Partida Rol por web

El laboratorio del profesor es un laboratorio Pokémon localizado en Shakonya dirigido por el profesor Fir. Dentro de sus funciones como laboratorio se encuentran la de investigar a los Pokémon, desentrañar sus misterios y estudiar sus características y comportamiento en su entorno natural. Otro trabajo importante es el de cuidar y conseguir los Pokémon inciales que se entregarán a los entrenadores que empiezan su andadura pokémon.

El laboratorio tiene muchos sectores diferentes para ayudar a los Pokémon en su desarrollo. Hay zonas de hierba, tierra y lagos para alojar a los diferentes tipos de Pokémon. El laboratorio cuenta con tecnología para mantener a los Pokémon sanos y realizar investigaciones científicas en la región.

¡Buenos días! Dijo el profesor Fir mientras se frotaba un poco los ojos. Aquel hombre parecía acabar de levantarse pues todavía era muy temprano. Aún así, parecía que ya lo tenía todo listo para la visita de aquellos dos chavales. 

¡Bienvenidos a esta nueva ventura en Shakonya, la primera ciudad a la que han entregado el título de Región! ¡Me llamo Hiroshi Fier! ¡Pero la gente me llama el PROFESOR POKÉMON!

¡Ya sabéis que este mundo está habitado por unas criaturas llamadas Pokémon! Para algunos, son mascotas. Pero otros los usan para pelear. En cuanto a mí... Estudio los estudio como profesión.

Bueno, antes de nada, decidme ¿cómo os llamáis? Fir dejó un poco de tiempo para que pudieran contestar.

Supongo que venís para que os haga entrega de vuestro primer pokémon! ¡Enhorabuena! Tu propia leyenda Pokémon está a punto de comenzar!

¡Te espera un mundo de sueños y aventuras con ellos! ¡Adelante, elegid al que queráis! Ariadne, tú elegirás primero porque has sido la primera en llegar, luego irás tú, Night:

Fuego	Fantasma / Veneno	Dragón / Tierra
Normal / Volador	Normal / Volador	Normal / Volador

Buenos días profesor, me alegro de conocerle, mi nombre es Larson Night, soy un colega de investigación Pokémon como usted, aunque obviamente con bastante menos años de experiencia. Estoy aquí por, motivos personales, y espero que mi nuevo compañero Pokémon me ayude en mi búsqueda.

Larson observó con respeto al profesor Fir, le recordaba a uno de sus profesores del postgrado de etología de Pokémon Fantasma, Psíquicos y Siniestro. Le entusiasmaba conocer a gente con sus mismas inquietudes y con la que fuese capaz de entablar largas conversaciones sobre los Pokémon, pero no tenía tiempo de eso ahora.

Mientras pensaba todo esto, observó a la chica que había llegado antes que él, muy joven, parecía algo tímida y asustadiza, pero algo en su aspecto le decía que era más fuerte de lo que parecía. Esperó a que la muchacha eligiese, él ya tenía clara su elección, estaba especializado en Pokémon Fantasma y Psíquicos, en particular conocía bastante bien a Gastly. Si la muchacha coincidía con él, tampoco era problema, que estuviese especializado en ese tipo de Pokémon concreto no significaba que desconociese los otros tipos.

Ariadne quedó paralizada a las puertas del laboratorio a lo largo de varios minutos, que para ella bien podrían haber sido una eternidad. Cual estatua que alguien había extraviado en mitad de la vía pública, la pelivioleta observó la impresionante fachada de la institución. Eventualmente un vehículo que pasaba por allí tocó el claxon por motivos ajenos a la joven, un estridente sonido que por muy ajeno a ella que fuera, le produjo un cómico sobresalto acompañado de un pequeño bote y un gritillo ahogado. 

Suspiró pesadamente, avergonzada por el ridículo que cualquier peatón en las cercanías habría sido capaz de observar. Al menos se había librado de ese estado de ponzoñoso ensimismamiento desencadenado por el pánico.

Haciendo gala de una visible precaución completamente innecesaria, con sus ojos danzando frenéticamente de aquí a allá y las manos tensas como cepos sobre los tirantes de su mochila, Ari se internó en el laboratorio.

Afortunadamente no le costó en demasía encontrar al profesor Fir. No obstante, la actitud tan jovial como vivaz del caballero —a pesar de su comprensible modorra— era demasiado para la fémina, que apenas lograba quedarse quieta en el sitio y mantener la extraña sonrisa tan forzada que surcaba sus labios a la par que prestaba atención al hombre. 

Cuando el profesor preguntó por su nombre y el del otro presente, al cual Ari no conocía pero se sentía intimidada por su aspecto, la adolescente tragó saliva y se aclaró sonoramente la garganta:

—M-Me llamo A-Ariadne Skelter... 

Fir continuó su monólogo, revelándoles, para sorpresa de la pelivioleta, que podían elegir. A esto, la chica enarboló una expresión de sorpresa y un diminuto "¿eh?" se escapó de su boca. No solo eso, si no que sería la primera en seleccionar. 

La muchacha se mordió el labio inferior.

—¿Y-Yo...? —primero miró al profesor y luego a Larson, indecisa—. Está b-bien.

Se aproximó a las pokéballs. Adelantó su diestra un poco, con intención de agarrar alguna de las tres, aunque no sabía cuál. Había un Cyndaquil, un Gastly y un Gible. No quería tomarse todo el día ya que otros aguardaban la llegada de su turno, pero las neuronas de la futura entrenadora pokémon funcionaban a máxima capacidad tratando de llegar a la conclusión más adecuada. «Me encanta Cyndaquil, pero cuando se cabrean escupen fuego y... eso es peligroso, no sé si podría ocuparme de un pokémon así... Gastly es adorable pero esos pokémons tienden a ser unos bromistas y les gusta dar lametazos a todo, ¿y si me meto en problemas por ello, o me deja el pelo empapado de saliva? Agh... ¿y Gible? Hmm... no estoy segura de cuál es, creo que he visto alguno por la tienda... ¿son esos pequeñitos con la boca grande y una aleta en la cabeza? Sí, creo que eran de esos... esa bocaza me asusta, pero también son monos y menudos, me parece el más inofensivo de los tres, no escupen fuego ni atraviesan paredes...», meditó con una gota de sudor surcándole la frente. Su prioridad principal residía en que su nuevo compañero resultara lo menos amenazador posible; una pena que Ariadne no supiera en qué evolucionaba Gible...

—E-Entonces... me llevo a-a Gible —indicó, agarrando la pokéball—. Siento la e-espera...

Así pues, esfera en la mano, retornó a su posición original. 

Larson se sonrió ante la timidez de la joven. Se veía asustada e intimidada, probablemente era la primera vez que salía al mundo sola por así decir, era lógico que la situación la intimidase un poco.

La primera vez que Larson inició sus pasos como entrenador, tenía una actitud muy diferente, con la edad de esa chica, él era todo lo contrario a una persona tímida. De hecho, tenía una idea sobredimensionada de sí mismo, a Larson me hacía gracia recordarlo, lamentablemente, sus habilidades de entrenador no estaban a la altura ni de lejos de lo que eran en la imaginación de aquel adolescente. A base de palos, acabó dándose cuenta de ello y finalmente, enfocó su vida más al estudio de los Pokémon que al entrenamiento.

La chica había escogido a Gible, era muy buena elección, sabía que esa chica ocultaba algo, Gible podía parecer no ser gran cosa ahora, pero era un Pokémon ciertamente poderoso cuando evolucionase. Al menos, la elección de la adolescente le había dejado a Larson vía libre para escoger a Gastly. Sabía perfectamente cómo tratarlo y educarlo correctamente, los Gastly no eran Pokémon muy recomendables para principiantes, resultaban difíciles de "domesticar", los Pokémon tipo fantasma tenían una naturaleza complicada, había que entenderlos muy bien para conectar con ellos, o jamás te harían caso, en la mejor de las situaciones, te ignorarán y solo te ayudarán si les apetece y por pura pena, en la peor, podrían llegar a atacarte, y Larson sabía que un ataque de un Pokémon Fantasma a un humano era ciertamente peligroso para el humano. Siempre advertía de esto a los visitantes de la torre Pokémon, la gente suele sentirse atraída por el misterio que suponen este tipo de Pokémon, pero para eso estaba él, para cuidar tanto de los Pokémon, como de los visitantes.

Buena elección Ariadne, muy buena elección. En ese caso, yo escogeré a Gastly.

Larson estiró el brazo hacia la pokeball y la tomó consigo. Ahora le quedaba un arduo proceso de adaptación con Gastly. Esperaba que la cosa fuese bien, por más conocimientos que tuviese, Larson sabía que eso no garantizaba que la relación con su nuevo compañero fuese a buen puerto.

En la puerta observó que otro joven se acercaba al laboratorio, de repente Larson se sentía más viejo que una playa.

Wilhelm había corrido por la ciudad a todo lo que daba. El clima era fresco, por lo que no acusaba el cansancio tan fácilmente. Cuando vió el laboratorio aceleró el paso aun más  —¡Aguarden, déjenme alguno! —gritó desde la entrada.

Al entrar, se relajó y se dio cuenta de lo cansado que estaba. Nunca había tenido una resistencia alta como sus amigos. Intentó hurgar en su mochila por costumbre, pero al estirar la mano hacia atrás entendió que no había que buscar y se detuvo. Dió un repaso a la sala y por su mente cruzó la idea de que ese sitio estaba en paz hasta que el llegó a violentarlo con sus gritos.

— Lo siento - yo... Pensé que... Lo siento — apenas se entendía la disculpa entre jadeos, pero la medía reverencia ayudó a dejarlo claro. 

Una vez que recuperó el aire, se puso donde pensó que estaba fila, junto a la chica, para al instante darse cuenta que ella tenía una pokeball en la mano ya. Se le había adelantado.

Como no había mas nadie en la fila se dispuso a avanzar, estaba nervioso. A pesar de todo. La emoción no lo había dejado dormir bien el día anterior y el tiempo parecía transcurrir más lento de lo habitual para el.

— Me llamo Wilhelm Torrealta —se presentó mientras se ponía a la par de Larson y el profesor para examinar las pokeballs. Estuvo a punto de pedirle alguna sugerencia a Larson en voz baja. Pensando que al ser joven, a pesar de ser un investigador debería poder acertar. Al final se contuvo y miró las pokeballs.

Todas las opciones le parecían interesantes. Descartó a Cyndaquil, soñaba con volar a lomos de su pokémon algún día. Los que quedaban eran claramente voladores...
— Necesito un poco de tiempo, es complicado ¡Son tan geniales todos! — intentó disculparse, en su mente había transcurrido más de 15 minutos cuando la verdad hace poco acababa de pasar la puerta. 

Se había fijado en Starly, pero al final reconoció a Rookidee y estiró la mano hacia este

— ¡Gracias! —hizo una inclinación de cabeza al Profesor y al que pensaba era su asistente antes de preguntar mirando la pokeball — ¿Puedo? 

La joven sostuvo la pokéball con ambas manos y la acercó a su pecho, insegura. Larson le aseguró que había elegido bien, causándole a la chiquilla un discreto escalofrío. Sería razonable asumir que lo había dicho en serio, pero la insegura Ariadne no pudo evitar preguntarse si había sido un comentario malintencionado o llevado a cabo con mofa. 

—Gracias... —respondió, apenas un murmullo, sin la valentía suficiente para mirar al individuo.

Muy distintos a su quedo agradecimiento fueron los clamores del recién llegado, que parecía temer quedarse sin un pokémon que recibir. Similar a un animal asustado, Ari se alejó unos pasos del que se presentó como Wilhelm Torrealta, visiblemente azarada. 

Se encontraba en un ambiente que no le era familiar rodeada de desconocidos que no paraban de llegar uno tras otro; no le faltaban ganas de poner pies en polvorosa. Sin embargo, a pesar de haber obtenido ya su pokémon, quizás el profesor todavía tenía que decirles algo importante. Además, es de bien nacido el ser agradecido y ella todavía no le había dado las gracias por el Gible. 

Aún así, mejor esperar a que no estuviera tan ocupado y sobretodo rodeado de otras personas.

¿Me preguntas a mí? -preguntó Larson mirando al joven que acaba de entrar- éste sí que le recordaba a sí mismo cuándo empezó como entrenador.

No trabajo con el profesor, somos colegas investigadores, pero obviamente él tiene más experiencia que yo, ¡Qué más quisiera yo tener la mitad de conocimientos! -No podía evitar Larson sentir una pizca de orgullo al comprobar que el chico lo había puesto, aunque fuese equivocadamente, a la misma altura que el profesor, eso le hizo sonreír amablemente.

Es el profesor el que debe darte permiso. Eso me recuerda profesor que he sido un maleducado, muchas gracias por Gastly, trataré de cuidar de él lo mejor que sepa.

Hablar de cuidar de Gastly le hizo tener un flashazo de un recuerdo en Shakonya, no era la primera vez que estaba en esta ciudad.

De acuerdo profesor, ¿Hay algo más que nos puedas contar para ayudarnos con nuestros nuevos compañeros?

​​​

— Oh, disculpa ...  — se rascó la cabeza. Recién se fijo en la pokeball que llevaba el joven investigador. Era otro entrenador, y si cabe aún más viejo que él. Al comienzo le dió un poco de vergüenza tener su primer pokémon unos años más tarde. Pero aquél joven sí debía tener una buena razón para buscarlo justo ahora.

Wilhelm se fijó en la chica, cuando creyó oírla. Ella si era de más o menos su edad. Que dos personas hubieran decidido esperar al igual que el lo reconfortaba. No había sido una mala decisión del todo.

Por un momento estuvo apunto de pedirle sus nombres ambos. Pero, no quería ser más irrespetuoso interrumpiendo lo que el profesor tenía que decir. Seguro era algún consejo importante. 

¡Muy buena elección! 

Perfecto, pues mira. Toma esto. Le dijo entregándole un par de pokéballs. Si pulsas este botón, el pokémon que has conseguido se quedará dentro dormido hasta que le llames para ayudarte. Ya sea para que te ayude a hacer alguna tarea, o para que luche en un combate. Dijo con una sonrisa. La segunda pokéball es para que vayas a capturar más pokémon. Por ejemplo en la zona safari podrás encontrar muchos pokémon, pero ten en cuenta que entrar cuesta algo de dinero, hay otras cuantas zonas en la ciudad más baratas para buscarlos. Yo no os diré cuáles, solo tendréis que investigar o preguntar por la ciudad.

Para ganar dinero tendrás que luchar en combates contra otros entrenadores o cumplir las misiones que los Shakonyenses te soliciten. ¡Puede ser muy divertido tanto luchar como investigar! ¡Y más si encima recibes algo de dinero por ello!

Y por último, antes de que se me olvide; dijo sacando un aparato bastante extraño, esto es un Movil-Dex, dentro está mi contacto por si quieres llamarme para cualquier cosa, también si tienes más de seis pokémon, se te almacenarán ahí y sobre todo te servirá de mapa de Shakonya y de guía pokémon para conocer todas las especies que hay en este lugar.

¿Alguna duda?

El laboratorio del profesor es un laboratorio Pokémon localizado en Shakonya dirigido por el profesor Fir. Dentro de sus funciones como laboratorio se encuentran la de investigar a los Pokémon, desentrañar sus misterios y estudiar sus características y comportamiento en su entorno natural. Otro trabajo importante es el de cuidar y conseguir los Pokémon inciales que se entregarán a los entrenadores que empiezan su andadura pokémon.

El laboratorio tiene muchos sectores diferentes para ayudar a los Pokémon en su desarrollo. Hay zonas de hierba, tierra y lagos para alojar a los diferentes tipos de Pokémon. El laboratorio cuenta con tecnología para mantener a los Pokémon sanos y realizar investigaciones científicas en la región.

Buenos días. Dijo un joven y atractivo muchacho. El chaval no aparentaba más de 20 años y parecía algo nervioso. ¡Bienvenidos al laboratorio del Pr. Fir! Ahora mismo está reunido con tras futuros entrenadores, pero en cuanto salgan os haré pasar. Comentó a las chicas. Podéis esperar en el jardín o en esas sillas de aquí.

¡Hoy es un gran día y se esperan gran cantidad de entrenadores y entrenadoras! Comentó entre alegre y nervioso.

El profesor Fir continuó su valioso tutorial además de hacerles a los allí presentes un par de obsequios extra: una pokéball vacía, lista para capturar a cualquier pokémon salvaje, así como un curioso aparato llamado "Móvil-Dex", una mezcla entre teléfono móvil y pokédex.

Ariadne quedó con las manos alzadas a la altura del pecho, sosteniendo como buenamente podían esos cachibaches, entre los que se encontraba la esfera que contenía a su nuevo compañero. Asintió varias veces con la mirada fija sobre el profesor, afirmando que se había enterado de la película. Introdujo a duras penas la chistosamente llamada móvil-dex en su bolsillo izquierdo, entonces apretó tentativamente el botón central de una de las pokéballs, tal y como el profesor había indicado. Para la fascinación de la pelivioleta, la bola se encogió. 

—Oh...

Con ambas pokéballs empequeñecidas, Ari trató de ponerlas en los huecos magnetizados de su cinturón, a ver si quedaban aseguradas ahí, tal y como su padre le había dicho. Efectivamente, ambas esferas quedaron cómodamente unidas a los pequeños implementos.

—P-Profesor Fir, muchas g-gracias por todo... —expresó genuinamente, a pesar de su acallado tono—. Discúlpenme, p-pero tengo que irme, e-espero que tengan un b-buen día.

Marchó a buen paso, buscando poder recuperar el aliento con tranquilidad a solas.

Martha sale de la estación, en dirección al laboratorio, que estaba justo al lado según el plano que llevaba encima. Se quedó asombrada por el tamaño del edificio. No era más grande que un estadio de Galar, pero era más grande que un laboratorio pokemon medio.

¡Vaya, es enorme! ¿Cuántos Machamps habrán hecho falta para levantarlo?

Las dos chicas del pelo rosa llegaron antes que ella. Sí que parecían hermanas, una menor que la otra, pero no mucho menor. Un joven con pinta de científico (bastante atractivo) les recibió. Se presenta como un ayudante del profesor Fir, el profesor pokemon de la ciudad. Al parecer, Fir sería el que les entregaría su pokemon inicial. Al darles a elegir dónde esperar, Martha decide esperar en los jardines. Había pasado gran parte del viaje sentada. Quería estirar las piernas un poco. 

¿Qué pokemon me dará a elegir? Espero que sean pokemon molones.

Se imaginó a un zigzagoon, pero claro, esto no era Galar, por lo tanto, no sería la forma regional de Galar la que le ofrecerían aquí. Mientras paseaba por los jardines, tirando de su equipaje, se empieza a imaginar qué otros pokemon podría escoger.

Vanessa oculto sus nervios al escuchar a su hermana preguntar el motivo de su prisa por salir de ahí, pero se sintió aliviada al ver que mordió el anzuelo de recibir su primer pokemon, lo siento Haren, no se si me recuerdes o no, pero no quiero que mi hermanita sepa mas de lo que ya sabe de los errores que cometí tengo que buscar una oportunidad para hablar con el a solas, o al menos darle un mensaje.

La sonriente chica se dejo llevar sin resistencia alguna, le alegraba ver a su pequeña hermana tan emocionada, y por suerte para ellas el laboratorio, estaba cerca de la estación Magnetotren.

Llegaron a un bello edificio con un agradable jardín, adentro encontraron a un atractivo chico con aspecto de científico, no tardo en llegar una chica mas, su cabello era blanquecino y sus ojos grisáceos, parecía mas joven que su hermana, era bastante contrastante la apariencia de su dulce rostro con su tipo de atuendo y expresión corporal.

En ese momento el chico, de quien se puede asumir es un asistente del laboratorio, informo a las tres que el Profesor Fir, tardaría un poco en atenderlas y les insto a esperar.

Gracias, yo esperare en los jardines, respondió con voz dulce la chica de las dos trenzas, quisiera conocer mas a la pequeña aspirante, eh, ella hizo una pequeña pausa y con una sonrisa picara prosiguió, ¿como puedo referirme a usted gentil caballero?

Bueno, me retiro al hermoso jardín, luego miro hacia Selena, ¿también vienes? o prefieres quedarte con el apuesto asistente, esto ultimo se lo susurro a su hermana, en cualquier caso lo único que quería en ese momento era evitar la posibilidad de que se retomara la idea del porqué el interés en salir de la estación.

Se acerco a la entrenadora de ruda apariencia, me llamo Vanessa y mi hermana es Selena, ¿como puedo llamarte?

Las dos hermanas siguieron las indicaciones que una amable persona les dio y llegaron a un bello lugar con muchas zonas diferentes, fueron recibidas por un chico guapo que parecía nervioso, se unió a ellas una chica de cabellos blancos y ojos grises, Selena pensó lo mas seguro es que también venga por un pokemon, el chico que párese ser el ayudante del profesor les comento que el Pr. Fir estaba ocupado, después de eso Vanesa decidió ir al jardín no sin antes preguntarle a su hermanita si la acompañaba mientras se acercaba a susurrarle algo que hizo que sus mejillas tomaran un leve tono rojo Te acompaño al jardín Selena pensó en el jardín podre preguntarle que es lo que paso en la estación.

Pero antes de que la chica de rayos azules pudiera preguntar, su hermana se acerco a la chica de ruda apariencia para platicar hola, disculpa a mi hermana si te interrumpió ella es un poco impulsiva.

Larson observó cuidadosamente los objetos que el profesor había depositado en sus manos. Guardó en su mochila la pokeball extra junto a la que tenía de Gastly y examinó detalladamente el móvil-dex. Le parecía un dispositivo bastante útil. Larson siempre ha sido una persona tecnófila, tenía todo tipo de gadgets electrónicos, pero nunca había visto un móvil-dex.

Muchísimas gracias profesor, por la amabilidad y los consejos extra. Creo que este dispositivo nos va a resultar bastante útil.

Observó a sus dos jóvenes compañeros, la chica de pelo violeta sostenía en sus manos el móvil-dex con curiosidad y sorpresa, alcanzó a escuchar su agradecimiento al profesor como un leve susurro. Un pensamiento cruzó su mente, sacándole del entrañable momento con sus dos jóvenes compañeros y el profesor. Por un momento, la inocencia y amabilidad del momento le había hecho olvidarse del motivo por el que estaba allí.

Repentinamente, una terrible sospecha volvió a surgir en su mente. Acaso podría ser... El pensamiento desapareció tan repentinamente como llegó. No debía perderse en suposiciones absurdas e infundadas, la misiva le había llegado de aquí, y en esta ciudad solo conocía a dos personas, y de ellas, solo confiaba en una. Su primera parada por tanto estaba clara, su semblante se volvió sombrío.

 Yo también debo despedirme, muchas gracias de nuevo por todo profesor-miró al joven entusiasta que entró después de la muchacha que se acababa de marchar precipiprecipitadamente-mucha suerte compañero, ser entrenador no es tarea fácil. Nos vemos.

Echó un último vistazo al laboratorio, habían llegado nuevas personas, pero no tenía tiempo de ser educado, salió aprisa del edificio en dirección a su primer destino.

—¡Mí propio Movil-Dex! —Wilhelm lo sostuvo en sus manos un momento antes de guardárselo en el bolsillo. Esa era la marca de un entrenador pokemon —¡Gracias, gracias, gracias!

Guardo ambas pokeballs miniaturizadas en los bolsillos, y toqueteo un poco el Movil-Dex hasta que la despedida de Larson lo devolvió al mundo.

Miró que Ariadne estaba saliendo y en voz alta se despidió —¡Hasta luego...! —No supo como llamarla, no le había dicho su nombre.

Y luego giró a despedir a Larson  —¡Hasta luego Sempai! Espero verte pronto, practicaré y tendremos un combate asombroso, ¡haz que ese Gastly se vuelva muy fuerte!

Al comienzo del día la idea de tener un pokemon lo emocionaba, la semana pasada era la idea de salir a explorar pero ahora que era oficialmente un entrenador la idea de vivir aventuras a lo largo y ancho del mundo lo maravillaba. Conocería mucha gente genial, y visitaría lugares asombrosos. Sin duda, cumpliría la promesa que le hizo a su abuelo, mientras buscaba su lugar en el mundo.

Cuando estuvo listo para irse, se dio cuenta de que en sus bolsillos no entraría más nada. Estaban llenos con las pokeballs, el Movil-Dex y el dinero. El cinturón magnéticoo le pareció algo asombrosamente útil, y estaba decidido que necesitaba uno. También necesitaba una mochila. De preferencia muy espaciosa y ya no pudo preguntarle a los chicos donde compraron sus respectivos artículos.

Buscaría en el mercado, y luego en la boutique si hacía falta. El día apenas acababa de empezar.

—¡Hasta pronto profesor, gracias de nuevo! —se despidió mientras observaba a más y más gente llegar al laboratorio. Nada más salir, lo primero que hizo fué sacar a Rookidee

—Estar encerrado todo el día no debe ser agradable, ¿Cierto? Me llamo Wilhelm, y a partir de hoy vamos a ser mejores amigos 

¡Ya podéis pasar! Dijo el ayudante a las chicas que estaban esperando en el jardín.

¡Buenos días! Dijo el profesor Fir mientras se frotaba un poco los ojos. Aquel hombre parecía acabar de levantarse pues todavía era muy temprano. Aún así, parecía que ya lo tenía todo listo para la visita de aquellos dos chavales. 

¡Bienvenidos a esta nueva ventura en Shakonya, la primera ciudad a la que han entregado el título de Región! ¡Me llamo Hiroshi Fier! ¡Pero la gente me llama el PROFESOR POKÉMON!

¡Ya sabéis que este mundo está habitado por unas criaturas llamadas Pokémon! Para algunos, son mascotas. Pero otros los usan para pelear. En cuanto a mí... Estudio los estudio como profesión.

Bueno, antes de nada, decidme ¿cómo os llamáis? Fir dejó un poco de tiempo para que pudieran contestar.

Supongo que venís para que os haga entrega de vuestro primer pokémon! ¡Enhorabuena! Tu propia leyenda Pokémon está a punto de comenzar!

¡Te espera un mundo de sueños y aventuras con ellos! ¡Adelante, elegid al que queráis! Estos son los que tengo ahora mismo disponibles.

Fuego	Normal / Siniestro	Normal
Fantasma	Normal / Volador	Normal / Volador
Fuego	Agua	Eléctrico
Fuego / Fantasma