Mes 2. Día 5. Tarde en algún lugar del Domo.
Eylo abordó a Martín un par de horas después del episodio de gimnasio, el eridiano caminó un poco deprisa para alcanzarle mientras se dirigía a quién sabe donde.
—¿Martín? ¿Tienes un momento? —le reclamó poniéndose a su altura, una vez tuvo su atención, el joven pudo ver a un Eylo más calmado y centrado. Aun había un aura de tensión en su semblante, una que no le iba a abandonar en bastante tiempo, pero parecía el Eylo habitual.
—Gracias por intervenir antes —asintió con sencillez —. No las tenía todas, la verdad. Pero supongo que necesitaban escuchar eso de alguien que no fuera yo —la verdad es que tampoco había calado en todos, pero en los suficientes, y eso abría una brecha para reconducir la situación en el Domo —. Es bueno saber que el Domo cuenta con gente como tú —le reconoció con sinceridad.
Respiró hondo, e hiló la charla a otra cosa que tenía pendiente.
—Escucha, como comenté en la cena del otro día, quiero organizar en escuadras a la gente del Domo, pero también en equipos —explicó hablando con tranquilidad, más suelto —. Habrá un equipo de ingenieros, sí, ya es algo que hacéis, pero si queremos empezar a funcionar como funciona el ejército, tenemos que establecer claridad en las funciones. Me gustaría que seas quien dirija al equipo de ingenieros y mecánicos, ¿cómo lo ves? —lo miraba a los ojos, Eylo solía mantener el contacto visual sin perder detalle de la persona que tenía delante. Hablar de proyectos, de preparar cosas, generaba en el eridiano un brillo especial, intenso, de una intensidad y convicción plenas. Creía en lo que decía, y creía en que las cosas podían funcionar bien.
-¿Hm?- Algo confundido me di la vuelta, algo asombrado de ver a Eylo acercándose, pero solo asentí con la cabeza mientras me ponía mi toalla que usaba en el gimnasio sobre mi hombro y daba un sorbo a mi botella de agua. -Oh, ni lo menciones, tampoco es como que me faltaran ganas para decir aquello.- Reconocí con un poco de diversión, cruzándome de brazos aunque tratando de mantener un poco la seriedad. Pero ante aquel cumplido, asentí con la cabeza con algo de solemnidad, como de camaradería. -Gracias, en serio.- Fue lo que dije. Pude haber dicho el mismo cumplido, pero no era algo que sentía aún, pero aún así se notaba que no había maldad alguna en aquello, si no un sentimiento de que faltaba algo allí.
Ante la noticia, me llegó a sorprender de forma notable. Parpadeé de forma "audible", e incluso hice la cabeza un poco hacia atrás, pero luego de unos segundos finalmente recobré la normalidad de antes. -Vale, eso no me lo esperaba... Claro, ¿Por qué no? Supongo que podría llevar ese papel bien... Pero hay una cosa que quisiera que pensaras en cuanto a formar las escuadras.- Con la cabeza traté de indicar a Eylo para que me siguiera, para así ir caminando aunque en un ritmo lento, mis ideas. -Hacer escuadras está bien, pero eso de reunir los mismos grupos que ya se habían formado, no es lo ideal a mi parecer. No te tomo como un tonto al decir esto como si acaso no lo hayas pensado! Ojo, nada más quiero tratar de exponer un punto... El punto que trato de hacer, es que muchos de los pequeños grupos que se formaron de forma natural, muy poco han interactuado entre sí.- Miré por unos segundos a Eylo haciendo énfasis en lo último, antes de continuar. -Mi idea, es que estas escuadras se formen entre los pequeños grupos que ya se formaron. Por ejemplo, en lugar de ser Zack, Harold y Carl metidos en una escuadra con Stealer, Donner y Anne, que una pareja de cada grupo pequeño se unan... Por ejemplo, poner a Harold, Carl, Daya, Stealer y Noor en una escuadra donde tendrían que hacer actividades juntos, como por ejemplo que Stealer y Noor le enseñen a los demás a pelear y entrenar como es debido, y así con cada grupo que compartan especialidad... ¿El problema? Tú tendrías que lidiar con las personas que no podrían llevarse bien en un grupo nuevo, estas siendo obviamente Anne, Vera, Carl y otros que podrían chocar con otros grupos.-
En lugar de ir a los barracones o algún otro lado, le indiqué a Eylo para irnos a la sala de Esparcimiento, más que todo para seguir con la conversación. -Obviamente esto será un problema, pero al menos Vera ya se ve que está adaptándose mejor a los demás grupos... Aunque me preocupa bastante la influencia que tenga Jim.- Incluso me dio un escalofrío de solo pensarlo, y Eylo lo pudo notar. -Pero, no necesariamente tienes que hacerlo tú solo, para eso hay varios aquí que son buenos socializando como Daya, Narel, Yo y puede que Sue y Emory. Lo ideal sería unir dos parejas de grupos distintos y que esas personas sean el pegamento entre esa escuadra, y los grupos naturales que se formaron entre sí. ¿Puede seguirme o trato de explicarlo de nuevo?- Luego de la respuesta de Eylo, y la repetición* si acaso hacía falta, fue cuando empecé a tocar otro punto.
-Hay que hacer actividades "recreativas" entre todos los del domo... No te hablo de tener un rompecabezas comunitario entre todos y reunirnos todos los domingos a continuar, pero sí a actividades donde todos participen. Por ejemplo, un curso de obstáculos donde el ganador pueda pedir en la próxima entrega de suministros algo que le guste: Su chocolate favorito, unas cervezas, o incluso algo para el domo. El punto es, hacer grupos y rebajar las tensiones con juegos que podrían ser entretenidos y con posibilidad de unir a todos. Y entre ellos, creo que debería sumarse peleas al ring... Ya sé, ya sé, con lo de hoy ya te jodería que otros dos se suban aquí, pero ya te digo que es una de las mejores formas de rebajar tensiones a mi parecer... Si hay algún problema que notes entre los reclutas, puedes hablar con ellos en privado y que lo hablen, y si no lo soluciona, entonces una pelea amistosa con árbitro, tiempo y todo lo demás puede servir, PERO SOLO si hay una oportunidad de reconciliación cercana... Si acaso ya hemos visto que son capaces de lanzarse cuchillos, entonces lo mejor sería mantenerlos en charla o minimizar al máximo los conflictos... Joder, ahora que lo pienso podríamos tratar de hacer una noche de películas, ¿No?- Pregunté con cierto interés, volteando a ver a Eylo con la ceja levantada con curiosidad. -Escucha, entiendo que es hacer mucha logística, gastar recursos y demás... Pero con lo que ya has visto, tienes que entender que hay que hacer muchísimo trabajo para unirnos, en especial lo que pasó en el ataque de los Skullreps... Y hablando de eso, debes de hablar con Townhall y el Brigada Joe y pedirles que traigan al Psicólogo para ya mismo, y si acaso creen que tus razones no son suficientes, tu dime y trataré de hablar con el Brigada Joe, pero hay algunos que de seguro les vendría bien algunas sesiones con el psicólogo, y unas sesiones obligatorias vendrían a ser necesarias para Carracci... Escucha, si no te convencen estas ideas, podríamos también discutirlas con Grey. Ella es alguien bastante empática y estoy seguro que ella podría mejorar un poco estas ideas locas que tengo.-
Eylo asintió a la respuesta de Martín, esperaba la reacción que el joven mecánico había tenido, por lo que no quiso darle más vueltas. A continuación escuchó la respuesta de Martín, intentó seguirle el hilo, pero era mucha información de golpe y Eylo, que solía ser bastante perceptivo, tuvo que dedicarle un esfuerzo adicional para no obviar nada de lo que dijera.
—Los equipos se distinguirán por las funciones que desempeñen, y las escuadras se reunirán para ejercer labores de combate, patrulla o entrenamiento —matizó para distinguir una cosa de otra —. Es inevitable que estos equipos unan a gente que ya tiene afinidad, pero las escuadras no guardarán esta relación. Ya he pensado en lo que dices, y sí, voy a juntar a la gente de acuerdo a su rol y capacidad, no afinidad. Si tenemos que funcionar como unidad en el Domo, han de saber trabajar con cualquiera de sus miembros —se encogió de hombros cuando dijo sobre lo de lidiar —. Yo no tengo que lidiar con más o menos, Martín. Mediaré porque también es ese mi papel, pero parto de la base que, a pesar de las experiencias recientes, tomos somos adultos racionales. Han de aprender a tolerarse, ¿qué sucederá cuando sean Soldados Espaciales y un mando los ponga en la misma unidad? ¿O con otra persona a la que no soportan? Van a tener que aprender a trabajar con otros, y no van a poder negarse —para Eylo era una ecuación sencilla, lo explicaba como si fuera una obviedad. Podía ser duro, pero a la larga era lo que les beneficiaria.
Hablando de Vera, Eylo le miró con curiosidad, no exteriorizó ningún sentimiento al respecto, pero le llamó la atención lo que decía sobre Jim. No dijo nada, simplemente escuchó. Asintió lentamente.
—No pienso hacerlo solo, Martín —le respondió con tranquilidad —. Cuento con vosotros y tú, como líder del equipo de ingeniería, vas a ser el responsable de los que tengas a tu cargo. Delegaré en ti las decisiones importantes, y tú me transmitirás los problemas, necesidades y conflictos que puedan haber en ingeniería —asintió cuando habló de las personas más capaces socialmente —. Paso a paso. Narel se va a encargar de la intendencia del Domo, Duncan, huelga decirlo, de enfermería, Daya.. he de pensar donde puede ayudar. Aun lo estoy valorando.
Cuando se tocó el tema de las actividades recreativas, Eylo escuchó. Se mostró moderadamente de acuerdo, pero en la cabeza de Eylo había alojado la inexcusable realidad de que estaban en el ejército y no de vacaciones.
—Estoy de acuerdo con la importancia de generar actividades de grupo —asintió sin matices —. Pero también he de recordarte. Esto es el ejército, y debemos gestionar bien las cosas para que no se desmadre. El alcohol de Zack es tolerable, pero voy a tener que hablar con él y que no lo convierta en una costumbre —en un punto se detuvo y le miró con detenimiento —. Que suban dos a golpearse en el ring no me importa, Martín. Lo que ha pasado antes no era para dirimir un conflicto, era un idiota que quería ser golpeado por otra idiota. Y perdona el lenguaje, pero a veces las cosas han de decirse como son —se encogió de hombros con severidad, aun estaba muy cabreado por eso —. Entonces te lo encargo. Habla con Jim, así estará distraída con algo. Coordínate con ella y con quien creas oportuno, quiero que los domingos por la tarde-noche haya un evento para todo el Domo. Concierto, sesión de películas, torneo.. lo que los dos estiméis oportuno. ¿Podrás hacerlo? —le miró con tranquilidad, la forma de hablar de Eylo era muy segura —. Ah.. el alcohol lo puedo tolerar por ahora. Pero, por si acaso, nada peor, ¿de acuerdo?
—No hará falta que hables con nadie, Martín —le dijo con tranquilidad —. Cuando estemos en el PEC seremos visitados, todos, me incluyo, por los psicólogos. El teniente Townhall ya está al tanto y de acuerdo con eso. No te preocupes por eso.
Me quedé en silencio en gran parte de lo que decía Eylo, nada más asintiendo algunas veces y dando uno que otro comentario sobre algún punto que haya dicho, como por ejemplo lo de "adultos racionales" y todo lo que dijo sobre "Ha de aprender a tolerarse". Primero sonreía divertido, pero fue al final donde no pude retener aquella carcajada que trataba de aguantar, antes de negar con la cabeza y tratando de recuperar la seriedad. -P-Perdón, pero es que literalmente dije todo eso el primer día cuando nos reunimos y los Mandos se fueron... Bueno, con otras palabras, pero básicamente lo mismo.-
Cuando dijo las tareas que desempeñarían Narel y Duncan, ladeé un poco la cabeza, pero no dije nada, y cuando mencionó mi responsabilidad y papel como líder del equipo de ingeniería asentí con seguridad con la cabeza, pero fue cuando terminó de hablar sobre las actividades del domo y como estábamos en el ejército hizo una mueca, y pensaba seguir en silencio hasta que habló con sinceridad sobre lo sucedido entre Carracci y Anne. -¿Tú lenguaje? Eylo, yo hubiera dicho algo muchísimo peor que "Idiotas" en caso de ponerme a hablar de esos dos, lo que dijiste parecía un insulto dicho en programas de niños.- Sonreí un tanto burlón, pero luego hice un ademán con la mano para restarle importancia al asunto. -Puede que estemos en el ejército Eylo, pero aún así son un montón de extraños viviendo en el mismo espacio entre sí, sin espacio ni privacidad y en un planeta desierto y peligroso... Si tú vives, y tratas de hacer vivir a todos con la mentalidad de "Esto es el ejército" nada más y nada menos, ya con Kurik y Einar te puedes hacer una idea de como son las personas que viven con solo una cosa en mente...- Fue un trago amargo, pero al menos quedaba claro que mostraba dos lados de ese espectro, de lo bueno y lo malo, de la ley y el caos, mientras dejaba unos segundos para hacer una pausa. -Estamos en el ejército, sí, pero el desgasto mental es algo muy difícil de superarse sin importar cuantas citas al psicólogo tienes... Todo en la vida militar es una rutina, sí, el entrenar y cumplir obligaciones, pero una persona no debe vivir y respirar de solo eso. Por esa razón, en los PECs tienen salas y espacios de recreación y entretenimiento, donde algunos se unen para conversar y demás...- Mientras hablaba también hacía enfasis con las manos, o más bien "hablaba" con ellas. -¿Por qué crees que tenemos salas de billar, cartas de poker y demás? Porque tarde o temprano uno mismo buscaría las maneras de distraerse y hacer cosas por el estilo... Lo importante para mantener un equipo unidos no es solo la afinidad y el respeto entre todos, una parte también tiene que ver con distraerse un poco de las responsabilidades, Eylo, y también es algo de lo que quiero hablar contigo.-
Me detuve en donde estaba para luego darme la vuelta y encarar a Eylo, mirándolo a los ojos. -No creo que deberías darle esos azotes a Anne, si es que acaso de verdad planeabas hacerlo, y tampoco debiste de sacarle en cara cuando Noor le dio las hostias correspondientes a los que perdieron la carrera cuando estaba Malbone.- Lo decía completamente serio, sin una pizca de que bromeaba con lo que decía, e incluso con cierta firmeza en esas declaraciones, pero luego de eso se me notó más calmado. -Deberías "Bajarle dos" como dice mi abuelo... Mira el año en el que estamos, no estamos en épocas medievales como para que repartas castigos tan brutos a la primera ofensa que te hagan, y repito, PRIMERA ofensa... Con Anne, al menos de momento sé que no será la única a no ser de que su grupo llegue a hacer que se calme, así que ofrecer azotes y ponerte tan estricto de primeras solamente solamente refuerza el punto de Noor, y aunque pueda ser ignorado o que incluso Townhall u otro de los de arriba estén de tu parte, los únicos que aseguran que sigas siendo líder del Domo son cada uno de los que habitan en él... Y si en tu puesto de líder nada más logras que hagan un motín en tu contra, puede que te haga más daño a ti que a los que participen.-
-Todo esto es de jalar y soltar, Eylo.- Y con ambas manos simulé como si tenía una caña de pescar, jalando del sedal y luego soltándolo, antes de repetir lo mismo un par de veces rápido antes de volver a hablar. -¿Quieres que todos se respeten entre sí? No hagas ley de que nadie se puede insultar uno a los otros en público, sino que quién lo haga, tenga que hacer responsables de las consecuencias si acaso lo hace.- Y entonces abrí los brazos, como si acaso le hubiera dado la respuesta a todos los problemas de Eylo, y con una amplia sonrisa que se mostraba que en verdad, eso estaba seguro que había hecho, antes de volver a un semblante más serio. -Esa es la cosa: Das un poco con una mano, y quitas con la otra, y tienes que saber como equilibrar las cosas para que te vean como alguien justo... Pero claro, esto solo depende de si lo eres... ¿Te consideras alguien justo, Eylo?- E hice una pausa para que respondiera, antes de retomar la palabra. -Mi abuelo me dijo una vez "No busques tu propia muerte", además de muchos otros consejos y lecciones de vida... ¿Anne quiso ponerse de chulita y decirle gilipollas a alguien? Bien, que se encargue de limpiar dos veces a la semana los baños solamente ella, sin ayuda de nadie. Cuando las ofensas aumenten, y piensen "Nah, Eylo es un tonto, máximo me mandará a limpiar los baños como siempre" es allí cuando te tienes que permitir subir los castigos... Tú tienes que imponer el orden, pero que no se te vaya de las manos, porque sinceramente, parece que vas camino a eso.- Nuevamente con ese semblante serio, pero esta vez se mostraba algo de preocupación en mi mirada, y finalmente había terminado de hablar.
Eylo seguía escuchando a Martín con calma, miró al joven alzando un poco la ceja por su reacción, pero no dijo nada acerca de que si él había dicho antes algo o no. No le importaba, si se había dado cuenta antes, es que no se equivocaba con su juicio. Siguiendo con la conversación, Eylo se encogió de hombros.
—Puede ser, pero mi objetivo no era empezar a insultarles cuando segundos antes los estaba amonestando por hacerlo —repuso con sencillez. El problema nunca fueron los insultos, sino la razón que había tras ellas y la naturaleza de estos. Martín prosiguió y enseguida vio que la cara de Eylo se iba transformando, lo miraba intrigado por saber hacia dónde pretendía dirigir sus palabras. No le interrumpió, dejó que hablara, que terminara de exponer lo que pretendía.
—Martín, no es que me enorgullezca, y espero que se vaya solucionando con el tiempo —empezó con tranquilidad —. Pero no te conozco y, en consecuencia, no me conoces. Ni tengo en una mentalidad centrada en lo militar, ni he dicho en ningún momento que prohíba las distracciones o no crea que sean buenas —expuestos los dos puntos más importantes del discurso inicial de Martín, se permitió matizar algunas cosas —. Estoy hablando de disciplina marcial, Martín. Estoy hablando de respetar la cadena de mando. De que ser Soldado Espacial no es ser el vulgar guardia de seguridad que se viene abajo a la mínima presión. Permíteme la apreciación, con todo respeto, juzgas demasiado deprisa a las personas y crees saber cómo son. Sabes buscar los puntos de presión en la charla, pero te quedas en la superficie. Y algo más, todos estáis aquí voluntariamente, sabiendo de antemano que este programa es duro, tenéis que asumir el lugar donde estáis. Y esto, te guste o no, es el ejército.
Dejó que hablara de más apreciaciones. En este aspecto, Martín pudo ver que se adentraba en una tierra peligrosa, pues la mirada de Eylo se torvó ligeramente. Asintió para demostrarle que le escuchaba, que le prestaba atención, pero estaba claro que la opinión del eridiano era muy distinta a la de Martín.
—Anne estaba advertida, le di una oportunidad de recular. No lo hizo. No hay más —era algo que no estaba abierto a debate, y lo dejó muy claro —. Noor estaba navegando un espacio muy peligroso, Martín. No te imaginas cuánto. Y las amenazas son algo con lo que no voy a comulgar, y lo que hizo Noor fue amenazarme. Dijo claramente que un compañero debería "desaparecer", además de conversaciones previas que ya tuve con ellos —le mantuvo la mirada, acerada, parte porque tenía muy clara la línea de acontecimientos, parte porque el cabreo que llevaba consigo aun no le había abandonado —. Esto no es cosa que surja de un calentón, Martín. No lo es. No actúo llevado por las entrañas.
Eylo respiró hondo, diseccionó el discurso de Martín y se tomó su tiempo.
—¿De verdad crees que el castigo de Anne es por que me ha ofendido? —le miró casi como si le hiciera gracia —. No, Martín. Mi ego está blindado a prueba de los insultos que pueda soltarme nadie. Se trata de órdenes y cadena de mando, se trata que Anne ha violado en reiteradas ocasiones unas órdenes que he dado. Se trata de que si no empezamos, todos, a asumir que esto no es un campamento de verano, se acabó el ser Soldados Espaciales —mantuvo la mirada sobre el joven, no bromeaba como tampoco Martín lo hacía —. El punto de Noor es el de una chiquilla dolida y cabreada porque uno de sus amigos ha muerto, es el de alguien a la que le he razonado y pedido que todos estamos en el mismo Domo, y que todos dependemos de todos. Pero ha elegido enrocarse en que ella y solo ellos, los combatientes, eran los únicos legitimados para ser Soldados Espaciales. Sí, Martín. A Noor se la sudabas. Se la sudabas tú, se la sudaba Daya, se la sudaba Alvin.. —movió la mano dando a entender que podría ir enumerando —.. solo importaba su grupo de allegados en su guerra personal. ¿O es que no escuchaste a John? ¿O al Brigada Joe? Esto no va de que alguien se lleve mal con otro alguien, Martín. Esto va de que o todos nos ponemos las baterías, o no vamos a superar el período de formación. Y yo no soy de los va soltando lastre, ¿por qué sabes? Tengo la autoridad de decidir que, hoy mismo, tanto Anne como Noor hagan las maletas y se larguen —respiró hondo, si Martín queria claridad, se la daría —. Pero no pienso hacerlo. Quiero que las dos, que todos, seamos Soldados Espaciales, pero a su vez, necesitan comprender la gravedad de lo que han hecho. Porque si mañana deciden faltar al respeto a un oficial de verdad, él no va a tener las contemplaciones que pueda tener yo.
La mención a un hipotético motín le sorprendió a Eylo, y lo redujo a una simple frase.
—Martín, creo que no eres aun consciente del lugar donde te encuentras o las repercusiones de lo que acabas de decir —le dijo hasta amigablemente —. Dale una vuelta con detenimiento a ese tema del motín, y confío que sepas ver el absurdo que supone esto. No por mi estabilidad o mi seguridad, sino por las consecuencias que supondría para todos —y ese para todos lo englobaba a él mismo —. Sé que tienes buenas intenciones. Que quieres ayudar, pero aquí no estás teniendo en cuenta todo el contexto y lo que supone ser militar. Pasé la adolescencia en un orfanato militar, Martín. Sé cómo funciona esto, y no porque sea más listo que tú, sino porque yo era como Anne y como Noor, así que sé muy bien cómo acaba esa historia.
De nuevo sentía que Martín iba bien encaminado, pero le faltaba contexto en la situación y el momento, respiró hondo porque tenía la permanente sensación que al ingeniero, los árboles, le impedían ver el bosque.
—Te contaré otra versión de los hechos. Anne se pone chulita y le dice gilipollas a alguien. Y Eylo la castiga de una forma tan contundente, que nadie, absolutamente nadie, vuelve a faltar al respeto a sus compañeros y Anne aprende la lección de golpe, porque no van a atreverse a tentar a la suerte —lo miraba con determinación, y una severidad salomónica —. Nunca se ha tratado de prohibir insultar a alguien, sino de respeto. Simple y llano respeto. Entre colegas, entre compañeros, insultos, estupideces, piques.. son normales, ¿de verdad crees que la norma que he impuesto os obliga a ser hermanitas de la caridad? La norma está para que René no se exalte insultando a oficiales del PEC o a Anne vejando y humillando a sus compañeros, porque ella es la tía dura y chula del Domo —suspiró negando con la cabeza —. En circunstancias normales ni harían falta estas cosas, pero está claro que dada la situación, urgía hacerlo.
Después de proseguir con la charla, cayó en la cuenta de algo, lo miró con perplejidad.
—No me has dicho si podrás encargarte de organizar esas sesiones con Jim, Martín. ¿Podrás hacerlo o prefieres que se lo encargue a otro?
En todo momento me quedé callado. Puede que sea algo preocupante, o no, pero no se notaba ni sorpresa, ni molestia, ni nada, simplemente una silenciosa "obediencia" en el mejor de los casos, y en el peor pues no sé, tal vez me estuviera dando algo, todo hasta que al final respondí. -Sí Eylo, si podré organizar todo eso con Jim.- Simple y sencillo, mirándolo a los ojos. -Y el hecho de que tratara de dar un ejemplo de como pueden ser las personas que se enfocan en una sola cosa en su vida, es como si haya implicado que tú seas igual.- Allí, aunque no se notaba físicamente, en la voz si se escapó un poco de ese veneno, como del enojo que podría tener acumulado.
-Cualquier cosa me escribes en el comunicador.- Y así sin más, volví a caminar hacia lo que parecía ser el gimnasio a un ritmo normal.
Eylo mantuvo la mirada sobre Martín, le escuchó y apreció esa aura ponzoñosa con la que inyectó sus palabras. El eridiano respondió con un asentimiento, neutro, que terminó con una suave sonrisa.
—Gracias por encargarte, Martín. Lo haré —dijo finalmente dirigiéndose a la enfermería donde Duncan estaba atendiendo a René.