntas. Era un Perdido.
No podía volver a Hydria, donde le esperaba el dolor de una presencia insoportable, el recuerdo constante de una traición asfixiante y de un sistema de valores que se había roto bajo sus pies. Pero él no podía ser un soldado de la Space Force, una institución en la que había dejado de creer hacía muchos años y que incluso había aprendido a odiar. Él había llegado a Protect por un encadenamiento de casualidades. Para él, pertenecer a la Space Force no era un sueño, no era ni siquiera algo que realmente quisiera; era una huida. Era un Perdido.
Y así, pasadas esas semanas allí, todas esas contradicciones se habían agudizado. No podía volver a su hogar, pero tampoco podía ser un soldado de la Space Force. Era un Perdido.
La noche de la escaramuza con los skullreps, durante su conversación con Daya Banerjee en la enfermería, su confusión se había manifestado en delirios a causa del shock del combate. Había confundido a Daya con Leonora, con Kalina y con Sarah. Le había hablado a ella como si hubiera estado hablando con esas tres mujeres. No había tenido del todo claro si estaba en Hydria o en Protect. Ni en Hydria ni en Protect, ni vivo ni muerto. Era un Perdido.
Desde ese día, se despertaba en mitad de la noche, después de soñar con un skullrep que le introducía su garra en el cuerpo y le sacaba el corazón. Ese skullrep a veces tenía la cabeza del minotauro, que había sido hasta ahora su pesadilla recurrente. Ese monstruo onírico, mitad minotauro, mitad skullrep, era la quimera perfecta para reflejar su estado de confusión entre dos lugares distintos: la bestia hydriana y la bestia de Protect.
En esa pesadilla, veía a Sarah muriendo una y otra vez, en un bucle sin fin, en el cual él siempre intentaba salvarla y siempre fallaba. En esos sueños, lo único que cambiaba era la forma en que fallaba: a veces, el rifle se le caía; otras veces, miraba el rifle y en realidad era sólo un palo; otras, no tenía nada en las manos; otras, era él quien con su disparo mataba a Sarah; otras, simplemente disparaba sin que las balas hicieran nada. En ocasiones, durante esa pesadilla, de pronto la cara de Sarah se transformaba en la cara de Leonora, sin solución de continuidad, como ocurre en los sueños. En esos momentos, despertaba en mitad de la noche, en los barracones, gritando el nombre de Sarah o el de Leonora.
Algo que durante esas semanas en Protect había manifestado abiertamente su confusión entre dos mundos, pero sin estar en ninguno, era su incapacidad para integrarse en ese grupo del Domo 12, como si estuviera en un umbral que le impedía volver atrás, a su antigua vida, pero que también le impedía avanzar hacia sus nuevos compañeros. Sus férreos principios, su torpeza social, junto con su carácter taciturno y retraído, le hacían muy difícil la posibilidad de pertenecer a ese grupo. Se daba cuenta de que a su alrededor pasaban cosas, pero todo aquello le parecía el movimiento de unas marionetas que René observaba como espectador.
El día del ataque de los skullreps, todos habían tenido brazos en los que caer, hombros en los que llorar, rostros o labios para besar. Él, en cambio, sólo había tenido un cadáver sobre el que verter sus lágrimas. No podía lamentarse por ello, pues él mismo era el que se había quedado en el umbral, sin querer entregarse más que a unos pocos compañeros. Pero, en sus momentos de mayor debilidad, no dejaba de dolerle, pues aquello era más consecuencia de su torpeza social, de sus fobias, de sus prejuicios, que de una voluntad real de no contar con nadie. En cierto sentido, René tenía una naturaleza más propia de un animal bruto y torpe que de un ser humano.
Muchos ya habían visto ese bruto carácter cuando había derribado al capitán Ícaro en el Starliner. No había dudado, no había pensado en protocolos, leyes o consecuencias, simplemente se había arrojado contra él como un toro, para impedir que agrediera a la sargento. Pero ya en ese momento había tenido su primera decepción, cuando la ahora exsargento Dunne Grey había freído con su taser a un hombre que estaba en el suelo, que ya había sido derribado y estaba K.O., sólo para mostrarles que no había perdido el control. No sólo eso, sino que además Grey y un grupo de reclutas habían montado una farsa para mentir y encubrir lo sucedido, mientras que René había quedado solo en su deseo de ser sincero. Grey y aquellos reclutas se habían burlado de su honestidad. Abiertamente.
Pero el acto cruel y arbitrario de Grey se había convertido en la tónica general de los oficiales. Entre Malbone y Townhall habían permitido que se produjera impunemente un abuso sexual en el Domo: el cabo había dicho el primer día en el comedor que no le importaba si se violaban y el teniente no había hecho nada ante las graves acusaciones. Ellos eran culpables de lo sucedido con Lizza y Mikhail el día del ataque skull (algo de lo que René, por lo demás, sólo se enteró días después, tras haber superado el primer shock de la batalla). Aquellos acontecimientos, aquellas personas y varios de los reclutas alimentaban los peores prejuicios que René había tenido contra la Space Force, sus odios contra esa institución criminal.
Pero entre tanta rabia, aparecían algunas luces. En su pecho había quedado fijado especialmente el día en que una fila de reclutas había golpeado a tres de sus compañeros sólo porque Malbone se lo ordenó. Recordaba ese suceso lamentable como la confirmación de su odio contra la Space Force, pero recordaba aún más la negativa que tanto él como otros tres reclutas le habían opuesto al cabo. Ellos no iban a pegar a sus compañeros. Alvin, Narel y Sarah. Desde ese momento, aquellos tres compañeros habían pasado a ser muy queridos por él, aunque a Narel sólo la había empezado a conocer en los últimos días. Para René, eso era valor, eso era coraje: oponerse a la injusticia y a la arbitrariedad de un oficial autoritario, con capacidad para aplastarlos. Desde ese día, había empezado a considerar a Sarah como una hermana. A pesar de que muchos habían empezado a hablar del domo como una familia, él —en su terquedad, en su esfuerzo por mantenerse en el umbral— había insistido en que no podía ver a todos como hermanos. Pero Sarah… Sarah lo había sido desde ese día y hasta el día de su muerte. Addio, sorella.
Su amor había quedado en Hydria, enterrado bajo el signo de la traición. Y, sin embargo, desde la primera semana en Protect, después de aquella salida expedicionaria a las colinas del norte, había mirado con ojos brillantes a Kalina Radoslawa, la bióloga croata. Tan inteligente, tan elegante, tan educada, tan atenta. Tan bonita. Ella era todo lo contrario que él en todos aquellos aspectos y, sin embargo, sus almas habían conectado de algún modo. Aquella chica le hacía reír, le escuchaba sus historias, le había contado historias personales. No había ocurrido nada entre ellos, no podía ocurrir, pues el corazón de René estaba enterrado muy profundo en Natgrew, el corazón de René estaba entregado a un «fantasma» (de nuevo la sabia palabra de Narel). Además, era imposible que él le gustara a Kalina, una mujer tan inteligente y sofisticada. Y, aun así, no podía dejar de mirarla con aquellos ojos brillantes que manifestaban un afecto especial.
Incluso en esto era René un Perdido, pues su corazón estaba enterrado en Natgrew, entregado a quien no lo quería, y eso le impedía darse la libertad de entregarlo a alguien más; aunque, claro, lo más probable es que Kalina tampoco lo fuera a aceptar. Ni vivo ni muerto. Un Perdido.
Transitaba ese umbral sin atreverse a dar marcha atrás y sin atreverse a avanzar, pero las pocas almas afines que había empezado a descubrir dentro del domo parecían decirle amablemente que entrara con ellos. En los últimos días, los eridianos habían empezado a hechizarle con sus profundos ojos y sus palabras mágicas, Narel y Eylo; y parecía, además, que la sombra de Sarah también lo estuviera invitando con su sonrisa silenciosa, como si lo mirara desde el fondo de la habitación.
Había algo que René no había olvidado: entrara o no por esa puerta, tenía una misión que cumplir, una misión que Sarah le había encomendado con sus últimas palabras. Debía contactar a sus queridos Audrey y Jensen en el PEC 6. Puede que fuera un Perdido, puede que estuviera aún en shock tras el combate, pero cumpliría aquel encargo con su más absoluta decisión y arrojo, sin el menor asombro de duda.
¿Después? Después... Sólo los dioses saben realmente qué ocurre con las almas de los Perdidos.
Resumen del Capítulo 1
Luego del accidente que pasó en el día de entrenamiento con la Sargento Quest, y de una charla con Grey, me di cuenta de que al parecer no la estaba pasando tan bien como yo pensaba. Claro, el primer día de entrenamiento con Malbone arrasé con la carrera y en el exámen de Legislación saqué una nota perfecta, pero aún así, en esos meses no logré nada significativo con respecto a las relaciones con otras personas: No tuve un romance, no tuve una pelea, no tuve a alguien a quien llamar verdaderamente un amigo... Y en el "grupo de cerebritos" donde estoy no es como si acaso fuera un amigo para ellos, simplemente alguien que sabe de Ingeniería, ¿No?
Parecía que estaba engañándome a mi mismo en todo esto, yendo de arriba a abajo con todos los demás reclutas del Domo: El amigo de todos, pero sin un amigo propio. Y darme cuenta de eso, y sobre todo dándome cuenta que era la segunda vez que me topaba con esta pared de frente, simplemente me dejó con un peor vacío que la primera vez. No estaba en Ignis donde al menos a mi familia, no tenía a mi grupo de amigos aquí donde podría pasar el rato, estaba encerrado en un Domo en un planeta hostil entrenando para volverme miembro de la Space Force, algo que yo siento y pienso que es lo correcto, el eliminar a los Skullreps que nos acosaban más allá del Cosmos y ayudar a la humanidad, ese sentido del deber que me lograron inculcar mi padre y mis hermanos, lo que era correcto. Y a pesar de que pude vender mis ideas a la Space Force y ver si acaso les gustaban todas las mierdas que se me venían en la cabeza, simplemente no era lo mismo.
Mis días eran más que todo solitarios, a pesar de que de vez en cuando podría entrenar con alguien en el Gimnasio, o hablar con alguien en las horas libres, pero estaba más que todo por mi cuenta. Y desde el día de esa charla ese sentimiento solo se pudo incrementar: No hablaba con el mismo ánimo, ni aquella confianza que reflejaba llegaba a brillar con el mismo resplandor, y ahora parecía que las sonrisas escaseaban porque no andaba con una la mayoría del tiempo. Simplemente algo deprimente.
Pero lo que más me jodió, fue que la persona que pude conocer más en comparación a todos los demás reclutas ahora mismo era un traidor a toda la humanidad y que enfrentaría la Corte Marcial, y dudaba mucho que llegara a seguir en nuestro Domo; Billy. Yo pude ver esa masacre que sucedió fuera del Domo, como la loca de Lizza fue y le disparó en la espalda a Kurik y todo ese desenlace como si estuviera en primera fila, observando todo el suceso en Cámara lenta, algo que de seguro yo sería capaz de hacer si mi enojo fuera tanto. Y joder, nada más me lamentaba que el cabrón de Kurik no tuviera la decencia de morirse solo, tenía que arrastrar a cuantos pudiera consigo, típico de alguien como él. Y lo peor fue el destino que sufrió Sarah, llevándose una bala perdida de Einar a un costado, justo cuando ya logramos sacarle a los Skullreps de encima, finalmente perdimos un rayo de sol aquí en el Domo, la única persona que me habló por primera vez con respeto, la persona de la que podría decir que llegué a sentir algo por toda esa gentileza y delicadeza que tenía.
Sin ella parecía que cada noche era más negra, que parte del encanto del Domo se fue junto con Sarah Castle. El Domo ya no era un hogar como antes, solamente sentía aquellas paredes frías, camas vacías, y el tiempo cada vez más lento, desde que Sarah se fue mi tiempo en el Domo solamente era soledad, desolación. Así fueron los primeros días, luego se alargaron a ser la primeras semanas, y luego 2 a 3 meses hasta que finalmente el dolor desapareció, cuando finalmente lloré, llorar con ganas, con cada lágrima bien llorada y cada sollozo que era perdido en el viento, en soledad a algunos metros del domo cuando tomé uno de los vehículos terrestres. Solamente fue allí cuando finalmente pude recuperarme de la perdida, pero había efectos que iban a perdurar por un tiempo. Ya no me alegraba el alcohol, solamente sintiendo aquel sabor amargo trayendo aquel vacío, a menos hasta que poco a poco volvía a sentir que en lugar de llevarme al llanto llegaban sentimientos más agradables con el paso del tiempo, y así todos esos sentimientos negativos que asociaba con el Domo, se iban perdiendo con cada día. Las sonrisas volvieron, el ánimo de siempre también, pero al llegar al Gimnasio me llegaba la melancolía de no ver allí a Castle dándole de ostias al saco de boxeo hasta el punto en que se desparramara toda la arena en el suelo.
Algo positivo que si logré en todo ese tiempo de duelo fue cuando, al darme cuenta que llevaba desde que llegué sin hablar con mis padres, finalmente los llamé. Les envié un mensaje a ellos y que hablaran con mis hermanos, que los llamaría un poco en la madrugada de aquí de Protect, que por suerte al menos en la Tierra e Ignis era algo temprano, pero ya en Poseidón y el PEC donde estaba mi hermano llegaría a ser algo tarde. Le pregunté a Benedict como podía manejar las cosas para haceruna llamada por mi cuenta y entonces en la noche pedí algo de privacidad para hablar. Les conté de mis logros, de mi situación actual, de la muerte de Sarah y cualquier otra cosilla no tan relevante que me pasara. Y por suerte todos ellos me conocían, no trataban de consolarme más allá que decirme que ojalá me recuperara pronto y una mirada de preocupación. Ellos sabían que esto lo tendría que pasar solo, y lo haría, siempre había sido así desde que perdí a mi abuela a los 6.
Y ahora, solamente me quedaba algo por hacer: Formar parte de la Space Force y hacer cuantas máquinas de matar pudiera sacar, y con suerte hacer alguna relación significativa en el proceso.
Resumen capítulo 1
De noche bajo el cielo estrellado - Un estúpido y muchas cervezas
Ante la perspectiva que tenía delante, William no podía evitar recapitular como había sido su vida hasta el momento, al menos era la primera vez que se alegraba de haber perdido a su madre a los diez años, había muchas veces que le costaba recordar su rostro, sin embargo, la seguridad de sus abrazos era un recuerdo indeleble para él... vaya, otra cerveza que se acaba... pensó mientras dejaba en una caja el quinto botellín que se había acabado en lo que llevaba de noche, nunca había bebido mucho, pero últimamente casi parecía un consuelo... un consuelo por todo... Sentía como si su vida hubiera estado dividida en dos, la primera parte, en la que su madre siempre había estado allí, reía sus travesuras inocentes y le seguía el juego... una leve sonrisa asomaba al rostro de Thompson mientras usaba la manga de su chaqueta para borrar las lagrimas de sus ojos, últimamente bebía mucho... últimamente lloraba mucho, aunque no dejaría que nadie lo viera... si acaso sólo Daya, su "hermana mayor"... finalmente él se había convertido en una maldición para ella y no era la primera persona a la que le pasaba... Sentía que recordar aquellos años, tan lejanos, cuando su madre aún vivía le aportaban algo de consuelo, su ausencia lo cambió todo... No era sólo el tener un padre ausente y autoritario, por contradictorio que pudiera sonar aquello, era la soledad... dos años después de la perdida de su madre, su hermano ingresó en la Space Force, pues ya tenía dieciocho años, y el comandante Thompson no esperaba menos de cualquiera que llevara su apellido... así que Stev tuvo que dejar a William también... y con doce años entendió perfectamente lo que significaba estar solo... Visto en perspectiva él seguro que tampoco lo ponía fácil, siempre que podía se escapaba de los guardias asignados a él, se metía en problemas tan a menudo como podía... Por suerte o quizás no, su padre nunca miraba más allá de los resultados académicos, obviando por completo cualquier anotación de los profesores al respecto de los problemas que pudiera causar, de su capacidad para ir a donde no debía cuando no debía... Siempre que podía le regañaba o le castigaba por su comportamiento, pero nada más, muchas veces ni siquiera tenía tiempo para castigarle en persona, pues era un hombre ocupado.
Otro botellín... empezaba a venir la parte buena, cuando se empezaba a marear, ya lo tenía bien calculado para regresar a la cama al momento en el que pudiera quedarse inconsciente, al día siguiente estaría cansado, con sed, dolor de cabeza... pero así, no soñaba... menudo truco había descubierto. Siempre se había llevado bien con su hermano, él siempre había cuidado de Billy cuando podía a pesar de lo ocupado que estaba, simplemente quizás verle una vez cada dos meses no fuera suficiente para un adolescente... La estrecha vigilancia tampoco ayudaba a hacer amigos, así que hizo lo único que podía hacer... dedicarse a leer libros que no hubiera recomendado su padre. Puede parecer absurdo, pero esas novelas de aventuras, de fantasía, de héroes eran quienes habían forjado el carácter del pequeño de los Thompson... Esa mezcla de idealismo, con falta de madurez y actitud rebelde visto en perspectiva, puede que no fuera un buen coctel para alguien, cuya figura paterna bien podía ser un sacerdote embustero que engañaba a los ricos de una privilegiada sociedad para cuidar de los pobres y desamparados... Muchas veces había imaginado la cara de su padre cuando cumplió dieciocho años y se escapó de los guardias que tenían que acompañarlo a hacer el examen, mereció la pena en todo momento. El gran Steven William Thompson burlado por un mocoso de dieciocho años al que jamás había valorado lo más mínimo, se había escapado de la estrecha vigilancia que tenía preparada, eso bien merecía un brindis...
Dos años después no había guardias, sólo su hermano, a él no podía hacerle aquello, suponía que la idea había provenido de su propio hermano, pues dudaba mucho que su padre supiera lo más mínimo sobre él... pero aún así no podía culparle. Stev siempre le defendía e intercedía por él. Llegó al examen, y como estaba previsto, pasó las pruebas, tenía claro que su padre no dejaría que suspendiera, mejor muerto que siendo civil... mejor muerto que siendo civil... que a gusto se iba a quedar dentro de poco. Meditaba con una media sonrisa mientras apuraba otro botellín más para darse cuenta que al parecer no había venido suficientemente preparado, pues se había quedado sin cerveza. Con gran dificultad se incorporó de manera torpe, observando el hangar y lo que cerca de allí había ocurrido recientemente. Sacudió la cabeza tratando de alejar aquellos pensamientos de su cabeza, pero sus pasos caminaban en aquella dirección.
Al final Billy aprendió que él mismo era su peor enemigo. Su parte inmadura esperaba encontrar en aquel sitio a la familia que no había tenido desde los diez años, menudas esperanzas más idiotas, propias de un crío idiota que a fin de cuentas es lo que era... Ya en la tierra Kurik reaccionó con violencia hacía Lizza cuando esta trató de ayudarle, pensando por su actitud que estaba nervioso y William, el estúpido William, intervino como si estuviera en uno de esos libros donde al final la bondad acaba ganando la partida, donde el proteger al inocente tiene recompensa... estúpido estúpido William. Los primeros contactos, quitando ese caso, parecían agradables, había algún caso curioso pero en su mayoría podía recibir buenas vibraciones... quizás, pensó, si que podría llegar a encontrar aquí esa familia que nunca tuvo de adolescente... ¿Cuántas veces debería llamarme estúpido para que fueran suficientes?. La por entonces sargento Grey, dio algunas indicaciones y obligó a dejar el equipo en unas taquillas, aunque nunca puedes dejar limpio del todo a un mago, Billy se había guardado con uno de sus trucos una moneda en la mano, sólo para poder jugar con ella... esperaba poder hacer amigos y los juegos de magia siempre eran una buena manera de romper el hielo.
Llegó la escena de las duchas, donde parecía que igual que si estuvieran en el colegio había gente con ganas de hacerse notar ridiculizando a los demás, era una actitud que no soportaba, pero sobre todo que no comprendía... No tenía en gran estima a la Space Force, pero en serio te apuntas cuando directamente te importa una mierda la gente... No conseguía entender que alguien que se alistaba para proteger a la humanidad pudiera ser así, aunque estaba claro que Anne tenía sus propios problemas, pero Billy no dejaría que lo pagara con el resto y menos con alguien como Becky que parecía una persona que ya había sufrido lo suyo, no necesitaba que alguien viniera a machacarla más, necesitaba que la ayudaran a volar... Por desgracia Thompson demostró no ser lo suficientemente listo como para darse cuenta ya, que esto no iba a ser lo que él pensaba, que aquí no podría encontrar esa unidad que deseaba... no ser lo suficientemente listo, no... era estúpido.
Llegaron finalmente a la nave, con algunos más indispuestos que otros, Thompson no se encontraba nada bien, aunque peor era lo que estaba por venir, tanto por la vacuna como por la situación. El capitán de la nave, un alcohólico provocó reacciones inesperadas, como el hecho de que Kurik le pegara un puñetazo directamente, cuanto intentó imponerse... desde luego era un tipo guiado por la rabia y la ira... debería haber quedado claro que iba a ser un problema. René se había mostrado también algo inconsciente aunque mucho más comedido yendo a bloquearlo y lanzarlo al suelo. Por suerte William estaba en primera fila y se puso sobre Ícaro para impedir que siguiera recibiendo lo cual sólo podría meterlos en más problemas, momento que aprovechó para de manera disimulada y sin que nadie lo notara, desarmar al capitán pues era mejor que no estuviera armado alguien en sus condiciones, de paso se quedó con unas cuantas monedas y unos cigarros. El mechero... se lo dejó donde estaba, parecía algo personal... Antes de bajar del avión se aseguró de dejar las armas en algún lugar donde fueran encontradas fácilmente... le sorprendía que un piloto llevara un machete, sobre todo cuando ya llevaba una pistola laser... pero bueno, no estaba aquí para juzgar a nadie.
La llegada a Protect fue bastante dura, pasó los primeros cuatro días pasándolas canutas por el efecto de la vacuna, aunque el quinto día consiguió que remitieran los efectos gracias a los cuidados del medico que aunque mudo se mostraba muy hábil en medicina, en cuanto pudo tenerse en pie exploró el domo a fondo, centrando gran parte de sus esfuerzos en la sala de telecomunicaciones. Nada llamaba más la atención del estúpido William que una puerta cerrada, así que lógicamente forzó la entrada y se metió dentro, rebuscó a gusto por el sitio, encontrando armamento de verdad y unos archivos codificados en los que pudo descubrir información relevante sobre el domo, la selección y los distintos ejercicios que se esperaban de ellos... además de unas cuantas deducciones que pudo sacar por si mismo. Aprovechó para llamar a su hermano y que supiera que todo iba bien, así como comentar algunas de las cosas que ya habían pasado, descubriendo unas cuantas cosas sobre el porqué Ícaro se comportaba así.
El día que llegarían los reclutas fue, desde la perspectiva actual, el principio del fin para Billy, Lizza se mostraba belicosa con Narel, algo muy extraño, pues eran buenas amigas y eso extrañó mucho a Thompson que fue a hablar con ella para averiguar que había pasado, así fue como Lizza confió en él, menuda estupidez, confiar en mi... le contó lo ocurrido, como Kurik la había cogido a solas, le había bajado los pantalones dispuesto a forzarla, pero por suerte después de que él amenazara con ser inmune a cualquier denuncia por ser hijo de un sargento ella consiguió inventar que era hija de un teniente y el ruso se conformó con darle una paliza que convirtiera su cuerpo en un tremendo moratón, después de amenazarla con matarla si contaba algo de lo ocurrido, ella se había defendido con uñas y dientes llegando incluso a dejarle el ojo morado a Kurik, pero nada comparado con lo que tenía ella por todo el cuerpo. Además había puesto especial cuidado en no marcarle ninguna parte que pudiera verse con el uniforme puesto, algo digno de un psicópata. La reunión con Townhall le había dejado medianamente satisfecho, se había mostrado como un hombre cabal y ecuánime. Incluso reaccionó de manera sorprendente cuando Thompson admitió haberse colado en telecomunicaciones y en los archivos que allí había, lo que no dijo, es que tenía bastantes monedas para disfrutar del café de la maquina que había en la sala de telecomunicaciones, que estaba mucho mejor que el de la cocina. Luego empezó, pues eso, a ser estúpido una vez más, hablo con el resto de reclutas que tenía más a mano, pensando que algo como lo que le había pasado a Lizza horrorizaría al resto igual que a él... la decepción fue abrumadora, muy pocos estaban dispuestos a hacer algo al respecto y alguno incluso dudó de la veracidad de las acusaciones, si tan sólo hubieran escuchado el relato como yo, nadie puede actuar tan bien... Quizás los ideales igual que esas novelas que se los inculcaron era algo pasado de moda, puede que unos libros que hablan de mundos inexistentes, no sean la educación moral que un joven debería tener o simplemente, un mundo donde la gente cuide de los inocentes, un mundo donde la gente se apoye entre ella sea algo que quedó en el pasado de la humanidad... aparecieron en ese momento René, Alvin, Sarah y Narel, preocupándose por Lizza ya que estaba mostrando al medico las marcas que habían quedado en su cuerpo tras el salvaje ataque recibido. Al final resultó imposible alcanzar un acuerdo... el plan de Billy de atacar juntando a todos los reclutas y explicando lo que había pasado quedó en nada, fue Sarah quien retaría al salvaje a un combate para demostrarle que no se le permitiría imponer el gobierno del terror y Sarah perdió... Las cosas no iban bien, si hubiera tenido la sangre fría necesaria para asesinar al ruso esto no habría pasado, sabía que no sería difícil y nadie encontraría pruebas, pero consideraba que no era justo manchar su alma de esa manera, aún era inocente. El inocente y estúpido William. Durante esa lucha cuando iba a buscar el café del bueno que le había prometido a Lizza, coincidió con Evan, averiguando que era hijo de un tipo importante dentro de la Space Force, aunque a diferencia de Thompson, parece que él si se llevaba bien con su padre lo cual era un beneficio... Al llegar se confirmó la derrota de Sarah...
Durante ese mes, trató de estar cerca de Lizza siempre que podía, habló con varios compañeros. Martín, demostrando que si no hubiera dado por sentado que a todos les parecería mal lo de Kurik y hubiera meditado con quien hablar, quizás el resultado hubiera sido diferente, él estaba comprometido... Narel, tratando de convencerla de que entrenar con Kurik era como jugar con fuego delante de un león rabioso. Sarah, la bondadosa mujer que demostró tener un corazón enorme, era demasiado buena para ese lugar. Daya, la primera persona que le mostro cariño y candor, ganándose su corazón de una manera que no había podido imaginar, su personalidad era de los pocos indicios de que quizás si había salvación para la humanidad. Eylo, una conversación que empezó bastante mal pero que evolucionó hacía una extraña comprensión del uno por parte del otro, a pesar de que Billy había optado por votar a Lizza, le quedó claro que Eylo no era mala opción. Einar, el estirado piloto que podía ser mucho menos estirado de lo que parecía, y que sorprendentemente le cayó muy bien. Jim, otra que parecido a él parecía no encajar, le daba la sensación de que decidía ignorar las partes más duras y crueles de la realidad tomándosela a broma... le parecía que sería mucho más sencillo y feliz vivir así.
Llegó el día del examen, no le había salido especialmente bien, aunque esperaba aprobar, su sorpresa vino cuando llegó Grey a explicarle que quería entrar en el starliner para modificar las pruebas, principalmente la de Kurik y así asegurarse de que entendiera que necesitaba a los demás, para tratar de reorientar su carácter hacía alguien más implicado en el grupo. Billy la convenció de que era mejor que fuera él, ella llamaría mucho más la atención de los mandos si se ausentaba... además a pesar de tener más experiencia, esta era la especialidad de Thompson... se coló en el Starliner y modificó múltiples notas, premiando a muchos de sus compañeros por el esfuerzo realizado, había bastantes suspensos que le parecían injustos y a pesar de sus reticencias le puso el ocho al ruso, pensando que si conseguían tornar su carácter en algo más llevadero merecería la pena... estúpido, estúpido William... Había varios compañeros que distraerían a los mandos, lo único que le había pedido Grey, era que no cambiara su nota, ni la de Eylo ni la de Daya y así lo hizo, igual que tampoco se molestó en mirar su propio examen, estaba más que dispuesto a aceptar la nota que tuviera... posiblemente alguien del domo pudiera sospechar de que todo el grupo de estudio en el que se había volcado Billy aprobara, pero no pensaba dejarlos suspender después de tanto esfuerzo.
Hubo una breve discusión en el comedor que no acabó muy bien para Thompson, pero al menos había conseguido desviar la atención de Dunne, que si la cosa seguía como iba posiblemente hubiera terminado mal para ella ya que el odio que se tenían Quest y ella era palpable... siguiendo el consejo de Townhall acudió a hablar con él cuando consiguió algo de tiempo, para presentar un informe sobre el ruso y su actitud y como afectaba a los demás. Al menos sacó en claro que no tenía potestad para hacer algo al respecto de Kurik... no se librarían de él, sólo quedaba la opción de que el plan de Grey funcionara... Al día siguiente el infierno les esperaba, sea lo que sea el infierno, está claro que ese día vieron como debía ser... Lizza disparó a Kurik, estaba claro que ya había llegado al límite del sufrimiento que podía aguantar y decidió finalizar sabiendo las consecuencias, pero llevándose al bastardo por delante... por desgracia fallo y este se volvió para matarla, al final no cabía posibilidad de que reaccionara de otra manera, alguien como él que vive en un mundo donde sólo importa el miedo jamás podría confiar en que sus compañeros evitarían que sufriera más daño, pero Billy no podía permitir que aquel perro rabioso siguiera arrebatándole todo a Lizza, ¿Acaso no le había quitado ya suficiente?. Sin pensar en ello, sin meditar, sólo teniendo claro que no podía dejar que la rematara, disparó y acabó por primera vez con una vida... Después el caos... el dolor... el infierno... Lizza, herida de gravedad, Sarah, muerta...
Los pasos del joven le habían llevado de vuelta al lugar del campo de batalla, aún quedaban restos del combate, restos de sangre, de vísceras... decidió meditar en aquel lugar como había aprendido de Daya... dejó volar su consciencia ebria, para tratar de conectar con el mundo... era absurdo, pues con quien quería contactar era con el mundo de los muertos... Ahora tenía delante una bifurcación... seguir el camino de la ley o de la justicia... cualquiera de ellos, para él sólo contenía dolor, pena y tristeza... pero si algo quedaba aún del adolescente, del niño, que hasta hace unos días era... lucharía por la justicia... la justicia es objetiva, así que no podía ser él quien juzgara lo ocurrido, pero tenía una idea de quien podría... Eso debía bastar... por ahora y si todo era como creía, lucharía porque jamás volviera a pasar algo así... a fin de cuentas todos morimos, lo importante es cómo, es porqué... Estaba claro que debía dejar atrás el niño, debía dejar atrás el adolescente... se acercó al lugar donde había caído Sarah, con lagrimas asomando a sus ojos, se agachó y extendió la mano sobre la tierra donde reposó su amiga... la mujer junto a la que siempre se sentiría seguro ya no estaba... Una parte de él, de su inocencia sería salvaguardada por ella... jamás dejaría de creer en la justicia, jamás dejaría de hacer algo que tiene sentido sólo porque puede que no salga bien... Por ella... no perdería la esperanza... al menos le debía eso...
Después de unos cuantos minutos que consiguieron que se le fuera pasando la borrachera, se levantó más recto de lo habitual en esas sesiones de autocastigo para volver a dormir, aunque hoy soñara... hoy no importaría tanto...
Post Resumen Capítulo 1
DPP (Diario Privado Personal) de Einar Andersen
Doy inicio la confección del presente diario personal por la recomendación del Boletín semanal de la Comandancia para aspirantes nº 2435, donde se apuntaban los beneficios directos sobre el pensamiento creativo y como método de control y gestión del tiempo de asueto.
Día 1
Tras más de 2 años de preparación en la academia privada de adiestramiento de aspirantes a las Fuerzas Armadas de la Comandancia de Gunpei, finalmente ha llegado el día. Hoy han sido las pruebas de selección a la Space Force.
Me instalé en la Tierra hace setenta y dos días en un hotel llamado "California" de la misma capital. El planeta que nos vio nacer como civilización me ha sorprendido para mal. Cabría pensar que el hogar de la Comandancia sería un deje de virtud y orden y en cambio he encontrado más caos y desorganización de la que cabría esperar.
Tal y como me habían advertido en la academia de preparación, la prueba de ingreso ha consisitido en un examen psicotécnico y de personalidad plagado de metáforas y preguntas repetidas pero planteadas de diversas formas, buscando el fallo de quién estuviese mintiendo.
Una vez realizada la prueba nos condujeron a los aspirantes a una nueva sala donde fueron llamando a los que habíamos aprobado. Mentiría si dijese que no sentí algo de ansiedad hasta que pude ver aparecer mi nombre: He sido designado al Domo 12.
Me ha sorprendido negativamente la gran mayoría del resto de reclutas. Aparentemente carecen de una formación protocolar mínima. También parecen adolecer de una falta de actitud adecuada para pertenecer a la Fuerza Espacial.
Durante la espera previa hacia el despegue hacia Protect, he podido cruzar algunas palabras con varios reclutas. He hablado con un muchacho ingeniero del cual no recuerdo el nombre que se ha demostrado bastante interesado en la aeronáutica técnica. Ha sido una charla entretenida.
De entre el resto de reclutas había también dos Natgrewnianos, un chico y una chica. Él parecía robusto y con buena predisposición física. Puede que no muy espabilado pero diría que tiene madera para esto. La otra, en cambio me ha dado bastante lástima. Es una chica pasada de peso y con un carácter terriblemente blando. No entiendo como ha podido superar la selección pero me temo que a partir de ahora le va a tocar pasar un infierno hasta que abandone. Espero que lo haga cuanto antes, por su bien.
Sin embargo los dos reclutas más interesantes con los que he tratado hoy han sido la recluta Banerjee, la otra piloto de la promoción además de una chica muy atractiva, y la recluta Ziam, una coterránea mecánica que parece ser tan fanática de las naves como yo. He disfrutado bastante la corta charla que hemos tenido de camino al Starliner. Si es la mitad de competente de lo que parece espero llevarme bien con ella.
Cuando ha llegado la hora de despegar, el Capitán de la nave ha resultado estar borracho no encontrarse en condiciones de volar, por lo que la recluta Banerjee y yo nos hemos ofrecido voluntarios para hacerlo nosotros mismos. La situación ha sido un poco comprometida, puesto que según la normativa militar, en el interior de un navío estelar militar quién ostenta el mayor rango de decisión es el Capitán, y en este caso el mismo Capitán ha emitido órdenes ilegales, puesto que pretendía volar él mismo. Por suerte la segunda en la cadena de mando, la Sargento Grey, se encontraba presente y atendiendo al estado incapacitante del piloto nos ha dictado nuevas órdenes a Banerjee y a mí. Gracias a eso he podido volar mi primera aeronave militar estelar, si bien no dejo de pensar en que tanto Banerjee como yo mismo hemos quedado en una posición algo vulnerable debido a habernos visto en medio de la confrontación de dos superiores. Simplemente espero que el protocolo siga su curso, puesto que con el código en la mano, nosotros no hemos hecho nada reprobable.
Dicho esto, Banerjee me ha demostrado ser una piloto excepcional. Diría que mejor que yo.
Día 4
Los dos primeros días han sido algo solitarios. Realmente me está costando tomarme en serio a la mayoría de reclutas puesto que siguen demostrando una absoluta falta de diligencia. ¿Como han podido pasar las pruebas de selección? Comprendo que muchos han tenido reacciones adversas a la vacuna que nos administraron en la Tierra, pero dejando eso a parte sus formas no son para nada las que debería tener un recluta de la Fuerza Espacial…
Estos dos primeros días los he pasado tratando de conocer un poco el Domo 12 y visitando frecuentemente el Hangar. Allí se encuentra toda una formación de Eagles. Máquinas algo anticuadas pero de lo más elegantes. Están en un estado deplorable pero desde que la mecánica Ziam se encontró mejor de sus dolencias, hemos empezado un programa de mantenimiento completo junto con otros reclutas que se nos han unido en la tarea. Entre ellos Banerjee y el muchacho con el que hablé de naves en la tierra que ha resultado ser un Ingeniero llamado Smart y se ha demostrado bastante capaz. También ha colaborado con el mantenimiento un recluta menudo. Ruiz. También ingeniero.
Igual que Smart, se toma algo más de confianzas de las que debería, pero parecen buena gente.
Entre todos hemos logrado un nivel de mantenimiento bastante aceptable, si bien lo de Yum la recluta Ziam es harina de otro costal. Creo que es la mecánica más habilidosa que he conocido.
Smart me ha pedido volar en uno de los Eagle para comprobar en vuelo las modificaciones y mejoras. Quizá cuando tengamos permiso. Podría estar bien.
Día 7
Hoy ha sido una putamierda de día un día de locos.El periodo de letargo se ha acabado de forma abrupta, puesto que hoy han tocado diana a las 04:30.
Finalmente hemos podido conocer a algunos de los mandos del Domo y ha empezado el verdadero adiestramiento.
El Cabo Malbone parece que será el encargado de poner al límite nuestra resistencia mental, como bien explican los manuales de adiestramiento militar. Desde el primer momento ha tratado de deshumanizarnos con gritos, motes y golpes para empezar a quebrar a los más frágiles.
La recluta Baker es el eslabón más débil del grupo en ese aspecto así que será una dura prueba para ella.
El desayuno también ha pasado a ser una herramienta para adiestrarnos. Esta mañana nos han dado unas gachas protéicas difíciles de tragar. Una boníta metáfora de lo que nos espera. A Yum le ha costado especialmente por lo que le he echado una mano con las suyas. Espero que pueda ir acostumbrándose poco a poco a ellas.
Durante el desayuno dos reclutas han protagonizado un bochornoso espectáculo frente a varios mandos. No he llegado a entender de que iba el asunto pero eso demuestra la absoluta falta de disciplina que sigue campando por el Domo. Por si eso fuera poco, la recluta Radoslawa introdujo especies alienígenas en las instalaciones. ¿Que le pasa a esta gente por la cabeza?
Incluso Smart me ha decepcionado hoy, proponiendo el hurtar provisiones del Domo. Y me temo que hablaba en serio. Tampoco se ha estado de buscar problemas con el recluta Kurik.
Sobre el papel, este chaval lo tiene todo para ser un gran soldado: Físico, disciplina, seriedad… pero cuanto más lo trato menos me gusta. Es como si fuese demasiado básico y con un preocupante punto de malicia.
Posteriormente hemos tenido instrucción básica y una primera prueba de resistencia física.
Lo primero ha sido coser y cantar. Posiciones básicas y desplazamiento. Por desgracia en la segunda parte ha ocurrido lo que más me temía. Mi falta de predisposición atlética me ha hecho estar entre los tres últimos, junto con Baker y Trump. Pese a que era consciente de mis limitaciones ha sido humillante. Me pregunto si realmente estaré hecho para la Space Force.
El castigo ha consistido en recibir un golpe por parte del resto. Algo merecido y justo visto nuestro fracaso.
El desgraciado de Kurik ha aprovechado para cebarse con Baker. Me parece absolutamente reprobable abusar del más débil de esa manera y completamente contrario al juramento de la Space Force.
El recluta Caracci por su lado ha demostrado ser no solo indisciplinado si no que también egoísta e imbécil. Cuando llegó la hora de golpearnos incumplió deliberadamente la orden, pese a que eso ponía en bandeja a Kurik el seguir abusando de Becky Baker. El Cabo le ha castigado de forma de lo más indolente.
Aquella indisciplina ha acabado provocando una pequeña reacción en cadena entre los reclutas más bienintencionados, lo que les ha comportado igual castigo. Debo reconocer que cuando he visto a la recluta Castle entre los otros indisciplinados he suspirado aliviado. Todo lo que parece tener de bondad esa mujer, lo tiene de músculo.
Yum y Daya, por su parte han simulado pegarnos. Eso ha sido arriesgado para ellas, pero me alegro de que no les hayan pillado. Las dos son muy buenas. No he podido evitar fijarme en unos hoyuelos que le sale a Yum cuando sonríe. Pese a que no es una mujer que destaque como Daya, Foster o Noor, su expresión al sonreir es bastante bonita. tiene sus puntos fuertes
Tras la prueba hemos tenido entrenamiento de combate libre. He tenido la genial idea de probarme contra el recluta Kurik. Sin duda es el más fuerte del Domo y me ha parecido una buena manera de enfrentarme a mis límites. Según me han comentado, al poco de empezar me ha inmovilizado y me ha asfixiado hasta perder el sentido. Yum me ha dicho que me he estado resistiendo hasta el final y que casi he logrado liberarme, pero probablemente sea su buena intención la que habla por ella.
La recluta Latrem se ha ocupado de mí mientras me recuperaba de manera desinteresada. Eso la honra pues a penas había hablado una palabra con ella y sin embargo se ha tomado la molestia.
Posteriormente el Teniente ha tenido unas palabras con nosotros y ha designado grupos de trabajo. No se muy bien por qué yo estoy con el de los ingenieros, junto con Smart, Ruiz, Yum, Daya y Foster. De esta última he estado guardando las distancias porque parece que no se tome nada de esto en serio. Es una falta de respeto a la institución, pero si tengo que trabajar con ella por supuesto que lo haré. Quizas tenga una impresión equivocada de ella.
Al acabar de designar grupos, he querido tener unas palabras con el Teniente para solicitar el uso de las Eagle para Daya y para mí. Ojalá no lo hubiese hecho…
Primero informé al Teniente del gran esfuerzo desinteresado que habían hecho Smart, Daya y Yum en el mantenimiento de las Eagle. He considerado que era de justicia que los mandos estuviesen al corriente.
Por desgracia al mencionar lo de utilizar las naves el Teniente ha sacado el tema del vuelo con el Starliner. No ha preguntado de forma directa, pero lo ha dejado implícito de tal forma que de haber omitido lo ocurrido habría constituido una falta Grave con resultado de expulsión. Por si fuese poco, podría haberse ido después a Daya a preguntar lo mismo y estoy seguro de que ella, por buena fe, se callaría lo ocurrido y cargaría con las consecuencias de un acto no cometido por ella. Aún me pregunto si realmente lo sabía o fue solo casualidad, pero no estaba dispuesto a jugarme el futuro mío y el de Daya en una apuesta. Al fin y al cabo el error de la Sargento Grey no fue tanto la toma de decisiones como el no informar a la cadena de mando de estas. Me temo que hay asuntos personales detrás de todo, pero no me incumben. Pese a que la única que ha actuado mal ha sido la Sargento, tenga la motivación que tenga, lamento las consecuencias. Por otro lado el Teniente ha accedido a que podamos usar las naves, pero eso no me consuela.
El Teniente también me ha asignado la tarea de encargarme de la formación en materia de Legislación. Miedo me da.
Todo este asunto ha derivado en la degradación de Grey a recluta. Algo completamente fuera de los cauces legales pero en parte me alegro de que le hayan dado una segunda oportunidad. En cuanto sea posible hablaré con ella para disculparme que al menos sepa cómo ocurrió y por qué.
Por si el día no hubiese tenido suficiente mierdas sobresaltos, al parecer Kurik ha agredido sexualmenyte a la recluta Jacobs y al resto de reclutas les ha parecido buena idea resolver el asunto con una suerte de ¿Juicio por combate?
Entre todos han liado a Castle para luchar contra el ruso y pese a que ella ha demostrado ser una luchadora increible ha acabado mordiendo el polvo. Esta muchacha es a lo que cualquier recluta debería aspirar. Capacidad de combate sin parangón y buen corazón. Espero que desarrolle una larga y exitosa carrera en la Fuerza Espacial.
El recluta Yilmaz parece que ha acudido a la cadena de mando para informar de los hechos. Finalmente alguien actúa con algo de cabeza en este sitio. Habría ido yo mismo pero no me había enterado.
Pese a todo el Teniente no ha aplicado ninguna medida correctiva ni preventiva. No lo entiendo.
Día 8
Juraría que alguien se dedica a seguirme. A veces noto la presencia de alguien a mis espaldas pero al girarme no encuentro a nadie. Juraría que me falta una de las camisetas ¿Me estaré volviendo paranócio?
Día 10
Ayer los mandos se marcharon y dejaron unas cuantas órdenes por cumplir en el periodo de un mes.
A su regreso debemos tener montada una infraestructura de funcionamiento operativa en el Domo que cubra Formación, intendencia, logístico y de reconocimiento, así como la designación de un lider de pelotón. Por desgracia me temo que será difícil de ver cumplido. Durante el desayuno estuvimos perdiendo el tiempo en una discusión banal e infructuosa en la que para colmo tuve un pequeño enfrentamiento dialéctico con la recluta Zumbert. Esta mujer no se esconde de atacar abierta y constantemente el principio de igualdad y respeto del código. Sin consecuencias aparentes, por supuesto. ¿Qué es lo que falla en este sitio? Soy incapaz de verlo
Por la parte que me toca, ya he puesto en marcha el programa de formación junto a un joven recluta llamado Emory Mott, con el cual aún no había ni siquiera cruzado palabra y que pese a su juventud parece ser de lo más válido y voluntarioso. Suele juntarse con unos descerebrados por lo que lo había juzgado mal. Con su ayuda espero poder lograr que esta gente asimile el temario y no quede nadie por el camino. Si ellos están dispuestos a esforzarse yo pienso dejarme la piel.
Lamentablemente el nivel del que parten ha resultado ser desalentadoramente bajo. Ya no es solo que no tengan conocimientos legislativos si no que reclutas como Carracci, Yum o como Sarah presentan importantes dificutlades lecto-escritoras. Me preocupan especialmente que ellas dos puedan ser capaces de lograr el nivel necesario a tiempo. Por suerte ambas son unas luchadoras natas y veo que van a darlo todo de si. Espero poder ayudarlas a lograrlo. Carracci probablemente irá por su lado, como siempre. Pero si se compromete con las clases no voy a escatimar esfuerzos pese a desaveniencias personales. Eso no sería profesional.
Hoy, sin embargo sí me he llevado una sorpresa más agradable. He mantenido una pequeña charla con Eylo Yilmaz y me ha demostrado ser alguien preocupado por el resto y de fiar. Poco a poco voy conociendo a esta gente y compruebo que mis primeras impresiones no son infalibles. Espero seguir llevándome sorpresas como esta de aquí a más adelante.
Día 12 Día 13
Acabo de caer en la cuenta de que hace rato que hemos pasado la medianoche, por lo que ya estamos metidos en el día 13.
Ayer fue un día repleto de revelaciones. Creo que aún tengo que asimilarlo pero quizá escribirlo todo me ayude a hacerlo. trataré de hacerlo en orden.
Durante el día las clases e legislación siguieron sin demasiados progresos. Emory ha resultado ser tan buen tipo como buen profesor. Diligente y generoso con el resto. El doctor McCarthy no tendrá dificultades para sacarse la asignatura. Del resto, por desgracia, no puedo decir lo mismo. Yum va muy atrasada pero voy a tratar de darle clases particulares. Haré cuanto esté en mi mano. Tambien se las he ofrecido a Sarah y a McHillgraw que también lo llevan bastante mal. Pero todo eso entra dentro de la tónica habitual del Domo. Lo sorprendente ocurrió por la noche.
Desde que empezamos con el tema de la Legislación he visto un importante aumento en la frustración de Yum. Ya no sonríe tanto y parece genuínamente preocupada, si bien no puedo culparla puesto que comprendo el motivo. Por eso he decidido ir llevármela por la noche a dar una vuelta con un Eagle, con la excusa de realizarle un diagnóstico en vuelo, con tal de que pudiese desconectar un poco.
No acabo de comprender lo que me pasa con ella, pero su presencia parece desarmarme por completo. Yo era el que pretendía animarla y en cambio a los diez minutos ella era la que me estaba consolado a mi por lo ocurrido con la Sargento recluta Grey. Hablarlo con ella me hizo ver que todo ese asunto me había afectado más de lo que yo pensaba. Pese a que obré correctamente y con un propósito noble, puesto que lo hice para evitar el riesgo a Daya, parece que tengo sentimiento de culpabilidad por las consecuencias. La mente humana es curiosa.
En cuanto despegamos creí lograr mi propósito de que ella se olvidase durante un rato de sus preocupaciones. Ingénuo de mi. Al menos logré que finalmente dejase caer su coraza. Y ahora entiendo el porqué de la misma...
Creo que jamás he sentido tanta ira en mi interior. ¿De verdad existe gente con un alma tan ennegrecida? Compartir espiece con ellos me llega a producir asco.
Ella me ha preguntado quien es la persona más importante para mí y escribiendo estas líneas creo habwer hallado la respuesta. Yum me parece una mujer fascinan te. Bonita, diligente, lista y con una fuerza de voluntad excepcional. Y aún así ha sufrido lo que ningún ser humano debería haber sufrido. Si de algún modo está en mi mano enmendar eso, estoy dispuesto a pagar el precio que sea necesario.
Escribiendo esto me doy cuenta de que empiezo a sentir cosas por ella. Odiaría que eso fuese un problema.
Espero que no lo sea.
Mi perspectiva y mis ambiciones para con la Space Force acaban de dar un giro de 180 grados. Aún debo asimilarlo.
Día 15
Las clases prosiguen sin descanso. Hay momentos de debilidad en los que creo haber abarcado más de lo que puedo entre mi rutina de preparación para las futuras pruebas físicas, las clases regulares y las de refuerzo para los alumnos más atrasados. Pero por suerte esos momentos pasan en cuanto veo lo mucho que se están esforzando algunos de los reclutas.
Daya lleva buen ritmo y dudo que suspenda. Brinstom me ha sorprendido; el muchacho no es especialmente listo pero parece tener un don para memorizar legislación. Sue parece haber tirado la toalla, Carracci avanza muy lentamente, al igual que Yum, Sarah o Stealer. Hay reclutas que ni siquiera se han pasado por las clases. Espero que estén estudiando por su cuenta porque si no el examen será una masacre y al fin y al cabo, el Teniente me designó a mí como responsable.
Yum lo está dando todo. Se esfuerza de una forma sobrehumana y no logra resultados equivalentes a su esfuerzo. Si ya es frustrante para mí no quiero imaginarme lo que estará pasando ella.
Cuando pase todo esto intentaré recompensarla de alguna manera tenga el resultado que tenga.
Otra recluta que me ha sorprendido es Keira. Pese a ser un poco demaisado intensa, se desenvuelve muy bien con la Legislación. Otra que dudo que vaya a tener problemas. Me alegro por ella.
Día 20
Las clases siguen avanzando y el examen está cada vez más cerca. De los compañeros que acuden a las clases, hay seis de los que tengo serias dudas que lleguen a tiempo, entre los que se encuentra Yum. No se muy bien como ayudarles. Si algo más estuviese en mi mano lo haría sin dudarlo. Al menos a mi me han demostrado ser dignos aspirantes a Soldado Espacial. Por suerte la prueba no es eliminatoria por si sola. Quienes fallen aún tendrán oportunidad de seguir adelante. Lo que me hace pensar que debería aumentar mi preparación en el resto de disciplinas. Soy consciente de que este examen no será ningún problema para mí, pero no estoy a la altura ni en condicionamiento físico, ni en primeros auxílios ni en uso de armas. Espero que cuanto antes nos pongan a disparar para poder ir poniendo en práctica la teoría.
Por otro lado, hoy Keira ha insistido en que quería que le explicase los cálculos que se aplican en un despegue desde tierra. No la tenía por alguien interesada en estos temas, pero lo cierto es que atendía prestando toda su atención. Casi parecía que la vida le fuese en ello. Me alegra que haya más gente de la que creía que compartainterés por estas cosas. Me ha pedido clases de vuelo privadas pero ahora mismo no doy más de mí. Le he prometido que en el futuro se las daré. Ella finalmente ha accedido a regañadientes añadiendo que ya veré lo que ella puede hacer en vuelo como copiloto. No he entendido muy bien a que se refería.
Día 23
Sin novedad en las clases. Desde hace unos días he aumentado media hora mi tiempo de cardio y creo que empiezo a notarlo. Espero que sea suficiente.
Juraría que me falta otra camisa.
Día 26
Hemos entrado en una rutina bastante tranquila que me ha permitido empezar a conocer mejor a alguno de los compañeros. Siguen existiendo elementos disruptivos como Kurik pero incluso Zumbert ha rebajado su nivel de hostilidad, quizá con el tiempo logremos ser una auténtica unidad, pero con el recluta ruso se hace realmente difícil. Y eso que creo que yo no le caigo especialmente mal pero eso no significa nada.
Otra sorpresa ha sido Noor Joyse. No ha faltado ni a una clase y pese a que su hábito de estudio era malo, ha progresado mucho. Creo que será capaz de aprobar.
En 5 días tendremos el examen y sigo preocupado por Yum y por Sarah. Soy incapaz de encontrar una manera de que asimilen los conocimientos de forma satisfactoria. Ya no se que más probar.
Día 28
El examen está a la vuelta de la esquina. Las clases han seguido su curso y ya queda poco más que rezar por los más rezagados. Espero que al menos Yum logre aprobar aunque no veo cómo. La pobre está muy estresada y lo está pasando mal. Echo de menos su tímida sonrisa.
Hoy he mantenido dos charlas. Una con el Doctor y otra con William.
La primera me ha resultado algo incómoda al principio. Parece que la mayoría de la gente todo este tiempo ha creído que inculpé a Grey de forma premeditada, como si fuese una suerte de chivato de los mandos. Enterarme de esto ha sido desagradable. Me ha dolido pero al menos he podido aclarárselo a McCarthy. Por otro lado he hablado con él el asunto de la presunta agresión sexual a Lizza por parte del ruso. Pese a que los mandos se supone que lo saben no han actuado en consecuencia, cosa que me preocupa y decepciona a partes iguales. Me he ofrecido a Duncan a dar la cara para formalizar la denuncia. Viendo que todos ya me tienen por chivato, supongo que es mejor que sea yo el que lo haga.
Por la noche he estado echando unas partidas con William y hablando de temas banales. Lo cierto es que ha sido liberador poder desconectar un rato. El muchacho ha resultado ser mucho mástolerable de lo que esperaba. Me ha dado la impresión de que su aparente falta de disciplin es una fachada que trata de ocultar un caracter bastante más diligente. Espero seguir conociendolo.
Día 31
Finalmente llegó el día. Hoy hemos tenido el examen de Legislación.
Han preguntado sobre el Juramento de la Space Force, algunos artículos del régimen sancionador, la cartilla del soldado... nada especialmente dificil. Estoy convencido que he logrado un 100% de aciertos.
Por desgracia, dudo mucho que al resto les haya ido tan bien. En base a lo que ido viendo me sorprendería que haya menos de 4 o 5 supensos. Yum, Sarah, Stealer... y eso sólo entre los que he podido tutorizar. A saber los que ni si quiera se han pasado por clase. Pero bueno, de nada sirve lamentarse cuando algo ya ha ocurrido. Hay que mirar siempre hacia adelante.
Yum ha estado evitándome por vergüenza pese a que no hay motivos para ello. Mañana ya trataré de hablar con ella a solas para animarla.
Por otro lado creo que Keira está interesada por mi románticamente. He ido atando cabos y si lo pienso en perspectiva creo que hay indicios. De ser así creo que sería un problema. La chica es guapísima y bastante competente además de simpática pero creo que desde que empecé a fijarme en Yum dejé de prestar atención al resto de reclutas femeninas en ese aspecto. Supongo que lo justo sería que hablase con ella cuanto antes, pero antes debería asegurarme para no meter la pata.
Resumen del Capítulo 1: Una nueva promoción
El universo está lleno de estrellas.
Miles de millones.
El polvo de estrellas vaga libre por el vacío, buscando su lugar, su sitio, arrastrado por fuerzas, por el viento estelar, por el destino, hasta encontrar a su estrella. Cuando la encuentra, revolotea a su alrededor y, poco a poco, se va uniendo, partícula con partícula, dando lugar a un planeta, a otro, a otro más, que danzan entre ellos, primero torpemente pero buscando su equilibrio hasta conseguirlo, formando un sistema planetario que, si reúne las condiciones precisas, dará lugar a la vida.
Durante estas escasas semanas en las que mi vida ha dado un giro de ciento ochenta grados, lo he sentido más que nunca. Siento como todo se mueve lentamente a mi alrededor, intentando buscar su sitio, yo incluida. Nunca me he sentido tan a la deriva en mi vida, pero entiendo que es normal. Mi sistema planetario personal reventó en mil pedazos con el ataque skullrep a mi asentamiento. Destruyó el equilibrio, desplazó a los planetas, sacó a algunos de la órbita. Mi hermano y yo quedamos fuera del equilibrio y nos volvimos a convertir en polvo de estrellas buscando un nuevo sistema al que unirnos. El decidió probar en Natgrew, yo estoy aquí. El decidió un nuevo comienzo. Yo decidí luchar por los que dejé atrás y que necesitan volver a encontrar el equilibrio después de aquel ataque.
No es fácil dejar atrás a ocho hermanos y una familia mucho más numerosa de abuelos, tíos y primos, la seguridad que desde pequeña me han brindado y he brindado a todos los pequeños, porque junto con mi hermano mellizo, somos los hermanos mayores. En una noche todo se vino abajo y solo días después me vi sola, por primera vez en mi vida, en un carguero con rumbo a la Tierra. Sola. No había comprendido el verdadero significado de esa palabra hasta aquel día.
Ahora me doy cuenta, cuando lo pienso aquí en el exterior del domo sentada bajo las estrellas, de que ya allí todo confluía y se empezaba a formar un nuevo sistema planetario más complejo que ninguno que hubiera conocido nunca. Todos llegamos como entidades únicas e independientes buscando nuestro lugar a aquella prueba de selección y el viento estelar nos ha empujado hasta nuestra estrella, el Domo 12. Todos estamos buscando nuestro equilibrio de forma caótica, pero es así al principio, cuesta encontrarlo, no es sencillo. No hay nada que asegure que lo conseguiremos. Solo nos queda intentarlo.
Nos arrebataron todo lo personal justo para eso, para ser libres de empezar, para que sintiéramos la necesidad de la unión. Nos quitaron incluso el pudor a vernos desnudos, a vernos como realmente somos. Ahora lo veo. Todos iguales, sin diferencias. Las diferencias las hemos puesto nosotros poco a poco, después, porque van implícitas en cada uno y son lo que darán vida al sistema…si lo conseguimos.
Nos dieron libertad para que nuestra naturaleza, el polvo de estrella de cada uno, se acercara a su afín, facilitando la creación de entidades mayores, con mayor fuerza y poder. Y nosotros lo hemos empezado a hacer. Me encanta ver como unos y otros se van acercando poco a poco, tentativamente al principio, más decididos después. Como nos vamos descubriendo mutuamente. Me encanta estar aquí fuera y ver en silencio como cada vez se une más gente cuando puede, sin obligaciones, a observar el firmamento, a hablar, a escuchar a Becky. Aunque a partir de esta noche creo que pasará mucho tiempo para volver a repetir estas salidas nocturnas. No hasta que un sistema de vigilancia nos avise de intrusos en la zona.
He ido acercándome a mis afines algunas veces simplemente dejando que las cosas surjan y otras impelida por la urgencia del momento pero, hasta ahora, todo va encajando a mi alrededor lentamente. El primer empuje, violento y turbador, fue en la Starliner. Einar y yo al mando de la nave, rompiendo reglas que desconocía en ese momento pero que eran muy fáciles de intuir y exponiéndonos a terminar en aquel momento nuestra aventura en la Space Force. Pero decidimos seguir adelante casi al unísono, decidimos trabajar por el equipo sin apenas conocerlo. No es simple llevar una nave así sin una mínima preparación pero Einar y yo nos complementamos tan bien que nadie aparte de los presentes en aquella nave, debía haberlo sabido nunca. Pero lo saben, todos los mandos y, por extensión, entiendo que también fuera del Domo 12 ya se conocerán los rumores. Entiendo que lo sepan, no me extraña al verlo todo ahora después de un tiempo y una distancia prudencial.
La segunda vez ha sido hoy mismo. Ha sido una caída libre en toda regla. Aún no sé cómo estoy aquí. Se lo debo a Duncan. Y a Frank. Ambos han confiado en mí para algo que si siento que soy capaz de hacer, no como manejar esa arma de matar que no he sido capaz ni de sujetar. Aún me duele el hombro por la fuerza del retroceso al disparar la primera vez, pero el dolor pasará. No así los recuerdos. Pero me he visto arrastrada a ayudar y a aprender bajo presión jugando con la vida y los cuerpos de mis propios compañeros. Pero ha vuelto a pasar. Hemos trabajado bien, me he sentido útil, he sentido la unión y como crecía el equilibrio en la enfermería, en la sala de descanso cuando he ido y los he visto allí a la mayoría. El polvo de estrellas que se ha unido esta noche ha danzado en total armonía. Duncan, Frank y yo. Espero que el polvo de estrella del que está hecho Lizza sea fuerte y entienda que debe seguir adelante. Por ella, por todos. Ha sido mi segundo cara a cara con los skullreps pero hoy ha muerto gente cercana, gente buena, y otros están luchando por su vida en la enfermería. Viendo a Sarah tumbada en la camilla me he visto a mi misma ocupando su lugar por un instante y el miedo me ha ganado. Si me ocurriera algo… pero no, no voy a pensar en eso y he desechado la idea de volver a Innum, tomé mi decisión y no puedo dar marcha atrás ahora, no aún.
Otras veces ha sido más sutil, pero he sentido igualmente el empuje, la necesidad de la unión. Eylo, Jim, Martin, Grey y yo. Una unión de cinco para que el grupo continuara en el equilibrio delicado en el que nos movemos como equipo, que no perdiéramos a nadie tan pronto si estaba en nuestras manos. Aunque tengo que reconocer que pensé que el brigada Joe estaba tan en sintonía con lo que sucedía en el comedor que podía sentir lo que nos proponíamos. ¿Podía suceder eso? Sí, claro. La unión de polvo de estrellas en algo más grande, atrae a más polvo de estrellas. El lo percibió, detectó esa unión, esa fuerza, esa gravitación acerca de un objetivo en el que nos movíamos algunos en la sala. Solo espero que mis sospechas sean ciertas y él no consiguiera intuir mucho más de lo que pasaba a su alrededor.
Pero la mayor parte de las veces, todo ha surgido. Simplemente. El universo nos va uniendo poco a poco para ir dando lugar al complejo sistema que, esperemos, seamos en el futuro. Un sistema formado por muchos entes, cada uno con su función en el todo, todos imprescindibles, todos importantes, todos iguales.
El sensible y profundo Eylo, quizás la persona con la que he conectado mejor, que me escucha y me entiende, que me hace sonreír y es capaz de llevarme a Eridani sin salir de Protect y a quien entiendo y respeto por todo lo que ha cargado y cargará sobre sus hombros, en parte por mi propia culpa que escribí su nombre en el papel destinado a elegir líder, por como es y por quien me alegro personalmente hablando, porque está encontrando su equilibrio junto a Grey y en el propio Domo. Con el que he pasado más tiempo a solas hablando y mirando las estrellas. El que ahora considero mi hermano pequeño, Billy, detenido ahora bajo la vigilancia de Quest. Es solo corazón aunque él se viste de tipo duro, pero nadie parece verlo y se va a enfrentar a una prueba demasiado grande para él en breve. Quiero ayudarlo pero no sé cómo, no aún esta noche, pero pensaré en algo, he tardado en digerir lo que ha hecho y sé que tiene que sentirse destrozado. Alguien tiene que entender lo que sucedió y por qué, no puede ser tan complicado ni las normas tan rígidas para no darle una segunda oportunidad. Mi querida Yum, la encargada de que mi trasero esté a salvo en las Eagles, a quien le confío mi vida cada vez que arranco una y me elevo en el cielo de Protect. Y Vera por quien estoy haciendo cosas que nunca me imaginé hacer…ni decir que se hicieran, solo porque siento que este es su lugar, porque ella lo siente así aunque no sabe cómo expresarlo ni conseguirlo. Ellos cuatro, cinco porque a partir de hoy incluyo a Duncan, los siento como parte de mi equilibrio personal, parte de mi pequeño sistema planetario en Protect. Sistema que me gustaría ver como aumenta poco a poco con los demás, pero eso no depende solo de mi. Todos son polvo de estrellas a mi alrededor, algunos formaran parte de mi círculo íntimo, otros no tanto, pero todos formaremos parte de nuestro sistema, equilibrándonos entre todos, girando en torno a la gran estrella que es el Domo 12.
He tenido pequeños momentos con muchos de los demás, muchos de ellos hoy… Narel preocupada por Billy y por ella misma a partir de ahora, René, el reservado René al que ahora conozco un poco más aunque quizás, muy posiblemente, no se acuerde de la mitad de las cosas que me ha contado mientras deliraba en la enfermería. Kalina y lo que está montando para criar a esos bichos del hangar con la ayuda de Evan. Y, evidentemente, al final Jim me pilló a conciencia en el comedor, para preguntarme por mi relación sentimental con Vera estos dias atrás. Espero que las dos congenien y hagan equipo más allá del trabajo, aunque no sé si Jim es demasiado alocada y no será una buena influencia para Vera. Pero eso solo lo dirá el tiempo.
Y no puedo olvidarme de mis grupos mágicos, sin los que mi día a día se quedaría vacio y con menos sentido. Mi grupo de chicas, las que nos juntamos el primer día en la Tierra después del examen de ingreso. Yum, Keira, Noor, Vera, que sería de las noches sin la charla para ponernos al día de todo lo que hacemos durante la jornada. Keira...espero que resista la pérdida de sangre y sus heridas sean el trofeo de su victoria sobre el skullrep que la atacó. Y, sobre todo, mi grupo de trabajo con las Eagles, un grupo en el que hemos alcanzado un equilibrio impresionante, en el que todos nos complementamos como un engranaje en perfectas condiciones. Sin más y sin menos, sin diferencias ni rencillas. Einar, Yum, Evan y Martin.
Si, me hace ilusión que lo consigamos, me gusta pensar que lo conseguiremos. Me gustaría pensar que algún día seré capaz de hablar con mi familia y mi hermano y no llorar desconsolada cuando apago la comunicación y nadie me ve, en la soledad de mi cama, en silencio. El vacío es aún demasiado grande y duele. Es aún demasiado pronto para esperar demasiado, tengo que tener paciencia y nadie me puede ayudar en esto, es solo una tarea mía.
Sé también que los mandos nos ayudaran a conseguirlo, y sé que no tienen por qué tener siempre la razón, que tengo opción de hacer las cosas de otra forma, siempre fijándome en todas esas leyes que Einar nos ha metido en la cabeza a presión y que aprenderemos mejor poco a poco con la experiencia, siempre dejándome guiar por lo que creo que es correcto, por aquello que al hacerlo sé que no me arrepentiré ni mi conciencia me estará regañando cada segundo de mi existencia. Me equivocaré, sí, seguro, pero siempre intentaré tener en mente esa enseñanza, ese objetivo. Lo aprendí el día del primer entrenamiento, cuando nos hicieron pegar a nuestros compañeros por quedar los últimos y gracias a que alguien me abrió los ojos soltándome la realidad tal cual era y ayudándome a comprender lo que sentía dentro de mí en ese momento… y de lo que siento ahora que sé que una parte de mi ha volado esta noche con él camino del Domo 15. Sentí envidia por los reclutas de ese domo ayer pero ahora sé que nada hubiera sido igual si me hubieran elegido en el en lugar de aquí, en el 12. Todo tiene sus pros y sus contras y yo atesoraré lo que tengo, mis recuerdos, sus palabras, sus miradas, su calidez y el nombre de la estrella por el que me llama que se ha convertido en mi segundo nombre, uno que solo él puede nombrar. Y de qué manera. Saber que nos separa el deber, la obligación de uno y otro para nuestro Domo, no calma las sensaciones que ha dejado en mi, lo que ha despertado, lo que me ha hecho ver. Tan lejos y tan cerca al mismo tiempo. Ha pasado un mes entre sus dos visitas a nuestro Domo, no hay próxima visita en el calendario y cada uno tiene sus responsabilidades. Esta segunda vez fue un regalo del destino y no lo dejamos pasar. Así es la Space Force. Nos debemos a ella. Aunque ahora, en este momento, eso no me parezca justo y me haga respirar profundo intentando ser objetiva. No sé lo que me deparará el futuro, pero miro la última parte de mi tatuaje, aun cálido y vibrante por la atención recibida, y sé que él y sus palabras serán mi guía.
Creo que he aprendido más con el capitán del Domo 15 en solo dos días que tras dos meses en el Domo 12, pero no puedo negar que se mucho más de legislación de lo que nunca hubiera esperado saber, de arreglar motores y saber dónde golpear con acierto para dejar que suenen ciertas piezas, de primeros auxilios, de rutinas de gimnasio, de gente con caracteres muy diferentes al mío y he ganado un nuevo hermano pequeño. ¿Por qué siempre son hermanos pequeños? ¿Qué hago yo para tener tantos? Los adoro, no tengo remedio…. Aunque creo que también tengo uno mayor, ahora que lo pienso, aunque él no lo sabe. ¡Y he pilotado una Starliner el primer día! Una Staliner, ni más ni menos, nunca hubiera soñado comenzar con eso mi formación aquí. Un poco más y el uniforme me lo dan después. Posiblemente nadie nos crea cuando lo contemos, porque si se hubieran hecho cumplir las normas, Einar y yo no estaríamos aquí ahora. También he aprendido a escuchar más alrededor, a fijarme en los detalles. No debe volver a pasar algo como lo que ha pasado con Lizza y Kurik. Me pesará siempre no haber hablado con ella… y con él. Pero es algo que ya no puedo cambiar y que siempre me acompañará.
Hoy he salido de nuevo yo sola aquí fuera, todos están dormidos, aún a riesgo de encontrarme con otro de esos skullreps, pero necesitaba enfrentarme a esto hoy mismo, hacer un poco de recapitulación, mirar a las estrellas y ver despegar a Frank, ver la luz de su nave perderse en el firmamento. Pero no es seguro, ahora lo sé. No sé cuando podremos sentirnos seguros de nuevo aquí fuera y que todo vuelva a ser como antes de hoy.
Todos somos polvo de estrellas… Sarah, Kurik, habéis formado parte de nuestro equilibrio y ahora tendremos que reajustarnos sin vosotros. Descansad en paz.
Resumen Jim Foster
A veces los juguetes se rompen, cuando ocurre nada vuelve a ser igual.
Esa sensación tuve cuando accedí a la zona de esparcimiento tras acabar de revisar el estado de los vehículos después del ataque de los skullreps. Allí me encontré no sólo con los compañeros con los que llevaba algo más de un mes compartiendo tiempo y vida sino también su lado oscuro. Y no me estoy refiriendo a una fuerza vital que los animase a cometer atrocidades sino más bien la sensación de que no tenían energía para enfrentarse a los problemas. Los vi rendidos, consumidos por la tristeza y la melancolía como si no fueran capaces de asumir las consecuencias de sus acciones, como si la crudeza de un combate los hubiera vencido, derrotado, machacado.
Lejos quedaba aquella imagen de super machos alfas de lomo plateado que me encontré cuando accedí a la oficina de reclutamiento, en aquella sala de espera mientras bebía mi agua de la botella me había fijado en ojos presumidos y soberbios, miradas estúpidas y altivas, aires de grandeza, superioridad moral, ego exacerbado. Y sin embargo, ahora los mirabas y la mayoría eran unos perdedores, apenas eran capaces de sostenerte la mirada, cobardes y débiles.
¿Era para tanto? Dos muertos y cuatro heridos. Para un primer combate sin instrucción previa, tal y como se habían desarrollado los acontecimientos casi parecía un milagro. Sin duda lo fue. Hubo reclutas que no llegaron a disparar un sólo tiro, a otros se les cayó el arma y hubo hasta quién mató a un compañero; de hecho los dos fallecidos no fueron a causa de los skulls sino de sus propios aliados, aunque uno hasta había apuntado y al otro se le disparó.
Nunca sabes dónde está la muerte, ella siempre juega a los dados. El destino es incierto.
Por supuesto no todos eran débiles, en el tiempo que llevaba había visto como algunos habían crecido, se habían hecho fuertes o al menos habían afrontado diferentes retos sin esconderse. Otros seguían peleando por mantener el ritmo y procurar minimizar sus inferioridades, pero también los había que eran una decepción. Supongo que la guerra acaba colocando a cada cuál en su lugar. Ya lo decía mi padre "no todo el mundo está preparado para los golpes de la vida", aunque también afirmaba que no se podía dar a nadie por muerto hasta que la espichaba, y él de espichar sabía mucho; así que, de estar aquí y ver el espectáculo, seguramente soltaría su mano a pasear por unos cuantos rostros.
Pero volviendo al tema, estaban así, preocupados, por la gente que estaba en la enfermería y también porque muchos habían apostado por otro resultado. Habían despertado a la realidad, y se habían asustado. Igual tenían sus expectativas demasiado altas, lo bueno de ser conductora es que tienes las ruedas sobre la tierra. Y la verdad, estaba orgullosa de mi papel ahí fuera, se me había dado especialmente bien y en cierto modo hasta me había liberado por esa presión de estar rodeada de gente especializada en todo. Igual había tenido un poco de suerte pero incluso con el azar de mi lado, me habían salido las cosas y los demás ya no me mirarían como a un ser inferior o alguien fuera de lugar porque yo, Jim Foster había matado más skulls que nadie. Nunca creí que las palabras de mi abuelo tuvieran sentido pero, así había sido: "Cuando te encuentres en una lucha de enorme violencia, dispara tu primero si puedes, y cuando lo hagas, dispara a matar".
Pero tampoco fue tan malo el intercambio de golpes, el mudito había hablado, por fin, aquello había sido singular. Una pena que desaparecidos los bichos, se le fuera la voz de nuevo. Pero al menos ya había indicado el camino, habría que insistir por ahí, terapia de choque.
Así que, tenía una sensación contradictoria con respecto a lo sucedido, por un lado había sentido las buenas vibraciones, pero por otro había visto que no todo el mundo acompañaba. Igual que habíamos necesitado muchos, un refuerzo para superar el examen de legislación, había gente que requería mucho esfuerzo y más práctica con las armas.
Dos caras de una misma moneda.
Pero a la vez sentí algo parecido al afecto, aquella gente con sus virtudes y sus defectos eran mi nueva familia, tendría que aprender a esperarlos de igual manera que me aguantaban a mí. Cada uno de ellos estaba allí por una razón y eran necesarios todos.
Volví la mente atrás y seguí recordando cómo los había conocido. Volví a aquella oficina de reclutamiento, todo empezó tras superar aquel examen. Joder, mi hermano había dicho que no lo pasaría nunca, que eran selectivos con el personal "sólo los mejores". Así que, tras superarlos estuve como rozando el cielo con los dedos, la verdad es que cuando llegué a aquella sala de espera, entré como si yo fuera la que iba a dar las instrucciones. Me sentía totalmente a gusto, había superado una prueba en la que nadie contaba que lo hiciera. Normal que estuviera tan contenta. Y luego voy y me encuentro con el mismo modelo de montacargas como el que Tom "el sillas" había tenido el accidente, aquello era como si todo fuera conocido, me encontraba en un hábitat del que conocía sus misterios. Vale que los demás no lo entendieron así, hasta hubo uno que me llamó la atención cuando salté y comprobé que hacía los mismos ruidos de siempre. Luego fuimos a aquel barracón donde algún pervertido nos quiso ver desnudos, lo malo fue que no podíamos llevarnos nada de lo que teníamos. Y de ahí a una ducha fría, vale, aquello fue un flash, estaba de muerte. Pero no había habido privilegios, todos pasamos por el grifo. Y de ahí al médico. La verdad que se metían prisa. Aquello era una mezcla de cosas que prevés y otras que te sorprenden como la reacción de la vacuna, una simple inyección y la mitad de los compañeros afectados. Al principio lo tomé a coña, era imposible que un simple pinchazo hubiera generado semejante indisponibilidad en la gente. Claro que, luego te topas con un piloto borracho y como que sumas 1+1. El ejército ya no es lo que era, o lo que te habían contado. O igual era peor, o mejor. Me gustó que la oficial nos pusiera a prueba, que intentásemos ser capaces de llevar la organización, aunque que eligieran a aquel personajillo bajito que necesitó subirse a una silla para ser visto no fue la mejor idea. Ni te cuento cuando al piloto borracho lo redujeron a puñetazos. Y encima cuando se reanimó aquella tía que resultó que era la sargento, lo frió con una descarga. Luego llegaron los vómitos, los mareos y las indisposiones y no porque los compañeros que sabían pilotar aquella nave no lo hicieran bien sino porque la famosa vacuna los había lastrado. Menudos gilipichis, y con esa tropa íbamos a hacer la guerra? Tal cual. Si hubiera estado ahí mi hermano, se habría bajado del avión, incluso en pleno vuelo, seguro.
Volví a mirar a la gente que estaba en la sala del domo doce, allí estaba el playmobil nuevamente tratando de erigirse en el centro de atención, aunque esta vez no se había subido a ninguna silla para hacerse oír, habíamos mejorado en ese extremo. Ahora se dedicaba a contar chistes, o lo intentaba. La verdad es que eran malísimos pero la forma en que gesticulaba era divertidísima, me encantaba el chico, además corría que se las mataba porque en la prueba de la carrera había sorprendido a todos. Era un auténtico correcaminos, sin el bep-bep pero todo un velocirraptor vaya, si hubiera que salir corriendo aquel tipo sería una buena opción para enviar un correo urgente. A diferencia de la antigua serie de dibujos, el coyote no estaba, alias Mikhail Kurik. Para los amigos "Mikh el ruso, puños de hierro, bestia parda, animal salvaje, loco" bla, bla, bleu. El salvaje, una pena que no estuviera, no pena en cuanto a tristeza pero sí utilidad, era una especie de Terminator, yo manejaba la duda de que no fuera humano, a ver, el tipo aguantaba todo lo que le tirasen... Igual le daba con un palo en la cabeza y lo rompía. Pero en la batalla de los skulls se había comprobado que era sólo un hombre, le habían pegado dos disparos y no se levantó. Vale que le dieron como a una tostada, vuelta y vuelta. Pero el caso es que la gran bestia del domo 12, el tipo que tumbó por KO a Sarah en un ring, la había palmao, definitivamente, vamos que ni dándole un par de patadas en el rostro el tipo se levantó. Nada, muerto. Y la Sarah también fiambre, al parecer le dieron por todos los lados, cuando parecía que había resistido a las garras de los skull, el tío que controlaba de legislación que también pilotaba le había soltado un tiro a traición y allí la tumbó. Dicen "que no quería, que se le disparó" bueno, a saber a quién estaba apuntando, pero vamos que si Lizza había disparado a Kurik y éste a Lizza y luego Billy remató a Kurik que no me digan a mí que si te ataca un skull y sobrevives luego viene un compañero a rematarte. No, imposible. Hay gente a la que hay que alejarles de las armas, son un peligro. Oye, que el tipo pilota genial, pues mira qué bien, las manitas en los controles, nada de armas, no vaya a disparársete y matas al copiloto.
Allí estaba el tipo, estaba bastante apenado, a ver es lógico, te has cargado a una tía que le caía bien al 99% de la gente, lo raro no es que te cueste dormir sino que no te hayan dado matarile nada más apagar la luz. Pero oye, nos han quitado las armas a todos, tiene su lógica, a ver... igual hay gente que se le dispara cuando la está limpiando. Puede ocurrir, es raro que no haya ocurrido aquí ya viendo las aptitudes de algunos.
También me fijé en la chica que también había pilotado la nave mientras el borracho del capitán era electrocutado. En mi ignorancia diré que creí que era del planeta Tierra, los prejuicios... la vi tan morena y con aquel físico tan portentoso que me dije "hay que ver con la india" y resultó luego que no, que no era de La India. Pero muy maja, apenas había hablado con ella y en un pis pás la abordé en una merienda y casi le saco hasta el nombre de sus antepasados. Además es un refuerzo de Vera. Ay, Vera, verita, Vera. Una tía super, la verdad es que al principio no me había fijado en ella, estaba un poco desorientada con tanto chico, pero fue tras escucharle un par de buenas ideas que me dije "ahí hay talento" y joder, casi nadie la escuchaba pero yo veía que tenía buen corazón, a veces no se explicaba muy bien, la radicalidad salía con demasiada aceleración pero aquello de la guardia de chicas era un puntazo, y lo del comité de defensa podría tener éxito en un futuro. Además con lo que le ocurrió a Lizza según cuentan algunos, el comité de defensa de las reclutas tenía todo para salir refrendado no sólo en el domo doce sino en la Space Force. Ay Lizza, qué pena. La verdad es que he escuchado tantas versiones de lo que presuntamente le sucedió que ya no sé qué creerme, mi padre que tuvo varios juicios siempre me decía "todo juicio tiene al menos dos versiones" y con Lizza ocurría eso, unos insistían en una versión mientras que el otro guardaba silencio. Claro que, el silencio no siempre es síntoma de culpabilidad, los socios de mi padre decían que el silencio te daba la vida, que mientras no pudieran probar lo que hiciste, el silencio era la mejor arma. Y con Kurik pasaba exactamente éso, que no podían probar lo que hizo. Hasta el médico me había dicho que no había pruebas, oye que si lo llega a probar pues mira, se resuelve y ya. Pero si no lo puedes probar... lo mismo que los amigos de papá que el gobierno los tuvo que liberar porque nadie habló y no había pruebas. Igual la tocó y la amenazó, golpeó... pero no tanto para violarla ¿O sí? A saber, vale... eso es malo pero oye y sino la tocó? Claro es que entramos en el mundo de las interpretaciones.
Y luego estaba aquella imagen que tenían cuando me pasé por la enfermería, qué feo estaba por Odín, vale que el chico no era precisamente "guapo" pero vaya, que Daya podría haberle dado un poco de colorete y de paso pintarle los labios que los tenía muy pálidos, estaba demasiado ruso, demasiado frío, blanco; igual lo acababan de sacar de la nevera. Sin embargo, a Sarah la habían hasta peinado, nada que ver. Yo cuando me muera voy a dejar escrito que me pasen la plancha por el pelo, no me gusta lacio y nada de bolsas de basura, que no soy reciclable, a mí que me pongan un vestido de Dior y con botas, que hay que entrar pisando fuerte en el paraíso.
Vi a Duke entrar un par de minutos y luego volvió a salir. Aquel tipo me gustaba, de lo mejorcito del domo. A ver era mudo, ya, bueno tenía un comunicador como Darth Vader y yo en su compañía era muy Leia Skywalker, me hacía sentir especial pero teníamos una apuesta en plan "te voy hacer hablar" y por ahora estábamos intentando varios métodos, aún no había dado con el definitivo pero todo era cuestión de ir probando. En la batalla con los skull el tipo había hablado, si conseguíamos más encuentros igual se le soltaba la lengua. Una pena que me obligaran a quemar todos los cuerpos de los bichos, estaba segura que con la cara de alguno se podría hacer una máscara y seguro que un par de sustos de noche le venían genial, incluso tenía la teoría de que igual que con una experiencia traumática había perdido el habla igual con otra la recuperaba; pues gastarle una broma con la cabeza de un skull igual le devolvía el habla, una lástima que hubieran ardido todos. Pero era un tipo divertido, además tenía muchos detalles conmigo y para nada me contradecía que los hombres ya se saben, siempre con ese espíritu de contradicción tan apuntalado como si tuvieran la verdad absoluta en su poder, pero él no, la verdad es que hacíamos muy buena pareja. Bueno había más parejas que se estaban formando y aunque algunos lo trataban de callar, yo en esas cosas me fijaba mucho y no podían engañarme, era cuestión de tiempo que todo lo oculto saliera a la luz.
Y hablando de skulls, la chica que el energúmeno, alias "poliedro" le había puesto de mote, constituía un activo para mi plan de conocer el idioma o la forma de comunicarse de los bichos. Aquello había atraído la atención del oficial Townhall, un tipo que fue de menos a más, al principio no me había parecido gran cosa pero ahora lo veía casi como un padrino, estaba ahí alimentando y apoyando mis ideas. Una pena que las envidias de la francotiradora me haya visto como antagonista, esa tía cumplía las expectativas para el proyecto de Vera y la otra también, aunque se la ve más floja. La ex-sargento Grey tiene maneras, es un estilo a Billy con faldas; me cae mejor desde que cuenta conmigo para misiones importantes en beneficio de todos; pues seguramente vio que con Daya, Eylo, Billy y Martin como que les faltaba alguien para hacer las cosas bien y contó conmigo. Ahora es la novia de Eylo, parece una tía normal, aunque al principio la noté un tanto borde. Luego así de oficiales estaba Yogur, la mujerona de las comidas raras, la verdad es que había probado platos peores, así que cuando aquella mujer tomó las riendas de la cocina tampoco me quejé demasiado. Y Malbone, el típico bruto, Poliedro era una bestia parda parecida a Kurik pero sin ser ruso, la verdad es que no sabía de dónde era, viendo la capacidad que tengo de acierto, igual era de Natgrew. Hablando del planeta de las bebidas exóticas, tengo que investigar al antisocial, creo que esconde algo. Me huele raro que el tipo que según todos es especialista en disparos luego en el combate haya pasado desapercibido; aparte que hace exploraciones y ¿Nunca ha visto huellas de skulls? Venga ya, no me lo creo. Algo trama. Y además su amiga la llaman "skullrep" por haberse traído bichos al domo, si es que más claro agua.
Luego estaba el nuevo cacique, la primera vez que lo vi y tal como se había identificado creí que era un chatarrero espacial o algo así, aunque mi primera percepción lo situé en Turquía, tenía un aire gitano. Pero ya me di cuenta que no estaba muy acertada con los rasgos. Me recuerda a mi hermano, rumia demasiado las preguntas y luego la chapa que pega con sus reflexiones. Y esa elevación moral como si sólo él tuviera la razón en todo momento. Un tipo singular, aunque tratándolo parece majo, un poco retraído pero majo. Ahora es el cheriff del domo, creo que lo tiene más creído que asumido, habrá que darle un par de collejas a ver si despierta porque se le ve un tanto perdido. Esperemos que Grey lo enderezca.
Me fijé en una mesa, eran los amigos de Carl Bristom, aún no los conocía bien pero ya habría tiempo. Creo que el Cook tenía la cama cerca de la mía y pasaba bastante tiempo jugando a las cartas, así que, por ahí lo abordaría. Tenía pensado hacer una ficha de cada compañero para poco a poco controlar a la gente, no en plan artículo del código, como continuamente nos repetía Einar, el tipo que junto con ¿Emory? Se había tomado muy a pecho darnos clase de legislación para el examen. Aún me acuerdo como Keira me dijo que la ayudara a conseguir tener una cita con el piloto, la verdad es que la ayudé pero el chico hizo de todo para desbaratar mis planes; igual era gay. O que no le gustaba Keira, aunque la rubia era muy insistente, yo no apostaría en su contra, la tía era muy habilidosa cuando quería y aquí iba fuerte. Además era amiga, si le hubiera salido mal el examen, estaba segura de que me habría ayudado a pegar el cambiazo, era super buena en sigilo, una auténtica ninja.
Miré el reloj, la verdad es que se pasaba el tiempo volando. Tenía que hacer un montón de cosas pero cuando me iba a levantar se sentó en mi mesa Donner - Hey, qué tal? - era un tipo que me había caído bien desde el principio, fiable. Aunque en la carrera donde Martin había vencido, precisamente Donner había tenido un mal día, aún me acuerdo del sopapo que le solté, restalló en toda la zona y eso que ni lo toqué. Ahora sin Kurik, como que el grupo de armas pesadas se habían quedado sin referente, por supuesto no iba a cubrir su lugar, no soy rusa. Pero si querían alguien que condujera su caravana de ideales podrían contar conmigo... conmigo y con Vera - Oye, hay que ir ajustando las armas pesadas al remolque, no nos podemos dormir - lo más parecido a un carro blindado, aunque ya tenía de voluntaria a mi amiga, pero allí había sitio para más. John y Anne eran otro par interesante para tenerlos de amigos, la cosa era sumar, cuantos más mejor; aunque bueno, la chica era un poco "histérica" vamos que, controlaba mal los nervios. Aún no había olvidado la escena que había tenido con Evan, el veterano del domo era un provocador nato pero a la vez tenía su corazoncillo... aparte del que tenía tatuado en la piel. También me caía bien, era simpático. Además me servía para comunicarme con sus amigas, la Yum no era muy habladora y solía evitar el protagonismo y luego estaba Sue que era un formato más aguerrido.
- Estas patatas están muy bien - inequívocamente Narel era una buena cocinera y Buck ayudando tampoco era cojo. Sin duda había sido una buena idea que aquellos dos se hicieran con las llaves de la cocina. Cuando lo del examen de legislación, había estado allí, incorporando mi granito de arena y nadie había muerto envenenado, señal de que no se me daba mal.
Ahora andaba pensando si podía ayudar a Duke, no me lo había pedido directamente pero había escuchado que necesitaba cosas para las clases, igual podía dejarle la batería y las pinzas, era como un electro sólo que en plan industrial. Lo bueno que tenía el domo era que, aún con las debilidades y defectos de la gente, allí estábamos para ayudarnos y cualquiera podía asistir al otro para mejorar las cosas. Sí, había gente que no era tan buena pero si le buscabas la perspectiva era muy raro no encontrar a alguien que todo le saliera mal. Incluso Carl Briston había demostrado ser un lince en el examen de legislación o Zack, un experto en química aplicada.
- Fuerza y Honor, Donner, Fuerza y Honor - se me había hecho tarde, podría haber seguido recordando pero ya si eso escribía un diario y lo ponía todo. Ahora mismo tenía ganas de dormir, el día había sido duro.
Me dirijo hasta la puerta y veo venir a Billy - vaya, ya te han soltado? - Error. Viene detrás Quest vigilante, a falta de una prisión en el domo y sabiendo que de aquí no puede salir, parecía que tampoco lo habían encerrado en un armario. Billy tenía un futuro cuanto menos complejo, se había cargado al hijo de un sargento, así que, probablemente tendría por delante un juicio y a saber cómo resolvía el tribunal. Yo tenía mi idea de cómo iba a salir todo, la verdad es que los juicios son como los exámenes, si puedes asegurarte un resultado no lo juegues todo a convencer al jurado, aparte que la Justicia era un ideal fruto de la utopía. Allí lo que se destilaba era más si había obrado conforme a la legislación o se había saltado las normas. Pero claro en combate, vale todo, o eso siempre había oído. Y un juicio era como un combate, esperaba que no escogiera como representante legal a Einar, no porque el piloto desconociese las normas sino porque era el típico que no se las saltaría ni aunque le ofrecieran dinero, y para ganar el juicio que pondría a Billy contra las cuerdas habría que pisotear las leyes, escupir sobre ellas y luego maquinar una película donde encajase todo a su favor, vamos que necesitaba un abogado como los que tenía mi padre, sin remilgos ni prejuicios, un profesional y no un creyente en el bien y el orden.
Fue pasar Quest y como que me vino Vera a la cabeza, me había comentado que si pudiéramos convencer a la sargento para lo del comité feminista podría ser un fichaje increíble, no acaba de verlo pero oye, igual le gustaba y todo la idea. Habría que pensar cómo ponerle el cascabel al gato, yo no parecía caerle especialmente bien después de que expusiera mis ideas a Townhall. Le había picado la envidia a la sargento y desde entonces como que teníamos una especie de rivalidad. Entre eso y que me había pillado el día del examen de legislación haciendo las imitaciones notaba como que me controlaba, aunque igual en el fondo ocurría otra cosa, pero bueno, tampoco a aquellas horas estaba yo para muchas reflexiones.
Mañana sería otro día.
Mes 2. Día 2. La mañana que lo cambió todo.
Y se hizo el silencio. Muertas aquellas bestias, los reclutas sentirían como las energías que, tan solo unos instantes previos les animaban a seguir luchando, se disipaban, dejando consecuentemente un cansancio que ya no solo arrastraba lo físico, sino que minaba la moral ante la devastación causada.
El cuerpo inerte de Kurik yacía en el suelo. Varios fueron los cadetes que se acercaron para comprobar su estado e intentar ayudarle. Donner, John, Noor y Anne no se lo pensaron dos veces, siendo Durrell la que se agachara al lado de Mikhail y le tomara el pulso, mientras chillaba al médico, de manera poco asertiva, que debía ir a asistirle. No se derramaron lágrimas, pero los amigos del combatiente retuvieron las emociones en forma de ira, puños apretados e incomprensión. El joven mostraba en su cuerpo un impacto de bala y Anne tuvo muy claro, por las palabras previas de Jim, que había sido a causa de Thompson. Llegaría el momento en que pusiera todo en orden, en su lugar. Aquello no podía acabar así.
Jim había visualizado el resultado final del campo de batalla, fijándose en una de las personas que más le importaban. Se acercó a Vera y la besó, aquel gesto fue devuelto con una pasión descontrolada, casi como con furia, aún había restos de adrenalina en la enérgica mujer. Zumbert no era alguien que compartiera sus sentimientos con mucha facilidad, pero hubo una frase que determinaba lo mucho que Foster le importaba "Si te hubiera pasado algo, habría ido al infierno para buscarte". No es que fuera la mujer más romántica del mundo, o la más tierna, pero si el averno tenía cierta similitud con lo vivido sobre la superficie de Protect, bien valorado debía ser el comentario.
Jim se acercó al cuerpo de Mikhail para cerrarle los párpados bajo la atenta mirada de Anne, no iba a consentir que alguien mancillara la imagen del ruso. A algunos de los presentes les resultaba molesta la sobre atención que Lizza y Thompson despertaban. Foster por su parte comenzó a atar cabos tras observar el cuerpo caído del combatiente, un disparo en la espalda y otro en el vientre, dos heridas características que el médico debería certificar.
Donner permanecía aún cerca de Kurik y al escuchar el comentario de Foster, "Fuerza y honor", asintió. Así fue Jim recorriendo el espacio, diciendo aquella combinación de palabras para calmar a la gente. Algunos necesitaban aquel ánimo que la conductora transmitía, pero para otros era algo sumamente molesto, dependía del carácter y la susceptibilidad particular el aceptar de buen grado, y ese preciso instante, palabras de consuelo.
Kurik, el siempre fuerte y diestro combatiente, había perdido la vida, y sobre su cuerpo se derramaban pocas lágrimas, proporcionales a las afinidades que había logrado conseguir el joven muchacho con su escasa empatía. Martín describió a la perfección ese hecho, con una frase que debía ser la base para la convivencia en el Domo 12. "Cosechas lo que siembras". Y así debía ser, puesto que no muy lejos de él, el cuerpo de Sarah Castle igualmente se corrompía, provocando una antagónica sensación, la de desgarro de dolor. Dos combatientes, dos caídos, y, aunque las comparaciones fuesen odiosas, el dolor que una de esas escenas provocaba, sería un recuerdo anecdótico en la otra.
Los cadetes observaban la zona, intentando comprender los sucesos que habían acontecido justo en la zona exterior de su Domo, el sitio de reunión desde donde partirían para realizar unas prácticas de tiro. Suerte haber estado armados. ¿Qué hubiera sucedido si cada recluta hubiese realizado sus rutinas diarias? Yum solía salir sola hacia el hangar; Daya observaba de noche las estrellas; Jean Harris pasaba mucho tiempo en las inmediaciones del lugar, siempre más fuera que dentro; Noor y Duncan corrían de madrugada; Kalina tenía su insectario apartado del edificio principal. Todos ellos, entre otros, tenían un ir y venir constante, relajados y desarmados en un planeta que habían comprobado, era potencialmente peligroso.
Algo que llamaba la atención y que no había pasado desapercibido por muchos, fue el gesto de afecto entre Grey y Eylo, acabando la pareja abrazada ante el estupor reinante. No fue la única manifestación de alivio, pero sí la primera muestra pública con cierta didáctica, pues dentro de tanta aflicción, era lícito aún mostrar alegría por los vivos. El líder del Domo había resultado herido, siendo sus cortes atendidos por Benedict, un joven que sorprendería por las habilidades tan dispares que poseía. Dunne Grey fue la encargada de realizar la petición activa al tecnólogo, una mujer que sin rango aún tenía la fuerza para mandar en según qué circunstancias, y de cuyas actuaciones se podían sacar lecturas muy profundas.
Yilmaz, tras tener estabilizadas sus heridas, evaluaría los daños globales mientras Dunne caminaba a su lado. Fue así como se percataron de que dentro del mismo teatro, había otro escenario, uno donde el protagonista principal era el recluta más joven del Domo, un muchacho que se había dejado llevar por el sentir de lo que para él, había sido una clara injusticia.
Muchas miradas se posaron en el joven Thompson, el cual estaba sobre el cuerpo de Lizza, roto de dolor. Narel se encontraba a su lado, le hablaba y abrazaba pero él no reaccionaba, como si no la hubiera visto. Fue necesario que Eylo se acercase a su coterránea para apartarla, mientras el muchacho le pedía que no se culpara por lo sucedido, algo complicado porque Dotter había roto una lanza a favor de Kurik y su posible reinserción. Un error de los que nunca se olvidaban.
La que sí consiguió hacer reaccionar a Thompson fue Daya. La bonita piloto se arrodilló cerca de él y le abrazó, transmitiéndole con aquel gesto que permanecería a su lado, provocando que William se derrumbara finalmente entre sus brazos, tal era la confianza y el cariño que entre ambos se tenían. Frank Kepborn había descendido del Starliner, se aproximó a los reclutas abrazados y tomó aire con fuerza, para dejarlo salir casi al instante, despacio. Quizás fuera por autocontrol o puede que por alivio.
La innumita intentaba comprender qué había pasado, fijándose que las heridas de Lizza no eran provocadas por aquellas malas bestias atacantes, sino por el claro disparo de un arma que había alojado una bala en la cabeza de la joven cadete. Banerjee no entendía nada y preguntaba a su amigo qué había sucedido, siendo interrumpido el momento por la sargento Dally Quest, que fría desde el punto de vista emocional, pidió a Thompson que se entregara, orden que tuvo que repetir varias veces, puesto que la mirada del joven recluta se posaba en alguien a quien deseaba dar explicaciones. Allí estaba su hermano, tan cerca y a la par tan lejos. Una sola mirada entre ambos determinaba comprensión, Steven no dejaría de luchar por su hermano, volverían a encontrarse, aunque en aquel momento fuera el propio teniente quien ponía distancia entre ellos. Una acción inteligente y necesaria, pues el mayor de los Thompson estaba deseando meterle el fusil a Quest en un lugar muy recóndito de su cuerpo. Aquella escena podía llegar a extraer lo peor de sí mismo.
Parecían estar en un punto muerto. Quest con su arma, amenazante y Billy entregándose dócilmente, como si nada de lo que sucediera alrededor importase. Fue entonces cuando Grey se posicionó al lado de William e intentó, bajo imploración, que la sargento llevase al muchacho sin necesidad de apuntarle, pero Quest no le daría el gusto. De hecho, hasta tuvo que intervenir el brigada Lee Joe, llamando la atención a Dunne para que se apartase y dejara proceder a su superior. Grey obedeció, pero no sin antes decirle una cosa al joven que, de haberse vivido otras circunstancias, habría sido su aprendiz. "No estás solo. Saldremos de esta". Y Eylo, quien más conocía a Dunne Grey, sabía que era una mujer de palabra. Aunque eso le costara jugarse el tipo.
La mirada perdida de Billy se depositó entonces sobre un cuerpo inerte, el de Sarah Castle. Al principio quedó mudo por el impacto, pues Lizza, Sarah, Narel y él mismo solían pasar, de manera habitual, tiempo de ocio juntos. Eran amigos, y ahora dos de ellas habían pagado con su vida, el alto precio de pertenecer al ejército. Thompson pudo despedirse de Sarah, Lee Joe asintió con la cabeza ante la petición del joven, quizás porque de alguna manera sabía lo que era perder parte del alma con la muerte de alguien querido.
Sarah, la enorme mujer tanto de cuerpo como de alma, había sido atacada por los skullreps, causándole unas heridas profundas que no le hubieran arrebatado la vida, al menos a priori. Aunque no era su día de suerte, pues debido a un disparo fortuito recibido, una detonación que logró impactar en su cuerpo, provocó que muriese desangrada.
Era extraño verla allí tirada, inmóvil, cuando siempre había gozado de tanta vitalidad. Aquella escena se antojaba como algo irreal, una pesadilla de la que muchos, querrían despertarse.
René Carracci vio cómo ella caía al suelo, y tras arrastrarse hacia su lado, tan inmóvil como estaba, comenzó a gritar su nombre, presa de la desesperación. Se había incorporado, quería ayudarla, recuperarla, hacer que tuviera un hálito de vida para que regresara entre los vivos, pero no sabía la manera de hacerlo, no se podían sanar las lesiones de su piel. Sacó su cantimplora, decantó agua en los orificios abiertos y con su propia camiseta presionó para que la sangre de su amiga no abandonara su ya maltrecho cuerpo.
El recluta natgrewniano le hablaba, le aseguraba que estaría bien, que volvería a hablar con aquellas personas que había nombrado. ¿Eran su familia? ¿Quizás amigos? No lo sabía, jamás había hablado con ella sobre esos detalles menores, como dónde vivía o quiénes eran las personas a las que tenía afecto. Eso no era relevante para querer a Castle, una de las personalidades que más amigos había cosechado por su carácter sencillo y humilde.
Daya había recorrido visualmente el espacio externo del Domo, el cual era un verdadero campo de batalla, buscaba con la mirada a sus amigos, personas que le importaban y cuyo estado de salud, le preocupaba. Fue así como se encontró con Einar, el espigado piloto estaba mirando el cuerpo inerte de Castle, al joven le costaba reaccionar, sin poder apartar la mirada de la mujer a la que le había quitado la vida. Banerjee le abrazó y besó, él era importante para ella, el compañero con quien había compartido cabina. Juntos habían volado para llegar a Protect, y esa aventura no podía tener tan mal final, debían seguir luchando, pero la guerra ahora no sería física, sino moral con la propia conciencia.
Alrededor de Sarah había un genuino duelo. Las miradas, las lágrimas, los abrazos y, sobre todo, las palabras que rompían el silencio. William hubiera deseado cambiarse por ella, empleando una furia desorbitada contra el cadáver de un skullrep, mientras que Martín, sin poder quitar la vista del cuerpo de Castle, dedicaba una oración por el alma de la guerrera. Esos momentos llegaron y pasaron, actuando Quest, siempre pragmática, arrastrando a Thompson hasta el aula donde sería esposado y retenido, alejándole de cualquier persona que pudiera dedicarle un minuto más de afecto. Cumplía órdenes.
La presencia de los médicos siempre era valorada. Aunque en situación de desastre, lo habitual era que existiese una sensación generalizada de que el facultativo nunca llegaba a tiempo, a pesar de no haber parado ni un solo instante para tomar aire.
Duke llamaba a Frank mientras se arrodillaba al lado de Keira, la cual estaba completamente ida por el dolor y la sangre que de su cuerpo manaba, tan solo la morfina y la mirada relajante del doctor consiguieron inducir a la joven en un profundo y placentero sueño mientras que el nombre de Daya surgía del comunicador del facultativo, reclamando a la piloto y explicándole cómo se debía repartir aquella sustancia sedante, una manera de minimizar el malestar de los peor parados.
La rubia muchacha fue vendada con unas telas que permitían la coagulación casi instantánea de la sangre, aquella rápida actuación permitiría que Keira Lartrem salvara su vida, mientras en el subconsciente de la mujer había espacio para recordar al piloto que le había robado tantos suspiros. ¿No se había acercado hasta ella y hablado con una dulzura hasta la fecha innovadora? Einar allí tenía poco que hacer y tras negarle a Yum el acercamiento hasta su persona, se dispuso a ser parte productiva de atención a los enfermos y posterior recogida de cuerpos.
McCarthy tras terminar con Keira, señaló a Sue, indicándole a Daya, una recién graduada como enfermera, lo que debía hacer con ella, para posteriormente ir a buscar a Castle. El doctor comprobaría con desagrado que ya nada podía hacerse con la enorme mujer, lo mismo que sucedía con el caído combatiente Kurik. Tan solo quedaba Lizza, y el pronóstico inicial tras una rápida observación externa, no era para nada alentador.
Jim se había acercado a Sue, la cual no se encontraba en muy buen estado de salud, pero la pelirroja no parecía perder el ánimo, sonriendo ampliamente ante el comentario de su colonia. Intentó hacer una contra respuesta pero no pudo, aquel dolor lacerante de sus heridas tan solo le permitían rechinar los dientes y respirar con dificultad. Todo el énfasis de la mujer estaba en no chillar ni derrumbarse. Era dura pero aún así y por su forma de sudar, se intuía que estaba deseando tomar cualquier cosa que le hiciera dormir, dejar de sentir, hasta que todo aquello pasara. Jim atendió inicialmente sus heridas, al menos intentaba contener la continua hemorragia.
La bendición para Sue llegó con Daya y aquella jeringuilla de morfina. La piloto había atendido los consejos del doctor e iba a ayudar a Sue a descansar, mientras que Buck y Alvin buscaban una camilla. Los efectos del sedante parecieron hacer su función cuando Martín le dijo a su coterránea que daba asco y ella, con una sonrisa en los labios, pudo hacer una réplica a Ruiz, un tipo que le caía particularmente bien. "Gilipollas". Una última palabra antes de dormir.
Carracci no era capaz de alejarse de Sarah, lloraba sobre ella con el rostro tan cercano que casi se rozaban, haciendo de aquel momento, un instante íntimo de conjunción de almas, una que se quedaba y otra que se diluía, emitiéndose como vapor en los corazones de todos los presentes. Dolor e ira, sentimientos que comenzaban a estar vinculados a Protect, mientras que en Natgrew, solo había amor.
Becky Baker estaba cerca de René, dándole su espacio, pero atenta por si necesitaba su ayuda. La mujer, invisible como era, obvio no por físico pero sí por carisma, se percató entonces de que Martín se hacía cargo del Natgrewniano, tirando despacio de él para acompañarle a la enfermería. Una vez allí, Becky cogió entre sus manos, aquella camiseta ensangrentada que aún tenía la esencia y parte del calor de Sarah, y se hizo cargo de la prenda, llevándola consigo y custodiándola en silencio, como si fuera uno de los mayores tesoros del Domo. Carracci fue sedado, y en uno de sus múltiples despertares vio a Daya, la piloto le estaba cuidando. Debía ser todo una pesadilla. Nada tenía sentido.
Era el momento de las camillas. Los heridos debían ser llevados a la enfermería. Alvin, Buck, Martín y otros reclutas se dispusieron a realizar los traslados, no sin que antes Duncan hubiera dispuesto el orden exacto en que debían llevarse, adelantándose en el proceso, no sin antes cerrar los ojos de Sarah con delicadeza, así al menos se permitirían la ensoñación de que descansaba y que tarde o temprano, podría volver a despertar.
Y fue en este momento en el que los reclutas se separaron, fuera del Domo quedarían aquellos cadetes sanos que podrían mover los cuerpos de los alienígenas para hacer una pira que quemase sus cuerpos. Dune Grey había sido señalada como la responsable de aquella labor, evitando que Eylo se quedara, pues como herido, debía seguir las indicaciones del doctor y trasladarse a la enfermería. Grey ante ello no admitiría discusión, imponiendo con su mirada sus propios deseos.
El trabajo de recogida de cadáveres era agotador y llevó toda la mañana. El hedor de los cuerpos que se pudrían al sol se tornaba insoportable, hasta el punto de que Jean Harris, acostumbrado a los hedores orgánicos, vomitó lo poco que aún le quedaba del desayuno en el estómago. Además, aquellos seres eran grandes, pesados y la pira funeraria tan ancha que ardería durante bastantes horas. Una suerte que la disposición impuesta por los mandos provocaría que el humo fuera en sentido contrario al Domo.
Cuando acabaron dichas labores, Jim fue a ver el hangar, curiosa por los destrozos provocados sobre los Eagles y vehículos. Pudo comprobar de primera mano y junto a Yum, que esas bestias se habían ensañado contra las estructuras metálicas, como si quisieran destrozarlas. ¿Acaso tenían los skullreps intelecto como para intuir que esa era la manera en que los humanos se trasladaban?
La conductora quiso salvar a dos skulls de la pira de quema, pero las órdenes habían sido concisas, así que Grey tuvo que hablar con Lee Joe, y convencerle de que era una buena forma para preparar material de defensa específico. Le dieron de tiempo dos horas, pues la descomposición de la criatura provocaba insalubridad en el ambiente, ordenando a la par de que la bióloga del Domo, Kalina Radoslawa, diseccionase aquellos seres para buscar la vulnerabilidad en sus estructuras corporales. Tras eso, los skulls serían quemados.
Mover tantos cuerpos y en aquel estado provocó lo obvio, casi ningún recluta tenía apetito. Algunos fueron a asearse, otros a descansar, ya sería por la tarde cuando se prendiera fuego a los seres que habían arrancado la tranquilidad del Domo, si es que alguna vez hubiera existido ese estado perfecto de relajación.
Andersen tras haber realizado sus obligaciones junto con el resto de sus compañeros, hizo lo que su conciencia clamaba, reconocer que él había sido el motivo de la muerte de Sarah Castle. Lee Joe era quien estaba al mando en aquel instante, un hombre de apariencia dura y fría, que podía decir grandes verdades a la cara sin amilanarse siquiera ante un superior. No vaciló en expresar con palabras su opinión. "Un grupo de reclutas van a su primera práctica de tiro, se encuentran con un ataque masivo de skulls y solo mueren dos personas. No es mala estadística. Va a tener que aprender a vivir con ello durante el resto de su vida. No existe peor castigo que ese". Los ojos de Joe eran como pozos oscuros, profundos y sin fin, que no dejaban relucir lo que realmente sentía, en caso de que tuviera alma.
Yum había permanecido cerca de Einar, el piloto en una ocasión le hizo señales para que no se acercase, pero tras ver que hablaba con el brigada, hizo lo contrario de lo que se le pidió, escuchando el motivo por el que Andersen estaba con aquel estado de ánimo tan deplorable. Ziam esperó pacientemente a que acabase la conversación entre los dos varones para tomar de la mano a Einar y tirar con suavidad de él, apartarlo hacia el interior del Domo y buscar un pequeño rincón en la sala de esparcimiento donde poder abrazarle, volcar su afecto y mostrarle de que pasara lo que pasase, ella estaría a su lado.
Mientras todo esto sucedía con los reclutas que habían quedado en la zona externa con los cadáveres, otros cadetes se afanaban en la enfermería. Martín había ayudado a portar las camillas junto con Alvin y Buck, permaneciendo durante unos instantes visibles para los médicos, por si alguno tenía algo que pedir, cualquier necesidad que aportara utilidad. No siendo el caso, Martín se marchó a tomar unas cervezas con algunos de los combatientes. Era momento para no pensar, beber, contar anécdotas y buscar alguna risa, aunque ésta apenas se presenciara, el ambiente estaba enrarecido y con alcohol a alguno le dio por cebarse en el pesimismo y las desgracias. De todo debía haber. Martín cuando se retiró a los barracones, no pudo evitar acercarse a la cama de Sarah y acariciarla, las sábanas aún olían a ella, era una mujer grande pero bastante coqueta, se miraba mucho en el espejo y le agradaba escuchar a las personas que eran entendidas en campos de conocimiento que ella no manejaba. Le gustaba particularmente la biología, y por eso, siempre había admirado a Kalina, deseosa de aprender de ella. Una vida con fuertes raíces había sido arrancada.
En el interior de la enfermería el doctor McCarthy no había parado ni un solo instante. Había anotado mentalmente el momento en el que Kurik había muerto, pues tenía un informe pendiente de redactar para el momento en el que se pidieran novedades, pero antes de eso tenía algo aún mucho más importante, salvar la vida de Jacobs. Frank estaba en la sala sirviendo de apoyo, así como Daya actuaba en calidad de enfermera, las miradas que el capitán otorgaba a Banerjee eran profundas y se leía admiración y orgullo. Ambos gestionaban, mano a mano, las labores que les encomendaba el médico titular del Domo 12. Todo lo que sucediera allí era responsabilidad de Duncan.
Los dos cirujanos y la piloto se centraron en la recluta Jacobs, le hicieron un TAC para observar el lugar donde la bala estaba alojada. No había orificio de salida y el proyectil había impactado en el hueso esfenoides, esa no era muy buena noticia a decir verdad. El resultado ambos doctores lo veían venir, si la paciente sobrevivía tendría el rostro deformado, y muy posiblemente le afectaría la operación a su intelecto y capacidad de percepción, un precio a pagar excesivamente caro. La operación de Lizza les llevaría horas, por lo que antes era necesario, dejar atendidos a los demás.
Frank se encargó del preoperatorio tras haber curado las heridas superficiales de Emory. A la par, intentó ponerse en contacto con el PEC por medio de su comunicador, con el fin de encontrar un médico neurólogo, algo infructuoso por fallo global en las telecomunicaciones. Mientras tanto, Duncan invertía su tiempo en Keira, comprobando si su intestino estaba o no perforado, comprobando que sí lo estaba, pero gracias al universo era una lesión que se podía cauterizar con facilidad, haciendo el médico unas labores de costura magistral. Daya se hacía cargo de Sue hasta que McCarthy hiciera su trabajo de limpieza y costura, asegurando que la pelirroja, una muchacha encantadora a pesar de la ordinariez de sus formas, pudiera salir de aquella con un buen estado de salud.
René, Eylo y Emory fueron curados y se les exigió reposo. Los tres quedarían en la enfermería bajo órdenes médicas. En aquel momento y lugar Duncan era toda una autoridad, su palabra podía hacer que hasta el capitán Kepborn fuera expulsado de la sala o incluso arrestado. En tiempos de guerra un médico que atendía heridos podía actuar en su espacio como considerase. En otra época y ambientación sería como acogerse a sagrado.
El doctor McCarthy, tras despachar a Daya, para que no viera la crudeza de aquella operación, se encerró junto con Frank y Lizza para comenzar las labores de extracción del proyectil, manteniendo un silencio profundo.
Ambos doctores abrieron el cráneo de Lizza, ninguno de los dos disfrutaron aquello, se veían inseguros, no era su especialidad y precisaban de un experto en neurología, pero debían arriesgarse si querían salvarla, así que Kepborn, fue guiando a McCarthy en algunos momentos, mientras que el escocés tomaba las riendas en otros instantes. Trabajaban bien en equipo, ambos eran sosegados, pacientes y observadores. Extrajeron la bala y cauterizaron dando por perdidas algunas áreas, que sabían, tendría repercusiones en las funciones motoras de la mujer. Cinco horas había durado aquello hasta que Frank mandó a Duncan que se retirase a comer, poco más por ella podían hacer.
Tras comer y dormir un poco tocaba hacer el informe de la autopsia. Duncan se ceñiría a la verdad, aunque había dudado entre optar por ella o hacer un recurso algo más conveniente. Kepborn mientras tanto, se centraba en los heridos, permitiendo que su compañero, el doctor del Domo, elaborase la documentación que en su PEC le pedirían, estando atento por si necesitaba ayuda de algún tipo, ya que él estaba acostumbrado a redactar todo ese papeleo. Años de servicio le avalaban.
Hubo un instante que sí sería para el consuelo. Daya, tras haber salido hasta el comedor y fijarse en cómo se encontraban anímicamente sus compañeros, regresó al almacén de la enfermería y se desahogó. El día había sido largo, las emociones estaban a flor de piel y sencillamente, ya no podía más. Algo similar le pasaba a Duncan, el cual tras haber estado junto al cuerpo de Sarah, expresó sus más profundos sentimientos, quebrando su alma en llanto. El mejor sitio donde ir era ese almacén, encontrándose piloto y doctor, fusionándose ambos en un abrazo sentido que significaba lo ya evidente. Estaban juntos en aquello y el dolor, aquel sentimiento lacerante, debía terminar haciéndoles más fuertes. Frank Kepborn, consciente de lo que sucedía, esperó a que los reclutas salieran y les miraría significativamente, a uno y luego a otro, si necesitaban hablar, siempre podían contar con él.
Y así llegaría la tarde. Cuerpos ardiendo en el exterior del Domo y doctores dispuestos a salvar vidas. También se cerniría la noche, reunión social en la sala de esparcimiento, más que por celebrar, por no ir a dormir, pues peor enemigo que los skullreps eran los propios pensamientos.
El día 2 del mes 2 había sido con diferencia uno de los peores días en la vida de los reclutas. La mañana la pasaron siguiendo las indicaciones de Lee Joe, un hombre firme y con facilidad para transmitir órdenes, algo necesario para que la mente de los futuros soldados estuviera ocupada y no tuvieran tiempo para pensar en sus sentimientos. Hubo un almuerzo ligero más nadie parecía gozar de apetito, la suciedad y el olor a muerte aún embargaba el ambiente, como si fuera un fluido viscoso que se adhiriera al cuerpo, al alma y asfixiara con su propia presencia.
Fue peor la tarde, tuvieron que quemar las criaturas que habían atacado el Domo, el campamento de formación de la Space Force. Los mandos no habían dicho nada, tan solo ordenaban, gestionaban y observaban a los reclutas. Ellos mejor que nadie comprendían por lo que estaban pasando los cadetes. Todos, en algún momento, perdían la inocencia con la que se habían alistado, y comprendían que era tiempo de reflexión personal, de encuentro con ellos mismos. Un espacio para la disertación interna de cada uno de los presentes.
Fue así como se sobrevino la noche, y tras el aseo personal y una muy silenciosa cena, cada uno elegiría donde hacer su momento de recogimiento personal. Algunos elegirían el silencio de la biblioteca, otros la compañía entre cervezas y unos pocos, la comodidad de su propia cama de los barracones. Los habría que fueran al gimnasio para golpear el saco, pero por primera vez y en mucho tiempo, nadie saldría a mirar las estrellas. La zona externa del Domo había sido catalogada como un espacio peligroso. Nadie debía salir solo y menos aún, desarmado.
Y entonces se escuchó música, alguien había accedido al sistema de telecomunicaciones y puesto una canción en bucle, cuyas palabras quizás, quisiera transmitir algo a sus compañeros.
(Sugerencia: primero escuchar sin leer, vosotros ahora sois vuestro personaje, meteros en su piel)
Benedict era el culpable de aquella gran reflexión a modo de música. El recluta, siempre tímido y callado, se transformaba en otra persona cada vez que tomaba la radio, poniendo una voz profunda, como si fuera un experto locutor. Y en aquel instante donde la vergüenza se había perdido, quiso dedicar unas palabras a los cadetes con los que vivía, sentimientos que partían tras haber reflexionado durante buena parte del día.
- Dualidad de sentimientos - Hizo una pausa, esperando que todo el mundo le escuchase - Así es como me encuentro - Se escuchó un leve suspiro antes de argumentar - Por una parte estoy triste y no voy a deciros porqué, ya lo sabéis. He llorado, golpeado el saco y sentido que este no es mi lugar. También os he observado y apuesto a que muchos, pensáis lo mismo - Dramatismo en su silencio - Pero, ¿sabéis?, estoy contento de estar aquí y quiero explicaros el porqué... Yo, yo soy de la Tierra, originario de un país bastante pequeño, posiblemente ni hayáis oído hablar de él, España se llama, aunque mi padre sea de origen inglés, supongo que eso tampoco os dice nada. Pero el caso es que no es una gran potencia pero allí se vive bien, como el vino y el jamón de España pocas cosas pueden igualarse... - ¿De verdad era Benedict, el tartamudo, quien hablaba? - Estudié telecomunicaciones porque mis padres querían que hiciera algo útil, de provecho y que me diera una muy buena calidad de vida... Pero ese no era mi camino, yo no era feliz, y tras conocer a... Bueno..., esa es otra historia... El caso es que me hice misionero - Anne Durrell estaba planteando si comenzar a vomitar o dejarlo para más tarde - Fui a Níger y comencé a poner mis conocimientos al servicio de los más pobres, personas que no tenían de nada. Allí aprendí a curar y a utilizar los recursos de manera óptima, ya que no se puede desperdiciar donde no abunda el alimento. Durante ese tiempo pasé hambre, estuve enfermo y comprendí lo que de verdad era una necesidad - Paró de hablar durante unos segundos - ¿Por qué os cuento esto? Porque nunca sabes lo que quieres a las personas hasta que las pierdes. Sufrimos un ataque alienígena que destruyó el poblado donde me encontraba, pocos sobrevivimos a la incursión, y fue porque logramos escondernos. Sí, soy un cobarde, me escondí para vivir, cuando debería haber muerto luchando. Por eso estoy aquí, para redimir mis pecados, y para que no me tiemble el pulso cada vez que otras personas me necesiten. Yo quiero avanzar y creo que todos vosotros, también lo deseáis...
Muchos comprenderían que lo que estaba haciendo Benedict Dickens era liberar su alma - Hoy hemos sido atacados, y gracias al esfuerzo conjunto hay cincuenta skullreps menos en el planeta Tierra y en el resto de sus colonias, hemos realizado un intercambio, nuestras propias heridas por la vida de niños indefensos. Tenemos potencial como grupo, solo necesitamos formación y dejar las rencillas personales de lado. No es momento ya de disputas y dolor, es tiempo de reflexión y reconstrucción. Yo confío en vosotros, si yo siendo un cobarde sigo aquí, ¿por qué vosotros no?... Os pongo la canción de nuevo, solo espero que un duende os invite a soñar.
(Sugerencia: Cortar la música por estrofas para la lectura de cada comentario)
He oído que la noche
Es toda magia
Y que un duende te invita a soñar
La noche era el momento para cerrar los ojos, y encontrar la magia del silencio que te permitía encontrarte contigo mismo. Necesario consentir que los pensamientos evaluasen las acciones de cada uno. Y decidir si la conciencia invitaba a soñar o a recriminar si se podía haber hecho más.
Y sé que, últimamente
Apenas he parado
Y tengo la impresión de divagar
Eylo había asumido el control del Domo, y no había terminado de gestionar un conflicto cuando le sobrevenía otro. Tiempo, era el concepto que más requería, pues las malas decisiones habían llevado a la comunidad a una crisis profunda, que desembocó en drásticas consecuencias. Aquella cadena eridiana se había roto y era su labor recomponerla.
Amanece tan pronto
Y yo estoy tan solo
Y no me arrepiento de lo de ayer, sí
William había estado durante todo el día esposado, pero sus atadoras eran más emocionales que físicas. Pasaría la noche en vela, amanecería y tendría en su interior la misma losa fría y pesada que le atenazaba el alma. Y no, no se arrepentía, porque en su interior sabía que había hecho justicia, aunque la legislación, irónicamente, no le apoyase.
Las estrellas te iluminan
Hoy te sirven de guía
Daya miraría el techo de los barracones aquella noche, siendo impedida de observar el guiño de las estrellas. Sentiría una caricia en su antebrazo que le erizaría la piel. No estaba sola y por eso, sabía que eran tiempos de cambio. Hoy los astros la habían guiado, mañana quizás debería ser Pyxis, y lo que eso implicaba.
Te sientes tan fuerte que piensas
Que nadie te puede tocar
Jim mostraba que su fortaleza interna era su poder. Mantenía la compostura aún cuando todo a su alrededor era devastación, haciendo comentarios alegres, para minimizar las penas irremediables que, en ese escenario, podría acabar contra la moral de la tropa. Nadie la podía tocar, ella arrasaba con su optimismo.
Las distancias se hacen cortas
Pasan rápidas las horas
Y este cuarto no para de menguar
Evan había conseguido acercarse a otras personas, siendo por fin aceptado entre iguales. Su vida en aquel servicio militar fluía como un río de agua que no tenía paradas o esperas. Pero en su mente algo no funcionaba, su forma de actuar a veces era una auténtica locura, como si su alma estuviera encerrada en un recipiente, que cada vez se hacía más pequeño y pugnase por salir.
Y tantas cosas por decir
Tanta charla por aquí
Si fuera posible escapar de este lugar
Kalina tenía demasiadas cuestiones en la cabeza. Muchos porqués sobre el pasado y el actual presente. Demasiadas charlas y palabras vacuas de sus compañeros, cuando lo importante ya sabía, no estaba en ese sistema solar. Tarde o temprano no le quedaría más remedio que escapar. Todo llegaría, como la señal.
Martín aún no sabía qué hacía allí. No era su sitio, no sentía que fuera su destino. Él hablaba, se relacionaba y actuaba como uno más, pero en el fondo los valores que él portaba distaban mucho de los que allí estaban recibiendo. No obstante, confiaba que su voz, finalmente, pudiera llegar hacia sus compañeros, debía hacerse oír.
Amanece tan pronto
Y yo estoy tan solo
Y no me arrepiento de lo de ayer, sí
René observaba los amaneceres de Protect, en aquel planeta era todo aridez, así como las sensaciones que nacían de su corazón. La pérdida de su compañera había hecho mella en quien jamás dejaba traslucir sus sentimientos, y ahora más que nunca su coraza se quebraba, pues sentía la soledad de la ausencia. Pero no, de eso no iba a arrepentirse una vez conocida y abierta la brecha eridiana.
Las estrellas te iluminan
Hoy te sirven de guía
Te sientes tan fuerte que piensas
Que nadie te puede tocar
Einar jamás terminaría cayendo en la oscuridad total. Las estrellas le iluminaban y guiaban por los complejos e intrincados caminos del bien y la honestidad. Su fortaleza radicaba en los férreos valores que poseía, así como en la valentía mostrada. Admitir errores y asumir culpas determinaba que, finalmente, fuese moralmente intocable. Y eso le convertía en alguien especial.
Amanece tan pronto
Y yo estoy tan solo
Y no me arrepiento de lo de ayer, sí
Para Duncan siempre amanecía dolorosa e innecesariamente pronto, cada vez que salía a correr junto a Noor lo pensaba. Pero aquella noche sin final, en la guardia eterna donde tuvo que cuidar de sus compañeros, escribió un mensaje que le conectaba al pasado, recordándole la profunda soledad que alguien podía llegar a sentir. Las cosas habían cambiado, y aunque no se arrepentía de lo de ayer, había cerrado una etapa, la nueva estaba por escribirse.
Las estrellas te iluminan
Hoy te sirven de guía
Te sientes tan fuerte que piensas
Que nadie te puede tocar
Mikhail había sido el recluta más odiado del Domo. Su carácter no era afable, mostrándose en más de una ocasión como alguien duro y carente de empatía. La acusación de Lizza sobre Kurik solo había acrecentado el malestar que el joven despertaba entre sus compañeros, pero a él no le importaba, el ruso sólo respetaba la fuerza, y quien le liderase tan solo podía ser quien le ganara en combate singular. Mikhail Kurik se sentía tan fuerte que, pensaba, nadie le podía tocar.
Pero nadie podía negar que el combatiente había luchado con valentía contra los alienígenas, y así se lo dirían los mandos del Domo a sus padres, cuando llegase el triste momento de anunciar su fallecimiento. Su cuerpo sería devuelto a la familia y enterrado con honores, ascendiendo post mortem a soldado, tal y como la tradición indicaba. Había alcanzado su sueño aunque quizás, no de la manera más deseada.
Una estrella más brillaría en el firmamento, un astro que en vida, había sido una supernova.