Partida Rol por web

Jack Anderson llegó a su lujoso y solitario hogar. El único que allí estaba era su jardinero, quien andaba podando las plantas de la terraza. Podía hablar con él si así lo deseaba, pero el tiempo corría en contra de Jack si no quería que la policía lo buscara por desacato.

Jack Anderson actuó con rapidez, escondiendo la mochila debajo de su cama, y tomando una ducha rápida antes de finalmente salir en dirección hacia... el puesto de helados más cercano... al parecer la parada para tomar un helado para animarse era una parada obligatoria para este hombre.

Sin contar esto, no parecía que hizo nada más en la casa, más allá de tomar las moneditas en bolsas para poder pagar el helado. A fin de cuentas, no le iba a lanzar billetes a la cara al heladero que lo atendiera, eso sería muy poco profesional por su parte. El cambio era demasiado grande.

Al llegar nuevamente al apartamento, Jack pudo observar como Juan Martinez estaba por abandonar el lugar. - Ay ¡bienvenido! - dijo con un marcado acento mexicano. - Estaba ya por irme señor. Le dejé las plantas bien relucientes. - si no necesitaba nada más de su jardinero, dejarlo ir era una buena idea si Jack Anderson quería hacer otras cosas, ya fuera en su propio hogar o fuera.

Una vez de vuelta en el Apartamento de Jack Anderson, este se sobresaltó por la presencia de Juan Martinez, cada vez que lo veía era como mirarse a sí mismo en un espejo... uno con cinco tonos más de bronceado y quince quilos de menos, pero sin contar eso, tenía el mismo peinado, y eso era lo importante.

-¡Joder!. -Exclamó el muchacho al verlo- Es como verte en un espejo de Hacendado...

Por un momento se quedó absorto mirando el cabello del muchacho, pero volvio a recuperar sus sentidos centrándose nuevamente en lo que de verdad era importante: El mismo. Por lo que tosiendo en su mano simplemente se deshizo del jardinero de una buena vez.

-Buen trabajo. O como dirían los tuyos: "Bon Travail".

Órale, a por unos buenos tacos ganados con el sudor de mi linda frente. - decía realmente contento después de que su señor le dijera buen trabajo en un idioma que no entendió pero que sonaba muy similar al español.

Una vez cerró la puerta, Jack se quedó allí solo con sus pensamientos.

-Au revoir. -Se despidió del panchito.

Al parecer "Órale" y "Au Revoir" venían a ser lo mismo en el idioma de Jack Anderson, a pesar de todo, el sentimiento venía a ser el mismo, ambos se despidieron y el bueno de Jack Anderson se quedó en casa dispuesto a continuar con sus quehaceres, tales como... simplemente relajarse en casa, ponerse una película y mandarle un mensaje a su novia.

Habiendo recibido aquellos mensajes por parte de su novia, Jack Anderson se volvió a cambiar de ropa, tomó su mochila de debajo de la cama y se dispuso a ir a ver el festival, recogiendo ya de paso a su pareja a fin de cuentas le habían dado 50 minutos y eso era la mitad del tiempo que el creía que tenía.

Allí llegó Jack Anderson, solo con sus pensamientos, observando lo bien que había dejado su jardinero las plantas. Para lo barato que le salía, trabajaba muy bien.

Una vez hecho aquello, el muchacho escondió para después una de los trajes de Ghostface que llevaba en su armario, a fin de cuentas un traje debería estar ahí. Por otro lado, se preparó para hacer un último viaje esta noche, en esta ocasión a la casa de Scott "Negro" "Ni idea del apellido".

Tanto Jack como Nichole llegaron sin complicaciones al apartamento de este. Allí les esperaba Juan, el jardinero, que continuaba con sus labores del día. - Uy mi señor. - comentó alegre tras ver la llegada de ambos. - Qué damisela tan imponente ¿es su pareja? - hizo una leve reverencia. - Que agraciado me siento de haber contemplado una belleza como la suya, señorita.

No les sirvió nada ya que, después de todo, era jardinero y no el servicio persé.

En efecto, cuando Jack Anderson y Nichole Bloomer llegaron a su casa, estos se encontraron con el jardinero, un muchacho jovial con un perfecto pelazo, probablemente una burda copia del pelazo de verdad de Jack Anderson, pero eso era algo que lo había convertido en su perfecto jardinero.

-Sí, esta es Nichole. -Dijo presentandola a su jardinero- Este es Juan, mi jardinero. ¿Has visto como tiene el pelo?. Tiene buen gusto mi Juan, rechazando su pelo negro de mexicano y optando por un color claramente superior, ario incluso. Como dirían allá en México, en sudamérica: "Es un buen hombre".

Tras decir aquello, este se acordó de algo, siendo uno de los pocos momentos en donde Nichole Bloomer podía ver que su novio usaba su cabeza para algo que no fuera simplemente para pasear su cabello dorado de un lado a otro por el mundo.

-Si te sigues esforzando así, seguro que puedes conseguir a una novia casi tan guapa como la mía. -Dijo entregándole una generosa propina al jardinero- Tengo un encargo en un "Parque de Caravanas" hoy a las... 23:00, mi reloj no llega a tantos números, así que te encargo a recoger el paquete, porque además "Parque de Caravanas" suena como algo que los pobres sabréis dónde está. ¿Podrías ir por mi?. -Otro billete asomó por la cartera, del mismo valor, pero en esta ocasión no salió de allí, sino como mero incentivo.

A Nichole no le gustó nada el pelo del jardinero. Aquel rubio no le pegaba nada a su tez oscura. Pero procuró no hacer ningún comentario que pudiera molestarle, optando por sonreír ante su cumplido. 

— Encantada, Juan. — Le saludó y su mirada empezó a recorrer el lugar con cierta curiosidad. Era la primera vez que iba al apartamento de Jack y estaba intrigada por saber cómo vivía su novio. 

Al ver como Jack Anderson le ofrecía dinero a su jardinero para ir en su lugar al parque de caravanas, se volvió a mirarles de nuevo.

— Menos mal que has decidido no ir a ese sitio. — Sus labios formaron una suave mueca. Se acercó a él y posó las manos sobre sus hombros, mientras enterraba sus pupilas en las gafas de sol, buscando su mirada a través de los cristales oscuros. — ¿Qué clase de encargo puede tener alguien como tú en un sitio como ese? Cielito, esos sitios no son buenos, ten cuidado con quién haces tratos... — Le pidió, formando un pequeño mohín con los labios.

Dejó sus tijeras de podar en su sitio y corrió a coger el billete. - Parque de caravanas, claro señor. - lo olió y lo guardó en su cartera. - Como dicen en mi país, señorita. - dijo ahora dirigiéndose hacia Nichole, viendo que andaba ciertamente preocupada. - "No le tenga miedo al chile aunque lo vea colorado."

Señor. - le hizo una leve reverencia. - Marcho ya a mi hogar para estar aseado. Aunque sea dentro de bastante, no quiero recoger un paquete oliendo a sudor y con el mono de trabajo. - y con esas palabras y un par de exageradas reverencias más, decidió tomarse el resto del día libre hasta que fuera a recoger el paquete.

Dejando de lado a Juan; Jack Anderson se movió hacia el piso superior de su Apartamento, en concreto a su habitación, la cual estaba decorada con innumerables fotos de él mismo, aunque todas ellas habían sido tomadas desde una altitud ligeramente más elevada de lo usual, centradas todas ellas en su cabello.

-Ni idea de quien era, -comentó Jack Anderson encogiéndose de hombros mientras se sentaba en la cama- alguien me llamó y apenas lo lograba entender, era como si hablara con un robot debajo del agua, o algo así... Me dijo que tenía una paquete para mí de materiales para el cuidado del cabello y que tenía que ir allí a recogerlos. ¡Si quieres te puedo prestar algunos cuando Juan me los traiga!.

Tras decir esto, el hombre saca de debajo de su cama, lo que parecía ser un traje del villano de la serie "Puñalada", en efecto, al parecer este tenía otro traje de "Ghostface" por ahí. ¿Acaso Jack Anderson era capaz de multiplicar los trajes al igual que Jesucristo era capaz de multiplicar los panes, los peces y los homosexuales cristianos que miraban sus abdomianles con cierta lujuria?. Probablemente no.

-También me dijo que el paquete de la azotea era para ti. -Comentó mientras indicaba aquel traje- Lo abrí porque pensé que quizás fuera un Pony en miniatura y se podría morir por no respirar.... pero era un disfraz. -Comentó con cierta tristeza por la falta de Pony en miniatura- No entiendo porque ibas a llevar este traje. ¡Si te tapa tus hermosos cabellos rojizos!. A no ser que haya más drones, entonces sí que es bueno tapar el pelo...

En esa pausa, Jack Anderson se percató del GRAN ERROR que había cometido.

-Por favor, no digas que lo he abierto por ti, porque abrir paquetes de otros es delito... y no quiero ir a la cárcel, ahí hay poca opción de champús para el cabello.

El movil de Jack Andersón sonó, haciendo que este se distrajera un poco para leer el mensaje, para luego poner "Speech to Text" y este simplemente hablar como si nada, al parecer no tenía nada que ocultar a Nichole Bloomer, o al menos no se molestaba en ocultarle esta información.

¡Pues vente a mi casa!. ¡Por mi "Bro" lo que sea!. Estoy con Nichole, así que podemos hacer una pijamada. ¡Traete un saco de dormir!. Aunque tengo camas más que de sobra... ¡Pero podemos acampar en el salón!.

Sí, envíalo. Envíalo. Envíalo...

Luego de que el automaticamente diera a enviar. Este se giró hacia Nichole.

-Es Steve, al parecer se ha ido de casa... No entiendo cuál es el problema, deberían tener más casas... pero bueno, le he invitado a venir. ¡Creo que tengo malvaviscos en el armario!. ¡Podemos cocinarlos en la chimenea del salón!. ¡Será una acampada genial!.

Nichole apenas se dignó a mirar al jardinero cuando éste se despidió. Su atención estaba completamente en su novio. Al entrar en su dormitorio caminó hasta el centro y se quedó quieta, mientras su mirada recorría la infinidad de fotografías que había de él mismo. 

Al escucharle se volvió para mirarle, bajando la mirada hasta detenerla en el traje que le estaba enseñando. Sus pupilas se dilataron ligeramente y sus labios se apretaron en una fina línea. 

— ¿Dejaron eso para mi...? — Preguntó, queriendo confirmar la información que acababa de darle, por si había escuchado mal y se había imaginado algo que no era. — No... No entiendo por qué me han dejado esto... ¿Sólo estaba el traje? ¿No... No había nada más...? — Le preguntó y se acercó a él. Su rostro había palidecido y sus ojos se habían ensombrecido por el miedo que sentía. 

Se arrodilló en el suelo, sentándose sobre sus propios pies y alargó las manos para tocar la tela. 

— No te preocupes, no diré que abriste mi paquete. — Suspiró y sacudió ligeramente la cabeza, dejando que su larga melena cayera por su espalda como una cascada de fuego. 

— ¿Steve...? — Preguntó extrañada, clavando su mirada nuevamente en la de Jack. — Sí, sé lo de su padre. Anoche durmió en mi casa. Pensaba que estabais peleados... — 

Jack Anderson resopló de alivio cuando Nichole Bloomer le dijo que no iba a revelar que él había abierto un paquete de ella, claramente eso iba a ser un delito de nivel federal y ahí había mucha gente a la que tirar dinero en la cara para taparlo todo, no era como cuando robaba algo de una tienda y luego volvía para lanzarle dinero más que de sobra al tendero... Lo cual podría ser considerado como robar, o un pago brusco muy genoroso con tardanza de un par de segundos de salir por las puertas y hacer sonar las posibles alarmas.

-¿Por que iba a estar peleado?. -Inquirió completamente desconcertado- ¡Si es mi amigo!. Los amigos no se pelean, además, si él estuviera enfadado conmigo me lo habría dicho... En cambio de eso, me ha invitado a tener una cama en su casa por siempre. ¡Mira!.

Jack Anderson le mostró la conversación que este había mantenido con Steve en todo momento.

De: Seteve Evans

Siento lo de tu tía Liz. Avísame si llegas a necesitar algo. 

A: Seteve Evans

Gracias bro. Puedes echarle café a Daphne una vez que esta se limpie el pelo. Eso me haría sentir mejor.

 

A:  Steve Evans

De: Steve Evans

Es tu nuevo fetiche? Hombres desnudos y caras de locos? 

A:  Steve Evans

No. Aunque me gusta que pienses en mi para preocuparte por mis fetiches.

Eres un gran amigo. ¿Quieres salir hoy y quedar en algún sitio?.

De: Steve Evans

Me temo que no podré, ya que decidí cederte mi habitación en la casa para que estés más cómodo, ahora debo resolver el tema de donde me quedaré. 

A:  Steve Evans

¡Pues vente a mi casa!. ¡Por mi Bro lo que sea!. Estoy con Nichole, así que podemos hacer una pijamada. ¡Traete un saco de dormir!. Aunque tengo camas más que de sobra... ¡Pero podemos acampar en el salón!.

Sí, envíalo. Envíalo. Envíalo...

De: Steve Anderson

No me atrevería a dañar la velada romántica! Además tal vez salga con una chica a pasear ;)

Mientras mostraba los mensajes, saltó un nuevo mensaje de Steve Evans, este último decía "No me atrevería a dañar la velada romántica! Además tal vez salga con una chica a pasear ;)", algo que tomó por sorpresa a Jack Anderson, pero no por los motivos que uno esperaría.

-¿Esta es una velada romántica?. -Preguntó Jack Anderson apartándose un poquito de Nichole Bloomer, como si le acababan de revelar que en verdad Nichole Bloomer era una asesina en serie o peor aún, dos asesinas en serie.- ¡Pensaba que haríamos una acampada con malvaviscos en el salón!. ¡Una velada romántica sorpresa!. ¿Eso era lo que tenías preparado para mi cuando no te encontré en el hospital?. -La mente de Jack Anderson iba a mil, pero por suerte había un punto en el que este se mantuvo firme- ¡Y yo que estos pelos!. ¡Tengo que ir a prepararme románticamente!. Espera un momento, quédate aquí... -Le dijo mientras este iba al baño de su habitación para echarse laca y fijador.

Y sí, todo esto mientras mantenía pulsado, sin querer, el botón de audio. Por lo que probablemente Steve Evans iba a escuchar todo eso...

Nichole podía decirle a Jack muchos motivos por los que Steve podía estar enfadado con él. No hacía falta irse muy lejos, el día anterior había estado con los dos y había sido testigo de como su ex se dirigía hacia él. Por lo que cuando Jack le ofreció enseñarle los mensajes, se levantó del suelo y se sentó a su lado para poder leerlos.

Sus ojos se abrieron como platos. Sí que parecía que Steve... Pero no, no podía ser... Pestañeó, apartando la mirada del teléfono y miró de nuevo a Jack. 

— Ayer, en la plaza del Ayuntamiento, no parecíais llevaros muy bien... — Le dijo, recordando como Steve había recriminado a su padre que dejara hablar a Jack. Frunció ligeramente el ceño al ver el nombre del remitente del último mensaje, pero prefirió no decir nada, haciendo como que no lo había visto. 

— Me alegro de que sigáis siendo amigos. — Le dijo, esbozando una suave sonrisa. Pero entonces vino el tema de la velada romántica y Nichole se quedó sin saber qué decir y más cuando Jack se puso nervioso y salió del dormitorio para poder arreglarse el pelo.