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Mes 2. Día 15. René Carracci & Jim Foster. Encuentro en los barracones

Jim no dormía la siesta, esa costumbre no iba con ella pero, solía tener una pequeña libreta en la cama para cuando las ideas la sorprendían, que entonces las anotaba. Y sí, a través de sueños despiertos y más concentrados, solía ocurrir que tomaba notas y referencias. Fue así como tras apuntar más cosas en aquella libreta se volvía hacia la sala de esparcimiento cuando le dio una pequeña patada sin darse cuenta a algo que se coló por debajo de una cama.

Me agaché y fui a mirar qué había sido. Descubrí que se trataba de un trozo de madera tallado, una especie de figurita y recordé haber visto al autista de René con una parecida. Así que, lo busqué con la mirada y lo vi sentado en su cama. Decidí acercarme hacia allí para preguntar si era suya o no, también para saber si representaba algo y qué uso iba a darle.

- Hola - me miró con aquella cara de... - tranquilo, he venido en son de paz - me senté en la cama que había a su lado, frente a frente - mira que... - saqué del bolsillo la figurita de madera - ¿Es tuya? La encontré en el pasillo, estaba en el suelo, seguramente te habrá caído... ¿Qué es? - igual el chico hacía Vudú, según había leído esa gente también hacía figuritas con la gente que les caía mal, igual aquella figura tallada en madera era una representación mía, aunque no se me parecía en nada. De igual modo, también podría representar a Kalina, vete a saber.

Mes 2. Día 15. René Carracci & Jim Foster
Encuentro en los barracones

Después del almuerzo, René había ido a los barracones para buscar algo en su taquilla, pero no lo encontraba. Después de un rato buscando, se sentó en su cama para pensar dónde podía haber dejado aquella figurita que estaba tallando momentos antes del almuerzo. Mientras pensaba, vio que Foster se sentaba frente a él y lo saludaba. René puso cara de sorpresa y un poco de fastidio*.

Después de sentarse, Foster sacó la figurita que René estaba buscando. La miró con alegría.

—Sí, es mía. Es una talla de madera, claro —respondió secamente, pero luego comprendió que la mujer quizá preguntaba qué representaba la figurita—. Representa un centinela de la mañana, es un pájaro típico de Natgrew. Gracias, la estaba buscando —le dijo mientras extendía la mano con la palma hacia arriba, confiando en que aquella muchacha le devolvería la pieza. Mientras lo hacía, la miraba con gesto neutro.

- ¿Un centinela de la mañana? - debía ser un pájaro que madrugaba o algo por el estilo - la talla está bien, aunque tendrías que perfilar un poco más por aquí - igual si la limaba o la barnizaba quedaría con mejor tacto - así que eres de Natgrew, estuve una temporada trabajando en los bosques, para una empresa maderera, no acabó bien... nos acusaron de deforestación, no veas que movida - habían sido tiempos convulsos, siempre había asociado a Natgrew con la fiesta y la diversión pero había conocido su lado oscuro - empezaron con quejas de los vecinos pero luego se organizaron y nos montaron un boicot - a la etapa de protestas con pancartas le había seguido otra con acoso y presión cada vez que los trabajadores pisábamos la ciudad - ...no nos querían allí y tras un altercado gordo - le prendieron fuego al almacén donde teníamos la maquinaria - finalmente, la administración decidió revocar el contrato y nos fuimos.

- Natgrew, ese lugar tan idílico, un remanso de paz... ya, ya - era evidente que en cualquier lugar de la galaxia podía surgir el conflicto, con independencia de la propaganda de paraíso que tuviera el sitio - Bueno a ver, también tiene los pub que están muy bien y las bebidas exóticas, no te lo voy a negar, es un lugar muy divertido - el problema era la mentalidad de buena parte de la gente de allí.

Concentré la mirada en René, igual el conflicto que teníamos era producto de eso, él era de allí. Pero igual no. - Oye, centinela, si Vera está cambiando y Narel está tratando de suavizar la conducta de Mikh ¿No has pensado la forma en que solucionemos nuestras desavenencias? No sé tú, pero a mí me ralla un poco esta situación - la verdad es que no quería tener muchos frentes abiertos, si ya con algunos oficiales existía conflicto, tenerlos también con compañeros era algo que me podía afectar.

René escuchó los comentarios que Foster hacía sobre su talla sin demasiada atención. Todavía tenía la mano extendida, esperando que la muchacha le devolviera la talla. Pero ella le dejó con la mano extendida mientras hablaba de sus cosas. Esa era una de las cosas que le irritaban profundamente de esa mujer: no veía nada más allá de su ombligo. Supuestamente, algunos dirían que él era el autista, pero esa chica era mucho más autista, pues por más que hablaba y se juntaba con unos y otros, siempre estaba atenta a sus propias palabras y sus propias necesidades, nunca a las del resto.

El colmo de todo aquello fue escuchar que Jim Foster trabajó para una de las compañías madereras que trató de explotar de forma ilegal los bosques de Natgrew. A esas alturas, sin embargo, aquello no sólo no le extrañaba, sino que le encajaba muy bien con la personalidad de esa mujer.

—Conozco esa historia perfectamente —le respondió con el rostro muy serio—. No fue la primera compañía que trata de explotar de forma salvaje el ecosistema de Natgrew, ni será la última, por desgracia. Quizá no lo sabes, pero la tala está extremadamente controlada en mi planeta. Lo que pasa es que los funcionarios corruptos de la Tierra y la Comandancia hacen sus chanchullos constantemente cuando se trata de explotar los recursos de Natgrew y se saltan no sólo las normativas, sino los deseos de los natgrewnianos. Llevamos siglos aguantando esos abusos, pero para gente como tú, que van allí de paso para sacar provecho y extraer nuestros bienes, todo eso es una broma, una anécdota graciosa para comentar en una conversación cualquiera cuando volvéis a la Tierra u os paseáis por algún otro lugar de la galaxia.

La mano de René seguía extendida con la palma hacia arriba, esperando que Foster dejara allí la figurita de madera. Sin embargo, ella insistió en seguir conversando sin darle la pieza. Y encima le decía que resolvieran sus desavenencias.

—Mira, Foster, yo no te he hecho nada, no te estoy causando ningún problema, ni te estoy molestando de ningún modo. Entonces, no entiendo de qué desavenencias hablas ni qué es lo que te raya. En la vida no se puede caer bien a todo el mundo, eso es algo que aprendí hace mucho tiempo. Y no pasa nada. Ahora, por favor, si me devuelves la figurita, te lo agradecería. —Y, mientras decía estas últimas palabras, movió la mano que tenía extendida, para que Foster reparara de nuevo en ella.

Me quedo un poco anonadada por la historia que me cuenta René sobre la compañía forestal para la que yo trabajaba en Natgrew - no tenía ni idea. Pero relaja porque lo que no te consiento es que me trates como una explotadora o corrupta, yo fui a trabajar allí con un contrato perfectamente legal - lo que faltaba era que me acusara como si yo me hubiera saltado las leyes o fuera la encargada de exterminar la fauna de su planeta.

Si había pretendido suavizar las cosas, me estaba saliendo todo al revés, ahora sí que le había dado motivos para enemistarse conmigo, aunque él también estaba alimentado el fuego del rencor - hablas como si tú fueras un angelito y los demás diablos corruptos, y la cosa no es tan así, eh. Además yo tengo familia en ese planeta, así que, no me acuses como si hubiera ido de excursión allí.

- Es verdad, no es la primera vez que me lo dicen aquí, no le puedo caer bien a todo el mundo - tentada estuve a romperle la figurita por la mitad, y darle motivos para ese mal rollo que nos traíamos pero, no me iba ese estilo - toma, gracias por la conversación - le devolví la figurita y seguí por el pasillo saliendo de los barracones - y no tires las cosas al suelo. Hay que cuidar la ecología.

René suspiró cansado. No debía haber mencionado aquello, no quería discutir, pero se vio en la necesidad de responder:

—No te acuso de explotadora, tú cumplías con tu trabajo. Los explotadores y corruptos serían tus jefes o alguno de ellos; pero tú estabas acusando a los pobladores de Natgrew de ser tumultuosos, sin conocer su parte de la historia. Es nuestro planeta. Simplemente. Y no, yo no soy ningún angelito, sólo quiero que se deje que Natgrew sea de los natgrewnianos.

Después, Foster le devolvió la figurita. A René le pareció adivinar cierto fastidio en ella al hacerlo. Encogió los hombros y, mientras recibía de nuevo su talla, le contestó:

—Gracias.

Toda aquella interacción le había parecido muy extraña. Le parecía que Foster no soportaba no caerle bien a alguien, pero no había nada que René pudiera hacer al respecto. Él estaba muy acostumbrado a caerle mal a la gente, así que difícilmente podía entender a Foster, cuyo carácter era tan distinto al suyo.

René era un caso imposible, no era el único del domo, pero era uno de ellos. Lo había intentado, había tratado de suavizar las cosas, tratar de ser amigos pero no había funcionado. Había preferido una figurita de madera a una persona de carne y hueso, esa había sido su elección y había que respetarla.

De aquel momento en adelante lo trataría como si no existiera, aunque claro "si no existe" habría que evitar no atropellarlo? 

Esbocé una sonrisa y me dije a mi misma, la verdad es que sí que existe, igual no he sido lo suficientemente convincente, tendré que intentarlo de otra forma...