Eylo estaba consternado por lo sucedido en la sala de telecomunicaciones. Bueno, realmente, lo estaba por la concatenación de de acontecimientos que se le habían acumulado en las últimas horas. Había necesitado un tiempo en soledad para procesar todo aquello, pero cayendo la noche se dirigió al Starliner presto a obedecer las instrucciones del teniente Townhall después de haber sido nombrado líder del Domo 12.
—Aquí estoy, señor —saludó militarmente a Townhall y aguardó en posición de firmes. Tras el permiso del teniente, Eylo procuró informar de la situación en la sala de telecomunicaciones —. ¿Pudo comunicarse con el Domo 15, señor? Dickens, Cook y yo mismo hemos estado realizando pruebas, pero todos los equipos estaban bien.. —dudó unos instantes, no pretendía ocultar nada al teniente, pero quería ser cauto porque no quería faltar a su palabra a Kalina —. Las comunicaciones se han recuperado, todo está funcional. Aunque.. —se mojó los labios— ..hay algo de lo que os debo informar. Cuando intentaba ponerme en contacto con el Domo 15, usar en general las comunicaciones, había una señal subyacente que sonaba y.. creo.. que es la fuente de la interrupción.
Aguardó unos instantes, sabía que Townhall le había hecho llamar por otras razones, pero intentó ver aquello como una oportunidad. Se lo había comentado tanto a Cook como a Dickens de que informaría al teniente, aunque acordando silenciosamente con Cook que no diría nada del episodio relacionado con Kalina.
—¿Conoce la Anomalía de Eidolon, señor? —preguntó dándole unos segundos de tiempo —. La señal que emite el planeta del sistema Eridani, indescifrable hasta el momento, era la que sonaba en los aparatos cuando hacia las comprobaciones. La Anomalía.. que yo sepa.. nunca ha actuado de este modo. Además de que estamos a cientos de años luz del sistema Eridani, pero era la señal, señor. No me cabe duda. Hice las comprobaciones, las comparaciones de ancho de banda y frecuencia.. lo era —dijo con convicción —. Me pregunto.. sé que la Comandancia estuvo interesado, e imagino que aún sigue, en ella y se monitorizaba la Anomalía desde la Estación de Arecibo en Eridani. Quizá ellos hayan captado el pico.. porque habrá hecho falta mucha energía para mandar esa señal hasta aquí.
No tenía ninguna explicación aun, pero la mente de Eylo empezaba a trabajar. No negaba que sentía una punta de entusiasmo por saber más, pero era consciente que los militares verían aquello como un peligro. ¿Una señal desconocida capaz de inhibir comunicaciones? No hacía falta más para acabar de contar la historia. Pero, al fin y al cabo, Eylo era hijo de investigadores y aquel legado en la sangre permanecía mucho más denso que lo militar.
—En otro orden de cosas, señor. Me mandó llamar. ¿Qué requiere?
La llegada de Eylo al starliner no supuso ningún tipo de sorpresa para Quest, la cual esperaba al recluta para hacerle pasar a la cafetería de la nave, donde el teniente estaba sentado mirando una tableta electrónica, su porte lucía bastante serio, como si tuviera problemas. Una vez el líder del Domo estuviera en la estancia que el teniente, la sargento se marcharía dejándoles cierta dosis de intimidad.
- Pase y siéntese, cadete Yilmaz - Le invitó señalando el espacio que estaba justo frente a él - Sírvase un café si así lo quiere - La cafetera estaba situada sobre un mostrador apostado en uno de los laterales, un sitio que apenas destacaba y que sería de difícil acceso si la nave estuviera completa.
- He podido comunicarme con el Domo y PEC 15, pero desde las transmisiones de esta nave. Mi comunicador comienza a funcionar ahora, es curioso, parece que se ha arreglado solo - Prestó oído al comentario de que dentro del Domo nada fallaba y el gesto de incredulidad del superior era notable - Los equipos no pueden estar bien cuando un capitán debe de dejar su base para venir a la nuestra para traer un mensaje de tipo personal - Difería completamente ante la opinión profesional de Yilmaz - Y no sé que ha pasado pero esto no puede suceder de nuevo, en caso de accidente un fallo en las transmisiones puede poner en peligro a todo el escuadrón - Escuchó con curiosidad las posibilidades que hubieran podido afectar a las telecomunicaciones del sitio - ¿Una señal subyacente? ¿De qué tipo? ¿Un hackeo? Los enfrentamientos entre domos nunca se producen durante el primer año de formación - Había dicho algo que quizás Eylo desconocía, y es que se hacían a veces pruebas de supervivencia cruzadas y algunos Domos intentaban hackear a otros, aunque claro, no era momento para ello según comentaba el teniente.
- ¿Si sé algo sobre la Anomalía de Eidolon? Sí, algo de eso he escuchado, es un tema que a Grey le fascina - Dijo el hombre observando a Yilmaz, entornando los ojos levemente - ¿Lo que ha escuchado en las transmisiones es lo de la Anomalía? - Se pasó la mano por la cara y su rostro mostró un claro enfado - Esto tiene que ser cosa de Dunne, me apuesto lo que sea... Ella... Pufffffff - Se paró por unos instantes para reordenar sus ideas - Le he querido hacer llamar para hablar de Grey, y veo que lo que usted viene a comentar también tiene que ver con ella... - Otra pausa para mirarle a los ojos - Usted es el líder del Domo, por eso quiero que tenga presente que la ex sargento es una mujer un tanto particular, puede llegar a ser problemática incluso. La quiero como si de una hija se tratara por eso he hecho la vista gorda con el problema que hubiera podido generar en la Comandancia, pero no puedo seguir viendo la autodestrucción a la que se somete y que provoca a su alrededor. Necesito que la vigile y que me informe de cualquier cosa que pueda llegar a ser un verdadero peligro para el Domo. He estado hablando con la sargento Quest y me ha recomendado no volver a tapar ninguna de las acciones inadecuadas de Grey, por el bien general. Si vuelve a trasgredir norma alguna lo mejor será sancionarla y mandarla a prisión dentro del PEC. Pero yo no voy a estar aquí durante el resto del año, por eso necesito que usted, que ha sido elegido por sus compañeros, se haga cargo de este asunto...
Era evidente que Townhall no tenía ni la más mínima idea de los sentimientos que fluían entre Grey y Yilmaz, de lo contrario, hubiera elegido a otro recluta para dicha labor, aunque la lógica fuera que la responsabilidad la llevase el líder del Domo, como subordinado directo del teniente.
- Además debo indicarle unas últimas novedades que también requieren supervisión y que le pido, gestione de la mejor manera posible... - El tema iba a ser algo más complicado - Hay una misión que el comandante me ha encomendado y que me tendrá ausente este año. Mi ex mujer está en otra misión y no puede hacerse cargo de nuestras hijas. En el PEC tampoco van a responsabilizarse de ellas porque son algo... Complicadas de carácter... He estado hablando con Quest y me ha dicho que ella las supervisará cada cierto tiempo, pero que sería buena cosa que estuvieran este año en el Domo para aprender algo de disciplina y que comenzaran a tener una base de formación militar, de cara a su futuro. ¿Puedo confiar en usted y en sus compañeros el bienestar de mis hijas? - Era una pregunta en cierto modo retórica porque el hombre parecía haber tomado una decisión, pero quizás necesitara escuchar de los labios de Yilmaz que todo saldría bien, pues aquella determinación debía haberle costado mucho trabajo tomarla, y no cabía duda que gran parte del motivo que le había llevado a ello había sido por causa de Quest.
Eylo estaba un tanto tenso, y escuchó la reacción del teniente a sus explicaciones acerca de la situación de las comunicaciones en el Domo. No le faltaba razón a Townhall acerca del aspecto crítico del fallo en las comunicaciones, encontrándose en la diatriba del entusiasmo por saber más y el deber de que todo funcionara correctamente.
—No creo que la recluta Grey tenga que ver con ello, señor —se atrevió a corregir al teniente —. Rastreamos la señal, procede del sistema Eridani. Y, señor, llevo desde años investigándola. Soy eridiano, he convivido con la Anomalía en los sensores de naves y estaciones, y me sé de memoria su frecuencia. Está claro que saber de ella no soluciona el problema, señor. Pero no cejaré hasta averiguarlo, ¿tendría su permiso para contactar con Arecibo para cotejar datos de ser necesario? —preguntó mirándole con la determinación que nace del entusiasmo —. Si la Anomalía es capaz de inhibir las comunicaciones.. me gustaría averiguar como atajarla, burlarla o limpiarla de nuestras frecuencias.
No se esperó el giro que tomó la conversación, algo en su interior no le sorprendió saber que Grey estaba vinculada, de alguna manera a la Anomalía. Calló mientras escuchaba las palabras del teniente, procurando mostrarse lo más aséptico posible ante él. Aun así no puedo evitar palidecer ante la áspera tarea que Townhall le estaba encomendando.
—Señor, sí, señor —respondió mirando al frente, aceptando aquellas órdenes, aunque en su fuero interno iba a causarle más de un quebradero de cabeza —. ¿Puedo preguntar por qué, señor? La.. exsargento.. no parece que actúe para mal del Domo, señor. Sino al contrario. Al menos eso he podido percibir de mi interacción con ella —estaba en terreno resbaladizo, era consciente, de entonces se le cruzó por la cabeza Kurik, y eso le provocó cierta indignación —. Entiendo que esta orden se extiende al resto del Domo, ¿verdad señor? Si he de hacer el papel de gendarme, me gustaría tratar a todos mis compañeros por igual —hiló una pausa en ese momento, respiró hondo mirando al teniente sin bajar los ojos —. También le diré, señor. Mi prioridad será evitar que mis compañeros, incluida Grey, no echen por tierra sus posibilidades. Sé que solo soy un recluta, señor, pero si ellos han depositado su confianza en mi y usted también lo hace, tengo una responsabilidad para con el Domo 12.
Si la cosa se había complicado con Grey, cuando el teniente mencionó a sus hijas causó cierta turbación en Eylo. Al principio se mostró un poco incrédulo, pero al ver que hablaba en serio recuperó la solidez.
—Es una gran responsabilidad, señor —admitió y, durante unos segundos estuvo en silencio, recordando sus años en el orfanato-escuela de la Comandancia —. Intentaré estar a la altura, señor. Tendrá que explicarme un poco de ellas, cuando precise. Lo haré, señor —dijo finalmente para darle seguridad al Townhall —. Cuidaré de ellas, tiene mi palabra.
La cabeza de Eylo temblaba ante los nubarrones que veía en el horizonte, se le acumulaban los dolores en ella y sentía que apenas había empezado. Buscó un punto donde aferrarse y lo encontró. Recordó la conversación con Lizza, y apretó los labios.
—Señor, ¿puedo hablarle con libertad, señor? —preguntó con cautela, el gesto de Eylo era serio, pero se suavizó un poco porque quien pretendía hablar era Eylo la persona, y no Eylo el soldado —. Hablé con la recluta Jacobs, y no quiere ser vista por una psicóloga, ni tampoco abandonar la Space Force o cambiar de Domo. Quiere seguir, pero está dolida, furiosa por lo que ha sucedido. No entiende como una persona como el recluta Kurik no haya recibido una mínima amonestación o, al menos, una investigación oficial por lo sucedido —respiró hondo, pero no pretendía recriminárselo a Townhall —. Señor, sé que el recluta Kurik tiene familia en la Space Force. Su padre. Y aunque ignoro hasta dónde se extiendes esas presiones que impiden que una persona como él sea, como mínimo, reasignada o evaluada psicológicamente, sé que esto, y lamento decirlo, no me evoca lo que pretende simbolizar la Space Force, representar lo mejor de la humanidad.
Dejó que su exposición macerara, pero antes de permitir que Townhall interviniera, prosiguió.
—Y es cierto, el recluta Kurik es de los soldados más letales del Domo, puede que el que más. Y también sé que las guerras no se ganan con sonrisas, sino con soldados —dijo calmadamente —. Pero apuesto que pueden haber miles de reclutas tan válidos como él y con una moralidad acorde con lo que se espera de esta institución. Dicho esto —miró a los ojos al teniente, no por desafío, sino para que no tuviera duda alguna de que decía eso en serio —. No pretendo iniciar ninguna campaña de acoso hacia el recluta Kurik, pero si voy a estar al cargo del Domo 12, no pienso pasarle ni una. Y a la mínima agresión a sus compañeros o comportamiento que viole las normas, por menor que sea, pienso ordenar su detención y proseguir con los protocolos adecuados para estos casos, señor.
El corazón le latía con rabia, pero intentó controlar los temblores del brazo a causa de esta tensión.
—Quizá haya leído mi historial. Sabe de dónde vengo, sabe qué vida he tenido y sabe con quién me formé en el orfanato-escuela de Celenis —movió la cabeza —. Durante la casi totalidad de mi vida he demonizado a los soldados espaciales. Los odiaba. Los odiaba tanto como llegué a odiar a los lucerianos. Pero el comandante Kawalski me hizo ver la parte más positiva del ejército, y a ella me debo. A su vocación de proteger, por eso llegaré algún día a comandante, señor. No sé cuánto tardaré, lo que me costará, pero lo lograré —la mirada de Eylo eran brasas encendidas —. Y cuando sea comandante evitaré que alguien como Kurik sea protegido por lazos familiares o por otros intereses. La Space Force debe simbolizar lo mejor de la humanidad, señor, sin excepciones. Y yo quiero hacerlo posible —el discurso rezumaba idealismo, pero no por ello estaba huérfano de convicción. Era consciente de que esa tarea podía quedarle grande, que quizá se quedaba por el camino, pero el primer paso para lograr algo era tener una meta clara.
El teniente permanecía serio durante la charla, seguramente estaba preocupado por las cuestiones que estaban tratando, y no era para menos, bajo su mando la palabra responsabilidad cobraba una gran fuerza. Un término que bien debía aprender Yilmaz, más teniendo en cuenta la carga funcional que era liderar a sus compañeros
- ¿Qué el sistema Eridani manda una señal hasta aquí? - Townhall no parecía ofendido por haber sido corregido, curioso era la expresión más correcta - Sé que usted es eridiano, Grey le eligió por eso - Y aquí Eylo sabría algo nuevo, la exsargento había sido de entre los mandos quien le seleccionó, y según parecía, el hecho de que viniera de su planeta origen, era la causa de ello - Jamás podría decirle a alguien de su planeta que no reconoce la frecuencia. Confío en usted y su experiencia para tratar este asunto, puede ponerse en contacto con Arecibo o quien le plazca, lo único que le pido es que funcionen las telecomunicaciones.
La conversación seguía su curso y venía un momento delicado, hablar sobre Dunne y el historial tan complicado que tenía. Harry quería responder la pregunta sin comprometer demasiado la intimidad de la mujer, la cual aseguró, quería como una hija, quizás la más díscola de todas.
- Dunne no tiene maldad, pero toma muchas decisiones precipitadas. Las hay que salen bien y eso le ha hecho llegar hasta la posición de sargento, pero cuando algo le sale mal, el precio puede ser excesivamente alto y normalmente engloba a otras personas - Aquí podía recordar Yilmaz el cambio de las calificaciones de legislación, si pillaban a William, el muchacho podía haber acabado su carrera militar. ¿Sería a eso a lo que hacía referencia su superior? ¿Cuántas acciones no satisfactorias había llegado a hacer la mujer? ¿Se la culpaba como precursora?
- Es evidente que debe tratar a todos por igual e informar si la situación así lo requiere. Pero los fallos de un recluta no son los de alguien que lleva años en el ejército, por supuesto. Por eso le pido que sea especialmente crítico con ella - Harry le miró durante un largo tiempo antes de seguir respondiendo - He apostado por sus posibilidades desde siempre, recluta Yilmaz, el problema es que Grey no puede contar con que siempre sea yo quien le esté salvando el trasero. Lo que ocurrió en Comandancia habría tenido consecuencias para toda la cadena de mando si llegase a descubrirse. No solo mi cabeza hubiera estado en juego, también la del resto de la jerarquía militar que acompañaba. ¿Sabe usted que Vinda Lake quiere casarse este año? No creo que estar en la cárcel sea un sitio encantador para alguien que prepara su boda... - Mantuvo su seriedad - Las acciones de uno nos afectan a todos. Los errores de Grey si son descubiertos, pueden hacer que todos los que le rodean, acaben siendo penados. Y esa responsabilidad es demasiado grande para como para llevarla en la mochila personal de la vida.
Cuando el tema de conversación se trataba sobre las hijas del teniente, supo Eylo que les estaba confiando lo más valioso que tenía, e incluso podía intuir mucho más, Quest había dado la sugerencia por lo que influía sobre Townhall y nadie más del PEC deseaba hacerse cargo de las crías, por lo que debían ser de todo menos angelitos.
- La pequeña es Maia, tiene siete años y la mediana es Eris, tiene dieciséis... Son.... - Suspiró, no sabía bien como definir aquello - Eran encantadoras... A Maia le gustan mucho los dulces, especialmente el chocolate. Y Eris siempre ha deseado ser piloto... Hace dos años mi ex mujer y yo decidimos... Decidió irse al Domo 15 con las niñas y he tenido conflictos para verlas. Eso sumado a las obligaciones militares y a la distancia ha provocado que me haya alejado de las niñas - Le miró con seriedad y dolor, le estaba abriendo su alma a un completo extraño. Pero, ¿qué más podía hacer? - Me hablan de malos modos y sin respeto. Me culpan de la separación, estoy seguro... Y suelen causar problemas... Roban, sabotean y se escapan con bastante frecuencia, ha llegado a ser su comportamiento muy disruptivo para la convivencia del PEC... Yilmaz, ¿quiere un trago? - Se levantó de la mesa y cogió un licor suave de naranja, puso un par de copas encima de la superficie y sirvió el dulce brebaje.
Había un retrato familiar de Townhall en una de las estanterías y que mostraba una familia de apariencia feliz, al menos las sonrisas estaban muy marcadas. Destacaban las hijas del teniente, las cuáles eran bastante atractivas. La mayor parecía tener unos dieciocho años, la mediana catorce y la pequeña, cinco. La imagen había sido tomada hacía dos años, correspondiendo a la historia recién narrada.
El teniente asintió a Eylo cuando le pidió hablar con libertad, atendiendo el hombre a que Jacobs no quisiera ninguna de las tres opciones planteadas. Parecía comprender la situación compleja donde se encontraba.
- No puedo amonestar a un recluta sin pruebas y si le soy sincero, hacer una investigación oficial quedaría en nada - Comentó el teniente, denotando que en su mano no estaba aquello - Aunque sí puedo hacer que le evalúen psicológicamente por quejas sobre su actitud. Es viable - Miró al cadete asintiendo - Vendrán a lo largo del mes dos de los psicólogos del PEC, seguirán sus indicaciones para ayudar a quien lo necesite, siguiendo la preferencia que usted marque. Nadie podrá negarse si usted lo señala. Está al mando.
La determinación de Yilmaz sobre no pasarle una a Kurik, en contra de enfadar al teniente parecía agradarle, haciendo que afirmase con la cabeza. Eylo comprendería que era un hombre al que le faltaba determinación, decisión para hacerse imponer. Era seguramente muy buen hombre, pero posiblemente un títere por falta de carácter.
- Sé su historia personal, cadete Yilmaz, y nada me complacería más que un superior con tanta determinación como la que muestra. Solo espero que cuando los errores los cometa alguien cercano a usted, no sea capaz de mirar a otro lado y tome las determinaciones justas de las que habla - No había sarcasmo ni burla en su voz, una sinceridad profunda - Yo con Grey nunca pude actuar con verdadero rigor, con mis hijas tampoco...Hay que ser muy firme para no mirar a otro lado y a veces la parte más humana nos hace equivocarnos... - Y estaba claro que en eso, hablaba por él mismo, era una autocrítica abierta que subrayaba la bondad profunda de aquel hombre, alguien que quizás, no fuera un firme mando en el escalafón militar
Conocer de aquel modo a Townhall agradó y sorprendió a Eylo. El eridiano podía hacer todas las cábalas del mundo imaginándose la clase de persona que era el teniente, pero otra muy distinto irlo descubriendo de se modo y, a decir verdad, le gustaba lo que veía. Podía ver las flaquezas, pero.. a juzgar por cómo vivía y entendía las cosas Eylo, las flaquezas de Townhall podían llegar a ser vistas como virtudes, pero en el ambiente castrense estas distaban mucho de ser consideradas como tal.
—Será mi prioridad, señor —respondió sobre el asunto de la Anomalía, entornó un poco los ojos al descubrir que Grey era quien le había llevado a pertenecer al Domo 12. En otras circunstancias le sorprendería, en las que estaba viviendo era una prueba más de la conexión profunda que les unía.
Entonces se entró en uno de los más más peliagudos de la conversación, Eylo escuchó al teniente comprendiendo un poco más el dilema al que debía enfrentarse el teniente. No le culpaba, ¿cómo hacerlo? Esto también le ayudó a comprender, a su vez, la postura de Grey sobre las cosas. El eridiano asumía que se adentraba en un mar de mil matices de gris, y por unos momentos tuvo reparos en meterse en él, pero luego recordó que si quería conseguir su objetivo el gris, el aprender a navegar por aquel océano, iba a ser su principal maestría.
—Lo comprendo, señor. Yo.. lo comprendo —bajó la cabeza en señal de asentimiento. Una rémora empezó a arrastrar al eridiano, una que no sabía del rumbo, pero que quedó en segundo plano cuando escuchó al teniente hablar de sus hijas y su vida personal. Eylo no era capaz de comprender la magnitud de los sentimientos de Townhall por sus hijas, él no era padre, pero sí los sentimientos arraigados que lo generaban.
Se sintió un poco azorado por la sinceridad de Townhall, aunque la hubiera podido esperar si el teniente pretendía que Eylo se hiciera cargo de ellas, no esperaba ese nivel de detalle de la historia personal de su mando. Asintió escuchando, recordando los detalles que le compartía, esperando que le fueran útiles en el futuro. Eylo no había tratado demasiado con niños, lo justo en las estaciones de paso, pero jamás había tenido la responsabilidad de supervisar ninguno. Sin duda esta perspectiva le preocupaba, pero si Townhall le estaba confiando lo más preciado que tenía, esa perspectiva también incluía que cuidaría de esas niñas como si fueran de su familia. Obviamente la visión eridiana del asunto ayudaba a Eylo, pero tampoco dejaba de convertirlo en un marrón para él.
—No le dejaré beber solo, señor —sonrió un poco aceptando el trago. No es que fuera aficionado al alcohol, pero de vez en cuando no hacia daño —. Si me permite, señor.. Creo que es lícito que se sienta.. culpable, pero.. no creo que sea un mal padre. Es decir, le he escuchado hablar de sus hijas, señor.. Las quiere, y entiendo lo importantes que son para usted. Me tomaré esa responsabilidad como un deber, señor, no como una orden. Usted lo dijo, el PEC es una familia, y las familias están para apoyarse en todo momento —hablaba lentamente, con cautela, pues aun empezando a conocer a Townhall, no sabía hasta qué punto podía tomarse esa clase de confianzas —. Sé que apenas llevo dos meses, señor.. Que me falta mucho por aprender, daré lo mejor de mi mismo para mantenerlas a salvo y cuidar de ellas.
Al ver las fotos de sus hijas admitió que el teniente tenía unas hijas muy guapas, fugazmente se le escapó la mirada a la mayor, quedándose unos segundos de más prendado de la imagen, pero pronto reaccionó echando un sutil trago del licor. Asintió escuchando acerca de la situación de Lizza y la posibilidad de analizar psicológicamente a Kurik, era más que suficiente de lo que esperaba lograr, por lo que agradeció al teniente el ofrecimiento aceptándolo de buen grado.
Después de haber expuesto sus intenciones, temió haberse entusiasmado en exceso, pero la reacción del teniente culminó en su sorpresa final. No esperaba escuchar esas palabras de Townhall, no esperaba encontrar ese.. ¿apoyo? Pero también iba implícito un mensaje, un consejo, una advertencia, que Eylo no podía, ni quería ignorar, el camino que había elegido no era fácil, sino todo lo contrario. Pero alcanzar sus objetivos iba a requerir dar lo mejor de si mismo, fue en ese momento que la rémora que había permanecido en segundo plano emergió de nuevo. El eridiano lo pensó con detenimiento, y sintió que le debía sinceridad al teniente.
—Señor, ha confiado en mi y yo.. le debo devolver esa confianza, además de mi lealtad —respiró hondo —. Quiero informarle que.. tengo una relación cercana con Grey. Que entiendo que mi juicio pueda estar comprometido, pero.. creo que merece que sea sincero —apretó los labios, nervioso, no pretendía profundizar en cuan cercana era, pero a buen entendedor, pocas palabras bastan —. He tenido la oportunidad de conocerla, de saber cómo es.. y, si bien no conozco completamente su historial, estoy al corriente de cómo es. Y.. quiero ayudarla, señor. Es decir, usted lo ha dicho, Grey quiere ayudar, salvo que a veces su ímpetu la puede traicionar.. —tragó saliva, se sentía un poco hipócrita diciendo esto, especialmente recordando el suceso del cambio de notas — ..pero quiero reconducir toda esa energía. No cambiar la persona que es, no.. pero sé que si la ayudo, la aconsejo, puedo intentar templar ese ánimo.
Respiró hondo, mirando al teniente, no quería que ninguno de sus gestos le llevara a la duda de lo que decía.
—Haría esto por cualquiera de mis compañeros, a decir verdad, pero.. supongo que este compromiso, además, también es personal para mi —dejó la copa en la mesa —. Creo que ambos queremos lo mejor para ella y.. si puedo ayudarla. Lo haré —estaba nervioso, le temblaba el cuerpo —. Dicho esto.. si Grey se excede.. o viola las normas como usted ha dicho.. y pone en peligro a alguien más del Domo, actuaré como me ha pedido. Aunque sé del cierto que ella hará cuanto esté en su mano para que las consecuencias solo recaigan en ella, creo que.. en cierto modo.. busca castigarse e incluso llegaría a asumir la responsabilidad de cosas de las que no sería culpable por el bien de todos —dijo convencido de ello, al menos esa era la mujer que había estado conociendo —. No quiero dejarla caer sin más, señor. No quiero dejar caer a ninguno de mis compañeros. En Eridani tenemos un dicho: la suma de todos es la fuerza del conjunto, y Grey forma parte del conjunto.. solo ha de encontrar su lugar.
La venda que tenía Yilmaz sobre Townhall cayó al suelo. El eridiano pudo comprobar de primera mano el tipo de persona que era su superior. Un buen hombre que se preocupaba por sus reclutas, por su familia y sobre todo, que daba libertades de acción para que cada cual desarrollase sus posibilidades. Pero también tenía sus defectos, entre los que destacaban el de dar siempre segundas, terceras y hasta cuartas oportunidades; el confiar excesivamente en otros, hasta el punto de dejarse llevar y, sobre todo, el de no tomar una determinación hasta que, quizás, fuera demasiado tarde. Y Eylo sabría que de aquí se podía deducir mucho más, Grey había tenido mucha libertad con el teniente, ella era en realidad la jefa en las sombras con su elevada capacidad de gestión, hasta que un exceso de confianza le había hecho caer, siendo derrocada por Quest, una mujer que iba ganando terreno por cada día que pasaba.
Harry Townhall le había dado plena autonomía de actuación con respecto a la Anomalía, dejando claro que las misiones que el teniente encomendaba no las vigilaba de cerca, solo quería resultados y a ser posible, sin que nada alrededor explotase.
Ambos bebieron juntos, trataron el tema de las hijas del teniente, unas jovencitas que estaban algo asilvestradas, por supuesto, cómo no, por culpa del veneno que su madre disponía sobre ellas a diario. Eylo iba tomándose nuevas licencias, como indicarle a su superior que no era un mal padre, algo que éste, agradeció, no solo con un asentimiento de cabeza, sino al levantar su copa a modo de brindis.
- Hago lo que puedo, Yimaz... Aunque con mis hijas tengo sentimientos encontrados. En ocasiones, me gustaría ser más duro con ellas, porque con sus actitudes puede no irles bien en la vida. Y otras veces, tan solo creo que necesitan afecto, aunque no me permiten el acercamiento. Es muy difícil así. Mucho... - Bebió de nuevo y sirvió otras dos copas - Me gusta su forma de pensar sobre sus compañeros y la familia... Beba, hombre... - Otro brindis - Le doy con respecto a ellas total libertad de actuación. Solo le pido que no les pase nada y que vuelvan a ser disciplinadas... - Suspiró antes de servir otra copa - Como le iba diciendo Yimaz... Qué diablos, Eylo... Estamos bebiendo juntos, aquí no hay apellidos... Llámeme Harry... Pues eso, como te iba diciendo, cualquier determinación que tomes no tendrá una mala respuesta por mi parte...
La confianza que se estaba gestando en el Starliner provocó que Eylo quisiera ser sincero con el teniente, algo que Townhall valoró mucho, a pesar de no haberlo verbalizado. Permaneció unos momentos callado y asintió, como si estuviera aceptando dicha información.
- Dunne siempre ha tenido mucho encanto y no es mala mujer. La verdad es que no. Y sí es cierto que tiende a culparse de cosas que no ha hecho, con lo cual nunca se sabe cuando es sincera del todo...- Reflexionaba al respecto - Supongo que lo que ella necesita es alguien como usted, que la redirija y calme... Pero si me permite un consejo, no dude en decirle que "no" cuando lo considere necesario. Las relaciones donde más ha durado ha sido cuando ha sido hábilmente guiada, cuando ella es la que dirige tiende a cansarse... - Quizás la mujer no fuera como en el pasado, pero la preconcepción del teniente se basaba en ideas que había adquirido a lo largo de aquellos años de amistad con la ex sargento - Ojalá les vaya bien y sean felices - Y aquel deseo lo decía de corazón, brindando de nuevo, aunque esta vez, por la pareja que acababa de enterarse, se había formado.
A Townhall le había agradado la sinceridad de Yilmaz, así como su deseo de integrar a Grey. Parecía querer hacerse cargo de sus hijas y velar por el bienestar del Domo. Si el joven era capaz de llevar todo eso hacia adelante, bien le podría venir tenerle cerca y confiar en su criterio, pues en realidad, parecía muy seguro de sí mismo. Harry exponía las dificultades con las que se encontraba y delegaba en Eylo para que las solventara, en la mano del muchacho estaba el cosechar éxitos para que el teniente pudiera seguir confiando en él.
Y a partir de aquí, tras tomar unas copas de licor de naranja más, la conversación habría finalizado, mientras el retrato de las hijas de Townhall parecía mirar muy fijamente al eridiano y, lástima, no precisamente y como exclusiva, la mayor de las féminas.
Querido mío. Tienes si quieres el rol último para cerrar escena, o lo dejamos tal cual. A tu elección ^^