Tocó levemente a la puerta de Comunicaciones y abrió con cuidado, temiendo molestar.
Se asomó al interior e, inicialmente, no vio a nadie. Cerró la puerta tras ella antes de llamarlo-¿Eylo?
Quizás estaba dormido y ella no había reparado en él en el dormitorio, pero igualmente le extrañaba que no estuvieran allí ninguno de sus compañeros, no solían dejar sola la sala en ningún momento. Quizás aquel día, también iba a ser especial en eso, tampoco sería extraño.
Eylo había estado activo los últimos días, participando en las labores que se le encomendaban y organizando cuando era requerido. Después del ataque, el eridiano había demostrado poseer una fortaleza inusual o, al menos, mostrarse fuerte para sus compañeros. Uno casi diría que estaba intentando demostrar algo, pero la franqueza del eridiano era inapelable, cuando uno se encontraba con Eylo lo que se encontraba era un inflexible apoyo hacia sus compañeros, sin titubeos o fisuras. Era en la soledad cuando un abrigo sombrío se cernía sobre él, y buscaba esa soledad ocasional como si de una recarga de baterías fuera. Sus guardias las pasaba en soledad, a veces acompañado, pero cuando estaba solo las luces estaban apagadas a la merced del titilar de los monitores de comunicacón.
—Estoy aquí, Daya —respondió el eridiano desde uno de los lados de la sala, hizo un gesto y encendió algunas de las luces de la sala —. ¿Cómo estás? ¿Necesitas hacer una llamada? —sonrió levemente invitándola a acercarse.
Se mostraba un poco aséptico, amable como siempre, aunque en los ojos se le rasgaba el cansancio acumulado, y no solo cansancio, sino un brillo tenue de tristeza que, por arte de magia, aprendió a esconder a un semblante más neutro.
Las luces de la sala parpadearon en un rincón, el mismo desde el que había venido la voz de Eylo. En segundos, toda la sala estaba iluminada y pudo ver perfectamente a su compañero sentado frente a un panel de mandos de la sala. Se quedó plantada allí mismo, mirándolo y sintiendo haber venido a aquellas horas sin avisar.
-Vaya... creo que era más bonito sin las luces del techo-entrecerró los ojos, deslumbrada momentáneamente por la luz recién encendida.
Se acercó a él lentamente, respondiendo así a su sonrisa. Ella no sonreía en aquel momento como acostumbraba a hacer con naturalidad cuando estaba con él, se notaba que estaba cansada al igual que preocupada por su compañero-Siempre pensando en tus obligaciones...no tienes remedio eridiano...-suspiró sentándose junto a él, delante de las consolas-Si nos quedamos quietos un poco, se apagaran las luces, ¿verdad? -miró arriba, casi con ganas de cargarse a todos y cada uno de los focos si no se apagaban rápido-Vengo a ver cómo estas. No confio mucho en eso que te he hecho aunque Duncan ha dado su aprobación. Me hubiera gustado que te quedases un rato en la enfermería para estar más segura de que no se te abre y de que no te duele. Pero no... tenías que venir aquí por si alguien necesitaba llamar...-apoyó la cabeza en el asiento y se volvió lentamente a mirarlo-¿A venido mucha gente después de...?
Entendía que muchos hubieran querido llamar a sus casas, a sus seres queridos. No pensaba que fuera la única que se había planteado volverse al día siguiente, ni ser la única que necesitaba un contacto cercano para devolverla a la realidad y alejarla de los gritos y la sangre de ese día.
Eylo levantó la mirada hacia las luces fugazmente, pero no dijo nada con un leve encogimiento de hombros. Bajó los ojos hacia Daya, la siguió con intriga hasta escucharla.
—Las cosas no se detienen a pesar de la tragedia —ahí entraba bastante la mentalidad eridiana. Obviamente el Domo 12 no era una nave o una estación que requiriera un manteniendo continuado, pero hay costumbres arraigadas en cada uno —. Puede ser, pero los deberes no lo hacen.
Cuando le preguntó por la herida, hizo un gesto de mirarse la herida. Aun estaba tibia, y sentía la molestia lacerante al hacer movimientos bruscos. Terminó por encogerse de hombros, con calma.
—No quiero sonar sobrado, pero he tenido heridas peores —aseguró —. Y tampoco estoy corriendo arriba y abajo, no te preocupes por eso. La enfermería ya tiene suficientes lamentos y preocupaciones, yo estoy bien —no es que mintiera, pero se limitó al aspecto físico exclusivamente —. No, no ha venido nadie aun. Ya lo harán.
Tras esto la miró con atención, se acomodó de modo que la herida no le diera demasiado por saco.
—No respondiste. ¿Cómo estás?
Lo miró, son la sonrisa en su mirada por primera vez desde que había llegado-Suenas exactamente a eso, a sobrado.
Suspiró y se retrepó en el asiento, poniéndose cómoda y dejando que su mirada viajara entre cada una de las luces del panel de mandos de comunicaciones-Pero para eso eres nuestro lider ahora, para aparentar fuerza y seguridad en los malos momentos y servir de ejemplo a los demás-No lo dijo en absoluto en broma, de hecho, lo dijo con tanta convicción que sonaba raro en ella. Volvió su rostro hacia Eylo-Tienes un peso muy importante sobre tus hombros... no dejes que te tumbe, tómate tus descansos también, no cumplas ese papel las veinticuatro horas del día. No dejes de ser Eylo-adelantó su brazo derecho hacia él y le hincó su dedo índice en el brazo con cariño.
Iba vestida con el uniforme, con la única ropa que tenían allí. Los pantalones aún manchados, manchas oscuras... de las que Daya no se había dado cuenta. Por que, al igual que sí se había cambiado de camiseta, y ahora llevaba una que estaba limpia, no se había cambiado de pantalones. La camiseta, de manga corta, dejaba al descubierto sus brazos. Su tatuaje, completamente visible, en uno de ellos. Unas marcas en el otro, unas sombras, equidistantes, redondas, cuatro. Quizás una quinta escondida al otro lado.
-Como estoy... Buena pregunta...-dejó de mirarlo y su mirada se perdió en las sombras de la habitación cuando en ese momento los fluorescentes del techo se apagaron ante la falta de movimiento-Nunca había visto la muerte tan cerca. Es la primera vez que veo a un ser querido sin vida. ¿Puedes creerlo? Somos tantos en la familia... mis abuelos ya son mayores... pero aún no he pasado por un momento de esos. Ver a Sarah en la enfermería... no lo voy a olvidar nunca. He pensado en pedir irme mañana de aquí. Si muero, las razones por las que he venido, no solo no serán válidas sino que causaré dolor y no arreglaré nada... pero mi corazón no puede irse, Eylo... No puedo dejaros aquí. Billy... Einar... lo he buscado pero no lo he encontrado, me da un poco de miedo lo que ha podido hacer tras ver lo que ha pasado. Lo abracé pero sin saber que él... y me fuí -había escuchado lo sucedido después, si lo hubiera sabido antes, no hubiera deshecho su abrazo-Vera...volverá a despistarse si no estoy sobre ella y quizás no consiga los votos... No puedo irme pero temo quedarme...
Eylo sonrió un poco encogiéndose de hombros sin debatir con Daya, la siguió con la mirada según se sentaba escuchando lo que decía. El eridiano mantuvo un semblante neutro, pero atendía a lo que decía la innumita.
—Bueno, Eylo rara vez se toma descansos tampoco —añadió con una sonrisa leve —. En cierto estar aquí, me hace descansar. No te preocupes por eso. Y no creo que nadie vaya a fijarse en mi como referente para buscar solidez —dijo con calma, sin problemas con ello —. Pero, vale. Entiendo lo que dices.. solo, es duro. Eso es todo.
Escuchó a Daya contarle cómo se encontraba, como era habitual en él, prestaba absoluta atención mientras fruncía ligeramente el ceño haciéndose a la idea de lo que decía. En el fondo, para Eylo, era fácil, conocía muy bien esa sensación, casi podría decirse que era familiar. Mostró cierta preocupación cuando expresó la posibilidad de marcharse, pero comprendía porque podía surgir aquello. Dejó que hablara, que se expresara, antes de intervenir.
—Lo sé. Nunca se olvida —asintió lentamente con cierta gravedad en el gesto —. Daya.. es normal que quieras irte —dijo finalmente, procurando evitar que pudiera sentirse culpable por querer eso —. También lo que sientes, hacia tus compañeros. No creo que deba convencerte de que te quedes.. sé que te quedarás —la miró convencido, sin titubeos —. Aceptar que.. estas cosas suceden.. forma parte, no de la Space Force, sino de la vida. Si tu corazón te dice que tu lugar es este, este es tu lugar —resumió con sencillez —. Puede que tengamos miedo, que suframos, pero.. seguimos juntos. Seguiremos juntos.
Escuchar hablar de Vera le hizo torcer un poco el gesto, uno desagradable, casi molesto, pero no dijo nada al respecto. El eridiano prefirió limar esa aspereza sin entrar en conflicto con ello, atajando esa reacción tomando la mano de Daya con firmeza.
—Eres importante aquí. Ahora, más que nunca, pero tal como me lo has dicho a mi.. no te olvides de ti misma, ¿de acuerdo? —le pidió mirándola a los ojos.
Lo miró profundamente en la semioscuridad de la sala de comunicaciones-Te equivocas...He venido a buscarte, ¿no?
Desvió su mirada de nuevo hacia las luces, escuchando las palabras de su compañero en silencio y con atención, era justamente lo que había ido a hacer allí, hablar con libertad con alguien en quien confiaba-No sé si es mi lugar... pero sí, siento que no debo irme. Mi corazón lo siente así... -suspiró sutilmente quizás pensando en alguien más aparte de ella en aquel momento.
Sintió como Eylo la agarraba fuertemente de la mano. Sus ojos volaron hacia las dos manos entrelazadas, viendo como se apretaban infundiendo ánimo y fuerza mutua. Asintió en silencio, sin soltar la mano de su compañero, aceptando su lógica, su solidez, esa que negaba minutos antes. Por esas pequeñas cosas que él hacia sin percatarse deello, Daya sabía que llegaría lejos en Protect. Apretó la mano de su compañero igualmente.
-Intentaré no perderme de vista a mi misma. Prometido.
Cogió aire profundamente y lo soltó despacio-Eylo...¿podrías darle una oportunidad a Vera? Lo está intentando, veros de forma diferente, la estoy intentando ayudar con eso. Pero... no es Vera quien me preocupa esta noche, sino Billy. Se me parte el alma al imaginarlo con Quest pensando en lo que ha sucedido hoy. No sé que pasará mañana, pero quiero ayudarlo, creo que se lo merece aunque...-¿aunque matase a Kurik? La imagen del muchacho en la enfermería volvío a plasmarse en su retina. Pensó que si alargaba la mano, lo tocaría. Se esforzó en desechar aquella imagen- Aunque no se cómo y ahora mismo no soy capaz de pensar nada coherente...
Cerró los ojos, retrepada en el asiento.
-Creo que no llamaré a casa, es tarde ya y solo conseguiría preocuparlos. Aunque no dijera nada ellos sabrían que algo ha ocurrido y contarles lo que ha pasado solo sería preocuparlos. No es el mejor día para hablar con nadie fuera del domo, la verdad.
Eylo no respondió a Daya al decirle que se equivocaba, la innumita era demasiado inteligente para vencerla con argucias dialécticas. El único gesto que mostró fue una sonrisa de circunstancias, cansada emocionalmente, pero que resistía los embates. Por triste que pudiera ser, aquella clase de experiencias no eran nuevas para él.
—Quizá tu lugar sea el ayudar que otros no se desvíen del camino —aventuró, creyendo firmemente en lo que decía, mas añadió porque no pretendía convertir a Daya en un repositorio de penas o un pañuelo para las tristezas, ella era mucho más que eso —. Pero aun con eso.. no dejes que el fluir de los demás afecte tu propio rumbo. Hacer caso al corazón.. —sonrió un poco, pero sorprendentemente de una forma un tanto agridulce —. Entonces tomas el camino difícil. Te admiro.
La sinceridad de Eylo seguía eclipsando su verbo, Daya había conocido lo suficiente del eridiano como para saber que era una persona honesta y sincera, pero bien capaz de maquillar sus intenciones cuando la situación lo requería. Pero, a pesar de todo, con ella siempre se mostraba sin cortapisas, eso demostraba la comodidad absoluta que sentía el eridiano con ella.
—Vera —dijo el nombre de la mujer lentamente, con abierta aspereza. Tardó unos segundos en responder, bueno, más de los habituales —. Ya lo hice. Fui de los primeros que le dijo con claridad que esperaba de ella y que quería poder considerarme su compañero. Pero.. —respiró hondo, no quería que Daya lo malinterpretara —.. ahora mismo pienso en ella y solo me causa rechazo —admitió —. Estoy convencido de que una de las principales razones por las que Lizza actuó de ese modo fue por las mierdas que le metió en la cabeza estas semanas —dijo con dureza, luego bajó la cabeza, le escocía aquello —. Actué tarde. Intenté hablar con Lizza, pero lo hice tarde. Vi como Lizza se iba ennegreciendo ante la indolencia del Domo y el PEC, como cada vez se veía acompañada de Vera.. —apretó los labios, sentía genuina rabia por eso —. ¿Sabes cuál fue la intención de Lizza cuando nos contó lo que le había pasado con Kurik? —la miró de soslayo, encarando su mirada a ella —. Ella era partidaria de darle una paliza, grupal, pero.. a pesar de todo.. a pesar de llorar y sufrir contándonos lo que pasó.. incluso entonces.. quería que Kurik terminara por adaptarse al Domo. No lo quería fuera, Daya. No entonces, al menos. Y luego.. —chasqueó los dedos, apoyó todo el peso en su asiento —.. todo se fue a la mierda. No fui capaz de anticiparlo, ni de ayudarla.. y créeme.. puede que no conozca mucho a Lizza, pero lo suficiente como para saber que la idea de intentar asesinar a Kurik en pleno ataque poniendo en peligro al resto del Domo.. —negó con la cabeza —. No es una idea que surgiera de ella misma salvo por el veneno que le hubiera podido meter en la cabeza sumado a la incomprensión y aislamiento a la que se la sometió.
La mirada del eridiano se perdió en la oscuridad, le dolía expresarse así, sentía esa culpa como un estigma.
—Y no volveré a cometer un error así. Jamás —sentenció, entonces volvió a mirar a Daya al escuchar el nombre de William —. Ahora mismo lo mejor que podemos hacer para ayudarle es calmarnos. Pensar en frío. Yo también quiero ayudarle. No se merece esto, porque el culpable de toda esta mierda.. no es ni siquiera culpa de Kurik, es del PEC y su tráfico de influencias —el tono de voz de Eylo se ennegreció —. Hablé con el teniente Townhall sobre ello, anoche. Me dejó claro que si hubiera dependido de él, Kurik hubiera sido trasladado, pero.. —puso una mueca de desagrado —. ..esa decisión no le correspondía a él. No sé si por el poder de influencia del padre de Kurik o porque el PEC considera estos "sucesos" como algo "asumible", la verdad es que la razón me da igual. Kurik podía ser el mejor matando skulls, pero Sue también lo es y no es una psicópata incapaz de empatizar con sus compañeros —un brillo un poco más amable disipó la oscuridad de la mirada de Eylo, la devolvió a Daya —. No sé cómo podremos hacerlo, lo hemos de pensar bien, pero seguro que podremos ayudarle de una forma u otra. Exponer la negligencia del PEC al mantener alguien como Kurik a pesar de sus evidentes desequilibrios mentales, y.. sinceramente.. me da igual las consecuencias de decir las cosas como son.
Eylo respiró hondo, el corazón se le había acelerado un poco por recordar todo aquello. Procuró calmarse, lo necesitaba, la tensión no le iba a ayudar a que la herida cerrara como es debido.
—Quiero cambiar las cosas. La Space Force se supone que es lo mejor que puede ofrecer la humanidad, pero hasta hoy lo mejor de la humanidad ha dejado abandonada a una brillante cadete para proteger a un monstruo que no le distingo de los skullreps —dijo con convicción —. Pienso ascender en su jerarquía, e ir cambiándolo todo desde dentro. Y me da igual lo que vaya a tardar, pero lo haré. Joder si lo haré.
Tras esta proclamación, Eylo asintió a la iniciativa de Daya de no llamar a casa. Estuvo a punto de no decir nada al respecto, pero se decidió a añadir.
—No lo demores. No comunicarse a veces es tan dañino como hacerlo cuando "no toca" —expuso con la tranquilidad recuperada.
Cogió aire bruscamente y lo soltó despacio. Pareció dejar pasar un tiempo hasta que algo en su interior se calmó y, solo entonces, se volvió a mirar a Eylo con una mirada diferente, profunda y llena de algo parecido a la curiosidad.
-Curioso que pienses eso de mi…-pareció que iba a decir algo más pero, al final miró su tatuaje y suspiró-Siempre afecta, siempre marca, más si es gente a la que se quiere. Pero tienes razón, no podemos dejar que nos afecte tanto como para perder nuestro propio camino…-se había quedado pensativa, algo había en su cabeza a lo que estaba dando vueltas. Pero las comisuras de su boca se levantaron con una pequeña sonrisa para contestar-No sé si es el más difícil, pero si el que creo que debo seguir. No tienes que admirarme por eso, hablaremos dentro de unos años y… ya veremos cual es el resultado de esta decisión.
Sentir como pronunció el nombre de su amiga le anticipó que no le iba a gustar lo que Eylo tenía que decirle. Escuchó en silencio, pero su mirada se fue ensombreciendo hasta que ya no pudo mantenerle la mirada a Eylo y la desvió, rehusando encontrarlo. Le costaba trabajo respirar, la habitación se había vuelto de repente opresiva, necesitaba una ventana abierta al exterior, aire fresco, salir de allí. Pero era imposible, les habían prohibido salir al exterior hasta que no estuvieran seguros de que no quedaban skullreps en las inmediaciones. Intentó controlarse, bien que lo intentó, pero fue tanta la presión que en un momento dado sintió que le estallaría el pecho si no la dejaba fluir. Y, por segunda vez aquella noche, dejó que las lágrimas salieran al exterior lentamente sin control. Tardó mucho en poderle replicar a Eylo, en decir lo que pensaba, porque era muy complicado ponerlo en palabras, acercarse a lo que sentía y transmitirlo.
-Nunca hable con ella…ni con él. Generalmente busco escuchar las dos versiones de una historia pero, en este caso, no encontré el momento y por eso me siento culpable aunque, decirlo ahora tras lo que ha pasado, no tiene sentido es más, suena a disculpa. Pero no lo es. Todo me pilló por sorpresa, no sabía nada de lo que había sucedido cuando medio domo ya estaba sobre aviso y todo el mundo había condenado ya a Kurik. Pero yo quería escucharlos a ambos, no me gusta condenar a alguien porque los demás lo consideren culpable… por muy malo que sea lo que presuntamente hiciera. Pero Kurik… -tomó aire limpiándose las lágrimas-…siempre ha sido alguien con el que no he tenido posibilidad de nada, quiero decir, éramos como dos imanes del mismo signo que se repelen, nunca hemos coincidido en ningún sitio, era como si no estuviéramos destinados a encontrarnos. Con Lizza ha sido parecido pero reconozco que a ella podía haberla buscado…pero me pareció cruel ir directamente a preguntarle… ahora ya es tarde. Cuando salga de ese quirófano se irá a casa y luchará por tener la mejor vida posible. Duncan y Frank han hecho un trabajo excelente pero han tenido que tocar el cerebro de Lizza para extraer la bala…-las lágrimas no dejaban de salir sin control-No quiero creer que Vera sea en parte responsable de lo que hizo Lizza-dijo con un hilo de voz, pero las palabras de Eylo estaban calando en ella poco a poco y la estaban asustando por lo que implicaban-Por lo menos no más que yo que no hice nada… quizás es solo un cúmulo de cosas, de elecciones y de acciones. Pero llego a entender lo que dices de Vera…sus comentarios son a veces… pero no os odia realmente, solamente no quiere dar pie a que alguien la pisotee, algo le pasó hace tiempo que la ha condicionado, solo necesita ver que aquí nadie o no toda la gente, es así ni quieren hacerle daño. Pero no te diré que no pudo haber influido… no puedo decirte que no… -se puso las manos sobre la cara, intentando tranquilizarse, aunque le estaba costando un mundo el hacerlo. Quizás debería hablar con ella, interesarse de qué habían estado hablando a solas. Ella estaba encima de su amiga para intentar hacerle ver ciertas cosas de los chicos, pero no estaba todo su tiempo con ella y era cierto que había pasado tiempo con Lizza las últimas semanas. Quizás debería hablar con ella, sí, sobre todo por calmar a su propio corazón.
-¿Te dijo eso el Teniente?-preguntó con un claro tono de sorpresa en su voz. Siempre había pensado que el Teniente había ignorado el asunto, que no le importaba, que quería que ellos mismos solucionaran el problema sin inmiscuir a los mandos. Una prueba más. Pero no había sido así. Sino que una esfera más alta había prohibido cualquier movimiento. Y aquello le preocupaba más si cabía, porque significaba que Billy tenía un problema más grande que el que parecía inicialmente sobre su cabeza. Cabeza que iba a pedir la misma persona o personas que habían impedido el traslado de Kurik.
-Si, necesito descansar y ver todo esto desde un ángulo más lejano, con perspectiva. Se que Billy tiene que quedarse con nosotros, que es lo que debe hacerse, pero ahora mismo solo veo una posibilidad…pero estoy cansada y mi cabeza hace ya rato que dejó de funcionar. Va en piloto automático y no me gusta tomar decisiones cuando se que estoy así-respiró hondo, limpiándose las lágrimas de nuevo, lágrimas que poco a poco eran menos, más lentas, más tristes que otra cosa-La Space Force es un buen sitio. Hay gente buena, Eylo. La persona por la que estoy aquí, la que me explicó que podía entrar… creo que es bueno, se portó como lo que la publicidad nos vende cuando los skullreps atacaron Innum. Deberías conocer al capitán del Domo 15, es diferente a nuestros mandos…creo que te gustaría hablar con él... Que no estemos en el Domo mas ejemplar, quizás no depende solo de nuestros mandos, nosotros tenemos mucho que decir al respecto. Hablas de decir las cosas como son, de hacer lo correcto. Eso es elegir el camino del corazón, Eylo. El camino de lo que crees que es lo correcto por que tu corazón te dice que lo es-le puso lentamente su mano derecha sobre el pecho de su compañero, sobre su corazón-Sé que lo harás, que subirás y ascenderás y lo cambiarás todo desde la raíz. De entre todos los que estamos en esta promoción, eres el más indicado. Ni tan siquiera Einar podría hacerlo, solo ve leyes y normas, demasiado estricto. El no diría la verdad si decirlo implica llevarle la contraria a un mando o exponerse a una sanción. Quizás con el tiempo él también lo vea, pero tu lo has visto ya-retiró la mano y se la llevó a su cabeza, quitándose el recogido que siempre llevaba y dejando su pelo suelo, como rara vez lo llevaba en el Domo, era una buena forma de esconder las lágrimas y los ojos hinchados cuando saliera de allí camino de su cama. Jugueteó con el pasador del pelo, hecho con una pieza de motor y una goma de procedencia indescifrable-Sabes que puedes contar conmigo, Eylo. No necesito decírtelo y tu no necesitas que te lo diga para saberlo. Nos movemos por el mismo impulso, hagamos que esto sea un lugar mejor para todos…
Asintió lentamente a su consejo-Le había prometido a Billy que la próxima vez que hablara con mi familia vendría él a conocerlos, le hace ilusión y creo saber por qué, lo necesita y le vendrá bien. Esperaré para que él pueda venir…así tendremos más cosas que contarles.
—Sea cual sea esa decisión, sé que habrás tomado la correcta —dijo con absoluta creencia de ese hecho, correspondiendo la sonrisa de Daya con la suya propia —. Por lo que te seguiré admirando igual o más que hoy.
Después de exponer la situación que él había vivido y percibido respecto a Lizza, Vera y demás, se sintió un poco compungido al ver la reacción que causó en Daya. No era lo que ella esperaba escuchar, pero para Eylo no era menos cierto todo lo que había dicho al respecto. Al ver cómo empezaba a llorar, el eridiano se vio inundado por un sentimiento de frustración e impotencia que solo pudo resolver abrazándola. Un abrazo que no cesó hasta que Daya lo pidiera, no podía hacer más en esa situación, salvo acompañarla y que pudiera liberarse de una carga de lágrimas que, a Eylo no le cabía duda, trascendía a los hechos que estaban hablando, sino que era el cenit de muchas pequeñas cosas que se habían juntado en los últimos días.
—Hiciste lo correcto, lo intentaste, Daya. No, no veas eso como una flaqueza —le pidió mirándola a los ojos —. Yo no lo di esa oportunidad a Kurik ni, realmente, pretendía dársela. Porque vi con absoluta claridad como mentía, cómo se escondía detrás de las mentiras para negar lo que hizo —se encogió de hombros —. Tú has sido mejor que yo, no te quepa duda de ello. No eres la responsable directa de esto, Daya. No te culpes por eso.
Tocar el tema de Vera era delicado, porque Eylo veía el aprecio que le tenía a la mujer, pero a su vez no podía justificar, o disociar, la idea de los acontecimientos que habían tenido lugar. Reflexionó, por también dudaba, o quería dudar, que Vera le hubiera dicho a Lizza que tenía que matar a Kurik directamente, no en serio, al menos.
—No creo que Vera le dijera directamente a Lizza que hiciera lo que hizo, Lizza tomó esa decisión por si misma —dijo tratando de suavizar la gravedad de la situación —. Y sí, tengo claro que la actitud de Vera tiene que ver con algo que le ha pasado, porque no tiene sentido, al menos para mi no lo tiene. Pero las palabras de odio, ira e inquina medran en las mentes de las personas rotas, dañadas o desamparadas. Puedo perdonar a Vera por eso, pero no voy a tolerar más pullas directas contra nadie en el Domo, no podemos permitirnos más enfrentamientos ni más divisiones —era bastante categórico en esto, si sus compañeros habían confiado en él, Eylo pretendía tomar las riendas de la situación desde su propio enfoque —. Si tú le tienes ese aprecio, sé que no será mala persona, Daya. Confío en ti —añadió finalmente, mirando a la innumita a los ojos con una sonrisa leve para calmarla.
Asintió a Daya cuando preguntó acerca del teniente, no hacia falta decir más, atendiendo sobre su preocupación del futuro de William, y alzó un poco las cejas sorprendido cuando le habló del capitán del Domo 15. En ese punto la miró unos instantes, casi con extrañeza, pero asintió lentamente sin decir nada concreto al respecto.
—Sé que hay gente buena en la Space Force —dijo sin dudarlo, acuñando a continuación un chascarrillo buscando una leve sonrisa en ella —. Una de ellas la tenga sentada delante de mi. Si no creyera eso, estaría perdiendo el tiempo aquí. También sé que incluso queriendo hacer las cosas bien, a veces es una decisión imposible y que si tomo este camino.. a veces tendré que aceptar hacer cosas con las que no estoy de acuerdo. Pero por ahora.. me centraré en lo de ahora, ayudar al Domo 12 a avanzar, y ser mejores todos juntos —dijo con convicción. la tomó de la mano con una mirada fime, pero con una sonrisa sincera —. Gracias, de veras. Contar contigo me hace sentir seguro, Daya. Muchas gracias.
—Quizá podamos apañar algo —se volvió hacia una de las mesas, echó mano de un comunicador —. Puedo enlazar la señal de la sala de comunicaciones a uno de los comunicadores, que puedas hablar con los tuyos desde él. Si nos dan permiso para hablar con William.. o surge la oportunidad de hacerlo sin tener a Quest mirando.. —rodó los ojos furtivamente —. Avísame.. y haré esa llamada para que pueda conocerlos. Confío en tu discreción —le guiñó el ojo como si aquel último comentario fuera una broma, ya que confiaba absolutamente en la innumita.
—Y hablando de discreción.. —suspiró un poco recostando en la silla —. Voy a necesitar tu ayuda.. bueno.. la del Domo, pero entre ellos, especialmente la tuya —tomó aire antes de empezar a decirle nada —. Al teniente Townhall le han destinado a una misión que le llevará un año.. y me ha pedido que cuidemos de sus hijas, las dos pequeñas —dejó que lo más inmediato y contundente fuera asimilado por Daya —. No tiene con quien dejarlas, y me ha encomendado su cuidado y.. tratar de disciplinarlas.. la sargento Quest también ayudará con ello, pero.. —hizo una mueca leve —. Van a estar conviviendo con nosotros durante este año. Maia, de siete años, y Eris, de dieciséis, son algo conflictivas, en palabras de Townhall, roban cosas, sabotean, se escapan.. —decirlo en voz alta le hizo ser consciente a Eylo de la tarea titánica que se avecinaba —. Yo no tengo experiencia con críos, la verdad.. supongo que nadie del Domo.. pero.. esas son las órdenes. Y sí, voy a necesitar tu ayuda, al menos.. con la mayor.. quiere ser piloto, así que.. —el eridiano miró a la innumita de forma reveladora, como si las palabras sobraran y, de haberlas, vinienran a decir "te va a tocar ser profesora de vuelo".
Daya aceptó el abrazo y se sumergió entre sus brazos sintiendo que él también necesitaba aquel momento-¡Oh, Eylo! No te preocupes, tienes todo el derecho a pensar así y a decírmelo. Solo es que son tantas cosas que… No te sientas mal por esto, no me gustaría que pensaras que no puedes hablar libremente conmigo de quien sea, incluida Vera…-acariciaba lentamente la espalda del eridiano mientras hablaba, sabía que verla llorar, sentirse responsable por aquello, no era lo que había buscado-En el fondo sé que tienes razón y eso me da un poco de miedo, no necesitas decir más nada, entiendo tus argumentos. Puede que Vera no le diera el arma pero hay veces que lo que dice puede calar en alguien con la guardia baja. Y Lizza la tenía totalmente abajo…
-Estoy intentando que Vera cambie eso, la forma de veros…estoy intentando que vea por ella misma lo bueno que cada uno tenéis y deje a un lado los tópicos y sus pensamientos más extremos…No se si lo conseguiré o es luchar con el viento, pero ahí estamos…-lo miró seriamente, ¿no sabía nada? Era muy posible-…respecto a las divisiones… hay otro problema en ciernes y de nuevo la raíz es Vera…-cogió aire lentamente y lo soltó más lentamente aún-Verás, desde el minuto uno de ser seleccionados, en la Tierra, Vera propuso hacer un grupo solo con las chicas, para protegernos, estar unidas, apoyarnos en lo que fuera. Siempre le he dicho que no lo veía bien, que eso solo fomenta más aún la división en el domo. Pensé que ese tema estaba ya olvidado, pero el mes pasado Jim me pilló en el comedor y, entre otras cosas, me pidió que ingresará en el grupo, es decir, siguen con esa idea de separar a chicas y chicos. De hecho Vera quería tener un Domo exclusivo de chicas y largaros a todos vosotros. Si eso se está haciendo o se ha hecho, será un foco de problemas...
Se estaba sintiendo mal por contar aquello, era como si les estuviera fallando a las chicas, pero era importante que Eylo lo supiera por si algún día algo sucedía poder saber por donde podían venir los palos-Nunca he formado parte de eso, así que no sé qué chicas han accedido a unirse aparte de Jim.
Lo miró con cariño cuando le dijo que la consideraba buena persona. Eso es algo que le gustaba de él, era capaz de decir lo que sentía. Un buen líder tenia que tener la capacidad de decir tanto lo bueno como lo malo.
-Siempre que tenemos que tomar una decisión, hay dos opciones, una siempre más acertada o menos mala que la otra. Intentemos elegir la más correcta siempre, aunque no sea de nuestro agrado, es cierto que puede pasar…será duro, sí, no hay que ser muy inteligente para saber que nos encontraremos con muchas encrucijadas, solo espero que sepamos elegir bien y no perder de vista nuestro objetivo-respondió a su agradecimiento apretándole la mano igualmente-No tienes que dar las gracias por nada, recuerda que yo te metí en este lio. Te voté. Te dejo que me odies cuando lleguen esos momentos malos como líder del Domo12-le dijo con una sonrisa, mucho más tranquila después de hablar con él de todo aquello-pero con la condición de que se te pase después.
-¿Un apaño para…?-lo vio levantarse y coger un comunicador mientras le explicaba lo que se le había ocurrido-¿Puedes hacer eso? ¡Sería genial! Ahora solo nos queda quitarnos de en medio a Quest el tiempo suficiente para tener una charla con mi casa… ¿mandamos a Jim a entretenerla de nuevo?-rió recordando lo que había montado la muchacha en el comedor el día anterior-Va a estar difícil pero no es imposible, déjamelo y si hay opción te aviso. Gracias…
Eylo volvió a sentarse y volvió a ponerse serio. Daya atendió a sus palabras cuando supo que necesitaba su ayuda-Dime…
Dejó que le explicara el problema o, por lo menos la parte que él podría contarle. Entendía que él ahora estaba a otro nivel, que los mandos hablarían con él para hacerle partícipe de ciertos temas y problemas que afectaban al Domo y que él no podría contarlo todo, solo pedir ayuda u ordenar que se cumplieran sus órdenes en un momento dado. Lo entendía sin problema, era parte de la jerarquía de mando.
Pero lo que le contó, le sorprendió. Demasiado. Por lo que cuando Eylo dejó de hablar, le costó unos segundos reaccionar y darse cuenta de que él estaba esperando respuesta por su parte.
-Vaya….son dos bombas… ¿Townhall se tiene que ir un año completo? Pensé que debería estar con nosotros durante nuestra formación, que eso era inamovible…¿Y quien se va a quedar en su lugar? -no hubo preguntado eso cuando levantó una mano, callando la posible respuesta de Eylo-No tienes por qué decírmelo… es la sorpresa de saber que nos quedamos sin el Teniente y… -iba a seguir hablando, pero no quería poner en un aprieto a Eylo de nuevo. Pero solo con pensar que fuera el brigada Joe quien se quedara al mando se ponía nerviosa-…No me puedo creer que no se tenga en cuenta algo así en un PEC. Mandan a misión a los padres de dos criaturas, alguno de los dos podrá objetar que se tiene que hacer cargo de ellas, ¿no?-Pero entonces recordó algo y la perspectiva cambio en un instante-A no ser que no quieran…¡No me lo puedo creer!
Recordaba como el doctor del Domo 15 le había comentado el tema de las dos niñas a Townhall al llegar al Domo, en el comedor, lo había escuchado porque había estado pendiente de lo que pasaba en la mesa. No le había pasado por alto el mal rato que parecía estar pasando al explicar la situación, la mala imagen que había proyectado sin querer de las dos criaturas a las que un Domo entero rechazaban-Siete y dieciséis, plena adolescencia…-Daya pensó rápido las opciones-A ver, experiencia con niños tengo, en Innum tengo unos cuantos hermanos pequeños, pero todos son buenos, no nos ha salido ninguno ni tan siquiera travieso, son todos muy responsables… y no tengo ninguno adolescente, llegando si, pero en esa edad aún no… No solo cuidarlas, sino reconducirlas… eso no suena bien. Y no veo a Quest haciéndose cargo, no tiene carácter para lidiar con una jovencita y una niña con un mal referente en el que fijarse. No me puedo creer que nos encarguen eso, es demasiada responsabilidad…-pero la orden o la sugerencia había sido dada a Eylo, no quedaba otra que cumplir-Lo intentaré, pero necesito que el Teniente nos autorice a que ella pueda volar conmigo…con los pilotos, incluye a Einar y a ti mismo-le dijo con una sonrisa- y a que el resto también lo puedan hacer. Se lo pedí, para sacar en las Eagles a quien estuviera interesado durante estos dos meses, pero no me contestó. Tiene diecisiete años, Eylo, y es una civil. Se que estamos rompiendo un par de reglas con eso...-no sería la primera vez que rompía reglas al mano de una nave de la Space Force, no se iba a asustar mucho, porque, de nuevo, era una orden directa de un mando superior-Pero actuaré como en la Starliner. Recibo órdenes. Haz tu lo mismo, tenlo claro, por lo que pueda pasar.
-Dime que no vienen ya, que el Teniente se irá después de lo de Billy y que no tendremos que estar preocupados por las dos niñas mientras se decide su futuro…
—Sé que tengo esa libertad, pero la verdad a veces no es halagüeña, Daya. Y no por eso tenemos menos derecho a llorar, enfadarnos o cabrearnos —repuso tratando de tranquilizar cualquier temor de la innumita, escuchó las intenciones que tenía Daya de tratar de ayudar a Vera, eran loables y confiaba en el buen hacer de la mujer, aunque por su cabeza paseaba otro handicap a sus intenciones, handicap que se formalizó en lo que le empezó a contar acerca del grupo de féminas instigado por Jim.
—Así que al final está siendo más que una iniciativa.. pintoresca —se resistió a llamarla absurda e, incluso, peligrosa, pero suspiró tratando de buscarle una lógica y el curso de acción menos cáustico —. Sí, puede llegar a ser un problema. Uno más —se quedó pensativo, la miró cavilando opciones —. ¿Y por qué no te unes a esa.. iniciativa? Me explico.. no quiero que me cuentes ningún secreto ni nada que yo no deba saber sobre ninguna de sus miembros. Pero estando en ese.. ¿grupo de presión? Podrás saber qué planean y qué intenciones tienen, pero, lo más importante, disuadir de cualquier acción estúpida que vaya a causar su expulsión o un enfrentamiento —era consciente de que lo que le proponía no era lo ideal, pero nada en ese Domo era ideal.
—Con franqueza te diré que es una idea.. peligrosa. No porque crea que un grupo de mujeres que se reúna lo sea, me parece bien y legítimo, sino las razones por las que se llevan a juntarse —puso una mueca, le daba hasta rabia saber que se formaba un grupo así sabiendo cómo había terminado Lizza. Si esa era la idea de sororidad de ese grupo, a Eylo le parecía un esperpento —. No veo que esa iniciativa haya ayudado en nada a Lizza, ni tampoco he visto acciones firmes y enérgicas denunciando los actos que han considerado.. ¿abusivos? Por parte de los chicos. En una situación convencional la desdeñaría, en el contexto que tenemos ahora y te he contado, pueden hasta calentarles la cabeza a las hijas de Townhall. El teniente me contó que están cabreadas con él, al que acusan de ser el causante del divorcio con su esposa, y se le enfrentan a menudo.. si encima tenemos a alguien como Vera o Jim susurrándoles mierdas.. —no continuó, miró a Daya asumiendo que entendía que el resultado podía terminar siendo desastroso —. Si puedes, entérate quién forma parte y qué intenciones tienen. No te diré que te metas ahí dentro, ni que espíes, pero prefiero saber de antemano cualquier movimiento que pueda provocar malestar en el Domo. Esta idea de Vera y Jim puede acabar siendo una buena forma de fomentar la sororidad, una estupidez sin recorrido o un foco de problemas, y por las razones que te he dicho prefiero ser cauto.
Eylo hablaba con bastante sobriedad, analizando la situación con toda la objetividad que podía reunir. Era, quizá, una faceta desconocida para Daya del eridiano y, puede, que incluso también para él. Generalmente esa clase de pensamientos lógicos, deducciones y posibilidades se las guardaba para si mismo, pero verbalizarlas en voz alta frente a su compañera le daba una dimensión distinta a la situación.
—He odiado mucho durante mucho tiempo, y prefiero que siga olvidado —sonrió restándole importancia, se cruzó de brazos un tanto teatral, compartiendo la visión de Daya acerca de la toma de decisiones —. Bueno.. yo también lo busqué, inconscientemente al principio, pero ahora sé que siempre aspiré a esto. Así que no.. no puedo quejarme tampoco.
Sonrió un poco más al verla contenta por la posibilidad que le ofrecía, aunque no era una garantía no perdían nada intentándolo. Rio a juego con ella cuando mencionó la posibilidad de usar una vez más a Jim de cebo, pero acabó negando con la cabeza con cierto apuro.
—Prefiero algo más sutil en esta ocasión —bromeó sin perder la sonrisa —. No creo que Quest le vigile en todo momento, imagino que nos pondrá a nosotros de guardia o alguien de fuera del Domo —aventuró pensativo —. Tendremos que ver las circunstancias.
No había mucho más que rascar en ese asunto, ya que sin saber la situación no podrían trazar ningún plan. El tema estrella de las hijas de Townhall tomó con sorpresa a Daya, a él no le sorprendió, lo último que piensas al enrolarte a las fuerzas de élite de la humanidad es que vas a tener que hacer de niñera de los hijos de un teniente. Pero era lo que había, y Eylo ya había tenido tiempo para digerirlo, ahora le tocaba a Daya.
—Le ha costado tomar esta decisión, pero el teniente obedece órdenes directas del comandante del PEC —suspiró con resignación, añadiendo con una negativa en la cabeza —. No me lo dijo. Quizá aun no sepa quien lo sustituye.
Escuchó la exposición de Daya acerca de la situación, la entendía y, en buena parte, compartía la visión de la innumita. Era mucha, demasiada, responsabilidad. No se negaría a si mismo que, hacer bien aquello, significaría muchos puntos frente a Townhall, pero la mayor preocupación de Eylo era el bienestar de las niñas, algo que se antojaba complejo y difícil.
—Por como habló Townhall, entiendo que da ese permiso, casi parecía que me daba pistas para poder conducirlas mejor —reflexionó, aunque tampoco es que fueran unas directrices brillantes —. Le solicitaré ese permiso, de acuerdo —se acarició el entrecejo, podía gestionar con bastante precisión el problema de los grupos feministas-radicales-hembristas del binomio Jim-Vera, pero parecía que el tema de las hijas de Townhall era otra liga para el eridiano —. Ahora mismo romper reglas es lo que menos me preocupa. Empiezo a entender, y asumir, que voy a estar en la cuerda floja toda mi vida militar. Joder.. ya tener que estar al cuidado de dos menores que no conozco ya me parece que bastantes reglas se rompen, pero.. en fin.. sí, es lo que toca.. —terminó por mirar a Daya con resignación —. Ya, cumplir órdenes.. que remedio.
Se encogió de hombros ante la pregunta de Daya, asumiendo que lo desconocía.
—No sé cuándo vendrán, ni siquiera sé si lo que ha pasado con William ha cambiado algo —admitió dubitativo —. Supongo que mañana sabremos más al respecto.
-¿Unirme?-preguntó, sorprendida por la ocurrencia de Eylo, más cuando acababa de decirle que conocía aquella idea desde el principio y que siempre se había negado a participar de algo que consideraba que fomentaba la separación y las diferencias dentro del Domo. Lo dejó explicarse, plantear sus dudas y las posibilidades que él barajaba, las consecuencias generales y las que ahora más le preocupaban. Las hijas de Townhall.
-El problema es que, aunque sepamos quien forma parte y sus planes, será imposible controlar lo que hablan delante de las niñas en todo momento. Eso supondría tenerlas bajo vigilancia constante de gente de confianza y que no estén a solas con Vera o Jim por ejemplo. Es un año, eso es una tarea titánica…-lo miró, entendiendo su preocupación que era la de ella ahora que conocía lo que venía de camino al Domo y la responsabilidad que conllevaba. Suspiró, cansada-… Así que ya vienen condicionadas contra su padre de cierta forma, esto se complica-No le gustaba la idea, pero Eylo tenía razón en que si ella estaba dentro, pudieran anticiparse a ciertas cosas con el tiempo necesario para que no fueran un problema-No me hace ilusión, no me siento cómoda con esas iniciativas, pero lo haré… Ayudaría más que me lo ordenases, la verdad, así tendría a quien echarle la culpa cuando tenga que disimular que me encanta la idea de escuchar sus locuras-se cruzó de brazos, sonriendo a Eylo, pidiéndole en silencio y con una mirada bastante explicativa que se lo ordenase para poder acatar la orden y perder cualquier posibilidad de echarse para atrás en el último instante-Te pitarán los oídos de vez en cuando, será divertido.
-Si a la mayor le gusta pilotar, echaremos mano de eso, y Townhall dará permiso para que ella suba y que los demás también, espero. Tenemos compañeros con muchas ganas de volar, si ven que la chica sube y encima le damos clase y a ellos no, podrías tener otro problema adicional dentro del Domo. No dejan de salir problemas…-se recostó en el asiento, pensativa-…¿y la pequeña? Vamos a tener una niña pequeña entre adultos, va a ser un poco anticlimático para ella, no va a tener amigos de su edad. Tendríamos que saber qué le gusta para orientar un poco su tiempo, ofrecerle alguna alternativa que le guste y la entretenga. Los bichos le suelen gustar a los niños. Si es el caso, lo mismo Kalina y la cría y cuidado de sus bichos es una opción para ella. Y necesitará asistir a clases y hacer deberes, te tienen que decir los horarios de las clases y cómo las recibirá. Entiendo que será mediante conexión al PEC pero… supongo que vas a necesitar a alguien que se encargue de que de esas clases, estudie y haga los deberes-miró a su compañero con una sonrisa cada vez más grande-No entiendes de niños pero me da la sensación de que vas a aprender rápido en breve.
Asintió al eridiano, comprendiéndolo-Quizás Townhall nos deja a las niñas pensando que somos un domo unido y remando en una misma dirección. No ha pasado el suficiente tiempo con nosotros como para conocernos de forma individual, detectar ciertas cosas, ciertos elementos que son un poco discordantes e imprevisibles. Me sorprende la decisión, realmente, si pienso en que si los skullreps no nos hubieran atacado hoy, estaría dejando a sus hijas en un domo con un violador en potencia conviviendo con ellas-cerró los ojos un instante, intentando ponerse en la situación del Teniente-Si cuando el comandante de tu PEC te da una orden no te puedes negar de ninguna forma, aún sabiendo lo que dejas atrás y cómo lo dejas… tiene que ser duro, Eylo. Aun no sabemos cuanto. Todo lo personal queda a un lado… todo, incluso los hijos. Y lo único que te queda es saber o pensar que estarán en buenas manos.
Abrió los ojos, que ahora se mostraban pensativos y preocupados por algo más allá que las propias niñas y Townhall. Estaba preocupada por ellos mismos, por Eylo y por ella, por sus demás amigos del Domo, por el tiempo que les llevaría entender el mundo del que estaban queriendo formar parte, tan diferente del de Daya hasta hace dos meses. Pero ella entendía que quizás, de entre todos los que formaban el equipo, ella sería uno de los que más tardaría en acostumbrarse a ciertas cosas. Otros, como Einar, por ejemplo, no tendrían problemas en absoluto. Pero ella venía de una familia muy unida, con unos lazos muy fuertes donde la familia y los sentimientos eran lo que movían su mundo. Dejar la familia, la gente que importaba a un lado, para cumplir una orden, se le hacía duro en aquel momento. Sabía que sería un problema para ella en el futuro si no empezaba rápido a comprenderlo y asimilarlo. Pero, en ese momento, no pudo evitar empatizar profundamente con lo que podía sentir en ese instante Townhall, aunque podía equivocarse por supuesto, y supo que haría lo que estuviera en su mano por cuidar de aquellas niñas.
Eylo escuchó a Daya tratando de interiorizar lo que le decía la innumita, por un momento temió que se tomara a mal lo que le había pedido, incluso que se negara abiertamente, y eso lo hubiera comprendido y aceptado.
—No quiero que controles nada, ni que tampoco estés presente en todo —aclaró —. Incluso me parece perfecto que existan grupos de unión entre nosotros, si es el peaje que hemos de pasar para que todo el Domo empiece a sentir unidad.. adelante. Solo prefiero estar al tanto de cualquier iniciativa nociva para el grupo o pretensión de dividir por las razones más peregrinas.. —y con peregrinas, Eylo se refería claramente a los temas de género de Vera y el jalonar de Jim a estos —. Sé que no es lo ideal, pero hasta que no funcionemos como un equipo.. ya no eso.. que asumamos que tenemos que trabajar como un equipo, la promoción del Domo 12 no superará su período de formación.
Decía esto con preocupación, como si Eylo personalizara la totalidad del Domo en él, una carga pesada con la que parecía absolutamente comprometido. Daya, que ya lo conocía bastante ya, podía ver una determinación casi fanática en esa forma de hablar.
—Trataremos de hacerlo lo mejor posible. Sé que encontraremos solución a esto.. y asumir que a veces no saldrán las cosas como esperamos —suspiró levemente —. Supongo que sabremos más detalles cuando las conozcamos. Gracias por los consejos. Los vamos a necesitar, de todos.
Eylo sonrió un poco ante la afirmación de Daya que en breve iba a tener que aprender a tratar con críos, el eridiano no lo terminaba de ver claro, pero eso no lo hacia menos cierto. El único ejemplo que tenía en mente era el del comandante Kawalski, y no era precisamente el ideal para aplicarlo a las hijas de Townhall.
—No tiene otra opción, Daya —dijo con resignación —. No ve el domo unido, pero también es un intento postrero de disciplinarlas un poco. No, no es lo ideal, pero es lo que tiene. Pero a la vez.. siento que también es esperanza lo que guarda Townhall, esperanza en que las cosas mejoren. Que aun tiene fe en nosotros y, por muy heterodoxo que parezca, quiero corresponder a esa fe en nosotros.
Las palabras de Daya poseían una verdad inescrutable, haciendo que asintiera de acuerdo con lo que decía. Habían pasado muchas cosas en poco tiempo, pero, en cierto modo, la inminente llegada de las hijas del teniente cristalizaban la realidad implacable del lugar donde se encontraban: era el ejército, la Space Force, y el compromiso último de todo soldado espacial era para con la humanidad, por encima de la vida personal de cada uno. Pensar en eso provocó cierto vértigo en Eylo.
—Por eso es importante que avancemos a una —zanjó con falsa sencillez —. Hablar de familia en el PEC no es baladí, no es una frase hecha para que suene bien, es una realidad por la que todos asumimos nuestro papel y la importancia de apoyarnos los unos a los otros. Y hay un error de concepción, las familias no son ideales, hay rencillas, peleas, envidias, suspicacias, pero cuando lo importante, lo realmente importante está en juego, actúa unida sin importar lo que haya delante —apretó los labios, y terminó sonriendo levemente —. Townhall puede que no tuviera muchas opciones, pero ha confiado en nosotros lo más valioso porque ya nos ve como parte de esa familia o, al menos, intenta darnos esa confianza que, francamente, no nos hemos ganado hasta ahora.
Después de esto practicó un silencio un tanto largo, terminó por mirar a Daya renovando la sonrisa cansada.
—Lo haremos bien, Daya. Lo haremos bien todos.